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Los mitos vascos: Aproximación hermenéutica
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Los mitos vascos: Aproximación hermenéutica

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Veinticinco años después de la publicación de su exitosa obra El matriarcalismo vasco, avalada por el propio J. M. Barandiarán, Andrés Ortiz-Osés vuelve a plantear aquí el tema de los mitos vascos desde la distancia que confiere la experiencia. La metodología es la hermenéutica simbólica y la mitología comparada, aportando una interpretación sistemática de la cosmovisión tradicional vasca de forma inteligible y sin forzarla. En este libro se dan cita los arquetipos fundamentales (la Tierra madre, la diosa Mari...), así como las leyendas (Kixmi, López de Haro...), el Carnaval y la pelota... La obra se cierra con una consideración sobre el Animismo, el paso de la caverna al templo y al museo (Guggenheim), y la mitología actual.
LanguageEspañol
Release dateJan 1, 2007
ISBN9788498304329
Los mitos vascos: Aproximación hermenéutica

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    Book preview

    Los mitos vascos - Andrés Ortiz-Osés

    Presentación general

    No existe ninguna palabra vacía.

    M. HEIDEGGER

    Los mitos vascos configuran un conjunto o mitología, la cual dice mito-logía, es decir, la racionalización (logos) del mito o creencia. En este sentido, hay mitologías antiguas y también modernas, ya que también nosotros tenemos nuestra propia mitología moderna con sus creencias compartidas (como la democracia). El caso es que en cierto modo la cultura del hombre en el mundo es mitológica, ya que se trata de una construcción humana, demasiado humana. Y la realidad humana es una mezcla de objetividad y subjetividad, realismo e idealismo, empirismo e interpretación.

    Ahora bien, suele reservarse el término mitología para las visiones del mundo antiguas, a cuyo ámbito pertenece la propia mitología vasca en su tradición oral. La mitología en sentido estricto se sitúa del lado del subjetivismo, dejando a las ciencias el objetivismo, aunque el uno y el otro sean necesarios. Lo propio de la mitología es la imaginación simbólica y la concepción de un universo mágico, que nuestro mecanicismo contemporáneo ha perdido excepto en ciertos ámbitos de sentido, como el arte, la religión, la filosofía y el amor.

    La mitología vasca es, junto con la lengua vasca (el vascuence o euskara) el monumento cultural más importante de la tradición vasca, que aquí vamos a tomar en serio culturalmente, y no rebajarlo a mero cuento de hadas en su sentido fútil. El lema que preside la mitología vasca, fragmentada y fragmentaria, dice que «todo lo que tiene nombre, es» (izena duen guztia omen da). Se trata de un principio filosófico, que toma en cuenta el lenguaje humano como vehículo de las vivencias, la experiencia y el saber. En el cristianismo la importancia de la Palabra es tal que se diviniza y encarna en el hombre. Por su parte, la Hermenéutica contemporánea concibe el lenguaje como la revelación del Ser. Sin embargo, en el lema de la mitología vasca hay una concepción antigua de carácter mágico, según la cual el nombre contiene la clave secreta de lo real.

    Si el euskara representa la vieja lengua vasca, la mitología representa el viejo lenguaje vasco. Lo curioso del caso es que ambos poseen un fondo pre-indoeuropeo y pre-cristiano, y ello les confiere especial interés cultural. Acaso lo más positivo de la mitología vasca sea el que no pertenezca al grupo de las mitologías patriarcales que tiene un Dios Padre al frente de su panteón, sino que proyecta una Diosa Madre de nombre Mari y que personifica a la madre Tierra.

    Nuestro interés aquí es ofrecer un elenco representativo de la mitología vasca, organizando su sistema abierto y ordenando sus figuras dispersas en una hermenéutica o interpretación simbólica. Dado el carácter sintético y didáctico de nuestra exposición, tratamos de evitar sobreinterpretaciones, así como términos polémicos que remiten al trasfondo matriarcal vasco (en su lugar hablaremos más cautamente de matrial). Para mayor claridad hemos dividido la obra en dos partes: en la primera parte se presentan y estudian los mitos centrales o nucleares de la mitología vasca; en la segunda parte se exponen los alrededores de la mitología: las leyendas adyacentes, los rituales simbólicos y los motivos folklóricos.

    He tenido la suerte de conocer a mitólogos como M.Eliade y R. Panikkar, a simbólogos como G. Durand y J. Hillman, a hermeneutas como H.G.Gadamer y P. Ricoeur. Pero también he tenido ocasión de conocer a tres grandes hombres de la cultura vasca: J.M. Barandiarán, J. Caro Baroja y J. Oteiza, aparte del lingüista K. Michelena. Sin embargo, como es bien sabido, ha sido J.M. Barandiarán el sabio recopilador de las tradiciones mitológicas vascas. Pues bien, quiero transcribir aquí un testimonio suyo que muestra su benevolencia para con nuestros anteriores estudios vascos:

    Los estudios acerca del matriarcalismo vasco, publicados por D. Andrés Ortiz-Osés, me han interesado mucho. Existe en ellos un fondo que la historia y las tradiciones confirman. La labor de dicho señor es realmente de mucha importancia, y algo nuevo en los estudios etnológicos vascos. Su interpretación de uno de los temas más importantes de nuestra mitología tradicional, deberá ser tenida en cuenta por cuantos traten de explicar la vieja estructura de la vida social vasca. [1]

    No se trata de una apología a favor de mí mismo, que espero no necesitar ya a estas alturas de la vida. Se trata de un aval tanto a favor del propio autor como de los lectores de esta obrita, a fin de ofrecernos confianza intelectual para su lectura. Finalmente quiero señalar que este texto encuentra su contexto en la magna obra Euskal Mitologia, realizada con el profesor Luis Garagalza de la Universidad del País Vasco, editada por la Editorial Nerea y publicada por la Kutxa de San Sebastián. Por ello quiero codedicar aquí este libro al propio Luis Garagalza, por su colaboración y amistad. Finalmente mi agradecimiento a nuestro editor Javier Torres Ripa por su profesionalidad y humanidad.

    Andrés Ortiz-Osés

    Universidad de Deusto/Bilbao

    [1] Juicio escrito por J.M. Barandiarán para Ethniker, enviado a través de D. Roberto Aretxaga, 1985; para entonces se habían editado mis libros juveniles El matriarcalismo vasco, Antropología simbólica vasca, El inconsciente colectivo vasco, Símbolos, mitos y arquetipos (con E. Bornemann y F.K. Mayr); más tarde aparecería mi obra ya madura La Diosa Madre, así como la obra hispano-japonesa Investigación de la cultura en el país vasco, Universidad de Kobe, 1999, y la selección de mi obra en alemán Razón y sentido. Aufsätze zur symbolischen Hermeneutik der Kultur, Filos Verlag, Erlangen 2006.

    PRIMERA PARTE.

    Los mitos vascos

    Mito y creencia, animismo y magia: adur e indar

    Las cosas y sus representaciones están ligadas entre sí por una fuerza llamada adur.

    J.M. BARANDIARÁN, Mitología vasca

    Mito

    Toda mitología es mito-logía, o sea, el logos o dicción de un mito o creencia. De este modo, la mitología es una racionalización (logos) de lo irracional (mito, creencia), intento de ordenar nuestras visiones y de articular nuestra experiencia existencial en un sistema organizado. En este sentido, una mitología es un sistema de creencias y vivencias, el cual no existía solamente en la antigüedad sino que existe también a su modo en la actualidad. Pues también entre nosotros coexiste una mitología moderna, una concepción del mundo que se basa en nuestra fe (el cristianismo, por ejemplo), en nuestros supuestos (la democracia, por ejemplo) y en nuestros actuales saberes (la filosofía y las ciencias, por ejemplo).

    Así que una mitología es una visión del mundo, una cosmovisión antigua o moderna, oriental u occidental, explícita o implícita. Hoy tendemos a pensar falsamente, que hemos superado toda mitología, sin darnos cuenta de que «la mitología es aquello que nos creemos tanto que no creemos que lo creemos» (R. Panikkar). Así por ejemplo hoy tenemos fe en nuestra democracia porque es nuestra mitología política. Pues bien, tanto en el caso de una mitología moderna como de una mitología pre-moderna, como es la vasca, se trata de estudiar sus mitos o creencias, sus suposiciones religiosas y sus saberes intuitivos. [2]

    En efecto, toda mitología es un sistema de creencias compartidas y las creencias se basan en vivencias subjetivas que son racionales e irracionales. Los mitos o creencias no son verdades puras sino verdades impuras, las cuales tienen sentido porque son nuestros supuestos y suposiciones básicas existenciales. Las creencias están a la base de la vida humana y sus saberes, ya que creemos saber esto o aquello, creemos entender o amar, creemos que amanecerá y anochecerá, creemos que moriremos. Incluso también creemos en los átomos y los agujeros negros, creemos en la economía de mercado, etc., etc. Sin creencias no podríamos vivir, convivir ni sobrevivir humanamente, ya que el mundo humano se caracteriza por la proyección constante de hipótesis, supuestos y propuestas. Más aún, la propia cultura humana no es sino una construcción humana, demasiado humana, un tinglado montado por nosotros mismos, una ficción más o menos contrastada en la que nos movemos como el pez en el agua: sin darnos cuenta de que la cultura es la pecera o el acuario fabricado por nosotros mismos para protegernos mejor del mar abierto.

    Creencia

    La mitología es un sistema de creencias y los mitos son esas creencias. Pero creer pertenece al ámbito de lo subjetivo y no de lo objetivo, al ámbito de la intuición y no de la razón, al ámbito sobrenatural y no natural, al ámbito de los deseos y no del principio de la realidad, al ámbito afectivo o emocional y no al ámbito efectivo. Y, sin embargo, ese ámbito de la subjetividad con sus credenciales subjetivas es tan importante o más que el ámbito de la objetividad con sus credenciales objetivas. Este es precisamente el gran aporte de la mitología antigua a nuestra modernidad, la cual se halla enfrascada en una mitología material o mecanicista, racionalista o cientificista, objetivista y positivista que menosprecia la subjetividad y lo subjetivo como supersticioso.

    Debemos admitir que el principio de la realidad objetiva es importante, y aquí se basa la mitología moderna. Pero el principio de la surrealidad subjetiva es tan importante, y esa es la aportación de la mitología antigua, incluida la mitología vasca. Yo diría que no se trata de elegir entre la subjetividad o la objetividad, ya que la realidad completa es objetiva y subjetiva. Objetividad y subjetividad integran la realidad del mundo

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