Sunteți pe pagina 1din 67
La formacién del pensamiento sociolégico 1 Robert Nisbet Amorrortu editores Buenos Aires 1, Las ideas-elementos de la sociologia Ideas y antitesis La historia del pensamiento se suleabordat de dos maneres 1 prinora y iy antigua paste do io dramats pertoney {esd biogtifien de aqulla, Sobre eke procatinieno hay mucho part ablan. Rela inprendible optaro de tin Cpe as fees aides de fa evn intelectual, eas perepciones,inticones profundss des Calmientos qua proveden Goiamente dé seres neividua: ies Sin embargo este enfogue Gene sup dewventajs, La prin: Cipal es que, gracias a Chl historia del pensmieto 90 transforma my fécente en una mera biogata Gel pene fio des sparen coo prlmetens Sn 3s proyectacas por tds fnicoy tis que como esas tstucturas Gicernibles do significado’ penpeciva y fier Find a una causa que son a todas hace las grandes Hess ela Ratna dele Como iano ix deat tenn sus propia feacioes ycontnuidad, ¥ Wes nada raro perderlas de vista cuando concentramos nuestra oncion en lng biograting El segundo enfoque ne diige, no alos hombre, sino a Jos sig eo ono Ne et Besta na Si Como en la mettes, Las soposciones, eas y colton se concretan en sistemas que a menudo adquicren un poder temejante al de las religions sobre ss prosltos, Podemos Compares a lo sstonas con las Gestalten de los pecdlogos. ‘Sprehendemes ideas y hecho no en forma atomizada tino lento do las pautas’do:pensamiento que constuyen tna parte tan grande de nuesto medio. Pero cate ebloque, Desa de su valor, también ce peligoso, Con harta fecuen alo sistemas som considerador como ieveductbley, no 18 ‘come Io que son en realidad: constelaciones de supuestos € eas icemiblsy aun Sndepeniene, ue pueden dey componerse y reagruparse en. sistemas diferentes. Ac todo sistema tende a perder vitalidad; fo que estima a las personas de una generacién o siglo, solo interesa a Jos anti- ‘uarios en la generacion o siglo siguiente, Béstenos pensar en el socialism, el pragmatism, el utltarismo; y mucho antes e ellos, en el nominalismo y el realismo. Sin embargo, cada ‘uno de ‘estos sistemas posee elementos constitutivos que con- servan hoy tanta vigencia —aungue de diferente maners como la que tuvieron en sus contextos originales. Seria Tamentable perder ests clementos de vista. Esto nos lleva de la mano a un tercer enfoque: el que no ‘empieza por el hombre ni por el sistema, sino por las ideas {que son los elementos de los sistemas. Nadie los ha descripto feon mayor lucider ni autoridad que el extinto Arthur O, Lovejoy en el siguiente pasaj ‘ fectdonles Fasinene la Hea ma de presen eo Jelo de una nueva doin, fundada no ya sbee s Hbsee én dl hombre rept oy mua Yi tah, no sobre una espede de snhelo de nuevas formas de eo” ‘munidad social y moral. . Liberalismo, radicalismo, conseroadorismo even ppnow yal esa el pat i de ec ma farsi de esc o Spe gaa cin tro,‘ ‘sus ropios estudios istricos, Jas ideas no engendran ideas sxe un Mees eno Sep tica i transformado: my a menudo las historias gee Ss antorads eye Hn eee sirius eco sc de eget El pon cara lie, etry e Sr coy a ake. aes 2 Las ideas que nos interesan resultarin incomprensibles, a spenos qué las analceios en funcién de los contentosideo- égicos donde aparecieron por primera vez. Los grandes soeidlogos del siglo, desde Comte y ‘Tocqueville a Weber y Durkheim, fueron arrastradas por Ia corriente de las tres irandes ideologias del siglo XIX y comienzos del XX: el iberalismo, el radicalismo y el conservadorisino. En el pro ximo eapitulo nos ocuparemos de las dos revoluciones —ls Industrial y la democritica~ que conformaron esas ideo- , como también las itleas fundamentales de la socio- Pero ante todo es importante deseribirlas con alguna precisién. EL gello distintivo del lberalismo es su devocién por el in- dividuo, y en especial por sus derechos politicos, civiles y cada ver més— sociales. La autonomia individual es para fl liberal 1o quo la tradicién significa para el conservador, y el uso del poder para el radical. Hay notables diferencis a no dudarlo, entre los liberales de Manchester, para quic~ nes la libertad significaba fundamentalmente liberar la pro- ‘Guctividad econémica de Jas trabas de la ley y las costum- bres, y los liberales de Paris de 1890, para quienes liberar el pensamiento del clericalismo aparecia como el objetivo prin: Cipal. Pero fuera de estas variantes, todos los liberales tenian fen comin, primero, la aceptacién de la estructura funda- ‘mental del estado y la economia (no consideraban a ia revoluci6n, como los radicales, base indispensable para la bertad, atunque en alguna circunstancia pudieran apoy la). y, segundo, la conviecién de que el progreso residia fen la emaneipacién de I; mente y el espiritu humanos. de los lazoe religiosos y todicionales que los unian al_ viejo ‘orden. Los berales’ del sigio XTX conservaron la fe del ‘uminismo en la naturaleza autosuficiente de la individuali- dad, una ver liberada de las cadenas de las instituciones corruptoras. Existieron, admitimoslo, quienes como Toc- ‘queville, John Stuart Mill y Lord Acton —a quienes debe- ‘mos incidir, en tanto ellos se incluian a si mismos, entre Jos Tberales— atribufan a las instituciones y tradiciones, en Gerta medida, Ia importarcia que les atribuian los conser- ‘adores; dicha medida estaba dada por el grado en que tales tntidades robustecieran la individualidad. La piedra de to- fque era la libertad individual, no Ia autoridad social. El li Beralismo utilitarista —que abarca desde Joremy Bentham a Herbert Spencer— tenia una opinién ‘de la iglesia, el 3 estado, 1a parroquia, el gremio, Ia familia y la tradicién ‘oral que no se dferenciaba en ningiin aspecto importante de las opiniones anteriores del Thuministo, En las obras de Macaulay, Buckle y Spencer la nociém del individuo aista: do, automotivado 'y autoestabilizado, resulta. primordial, ‘Las instituciones y tradiciones son sectindarias: én el mejor d los cases, sombras de agus en el peo, obstculos que ‘oponen a su autoafirmacién, Impera en el radicalismo —que a menudo deriva del libe- ralimo y hace causa comin con é— una mentalidad muy iene, Shay un elemento dininivo del radcalino de los sglos XIX y XX es, creo, el sentido de las posiilidades de redencién que offece el poder. politico: st conguis su purificacién y su uso ilimitado (hasta incluir el terrors ‘aoe ro de Ia reabiacié. dl hombre lini cionts. Junto a la idea de podee, cocxiste una fe sin Hmites pin itn pan In creaidn d'un naeo Set eal ‘Con anterioridad al siglo XVIII, las rebeliones contra. el orden socis! —que no eraa raras, ni siquiera ‘en la Edad ‘Media— surgian en el marco de la religion, Los husita, los anabaptistas, los niveladores,* los tembladores,** y otros rupos que periédicamente se levantaron contra Ia ‘autor dad constituida, perseguian objetivor religiosos. Las con iciones sociales y econémieas contribuyeron, a todas i xs, a desencadenar estas revueltas; y habia, por certo, re. fe-encias a la pobreza y el sufrimiento en Jos bandos yma. nifestos que creunstafciamente redactaban, Pero To im portante ¢& que exas referencias aparecen expresadas en tere ‘eines religion donde To fundamental es el lamado la pureza perdida’de la crisiandad apostélica, 0 la experane ‘en a equnda venida de Grito, ia i La linea principal del radicalismo del siglo XIX es, en todo sentido, secular. La antorcha de la rebelidn pasé a quienes vvefan la esperanza de Europa y la humaniad, no'en la religion, sino en la fuerza politica de la sociedad. No des- aparecié el milenarismo: solo perdi6 su contenido crstia. 4, Riladors (edn): Mboup defer de fincas republicancs ¢ iguaitaroy, formabo’ en Taglrerra hace 1647 y aniqulado por Cromwell dot ator mis tarde: (M. del B) {3 ‘Tembladores (skaters): Secta religions creada en Tagaterra cn oh le SVITE uc pace cles 7's reed oan 6, Detva tu nombre de una de Tat daneas que formaben parte de na situnh (N def B) : 2 no. Lo que nos mucstra el radialismo del siglo XIX (con 41 jacobinismo, el Comité de Salvacién PAblica y quizA, por sobre todo fo demus, el golpe de estado del 18 Brumario, como modelos) s una’doctrina revolucionaria milenarista ida de Ia fe en el poder absoluto; no el poder por sf nism, sino al servicio de Ia beracion racionalista ue manitasia del hombre de as tiranias y desigualdades que Jo acosaron durante milenies, inciuyendo las de la religiOn. En cuanto al conservadorismo, la cuestin es mis comple Por ser la menos axalizada do las tres idcologias, y por la ‘strecha selacén que existe entre las tsi principales Gel cone Servadorismo filostfico y laa ideas-lementos de la socilogia, debemos explorarlo con més delle. El conservadarisma moderno , en su forma filséfica al menos, hijo de la Revolucién Industial y do la Revolucién Franca hij imprevisto, no deseo y oad por ls pro tagonistas de cada una de ells, pero hijo al fin. Lo que anbas revoluciones atacaron, fe defendido por hombres como Burke, Bonald, Haller y Coleridge, y 10 que ambas engendraron —en la Torma de democraeia popular, teenolo- fa, secalarismo, ete es lo que el canservadorismo stacb, Sil ethos central del Hberalismo es Ia emancipacin in vidual, y el del radicalismo la expansién del poder politico al servicio del fervor socal y moral, el el industria fismo y Ja democracia, le habjan sido inspirados por Bo- ald, Le Play, una generacién mis tarde, no haria sino asi hnar sentido cientific, en su European Working Clases, & Ja temprana obra polémica de Bonald sobre Ia familia, L influenela del conervadortine wbre Tooquevile incuee tionable: conaituye la fuente inmediala de sa preocupats Yoevasva apreciacén do la-democracia. ¥ aca fines del Figo, en laa obras ele Distheim, de ideas no tligioes 9 hi bral en politica, encontramos dirias tis del conseread rismo franeés converts en algunas de las tosis tenia: Tes de su soioogla sistemica: la concenciaealcivay el cavicter funcional de tas insttcionese ideas, lag asciacio- nes intennediasy también tu alae al individual. Contra qué se alba el conseradorino? Ante todo, por Supuesto, contra Ia Revolucion, pero en todo slgune dai famente contra ela, Creo que podtnoy entender mefor est {dcelogia la concebimos como el primer gran ataque al modemiumo ¥ a aus elementos polio, economic Y cle turales La Revolucién encendié Ia mécha, poro pare cs omervadore, nt importaneia er de indole hrc y sim Sols" ela eto In fra culmnecton de teecis fandas en la storia europea moderna; tendeneas que fe'manifesaban ahora en ss teribles comsocuencns Polos legaron tan lejos como Bonald, quien alodia al Terror como al justo castigo que Dies inligis'@ ropa por sus herejas feculares e individuals pero exist nae os conserva lores a convielén profunda, sin excepeones, de que lo mis Sitintvo y emodentos de a bstona posterior a la Reforma tra la maldad, oe preudio de I maldad. Guando reconsrayeron la historia de ‘Buropa, lo primero ‘quo vieron fue que fs provaanteshablan sercbstado de la cept de Ta iglela la fe individual, lo que conducia de ‘nodo inevitable al diaenso_permanente. De ita tanggre- én a atibuir al hombre finitoe individual, las poteacias Inteleecalesy ceridumbres propias de Dios y dele sie: 2 Systdme de politique positive, * ed, Pals, 1912, TTT, pg. 605 Para un inforse detallado de ka Inflacneia del conservaderistno =>: be el pensamiento del siglo XTX, véase mi de la Revolucidn, Francess, queriendo decir, al parecer, que no solo la subitaneidad de la Revolucién sino también su i Portanda hablan sido exageradas, Pero dese ef punto de ‘ista de algunos de los fundadores de la sociologia —Comte, Tocqueville, Le Play— lo fue en otro sentido completa- ‘mente distinto, més © menos el que Sorel habria de dar a sa palabra, Para aquelas figuras —y para muchos otros— in Revolueiin Francesa pareeld casi tm acto de Dior en a Enmensidad cataclimiea’ Con la posible excepcién ox evolucidn Bolehevigue en el siglo XX, ningin otro acon: fecimiento deide la caida de Roma ef el iglo V sinc Ciwociones tan inteaas eflexiones tan graves i tanton dog. ina y perspecivas diversos relatos al hombre y su future, Tal Cono alirma E, J. Hobsbavm en uno de fw ilies cx a palabras ion xtimoios gop meni bablan ‘is allo que lor documentos. El periodo comprendige por 4 attimo cuarto del siglo XVI y la primera mit’ el fieo XIX en desde el punto-de vata del pensasniento so- tial, uno do los mie sice_de la historia en lo que ataie a in formaciin de palabras. Consideremos las iguientey inven tadas en exe lapro 0 —io que es to mimo modiGcadas fntonces para darle el sentido que hoy denen: industri, Industral, democracia, clase, ase media ieologa, in telectual, racionaliono, humantiaro, atombtic, mata, co- mmarciaiomo, proletartdo, colectstimo, iguaitero, liberal, Conseroador, clentfice, lita, burocrecta, capital, ‘ris! Hobo otras, poro ésas son para nosoies lay mals ‘Rterevantes Evidentemente, estas palabras zo fueron simples tantoe en tin juego de rllenionee abstvactas acerea de la sociedad y Sus cambios, Todas y cada tna de elles exsvieron snturadas bor un interés moral yuna saheiin partidaria, Jo amo al terminar el siglo XIX como en aus comienay, cuando iicleron su aparieién, Ent no significa negar ni scurecer ne gic prior op eae bj de ed ion los grandes plodos del pensamiento en la historia dela cura ge earucterienn por la probieraci6n de nuevos tEnminos y de nuevas acepclones para los antigues, De qué ‘otro modo podrian cortare fs las de lor convencionalise tos inelectoales, sino mediante os flows border de Tas ‘evar palabras, capaces de expresar por sf slay nuevos, Calves y fuezma que pugnan por manifesarsc? Nada mie Het! que aplieares ot epitetoe de jerga> y cbarbarsmo Tingtiticos cumndo aurgen por primera vee: cleto es que algunas de cllas los tenlan bien mereetdes y xectbieron el fatto castigo del lvdo postetion, pero la fata revela pa 1 The “Age of Revolution, Nueva York: Mentor Books, 1964, Big 17 9 aon Vine aiiés Rayonnd Wiliams, op. et, XE 39 mariamente que fueron pocas las palabras claves en el es tudio humanistico del hombre y la sociedad que no comen- ‘aran, como neologismas nacidos de la pasién moral y del interés ideolégico. Los temas del industrialismo ‘Nada lo pone mis en evidencia que el efecto de Ia Revolu- ‘iGn Industrial sobre el pensamiento decimonénico. Si bien ln fuerza de Ia Revolucién Industrial adquiere mayor noto- edad en la obra —literaria y erudita— de los ingleses (aunque mAs no sea porque esfa Revolucién es tan inglesa como es francesa la Revolucion politica iniciada en 1789), el Industtialismo no dejé de tener implicaciones para los pen- adores francetes y alemanes. La amplia difuslén que tuvo fn toda Europa La rigueze de las naciones de Adam Smith, Publicado en 1776, advirtié incluso a los eruditas més ence- rados en sus clausivos los problemas que erearfa esa Revolu- cién, Mucho antes de que Ja frase «Revolucién Industrial» Se hicicra corricnte, los escritores alemanes y franceses ya de- slunaban como «sistema inglés> las fuerzas combinadas del individualismo legal y del economismo que estaban trans- formando a la sociedad inglesa. Como veremos repetida- iente en los eapitulos que siguen, desde Comte a Weber, Jes eocidloges debatieron los problemas de la comunidad, ef status y la autoridad en el contexto casi invariable de los ‘cambies impresos sobre la sociedad europea. por las fuerzas ‘derivadas de la division del trabajo, el capital industrial y Jos nuewos roles del hombre de negocios y el obrero. Qué aspectos de la Revolucién Industrial habsfan de pro- Yocar mayor cantidad de respuestas sociolégicas y de re- sultar més reetores en la formulacién de problemas y con ‘eptos? Cinco de ellos, a nuestro juicio, desempefiaron un papel crucial: la situacion de la clase trabajadora, Ia trance formacién de la propiedad, la ciudad industrial, la tecnolo- la y el sistema fabri. Gran parts de la sociologla es en Higor una respuesta al reto representado por estas nuevas situaciones, y sus conceptos los suiles efectos que ellas ejer- cieron sobre Ia mente de hombres tales como Tocqueville, Mare y Weber. Es incuestionable que ¢l mis notable y més ampliamente ‘debatido de estos aspectos fue la situacién de Ia clase tar bajadora. Por primera ver en la historia del pensamiento ‘europea, la clase trabajadora (distingo «clase trabajadoras de los pobres, los oprimides, los humildes, que por supuesto constituyen temas permanentes) fue tema de preocupacion ‘moral y analitica. Algunos estudiosos han sugerido en los ‘timos. tiempos que la situacién de la clase trabajadora, dun en las primeras etapas del industrialismo, era mejor que a que habia prevalecido durante un par de sigles antes. Quizis esto sea cierto; pero es diffell que los observadores indepenclientes sustentaran en los comienzos del siglo XIX tal opinién. Tanto para los radicales como para los cone servadores, la indudable degradacién de los trabajadores, al rivals dels etructuras protecioras del gremio a ald Y ia familia, fue la caracteristica fundamental y més expan toca del nuevo orden, La declinacién del status del traba- Jador comin, para no mencionar al artesano expecializado, es objeto de la acusacén de unos y ots. En el continent, Bonald y Hegel aludian con disgusto al «sistema inglés adverts la inetalidad general de la sociedad que reuta- tia fatalmente de la pérdida, por parte del hombre, de les raices de su trabajo en la familia, la parroguia y la comu- nidad. Ya en 1807 en Tnglaterrs, Robert Southey basaba fn gran parte su critica al nuevo sistema fabril en el em- pobrecimniento de sectores cada vez mayores de la poblacisn. Neve ation depute eerbié en su Colloque: «[Un] pucbio puede ser demasiado rico; pues Ia tendencia del sistema comercial, y més especficarmente del sistema fabril, es acu ‘ular rguera mds bien que distbuila.. Tos grandes cap talistas Hlegan a ser como Gburones en un estangue, que devoran a los peces mas débiles; y no hay duda de que’ la pobreza de una parte del pueblo parece aumentar en la isma proporcién que Ja riqueza de otra.»? Como habia de ecurrir a Io largo de todo el sigio, Southey sefala el con- ftaste entre su época y las anteriores. «Con lo malos que xan los tiempos feudales —le hace decir a Sir ‘Thomas Mote, su principal vocero en los Colloguies—, no fueron tan perjudiciales como esta €poca comercial para lot sent smientos buenos y generosos de la naturaleza humana. Volvamos a los escritos del mis capaz de los radicales ingle~ ses de ese periodo, William Cobbett, aborrecido y perseguido 2 Citado por Willams, op. et, ply. 25. 5 Willems, ‘és. 26 a fin descanso por lat fuerzas que detentaban el poder. Le Bs de cla a yn economia ney my dine de'la de Southey; cs precaamente lo hue él comidera le int ete a at else neo ea sha extinguido casi por completo Ia clase de los pequetoe franjerons de un extreme al oto G0 Inglaterra, ls! cates aque albergaten anfess le ques grangern sus woe {trou familias enverten ahora en fina, con todas sus ventanas tapiadas, excepto una 0 dos, dejando pasa la fu predia para quo algin.trabajador, cuyo. patie fue ek pea gre atenda ass ior teins 9 famdicos “Quiiera ver —escribe Cobbett—, a los pobres de Tngla- toa come cian lu petos delegates asl yo cacy solo Ta falta de mediospodrd hacerme desstir de eforzarmne Dor reallar ese deseo» Gobet vein destruida a su alrededor foda relacéa tradidonal quo dora seguridad; tos artesanes Y granjeros se hablan tansformado en «matose (hends), tos ahora de los «Seflore de la Fibra Sobetanos ¢ Ja Hilanderta, grandee Hacenados dela Hebra..- Cuando Jes términos eran patrono y hombre, todos etaban ens Tugar,y todos eran Hbreg. Ahora, en realidad, es una cas ibn de amor y eslavoss® 1a semejanza entre Southey y Cobbett reflja aqul ci afinidad entre el conservadotizmo y el rackaliamo que ha- tia de perdurar a lo lago de toco el siglo me relia, por paste in cahacin del intial y se ihn ‘tors erase 0 nola fue su afinidad en lar cuestones poleas). Lo gue’ dewriten en sis eros consereadores fone Tocqueville, Taine y el norteamerieano Hawthorne, como reacelén hotnorizads ante el cuadro que preextaban Manchester y otrt cludades de lor Midlands de Inglaterra, son dien op au minal de 1 gue in tserfbir Bagels. Manchester result el tipo ideal, por at Alero, de ln reaceones conservadorasy radcales fonts ‘nucea industria y el desplazamiento de la clase trabajadora Se a mei fra oe EI propio Marx, ciyo disguto por el ruralismo era tan dlesorbitado come su aio al paseo, aparece comparando en fl Manfieto omnia Int sien rlacione Ceudales y patrareales» del patado con las que no han éejado. oto 2 noxo entre hombre y hombre que el desnudo interés per- sonal y el duro “page al contao”». El industrial he athogado sls éxtasis mas parasiacos de fervor seligon, de fntusiaino cabaleresco y' de sontimentaliano Glo, os las heladas aguas del cielo egostas®* Ano dual, Mars tenia una opinién escfptica del antique pattarealsi, ya ae vela en él un velo que ocultabs la explotacin real Pero muchos conservadores de la epoca hableranaceptade fin objecione su tenminologia. Su veferenia al sno dl Aineror en apariencia debe mis a Carle —cuyo Signs of the Times, eserito on 1829, xponia con elocucnc 9 fasion Ja atrofia dela cultura eutopen por el comerdalisno que 2 sfc 6 Ibert Bl omesvador Dale Ia Ge tcribir en Francia: «No hay mejor pariente que un billets de rl francos.» ¥ antes que él Bonald, en un easayo acorea dela fazsilia rural y urbana, presen al comercialino come el atrbuto fundamental de'todo lo que a odiaba en el ‘modlersim, sia es la raxén de que los cargos fommulados contra el capitalism por los conservadores del siglo XIX hajan sido a menudo snés severes gu lor de los Sovnistas. Mientras ge tines separ ‘cai, ene al pute Considerar un paso necouro del pasado al futul, Tos tradcioralinas tendieron a rechaatlo de plan, judo ie toda evolucién de su nabiraleraindustil de osas ya fiera dentro del eapitlamo 0 en un sodalisme futuro consituia un apartamienta continuo de las virtudes pe. tiores de la sociedad feudal cristiana. Lo que més de om tian los conservadores era lo que ls socalltss aceplakan en él captalinmo au tecnologi, sis modos de orgenteacon el urhanistao Veian en estas fueras las causes do ln es, lemén Philister y se utiliza para designar wn espirta vulgar, de gustot convencionales © indiferente a la cultura y el arte. Em- Pleado originalmente por lor estudiantes universitarios alemanes Para referirse sobre todo a Ja gente Hetrada de putblo, fue incor ‘porado a ls lengua inglesa por el poeta Mathew Arnold. (N. del E.) § «Manifesto of the Communist Party>, en Mars and Bagels: Basic Writings on Politics and Philosophy, de Lewia 8. Peucr, comp, Garden City: Doubleday Anchor Books, 1959, pig. 9, 7 Véase Ata Briggs, ¢The Language of “Class” in Barly Nine ‘teenth Century Englands, en Asa Briggs y John Saville, comps, Baap in Labour History, Lends: Macmillan and Co, 1960, pag. 4 integracién de Yo que Burke lamara hosters y lugares de descanso> del expla humanos Bonal, les lens sociales, Sales len de unis segundo de los temas derivados de la Revolucién Indus {tal lene rlacign con la propiedad y su inluencla sobre el trden social, Gomo veremos mis adelante, ning axpecto de la Revolucion Prancean represent6 mayor alrenta pare Jos contervadores que Ia confiscacion de la propiedad yal debiitamtento del apoyo institucional @ a. La’ propiedad, Ya funcién que deretba asignarele en la sociedad, sobre- an a cualquier otto simbolo en sy accln dveriiadora obre ls conservators y radicales del siglo XIX. Para los Primero, ella era la base indispensable’ de la familia, in [elena el estado y todos loa otros grandes grupos socal Para bos sadicalel sa abolicion myo como vago sent Iniento elective resulté cada ver mas la meta fundamen fal de so especies Sin embargo, en esto, tal como oouria con respecto a la Sisal dela ase taco, hay ua can pron dad entre unos y ots, de caricter en parte interpretative. Mam y Le Play estaban totalmente de acuerdo en laine varible base econgimica de la fama a lp largo de Ja his: toria, y ambos hubieran podido.aceptar lav excarecedoras palsbrts de on conservadar del glo KX, Sir Lowit Namicr, {fulen ccnbié: Las Telaciones entre grapos de hombres y Paveaas de errs, entre comunidades organioadas y unide- des terttrialey constituyen el contenido fundamental de ia historia politica; Ia estratiicacton y las convuliones So: cial, surgllas futdamentalmente Ge la relcién ente ol Hamre y fa desta, forman la parte mis importante, aunque fo sempre adriva, de ls hisorla interna de as Sacones; yen lat condiciones urbanas e industrials a propiedad de 1a flere tene todavia mayor trascendencia de lx que, por Jo comin se supone.»! Ningin conservator habria dadado de la veracidad de extas palabras; tampoco un radical, aun- {qve sf fo iberaies. Pero la afindad entre conservadores y radicales iba, més alg; ambos odiaban certo tipo de propiedad: la propicdad Industrial de gran escal, y mie especialmente la propiedad de tipo abstracto © impersonal representada, por accones 8, Lewin Namier, Busland in the Age of the American Revolution, Bed, Nuova York! Saint Martin's Press, 1961, prefaco. compradas y vendidas en Ia bola, El especulador, l mejor jemplo del nuevo orden econdmico a fo ojos de los con Servalres, we converte en el principal objetivo del aque de Burke” Ei sscendiente maligno ejeteido por los que a Himaba ls meres aicanen ion gue erlaan con tiers y propiedades, fos compradores } vendedores de ac- Gone” Spee efor notable en an pnt. Ture expone el problema sin a emor reside en que el poder pole se tranafira de tra @aevas formas de Gapital Boro detrs de ello estaba su profunda.convecién de que todo ee orden, con el cual te habla. comprome- {ido con tanta pati, se Tundaba, en titi instancs, en In propiedad de la tesa, En ere novo orden econbmico Pod ver In propiedad fragmentada, aomiiada y con- ertida en bonos 0 accones impersonales que jade impl- arfanlellad i Hevarfan hacia la extabiida, Por supueto, Burke tenia ranéo. No ebstante, fue otro conservador del siglo XX, el economia Joseph Schumpeter, quien ho de tte punto la verdadera Wait de Capiteliom, Socaiom and Democracy, concuyendo con la obeeracion de que tin Pue- bo donde la propiedad sida y conereta ha degenerado en la posesién ds bonot'y acciones imperonals, no nota ia ‘eandign del caption al ocilimo cuando fia ro- Bn slo XTX kn contra yrds dco or igtal del capital industrial y del financiers pero mien {Ets ite ins ender cat wx pede Mars 2 considear esta forma de propiedad conto un paso eenca nla evolucion hacia el wclalo, ya pensar que a cur de Sus males capitalsassobrevendria‘con ia gudacién revo- lucionatia de la propiedad privads, aquélosextimaron que era [a propia saluraers dees capital To que ceaba ics tabilidad alienacién en la poblactn, y que el mero hecho de ser In propiedad péblica 0 privada so lo afectaba. Todo Jo que habia hecho de Ia propiciad de ia terra tema de hvencia y primogenitira, en cast todos ls Paes en una «ota pen —io que habla evade por igual al eampes- hago y 2 ls aritocaca, durante sgloy a preservar y per- Detwar In propiedad por encima do todos fs otros valores, five los rigosos, para convertrla en objeto dela ambiién Sn lini, y'all porcini hada ahora jue la tierra fuera el pilar de la ideologia conservadora. Una tereera cuestién suitada por la Revoluclon Industial ” fue del arbiso, De a mina manera que a sacin social de la case rabajadora leg6 a ser, por primera, vem, tema. de In. pasion ideoldgica, también fo fue el carkcter social de la cudad. Antes del siglo XX, la ciudad, al me- hor en la medida’ en que se ocupan de cella. ls”esritos inuimanisas, fue considerada como depositatia de todas Jas fracias y virtues de Ia civilgaciOn, A veces encontramos {recuérdense los Ensayor de Montaigne, o las Confesiones de Rousseau) expresiones de desagrado frente a la ciudad, pero éstas se dingen no tanto a su naturalera (y menos adn 2 la pobreca y suetelad que puede mostrar) cuanto a las dis- fracdlones que proporcionan en ciertas ocasiones sus rque- ‘as y au vida intelectual més activa. Pero el rechazo real de Th ada lindo ella como fuer de callus, y fos presagios relaivos a las afeccanes pricolbgicas que in iby coufiguran una acGiud mental call desconocida antes el siglo XIX. Como volveremos a verlo repetidas veces, la ciudad conatituye el contexto de casi todas las proposiciones socioligicas relaivas a la desorganizacién, la alienacién y el aslamiento mental: estigmas todos de la'pérdida de comu- nidad y pestenencia. Podemos estar seguros que no faltaron fazones para los malos augurios. Volvamos a Manchester: tne lot afiee 1801 y alrededor de 1850 I poblacién salto de 70.000 habitantes& algo més de 300.000. Junto al aurmen- to de las cifray aumenté, naturalmente, la mugre —ela Ssalovidad, a decr de Resin als all de todo To jque el hombre europeo estaba preparado a soportar. Como en Tos otros des temas que heros tocado, también aqui es Inevitable ol contraste: esta Vez, el que existe entre las ciue dades estables, relativamente simples y amuralladas que en contramos on Gentes de lminas cela vida urbana medieval, Y os conglomerados extendides, sin concierto ai limites que eeen aia ada Ts nuevas cudads de Joe Midlands caso las ciudad inglsas presentaran el peor de los c= pecticulos del uzbanismo —asilo vieron los humanistas fran fess alemanes, lo mismo que les ingleses— pero como pusieron de relieve las novelas de. Balzac, Victor Hugo y Inds fare Zola, el fenémeno de Pas superd toi lo mae ginal ‘Al comienzo, los radiales y conservadores concordaron bas- dante en su desagrado por ol urbanismo. Hlay tanta nostalgia por el patado rural en Cobbett como en Burke; pero a Imedida que transcure el siglo no podemos menos que sor pprondernos ante el caricter cada ver més eurbatio» del rac ficalismo. Con esto no solo quiero significar las rafces de- rmogrdficas ciudadanas de casi todos los movimientos ra- icales del siglo XIX, sino también el sabor urbano del rrulicaliano, el ordenamiento Gpicamente ubano de valores {gue vemos en ef pensamiento radical ‘Mars consideré al nacimiento del urbanismo como una ben- ida capitalists, algo que debia difundine més an en fl futuro orden socalista. El caricter esencialmente «urba- ‘po del pemsamiento radical modemo (y su falta consiguien- te de preparacién tedrea y tctica com respecto al rol de las poblaciones eampesinas en el siglo XX) procede en gran Inedida de Marx y de una eoncepci6a que Teleg6 el rura- Tismo a la condicign de un factor retedgrado. Es interesante advert que Engels, euyo estudio de las clases, trabajadoras ingles Gene en general mis taggos de un espirta exaltado due de esticto marxismo, se angustié ante la expansén del trbanismo. «Sabemos may bien —escribiS—, que el alsla- rmiento del individuo.... es en todas partes él principio Tandamental de la sociedad moderna; pero en ninguna se tanifienta de manera mis estrepitora y evidente este ego Imo menguino, que en el firrago frendtico de la gran clue dads" Podemos comparar sus palabras con las de Tocque- ville después de una visita a Manchester: «De esta stcia toaca parte la mayor corricnte de industria humana, para fertilizar el mundo entero. De este albafial inmundo fluye oro pure. Aqul alcanza a umanidad el desarolla més completo brutal; aqui hace sus milagros la eivilieaci6n, y Boece delle fe wae aul att hale" Lin cba fervadores teBalan con insistencia el grado en que la cule tura europea —desde sus ideales morales y espizituales hasta fs artesaa, sus cantos y su literatura~~ Se ha basado sobre Jos ritmos de la campifa, Ia sucesién de las estaciones, Ia alternancia de los elementos naturales y la relacién profon- Ga entre al hombre y el suelo, Solo cabe esperar desaraigo Y along del alejmicnto del ome de ston snes, fu exposiciin a las presiones artficales de la ciudad. ‘Si ¢ radicalismo ‘moderno es urbano en su mentalidad, el ‘conservadorismo, en cambio, es en gran medida rural 9 Ciaado por Bays of cy pg 4. fo Alexa de Tocqueville Jouaays to Expand and Drelnd, ted de George Lawresee y K”. Mayer; K-'P. Mayer, comp, New Havens Wale Univesty Pres, 1980, pp. 07 y tg Debermos mencionar, por stim, otto dos temas igualmnente ics, iguaimente cargados de pasin ideoldgica en el pen- Taumlereo' del siglo IGG Ia tecnologia y ol shtemna fab Haj al efecle de la primera y dentro de'les confines del Aime, conservadoresy radicals puieron ser tesigos de fambige que influlan sobre ln telaclén Bistrica entree hombre yin mujer; que amenazaban (o promedian) hacer ela faulia tradicional algo eaduco, que abolran fa separ ‘actin cultural entre Ia clad el canpo, y poubitaran, por peimera ver en la Hitoria, te Hberacén de las energis Productvas dol hombre de los Knits imopuestor por Ia nar ire Soe tdi ‘Azibos temas, la tecnologia ia flies, dieron_ materia para innumerables ducuroe srmiones y orciones a como TEbajoe eudiog en el siglo XX Los sadiales muetran Gera ambivalencia hacia ello La wubordinacién del obo fla maquina, sv incorporacién anima al régime jmplan {ado por la trena de la fabrcay el capataz, ta proletarian lin de su statu son, evidentemente, Spicer on que abunda Jn eeratura radia; pero también en esto Ta respuesta con fervadors ot la mde fundamental. Mente Marx vishuby6 fir la maquina ca forma de exlavitad y una manifstacion Ge ta alinaclén del trabajo, identi cada ver mdse GSclaviud y em alenaciin con Te propiedad paiva, mis Spe conta mara como is En veto a pins ‘a fabrics, la palabras de’ Engel swctadas por Ta condena. anargusta ‘al sistema faba veflejan lo. que legs sor cad general en lor excrltog radicales del dan siglo ‘EI deseo de abolir Ia autoridad en la indusiia de gran cecala et oquvalente 2 devar In abolicién de ln, propia in- Gist det eas pn valve a i ramet Una ws ue se acepta ala Fabrica y au visi del trabajo Smpucsta fhecdnieatente comme neceidad historic, no hey ts que tn corto paso a en eapecie-de idealizacén de la fbrica y de Ta maquina que encontcamos en las obras Htrarat Srtiticas de lor radiates comienzon del siglo 90 LUze conservadores desconfaron de ia fSbrica y de'ma dvi- SG mca dt rao eno ban dnc de ado ‘otro satema que parectrs, por sm propia naturales, dint ido 2 destin al campeing al arena, tanto. como, la familia o a comunidad loa, Esa fill vee en el funciona 11 ¢On Authority, en Feuer, of et, pg. 488. miento de la méquina rotativa de vapor, ls lanzadera o Ia ‘équina de hilary una forma de tiranizar la mente del hoor. tre yun intrumento para su degrada moral. En aparen ela, habia entre el hombre y la tquina una tranferencia do {thay destress primer, de inteligencia desputs,prefa dade talon sugerios para las crlaturas hechas a agen y semelanza de Dios De la misma monnera que la a (para Bentham, el modelo perfecto de lo que debieran set a blogs aman) oe code or kbs som Coleridge, Bonald y Halle, ef arquetipo de una rezlar Penacin conical conocahataenoncs th aa icles y prisones, también ta maquina se convirtc x sus ojos en el smbolo perfeco de lo que estaba ocuriendo en lat ‘enter y la cultura humans. Calpe wo drgia' los conservadoresy a los humanists por igual cuando exesibi6: «No solo lo externo y lo Iiico son sobernados atora por la mquinay sino tambide Io indimo Ylecopiiual.- "La msmna coxturbre regla, no ya muest hnodo We acwar: también nuestros modos de pensar 7 de Sent. Los hombres meccaniaan si mente y su obtain tanto ‘como sus manos. Han perc la fe en el esfucroo invidval Yen la fuerza natural, de cualguler indole quo fuera, Sus Jnhelos y Iuchss no persiguen una perfeccion intmay sino Combinationesy dispsiiones exteriors, insitciones ¥ cons ttuciones, 1 des; mecanismon de uno u otro tipo. Lodoe sus erfucrns, adhesiones opiniones se vuclyen hice los Iecanismon ¥ adguieren caricter mecauioos™ Con el mir ‘mo espldtu deca Carle: «El mecaniamo’cché races Tas fuentes ms Saunas y primarian delat conviciones del Hombre, y eleva desde af innumerales ramar que cubren toda su vide y actividad: unas eargadas de frufos y otras de venenost”Y Tocqueville vela en la miquina y en la onsiguiente diviién del trabajo insrumentos de und degras dacién mis apantosa que todas ls que hubiera sudo e hhombre' bajo las pasadas tisanias Todo lo. puesto en ta rigquina bajo Ia forma de destresa y crecabt era quitade ~pensaba ‘Tocqueville de Ie esentia del hombyes debilt tindolo, subordindndolo y estrechando su mentalidad. «El arte avania, el artenino retrocode™ 12 Carlyle, rea premade or decor, fee me Fo Oe Sevan Rin a wt res ees omer due wo a oo sen Tela one son = Se i yr mii il 9 haa cae Be SOIT re a ann, Frc 22 les ener ak hy ee Rey, we oP ae ee see oe Te mara ran bra a ges amie as aye i ome a 2S be Fakes ug ea sen egos Mca tous bre inne a er Oe pat Rev cong nlm Srl agen oa Ne Trae cua iar nt ee in Eyecucend Secar one tlontes earl in om aed det Cis Wee needa cS saree Vang a a nar areas Ee a a 50 social, y ai eran tenides por otto individuos a uno y otto ado del Atlintico. Taine, cuya erudieién y juicio podemos dlscutr, pero no su agudeza ¢ ingenio, estuvo en To Certo al calificar a la Revolucién como el hecho histérico més ime portante en Europa después de la caida de Roma, ‘Aqui apenas podemos insinuar los aleances e intenidad de in influencia de la Revolucién sobre el pensazniento europeo. Bastaré para ello considerar a los sociclogos. De Comte @ Durkheim, sin excepeidn, lo asignaron un papel decisivo en al extablecinieato de las condiciones sodas que is int resaban en. forma inmediata. Asi, Comte sefiala expecifica- monte el desorden engendrado por ella como antecedente desu propa obra, Cote rey6 ge los Zaks dogmasy de a Revolucién —el igualitarismo, Ia soberania popular y el in- dividualistmo— eran los responsable, atin més que el nuevo sistema industrial, de que cindiera la, desorganizacién moral en Europa. Tocqueville estaba obtesionado por la Revolu- cidns ella es el verdadero t2ma de su estudio de la demo- cracia norteamericana, y tenia. proyectada una larga obra para analizar expeciicamente sus efectos. Le Play le attibu- Ye Feet wees et Ja eas principal del pena tae ‘ién de la clase trabajadora hacia ‘mediados de siglo, también Ia secularizacion de la educacién, la individual zacién dela propiedad y el crecimiento acelerado de la bburocracia, que tanto le’ disgustaba. Al finalizar el siglo, Durkheim sigue preocupado con.lo que llama Ia sustitueién ‘del cegolsmo corporativor por un segoismo individuals. El impacto intelectual de la Revoluciéa no fue menos general Go) Alemania, Tenemos muchas praca dea asain ‘quo ejercicra sobre Hoge, e# indudable que la expoctac Facionalzaién de a ley canprendila por lo revolucionarios constituyé el impulto inmediato de lox estudios de Savig ‘Gtto von Giese encontsé ea dl efecto. destructive de la Revol sore asracones terminals ga el mo nasterio, el gremio ¥ la comuna, la mayor inspiracién para eases ces eee ‘oria europea. Y et indudable que Leo Strauss tiene razén al afiemar que las categorias bisicas de autoridad de Max Weber —auttoridad tradicional, autoridad racional y auto- dad cariamética— deben mucho a la Revolucién y sus cfectos sobre el antiguo orden. Mosca, profundamente im- 15 Loo Straus, Natural Right ond History, Chicago: University ot fission po las Iecturas do Tain, ton de be Revouckin is elementos-esenciales de su troria de] poder. No menos alectado result Michels, en Ia formulacién de su «ley de la Oligarquia® y su critica del centralismo democratico». ‘Lo que et clerto de la sociologia del siglo pasado, es igual- mente cierto de muchos otros campos del pensamiento: la historiogralla, la jurisprudencia, Ia filosofia moral y la cien cia politica, Todas ellas se vieron en situacién de tratar las ‘cuestiones suscitadas, en forma tan dramatica, por la Revo- Jucién Ia tradici6n versus la razén y la Tey, la religién ver- sur el estado, la naturaleza de la propiedad, ia relacién de las lases sociales la administracién pablica, Ja centralizaciéa, el hnacionalismo yy quizh por encima de todas las demés, el jgualitarismo, La palabra democracia, que resumfa todas estas cuestiones, se remonta directamente en su forma mo- dema a la Revolucién Francesa, B. Weekley escribe:, «Solo toon le Revolucién Francesa la palabra democracia dejé de Ser un mero término literario y pas a formar parte del vocabulatio politico.»"* 2Cémo fue que esta Revolucion, més que 12 hasta, Entonces, attajo Ia atencién de, los hombres durante un glo, comind e] pensamiento en tantos campos y afectd las propias categorias mediante las cuales los hombres se iden- {ifican a sf mismos, ¢ identifican su relacién con la politica y Ja moralidad? Dat una respuesta cabal es asunto complejo, pete hay un aspecto qué interes a muestot propésio: a Revolucién Francesa ? Ja primera revolucién profunda- mente ideolégica, Esto no significa menoscabar a Ia revo- Tin norteamericana, que sacuis, a mentaliad europea ‘con su Declaracién de Independencia. Pero esia diltima per- segula objetivos limitados casi exclusivamente a la inde- pendencia de Inglaterra; ninguno de sus Iideres —ni siquie~ Fa Tom Paine— sugirié que fuera el medio para una re- onstruccién social y moral, que abarcara a la iglesia, Ia familia, la propiedad y otras instituciones. En Francia ocurrié un fenémeno muy diferente. A los pocos, ‘mses del comienzo de la Revelucién los principios morales fuctra del Peloponeio sobre ia florals go IV 2. G. 16 Words Ancient and Modern, ctado por Wiliams, op. cit, XIX. 82 ee aman tenn, mee gs gu poe uate Sees We ee quran de cue eee, le oe bin iy oor pes aoe a cl instr ise’ rege nee da ite nts gua gu ie Reo es fies cou es, Fee bt on ge combo fu ei fe Jomo commen ager Feil ie eerie ye dec gi, fearon por ran las fucrzas subyacentes al comienzo, el poder de la pré- sus pr eens com, pet cic eae cin Hei, dt col ales sel pramone po af lad wpa a apse re Sy cise os peat 0 Serna tte eae op ges eee eee os eee ace ane coe ee seme gus eae oh mad mk pe frm foes sll gue epee me sat) Pee erence cnc ieae teas ‘gico. Burke fue acerbamente atacado por sugerir en 1790 eres nee Oe ee Ia Sores eas Serna sme oe Bt di Copry ym drt eee ee nin Fee ue fer cen, ose pale EER Po are Saree h eas a eee ee ca eile be uve hess a, ee ee ares a) meer crm oe Sere + En inglés se desigua este cuerpo como Committe of Public Sax {ego no ie palabra ety connote eiegriady min que cult igno, De all que Guerard propusira llsmarlo Committe of Puc ‘lie Soleation, Bn castellano no se presenta este problems, paca el frganiemo xe conoce, en efecto, como cOomité de Salvacion, Dae lle. (del B) 58 como Robespiere y Saint-Just hubieran encontrado su opi ‘ibn sobre Ins repeceasionss do Ta Revolucion, mucho mis rosin la Teall que la del eral Richard Peice (quien, ome sabemos, fue el movil inmedito de las Reflections de {fuske} no pedemos sino adverir en ello. un dejo de io- tia Poe entran Price wo on mgs al do os ob Tor polos prociamactor por la Revolucion, Burke adviei6 Indbynesntc intensidad oral, cuasieligios, del contexto de Foaowlieno poco dentro del. eual eos ltimos tomazon FBinna Aquello que los fildsofon del racionalismo descartaon del aborrecido ctistianismo durante la Revolucién, lo invis- ‘ronon verdadero clo de miioners en la obra evolu Tan geaeracion después, Tocqueville no hata sino volear tvs palabras i affmacion de Burk cuando srba: Shiinguns Febelion potica anterior, por violenta, que fuera, ApS tan apasionado entusasmo, pues el ideal que fHiig Revoluctia Frances no fue slo cambiar el stems fkneds Sno mada menos que regenerar a toda In especie Hamana, Greé una atméfers de fervor misional y adgusi, Nordaderament, todos los agpectos de un renacimiento re- Tylon, para consternacién de los observadores contem- Puckncos, Quisé fuera nds exacto decir quo desarrll6 una Behece de selgin, aunque imperfecta, pues careci6 de Dict SP siual'o dela promenade una vida futura Sin embargo, Sea extraha seliidn, como ol Iam, undo el mundo entero on sus apéwola, militants y mares" ‘ Er debidy a su canicter ideoligico que la Revolucién, se Teanflormé en obseron de los ntelectules durante décadat. Kan mores acontecimientos, sun si conssten en destronar ‘onareas,expropiar y deeaptar, no catvan las experanzat olen romndnen,slalistas y wsionarios a To largo de varias ccracones, ni atormentan Tor apreasivs tauicionalsss ficen falta‘dopinasy here}, y fa Revolucién los tevo en iBandancla; sa eontrbuys 2. promover en Europe oct Smal las actus mentale acerca del bien y el mal en Ta polldea, reservadas antes a la relgién y-a la demonologia. Fogo el cardetr don poles y del rol de los infelectuales 17 The Old Regime and the French Revolution, tad, de, Stuart Gabert, Garden City, Doubleday Anchor Books, 1955, pf. 12 4 sigs, Burke habia ceeito ea 1790: en ella cambié con la estructura del estado y su reac on los interees socials y econémieos. La politica se volvi6 eonees ura forma de vida intelectual y moral no diferente jo la descripta por Rousseau en sus Conferiones: de éta es, por supuesto, absurd. Con anterioridad a 1789 te lo lela y respetaba muy poco en Francia, Sus ideas no parecian im- portar demasiado ni siquiera al estallar el movimiento. Pero hacia, 1791, treee afios después de su muerte, se habla com vertido en la Bminencia Gris: el més admirado, citado © influyente entre todos los philosopher. Su interesante com: Bnacién de gualtriamo indlidulina (vivo eh ox scursos sobre las artes y las cienciag, y sobre el origen de egy gm gre en ci ol een de niidad al. poder’ politico absoluto (como Jo. expuso ent el Discurso sobre la economia politica y en El contrato social) ‘estaba hecha a la medida de Jas aspiraciones revolucionarias. Para empezar, Ia augusta Declaracién de los Derechos dei Hombre especificaba con claridad que «la fuente de toda Soberania es esencialmente la macién; nadie, ningén indie Viduo puede ejereer autoridad alguna que no. proceda en claros términos de ella». Y més adelante: «La ley es Ia expresiin de la voluntad general. Todos los ciudadanos tiee rnen el derecho de participar on su creacién, ya sea perso- 18 Confesions of Jeon Jecquer Rowsees, Boston: ; list Society, 1983, II, pag. 141. ed ie 10 The Sec Contact ond Diseouney, G. D. UL, Cole tai y amp, Nueva Yorks BB Duton and Canpsty, 1950, fépe 297 yas nalments 0 por medio de sus representantes, Debe ser igual para todos, anto en fo que protege como en lo que castiga. Fol lar’ cadadanoy, Seno igus ante soo soe igualmente aptos para ocupar cualquier cargo, puesto y em loo pablica segan su capacidad y sin otta distincién que FeSgue esablcen sue vides tlgtos © En ‘estos términos aparece redactada gran parte de la Te- isis Cpeciten Ge ia Revalucén® Una ley que Teva fecha del 2 a1 17 de marzo de 1791, abolia para siempre lox aborteidos gremios y corporaciones, inaugurando la Mbertad Ge trabajo (lberté du travail), Tata ley fue sequida, tres feses desputs, por una medida mis rigurot, la famosa Loi Le Chapelier del 14 al 17 de junio, que 10 solo con firmaba la abolicién de los gremios sino que probibia, el ‘Sableciniento de cualquier forma aniloga de ssociacién ‘Ya no existe corporacién alguna dentro del estado; no hay nds que el interés particular de cada individuo y el inte general...» Las asambleas democrticas adquirian asi, de folpe, una magnitud de poder que los reyes supuestamente bsolatos no habfan logeado jamés, a pesar de sus esfuerzos, BI digusto de Roustean por las sasociaciones parcialess dentro del estado se incorporaba ahora a la legisiacién. «No Gebe permitirse la reunién do Tos cludadanos de ciertos of tdos en pro de sus supuestos intereses» Un estado everdade- ‘ements ibe ~, Una ley de 1792 Gesignaba al matrimonio como contrato civil, y establecia diversos motives que justificaban el divorcio. Tales medidas se apoyaban invariablemente en la ley natural, con frecuen- 2 El andlisis més cabal del efecto de la Revolucién sobre el sis fema de parcnteico en Francia gue tendo el de Marcel Rouguet, Eoolution du droft de famille vers Pindiciduaiome, Pats, 1908, a7 tes citas filosbficas. Que esta disposicin fue bien recibida y produjo alivio en algunos sectores lo demuestra el hecho de ‘que en el sexto afio de la Reptblica el nimero de divorcios ‘excedi en Paris el de matrimonios; pero habrian de seguirla ‘otras, vineuladas con la roforma de la familia, Se establecie- yon eatrictas limitaciones al poder paterno, y en todos los casos Ja autoridad del padre cxsaba_ cuando los hijos alcanzaban Ja mayoria de edad legal, En 1793 ésta se fi en los veintian afios; por esa misma fecha el gobiemo decreté Ia inelusién Ge Jes hijos ilegitimos en los asuntos relatives a herenca f niliar. Los legisladores tenfan wna actitud abiertamente hos ‘il a las costumbres que regian la solidaridad de la familia antigua. Hombres como Lepelletier y Robespierre, apelando tspecificamente a los preceptos de Rousseau (en su Discurso sobre la economia politica), insistieron en que el estado ‘debia tener primacia de derecho sobre la vida de los jovenes. ‘Los legisladores sostenian que dentro de la familia, y en ‘eualquier otro medio, debfan prevalecer los ideales de igual- dye eco nuns Gocebian a la Sr tuna pequefia repiiblica (une petite républigue), y prohibie- ton al padre ejerceren ella tna autoriladsttontrguless Las relaciones entre la familia y sus dependientes domést- cos, tales como los sivientes, eran establecidas sobre una base contractual. La unidad patriarcal de Ta familia que- dab as scl, l menos on Ie letra dela ley, suid politica general adoptada con respecto a. todas los grupos La'modifiecién dela propiedad por obra de los legislators revolucionatios no fue menos profunda.® Antes de la Re- Yolucion Ia cotumbre a ey’ habian alentado un sera le herencia por las fincas, grandes y pequefias, ene dian a ser preservadas intact, y permanetian de gene- racién en, generacién en podet de las mismas familias, Ahora se hacia dificil perpetuar Ia propiedad familiar en fl agregado social. Con'su coneepeiéa de que la propiedad srtenecia a los miembros individuales de Ia familia, el go- jierno proclamaba el partage foreé, mediante el cual el ppadre estaba obligado por ley a legar partes iguales de la propiedad a sus bijos. Al limitar Ia libertad testamentaria del padre y forzar una divisin igualitaria de In propiedad, la solidaridad econémica de la familia so debilitaba. Esto, 22 Véese Philippe La Ugiation cise de la Révolution Frensam, bane nese como veremos més adelante, obsssioné a Le Play més que Singuaa_otta de Tas medidas revlucionaras y To impulsé a realizar un vasto estudio de la familia y de [a propiedad, ‘Ova expresién del esfuerzo por liberar a los individuos de Jas antiguas autoridades, es el control de la edueaciOn, asu- ido por el gobiero en lugar de la familia a partir de 17932 Con ‘anterioridad, la. edueacién primaria era_un ‘quehacer conjunto de Ja familia y de la iglesia. Las uni- Yersidades francesas eran instituciones eclesisticas semiau- ‘Gnomes. Los sucesives gobiernos revolucionarios, que crefan gon Danton que «despues del pa, la eucacin ea neces dad primera del pueblo», adoptaron muchas medidas iidas a la ver a centralizarla y extenderla, instituyéndola. no ‘como un mero derecho sino como un deber politico de todos Jos ciudadancs. Napoleén dio impulso poderoso este pro- pésito centralizador, pues deciaré pablicamente que In edu- facién era un mecanismo para producir sujetos eficentes. ‘Bn el establecimiento de un organismo de ensefianza —se- fialé—, mi principal objetivo e contar con un medio de Ging as opiniones polticas y meals; pues mientras no fensefemes ai pucblo desde la infancia si han de ser repu- bicanos 0 monérquices,catblicos o ibrepensadlores, el estado no consid ung naib! Dejndo de ad la matvacién, estas palabras podian provenir de Rousseau o de alguno de joe jecabinos, : La religién también fue profundamente afectada, y aqué 1 lazo entre el Tuminismo y Ia Revolucién es quizas el més claro de todos. El abate Raynal, cuyos escritot anticlerica- Jes le habian acarreado Ja censuca de la iglesia, aleanzb un tardio desquite durante Ia Convencién, euando ss palabras fueron declamadas con entusiasmo: «El estado no ha sido hecho para la religiGn; la religin es para el estado, El estado, 3 supremo respecio de todas las eosas; toda distincién entre el poder temporal y el poder espiritual ex un palpable ab- surdo, y no puede haber més que una sola y'tinica juris: diceign en todas aquellas cuestiones donde ea neodsario brindar 0 defender la utilidad publica. Cuando estallé jn, Hisoie des repports de PElice et de WBtat, 24°C. Lowes Dickinson, Revoletion and Reaction in Modern Pran- ce, Londres, 1892, pag 34 28 Gitado en A Short History of the Prenck People, de Charles Guiguebert, ad. de F. Richmond, Nueva York, 1990, I, pig. 265. 59 Ja Revolucién no cistianismo, pero, a un deo snail de aot e I de regulslo por complet. En caso de haber una iglesia, ta debinreflejarel carter del macee arden politico, En'el nombre’ de la livers; la Acamblea Suprimié todos los votos monisticos permanerte y ood, 1 religoas. Fueron tranferidas al estado las oneness educacién y caridad que habian contespondico in dese, Y, las divert Srdenes. Los obipos y parvocos debias a slogidos igual que los funcionatos ‘comune los ceises aceptar el rutento del elado, y formular en exe caries tn voto de fdelidad a €, Qulehes se negaron a feos ee ton declarados enemigos del pueblo. Pero al golpe mis rorindo fae in confiscacién de las pro- iodades pertenecientes ala iglesia, Desde el punto Ge tees de la naturalera de los grupos sociales y ssdcacions at paradas por la ley, el mayor interts de Wie acto seide ee Tee debates, que deseneadené en relation ‘com cl cachoen corporativo de ia isla. Ms, en miembie de ene Bled plantes la euesiéa de sila sles, dao su tarde coxporaivo, no debia ser indemmnizada, Aun en aquel one {animo sejuian encantrando expresion antiguas lee Go poratvas do Ia jursprudencla; pero fuctor®ahogeass oe GI sluviémiresisible de arguments de sloy naturals seen lox cuales no existen en zeaidad mis personas que las ae rales (ex decir, lon indviducs),y todos ls derechos set ta ipl pudiera reclmar deapartclan ante lor dere se, Deranot del estado. Thouret declaré ante el cusp lgidas tivo: Los derechos de los insvidnos son ferent © ea de a corporacién; Tos individuos extn ‘ante ls ley," tienen derechos que surgen de Ia naturales y aor inte, exipibles, tales como el derecho de propiedal lar corer élones, en cambio, solo existen por'in'ley, ym derctocs epeniien de éstae™ Conclula sa discure Zon tye Sores observaciin: «La destuccin de un organisno companies ho es in homicide Por mitipes razones, pues, dehemos consierar en realidad a la Revolucion seg la imagen que Ge lla ue Tormaree las generacones de intelectual que la sucedferons le oboe sombinada de la Iiberacén, la igualdad y el tcontions Tocqueville escribié que el igtaltasmo pronco lege 2 ate al apremiante ethos moral de aqullla, wa wee dbada 26 Gitedo por Paul Janet, eLa propriété pendant la Révolution Francais, Resue dei Deut Mondey, 1877, pig 228, Drimera,agitacién Hbertaia, Pero no debemos solayar st racionalia, ni el atactivo que tse tuvo para quioney, St aulendo a Plat erean en fe bases raionales el estado Ja pin por dad gone ya ene eve a los legiladoresrevolucionaios, mas alé-do cuesionee relatvamente trviles (como Ta reforma del sista mone: taro y la normalzacion de las pesas y medias) hasta Ia tarea ids exctante de racionaliaar las usldades de expacie Y temapo dentro de las cuales vivian los hombres. Haba a Proyecto de abolir las antiguas provinciay y recmplazarla: Dor unidades y-subunidades peciectamente keomevieas, Ge administracién politica, orientndas todas en tina instancia hacia su centro, Paris: Fue reformado el calendar, ase: nando nuevos nombres a los dias y los reses para retordsr onstantemente al puclo la raptura con el anteu regimen Pues sua pucblo ba de set aun tiempo libre ¥ sabe debe ser liberado de wicjos recuerdos y prejucios exgataos co ssociasiones y smbolos tradicionales Abolides ios, conto alone ead, baa qu tee nue en tres y crear un organisme. de prepaganda para Thera al Puclo —en las palabras de Rouseaw~ dels 2 que recurian, la imagen dal jacobiniano que ha inspirado desce entonces a los radicals. atormentsclo sos cota te nin is cee aia Politica revolucionaria det siglo XX que ningtn otro ele onto de la sociedad theral y burguesa del Slo SIX. El historiador Rovere Palmer supiere algo de exo en el si szuiente plsrafo #Su replblica democritica debia ser unitara, slid, total, donde el individuo estuviera fusionado en la'sociedad yal udadano en la nasiém La soberania nacional dedta Han tar los derechos individuaies, la voluntad. general. prevale: ce sobre los descos privados, in interés del pueblo el es. {ado debia ser intervencionista, y brindar etic soca. Jes; debia.proyectar y onentat las institucones. el pats y emplear {a Tegislacgn para elevar al hombre coulin Se areceria mis a los estados del silo XX que a los ddl RIX; la funciGn del gobiemo —~dijo Robespiere el 3 de Nivor sooo at ferns morn y fas def nal” 9 El paso final es el que va del poder al tevor: en tala re- volucion digna de ee nombre es preciso darlo. Pues, como declaré Robespierre: «Si la base del gobierno poptlar en tiempos de paz es la virtud, a base del gobiemo popular ea tiempos de revolucién es la vitud y el terror! terror sin el cual la virtud es impotent virtud sin la cual el tenor et asesino.™ Sin duda parte’ de la fascingcién y autojuste fGcacién que hallaban los expectadores ersuanos ch la quema de los no ereyentes y herejes durante la Inquisiién, ln exe cantraron js espoctadoresrevolucionaris del gullotvaricny to de los conttarrevolucionaris y taidores on el Pare de 1794. Bn el contexto del ‘Tecror fue donde tuvieron igen las connotaciones pecullarmente modemnas de ls tra cién y ln subversin; cada una de esas connotaciones x tan 28 Robert R. Palmer, Twelve who Ruled, Princeton: Princeton University Prest, 1941, dg. 311. 29 Citado por Balmer, ep cit, pg. 276, 6 inseparable del cardcter de la moderna democracia de ma- s, como la herejia lo era del cardcter de la iglesia me- ieval. Para un Saint-Just, inspirado por Ia ferocidad dis- ciplinada y espiitualizada de un inquisidor medieval, el te- rror podia tener las propiedades do un agente cauterizador: aunque penoso, indispensable para exterminar la infecei6n politica, Fue en estos términos que revolucionatios del siglo XIX, como Bakunin, pudieron justificar el uso del terror, Jostificacién que continsia en el siglo XX: en las obras ‘e Lenin y Trotsky, de Stalin, Hider y Mao. Hy, sin duda, tuna gran diferencia entre la realidad de la Revolucion, Francesa y la realidad del totabitarismo del siglo XX, pero ‘ho es menos cierto que existe una continuidad vital, como Jo han sefialado varios estudiosos actuales (entre otros J. L. ‘Talmon y Hannah Arendt), siguiendo conceptos de Toc queville, Burckhardt y Taine, Individuatizacién, abstraccién y generalisacién Si contemplames ambas revoluciones desde el punto de wise ta de los process més ampli y fundamentales que tienen fn comin, encontaremt tee especiimente notables. Los llamare individuatizaciin,abstraceién y generlisacion, Eos repretentan gran parte de fo que signlce cl cambio revo™ Tucionarig para fot flats y studios dela clenca social del siglo XIX. La impertancla de cada uno de elo ha pet= dluado hasta el rglo SX. Individuaiicin Bn el mando oer, I hi apuntar claramente en todas parts hacia In separa iis individves de lat cracturse comunales y corporativss de Jon greg de a comunidad aldanay de Inia i térica, la caste 0 cl estado de los avos patriareales en general. Algunas persona, ust ins mis, ten esa sepa: Facién on lox térininospfogtesita de uta liberaion, ia mancipacion de una taiclon que se ha vuelto opraivas Gres adoptan tina oplsiin mis sombria, y ven ex elo el surgimiento de un nuevo tpo de sociedad, donde el egoiimro Rofl y el stomlamo scl won comin domirantes cro ya sea desde el punto de vista general del progrso, 0 de la" deelinaci, existe. un reconoc nnientounhimane, gue hares isos tan cferentes como Bentham, Coleridge, Toe aquevile, Mars, Spencer y Taine, No el gropo sino el inai- siiduo era el heredero del desarrollo hist6rico; no el gremio, sno el empresrio; nol clase ol etd, ino el eadadano no la tradicién lititgica 0 eorporativa, sino la rarén indivi dual. Cada vez mis, podemos ver a la sociedad como un agregado impersonal, casi mecénico, de votantes, comer- antes, vendedores, compradores, obreros y ficles: en re- sumen, como unidades separadas de una poblacién més que como partes de un sistema orgénico, Por supucsto que algunos, como Marx, previeron, junto’ con Ia. descompesi- cin de Ia antigua jerarquia y autoridad, la formacion de tun nuevo tipo —el del sistema industrial, pero est le impidi6 considerar igualmente al individuo. benef del proceso y, una vez libre de la tirania de la propiedad Prvada de & Industa, destnatario de fa salvacin final. Abstraccién. Esto se relaciona con la individualizacién, pero atafie en primer jugar a los valores morales. Muchisimas mentalidades de este siglo fueron impactadas, no solo por Ia tendencia de los valores histricos a hacerse cada ver mis seculares, cada vez mAs utiitais, sino también por su se. paracién’cada vex mayor de las raices concretas y'particula- tes gue les habfan otorgado, durante muchos siglos, su dis- tintidad simblica yin. medio. paga su sealincion, El honor —como habia de demostrarlo Tocqueville en un ca~ pitulo magistral de La democracia en América—, la lealtad, Ja amistad yl desoro se. ognaten toes coo valores en los contextos muy particularizados de la localidad y el rango. Ahora, sin que Sariniyers ‘en modo alguno su atrac- tivo como palabras, como simbolos, experimentaban profun- das alteraciones los eontextos en Jos cuales hablan comuni- «ado su significado y habian servido de orientacién durante siglos al pensamiento y la conducta humanos. Muchor de estos valores habian dependidio, para su concrecién, de Ja experiencia directa del hombre en la naturaleza: “de sus ritmos y ciclos de crecimiento y decadencia, de filo y de calor, de uz y-de sombra. Ahora, un sistema tecnoldgico de pensamiento y conducta comenzaba a interponerce entre 1 hombre y el habitat natural directo, Otrot valores ha- Dian dependido de los lazos del patriarcalismo, de una aso- cision eech y primary dein sentd dep co que se apoyaba en un concepto religioso 0 migico del mundo. Ahora, esos valores se volvian abstractos —a causa de la teenolegia, la ciencia y la democracia politica, cran des- plazados de lo particular y de lo concreto, También esto 6 si repreteotar ol progreso para muchos y una declinae én cultural para otro. Generalizaciin, La naci6n, y aon el ambito internacional, hhan llegado a ser considerador en forma creciente come campos exenciales para el ejecicio del ‘pensamiento y 1a fealtad Mumanos. Desde la familia y la ‘comunidad Jcal, Jas ideas se han extendido en nuestra época a la nacién, Ia democracia, ln visiOn de un orden internacional futuro, June toon eg nee yn fincas ampli nei» también las percepciones de los hombres, que ya no yen en fur congéneres meros individoos particulates, no als bien miembros de un agregado general, o case, Como dijera Or- trogosli: AI descomponer lo concreto, la logiea de os hnechos tanto come la de las ideas, abrié la puerta a lo gene- Jal Bn ona igual gue oto to enfe l ndtin {io el primer impulse A los ojor de los fabricante, la masa de seres humanos que se afanan en la fébrica eran solo trabojadores, el trabajador asociaba al cueio de la fabrica fon a idea de mero capitate 0 patrono, Por no estar en contacto fntino, cada cual concebla al otto mediante Ja liminacién mental de sus caracteriticas individuales espe- tiales,reteniendo tnicamente o que tenfa en. comin con fos otros miembros de su clases © La democracia revolu- Cdonaria hizo en la esfera politica lo que la Revolucién Tn dustrial en la econémica, En cada caso el partieularismo del ee lade poh mio de tconereto, el ico 0 poderoso, el pobre desvalido identifi Gables? desaparedlé junto’ con’ ei localismo, La misma tendencla a peuar cada vez mas en terminoy de la clase abafadoraet low pobress, los capitaliata, se express ‘con igual fuerza en'la tendencia a pensar en’terminos de cvotartess, «burocraciay, sciudadanlay, etter, En su Reflections on the Revolution in France Burke es- cribié: «En muchas partes de Europa reina el franco des ‘orden; en muchas otras se eseucha tun murmullo subterré- feo, un movimiento confuso que amenaza con un teremo- to general en el mundo pol elo agen i presenta ge Buck pudo reveal cua 30 Democracy and the Organization of Political Partias, Londres, 1900, 7, pig 98 SL The Works of Edmund Berke, Nueva York: Harper and Bro- ‘thers, 1887, 1, plas 9249 sis. 66 eee eee general, cuin ilimitado era el terremoto quo_comenzaba fen Europa occidental, se extendia al resto de Europa y el hhemisferio occidental en el siglo XIX, y prosigue incdlume fen el Extremo Oriente, el Medio Oriente, Ia América la- tina y Africa en nuestros dias. o7 Segunda parte: las ideas-elementos de la sociologia Tv Eee ere eee eee 3. Comunidad El redescubrimiento de ta comunidad | etn kastementt de i sci, nt fundamen: il ye me largo cance ae amen | eile? cat & 5 Sppunidad. 8 ede Tei cacti del pena qe ena Teal gue hace Sea fee si, SAX, He eclin, Campor che eos lal to: | a olga, hata ser en realdnds uo de tr ena ae Spats rons de Dee a es pr pos ae ue iin te EFpesamienn soa! de le SBC sae ea a et dente i Edad de la Raps oe | To Bat Ge Comune Cone on of sg XI a mine fpertancie que tivo Sie Oe Sle, XIX sms [Bors Graken oot BE | Ree le Se rete io racional dl contmato. pare: dar fegidanidad a le oe Taciones sociales, El contro proporciosabn @ medals | todo lo bucno y defensin de ln otodady en ae ese fn cambio, vemes que el conttato se desianes woe ao escubrimiento del simbetiemo de la comunidad Lee Inne de Ta comunidad —reales 0 inaginadon, waliconales 0 ore Puestos-"egnron a formar en muchas eaters det perce, talento la imagen de le buena sociedad, Ex comet s convirte en ef medio de sfalar ln legitiniéad oe sess clones tan dvenas como cl estat, a lela, Gade, 1 movimiento revolucionrio, Ia profesién y'ia cooperate Guando digo comunidad quiero suniicar ago are oes ie ars coma pal al ce in pone tranoe ett gran parte de low ponsadors elas do Girne centurias, bared techs las formas de relacién caracteriza- das por un alto grado de inindad pesonal” profectticn exocional,compisso moral, consid real yer "] ete tempo. La eomnidad se basa sobre al acne eae bido en su totaldad, mas que sobre uno u ote de ee nics EE LLL LLnL ‘que puede tener en un orden social, tomados separadamen- te, Su fuerva psicoligica procede de niveles de motivacion mis profundos que los de la mera voliciSn o interés, y logra Teagan pris smite de tlt ae dual que es imposible en asociaciones guiadas por la si convesienia 0 el conentinieto racbnel LS roma 8 una fasién de sentimiento y pentamiento, de tradicion y compromiso, de pertenencia y volicién, Puede encontranela en la localidad, la religin, Ia nacion, la raza, la ecupactn, © en cualquier fervorosa causa colectiva, o bien terer ext resign, simbélia en cllas. Su arguetpo, tanto desde’ el unto de vista histérico como simbelico, la familias y on ‘asi todos los tipos de comunidad gemvina la nomencicurn a fart a ugar prominent Tay alin er les o imaginarias, formadas en el mistmo medio socal por Jas relaciones no couunales de competencla ‘confice, utlidad © contentimicnto contractual, son fundamentalee para robustecer los lazos comunitarios: su relativa impers fonalidad y anonimato llevan a primer plano a estos los, Dersonales'e intimes, En la tradicién sociolbgica, desde Comte hasta Weber, el ‘ontzaste conceptual entre fo camunal y lo no comunal et vivido y bien articulado, Hacia fines del siglo, ‘Tonnies fe dio la terminologia que afin subsite (Gemeintchajt y Gesell schaft), pero no es menos real en las obras de fos socislo. {05 anteriores y posteriores, donde solo Marx disiente de mar era sgnificativa sobre sus consecuenciasvaloratvas, No s suficiente decir, como muchos historiadores, que el rasgo més distntivo del advenimiento de la sociclogia‘en siglo XIX es la idea de stociedads;tampoco es una afi cin precisa, ya que dice a un tiempo demasiado y dema slado poco, Pues, en una u otra forma, el concepto de socie- dad no dejé nunca de sr abjeto de consideracion fileséfca, ni siquiora durante la Edad de la Razén ye] Tuminisme, cuando abundaban las doctsinas individulistas, Como, ha selialado de manera tan esclarecedora Sir Ernest Barker, desde 1500 hasta, 1600 toda la teorla sectlar dela ley nat tural empefé prictcamente la totalidad de sus esfuerzos ex claborar una teorfa de la sociedad pero tras la imagen tacionalista de Ia sociedad en ese periodo, cast. sempre 4a imagen de individuos libres por naturaleza, que se habfan unido racionalmente en wna forma eapecfica ¥ limitada de asociacién, EI hoibre era lo principal; Ins relaciones eon n Paban un lugar seundavo. Las insttuciones solo eran pro- pesclones de sentinientos inatos fis y atontzndos ik bre, Volicién, consentimiento y contato: he aqul palsbens claves en In usin de la sociedad en terminen de ley natal, los grupos y asociaciones que no fucran defends or tos términos eran arrumbados en el canto. de lot tas ej de a histocia. Poeas comunidades tadicionaes oboe, vivieron al examen de los filsofos de la ley natural de loo Sigios XVII y XVITL La familia era habitualmeste scape La, por supuesi, aunque Hobtes utiliza lp ides de ta sonttato técito para justiicas la rlacién padzoiia, > Sn Siglo mis tarde’ Reuseas jucga con la del somegmeate de Ia familia a Ip Voluntad General, Debesiamos adgias también un pétrao especial ala cues de a igleia, Sere esta euesion habia perdido cat Yoda su intensad tocks fines del siglo XVII. Cuando nos volveins hacia teas sot ciaciones, vemos que tampoco con elas hubo tesced, Las aremios, Ia conporacin, el monasttiy la comuna, el poe Fentesco, la coumunidad aldeana tous fueron considers dhs carentes de fundamento en la ly natural. La aed ‘clonal debi ser, como el conocimianto tadonal Io one toa wadicional Se deg fundar on l hombre, no fame aaiembro del gremio, fligeés 0 campesino, sto cbmo hone Bre tral, ve concede, fom tn thd de relcones espociias descades por los hombre, qua on ecableten de manera libre y racial enites, Tal ers el eee ae sociedad a que legé ef Tiumnismo francés Para los phifocophes este modelo eatabs. hecho a Ja ane di de sus objetivo poltcan Las relaciones comaates del fewlaliso les repughaban tanto en el terreno moral coro gn el politico, y's fuera porible demostrar que carcig ae Ta sancién de la ley natural y la razén, Spues ante geil En oh rnc wba eras J cnn de earicter corporatvo y comunal Lo que hack fata ne us orden social fundado tobre la raxén 9 el intiioy onde Por fos lazos mls ojos impenonales’ Eh problone. aa cone lo pine tlmmeente Rows conta so contra una forma de asncialon que defehdiers y protege Jn persona y los bienes de cada agociado con tats fone cup dine xl io ung nan dt cnt, Duudira ‘seguir obedeciendo a tus propor ditadoyey flea send tan libre como antes Semejants esta 20 \ Soci Contract, of. city phgs. 19 y sign B dia yr la uy, sin embargo, enna dejar neue (ei Raita Et ‘nal make gitocura erent, come cocci Uablan apareide atin aaBaal, «Desde el momento en ew aeons rca deta yu Ge O00} pombe at eigue macs eis} dade ol met Soe der danparce al a en dc ajo. susie Indupeniss de, gs ec comin penta Propica oe a toe dan ent Sone Sa ont con bs aes In SOO ae Si tune al ee a ecm dremcnent que el cong WeSSo toca recLanaba, La falia de la reforma anterior Ba I as monenon, east para come aan ene terra cnn ow), como 7 Ss dapeiane a pide buble Bear sn Rowweats por etree lt cos ee an ar dem propa combinacon ca Se ng fabian potion pero fecal nt ae re el aig can ot Tracer ee ale dei hapasate opoice se rots be dacin Pati el Tami 25 Sfaue' erode nis poe quel go Bet We HERI eal dena de'th cer ti min; commend media hala FE a rman wo eta prea ont ee ce Ti Thee came dpion qua 1 Seana i oe ee ieee ome burner, Pe end yh gone doa ome "BPlniere sha an pete ean ie ai hua no tens expan Shel pf po; cama fowl aca de 7 ee last Lavhoetiidad intelectual a Ia comunidad tradicional y a 1a bea mule como hemes vn, at “sSechalonazen nd a lao eh fo eoluone ae tafaban por la tron legilativas y ecopotjones acids en a cad Media, plo ae grey fries, cumolendo io Drei 9 2 Discourse on the Origin of Inequality, op, et, pigs. 244 256 3 Gltado por Lewis Mumford, The City in History, Nuova York: Harcourt, Brace & World, 1961, pig. 254, | presgiado por lop ilbofosracionaitas desde Hobbes. La Enimonicad conte la comunidad tradicional et los pet tadores del silo XIX se reflej inensamente en lon cert tos (y la labor prictca) de los lof rade, cond: Claes” por eb notable Jeremy Bentham, Este y tos nace. sores rechazaron fa fe Sel imino frances en los dere- Shen naturales y en la ley natura, pero gomo. Jesacara Haley, ln comsoouencia de sus propiasoctinas de mont satiral ye nes pera sara fuel tina pre a comunidaes corporativas intermedia ente el hombre 92 sstado soberano, Las louse Bentham a a comrilad tradicional so hnefan extensivas la ley comdn, el sstina Jmidico el burgo, aun Tas oniveridades antiga. Bl rae onatismo, qua en sv forma cartsana habla elimina Ta Suporsticidn ‘y la revelactén, : ‘elvis det comunaliomas Pats alc axa mets ta fal el comerci, el indusialismo y Ta ley administrative del cstado debian servi de lnsrunchioy,perntiendo, ata Uno a eu modo, slesnzar lon fines sociale eel rectonisnc I ieghltira del sigoS%, cadaver ns grubs» os dseos de leg novos hombres de negocios dela adie teacitm piblica, encontraron muchos mottos de. facia: cin ono cin do tain de Ben ate ferbert Spencer. No fae ffl pasty deo absiacto ios sifcg alas neeeidades pots cuando el eaemigo comin tra tn subsbteneia ce tradiciones comrales qe brews inn atin despus de haber perdido toda utllad, eran {an enntaras al desarllo econo, como ala efotne stdminitrativa, Nos imple coinldenci ques cast Ges Comienzn de la Rewoiucton Hadar, Toe patidarey del comerco y fa industia montaran tanto interes por in fe- forma potica yada como per a expan dl ‘Ast encontatos ene lo discpulos de Bentham Ta doble pasén por el inciriduatiamo econdico y in refonina pole ticas ‘esta tia suele tomar la forma de un proyecto de 4a ora clisca sobte Bentham sigue endo Growth of Philso- ‘hical Radicaliom de Faléyy, donde ene arpeeto del pensmiento de Beacham y mo potence influ sobre sus continuadoren apurest roa zado cou mucho detail, Wéne tambien el tayo farcineate Ge Gerttude Himmefar, .* Sus mayores con ttibuciones al pensamiento politico se fundan realmente. en To que al jusgaba la prioridad ética do In comunidad his trea (en las eolonias, la India o Francia), ya fuera sobre tla afirmaciéa de los derechos de individuos inexstentes», 9 tobe cla dnuibuién geometric yoy erdenanients ait Inéticoss de los centraliradores politicos. «Lor organismos Ccorporstivos son inmortales, para bien de sis miembros, n0 pata su castigon, escribis como amarga respuesta alas Teyes Thahiduaista de To ders revoluclonatios francs En las obras de Jos conservadores, el redescubrimiento de la comunidad tradicional y sue virtudes ocapa un lugar central, como también el contrast entre la comunidad y et {adhidualismo impersonal que veian flozecor a su alrede- dor. Bonald declaraba en Francia que la exigencia, de la hhora era restablecer las garantias comonales que ofrecian la iglesia, la familia y otras tlidaridades prerrevoluciona- flag incluidos los gremios y las comunas. TH contraste entre 5 Works, 1, pés. 498. & Works, I, pig. 518 6 ta segusidad pattiarcl que proporclonaban esos ongaistnoe y'ln integridad del nacvo orden es sema recurrent en so {sctton Haller hace glrar toda tu cencia de Tat socedades tlrededor de ia comunidad local y au autonoméa natal Tiss souaciones de sinecaniand» formuladas por Garyle se fundaban, al menos en parte, sobre el derplareminto de Siodon de" pensar. y Ge sentir» de au contexto.combnal Hitrico, Nadie expluo eta opiniéa conservadora. con mls tlocuencia que Disach. En Sybil excite: No hay come sided en Inglaterra; hay agiegacién, pero agreqation en Circunstandas tales que ia toran amés un prinapio disoe dante que unificador.-- La comunidad de propéstos es lo aque constiuye la socedad.- Sin ela on hombren podem set iRevados a constiuir una contghidad, pero segurén extane fo ailadoe en a pretica.» Esta stuacin es mie extrem: 4 dais en las chidades. cn las grandes chudales Ios hom bres se agrupan por el deico de iuero, No estén en'un estado Ge topsradén Son do abamismey en lo qe a lace for fina se elie; y para todo lo demis no ler importa el prdjimo. El citianiamo nes enscfa a amar a nssro prb- Timo como a nosotros mismos; Ia tocedal medema no re- onoce projino algunos? «La. socedad moderna no reco. ce pring algunos Eas palate de Dial ptan fenir como sates de gran parte del pensamiento del siglo XIX “Eireo det radical cotno del conservador, del magi. hat como del emplrico™. Atendamoe x Wiliam Marri, iva alabanra de [at vrtades medieval era In base prin- pal del ataque al indvidualisno mademo: «La camara: ‘ria r el parte, y la fala de camaraderia ol inierno; ‘amaraderia es vide, falta de camatadera es muerte; Jo que nla ia era fo has por camara yl a cue ponds en ello perdurard por sempre, y cada uno de Sorts pericipart de dias” Tn camaraderia, In proximidad con otros seres, la comuni- tad, cada una 4 si modo, consitayen cl nieve eaqoema de jn op, Lo que fusr el suelo Ge Jas primeras mental dades utopias cobra ahora para mucho realidad =reali dad efimera, a veces desiuionante, pero realidad al fin—- Bl ibro de Robert Owen, New Lenark, no afect, por su presto, Ia vida pritien "Jo tnchos, pero Tue precursor 7 Williams, of. cit, pag, 106, 8 Citado por May Moti, Wile Morris Artist, Weiter, Sociae st, Oxfords Basil Blackwell, 1836, 1, pag. 145. el tema, Las comunidades rligiosaswtipias del solo org tome, Eas comic motvacones_ pueden halle clan Pei! goto eventicoypoitico cme {ania el end pear para la eistandad su paeca oo es ae Pera ant a, comsnaliano una Foren poderosa de ia religidn del tiglo XIX, como Jo ex fuera poder enon, Dentro del social, los mar SE anchos ca enactment. de todo. modelo fasaco tas fe apa Ig uraicion, encontando en la vast a ee yon ta Lain, esctural suf- aeons Oe nejeridn Lea de a humana poo habla Gientes pats lade tro modo: Prouon, cua, cefensa Fee ree eeiarcal leave el regionaliano, cons Sea a oubalat de st ponamiono soctlstas fe ese uchos do Ie euules via en ln comuni Js anaemia yon ls cooperatvas rurale ih arise tere orden (na ver que ls propiedad Rubia eer ce dn dal teratetiente fk monargula y la las, por sop) Gran pre a pe de evil ae Se ayia mutia del sgl pando proviaie soe Pge ha teat de develver a In sociedad algo. de To unpre a abandon mind ler ane eos de os pasquines yparieton de i &po- Terie eponea las desapareedss welded doa ome cd SRicana ‘ion gremioe al egosmo y ix avarice se ANd sus notvaciones eran Ge indole radical mart eon a aban de i propiedad privada ya Gln ‘sodal owas vows de indole conervador, dando orien lee ng te Frey co Wi Mo i eatablcer prom el passdo areanal de Ia. pos eagle oper rade re ean ra Co ancuataspromoviendo In creain de cubes ¥ puree aMvenlehdons de abcionadon, Exon eters wey Gone aguno estes: el nuevo mewiento SE pliner urbane resaurei cin Bo ei odin eotrastes que oftectan Tas eitdades rarer cae con repecte a il grades y dibujr de fan alc y pathy metievale Hae eeeeeeaes ce modelo en otros axpests, ms eo Ja comunsamcnig maectual Gran parte‘do sae a cin doiflewota moral seid et conse ree eT eescebrimionto de {a cominiead. por parte Serre elcnte hianeo y socolegiee yeh pac ue ello produjp. Supone un cambio completo de perspectiva. ‘Vent la ioiveseia dela idea de comunidad en una co- sriente sustancial del pensamiento politico del siglo. La idea de un estado abstracto, impersonal y estrictamente legal, es puesta a prusha per meio de teoras que we fundan sobre Ja supuesta. prioridad de la comuniead, la tradicign y el status. Eruditos como Sir Henry Maine, Otto von Giedke, y en las postrimerias del sigl, el gran F, W. Maitland han demostrado que los fundamentos de la toberania. moder- na, la ley prescriptiva y la ciudadanfa no provienen to- ok de Ia voluntad individual y del eonsentimiento, ni mite cho menos de un contrato iftico, sino que son mejor comiprendides como consceuencias hitéricat de la disolie cidn de la comunidad y la corporacién medievales, La pro- pia imagen del estado resulta afectada. Aunque en las of Ge John Austin, el concepte abstracto e individualist del estado y la soberanfa fue objeto de una formulacién elo- fuente, Se Te apusieron, sin embargo, otras opiniones —algic nas nefastas—" del estado como comunidad, que presentan a Ia nacién politica como saceiora legtima de la iglesia en st emanda de lealtad individual. Del mismo modo las radiaciones dela comunidad han de ser ‘contempladas dentro del pensamiento religicto de ia épo- a, El individualismo religioso y la teologia racionalista del Salo XVIII —consecuercia dinecia del movimiento” que inicaran Lutero y Calvino, son desafiador abora en mi- chos frentes: el canénice, el litirgice, el moral, el politico. Lamennais, en's Encayo sobre la indiferencia publicado en 1817, y que tuviera vasa jnfluencia, no ve para el hombre, una ver separado del carécter comuinal y corporativa de la zeligién, sino la desesperacién atea, Lo primero, nos dice, no fue el verbo, sino la. comunidad: la comtnidad del hhombre y Dios, y de los hombres entre si. Tal Ia esencia de una cosziente de pensamiento cada vez mas poderora en cl siglo, que habia de interosar a les todlogos de todos los pales dccidentales y constitu, quizs, la primera reaccién Benificativa frente al individvalimo’ protestante que Ei- sopa habla visto después de la Contrarreforma. Se produce lun verdadero renacimiento de los temas litiryicos y candrni- og, temas que seguramente tienen contenido intelectual y doctrinario, pero son también aspectos vivides del tempe- ramento comunal que invade tantas esferas del pensamiento La manifestacién politica del corporatvismo religioso mucs- tra con clocuenca ls ideas de autonomia reigiosa y plura- Tivo, en hombres tales como Dillinger en, Alemastia, La- soien Franca y Acton en Inglatera. Sen realidad la Sn una comunidad que sna soera reunién de A kiuucs, merecis gorar dos pare do autridad dentro sei ccaad,y del Corecho a ser conterporanea del este 5 "be cnestiboes propine desu naturale, Las verdade- to Seles del plunakano police que aparecerin despues fee ras a6 FW. Maitand, JN. ign yl oven Starla Tali hay que busazlas ef comunalsm religios. Ena tlowofla, fa Idea de comunidad ge revela de muchas oe copectaimente socal mora, tace bt epitcmoléia y sun metaien put cl tae, gue tectetaan: prepara conta, lay pepectivas seasaciona- Say atoniatcas de 1s realidad primero Hegel y luego fombres como Bradley en Tnlatera y Bergson en Francia Rojara culminar con la propecia de Duskheim acerca eos ongenes comunales Ge la concepeién humana del uni- Seno y de las categorie del conoeimiento— forma parte Ue una misma Ponpectvay slo gue éita © mis notoria SE Ee Bloslia socal y.poiton, Tomemos, verigracia 2 Coleridge 7 Hegel. El pliner, en su notable Constitution of Chatch and Sate, bace de la vsiin de la comunidad a sae terncal del ataque contra st raconalisno wiltario, a idualisno regio ye snduscalmo del lases faire Ao come a cononsdad es parm Coleridge el modes de 'bena sociedad, también Ja tradicién es el ndcleo de st Stague contra el modernism telectual y Terai. En Tegel in inflvencia de fa idea de comunidad aparece ch a Riosfia det Derecho, obra. que, mis que, cualguice Gira production de la filosfia slesiana de comicnzns del ‘io Beige establecé las bases spropiadas para cl Sugi- ‘Blew de Te socologiaslemanay Se trata de un ensayo Faclonalsta, poo de'un Gpo de raconaliano may diferen- {eal del Tanisno (alomin o franc). Hoge! era coner- sealoyy el cavdeter Consrvador do su pensamiento socal oe plnads en buena medida por el papel demizants que Sizempetiabe en él la imagen de comunidad. Su eitea del Sividualiamo Ge los derechos maura, def oberon eta nmedinta, su reenazn del guatarsmo de la Revor Iucén, Frances y's alaque al contato come modelo de felaciin inunana se fundan todos en un coneepto, do s0- Sold que, al gual que la sociedad medicral, es concéatien! 4 compuesta_por citeulos’ de asociacién entrelazados aniliay profsign, comunidad local, clase social, iglesia, cada und de los cafes es auténomo dentco. de los Ties de su significacién funcional, cada uno de los cuales debe set la fuente necesaria y ef respaldo de Ia individualidad, y todos en conjunto constizuyen el verdadero estado. Para Hlegeh el verdadero estado twia communitas commanitar tg sigue on agreado de Inds, camo lo dein Por dltimo, la influencia del redescubrimiento de Ia came hiidad se advierte sobre toda la hstoriografia el siglo XIX Si hay un aspecto en que los esritos histériccs decmat6n tos te diferencian de lor del siglo precedente —aparte, qUi- bdo ave wn bjadvs ean caver mle cencor e in verdadera erupciOn de interés eradito por el pasado co- ‘munal y tradicional de Europa; esto se puso de manifesto tn incontables obras acerca del feudo, a consnidad aldea- na, el gremio, el condado, el distite, cl ecentenars," ete De Ja misma maziera que los historidgrafos del siglo XIX recharaban let historiay enaturaless, «conjeturalet> e del siglo anterior —basadas, regi era. pica. mente reconocide, mds en las Iuces de la razén que en los datos de los archivos, s¢ mostraban adveros también a is Rosidad contra la ‘Edad Media que fabia conducido 2 Voltaire, Gibbon y Condorcet a desprecir todo. aquel perledo por su Désbara interrupeidn del progreso. Basta tein fn ombyes de Stubby, Freoman, Mattand Fee tel de’ Coulanges, Savigny y von Gierke para mostfar el grado en que hivorindores de primera fila 4 entregason al estudio de las comunidades ¢ instituciones medievales. Las historie insticucionales del siglo XIX siguen siondo hasta hoy insiperadas;ellasrepresentan una parte del interés des- perado por Is comunidad medieval, iaterés que afects Inismo’ al advenimiento de Ta, socilogia. La relacién en buena medida adversa hosil que ior histoniadorer del glo XVIII encontraron que exista entre lat insttuciones imedicvales y fos clectorades, asambleas y Hibertades moder~ has, 4 invierte en el siglo XIX, donde algunos estudiosos bhusean los origenes de la democracia ‘en los contextoe otrora + Hundreds Antigua divsin de los condados en Inglaterra que ‘comprcndla, segua se rupone, un centenat de Aides, medida equl- ‘lente m snot 100 ave; o sea que el hundred tenia 10.000 seres (aproximadamente 4.050' a}. (N. del B.) at menospreciados de Ia junta popular, el feudo, la asamblea ccondal y ol estamento La comunidad moral: Comte Lo que‘ms nos interesa a notes, no abtants, s Ia soco- logia'y in infivencia ejeeida sobre ela por la ‘idea de co- tmunidad. Esta influcscia fae amplia, La comunidad no ex in siunfo que atraiga el mero interés emplrico de Jot 20- Ciblogos —-puesto de manifesto en estudios sobre el paren- tesco ia Toealidad y el gremio-~ sino una pergpectva, una snetedologin que ealarcer el ands do la religién, In auto- Find, In ey, el lenguaje y In peronalidad, y da ottor scan. Ces al proticma permanente de ln organivaciin y In dee organizadn, La socologis, mde que toda otta aicplinn sere agi a dado praca onc de soaal. Ei pinto sobre el cual quoremos inser sin embargo, e& que Ei relerente de lo ssiial> fug cat invariablemente I> co Tnunal. Communitas, no socitar” (con. sus connotaciones tis impersonates) & ln verdadera fuente eGimolbgion de in palabra coocia>, tal como la emplea el soil esis tsuidios sobre la. penonaldad, ol parentesco, In econoraia yas pal fn ninguna parte aparece més deumbrante Ia visbn de In oraunidady a inicaree el sigio XIX, que en el pensamiento y la cbre de Auguste Corie. Bate no solo dio nombre a IL ccologia, sino que consiguis més que nadie etublecet sus fundatnentosen'el mundo de fa fiesta y Ia ervdcion. Su nombre nos evoca la ley de los tes estadot, I ejrar= guia de las cenciase, y vagamente el postivisto, al cual eNom at ponies dl cess y ns de en us timos aos, una nosva religién quo a fa jlo re. fnplazaia al crstaniano, Pero ef posvisno ef wlo un Ino, aI de Inte estan fs rand Genclas lenen poon que. ve, en realidad. con" ssema de socilogia por dl concebidos constitiyen su predmbuloy tou argumentos, por ati deciio™ en pro de la noctadad eTinwtabidad dsm mera, ila Ia cit nos interesa conocer Io que el propio Comte juzgaba su tociologia ssemtica, no tremos a Ia Filosofia postive (Ia iis inflyente de todan sus obras tanto deate el punto de Vita Blocks come en séonince goneraes, wgtn 0 ad 82 rite), sino a La politica positing, exyo subtitulo reza:, «Trax To de soclogas; en ln, el ambente de comunided re sulta arrllador. Comunidad perdida es comunidad que hay que ganar: he Equi los temas que onientan tanto su esttica social. (Ia Gienia ‘del orden) gomo su dinknic social (Ia cienl del rogreso). Comte define el progreso simplemente como el Bipo del ordens y no hay dada de que cuando su pensa~ rmiento aleanz6’plena madurer, la esttica social fue para Gel mas fundamental de los des aspectos. La dinémica s0- al nos dice se funda sobre una captacién profunda Gel evolucionismo que emana de los pensadores «metaisicos» Sluministas; le esttica socal, en cambio, se apoya en ideas fextraidas (lo admite con franqueza) de la escuela stco- IBgiea» 0 sretrograda>, de la que Maistre, Bonald y Cha- feaubriand fueron, a Su juico, las figuras preeminentes, En teoria, su repudio. de ambas escuelas es parejo, pero basta Teer sus amargas palabras acerca de hombres como Voltai- rey Rouseatt ( siones liberales, Expuesto de esta manera el pattorama eco- niémico de la clase trabajadora, Le Play retoma la cuestion de lo rados sociales concomitanies de ston grupos ocipar En casi todos ellos pueden encontrarse seis grados de status. En cl diltimo estin los sirvientes que habitan la cata del smo, pagados en parte en especie, en parte en dinero. Le 16 Mi sintesis de ete aspecto del trabajo de Le Play est tomada del excelente enfoque de Darathy Herbertion, of. ft, pége 114 yes. 93 Seer eer rr erreereerereerrereereeTee eee Terre ee eereerrePrerre ere

S-ar putea să vă placă și