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E} razonamiento correcto es Ia es:tuctura bésica que subyace a @ 1 todo comportamiento que logra alcanzar las metas propuestas, bien d duccion a la logica orma: se trate de las decisiones inmediatas aie constituyen In trama dais Pp vida cotidiana o de las mds complejas inferencias de la matematica para; de ahf que la Légica, que estudia precisamente las replas del discurso racional y tiene a su cargo el andlisis formal de la validez de sus argumentaciones, sea una disciplina cuyo dominio iesile indispensable a todos los que pretendan —cualesquiera que sea su imbito y su nivel de conocimientos— un razonar y una conducia atenidos al rigor y a la coherencia.Ror otra parte, los espectaculares desarrotlos logrados en. los wltimos tiempos por la ciencia que fa dara hace veintitrés siglos Arist6teles como eorganon» de la filosofis, han aumentado toda is sa drea"de influencia e incrementado el ‘campo de sus aplicaciones. ALFREDO DEANO —proiesor de la Universidad Auténoma de Madrid— ha escrito una INTRODUG: CION A LA LOGICA FORMAL original tanto en sus plantea: mientos como en sus desarrollos; el objetivo tiltimo es ofrecer Ia lidad de iniciarse sin mayores dificultades en los conceptos y técnicas dz la disciy i, empleando los procecimientos expositivos més idéneos y recurriendo a] lenguaje especializado tan sdlo en los “~pasos indisrensables. Dividida la obra en dos volimenes, el primero (publicado en esta misma coleccién, AU 64) oftece una ‘caracteri- zacién general de la materia, define sus nociones fundamentales.y hhace una presentacién de la I6gica de-enunciad i yew, en dos_partes ieTpimen std dedicada a Ia exposicién &&. Lh: LOGICA DE PREDICADOS con ayuda de miles ejemplos yf. inclosia de un capil e dedicado a ejercicios; en Ta segunds ‘tas auepanen oi lector en comtasta fh Jos. dtimos, esaiTSTOe de la logica y le proporcionan un’ amplidhigepertorio de sugerencias bibliogrsticas, , NWA (LAN Cubierts Daniel Gil Alianza Editorial e e Alfredo Desiio Alianza Editorial, S. A., Madtid, 1975 alle Milan, 38; a 200 00.45 ISBN: 8420629871 (O. C) ISBN: 84.206.21420 (T. I) Depésito legal: M_ 301141975 Fotocomposicién Compoprit Impreso en Closas Orcoyen, S. L. Martine: Paje, 5. Madtid.29 Printed in Spain INDICE Nota preliminar .. a . 7 Parte Primera WV Capitulo I. La Tégica de predicados de peatey orden... 13 1, Nociones basicas. aor Hees i Nominees Petia! Mendee sediados pls ce matt tele pices See tee Sore ceca gaa mens ; ee ne aie a a aor 'b) La légica de predicados monddicos ...... Le es Penson deca omc Rett dc nl reac en ee et cae monks eet ids edad endlce (2) ie sean ptt pas tere meee ee ere ear Poem dene aid dda pica bir den ty iin en a ates” BSSLSSRsTURRAERRNS Cuantificadores muméricas 0.1. Descripciones -enwre - La logica de predicados como sister ferencia. Razin de wna omisién Presentacién de las nuevas regis... "’ ‘La logica de primer orden como cdicuio de Capitulo II. Ejercicios de deduccion 1, Problemas 135 2. Respuestas .. 163 Parte Segunda... Ws 1. Perspectivas .. 17 1. Ls Wigica de predicad 18 2) Le meuteorta =... 199 3. Leas logicas llemadas 201 La légica polvalente 202 La ligica modal 208 4. Los confines de la igiea 24 ca «normal» y Légiea «desviada> Lage, Ungusicny Pocolog IL. Bibliografia (0... ese NOTA PRELIMINAR Este libro constituye la continuacién de la Introduccién a la légica formal (1. La légica de enunciados) publicada en esta misma Coleccién* y recientemente reeditada. Esta segunda entrega consta, ‘como puede verse por el Indice, de dos partes. La primera —y més larga, con mucho— contiene una iniciacién —facilitada con ejem- plos numerosos y reiteraciones constantes— a la légica elemental de predicados en toda su extensién, y se completa con un capitulo de ejercicios, La Segunda Parte se compone de un capitulo titulado «Perspectivas» y de una breve Bibliografia. Por lo que hace al pri- mero, se trata —dicho sea en el estilo de algunos de nuestros en- sayistas — de un «capitulo alffizar», cuyo propésito no ¢s otro que el de asomar al lector a tos multiples y variados desarrollos que —mas alld de lo expuesto en esta obra— estd la I6gica formal expe- rimentando. En cuanto a la Bibliografia, ya se ha dicho en el lugar ‘oportuno que se trata tan slo de una minima seleccién de textos, guieda en muchas ocasiones por las puras preferencias personales del autor, y limitada, en otras, por el casi insuperable hastio que le produce confeccionar listas de publicaciones. Con todo, es de esperar que esa relacién de libros surta sus efectos: el efecto, sobre * Alianza Universidad, n> 64, 10 Nota Preliminar todo, de estimular a keer mds —y, desde luego, mejures— coms sobre Iégica: Este segundo volumen es deliberadamente escueto (no, por supuesto, en el estilo, sino en el contenido). Quedan, sin duda, ‘muchos temas por tratar, 0 por tratar més detenidamente. Hemos ‘creido, sin embargo, que era cosa de tratarlos de otro modo. No de modo introductorio, resignadamente didéctico, sino de manera problemitica, no codificada, mas acorde con el caricter abierto de esas cuestiones que aqui apenas hemos bordeado, pero algunas de las cuales nos proponemos afrontar en otro lugar y en otro tono. Las consideraciones generales que haclamos en el Prélogo Volumen I —y que presentaban a la légica formal terciando entre, de una parte, cl oscurantismo y Ia flojera pseudo-progresista, y, de otra parte, entre Ia gascosa especulacién gratuita y la pobre astringencia formalista—- siguen siendo validas aqui. Los agradeci- mientos, también, aunque habria que multiplicarlos en némero & intensidad. Madrid, 19 de julio de 1975, Allftedo Deaito. PARTE PRIMERA Capitulo 1 LA LOGICA DE PREDICADOS DE PRIMER ORDEN 1. Nociones basicas A) Introduecién, Hacia la légica de predicados ‘Con la légica de enunciados, la Iégica formal era capaz de de- cidir acerca de la validez de cualquier inferencia en la que se derivara. un enunciado sin analizar a partir de otro u otros enunciados que tampoco se analizaban. En otras palabras: la Iégica formal, al nivel de la légica de enunciados, sélo puede analizar formalmente dc manera acabada aquellos razonamientos en cuya validez no esempefia ningiin papel la estructura interna de las proposiciones que los componen. Y, sin embargo, hay razonamientos que, siendo formalmente vilidos, no lo son simplemente en virtud de las puras conexiones ‘externas entre los enunciados a partir de los cuales estén construidos.. Su forma légica no puede exhibirse cumplidamente tan sélo me- diante letras de enunciado y conectivas. Es preciso ir mas alld: enetrar en Ja estructura interna de los enunciados, en busca de clementos relevantes para la validez de la inferencia en cuestion, a (rr “ Alfredo Deatio Al final del volumen I de esta obra poniamos un ejemplo de ese tipo de razonamientos cuya validez escapa a la Wégica de enuncis dos, Pondremos ahora otro, extraido de la misma fuente: Lewis Carroll. Ningon fst puede estar traspasado de amor ‘Una ost puede estar tappasada de amor Las ostras no son fosiles Si encomendéramos a ia sola tégica de enunciados la mostra- cién de la forma légica de esta inferencia, nos encontrariamos, ‘como bien sabemos, con esto: alas Y asi se daria el caso de que un razonamiento que, a la luz de Ja intuicién, a la luz de la Igica «natural, es valido, no lo seria ala Iuz de la Légica. Si la Légica fuera sélo la Iogica de enunciados, ‘mal cumpliria su funcién de andlisis formal de la validez de los razonamientos. Pero no: la Légica dispone de otros recursos. Y ante un razonamiento como el anteriormente reproducido, la Légica levaria a cabo un andlisis cuyo resultado seria el siguiente: Ax (Ex Px) Kx (Ox Px) Ax (0x 1F x), y mostraria la validez del razonamiento estableciendo que a partir ‘de unas premisas que tengan esa forma se puede derivar una con- clusién como ésa. De este modo, quizés: 1. Ax (Fx 1Ps) P 2. (\x (Ox Px) P 3. Fa Pa REA, t 4. Oa-+ Pa RE/, 2 5. Pas Fa RContr, 3 6 Oa+ Fa RTr, 4,5 7. Ax (Ox 1Fx) RIA, 6 Introduccién a la légica formal 15 {Cémo hemos conseguido dar esta versién de la validez formal del razonamiento propuesto? Analizando los dos enunciados que constituyen sus premisas y et enunciado que se presenta como conclusién. Analizando los enunciados, hemos dicho. Qué tipo de andlisis es ése? Un anilisis légico. En el apartado 1 del Capitulo II del volumen I de esta obra sefialabamos cémo a cada estrato de la Iégica corresponde un de- terminado nivel de andlisis del lenguaje, De anélisis Idgico del enguaje, porque ya hemos dicho que en ese andlisis lo Unico que queda retenido son aquellos elementos del lenguaje que resultan im- portantes desde un punto de vista Idgico —dando de lado aquellos ‘otros que los Idgicos acostumbran a llamar, con expresién quizés involuntariamente peyorativa, elementos «retéricos» del lenguaje, de los que se piensa que carecen de trascendencia légica y son objeto de estudio de la sola gramética®. A la Iégica de enuncia- dos, recordemos, correspondia un andlisis del lenguaje que dis- tingue en éste dos tipos de elementos: de una parte, los enun- ciados como unidades; de otra parte, una serie de particulas —'y’ ‘o', ‘si... entonces ...”, ete — mediante las que componemos enun- ciados a partir de enunciados simples, A la légica de predicados, en la que nos estamos iniciando, corresponde otro tipo de ané- ‘isis: un andlisis que penetra en los enunciados, que los examina por dentro. Podria parecer que con esto abandonamos la légica de enun- ciados para entregarnos a empresas Idgico-formales de mayor fuste. Nada de eso. La légica de enunciados sigue con nosotros. No se trata de abandonarla, sino de prolongar el andlisis l6gico. La légica no es un conjunto de célculos desperdigados; tampoco un conjunto de célculos simplemente superpuestos cada uno de los cuales sea la negacién de los inferiores y el inicio de algo entera- mente nuevo. La logica, es, més bien, una acumulacién organizada de célculos cada uno de los cuales supone la integracién de los * Gt. pigs, 45 y ss. del Volumen 1 * Y muchos linghistas ban puntualizedo, con razén, que esos elementos egica- ‘mente relevantes» no son, si bien se mira, tan escasos como muchos légicos piensaa (Véase, por ejemplo, Semantic Theory, de J. Katz. N. York, Harper and Row, 1972). Alfredo Deato anteriores en un sistema més amplio®. No es, por tanto, que al Pasar a exponer ahora el célculo de predicados vayamos a dejar @ un lado para siempre —en razén de las limitaciones de su al- cance— el céleulo de enunciados. Lo que haremos seré construir a partir de é —y conservindolo como cflculo bisico, de fondo — un més poderoso instrumento de andlisis I6gico. Nombres y predicados Asi, pues, la Iégica de predicados supone una extensién det anilisis I6gico formal a través del anilisis Igico de la estructura de los enunciados. Preguntémonos ya: qué descubre 1a I6gica dentro de los enunciados? {Qué hay alli que le interese? Hay, fundamentalmente, dos cosas. De una parte, expresiones que se refieren a judividuas, De otra parte, expresiones que designan propiedades de indi releciones, entre ellos. Interesa sefialar que por~inidividuo" no entendemos s6lo, como él uso de la palabra ha llegado a sugerir, individuos humanos, sino, en general, cual quier_ser concreto, determinado,_identificable frente a todo lo ‘Wakdd"ee"algin sentido: personas, perd también montafias, niimeros, ciudades, estrellas, paises, obras de arte. Todo aquello que tenga 0 pueda tener lo que la gramatica tradicional llamaba un ‘nombre propio’. ‘Veamos qué es lo que, situados en esta perspectiva, podemos ddistinguir en los siguientes enunciados: (1) Virginia Woolf era ingles. (@) Buster Keaton estallé en carcajadse @)_ Ses menor que 7. (4) Antal atscs Sagunt, (6) Lewis Cerroll tenia més talento légico que Carl Prant (©) Jefe del Partido Fascista de la Atlntida tomé asiento entre Grouche ‘Marx y Guillermo Brown. (7), Wittgenstein dedios el Tractotus Logice-Philosophicus @ David H. Pinsent (8) Otelo amaba « Desdémona més que a Eloise. () Azorin preferia Castila a Transit (10) Justiniano dio a Moists las Tablas de la Ley a cambio del becerro de oro. * Aquellos lectores que sepan de aritmétca y andliis matemético hallarén una ‘analogia esclarecedora en la historia do la progresiva ampliacién del concepto de sdmero, Introduccién a Ia_légica formal "7 (11) Sécrates fue e! maestro de Platdn, Buclides de Megara y Fedén de Elis, (12) Elespitin Nemo abandoné el Amazonas en busca del Misisipiy de Laura, (13) Lloro por ia muerte de Crisipo, Escoto Erigsna, Edgar Allan Poc y Cons: tantino Kavafs (14) Giertoreformadorreligioso intenté hacer una sinesis de Confucio, Lutero, Akhnatén y H. P. Lovecraft. (15). Hittsr hizo enlarsea Brecht, Einsein, Freud, Thomas Mann y Fritz Lang. En este conjunto de enunciados podemos distinguir, por una parte, nombres de individuo —‘Buster Keaton’, ‘Otelo’, ‘Platén’, ‘Castilla’, ‘cierto reformador religioso’, ‘el Jefe del Partido Fascista de Ja Atléntida’*—, y, por otra parte, expresiones que, o bien de- signan propiedades (caracteristicas, estados, etc.) de individuos —".. era inglesa’, ‘.. estall6 en carcajadas'— 0 bien relaciones entre ellos —*... atacé ...’, “.. preferia ... a, etc, A las expresiones. > del primer tipo seguiremos llamandolas ‘nombres. de_individuo’” 0 ‘nombres’ a secas, Para designar a las del segundo introduciréri6& el término ‘predicado’. Son, pues, los predicados expresiones que designan propicdades o relaciongs. Convengamos en Sustituir, @ efectos de esquematizacién Idgica, Jos nombres de individuo por las primeras letras del alfabeto escri- tas en mimiscula: a, 6, c, d, ete. Y en esquematizar las expresiones predicativas mediante letras maydsculas que serdin una especie de abreviatura de ellas, en el sentido que veremos. Cémo combinar simbolos de estos dos tipos para representar enunciados? ‘Vayamos por partes, comenzando por Ia més ficil. ‘Tomemos el primer enunciado de nuestra lista: Virginia Wool era ingles, Puesto que hemos acordado reemplazar los nombres de indi- viduo por las letras a, b, ¢, d, etc., y puesto que en el enunciado que acabamos de reproducir no hay mas que un nombre de indivi- duo, ese enunciado quedaria, a medio esquematizar, asi: 2 era ingles. ‘* Expresiones como esta dltima, que, de momento, inchulmos entre fos nombres, serin objeto de examen especial més adelante, bajo el epigrafe "Deseripclones Fa Alfredo Deano De igual modo, los enunciados (3), (6), (11) y (13) de nuestra lista, tomarian, respectivamente, estas formas: @ es menor que b 2 tomé asiento entre b y © 4 foe ef maestro deb, ¢ yd 4 Tora por la muerte de 6, 6, dy e. El préximo paso ha de consistir en introducir los simbolos de predicado. Cémo hacerlo? Para wn légico medieval — on el sentido. que a este término hemos dado en el Prélogo al Volumen I de esta obra~ no habia ningin problema: la expresién ae P constituiria una esquematizacién adecuada de todos y cada uno de los quince enunciados puestos como ejemplo. A la objecién de que no todos esos enunciados son atributivos —es decir, de que no todos ellos consisten en la atribucién de una propiedad a un su- Jeto— responderia el medieval que eso tiene facil solucién: el hecho de que casi ninguno de los enunciados en cuestién esté construido de la forma ‘a es P' es un simple accidente lingiistico. Puede, y atin debe, darseles esa forma atributiva. Asf, por ejemplo, los enun- ciados (2), (4), (7) y (12) de nuestra lista, son equivalentes a estos otros, que muestran ya la forma deseada: (2) Buster Keaton es alguien que estallé en carcajades. (4) Anibal es alguien que alacé Sagunto. (7) Wittgenstein es alguica“Qhe dedicé € Tractanes Logico-Philosophicus a (12) El capitin Nemo es alguien que abandoné el Amazonas en busca del Missisipi y de Leura Todo esté, pues, muy claro y es bien sencillo. Una expresién como, por ejemplo, ‘cierto reformador religioso intenté hacer una sintesis de Confucio, Lutero, Akhnatén y H. P. Lovecraft’ se des- compone en tres elementos: ‘cierto reformador religinsa’. sujeto; ‘es’, verbo copulativo (o ‘opula’, a secas); ‘un hombre que intents hacer una sintesis de Confucio, Lutero, Akhnatén y H. P. Love- craft’, atributo del sujeto. Nadie podria motejar este «anélisis» «l6gicon de excesivamente erspicuo. Introduccién a ta 1égica formal ie Desde luego, no es asi como procede la I6gica actual, Para empezar, ésta considera, con razdn, que los nombres de individuo pueden ser, atnque to ocupen posiciones de sujeto, relevantes para la valider de los razonamientos en que apareven, ¥ Por eso adopta un simbolismo que le permite, en esos casos, re. tenerlos representindolos. Y, ya en cuanto a la técnica de sims bolizacién, adopta la légica formal las siguientes medidas: + 1° Evitar el uso del verbo ‘ser’, inadeewado en muchos casos ¥ cargado siempre de connotaciones aqui no descables, subse. miéndolo, en las ocasiones en que aparece, dentro del simbolo de predicado. 2° Invertir el orden gramatical «normaly, escribiendo el sim- bolo. predicative”delante del simbolo 9 simbolos de it di Seguin eso;ta-expresion™ <= zi Virginia Woatf era jnglesa Se convierte en la ¥ esta formula puede leerse ‘I de a’ (es decir, ‘Ise dice de a’, ‘Tse da en a’ etc.), Ni que decir tiene que, aqui, ‘P és una abreviature del predicado ‘... es inglesa” (el ser inglesa se da en Virginia Wool?, © ‘el ser inglesa se dice de Virginia Woolf), De acuerdo con estos criterios, los quince enunciados que he- Rios Puesto como muesira tomarian respectivamente las siguientes formas: (1) Ta, ) Pabe. Q) ca. (10) Dabed, @) Mab. (11) Mabed, (4) ab. (12) Aabed, (3), Tab. (13) Labede, (6) Sabe. (a4) Subede. (7) Dabe. (15) Eabedef: (8) Aabe, Recuérdese que cada letra mayiscula es la abreviatura (no Recesariamente la inicial) del predicado que corresponda. Ast, fen el enunciado (2), °C” simboliza el predicado *... estalld en car. 7 Alfredo Desito cajadas’; en (5), ‘T” resume el predicado “... tenia més talento ldgico que ..; ete, Predicados monddicos y predicados poliddicos Vistos asi los enunciados por dentro, la légica procede a clasi- ficarlos en dos grandes tipos: aquellos en los que aparece un solo nombre de individuo, y aquellos otros en los que son dos 0 mds nombres de individuo ios que intervienen. Digimoslo de otra ma- nera, ateniéndonos a la letra del simbolismo: hay, de una parte, simbolos predicativos que van seguidos de un solo nombre de in. dividuo (el de aquel a quien se adscribe la propiedad, el estado, la caracteristica designada por el predicado), y, de otra parte, sim. bolos predicativos que anteceden a dos o més nombres de indivi- duos (los de aquellos entre quienes se da la felacién que el predicado representa). A los predicados del primer tipo se les llama predicados ‘monédicos, y predicados poliddicos a los del segundo. Los predica- dos poliddicos podrin ser, especificamente, diddicos —cuando para formar un enunciado se requiere que los sigan dos nombres de in- dividuo (casos (3), (4) y (5) de nuestra lista de ejemplos) = ; triddicos —euando son tres los nombres de individuo que el predicado en- garza (casos (6), (7), (8) y (9)); tetrddicos (casos (10), (11), (12); Pentddicos (casos (13), (14)). Ete. ¥ es que en el lenguaje ordinario hay dos tipos de expresiones: aquellas cuyos usos constituyen siempre predicados poliddicos, Predicados por principio poliddicos; y aquellas otras que pueden usarse bien como predicados monédicos, bien —con el comple- mento de ciertas particulas— como predicados poliddicos. Ilustra- remos esta afirmacién mediante algunos ejemplos. ‘Preferir’ es verbo cuyos usos requieren siempre la presencia, cuando menos, de tres nombres de individuo®: el del individuo que prefiere, el de aquello que prefiere y el de aquello otro que post- one (\.. prefiere .. a .., donde cada tramo de puntos es un lugar reservado a un nombre de individuo). Asi, pues, todo uso del verbo ‘preferit’ equivale al uso de un predicado como minimo triddico. Como minimo, en efecto, pues bien pudiera ocurrir que no hubiera * Salvo, claro esti, cuando nos limitamos a conjugerlo, es decir, crando lo usamos para meacionasl, Introducci6n & |2 Logica formal A simplemente un solo preferidor, un unico objeto preferido y un tunico objeto preterido, sino, por eiemplo. un preferidar que pre- firiera dos objetos a un tercero; etc. Asimismo, los usos del verbo ‘dar" exigen, en cualquiera de sus formas, el concurso de al menos tres nombres de individuo: el del donante, el det don, y el del beneficiario, Constituirian, pues, en el caso mds simple, un predicado triddico; y ‘aun pudiera ocurrir que el donante exigiera algo a cambio de lo que da. Nos las habsiamos, entonces, con un predicado tetrddico: fu dawn @ a cambio de ..". Ete, ‘AML ¢s también un verbo que, para su uso ondinaro, precisa, en el mds intimo de los casos, de dos nombres de individuo (el del amante, el del amado). Por otra parte, todos los usos del verbo ‘suicidarse’ constituyen expresiones predicativas exactamente diddi- cas. Y la expresién ‘ser bigamo’ encierra el uso de un predicado triddico, ya que decir que a es bigamo es decir que a se casé con una persona, llamémosle 6, y ~sin disolver el matrimonio— con una ter- cera, ¢. Es, pues, evidente que hay una serie de elementos del lenguaje {os cuales, en su uso completamente explicito, entraian, para cons- tituir enunciados, la reunién en torno suyo, debidamente articulados, de dos 0 mas nombres de individuo. No se es traidor como se es, ‘por ejemplo, tuberculoso. Se puede ser —estar~ tuberculoso a solas, monddicamente. Pero para ser un traidor hay que haber traicionado a alguien, o algo. De igual modo, no se estrangula sin més. Ha de haber también una victima, al menos. Y nadie tiene la propiedad de ser amigo, a secas: lo que tendré es una relacién de amistad con algin 0 algunos otros. ‘Traigionar’, ‘estrangular’, ‘set_amigo’ fancionan en el lenguaje como expresiones predicativas” Poliddicas. No hay que olvidar, sin embargo, la existencia de expresiones predicativas que dan lugar a enunciados sin més compafiia que la de un solo nombre de individuo, Asi, por ejemplo, el verbo “morir’ (0 cualquiera de los verbos que ordinariamente se tienen por sinénimos de éste) se prests a “un uso como predicado monédico: ‘Murié Evariste Galois, ‘Rubén Dario fenecig’, ete. No por eso, sin embargo, nos esté vedado cons- truir con estos verbos expresiones predicativas poliédicas, como Ja que figura en el enunciado ‘Evariste Galois murié por una mujer’. También el verbo ‘corer’ puede emplearse como predicado mo- 2 Alfredo Deato corre’. Pero también se puede —y en este : ‘Bergonzoli corre delante de cicrtas unidades del Ejército de la Repablica’. La naturaleza de los predicados Hablabamos antes del caricter acumulativo de Jos céleulos logicos. Ahora estamos empezando a verlo. A los dos tipos de simbolos que manejibamos en el célculo de enunciados — letras de enunciado y conectivas— hemos afiadido otros dos: simbolos que designan individuos concretos y simbolos que representan pre-~ dicados. He aqui una expresién en la que aparecen a la vez ejem- lares de esos cuatro tipos de simbolos: Pan p, que podria constituir una simbolizacién de, por ejemplo, la siguiente conjuncién de enunciados Murié César Vallejo y llovia a clntaros. En el Volumen I dibamos precisiones sobre Ja naturaleza de las conectivas: eran, deciamos, furetorgs. Cada conectiva e& —0 ‘nterpretarse como— una funcién: una funcién que relaciona los valores —de verdad— de los eniunciados que conecta con los valores del enunciado que resulta de conectarlos. Precisemos ahora la naturaleza de los predicados: también los Predicados son functores, Sélo que se aplican a nombres de indi- viduo, y 0 a eniifi¢iados. Veamos cémio. Procede quizi convocar aqui de nuevo al Doctor Asquith, el ersonaje de Jonathan Princeford a quien hemos conocido en el ‘Volumen I. Esta vez se trata de un pasaje de la novela titulada No ‘més allé de allende los mares: I Teatro de la Opera habia quedado rodeado. Todos —1os misicos, los emples- dos del local, los exquisitos oyentes— permanesian donde estaban en el instante {0 que se escuché el espantoso alarido. Loe polics formaban una citcanfersncte ‘en toro al edificio, y otra circunferencia ~ que la disponiciin del teatro hci, on “Jefe de la division italiana Litoro en el frente de Guadalajara (marzo de 1937). [rt Introduccién a Ia légica formal 2 riosamente, conotntrica de Is anterior~ encerraba a la orqueste en el escenario, ‘Cuando el Doctor Asquith, ecompaiado del busgomaestre y del superintendente de poucia, hizo su apancion en las tablas, nadie aplaudhs, —Tienen ustedes, sefioras y seiores —somensé el Doctor Asquith una vez que Ihubieron cesado los rumores—, derecho a una explicacién. Y no s6lo por el estti ente sonido que hace unot minutos vino a romper la armonia de la Primera Si- fonia de Brahms, ¢ incluso a interrumpir su cjecucibn, sino tambiéa, y sobre todo, por las cixcunstancias que rodearoa la emision de ese sonido y lo hicieron, ya que ‘no nccesario, sf alisimamente probable. Entre bastidores se ha cometide, setoras Yy sefiores, un asesinato, He dicho bien. Un avesinato. Hablemos primero de la vietima, demorando entre ‘tanto la consideracién dc su asesino. La victims... Seloras y sefores, el rubor me turba, Todos nosotros nos habiamos reanido aqul con la intencién de escuchar & 4a Orquesta del Estado de Rachsiw en un concierto dedicado enteramente a la obra de Johannes Brahms, de quien su director conduce, si hemos de prestar erédito a lo que por doguier se dice, versiones especialmente penetrantes y remansadas. Mi "yor.te quiebra, como pueden comprober, t informaries de que la Orquesta del Estado de Rachsiw no es una orquesta, sino un mado remedo de lo que portal cominmente s entionde. Porque, sefioras y sefiores, la Orquesta del Estado de Rachsiw no toca. Se limitan sus miembros a jecutar una pantomima, a imitar en el escenario fos mo- vimientos propios de una orquesta, mientras un diestro ponedor de discos, al amparo ‘de un perfeccionadisimo sistema de atavoce, hace surgi, entre bastidores, el sonido ‘que aquellos afectan produc Pero dejemos esto, que no es sino penossima anéedota frente a a gravedad del suoeso que, al socaite de este inmenso fraude, ha tenido lugas, De la Orquesta —si se me permite la singodoque~ del Fstado de Rachsiw se ocupard el superintendents Rachnos, aguf presente. Concentrémonos nosotros en el dieetro ponedor de discot. Es Ia victima, Su nombre era Leslew Sonearr, y 4 muerte revise caracteres que ni siguiera una persona como yo, curtida en cien asesinatos, vacilaria en calificar de sorprendentes. Iré al grano, sin més circusloquios. Su muerte se ha producido por seccionamiento de la yugular. Y la yugalar le ha siéo seccionada con un disco previamente afilado. Pero el refinamiento del asesino ha ido ain més lejos. El disco homicide tenia ‘grabades composicionss de Maurice Ravel. Y es el caso que el embozado ponedor de discos experimentaba profunds aversién hacia Ia misica de este compositor. ‘Decir «aversiGn» es, empero, decir poco. El contacto con um disco de Ravel —20 48's audicion, sino el mero contacto fisico, por brevisimo que fuera le producia ‘nstantaneantente, en décimas de segundo, un eccema inequivoco ea los antebrazos, 'Y no hay ni rastro de exe eecema en los antebrazos de la victima, Ni rastro, seioras 1 seo Y ei burgomaestze me ha pedido que descubra fa verdad y que Ia haga piiblice ‘aqui y ahora pars satisfaccin de todos ustedes. YY yo no puedo hacerlo, sefioras y seiores, por la razén de que todavia no he des- ccubierto al asesino. Es muy pronto para ello. Es muy pronto incluso para quien, como yo, ha cimentado su fama en la celeridad de sus deducciones, 4 Alfredo Deano ‘No teman, sin embargo. Identifcaré al asesino’. Mas por el momento no estoy en condiciones de revelares la verdad de este asunto, Pero tampoco proferiré mi boca falsedad alguna. Y asi, puesto que la verdad no puedo docinla, y la falsedad no quiero, han de contentarse ustedes por ahora con ‘scuchar lo siguiente: x asesind a Leslew Soncarr, Dicko to cual abandoné la escena. Tampoco ahora hubo aplausos. ‘Tomemos Ia expresién > asesind @ Leslew Soncart. Es evidente que ‘x’ no ¢s un simbolo como ‘a’. ‘b', “c;, etc. “x’ no es el nombre de ningtin individuo determinado. No ¢s una cons- tamte, Es una variable. Una variable que puede ser Sustithida pot cualquier nombre de individuo (capaz de asesinar). En su lugar podriamos escribir cl nombre de cualquier entidad concreta, Po- riamos reemplazarla por cualquier nombre propio. Al hacerlo —cada vez que lo hiciéramos— convertiriamos aquella expresién en un enunciado. Porque es que la expresién x asesind a Leslew Soncart no es un enunciado. Y no es un enunciado porque —como ha sax bido ver el Doctor Asquith— noves.ni.yerdadera ni falsa. Se com tird.en un enunciado— verdadero 0 falso— cada vee- que détiias valores determinados a_x. Y asi, cuando, por éjéinplo, digamés, ‘escribiendo ‘Moriarty’ en el tugar de x, Moriarty asesind a Leslew Soncarn, habremos construido un auténtico enunciado —en este caso, un enunciado falso. Enunciados falsos serian también estos otros: Perpenna asesiné a Leslew Soncarr Femando VII asesiné a Leslew Soncarr Ramén Mereader asesin6 a Leslew Soneart, 7 Bi Doctor Asquith cumple, en efecto, sa promesa en el capitulo IX y sitimo de 1a novela. El asesino era el Doctor Nosgdod, amante de la esposa de Soncarr. ‘Aduciendo su condicién de médico ~un tramoyista habia hecho pablico su dalot Msico—, penetré entre bastidores all asesiré a Soncazr del modo que se ha relatado, no sin antes haberle propinado una inyecciéa antilérgica. pice Introduccion s la lopica formal 7g enunciados que hemos formado sustituyendo la variable ‘x’ por tres distintos nombres de individuo. ‘Sin embargo, si sustituyéramos ‘x’ por ‘el Doctor Nosgdod’ nos encontrarfamos con el enunciado Doctor Nossdod ateind a Leslew Soncarr que es, en Ia ficcién de Jonathan Princeford, verdadero, !". Podemos, pues, construir una serie de exnesiones:que, si bien ng constituyen enunciados ~en la medida en que no tienen valores de verdad —,"se & én en tales cuando se sustituye la variable © variables ‘de individuo que en ellos aparecen por nombres de individuo. sas expresiones son expresiones funcionales. Los ar- sgumenios de la funcién son nombres de individuo, Los valores de la funcién son enunciados (verdaderos 0 falsos). En este sentido decimos que los predicados son functores. Pero no functores de enunciado, como las conectivas, sino functores de nombres. Sus argumentos serin los nombres de individuo de los que, en cada caso, se predican; los valores de la funcién serdn Jos valores de verdad de los enunciados que asi se constituyen, La distincién entre predicados monddicos y predicados poliddicos se convierte en la distincién entre functores de nombres con un solo argumento y functores de nombres con dos o més argumentos. ‘A esas expresiones como xes-un Jehador x escribiéy concibié y en = x contraté ay para que sobornar azyaw que, sin ser propiamente enunciados, pueden llegar a serlo por simple asignacién de valores a las variables que contienen, a esos enunciados en ciemes que estén a un paso de convertirse en enun- ciados consumados, se les ha llamado de diversos modos: “fun- ciones de enunciado’, “funciones proposicionales’, ‘matrices de enun- ciado’, “formulas abiertas’, ‘enunciados abiertos’, etc. Darles el nombre de ‘funciones de enunciado” supondria propiciar su con- fusion con las conectivas. La composicién de enunciados —es decir, la formacién de enunciados compuestos mediante una conectiva— podia, segin vimos, interpretarse como la aplicacién de una funcién % Alfredo Deato cuyos argumentos fueran los valores de verdad de los enunciados Componentes y cuyos valores fueran los valores de verdad del enun- ciado compuesto resultante. La utilizacién de un predicado puede interpretarse también como la aplicacién de una funcién. Los valores de estas otras funciones son también valores de verdad —los de los enunciados resultantes—, pero sus argumentos no son valores de verdad, sino nombres de individuo. Por ello, parece que o bien deberiamos llamarles ‘funciones de nombre’ —haciendo asi, entre ellos y las conectivas, una distincién basada en los respectivos tipos de argumento— o bien habriamos de optar por llamarlos de otro modo. Los llamaremos ‘enunciados abiertos’ Cémo cerrar emmciados abiertos Conocemos ya un procedimiento: sustituir la variable o varia- bles que en ellos figuran por otros tantos nombres de individuo. De esta forma, el enunciado abierto x eserbi6 y 8¢ cerrard, por ejemplo, en el enunciado Don Ventura de Reyes y Prosper eteribié EI raciocinio a miguina oen Wiliam Burroughs escribié Naked Lunch. Hay, sin embargo, un segundo procedimiento. Digamos breve- mente que consiste en cuantificar las variables. Y expliquemos en qué consiste la cuantificacién. Todos los enunciados que hasta ahora hemos venido men- Gionando a titulo de ejemplo eran enunciados singulares: enun- cciados en los que, o bien se adscribia un cierto atributo a un de- terminado individuo, o bien se establecia una determinada relacién entre dos 0 més individuos concretos. Es evidente, sin embargo, que los enunciados que proferimos no son siempre enunciados singulares. a) Tomemos un enunciado abierto Introduccién a la légica formal cas Hay una serie de nombres que, al ser escritos en el lugar de x, dan lugar @ un enunciado verdadero (asi, los nombres ‘sir Walter Raleigh’, ‘sir Francis Drake’, ‘Cavendish’, ete.), Y otro conjumto de nombres que darian lugar a un enunciado falso (por ejemplo, ‘Pio IX’, “Enrique II] el Doliente’, “Ramsés II"). ‘Supongamos, en cambio, un enunciado abierto como el si- guiente. x identi a sf mismo. {Qué ocurre en este caso? Ocurre que, sea cual fuere el nombre de individuo con que sustituyamos la variable x, el enunciado re- sultante es verdadero. {Por qué? Porque toda cosa es idéntica a si misma. Podriamos, entonces, expresar esta circunstancia diciendo todo x es idémtico a s mismo, De igual modo, en el ejemplo anterior a éste, cabria expresar el hecho de que hay x que son corsarios diciendo algunos x s0n corsarios. Pues bien: a estas dos expresiones, ‘todos’ y ‘algunas’, se las conoce con el nombre de «uantificadores». La razén del nombre std clara: por medio de ellas indicamos cudntos individuos poseen tuna cierta propiedad o entre cudntos individuos se da una cierta elacién. Al cuantificador ‘todos’ se le denominaré «cuantificador universal»®. «Cuantificador particular» serd el nombre det cuan- tificaddor ““algunos’. El simbolo del cuantificador universal serd ‘A\. El del cuantificador particular, “\V/*. * “Universal, no porque se refiera al universo entero (aunque ése sea el caso ‘en este primer ejemplo que nosotros hemos puesto), sino a todo un unizerso del ds- ‘curso, Por “universo dei discurso’ entendemos el conjunto de abjetos que constituye sl marco de referensia de nuestro lenguaje en un momento dado. Asi, si estamos haciendo aritmética, el universo del discurso vendra dado por el conjunto de los nimeros naturales. Si hublamos de demografia, por el conjunto de los seres humans. Ex, El universo del discuro es, pues, por asl decir, el conjunto horizonte, sobre fl fondo del cual hacemos en cada caso las afrmaciones que sean, relativas « con- juntos contenidos en él Pat Alfredo Deato No quiere ello decir, sin embargo, que el cierre por cuantifica- cidén de unos enunciados abiertos como los de antes, x idéntico a sf mismo x e¢ un corsario, haya de simbolizarse (Ax #4 ideation a si mismo \Vx es corsa. No. Sino Ax (& @ idéntion @ st mismo) \Vx (& «8 um corsario) ‘Vemos, pues, cémo el cuantificador constituye, junto con la muestra de la variable a la que afecta,.una especie de prefijo que cierra el enunciado abierto en el que esa variable aparece. Esquematizando ahora los predicados ‘es idéntico a’ y ‘es un corsario’ por el prodimiento que ya conocemos, tendremos, por fin, x (Ixx)? VE (CH. Y estos ya no son enunciados abiertos, sino enunciados cerra- dos, expresiones con un determinado valor de. verdad. Si convenimos, como es usual, en llamar ligadas a las variables afectadas por algin cuantificador (como ‘x’ en la expresién ‘/\x (Px)}), y variables libres a aquellas otras a las que ningin cuantifi- cador alcanza (conid™y"én'la expresién ‘/\x (Pxy)'), podremos decir que son enunciados —enunciados cerrados— aquellos que, © bien no contienen variables, 0 bien no contienen variables libres. Son, pues, enunciados, por ejemplo, Ba Ax Ay (Px Qy) Vx Ay @y > Sx) Etc. * 0, en forma més familiar Ac@=3. Introduccién a la I6gica formal 2» No lo serdn, en cambio, expresiones como Ax (Pxy + Qype) /\x \/y (Pxyz > Qzyx), en las que, respectivamente, ‘y’ y ‘2’ estan libres. Los cuantificadores Despleguemos el sentido de los cuantificadores a través de una serie de ejemplos més explicitos. Sean los siguientes enunciados: (1). Todas tas iglesias rominicas son hermotas @) Los libros de Tihamer Toth son affodisiacos. @) Cualquier desviaciSm ser4 reprimida con toda dureca, (4) El hombre es portador de valores eters. (3) Hay ssertores que pretenden destrir ol lengua, (6) No faitan epicireos entre los purpurades del Renacimiento. (7) En los vampirce se dan casos de hemofiia (8) Algunas ciudades son inhabitables. Lo primero de todo seria sefialar —aunque para percibirlo no se requiere el concurso de Ja légica, bastando la mera puesta en ejercicio de la competencia lingiistica de cada cual— que los cuatro primeros enunciados son enunciados universales, generales, enunciados que afirman algo acerca de todos los individuos de un determinado tipo o clase (los libros de Tihamer Toth, los hombres, las iglesias roménicas). Los enunciados (5), (6), (7) y (8) son, en cambio, enunciados particulares, enunciados en los que se afirma que algunos individuos de una determinada clase ostentan una de- terminada propiedad. Se impone, entonces —y ahora ya estrictamente desde el punto de vista de la l6gica formal—, una reflexién similar a la que en el Volu- ‘men I hactamos acerca de la relacién entre las conectivas de la légica de enunciados y aquellas particulas del lenguaje ordinario que de algin modo parecen corresponderles. Aqui vemos también que lo lingiisticamente diverso se vuelve, en légica, uniforme. Hay, en el lenguaje ordinario, muy variadas maneras de indicar la uni- versalidad, de mostrar el cardcter general de un enunciado: a veces Jo hacemos anteponiendo la palabra ‘todos’ al sujeto; en otras oca- | 2 Alfredo Deaio siones, la palabra no es ‘todos, sino ‘cada’ («cada hombre es un mundo»), 0 ‘quien’ («quien mal anda mal acaban), 0 ‘el que’ («el que calla, otorga»), etc.; hay casos en los que basta con poner la particula ‘siempre’ en el lugar oportuno («un perro es siempre un exemigo); otras veces el simple articulo determinado cumple una funcién generalizadora («los duelos con pan son menos»). Ete, Del cuantificador particular cabe decir otro tanto: que en el lenguaje ordinario se lo puede representar de miiltiples maneras, Y asi, los cuatro tltimos enunciados de nucstra scrie de cjcimplos tendrfan, en el fondo, la misma forma, Su significado seria el mismo si todos comenzaran, como de hecho ya comienza el iiltimo, con Ja particula ‘algunos’: Algunos escritores pretenden destruir ! lenguaje Algunos purpurados del Renacimiesto son epicireos Algunos vampiros son bemafiicos. Algunas ciudades son inhabitables La distincién entre ambos cuantificadores esté, pues, aunque oscuramente, clara. La simbolizacién ayudard, sin embargo, a que la claridad no sea menor. Fijémonos, para empezar, en los enunciados (1), (2), (3) y (4). Qué se dice en tocios ellos? Se dice que todos los sujetos que poseen cierta cualidad poscen también tal otra. O —acercéndonos ya a 1a letra de la simbolizacién— que, para todo individuo, si ese indi- vviduo posee la propiedad designada por un determinado predicado (lamémosle *P'), entonces habremos de atribuirle también la pro- Piedad designada por otro predicado, ‘Q". En simbolos: Ax (Px Qx) De este modo, nuestro ejemplo (2) podria glosarse como sigue: Para todo x, six es un libro de T. Toth, entonces x ¢s afrodisiaco. ©, representando los predicados mediante abreviaturas de las expresiones correspondientes en el lenguaje ordinario, Ax (Lx Ax), donde ‘L’ significa ‘ser un libro de T. T.’ y ‘4’, ‘ser aftodisiaco’. Introduccién a la Kigica formal 3 Lo mismo podriamos hacer, evidentemente, con todos los de- més ejemplos: Q) Ax (be Hx) 8) Ax (Dx Rx) (4) Ax (Hx > Px)" Dos preguntas pudieran plantearse en relacién con el cuan-| tificado universal: 1. YE8 que 10s enunciados universales han de representarse siempre por medio de un condicional? 2° ;Por qué tepresentamos el cuantificador universal mediante ol sim- bolo “A”? La respuesta a la primera pregunta es: si, Siempre mediante tun condicional (0, en aigunos casos, mediante un bicondicional)?", Y la razén, ya apuntada, es que todo enunciado universal expresa una conexidn entre dos predicados, de tal manera que todos 10s sujetos del primero son por ende sujetos del segundo. Digamos: «todas las Personas normales son aburridas», Ello equivale a decir: «Dado un x, si ese x es una persona normal, entonces ese x es una persona aburrida, Si se es lo primero, se es lo segundo (o, al menos, e50 es lo que dice el que profiere tal enunciado). Un predicado conlleva ' el otro: la posesién del atributo designado por el primero es condicién Suficiente de la posesién del atributo designado por el segundo. Por eso, en el Volumen I, al presentar como ejercicio de repaso la experiencia de P. C, Wason, deciamos que el enunciado «En todas las tarjetas en las que hay un triéngulo rojo hay un circulo azul> 18 Alguien podcia objetaraos que ‘constitu una desviaién’ y ‘ier portador| ‘no son predicados monédicos, sino por principio poliddicos (se porta algo, las des viaciones Jo son siempre por respecto a algo). Asimismo podria aducirse que en Ia | Ee ‘expresién ‘ser una iglesia rominica’ hay dos predicados, y no uno. Cevto. Pero piensese que la 16gica no obliga a representar ea slmbolos todos los nombres dein Aividuo y todas las expresiones predicativas que puedan encontraise en Un enutl siado. Se limita a ofrecer la posibilidad de hacerlo ea aquellos casos en los que ello resulte necesario para poder mostrar, por ese medio, In validez de una inferencia, 4 Salvo, como veremos, cuando el universo del discurso este especificado con ‘anterioridad y no haga falta ulterior referencia a. Si, por ejemplo, se sabe que estamos hablando de tas iglsins prerroménicas asturianas, podremos limitarnos a decir ‘8 un supuesto interlocutor: «Todas son hermosas>. La representacion de esta expre- sida en simbolos (/\xPs’) no exigiia el concurso del condicional. Se da por es- a menos que crea que el hombre puede ser sujeto de pa- siones, como nadie hay que diga «todos los espiritistas estin afec- tados de privatim-sensoriab» sin creer que realmente existan es. ‘to podria responderse, desde las sdlidas posiciones de la I6gica pura, con el siguiente argumento: Higase memoria de que los enunciados universales tienen la forma de un condicional. Y de que un condicional con antecedente falso (casos 0-1 y 0-0 de Ia tabla de verdad)es siempre verdadero. Por tanto; dado un enuniciado de la forma ° Ax (Px > Ox), OSG Borges ha explotado brillantemente esta extradeza com fines literatios. Y asi, dice en su relato La busca de Averroes: «Abulcdsim decia haber sleanzado Tos zeinos el imperio de Sin (dela China); sus detractores, con esa lipice peculiar que de ol ‘oto, Juraban que nunce babja pisado la China y que ea los templos de ese pals habia fa Alfredo Deatio ‘el hecho de que no haya ningiin x que tenga la propiedad P ~es decir, el hecho de que ningun enunciado que constituya una ejem- plificacién o instanciacion de ‘Px’ (“Pa’, ‘Pb’, ‘Pc’, etc.) sea verda- dero— hac: ya verdadero el condicional 'S. El hecho de que el con- Junto de los x sea vacio no afecta a la verdad del condicional. Mejor ‘dicho: la afecta, pero, por asi decir, siempre para bien, Garantiza esa verdad. " La respuesta que cabria dar a este argumento es que, al esgrimirlo, el ldgico formal no hace otra cosa que replegarse a su célculo. En su célculo, el condicional tiene un sentido perfectamente definido, Aceptado ‘el condicional domesticado que el légico nos oftece, 1a interpretacién que en el célculo se hace de los enunciados uni- vversales es irreprochable. Puede reprocharsele al ldgico, bien es verdad, su desatencién a los usos del lenguaje ordinario. Pero el l6gico responderia que la Iogica no es la lingiiistica, y que es asunto de esta iltima dar cuenta fiel de la prictica del hablante comin, YY entonces se le podrfa responder al Idgico que, en ese caso, carecen de credenciales las pretensiones que a menudo exhibe de estar pro- porcionando un andlisis verdaderamente riguroso del lenguaje or- dinario en su uso apofintico, esos aires de estar, como deciamos més atrds, Rx] 2 Cf. por ejemplo, G. Ryle: Dilemmas, The Tarnec Lectures, 1953. Cambridge, at the University Press, 1954, P. F. Strawson, Inrraduciion 10 Logical Theory, ci. a Afredo Deafo que cabria ejemplificar en el siguiente enunciado: “odor lor cre que teen tevin Se aburen moralmens. En cambio, In expresién Ax Vy [Px 4 09) (Ray 1. Sy] que podria ser el esquema G un enunciado como “Todos fos stizoseznencan sempre una masta que los sabe ‘precarcomo se ieseten” perteneceria a la légica de los predicados poliédicos. Ahora bien: por el momento nos hemos limitado cuantificar las variables individuales. ;Por qué no cuantificar también las letras de predicado? En el lenguaje ordinario lo hacemos a menudo. Decimos, por ejemplo, Todos los mitiplos/de 8\comparten al menos una propiedad a ©, en simbolos, — VP Ax (xa 34 Px): isi y también Y Hay un rage gue todon Jos problemas Slovicr tienen en comin expresién que podriamos esquematizar asi: VP Ax (Qs > B® En Ia Introduccién general a esta obra citébamos una frase ‘que Borges atribuia a Averroes: «Un famoso poeta es menos in- 2 Bs decir: Para todo x, hay algin y tal que six es sidico © y masoquista, en- tonces x encuentra ay, e y sabe apreciar a x como se merece. 2 Es decir: ‘Hay al menos una propiedad P tal que, para todo 2, six es miltiplo de 8, entonces x la pose’. > Bs doce: “Hiy al menos uaa propiedad P tal que, para todo =, six es un pro- blema dlosético, entonces x posse nt Introduccién a Ta Kigica formal a ventor que descubridor». Y también un aforismo de Wittgenstein: «El matemétioo ¢s un inventor, no un descubridorm. Quiere ello decir —si ¢s que aceptamos ambas caracterizaciones— que el mate- matico y el poeta tienen una ~al menos una— propiedad en comin, Dicho de otro modo: VP Ax Ay [Ox 0 Ry) (Px 0 Py}? Pues bien: aquel nivel de la légica de predicados en el que sélo se cuantifican variables individuales recibe el nombre de “/égica de predicados de primer orden’. En un segundo nivel —légica de sredicades de sesinde den se examinasa valde de aquelos Para su esquematizacién, requieren la cuan- tifgacién. de, predicados de individu. Pero podrlamos seguir ascendiendo. Porque no sélo hay in- dividuos y predicados de individuo. Hay también predicados de predicados. de individuo. Y nada nos impide cuantificarlos. Al hacerlo habriamos entrado en la ldgica de predicados de.tercer orden. Y al cuantificar predicados de predicados de predicados de individuo nos hallariamos en /égica de predicados de cuarto orden. Y asi su- ‘Sin embargo, se suele habler, sin mas, de, por una parte, «légica de predicados de primer orden», y, por otra parte, ulégica de pré cados de orden superior», que integraria a todas las de orden superior al primero.~~ ‘Asi, pues, y combinando ambos criterios de divisién —mona- dica/poliédica, y de primer orden/de orden superior— tendriamos el siguiente cuadro: + Bs deci: “Hay al menos una propiedad P tal que, para todo x y para todo », six es matematico ey es poeta, entonces x poste exa propiedad ey también la pore’. * Por ejemplo: ‘ser bermano dc’ es un predicedo ~poliddico— de individuot. ‘Ser una relacin de parentesco' es un predicado de predicados de individuo (No es lun predicado de individu, porque de un individuo no puede decirse que sea una relacidn de pareniesco. ‘Ser un concepto de la antropologia’ se puede emplear como predicado de predicados de predicados de individuo, diciendo, por ejemplo «rela- cin de parenteseo" e& un concepto de la antropologia», Ete, I Alfredo Deato monddicos?# de primer orden poliddicos*? Légica de predicados: ‘monadicos?? de orden wir} oliddicos?* B) La légica de los predicados monddicos?*” Los cuatro modelos bésicos de enunciado*®” De expresiones de tres tipos habremos de ocuparnos bajo este epigrafe. De expresiones como Pa, Qa, etc.3** { jemplo de expresion de esté edlculo: /\x (Px + Qx). 2 “/\x Ay (Pry = Qo) seta, por ejemplo, un enunciado de ia Iépica cuant- ficaional poldica de primer orden. 2 \/P /\x (Ox Px)’ sera un esquema cuantifcacional dete légica de pre- ‘icados monidicos de orden superior (concretamente, de segundo orden), ° A lalbgica de predicados poliddicos de orden superior pertenocera I expresién AE {x Vy (103 4 Ryx) > (Pay) *" La logica de clases no es s6lo otra interpretacién posible del céleulo que, en 1 testo principal del capitulo II det Volumen 1, hemos interprctado como de enun- ciados. Es también, en parte, otra manera de intrpretar el clculo que da forma a In ligica de predicados monsdivos. De ahi que vuelvan ahora las nota con astrisco, > "Pa, ‘Qa’ te. han sido presentadas, en las péginas precedents, como formas 4 simbolizar enunciados del tipo de ‘Gerald Ford es un gran pensador politico’ ‘0 "Goebbels era cojo'. Quiere elo decir que hasta of momento hemos analzado esos ‘nonciados como si lo que en ellos se afirmare fuera la posesién, por parte de un individuo dado, ds un determinado atributo, Cabria, sin embargo, a posbilidad de interpretaros de otra manera. A saber: como so que en ellos e enuneiara fuera la partenencia de un individuo a una ciert clase. En el Volumen T dabamos una caracierizacién «ingenua» de la nocién de clase Deciamos alli que, dads una propiedad cualquiera era posible consrur i clase de todas aquellas entidades que compartiran esa propiedad, Pues bien: el supuesto ue intuitivdmente podria parecer aceptable~ de que para toda propiedad exise la chse de los individuos que la poscen permite In formacién de contradicciones. Ello ben etendio, podemos, sin embargo, para musrorpretenter props, ect lo siguiente: rr Introduccién a la 16sica formal 4s De expresiones de la forma Ax Px, Ax (Px Ox, Ax(7 Ox v Px) Y de expresiones como Vi Px Vx (Px 6 Ox), \/x (Px v Ox) ‘A expresiones funcionales de la forma xe un indio bororo. Jes tlamabamos senenciados abicrtos. Los argumentot de ls funcién eran nombres de individuo. Los valores d¢ ls funcién, enunciados (verdaderas o fals0s), Pues bien: todos aquellos individuos cuyo nombre, eserito ene lugar dex, hace que exe enenciago abierto se convierta en un enunciado (cerrado) verdadero, componen una clase: Ia Er lector sub, sin duda, superar ln pequeia difeultad que supone el hecho de que a veces —y éta es una, en castellano, la repeticién de la nogacién, lejos 4e anular Ia negacién primitiva (como ocurre ca Wigs, donde 11% = py, X) Ia refuerea: «No hay ning x tal que .”, cuando en rigor bestaria con decir: «No hay agin 3 = Tntroduccién « la logics formal o Pero atin hay mas. Tomemos, por ejemplo, el esquema 1x3 Px que se leerfa: «No hay ningén x que posea la propiedad no-P», 0, de mejor manera, «No hay ningiin x que no sea Pr, Ahora bien: 80 8 tanto como decir: «Todos los x son P»; en simbolos, Ax Px De igual manera, una expresién como a Ax Px (es decir: «No todos los x carecen de la propiedad P») es equivalente a la expresion Vx Px Es decir: «Hay algin x que tiene la propiedad P>). En suma: @) 4x3 Pres /Ax Px (4) 1 Ax 1 Pree \/x Px Es decir: gracias a la negacién, cabe definir uno cualquiera de los cuantificadores en términos del otro. Ya sabemos de qué tipo de definicién se trata: de una definiciéa contextual. En todos Jos contextos en los que aparezca el cuantificador universal, por ejemplo, podemos borrarlo y escribir en su lugar el cuantificador particular flanqueado de negaciones. Hemos visto hace un momento cémo representar en simbolos Jos cuatro modelos bisicos de enunciado cuando éstos tienen, ‘respectivamente, la forma: «Todos ellas son P», «Ninguno de ellos ts Po, «Alguno de ellos es Py «Alguno de ellos no & Ps". Ahora bien: hay enunciados universales afirmativos como «Todos los hom- 97 Donde el prozombre ‘ellos’ sustituye al nombre del conjunto-universo de los x, que se da por especificado, ‘ 0 Alfredo Deao bres son inmortales»; enunciados universales negativos como «Nin- gin habitante de Neptuno es esquizoide»; particulares afirmativos ‘como «Algunas ballenas son blancas»; y particulares negativos como «Algunos rios no suenan». En todos esos casos el universo del discurso viene especificado en el seno del propio enunciado. ,Cud- Jes serén, entonces, las formas més simples de proposicién cuando en ellas esté explicito el universo del discurso? Los enunciados universales afirmativos tendrén, como bien sa bemos, esta forma: Ax (Px> Ox)" iCémo esquematizar la estructura bésica de los enunciados universales negatives? Podriamos sentirnos tentados a décir que para ello bastaria simplemente con negar el esquema anterior? Ax (Px Ox) Pero no. Porque eso seria tanto como decir que no todos los que poseen la propiedad P poseen la propiedad Q. Y ‘no todos’ significa, como acabamos de ver, ‘algunos no’. Un esquema que empezara con ‘1 /\x' serfa un esquema de enunciados particu- lares°®, y no universales; y universal ha de ser el que corresponda enunciados que empiezan por ‘ningin’. 2 Repérese en que un eounciado universal afimative ax formulado eorrer onde al enunciado de una inclusiéa de clases. ‘Quiere decirse,entonces, que un enunciado como «Todos los Arboles son ayra- abies» puede esquematizarse, bien de este modo: Ax (ax Gx) bien de este otro: ACB (donde A = (x{ Ax} y B= {x| Gx)). 2 Bn efecto: come’ veremos, al igual que ‘a(p—+ ¥ equivale ap A 9 ast también ‘a Ax (Px» Oxy a8 equivalente a *\V/'s (Px a > Qu). sa Introduccién a la légica formal St Los enunciados universales negativos responderian al modelo siguiente: /\x (Px 3 Oxy Es decir: «Para todo x, si x es P, entonces x es no-Q». O, lo que es lo mismo, «Ningiin x que tenga la propiedad designada por l predicado P tiene la propiedad designada por el predicado Q». 4 (Qué corresponderia, en 1égica de clases, a un enunciado de este tipo? Co- sresponderia un enunciado como éste: AC-3 ‘Cuando afirmamos que ningin individao que posee tal propiedad posee también tal otra es como s estuviramos afirmando que ningtn individuo que tea miembro de una determinada clase es miembro de otra clase determinads, Ahora bien: si no Joes de esta tltima, forzosamente habré de sero de su clase complemento, En efecto: ‘entre una clase y su complemento abarean todo el universo del discarso, Por tento, AC~ Bao Ax ed dB). Definamos Ia nociéa de ‘claser mutuamente excluyentes. Dos clases ~A y B, ppor ejemplo son mutuamente excluyentes cusndo no tienen ningin miembro en comin, Es decir, cuando, Vx EAA x08). ‘Ahora bien: esto, segun se ha visto, equivale a Ax eed a x08) ‘Lo cual, « su yer —en vitud de la definicién de la conjuncién en términos de disyuncién con aynds de la negacién~ se puede transformar en Ax (cba v x48) ¥, puesto que uns disyunciéa con el primer miembro negado equivale a un condi- ional, venimos a dar en Ax (eed x}a), CCabria decir asimismo que dos clases son mutuamente excluyentes cuando su ‘nterseocién es ta clase vacia. No hay ningin individao que sea a la vez miembro de las dos. 2 Alfredo Deato Los enunciados particulares afirmativos tendrin esta forma: Vx (Px a Qxy** (Es decir: «Hay algunos x que soo a la ver P y Q»), A los enunciados particulares negativos, en cuarto lugar, oo- rresponderia este esquema bésico: Vx (Px /\ 1 Oxi?" ** Traducido a Wipca de clases, un enunciado de este tipo queria decir que Ia intersecin de dos determinadas clases xo es vaca. Afrmar «Algunos erasmistas an espafioles» cs tanto como decir que le clase de los ecesmistasy ln clase do los cspafoles (de todas las époces) tienen al menos im miembro en comén: AN BES. 0, dicho de oto mode, Ve teed s x08), ‘2 Para entender qué corresponde en légica de clases un enuncindo particular ‘egativo es necesario definir una nocién muera lade “dVerenc’ de clases. Linares Aifercoci de In clase A con respecto a la cao B (en uibolos, 4-8) le case for ‘mad por todotaquelosindividuos que son miembros dey mo son mismo de 8: A> Bm og x] 204 0 x Hah {Repirese en qu la diferencia de cass, semejanza del complerento, la unién ¥ Ja intecoi6n,e¢ una operacin que sire para componer simboles de clase, y ‘no, como ia inclusién o la igualdad, para formar enunciados acerca de class), Pues biea: ef eaquema ‘ Vx (Px 4 10x) cecquivaldra a este otro: Vx (red 6 x48) (©, si se prefire, ala afirmacion de que la (ase) diferencia de A con respecto a B no e8 vaca Iniroduceién a Ia Idgica formal 3 La siguiente tabla presenta en resumen los cuatro tipos de enun- ciado de la l6gica de predicados monddicos de primer orden, con yy sin especificacién del universo del discurso, respectivamente: © Universal afmativo Universal negative Ax (Bs Os) (Ax (x5 Ox) Particular afmativo Particular negativo Ve (Px 4 O) Vs (Px ns Ox) Universal amativo Universal negativo Ax Pe Ava Pe Particular afirmative Particular negativo Vx Px | Vea Pe | Problemas de traduccién Antes de proseguir, adiestrémonos en la resolucién de algunos de los problemas que presenta la traduccién de expresiones del Ienguaje ordinario al lenguaje de la légica de predicados monddicos. Hay, ciertamente, expresiones que se dejan evar al simbolismo sin mayores dificultades. Para nadie que haya legado hasta aqui leyendo supondré un problema, por ejemplo, esquematizar légica- mente el enunciado Ningdn emperador es odontélogo (Cerrol!) Es evidente que la forma apropiada de representarlo seria ésta: Nx (Ex 5 Ox)" “0 bien, etipulando que la clase A cla de las emperadoresy a clase BI de Jos odontélogos: AC-# que equivale a Ax (e024) ss Alfredo Deato Tampoco se requiere especial pericia para trazar el esquema ogico del enunciado {——Agunos gatos no saben silbar (Carrol), que seria Vx Gx 0 1 Sx) El aumento del niimero de predicados no supone tampoco una complcjidad diffcilmente salvable. El enunciado 4 Hay hombres que ni son libres ni sienten ningun deseo de serlo quedaria, en simbolos, Vx (Hx 4 1 Lx 4 5 Dx) [Esdecir: ‘Hay algiin x tal que xe hombre, y x no es libre, yx no siente ningtin desco de ser libre") Y el enunciado ‘Bl alma enamorada cs alma blanda, manse, humilde y paciente (San Juan de la Cruz) se reduciria, tras su transito por la Iégica, a esto /\x [Ex > (Bx 5 Mx 0 Hx 1» Px))48, 4° En topes de ces: Va Wed nxe~Baxe—o. ** Notese que, para abreviar, hemos dado por supuesto que e! universo del dis- roo onjuat de Us mas (Para toso 8 oun sn eotmore, <3. Pos rtos, sin embry, babel peice: Pa todo sl 5 maj ee En hpa de cae: 4c@ncnDnsy °, por distibuciéa, ACB AUCO UCD AUCH). Tntroducci6n a la logiea formal 38 Por fortuna, es imposible ofrecer un conjunto de reglas que otor- gue a quien las aplique la seguridad de que sus versiones simbdlicas de emunciados del lenguaje natural van a ser correctas. {Razones? Las mismas, pero a mayor abundamiento, que aduciamos a prop6- sito de la esquematizacion del lenguaje usual en Iogica de enun- ciados. La negacién légica es —al menos a este nivel en que esta- ‘mos— una, y muchas son, en cambio, las formas de decir ‘no’ e tuna afirmacién hecha en el lenguaje cotidiano. Son varias, asimismo, las maneras de expresar en el lenguaje de todos los dias esa cone- xién entre enunciados que en el lenguaje logico representamos con ‘3°. En suma: la relacién, deciamos, que hay entre cada conectiva su trasunto aproximado en el «lenguaje de la vida» (Wittgenstein) ‘es una relacién de uno a muchos. Otro tanto ocurre, como hemos visto paginas atrs, con cada uno de los cuantificadores: no hay, por ejemplo, en el lenguaje ordinario, una tinica forma de expresar Ja generalidad, ¥ asi, puesto que para traducir enunciados del cas- tellano a la ldgica de predicados monddicos habré, en general, que manejat a la vez conectivas y cuantificadores, las dificultades se acumulan multiplicndose. Siempre es dificil nunca es mecénica — Ja tarea de reducir lo multiforme a uniformidad. Cuando lo multi- forme —el lenguaje natural~ lo es hasta (0 hacia) el infinito, y cuando los uniformes son varios —es decir, cuando son varios los, moldes Iégicos en que simulténeamente hemos de hacer encajar los enunciados «libremente» proferidos— la tarea se hace més delicada: la simbolizacién, encomendada a la sensibilidad lingtistica y a la pericia Igica del simbolizador, se torna saludablemente discutible (a més de resultar indiscutiblemente empobrecedora de Jos textos a simbolizar). Que la de traducir a simbolos légicos no es una labor pura- mente mecinica se echa de ver sin més que recordar lo que es ya un lugar comtin en Ia lingiistica contempordnea: el cardcter creativo del lenguaje, la posibilidad que el lenguaje oftece a quienes lo hablan de hacer con él lo que, desde su condicién de seres finitos, quieran. Pensemos, por ejemplo, en enunciados literarios: ‘Son los apodos sutilezas prontas (Gracin) ‘Humanas criaturas hay capaces(de resciren esencal acorde (J. Guillén) Para la esquematizacién de estos enunciados —una tarea no sélo triste, sino innecesaria, a no ser (como lo es aqui) a titulo de irénico tributo a nuestro propésito diddctico— se precisa algo EEE 7 Alfredo Deato més que saber Iégica. Hace falta saber castellano: es decir, hace falta saber reaccionar ante los imprevistos que el uso del castellano nos reserva. Esa capacidad de reaccién nos permite identificar el primero de esos enunciados como universal afirmativo, y como Particular afirmativo el segundo. Y simbolizarlos asi: Ax [4x4 (Sx 4 Px] [0 bien: “Ax (Ax > Sx)’, con ‘S° esquematizan- do ‘ser una suti- leza pronta’)*™] Vx (Hx ~ Cx)" Hasta el momento, los enunciados cuya esquematizacién hemos emprendido como ejercicio no han presentado dificultades de monta. Todos ellos eran tan sélo leves variaciones de alguno de los cuatro modelos fundamentales de enunciado. El lenguaje natural, sin embargo, alberga construcciones que exigen de nosotros mayor sutileza en Ia traduccién: algunas hay, incluso, que constituyen para el traductor verdaderas trampas. Supongamos, por ejemplo, que alguien profiere el siguiente enunciado: SE Nadie es verdaderamente revolucionario & menos que sea anti-stalinista, Es improbable que haya quien se sieata tentado a esquematizar este cnunciado del siguiente mod Ax (4x Rx) [Para todo x, si x © anti-stalinista, en- Vv tonces x es verdade- ramente revoluciona- rio’. <7 En ligica de clases, AC (#.C), o, seaclamente, A CB, donde A es la clase de tos apodos y 2 la de las sutilezss' prontas. [No faltara, sin embargo, quien entendiere la afirmacién de Gracién como usa definicién de los apodos. En exe seatido, habria que teemplazar el condisional por 1 bicondicional, y ea Isgica de clases, el sino de inctusién por ede igualdad Bs decir: Vx [xe (4B). Si convenimos en que A sea la clase de los ant-stalinistas y B la ds Ios ver daderos revolucionarios, tendremos ACB Introduccion a ia logics formal 2” Seria, en efecto, un error. Porque no es eso lo que en el emunciado original se dice. No se dice en el enunciado que el rechazo del sta- linismo sea condicién suficiente para dar a alguien e! titulo de ver dadero revolucionario. Lo que se afirma es que para que alguien pueda merecer tal nombre es condicién necesaria la condena, por su parte, del stalinismo. Parece, entonces, que cl enunciado en cuestién deberia esquema- tizarse de esta otra manera: A\X (9 Ax 9 Rx)5" [Todo aquel que no sea anti-stali- nista no es ver- daderamente r¢- volucionario’]. bien, transformando la expresion mediante la Regla de Contra- osicién del condicional, asi: (Nx (Rx Ax)",5? [Todos los ver- daderos revo- lucionarios son antistalinistas’), Otro tanto cabria decir del enunciado [Nadie entraba en la Academia de Platén @ menos que supiera geometria, 7 ac-n MBCA AA partir de este instante, y por no scbrectrgar la exposicén, s6lo presentaremas Jas esquematizaciones altermativas en ldyica de clases en aquellos casos en que 20 sean enteramente trivial, Nétese que tampoco seria correo en este ejemplo echar mano dei bicondi= sional y decie Ax Rees ax) [Porque eso es tanto como decir “Todos los verdaderos revoivcionatios son anti-sta- linistas,y fados los anti-stalnistas sor. verdaderas resolucionaros’ Y deci esto iltimno «#5 ya decir demasiado, 3 Alfredo Destio Seria un error formalizarlo asi: Ax (Gx Ex) [Para todo x, si x sabia grometria, en- tonces x entraba en Ja Academia de Pla- t6n']. Porque eso lo que dice es que todos los conocedores de la geo- metria que vivieron mientras existié la Academia entraban en ella. Lo que habria que escribir es Ax (1 Ge 4 Ex), ©, lo que es lo mismo, Ax (Ex > Gx) ‘Veamos otro ejemplo similar en estructura: / 9 (>) ¥ SE adie. mas que los fascias oligoténicos crea en ol carder revolucionazio del fscin. Si lo esquematiziramos diciendo x [(Bx 0 Ox) > Cx] estariamos diciendo que todos los fascistas oligofrénicos creen en el cardcter revolucionario del fascismo. Y ese seria un enunciado distinto del que estamos intentando traducir. La traduccién correcta podria ser esta otra: Ax [Cx (Fe 4 Ox)], que dice: ‘Para todo x, si x cree en cl cardcter revolucionario del fascismo, entonces es que x €s un fascista, y, ademés, cligofrénico’ También en este caso —y quizi con alguna mayar justificacién ‘que en el ejemplo de los anti-stalinistas— podria pensarse que en Figor el enunciado dice dos cosas: que todos los fascistas oligo- frénicos creen en el cardcter revolucionario del fascismo y que Introducci6n a la légica formal 9 todos los que creen en el caricter revolucionario del fascismo son fascistas oligofrénicos, Es decir: Ax [(Bx 0 Ox) > Cx] 0 Ax [Cx (Fx a Ox))} © bien, puesto que se trata de una conjuncién de condicionales, Ax (Ex 0 Ox) Cx] Dicho de otro modo: todos y sélo los fascistas oligofténicos creen en el caricter revolucionario del fascismo. Esta interpretacién se ve abonada por el hecho de que la expresién ‘Nadie mas que los...” —que aparece en el enunciado it tiene, entre sus equivalentes, ‘Nadie sino los ..., ‘Unicamente los ..” y “Sélo Ios ...”. Pero también se ve seriamente afectada cuando la contrastamos con el sentido que parece tener ese enunciado inicial. El enunciado inicial.afirma —en nuestra opinién— que la clase de los que creen que el fascismo es revolucionario est4 formado exclusivamente por fascistas oligofrénicos***, pero en modo alguno dice que todos los fascistas oligofrénicos formen parte de esa claseS**, El habla coloquial puede venir aqui en nuestra ayuda. En efecto: alguien podria parafrasear el enuncisdo original diciendo: «Se necesita sex un fascista y, ademas, ser oligofrénico, para creer que 1 fascismo es revolucionarion. Ahora bien: hemos caracterizado los enunciados condicionales como aquellos en los que se afirma que el antecedente es condicién | suficiente del consecuente. Este es et momento de afadir que en los enunciados condicionales se afirma también que el consecuente es condicién necesaria del antecedente Y eso es exactamente lo que decimos al decir | Ax [Cx (Fx 4 Ox)] % Dicho de otro modo: que la clase de Jos que creen que el fascism es revola ionario Wamémoda clase "4" eaté include en le de los fascists oigofténioos (2): ACE Bn modo alguno dice que BC 4. © Allred Deaito Decimos que hay que ser fascista, amén de oligofrénico, para cercerse que el fascismo supone una revolucién —en el buen sentido de la palabra. Consideremos de nuevo el problema a través de otro ejemplo en el que, por intervenir también la particula ‘s6lo’, es también grande la tentacién de traducirlo como un bicondicional: Sélo los veres humanos compran pélizas. De acuerdo con fz interpretacién bicondicionalista, el esquema de este enunciado seria Ax (Hx Cx) Es decir: ‘si y s6lo si x es un ser humano, entonces x compra pélizas’. O, desplegando los condicionales contraidos en el-bicon- dicional, “Todos los seres humanos compran pélizas y todos los que compran pélizas son seres humanos’, Ahora bien: mientras que el enunciado original es a todas luces verdadero, ¢! bicondicional que aspira a constituir su correcta tra- duceién no 10 es. Porque ese bicondicional es una conjuncién uno de cuyos miembros es falso. No ¢s cierto, en efecto, que todos los seres humanos compren pélizas. Pignsese que un criterio para determinar la correccién de nues- tras versiones simbélicas podria ser el siguiente: si cabe imaginar circunstancias que hagan verdadero el enunciado original y falsa su pretendida traduccién, entonces es que esa traduccién es in- correcta. Asi, en este caso, la existencia de seres que, siendo humanos, no compran pélizas, no hace falso el enunciado original, pero si su traduecién. Parece, pues, que el enunciado en discusién tendria en Ax (Cx Hx) luna més adecuada esquematizacién dentro de la légica de predica- dos monddicos**. * Otra cosa seria si hubiécamos dicho ‘Solamente los seres humanos estén en disposicidn (0 se ven en In necesidad] de comprar polizas’. En ese caso sf que seria ‘adecuada la ulizacién del bicondicional. IntrodueciOn a ta Iogica formal 6 iQuiere esto decir que ningin enunciado compuesto con la | particula ‘slo’ ~o cualquiera de sus equivalentes— mere, a pesar | de las apariencias, verterse correctamente empleando el bicondi. | cional? En absoluto, Sea, por ejemplo, el siguiente enunciado: ‘Sélo los seres hurnanos utlizan un lenguaje que estd libre del control de estimulos externos y estados internos'™. Aqui, si. Aqui no s6lo cabe, sino que parece obligado, el recurso al bicondicional: Ax (Hx Lx)? © bien: (\x (Hx > Lx) 0 Ax (Lx > Hx) En efecto: lo que se dice es que todos los hombres utilizan un Ienguaje que esti libre del control de estimulos externos o estados internos, y que todos aquellos seres que utilizan un lenguaje libre del control de estimulos externos 0 estados internos son hombres. Pasemos a un nuevo ejemplo: Ninguna dpera de Wagner, excepto las que componen su Teiralagia, 2% ‘dura menos de ‘iecsiete horas, No parece muy dificil el problema planteado por Ja presencia de la particula ‘excepto’ introduciendo una oracién: El siguiente esquema podria ser correcto: /\x [x 0 1 Tx)-+ > Dx} [‘Para todo x, si x 68 una dpe- ta de Wagner y x no forma parte de su Tetralogia, entonces x no dura menos de diecisicte horas]. ‘Cir, por ejemplo, N. Chomsky, Cartesion Linguistics, Nueva York, Harper and Row, 1966. V, cast. de E. Wulf: Lingistcs cartesian. Madrid, Editorial Gredes, 1969, passin £7 Bs obvio que hemos simplifcado considerablemente la esquematizacién. ‘Hemos convertido In expresion ‘ailzar un lenguaje libre del control de estimulos ‘esteros 0 estados internos' en un nico predicado. a Alfredo Deafo Similar estructura Idgica tendria este otro enunciado: x Ningin parapsio6logo que no tome su oficio con ironia ¢¢ inteligente | Su esquema, en efecto, seria: Ax [Px 4 4 Ts) +4 1x] Contemplemos un auevo caso: = Ue co edo son los inicos que mieden disfrutar hasta ee eee Cede epee En Er hecho de que este enunciado sea equivalente a otro que em: eerare Gon “Solamente los que conacen Oviedo... induce —y no Parece engafio— a representarlo asi: Ax (Ox + Dx) i deci: “Si y sélo si x conoce Oviedo, entonces x puede disfrutar hasta el fondo teyendo La Regenta’. El enunciado + ‘Unicamente los dioses y los demonios conocen el destino del hombre Ahade a las presentadas por los enunciados anteriores una difculted Heong rmente, el enunciado tiene la estructura de un bione dicional. Centrando en ello su atencién, alguien, dejandose extraviar or, apariencia de la frase, podria verse llevado a esquematnn la asi: /\x (Dx Mx) Cx inci, basta conser un de as dos cosas Raabe nora oo que esquematizarlo asf: Ax [(xv Mx) os ox} * Reeutrdess, no obstante, que‘ representa I dsyunciéa no excluyente, Introduecién a ta légica formal 6 De modo similar, un enunciado como ‘re vies y 10s nites no siempre resltanintereuntes ‘endria una traduccién adecuada en el esquema IAs [Ux v Nx) + re], ¥ n0 en 7 Ax [Ws 0 Nx)» tx} Veamos, por ultimo, ef ‘enunciado ‘Los agentes de la CIA y Jos otot hormigueros aslo quieren a ana cand I nee ecu ete He Quizé fuera correcto esquematizarlo ast: Ax (PLGs y O%)-» Fe} [Para todo x, _ ¥ S6lo si la luna esté en cuarto menguante, en- tonces, si 'x es un agente de la CIA © un oso hormiguero, en- tonces x adquie- re figura huma- na]. Pero también podria proponerse esta otra simbolizacién: A (CSV Ox) (pes 60) [Para todo x, si ee ¢s un agente “ Alfredo Deato Todo lo anterior no es mas que un breve muestrario de los pro- blemas que plantea la traduccién de ciertos ejemplares de enun- ciado del lenguaje natural al simbolismo l6gico. Es innecesario insistir en que no es posible hacer de esa labor de traduccion una labor rutinaria: no es posible siquiera ofrecer un inventario com- pleto de las dificultades que podrian presentarse en semejante tarea. Anilisis reductivo y anélisis pregnante Quizé sea éste el momento de resaltar un aspecto del andlisis I6gico que con frecuencia se olvida. A la vista salta el otro aspecto de ese anilisis: el aspecto reductivo, simplificador: la Igica como almacén de uniformes, como arsenal de lechos de Procusto en los que encajonar la creatividad lingiiistica, La légica, en efecto, no ‘enticnde de bellezas literarias, de sagaces matices, de retéricas modulaciones. Entre un verso como Cada beso perfecto sparta el tiempo (P, Salinas) y una trivialidad como (Cada paso que doy hacia’adelante me ale del punto de partida no harfa la légica otra distincién que la derivada de la conveniencia de elegir en cada caso distintas letras predicativas que sirvan de abreviatura. No es ésta, sin embargo, la tinica posibilidad de hacer uso del anilisis légico. En el Volumen I hemos dejado ya dicho que los Principia Mathe- ‘matica de A. N. Whitehead y B. Rusell constituyen un momento deci- sivo en la constitucién de la légica como ciencia. Los Principia Mathe- ‘matica son a la vez una recapitulacién y una cumbre. Pues bien: en la Introduccién a la primera edicién de esa obra, los autores comienzan ofreciendo una justificacién del empleo, en Idgica, de un lenguaje artificial. De entre las razones aducidas para ello —lo abstracto del asunto que la Idgica estudia, la rica compljidad del lenguaje natural, que, si bien es muy de celebrar a todos los demas efectos, hhace poco transparente la formulacién en él de las expresiones que enuncian inferencias—, nos interesa sobre todo una: la tercera Introduecién a la Kégiea formal 6s que ellos dan‘? y que cabria reformular asi: el lenguaje Iégico es un lenguaje con estructura de calculo; un lenguaje, por tanto, cuyas reglas de formacién y de inferencia estén todas ellas formuladas con entera precision. Ello hace que, una vez traducidas al simbolismo lgico, las expresiones de! lenguaje natural puedan ser transformadas, —trocadas en expresiones equivalentes— con mayor acuidad. Dicho de otro modo: una vez montadas en el mecanismo de Ia légica formal, las expresiones del lenguaje cotidiano desnudan todas sus implicaciones. Puesto en simbolos esquematicos, un enunciado descubre su estructura, y con ello se presta mejor al despliegue de todo lo que en él esta implicito, Precisamente, como saben muy bien los lingiistas, el mejor procedimiento para mostrar la necesidad de establecer distinciones estructurales profundas entre enunciados superficialmente similares es a veces el de especificar las implica- ciones de cada uno de ellos. Si hay algo que uno de ellos implique y el otro mo, es que se trata de enunciados en el fondo distintos. ‘Veamoslo con mayor claridad mediante algin ejemplo. To- memos el siguiente enunciado: [Ningin alma en pecado aleanzaré la bienaventuranza. En simbolos: /\x (Ax A Px) Bx [‘Para todo x, si es un alma y x esta en pecado,en- tonces x no’ ale canzaré la. bien- aventuranza’]. Ahora bien: ya hemos dicho que la légica de predicados no es un céleulo aparte de la l6gica de enunciados. Es, muy al contratio, una ampliacién superadora de éste: un cileulo de mayor alcance en el andlisis formal de las inferencias. Por otra parte, y en lo que se refiere a la légica de predicados monddicos de primer orden, es facil ver ya un isomorfismo con la légica de enunciados. Parece, en efecto, como si la tinica diferencia con respecto a ésta fuera el 2 A. N. Whitehead y B. Russell: Prineipla Mathematica, Vol. 1. Cambridge, sat the University Press, 1910 (2 ed, 1927). Intr, pags. 1-3. Cf, esp, pig. 2 5 6 Alfredo Deato hecho de que los enunciados que enlazamos mediante las conectivas estén, ahora, analizados. La estructura Iégica es la misma, y el ‘unico cambio consiste en que la alusion al contenido es mas dera- llada: en lugar de cubrir los enunciados con una letra que los abar- que, articulamos su estructisra interna mediante letras predicativas yy simbolos de individuo, Por lo demés, no hay diferencia, No hay ‘diferencia entre una expresién como Ax [(Ax a Px) + Bx] y una expresién como (pagar Lo cual quiere decir que podemos aplicar a la primera las mis- mas reglas de transformacién, o de inferencia, que en el Volumen I aplicdbamos a esquemas como el segundo. Aunque dicha aplica- cidn se verd precisada y sistematizada més adelante en este mismo libro, podemos ir ya adiestréndonos en la transformacién de esos esquemas cuantificacionales mediante las reglas que conocemos. ‘Veamos, pues, con unos pocos ejemplos, cémo las reglas de la logica hacen dar de sia los enunciados. Por la Regla de Contraposicién del condicional, el enunciado de que partiamos se transforma en Ax [Bx 7 (x 4 Px)] El consecuente de ese condicional es una conjuncién de enun- ciados negada. Equivale, por tanto, a la disyuncién de esos mismos enunciados negados. De la expresién anterior se puede, pues, pasar a esta otra: x [Bx (1 Ax v1 Px) Lo cual, dado que una disyuncién con e! primer miembro negado equivale a un condicional, nos levaria a: Ax [Bx > (x > 9 Px] Introduccién & | Wigiea formal a Y aplicando ahora la Regla de Contraposicién del condicional al consecuente, Wegarfamos a Ax [Be > (Px 9 Ax)] Es decir: ‘Para todo x, si x alcanza la bienaventuranza, entonces, si x estd en pecado es que x no es un alma’ Afirmacién un tanto extrafia, En efecto: gacaso puede hablarse de alcanzar o perder la bienaventuranza por respecto a otros entes, gue no sean las almas? Con otras palabras: parece que cuando decimos que x alcanza la bienaventuranza estamos presuponiendo entre otras muchas cosas-— que x es un alma. Sélo de las almas se puede decir que estén manchadas o limpias de pecado. Asi, a! conjunto de_las-ainas'es-eluniverso del dscurso previo ~-y\aue, Por tanto, debiera haber quedado impligito— de riuestro enunciado. Habria, pues, que haberlo esquematizado asi /\x (Px 1 Bx) ['Para todo x, si x std en pecado, en- tonces x no alcanza- 4 la bienaventuran- na). alga este tltimo ejemplo siquiera como una minima muestra de las cuestiones planteadas por el tema de la presuposicién. ‘Veamos un nuevo caso, también problematico. Sea el siguiente enunciado: De entre los hombres, unos se resignan a no ser feces, en tanto ‘qe otros preteaden serlo, En simbolos: Ax [x (Rede 9 Rx] Respecto de esta esquematizacién podrian hacerse tres obser- vaciones: 1.° Como en el cjemplo anterior, sobraria ¢] antece- dente del condicional. Sélo los hombres pueden ser victimas del ansia de felicidad. Los hombres son, pues, nuestro universo del discurso, 2.0 Parece que resignarse a no ser feliz es la negacién de 6 Alfredo Desio pretender serlo. Hemos, pues, simbolizado los predicados corres- pondientes por la misma letra, aunque, naturalmente, precediéndola, fen uno de los casos, de la negacién. 3.° El uso del simbolo “> vviene aconsejado por el hecho de que Ia disyuncién entre los que se pliegan y los que se rebelan parece excluyente. Dando, pues, por sentado que nuestra afirmacién no puede referirse mas que a los hombres, tendriamos: Ax (Re +h 1 Re) La disyuncién excluyente equivale a la negacién de un bicondi- cional. Asi, pues, cabe transformar ese esquema en este otro: Axa (Reo a Rx) Y —puesto que un bicondicional es una conjuncién de condi- cionales— en este otro: A\x7 [(Rx 4 4 Rx) A (> Rx > Rx)) Habida cuenta, sin embargo, de la posibilidad de definir una conjuncién en términos de disyuncién con ayuda de la negacién, tendriamos: AX [a (Re 7 Rx) v9 (1 Re > Rx] Pero, aprovechando que un condicional negado equivale a la afirmacién conjunta de su antecedente y la negacién de su conse- cuente, Hegariamos a Ax [(Rx 4 Rx) v (9 Bx A 7 Rd] De Jo cual, por inferencia tautoldgica, venimos a dar en ‘Asi, pues, partiendo de una disyuncién excluyente hemos lle- gado, por un itinerario deliberadamente alargado, a una disyun- cidn no excluyente. Ello no es mala ocasién para pensar en la li- SEOs Introduccién a la Kigica formal eS mitacién que supone operar a base de puros valores de verdad, Por tltimo, y como mero ejemplo de las implicaciones —en este caso, epistemoldgicas— del andlisis formal, nos limitaremos a dejar planteada la llamada «paradoja de la confirmacién» o «paradoja de los cuervos»®. ‘Sea el enunciado ‘Todos los cuervos son negros. Se trata, sin duda, de un enunciado universal afirmativo caya adecuada esquematizacién parece ser sencillamente ésta: (\x (Cx Nx) Pasemos ahora de las consideraciones légicas a las epistemolé- gicas. Es evidente que si encontrdramos un individyo del que pu- diera afirmarse C, pero no N (con otras palabras: si topdramos con un cuervo que no fuera negro), el enunciado «Todos los cuervos son negros» se veria refutado, falsado. Por el contrario: cada cuervo negro que encontréramos contri- ‘buiria a cor + el enunciado en cuestién. Dicho en abstracto: dado un enunciado general, la existencia de individuos que hacen verdadero su antecedente y falso su conse- cuente hace falso cl enunciado. Y ia existencia de individuos que hagan verdadero tanto su antecedente como su consecuente con- firma cada vez més— pero nunca para siempre, por asi decir —su verdad. Por otra parte, es claro que si dos enunciados son equivalentes, tendrén Jas mismas condiciones de verdad. Serdn verdaderos 0 falsos en los mismos casos. Todo lo que haga falso al uno consti- ‘wird asimismo una falsaciéa del otro; todo lo que suponga una © «Paradoja de Hempel» seria también una denominacién apropiada, Fue &, ‘en efecto, quien ia planted: Cir. C. G. Hempel, «Studies in the Logie of Confinna- tom», Mind, vol. $4 (1945), pigs. 1-26 y 97-121, Reimpresién (con un «Postscript (1964) On Confirmation») an C. G, Hempel, Aspects of Scientific. Explanation. IN. York-Londres, The Free Press-Collier/Macmillan, 1965, pags. 3-46, 47-51 5 Pero nunca de manera conclayente, pues siempre estaria abierta la posbilicad de encontrar cuervos que no fueran negros. 0 Alfredo Deato confirmacién del primero contribuird también a hacer verdadero Ja Regla de Contraposicién del condicional podemos transformar 1 enunciado inicial en este otro: Ax (Nx 3 CX) que todos reconocerian como equivalente al primero. ‘Tomemos ahora el enunciado Todas las cosas no negras som no cuervos que seria la lectura en el lenguaje ordinario del esquema cuantifi- cacional que acabamos de reproduc. ‘Segiin lo que hemos dicho, este enunciado se veria confirmado ccada vec que registréramos la existencia de individuos que, no siendo rnegros, no son cuervos; es decir, la existencia de individuos que hhaven verdadero su antecedente y su consecuente: la existencia, por ejemplo, de una nube blanca, de un flamenco rosa, de una camisa parda, etc. ‘Ahora bien: el enunciado «Todas las cosas que no son negras no son cuervos» es, ya lo hemos dicho, equivalente al enunciado «Todos los cueryos son negros». Por tanto, todo lo que suponga luna confirmacién del primero constituiré ‘asimismo una confir- ‘macién del segundo, Resultaria, entonces, que cada vez que con- templéramos un caballo alazin, una tiinica roja, una bandera azul y blanca, estariamos, si lo supiéramos, corroborando la afi macién segin la cual todos los cuervos son negros. La légica, pues, levanta, en cada enunciado, las implicaciones que cencierra, Curiosamente, esas implicaciones que ella alumbra su- ponen, en muchos casos, desafios a la propia légica en su actual configuracién, muestras de lo insatisfactorio de su estado presente. No es mala cosa, sin embargo, que una ciencia se constituya en instrumento de critica de ella misma. Procedimientos de decision en Idgica de predicados monddicos Olvidemos, por un momento, el lenguaje ordinario. En el len- gusje de Ia ldgica de predicados monddicos podemos construir Introduccién a a. Iégica formal n infinitos esquemas de enunciado. Aquellos esquemas que tengan —0 a los que se pueda dar, mediante las transformaciones apro- piadas— forma de condicional constituirdn, especificamente, cs. quemas de inferencia, esquemas que presentan modos (validos o no vélidos) de argumentacién 0 razonamiento, Esquemas cuan- tificacionales de inferencia serian, por ejemplo, [Ax (x Ox) 0 Ax Ox Rx] > Ax (Px > Re) A\8 (Px + Ox) + Ax (Qx + Px) [Ax (Px Qx) a Vx (Rx a Px)] + \/x (Rx 4 Ox) Ahora bien: {Cémo decidir si un determinado esquema cuan- tificacional representa una forma vélida de razonamiento? En égica de enunciados contemplébamos un procedimiento —que no ¢s el tnico— para decidir si un enunciado en el que se formulaba un esquema de inferencia era 0 no una verdad formal. Si lo era, entonces todo razonamiento hecho de esa forma seria un razona miento valido. Ese procedimiento de decisién era el de las tablas de verdad. @isponemos de algin procedimiento semejante en ldgica de predicados monddicos? Si, Es mds: seguimos disponiendo del propio méiodo de las tablas de verdad. Con la siguiente, restriceién impor- tante: que el universo del discurso sea finito. Si el uniVeSo del dis- curso es finitS“podemos. seguir utilizando en Idgica de predicados monddicos el miétodo de las tablas-de.yerdad como método de decision, En efecto: ya hemos visto cémo un enunciado universal pro- ferido sobre un universo de! discurso finito equivalia a una con- Juncién de enunciados singulares que tendria tantos miembros cuantos mietibros tuviera el conjunto universo. Y sabemos también que respecto del cuantificador particular puede decirse otro tanto, ‘sélo que en este caso la traduccién habria que levarla a cabo en términos de disyuncién. Supongamos, por ejemplo, un universo del discurso que conste de dos individuos. A un esquema como Ax Pxa\/x Px n Alfredo Deato podriamos, entonces, darle esta otra forma: (Pa 0 Pb) (Pa v Pb) Y es evidente que, asi presentado, cabe someterlo a un tra- tamiento con tablas de verdad idéntico al que hariamos de una expresin de la forma ‘(p Aq) (p vq)’. Es decir: (Pan Pb) > (Pav Pb) Tomemos ahora otro esquema: [Ax (Px > Qx) 0 1 Qa) > 9 Pa ‘Supongamos una vez mas que el universo del discurso se com- pone de dos individuos. Siendo asi, la expresién anterior equival- dria a esta otra {[(Pa- Qa) » (Pb -+ Qb)] A > Qa} > 5 Pa Y este esquema es isomérfico de LE> aA +9) 0 1g} 447? De igual modo, el esquema Ax (Px Ox) + Ax(1 Ox > 3 Px) podria transformarse, bajo el supuesto de que el universo del dis- curso constarade tres individuos. én este otro: © Tengase em cuenta que ‘Pa’. ‘Pb’ ‘Qa! y “QS" son cuatro enunciados diftntos, que han de ser esquematizades, por tanto, mediante cuatro letras de eaunciado dlisintas, Introduccién a la 16giea formal B [(Pa + Qa) » (Pb Qb) » (Pe Qe)} > [a Qa 4 Pay A (1 Ob > Pb) A (4 Qe > Pej) Para comprobar si este esquema es verdadero en todos los casos posibles, bastaria con hacer una tabla de verdad que empezara des- plegando las sesenta y cuatro combinaciones posibles de los valores de verdad de los seis enunciados que en él intervienen. ‘Nueve enunciados intervendrian en el esquema [Ax (Px Ox) 4 Ax (Qx > Rx] + Ax (Px > Rx) si le atribuyéramos un universo del discurso que constara también de tres individuos. Y puesto que intervienen nueve enunciados, habri 2°, es decir, 512 combinaciones posibles de sus valores de verdad. Desarrollar una tabla de verdad de quinientas doce filas es una tarea moderadamente larga y escasamente creativa. Y lo peor 8 que tampoco ofrece grandes compensaciones. En efecto: acabado que hubiéramos la tabla de verdad, habriamos alcanzado tan s6l0 una precaria certidumbre: la de que el esquema es verdadero en ‘cualquier universo del discurso que contenga tres individuos. Ahora bien: todo el mundo parece convencido —sin necesidad de recurrir a refinadas técnicas Idgicas de persuasién— de que si todos los. individuos —sean tres, 0 mil, o infinitos— que poseen tal propie- dad poseen por ende tal otra, y todos los que poseen esta otra poseen también una tercera, entonces todos fos que poseen la primera po- seen asimismo la ultima. Para nadie es un secreto, por ejemplo, que si todos los espafioles son seres humanos y todos tos seres hu- manos son seres contradictorios, entonces todos los espafioles son seres contradictorios. Nuestra «intuicién légico-formal», por lla- marla de algin modo, nos hace reconocer como vilido cualquier razonamiento que tenga esa forma, como verdadero cualquier ‘enunciado con esa estructura. Resultaria, pues, grotesco el esfuerzo por mostrar mecénicamente la verdad de algo que intuitivamente Se nos antoja trivial, Trivial es mostrar que se cumple para tres individuos algo de lo que no nos cabe duda que se cumple para todos. Cierto que cabria abreviar el proceso. Ya veiamos en el Vo- Jumen I cémo era posible, mediante ef método de reduccién al ab- % Allredo Deato surdo, eludir en scasiones la confeccién de largas tablas de verdad *?, Cierto asimismo que, segin un teorema debido a Leopold Lowenheim'*, todo esquema cuantificacional que, conteniendo n predicados, sea verdadero en un universo del discurso que tenga 2* miembros, es. verdadero en todo universo no vacio. Dicho me- diante un ejemplo: si el esquema [Ax (Px + Ox) 0 Pal > Qa “Eu efecto: tomemos el siguiente esquema cuniicacional: [Ax (Px Q8) 6 5 Oa) + + Pa. Si suponemos que el conjunto universo tine tres miembros, podremos decir que se esquema es equivalente s este otro [(Pa~+ Qa) 0 (Pb 0b) » (Pe-+ Qe) m4 Qa}-+ > Pa. Supongamos ahora que este condicional fuera falso, Sélo podsia serlo por una rain: porque su antecedente fuera verdadero y su conseeuente falso: Iodiquee malo: [ita Qa) 9 (P+ 06) 4 (Pe-+ Oe) » 1 Oa) > > Be Ahora bien: «i el antosedente¢s verdadero, tendrin que setlo todos sus miembros, ‘Pusto que se trata de una conjunciés. Por otra partes “Paes falso, “Pa” habré de ser verdadero: Wa 4 P+ 08) 2 (Pe Be) 9 9 Ba 3 1 Tenemos, ents que “704 que uno de or embros dela cojucn ue compore ct aectent, overdo “o bw deserts sora ope dere anczdent on mcm foto Dros ager ts veindons ae te to, enone non ncotuos on gue expen Pa Ge - See Ge i lnboe dl need, que un cond, sparc mo wesedes, 3s embargo, een ater rdaderoy um comets fay Leta» Qe) » (Pb OB) (Pe Oe) » 9 Qa) 9 Be Hemos ido a dar, pues, en una coatradiccién, lo cudl nos obliga « absndonar muestra supesiciéninicial de que el condicional que compone la fSrmule catera no ‘ert verdadero. Léwenheim: «ber Méglichkeiten im Relativkalkly, Mathematische Arma- en, vol. 75 (1915). pégs. 47-470. Versidn inglesa en J, vin Heijenoon (ed.), From Pegs ty Godel. Cambridge, Mass, Harvard University Press, 1967, pigs. 298-251, sp. pis. 235 y sigs. Introduccién + Ia 1égica formal 8 en el que aparecen dos predicados, “P y °Q", se cumple en un uni- verso de 2% —es decir, cuatro~ individuos, entonces se cumple en todo universo no vacio. Todo ello, sin embargo, tiene una importancia que, aunque srande, es puramente teérica, La posibilidad de prolongar la apli- cacién del método de las tablas de verdad —abreviable a veces mediante el de reduecién al absurdo— hasta abarcar los esquemas cuantificacionales monddicos es una posibilidad que interesa es. tablecer en abstracto, pero que no resulta cémodo utilizar en con. creto. Esa es la razén de que se ha ya recurrido a otras téenicas mas ‘expeditivas®s, En cualquier caso, y dado que el propésito de este libro es sim- plemente el de estimular al estudio de la I6gica con vistas a su apli- cacién en diversos campos —y, seialadamente, en el de la argumen- tacién filoséfica—, interesaba slo dejar constancia de que cabe, €n principio, utilizar esos métodos. Ya sabemos, sin embargo, que el modo més natural de comprober si un razonamiento es valide no consiste en averiguar si el enunciado que lo expresa es formal. mente verdadero, sino en determinar si su conclusién se sigue de las premisas de acuerdo con reglas de inferencia correctas. Leyes de la légica de predicados monddicos Al igual que hicimos en légica de enunciados, daremos ahora luna breve lista de leyes de Ia légica de predicados monddicos. Se trata, claro es, de una scleccién de esquemas cuantificacionales dlidos, es decir, de formulas inferenciales que son verdaderas en todos los casos, bajo toda interpretacién. ‘Ocurre, sin embargo, lo siguiente. Aquellas leyes que, por su simplicidad y su cardcter basico, habrian de ir al comienzo de nues- tra enumeracién, plantean problemas —a algunos de los cuales ya hemos venido aludiendo— que hacen aconsejables algunas observaciones previas. Sabemos ya que en légica de predicados monédicos cabe distin- Suir cuatro tipos fundamentales de enunciado: universal afirmativo, (nnn % Alfeedo Dest. universal negativo, particular afirmativo y particular negativo. Por motivos que pertenecen a la historia de la logica en la Grecia clési- ca®* interesaba a Aristételes examinar ciertas relaciones Iégicas existentes entre estos cuatro tipos de enunciado*”. Relaciones, Por ejemplo, de compatibilidad o incompatibilidad: jes posible, cabria preguntarse, que sean verdaderos @ la vez un emunciado universal afirmativo y un enunciado universal negativo que tengan os mismos predicados? ‘Aristételes y la tradicién elaboraron un cuadro en el que quedan reflejadas las relaciones entre estos cuatro modelos bisicos de enun- ciado. Vamos a reproducir ese cuadro, pero no sin antes recordar algo a lo que ya hemos aludido. Tradicionalmente se ha venido con- siderando que las cuatro formas més simples de enunciado eran éstas: ‘Todo 5 es P” [Enunciado universal afirmativo, o enunciado detipo A]; ‘Ningin S es P’ [Enunciado particular negativo, o enun- ciado de tipo EJ; ‘Algin S es P* [Enunciado particular afirmativo, © enunciado en I], y ‘Algin S no es P’ [Enunciado particular ne. gativo, 0 enunciado en O]. Como sabemos, en ia légica actual coresponderian a estos cuatro tipos los siguientes esquemas: Ax (Pe Ox) A Ax (Px + 3 Ox) E Vx (Px 0 Qx) 1 Vx (Px A 3 Qx) ° Si, por tanto, quisiéramos reproducir estrictamente la teoria tradicional de las relaciones entre proposiciones cuantificadas, ha- bbriamos de hacerlo en términos de esos cuatro esquemas. Y asi Jo haremos, pero después. Porque, como sabemos, la légica actual Feccnoce cuatro formas todavia més bésicas de enunciado, a saber: ‘Vx Px, Ax 1 Px’, \/x Px’ y \/x 9 Px’. Empezaremos, pues, Por examinar las relaciones entre estos esquemas, los mas simples Partiremos, “ Ci por ejemplo, W. y M. Kueale, The Development of Logic. Oxford, at the Clarendon Press, 1961, 1964, 1966, 1968. V. cast. de J. Muguerza: T desarrollo de la tgica. Madrid, Bator Tecnos, 1972; caps. 1y II; exp. pig 23. ¥ sa lo hizo on su tratado Tiepi Epunveiag (Liber de interpretatione), 7O16 Y siguientes, Introduccién a la Idyica formal 7 (A) Ax Px CONTRARIOS wp A¥ 1 Px iP) g g g z 4 iz a a & S | iS A 3S g @ Vi Px Bl IB \x 4 Pe (Oy ‘SUBCONTRARIOS Como puede verse, entre esos enunciados se dan cuatro tipos de relaciones: 1. La relacién de contradictoriedad © contradiccién. Un enun- ciado de tipo A es contradictorio de un enunciado de tipo O (que verse acerca de lo mismo, es decir, que contenga los mismos pre- dicados®*), y un enunciado de tipo E es contradictorio de un enun- ciado de tipo I. Ahora bien: hemos de tener en cuenta dos cosas: en primer ugar, que la relacién de contradiccién es, como veremos, simé- trica, 0, lo que es lo mismo, que si un enunciado es contradictorio de otro, éste lo es también det primero, En segundo lugar, que decir que un enunciado es contradictorio de otro es como decir que equivale a su negacién. Valen, pues, los siguientes cuatro es- quemas: AX Prooy\/x 9 Px Vx Pre 1 Ax 4 Px Ax 1 Pre 3\Vx Pr Vx 9 Presa Ax Px 2, La relacién de subalternacién. Un enunciado en I seré sub- alterno del correspondiente enunciado en A, y otro tanto cabe decir de un enunciado en O por respecto al enunciado en E corres Pondiente. éQué es lo que entrafia esta relacién de subaltemacion? La relacién de contradiccién, que acabamos de ver, resultaba bien sencilla: si un enunciado es verdadero, su contradictorio es falso. © Especifcacién que, en adelante, omitiemos, dandola por sobreentendida, 7” Alfredo Deato {Cuéles son, ahora, las relaciones de verdad entre enunciados sub- alternos? 2.1. Si un enunciado universal afirmativo es verdadero, ver- dadero ser4 también cl enunciado particular afirmativo correspon- diente. De igual modo, si es verdadero un enunciado de tipo E, asimismo seré verdadero el correspondiente enunciado de tipo O. Es decir: Ax Px \/x Px ANX 1 Px > \/9 Px Ahora bien: estos dos esquemas sélo serdn.vélidos en el.caso de que se admita que el uso del cuantificador universal tiene al- ‘cance ontolégico, es decir, en el caso de que se excluyan tos uni- versos del-discurso vacios. Si no es asf, el paso de un enunciado ‘universal a un enunciado particular no seria vAlido. En. efect podria ocurrir que el universo del discurso fuera vacio, y entonces el enunciado universal seria verdadero, en tanto que el enunciado particular resultaria falso®?, Las relaciones de subalternacién entre enunciados sugieren problemas inte- resantes. Nos limitaremos a dejar planteado alguno de ellos. Se dice que, admitido el aleance existencial ~o, en dltima instancia, Ia presu- posivién ontolégica~ de un enunciado universal; de a verdad de éste se sigue la del emumeiado particular correspondiente. Ahora bien: cabsia quizé pensar que, cuando um enanciado universal es verdadero, el enunciado particular correspon: diente es, en un sentido, verdadero, pero no dle roda la verdad acerca del tema, La cosa se ve especialmente clara si acudimos a enunciados de los que cabria llamar “analticos! ~en el sentido kantiano del imino. De un enunciado como “odes os Asotos prescrcos efron como tls antes que Socrates cabsia infrir [AleunosSsforprsorkics cesiron somo take anes que Sdres Tavalmente, seca correcto el paso de “Todos lot satrdte so gins (que podria obtenerse, por irdnica conteaposicién del condicional, a partir de «Ningin Aandstico es sacerdoten) a ‘Algnos sacerotes Son gnéwicos et | | { Introduccién 4 la Kégiea formal » 2.2. Si un enunciado particular es falso, ello acarrea la fal- sedad del enunciado universal correspondiente. En efecto: tomemos, por ejemplo, un enunciado particular afirmativo, \/x Px. Supongamos que es falso, en cuyo caso serd verdadera su negacién, 1\/x Px. Ahora bien: sabemos que *s Vx Px’ equivale a ‘x7 Px’. Pero acabamos de ver que /x9 Px \/x 3 Px. ¥ si es verdadero \/x 7 Px no puede ser verdadero su contradictorio, /\x Px. Asi, pues, si \/x Px es fal- 80, /\x Px lo es tambien, De igual modo puede mostrarse que si 8 falso \/x > Px también lo es A\x 9 Px. Cabria decir, entonces, que Vx 1 Px a Ax1 Px VVx Pre a Ax Px? 3. La relacién de consrariedad. Un emmciado de tipo A y un enunciado de tipo E son contrarias entre si. {Qué quiere ello decir? El tltimo pécrafo de la nota 69, incluida en Ie pégis debe ser sustituido por el sans eee el Tguaimente, serie corzecio ol paso de “Todos tos sucerdotes son ndatos ‘Gus Resta obtener, por idnicacontaponicin dl condicional, a pac de eNingin Amoos ecrres ton andes puss, dicho priciicamente lo mismo. m Alfredo Deato {Cuales son, ahora, las telaciones de verdad entre enunciados sub- alternos’? . 2.1. Si un enunciado universal afirmativo es verdadero, ver- dadero serd también el enunciado particular afirmativo correspon- diente. De igual modo, si es verdadero un enunciado de tipo E, asimismo seré verdadero el correspondiente enunciado de tipo O. Es decir: Ax Px \/x Px Axi Px \/x7 Px Ahora bien: estos dos esquemas sélo seriin.vilidos, en el caso de que se admita que el uso del cuantificador universal tiene al- cance ontolégico, es decir, en el caso de que se excluyan Jos uni- versos Get~discurso vacios. Si no es asi, el paso de un enunciado universal a un enunciado particular no seria valido. En efecto: podria ocurrir que el universo del discurso fuera vacio, y entonces el enunciado universal seria verdadero, en tanto que el enunciado nocHowtor seenitaria falso®, Alganos serves son guésticos. Introduccién a ta l6gica formal , 22, Si un enunciado particular es falso, ello acarrea la fal- sedad del enunciado universal correspondiente. En efecto: tomemos, por ejemplo, un enunciado particular afirmativo, \/x Px. Supongamos que ¢s falso, en cuyo caso serd yerdadera ‘su negacién, 1\/x Px. Ahora bien: sabemos que "1 Vx Px’ equivale a ‘x1 Px’. Pero acabamos de ver que Axx Px \/x 7 Px. ¥ si es verdadero \/x 1 Px no puede set verdadero su contradictorio, \x Px. Asi, pues, si \/x Px es fal- so, /\x Px lo es también. De igual modo puede mostrarse que si es falso \/x 1 Px también lo es \x 9 Px. Cabria decir, entonces, que 1x1 Px Axa Pe Tx Pxa Ax Px? 3. La relacién de contrariedad. Un enunciado de tipo A y un enunciado de tipo E son contrarios entre si. {Qué quiere ello decir? He Avora bien —y esta es, naturaimente, una consderacién extraiégica—: quitn 4itla que algunos sacerdotes son gnéstices si pensara que es verdad que todos los sacerdotes lo son? Las inferencias que consisten en pasar de la verdad ds un enue «iado en Ao en E@ la de su subalterno son inferencies que la lbgica tiene obligacion de examinar y —con las restriciones aludidas— aceptar como vilidas, pero. que l sujeto raciocinante normal no realize. ¥ no las realira por economia intelectoa!, Porque son ociosas. Es como, en aritmética, multiplicar por 1. Nadie muliplica tun nimero por la unidad, porque todo el mundo sabe el resultado. Se trata de una ‘peraciGn ocioss, que, sin embargo, es objeto de consideracion en aritnéica, Por lo dems, las experiencas de P. Oléron (a las que su autor se reiee en el Tralté de Peychologie Expérimentele, publicado bajo la diteccién de P. Fraisse ¥ J. Piaget, Fascicle VI: «L'ntellgencen. Paris, . U. F.,2ed, 1969, pég [V. east. en le Editorial Paidés, de Buenos aires), pareoea mostrar que la interpretacion ‘epontinea que los sujctos dan de los enunciados particulares es la iaterpretacion » Me oi Axa Px a Ax Px? 4. La relacién de subcontrariedad. Asi como A y E son contra- rias, Ly O son subcontrariss.-De los enunciados subcontrarios cabe decir que no pueden ser.ambos.falsos, pero pueden, en cambio, ser los dos verdaderos. Dado, en efecto, un universo del dis no vacio ~y cllo esté presipUésto por el uso de un enunciado par- ticular verdadero—, 0 bien sus miembros poseen la propiedad \/ Px’) sigue Ia verdad de su subcontrario, "\V/x Px’. ¥ asi es: “n\/x Px’ equiva, sete omer vito, a/R ee mania, por sbi, mpise Tgualmente, la falsodad do \/r4 Ps, que expresamos nogindolo, equivele, por contradicién, a “/\x Pr’ y esto implica, pos subalternacin, Ia verdad de \/x Px, Introduccin a la I6giea formal 3 En cambio, de la verdad del uno no se sigue la falsedad del otro. Algunos de los esquemas que hemos venido enumerando que- darén muy pronto recogidos en nuestra lista de leyes. Antes, sin ‘embargo, Vamos a ver hasta qué punto se mantienen estas relaciones entre esos cuatro tipos de enunciado cuando éstos aparecen pre- sentados segiin el modo tradicional. Ya hemos dicho que, segdn la tradicién, tos tipos més simples de enunciado estarian representados por estos cuatro esquemas: Ax (Px Ox) A Ax (Px 1 Ox) E \/x (Px 0 Qx) 1 Vx (Px 4 10x) ° {Podemos decir que enire ellos se dan los cuatro tipos de rela- ciones que acabamos de discernir? 1. Comencemos por la relacién de contradiecién, Ella si se da también con estos esquemas. Tomemos, por ejemplo, el siguiente enunéiado universal afirmativo: Todos tos hombres son fiésofos (Gramsci). En simbolos, Ax (x4 Fx) ‘Neguemos ahora esa expresién, transformindola en Ax (Hx Fx) Sabemos, sin embargo, que ‘- /\x’ puede sustituirse por “Vx-7’. Por tanto, ese dltimo enunciado equivale a este otro: Vx9 (Hx + Fx) Si olvidamos e! prefijo cuantificacional, el resto de la formula es simplemente un condicional negado. Y puesto que 1 (X > ¥) = = py. XA > Y), la expresion V39 (Hx Fx) Introducci6n a la Topica formal En simbolos. Vx (Hx 4 3 Fx) ee 2 Alfredo Deatio equivale En efecto: negar que todos los hombres sean filésofos es tanto Sik ‘como afirmar que hay algunos hombres que no lo son. Asi, pues, a ee Ax (Px Ox] oO \V/x (Px 0 4 Ox) 3 Ax (x 9 Ex) | ‘nos encontraremos con ‘Tomemos ahora un enunciado particular negative Ver Ux 7 Bx, ~ Algunas cosas dichas metaféricamente no son confusas, En simbolos: s transformar en Vx (Mx » Cx) ‘que podemos \/x (Ix 4 15 Ex), ‘Si negamos ese enunciado y afirmamos Vx (Mx 41 Cx) Ficac) \Vx (Ux 0 Ex) estamos diciendo que no hay ningtin x tal que x sea una cosa dicha metaféricamente y x no sea confusa. Y puesto que ‘1 \/ se puede ReWeneten general sustituir por “Ax 7°, tendremos Axa (Mx 4 4 Cx) a LAx (Px 1 Ox] Vx (Px 0 Ox) expresién que equivale a ‘Sea, por ultimo, un enunciado particular afirmativo: Ax (Mx > Cx) Alganos tngtistas ereen que la sntais es auténoma, | 4 Es decir: «Todo lo dicho metaféricamente es confuso» (Aristételes) pen[sinsbotas. Ei 'n general, por tanto, i ao Vx (Pr A 1 ONO Ax (Px Ox) Veamos, en tercer lugar, un enunciedo universal negativo: Si lel negamos! x Ningtn jefe ve equivoca”, 1 Vx (Lx A Cx), El siemplo nos ha sido sugerido por la lectura del segundo de los «Diecinueve JG Puntow de las Juveatudes de Accién Popular, que reaba como sigue! «Dixipina, eee Los jefes no se equivocan» (EI Debate, 15-TI1-1938), & Alfredo Deano que podemos transformar en Ax (1 Lx v 5 Cx) ¥y luego en Nx (Lx > 9 Cx) En general, por tanto, IDV x (Px A Ox] Ax (Px 3 Ox) a _2. La relacién de subalternacién. Aqui no se = Ni sic quiera excluyendo los universos del discurso vacios. De la verdad ‘Ax (Fx Ox) 00 puede inferine Ia de “Vx (Px Oxy, ‘como tampoco ‘Vx (Pxa 7 Ox) a partir de‘ como jampaco Ide “Vx (Px » Ox) a pans de ‘Ax (Pe + 3. La relacién de contrariedad. ‘Tampoco se cumple. Ya veiamos, al examinar la relacién de contrariedad entre esquemas més simples, que ésta podia funda. ‘mentarse en Ia de subalternacién. Si aqui no puede admitirse esta liltima, otro tanto ocurriré con aquella. En efecto: las relaciones de contrariedad podrian formularse asi: NX (Px Ox) > 4 [Ax (Px > 3 Qx)] Ax (Px Ox) [Ax (Px + On] ¥ los consecuentes de ambos condicionales equivalen, respec: tivamente a *\V/x (Px A Ox)’ y “Vx (Px 5 > Ox). Si admiticra, ‘mos esta relacién, habriamos de admitir también la de subalter. nacién. 4 La relacién de subconirariedad. De ella puede decirse lo mismo que de la anterior. Para poder admitir los esquemas que expresan Ia subcontrariedad, y que serian 1 Vx (Px 0 Ox) > Vx (PxA 3 Ox) TVX (Px A 1 Ox) + \/x (Px 0 Ox) Introduccion a la légica formal 3 tendria que valer la relacién de subalternacién, ya que los antece- dentes de coos esquemas cquivalen respectivamente a ‘/\x (Px + 1 Ox! ¥ ‘x (Px On). Iniciaremos nuestra lista de leyes de la l6gica de predicados monidicos con algunos de los esquemas validos que hemos ido encontrando en el curso de las consideraciones precedentes: 1 Ax Pree a\/x9 Px. 2. \/x Pree Ax 7 Px. 3. Axa Pee a Vx Px 4.x Proea Ax Px 1, 2, 3 y 4 som Leyes de interdefinicién de los cuantificadores por medio de ta negacién™*, 5. Ax (Px Ox) 49 1 \/x (Px. A 1 Ox) 6. Ax (Px 1 Ox)es 4 \/x (Px 4 Ox). 7. Vx (Px 6 Ox) 1 Ax (Px 1 Ox). B. Vx (Px 01 Ox) 1 Ax (Px > Ox). Leyes aristotélicas de oposicién es el nombre que tradicional- mente se ha venido dando a 5, 6,7 y 8. Con ello quiere decirse que se trata de leyes —cuyo origen se remonta a Aristételes— en las que se expresa la oposicién —la oposiciém contradictoria— entre enunciados”*". ‘Su traduccion a Logica de clases cs obvia. La de In primera, por ejemplo, Ax tee dye Wx (A) Ax (red) Vx eA), 7 La pariftass de 5, 6,7y 8 en ldgica de clases es también muy fll, La de 6, por ejemplo, podria obtenerse de! siguiente modo. Sea A la clase de los individuos {que bucen verdadero el enunciado abierto ‘Px’, y 2 la clase de los individuos que Daven verdadero el enunciado abierto “Qx’. Dec, entonces, que Ax (Px 108) cequivale a decir que Axteed+x4B) 6, Io que es Jo mismo, que aI Alfredo Deafio, 9. Ax (Pxe Px. Ley de identidad para predicatos monddicos™™, 10. Axa (Pra 9 Px). Ley de contradiccién para predicados monidicos””. LL. Ax (Px v 7 Px. Ley de tercio excluso para predicados monadicos”*", 12. Ax (Px Ox)o (Ax Px a Ax Qn), Ley de distribucién del cuantificador universal por a conjun- etn”, B Ns Pe + Ox) (Ax Px Ax Ox), y tribucién del cuantificador universal por el condi- cia i rrsal por el condi 14, Ax (Pro Qx)+ (\x Pros \x Qx), Ley, & distribucién del cuantificador universal por el bicondi- ccional®*, Y¥ esto tltimo se puede decir también con el enuncisdo 3Ve eds xed), 7 Bn logica de clases esta ley podria presentarse asi Ai lrederxeay 7” En Idgica de clases, An ea natay 1 Ba lipica de clases, Ax (tA v xe~ A), ay ihe ts modo neue ie ss cospemenoaotn # vnena Ar tre mloo(Ax ea) a Ax trea), om Ge ge 20 poles oe tnedremox en muhor cae a kad des eyes cunticasana topes te case Nous est tee forma de conloul Esc nena aoe “" Ocurre aqui fo mismo que en el caso anterior, ee Introduccién a la légica formal ” 15. \x Px v Ax Ox)» \x (Px v Qx). Ley de contraccién del cuantificador universal por ta disyun- cién®?, 16. \/x (Px 4 Qx) ++ (Vx Px a \/x Ox). Ley de distribucién del cuantificador particular por la conjun- juncion®?” 17, Vx (Px v Oxo (Vx Px v \/x Ox). Ley de distribucién del cuantificador particular por la disyuncién. 18. (x Px \/x Qx) + \Vx (Px Ox). Podriamos habernos sentido tentados, por inercia, a admitir una «Ley de sdistribucién del euantiicador universal por la disyuncidn», que tendefa esta forma: Ax (Px v On) (Ax Pr v Ax Ox). Pero no. De un enunciado como «Todos ls Slésofos son o confusos o triviales» no podria deducirse el enunciado «O todos los filésafor son confuses 0 todos los {ilbsofos son trivinles». En efecto: para fasar el primero habria que encontrar —cosa hart ficil— un fdsofo que no fuera ni confuso ni trivial, Ea cambio, para falar 1 segundo bastaria con encontrar, por una parte, un fdsofo que no fuera confuse, ¥, Por otra parte, un Slésefo que no fuerw trivial ‘Traduciendo la ley a l6gica de clases se ve con bastante claridad ta diferencia. No 6 licito pasar de Ax (eed y x08) Ax (rea) Ax (eB), ‘Porque el primer enunciado dice: para todo x, o x pertenecea la clase 4, o pertenece ‘21a clase Bo pertenece a amas. Y el segundo dice: 0 tados los x perenecen a la clase A, 0 todos los x perteecen a la clase B, 0 todoe los x pertenecen ambas ©" Lalley tine forma de condicional porque la iaversa noes verdadera. Vedmoslo en lbgica de clases: de Ve feed) A Vx (eB) no se puede inferir Vx (rea axe), En efecto: el x que perienece a A y el x que pertenece a B segin el primer esquema ‘ueden ser dos x dstintos. 88 Alfredo Deaiio, Lay de contracciém del cuantificador particular por el condicional, 2 Wx (Px Ox) a Ax (Ox Ru] + Ax (Px > Re), Ley de iransitividad del condicional para predicados mondci- 20. [Axx 4 Rx) a Ax (Px ON Ax(Pxs 5 Rx). Ley que corresponde al modo silogistico «Celarenty. 21. [Ax Qx > Rx) a Vx (Px A Ox] + Vx (Px a Rx), Ley que corresponde al modo silogistico. «Dorit», » Ax (Ox 4 Re) 0 \/x(Px a Qx)) + \/x (Px 7 Rx). que corresponde al modo silogistico «Kerion®® 23. [Ax (Px Qx) a Pa] > Oa. Modus ponendo ponens para predicados monddicos***, 24. TAX (Px Ox) 0 1 0a) > 5 Pa. Ss ct yt a conos tabi con ef nombre de Ley el ioganon, Su ew ‘rugs nfo el moo aloysico conocsocon see noe erect ete ls pais, ein Arist. Hay ue alerts tee a be mevatacisntadonal aera el orden de prema yor a ne ef eqeema comepondint al nods orb a TAs (Or Rs) a Ax (Qe Pel} + Vs (Pe 0 Re, “Bn Wogica de clases, (4 CB) nae dl +iacey © bien Ax ad x08)» (eed) (ae), Introduccién a Ia Iégica formal a Modus tollendo tollens para. predicados monédicos, 25. [Ax (Px v Ox) a 9 Pa] + Qa. Ley de inferencia de la alternatioa para predicados monddicos. 26. /\x Px- Pa, Ley de especificacién, 27. Pa>\/x Px. Ley de particularizacién®”. Finalizaremos con la siguiente observacién. A las leyes de la Jégica de enunciados les lamabamos, siguiendo a todos los que hhan seguido a Wittgenstein, «tautologias». El nombre se justificaba or el hecho de que en ellas la conclusiéa —el consecuente del condicional, 0 del bicondicional, que las expresa~ no hace sino decir de otro modo lo que ya esta dicho en las premisas. Seria un error, sin embargo, seguir dando e! nombre de tautologias a jas leyes de la Lbgica de predicados monddicos ~y el error se haria mayor, si cabe hablar asi, a medida que progreséramos en la Iogica—, porque Ro todas ellas son tautoldgicas en este sentido. Mejor seré, enton- es, darles otro nombre: por ejemplo, el de «esquemas validos de la logica de predicados monddicosn. ©) La Wigica de los predicades poliidices Exposicién de motivos ~~ #Soy detective privado y tengo mi licencia desde hace bastante tiempo. Soy un tipo soliterio, no estoy eaindo, estoy entrando en la edad maduta y no 209 sco, He estedo en la cirel mis de una vez y no me ocupo de divorcios. Me gusta 5 Como puede verse ias leyes 23-27 se distinguen de las anteriores en que en ilas figuran simbolos como ‘a’, que antes hemos Mamado 4¢onstantes individuales La presencia de esos simbolos pudicra resutar engafsa. Ea efecto: se sabe sos cada consiante individual designs un determizado indiiduo, ése y to otto: Lite Pudierainterpretarse de ta! modo que levara a pensar que lo que se dive en, por ciemplo, la ley nero 26 es que s todos los x poseen el atributo designado por P, ntonces lo poste cl individuo a, el conereto individuo a, Y no es asl: lo que se dee = que si de todor los individuos de un cierto universo puede predicarse un determinads atnbato, entonoes ese atributo puede predicarse tambien de uno cualquiera de ellen ‘de; por ejemplo. El simbolo ‘a’ no es propiemente uns variable —ya que no po. riamos cuantifcarla~, pero tampoco ura constants, un nombre coscitto, Fs io que se lama un pardmero, una especie de nombre imaginario, % Alfredo Deaio eb ns mujeres.) gna os. No oy my dl rad eo oi ‘ome Sy hj tral spss mut noes Soe a 1 seis ve pa deme tan en aca eee ant ‘our sar ue ba depres mote} edness Dicho de otro modo: Dan Ta « Sa a 4\/x (Cax) s Ban Ran E'a ny Ax (D'x > 4 Oax) » \/x \/y \/z \/w (Bx s My » a Bea 4Mza A 1 Bwa 4 Mw a Gxa a Gya a Gra x Gwa) 0 \x (Px a Ta dex) «Ax Ay [(P'xa AM'ya) + 9 Cry 9 Mx A MY] A A 1x5 \/y [(Bx 0 My) 0 (xa v Hya)} a \/x [(T'xa) > +1 Vy By v My) 0 Sy}? Como puede verse, si el lenguaje légico no dispusiera de pre- dicados Poliddicos nadie podria relatar en 1 su vida. Nadie podria, por ejemplo, formular en simbolos légicos su estado civil, expresay ‘sus odios y sus amores, etc, Sin la introduccién de predicados Poliddicos tampoco seria osible —y esto sf que parece necesario~ traducir al simboliane Reymond Chindler: £1 lgo dis, V. cs. de J. A Lata, Bareioa, Editors 1972 pig 114 El que haba x atualnenie, Pal Marea dec a detstve prvad ya tens een esdohac atante emo assum tio tltarioy no hay aingih stl qua stteatadocon ny ee as edad madura y 4 noosa yah eed ca che us dee todo ix es un dvorcioentnor «no se ocupa dey hay agin sal gue ida» gusta 2.2 hay agin» tal que yo una ier ey guna sv hg zag n0 net sy gan + pn leh on ons, extones «noes my del grado de, para toto} pas toda yore padre de a © y es madre de a entonces x e y no estuvieron casados y x esti musrte £27 eh muti, 0 bay singin xn singin y tales que Sx cevatdasy ee hermen do¢9 Boma es 9 shay gin stl ue x jana ens ie incl oscar, enionees no hubiénigin y, sea vatSno sea mer, fuc seats none eae to el motivo y fundamento de su vida». oa an utiizado sinbolos como E” 9 M’ ante ia presencia de cxpesones pro ‘teauvas que cominzan en ol lnguse ordinaro con la misma I FHemes prescindd, hubide cunia de lon proposes, puramentiasteivos, ral ments con ajuds del preicdo de eri, al detcucore ann Se, ts adlante: De mismo modo, aftmacin ‘Soy sn tipo seliare seine eet como 3 contra una expeion predicate Politi ie Peas Be Fespecto a fos demiis. Etc. a eee Introduccién a la Kégica formal 1 J6gico los més sencillos enunciados de la ciencia. No seria posible enunciar siquiera que 2 es menor que 3. Si Ia Iégica no dispusiera de los recursos necesarios para dis- cemnir predicados poliddicos en los enunciados de la ciencia o de Ja vida, muchos serian los razonamientos que, siendo formalmente validos, se verian privados de su reconocimiento como tales. Problemas de esquematizacién Lo dicho respecto de la traduccién de enunciados del lenguaje ordinario al simbolismo de la Iégica de predicados monddicos puede decirse también agui, y a mayor abundamiento. Nada de traduccién mecinica: necesidad de actualizacién simulténea de la competencia lingiiistica y la competencia ldgica. ‘Veamos unos cuantos ejemplos. Sea el enunciado ‘Actualmente no este en la revolucién pervona més importante que Ulianov™, ‘Su esquematizacién no oftece grandes dificultades: + Vx (Rx A Ixa)— ['No hay ningin x tal que x esté en la revolucin y x sea més importante que a}. O bien: Ax > (Rx 0 Fra), que equivale a Ax (Rx > 9 Ix) Tampoco resulta demasiado laborioso verter en simbolos e! enunciado % Del informe del Jefe de la Dizeccién de Seguridad de Mosct, Zubatov, a sus superiores,en 1900 (tomado de G. Walter, Lenin. Paris, Julliard, 1950, Y. east. de R, Lamoneda. Bareclona, Grijalbo, 1967, pig. 82 2 Alfredo Deatio > Ne my mds mis desesperante que un telfono comumicande TVATA Ty Dey) No hay ningén tal que, para todo y, si. y es un teléfono comuni- 1 cando, entonces x sea mds rante que y'], La frase SN _ Hombre yy ade hamsao me seo. Agni Podrla quedar, en simbolos, asi: Han Ax Ay Ute Byx) (5 ana n + Aya] Otro ejemplo: in ° Pua lintel 0 hay nada mijor gue la democraci burguen, En simbolos: A [le 9 \V/y (Ryn Myax)] ["Para todo x, si x €5 intelec. tual, entonces no hay ningin ¥ tal que y sea un régimen po- litico ey sea mejor que la democracia burguesa («) ara x’, Bs decir: pe ads gb 00 pa odo, sixes hombre ye tami COs ge muarderelaién con wn hombre coe m0 es ajeno ae y Fe Introducci6n & ta légica formal ea res variables ~referentes a comunistas, paises y movimientos Fevolucionarios —babriamos de manejar si quisisramos esque: tizar el siguiente enunciado: {os comunitas spoyan en todos 18 paises todo movimiento revaluionasio ye <® sont del orden social y politico existente (Marx Engel) En simbolos: - AX AY Az [Cx 0 Py in Rz) > Axzy]? Neamos —buscando siempre la heterogeneidad— dos nuevos casos. Sea la siguiente gregueria de Gémez de la Serna, Hr que ba echo un empulme de dos Nexibes he sido cirjano de i eetiidad, | 3 Su esquema seria: . A* [9 Vi (8 8 Fe a Exy2) > Cx] En la Biblia (coneretamente, en el Exodo) \eemos: rau en ss dia [Yavé se rere al sépimo da, da de decanso} haga un trabajo cualquier, seré castigado con lt musts En versién simbética: A* AY 13 [Ube 0 Ty 0 Sz 0 Hye) + Mx] Cuando entramos en légica de predicados poliddicos —es decir, cuando tenemos que vérnosias con enunciados en los que bien Pudieran aparecer dos o mds variables de individue diversamente ‘uantificadas— hay que extremar el rigor no slo en lo que ce refiere © ss deci: saralodo XY 5 sxe una ocganizacén comusst, y un pals Eatonces spore aluionario em contra de! onden socal y poli cuseras ‘entonces x apoya a zen ° Es decir: 7a todo x bay alsin y yalginz tl que 9 un fsb ep ie ea 2g mptis y con zentonces x ba sido cinjane oc nee 2 it ‘Para todo x, yy z sixes im hijo de laach, ¥ €5 un trabajo y 2 e8 un santo ‘totime dia, yx hace y en z, entonces x ser castignds oon eed os Alfredo Deano al tipo especifico de cuantificacién que conviene a cada variable, sino también en relacién con lo que se ha venido lamando aleance de un cuantificador, entendiendo por tal la secuencia de simbolos a la que afecta, es decir, la longitud de formula que abarca. En los ejemplos que siguen se plantearén problemas de este tipo. Tomemos una afirmacién de Quine: X \Ningin experimento zanjard munca una cuestién ontolégica Traducir este enunciado al lenguaje Wégico exige el concurso de dos variables: una cuyo campo de valores sea el conjunto 0 clase de los experimentos, y otra cuyo campo de valores sea la clase de las cuestiones ontolégicas. Cémo proceder? {Cuantificando uni- versalmente la primera y particularmente la segunda, ya que se hhabla de ‘una cuestién ontolégica’? Es obvio que no. En este caso, ‘una’ equivale a ‘cualquier’. Quiz, pues, una forma correcta de esquematizar ese enunciado fuera ésta: Ax Ay [Ex 0 Cy) >> Zxy] ("Para todo x Y para todo y, Sixes un ex. perimento @ y una_cuestién ontolégica, en- tonces no es el caso que x zan- sey]. Aunque tal ver fuera mejor esta otr Ax [Cx 4 Vy (Ey a Zyz)] Ua ejemplo algo més complicado seria el siguiente: “Siempre hay un espaol que invents las cosas antes que sus inventoresreconocidos En este enunciado se hace referencia a tres distintos conjuntos de individuos: el de tos espafioles, et de los inventos, y el de los Introduccion a la logics formal 98 inventores reconocidos. Habra, pues, que cuantificar tres variables individuales. Posiblemente asi: Ax Ay [lx 0 Ryx) > \V2 (Ez Tzxy)]%? Dice Descartes, en la Segunda Parte del Discurso de! Método: [No es posible imaginar nada extrato ¢ increible que no haya sido} dicho por algan Mosot, En esquema: 1 Vx [Ex v Ix) 0 Vy (By 9 Dyn)? ©, dicho de otro modo: Ax (Ex vB) > \/y (Fy 0 Dyx)] EI problema del alcance de los cuantificadores, del que hemos venido viendo casos, se presenta con mayor claridad ain en afirma- ciones como la siguiente (atribuible, en fecha como la de hoy®” al Presidente de U.S. A.): Si un indochino osara tocar siquiera a un soldado norteamericano, > todas nuestras fuerzas en Vietnam se alzarian indignadas. ‘A nuestro modo de ver, una esquematizacién edecuada seria la siguiente: Oxy > Ay (Ay) [Si hay algin [Vx Vy Ux a Ny 4 Oxy)] > Ay (Ay) a que x es indo- chino e y nor- teamericano y x 08a tocar a ¥y, entonees to- dos los y se al- zarian indigna- dos’). * Bs decir: “Pana todo x y todo y, six es un inveato e yes su inventor reconocido, ‘entonces hay algin z tal que z es espaol y z invent6 x antes que y". 9° "No hay ningin x tal que x sea una opinién extrada y/o increible y tal que no haya algin y tal que y sea fidsof0 € y no hay dicho x’ 77°30 de abril do 1975 Sn Alfredo Desto Independientemente de que pudiera simbolizarse de otro modo, el enunciado nos sirve de ejempl iplo. En él puede verse c6; tificador particular que afecta a la variable y tiene como alsance {ap solo el antecedente de la férmula, hallindose el consecuene afectado por la cuantificacién universal de_, EI enunciado Cuando uno ha visto un muerto los ha visto todos?* Ax Vy (ily 6 Sxy). [Para todo x, si hay agin y ‘ta que y esté muerto ¥x ha visto a y n ese estado, en- 5 tones." el consecuente seria A* Ay (ily + S39) Doon x ha visto a ~ todo y que esté muerto’]. Bl enunciado entero tendria, pues, esta forma Ax LV 9 Oy» SV + Ay (My -» Sxy)} /-_. Obsérvese la importancia que tienen en este caso y ian y corchetes, etc, para indicar el aleance de los cova uantfeador universal que afecta fecto: la fSrmula entera es —o form Pretende ser~ verdad {20 2: todo indviduo que ha visto un muerio los ha vais wate Gon es distinto: el consecuente dela fSimula sspin st age eps it zee a i Introduccién a ta ligica formal 7 a ser verdadero de todos los y, y el antecedente, de al menos uno. Etc, Procedimientos de decision en ldgica de predicados poliédicos Dada cualquier expresién bien formada de la légica de enuncia- dos, podiamos, por el método de las tablas de verdad (entre otros) determinar inequivocamente si se trataba 0 no de una tautologi En légica de predicados monédicos contébamos asimismo con més de un procedimiento para solventar el problema de si una fSrmula dada era o no un esquema vilido. No existe, en légica de predicedos poliddicos, un procedimiento de decisién en este sentido: no existe —por principio— ningin procedimiento de decisién que pueda aplicarse con fruto a toda formula de la Idgica de predicades poliddicos. A fortiori, no existe ‘ningiin procedimiento de decisién que valga para la légica de primer orden considerada como un todo. 4 fortiori, no existe ningin pro- cedimiento de decisién para la Iégica formal tomada en su con- Junto, Contamos, eso si, con procedimientos de aleance parcial, es decir, con métodos que permiten solventar el problema de la validez de ciertos tipos de formulas predicativas poliddicas. Su exposicién, sin embargo, excede de las pretensiones de este libro, y el hecho de no llevarla a cabo no afecta grandemente a su propésito funda- mental, repetidas veces expresado. Leyes de la ligica de predicados poliddicos®® Entre los esquemas validos de la Iégica de predicados polidicos ‘que podriamos enumerar hay algunos que no son sino adaptaciones triviales de leyes ya conocidas. As, por ejemplo: Ax Ay Pry 1\/x Ny Pxy 10° © Bn lo que sigue, y salvo indicacién en contrario, nos ocuparemos exclusiva: mente de predicados dladicas. 109 Téngase en cuenta que al escribir “y\/x \/y' se entienden negados los dos couantificadores, Alfredo Deaio (Que seria la version con predicados poliddi Leyes de interdefinicién de los untfiondeene eolcneTcel Ax Ny Pry > Oxy) 1 Vz Vy (Payn Oxy) (Wersién poliddica de una de las Leyes de oposicién.) AX Ny 9 (Pxy 6 > Pxy) (Version, para predicados poliddicos, de la Ley cién.) de contradic- A Bie oa Ax Ay (Oxy > Rey] > (Ley de transitividad det condicional.) Ax Ay (Pay > Oxy)» Pob| > Qub (Modus ponendo ponens Para predicados diddicos.) (Ax Ay Pxy) > Pab (Ley de especificacién para predicados diddicos.) Pab -»\/x \/y Pxy (Ley de particularizacién Para predicados diddicos.) Etc. A ellas afiadiriamos las siguientes ke if de la Iigica de predicados de primer onder SS Sesion 1. Ax Ay Prey Ax Pxy. 2. Vx Vy Pay es \/y Vx Pay, 3. Vx Ay Pay > Ay \/x Pay, 19% esta ley th Es deg gus, 7 MM forma de condicionl es porque sy somerse no se comple AV Pay i Ay Pry Introducei6n a ta fogicn formal ~ Todus ellas son Leyes de permutacion de los cuantificadores. A qué Wamamos «légica de relaciones>. Volvamos atrés. Una frase como Dan era menchevigue podia interpretarse de dos modos: o bien como el enunciado de que cierto individuo posee una determinada propiedad, o bien como la asercién de que el individuo en cuestién pertenece a una clase dada, Segin la interpretacién que elijamos, Ia frase tomard, cen Ienguaje Idgico, respectivamente, la forma Ma © Ja forma aed Adoptando los términos clésicos «intensién» (0 «comprehen- siéro) y sextensidm», cabria decir que cada clase es la extension de un predicado (en fa medida en que retine a todos los individuos de los que ese predicado es verdadero), y que los predicados son clases vistas en su intensidn (en la medida cn que, sabiendo lo que sig- nifica un predicado, sabemos lo que significa pertenecer a la clase correspondiente). Diriamos entonces, en general, que la logica de clases es una versién extensional de la légica de predicados mo- nadicos. Tomemos ahora una expresién como Pab rho es un esquema vilido, verdadero para todas las interpreteciones. Un ejemplo ‘bastard. Supongamos que “Py sgniica “x es padre de y’ En ese caso, el antecedente seleeria: ‘Para todo y, hay algin xsl que x es el padre de y’ (Es decir: todo el mundo tiene un padre), El consecuente, por su parte, rezaria as: "Hay algin x tal que para todo y, x es el padre de y* (Es decir: hay alguien que es el padre —biol6gico— de todo Lando No par gue psn 4 oon a cra efrmecn ee Ligaments oe 100 Alfredo Destio. Un predicado Seguido de dos nombres de it ; individuo. Un dicado, pues, ditcico. ¢No seria razonable interpretar esa expec somo si enunciara la exstencia de una relacion entre a y bY sQue ‘manera mas natural hay de interpreter los predicados poliéseos ue como expresién de relaciones entre dos 0 més individuos? fev aso eabria proguntar: {qué otta manera hay de interencian ‘onocemos otra: un predicado madico «5 una expieion i con 7 nombres de individuo compone un enunciado, Un predi aia es ua areal con uno o mds argumentos, i. area lamdbamos, recuérdese, wenunciados abiertos» , 0 fun de nombres», 0, como se las denominé en su Origen, fanciones Propesicionales»— a expresiones que no son enuntiados cons redid en ue no tienen tin valor de verdad, pero que pate irse en tal or itucic SRavertine 0 tales por sustitucién de sus variables o'ceanunee: Mediante la consideracién de enunciados abiertos como 4 hizo eocarcelar ay x cambi6.y por 2 % 86 ali6 con y y con 2 en contre dew =" Satitan sop agent oo rst sae So i ereizados polisdices, con Jos det tn functor de dos argument, PUSS Un sei, eae atin embargo, un modo de designar una relagign Intoduccién a ia logica formal 101 Efectivamente: en Wégica, las relaciones se consideran en ex- tensién. Quiere decitse: en logica, las relaciones no se definen en virtud de lo que, por asi decir, «significan», sino en términos det conjunto de pares de individuos entre los que se dan. Vemoslo con un ejemplo. Sea el enunciado abierto ey Desde el punto de vista I6gico esa relacién no se definiria mediante la explicacién de en qué consiste la tarea de leer, de qué significa la relacién que se entabla entre el lector y el texto, sino que quedaria caracterizada como aquella relacién que media entre todos los x y todos los y tales que x ley y. Dicho de otro modo, y con otro ejemplo: la relacién que vertebra el emunciado abierto ‘x esti a la izquierda de y* se reduce, en Idgica, a la clase de todos los x y todos los y tales que el primero estd a la izquierda del segundo. Asi, pues, las relaciones diédicas son clases de pares. Hasta uhora no hemos considerado sino clases formadas por individuos aislados entre si. Ahora hemos de vérnoslas con clases de pares. Con clases de pares ordenados, es decir, dados en un determinado orden. En efecto: tomemos un enunciado abierto como 2 6s mayor que ». Puedo cerrarlo sustituyendo x € y por nombres de individuo. Ahora bien: si, por ejemplo, sustituyo ‘x’ por ‘3° e ‘y’ por ‘7 obten- dré un enunciado falso, mientras que si sustituyo la primera variable por “7” y la segunda por ‘3 habré construido un enunciado ver- dadero. El orden no es, pues, indiferente. E] par no ordenado formado por a y b lo representaremos asi: {a, 6} EI par ordenado compuesto de esos mismos individuos tendria, fen cambio, este otro aspecto: Las relaciones diddicas se entienden como clases de pares or- denados. Sn m2 Alfredo Deaso En suma: el predicado diddico -.. denuncié a ...” Ea s - denuncié a...” —repr pe eA Dede entenderse como la relacién “liamémosia lia entre t. x y x ARF sResia entre todos los x y todos Jos y ales que x denuncié a, R= py. (x, ¥ | Day} 02 Es decir: la relacién R es la clase dk le los pares ord eal due hacen verdadero el enunciado abierto “Day > @ no apartarnos de una priitica bien establecids, como simbolos de relaciones las letras R$, 7 Porous eae ado que, intuitivamente, una relacién es algo que se da Gare ic, lividuos, parece preferible"®> evocarlo escribienie “a aRb mejor que dicados ditidicos en términos de relaciones, proporcional co eats on isco, hemos dedicado, mientras ae la igea y la de predicados monddicos, a la légica Repitamos: una relacién cualgt uiera, R, es la relacién i entre todos ewer oo aauellos x y todos aquellos y tales que “xAy’ es ver R= vy. (x9 ]xRy} Definimos a continuacién las siguientes nociones: 2 $1 etbitamos (Cx, » |Dy) Jn segunda pare dela oxpreiSo ou oe pot Pafoer redundant, por cuando sleincad aber “Do y 2 pein qu x nceano ques hag verdad tment pa ine tacasivmenie vamos 1 combat SH #0: YT Boos dicho, ls qu cas ‘8 Yq Wittgenstein, en el Tractatus ‘acter epictéio» de uns expresion comer and Pn PORE relive el Introduccion a la Idgica formal 103 1. Complemento de una relacién R: =R= {x ¥] 1 xRy} El complemento de una relacién se define, pues, como el con- junto o clase de pares ordenados entre los que no se da esa relacién, Asi, por ejemplo, si R es la relacién ‘estar casado con’ (que se definiré como Ia clase de todos los x y todos los y tales que x esta casado con y), el complemento de R, —R, seri la clase de todos los x y de todos los y tales que x no esta casado con y, es decir, la clase de todos los pares de individuos entre los que no s¢ da la relacién matrimonial. 2, Suma o uniéa (absoluta)*®? de relaciones. Dadas dos relaciones R y S, podemos decir que RUS =z. {% ¥| Ry v xSy)} — La suma légica de dos ‘élaciones es la clase de todos los pares ordenados entre los que se da o bien sélo la primera relacién, 0 bien tan sdlo la segunda, o bien ambas. Es claro que la unién de dos relaciones da como resultado una nueva relacién. Asi, si, por ‘ejemplo, interptetamos R como la relacién ‘hermano de’ y S como la relacién *hermana de’, entonces la relacién suma, llamémosla T, serd la relacién ‘hermano-o-hermana de’. 3. Producto absoluto*°* de relaciones Dadas dos relaciones, Ry S, podemos decir que ROS = vy. {xy | (xRy » xSy)} El producto légico de dos relaciones es Ia clase de todos los pares ordenados entre los que se da la primera y también la segunda. Asi, si R es Ia relacién ‘hermano de’ y S'es la relacién ‘mayor que’, su producto absoluto serd la relacién 7: ‘hermano mayor de’. 1°" Luego se veri la razén de este adjetivo, 106 Alfredo Desto 4. Inclusion de relaciones RCS = og. Ax Ay (aRy + x59) Una relacién esté incluita ‘en ott i elaci m ira cuando si la primer oa x iadividos tones también se da la segunda. Por Sn : la relaciOn ‘estrangulador de’ esté incluida ¢ conten 5 feicion‘astinn de Todo al que ean a ote Qrvond Kase Sint, aunque I invera no es verdadera, ues son muchas las formes 5. Identidad de relaciones R=S= oy, Ax Ay (Ryo x5y) Diriamos que dos relacion’"S6n identi nticas cuando, si indivitos Sumple la primera, se cumple asimismo ia segunda, inversa. Asi, la relacién ‘hermano de y la relacién ‘hijo del mmismo padre y de la misma madre que’ son inti” MY? 4 Hasta aqui es patente el paralelismo —que el uso de los mismos primer lugar, del mismo modo que en l6gi a igica de clases habl de clase universal y clase vacia, hablaremos ahora de eee versal y relacién vacia, a 7. Relacién vacia es ta que no se da entre nin, Yiduos del conjunto que constituye el universo dal dieu mt En segundo lugar, repetiremos i 7 "mos aqui una observacié - mora pra pest tenance Ja na. divisoria entre, de una parte, el complemento, la suma Producto (absotutos) de relaciones, y, de otra parte, Ia’ ¥9 producto parte, la inclusign Er complemento, la suma y el producto son, como te ha dicho, Itrodueci6n 2 la Ibgica formal 10s funciones de relaciones a relaciones. Son operaciones que sirven para componer nombres de relaciones con nombres de relaciones. ‘Al aplicar, por ejemplo, el simbolo “— al simbolo, R, de una rela- cidn, fo que obtengo es el nombre de una nueva relacién: “—R’, ‘a relacién complemento o complementaria de R’. Al escribir el simbolo “U’ entre los nombres de dos relaciones he compuesto el nombre de una nueva relacién: ‘RU S’, ‘la relacién suma de Ry 8°. Etc. ‘Cosa muy distinta ocurre con la inclusién y la identidad. Ellas no sirven para formar nombres de relaciones més complejas, sino para componer enunciados sobre relaciones. Se tas lama, por ello, \funciones de relacionés a enunclados, Al escribir el simbolo *C” © el simbolo ‘= entre dos nombres de relaciones, no estoy cons- truyendo el nombre de una relacién nueva. Estoy haciendo una afirmacién acerca de, esas dos relaciones: estoy eiunciando que una“ésti_incluida”én otra, 0 diciendo: que las dos son fa misma. Claramente se-ve le distincién si se piensa que expresiones como ‘RB, ‘RUS 0'R()S" no.tienen valor de verdad: son, sencilla mente, nombrés, y los nombres i0"son-ni-vérdadcros ni falsos. Si tendrian valor de verdad —sin més que sustituir R y S por nom- bres de relaciones concretas— expresiones como ‘RC S’0 ‘R= S’. Porque estas expresiones son La l6gica de relaciones alberga, sin embargo, otros muchos cconceptos y operaciones que no tienen paralelo en la légica de clases. ‘Vamos a enumerar y definir algunos. A pesar de su heterogeneidad, ‘hemos optado por componer con ellos una tinica lista que prolonga Ja anterior. 8. Producto relativo de relaciones RIS = py. {a ¥| V2. Re A 25y)} E| producto relativo de R y S es la relacién que media entre todos los x y"todos los y tales que hay algin 2 con el que x tiene la relacién R y que tiene la relacién S con y. Veamos un ejemplo. Supongamos que se trata de definir la expresién relacional ‘x €s el asesino del hermano de y’ (por ejemplo: “Wan Guld asesiné ‘al hermano del Corsario Negro). ,Cémo hacerlo? Definirla como 1 ; eae Hey SRD o Alfred Desho Una Telacién simple —xRy— equivaldria a pasar por alto in exis: ‘Gia dentro de esa expresién, de dos relaciones: “asesino de’ y “hermano de’. ;Cémo combinar, entonces, esas dos teluciones? Si formaramos su producto absoturo, el resultado seria: xRy A xSy No cs e80, sin embargo. Porque ahi dice que x asesind a y y ‘que x €s hermano de y. Ahi dice que x maté 2 su hermano, Jos y tales que hay un z al ‘que x asesiné y que es el hermano de ye Un ejemplo algo mds complicado seria ol siguiente: Ma Vor Dg AL 2) Gaudio mies a pudee de Hamlet y se asd com ln madre de ete £Cual es la relacién entre Claudio y Hamlet? Digamos, sin dramatizar, que entre ellos hay dos relaciones que son productos telativos. La primera relacién seria la que media entre todos los x y todos 1 Zl aue hay algin z al que x asesind y que es el padre de) La segunda seria Ia relacién de todos los x y todos los y tales que hay un z con quien x Contrajo matrimonio y que es la madre de ». Expresando en simbolos fas dos relaciones conjuntamente, ten- driamos que la relacién entre ellos es Oy |Vz (R22 287). \/w (eR'w wS'y)} (Asi, pues, la relacién, Uamémosla 7, existente entre Claudio 3 Hamlet es, en rigor, el producto absoluto de dos productos relaraay de relaciones Es posible que la definicién de producto relativo de relaciones lo haga aparecer como una sutileza initil. Es un hecho, sia, ‘embargo, Sue gran parte de las relaciones que cotidianamente mantenennos prod erclaciones simples, ni siquiera productos absolutos, sino actuacién de x etc.— pues tenemos ejemplos més. préximos: © sobrino de y, ‘x es yerno de y’, ‘x es abuelo materno de y' eta 107 Introduccién a a 6gica formal de yes tanto como Decir, por ejemplo, que x es abuelo materno de y es tanto decir que entre ¥ ey media una relacién 7 que podria defnicse del siguiente modo: py. 1% | Vz (xRE A 2Sy)} on ‘ser padre de’ y S, ‘ser madre de’. ponte a arena sf conseruyéramos el [produto] abot de las relaciones ‘madre de’ y ‘padre de’ obtendriamos un imposite bioldgico: no parece que pueda haber ningin x que alaliatres madre y padre de alguien. En cambio, el producto rel ieee esas dos relaciones seria algo tan doméstico como una ebuel paterna, 9. Suma relativa de relaciones RIS = oy Oy | Vz (xRz v zSy)} Lo dicho respecto del producto relativo arroja luz sobre el concept de suma relativa de relaciones. |. Relacién conversa, Sea R la YEN que media entre todos los x y todos los y de un cierto universo del discarso: R= py {, »| xR} Pues bien: la relacién conversa de R (en simbolos, &) seré la relacién que media —reparese en el orden— entre todos esos y y todos esos x: R= oy. {v5 x| xy} conversa de una relacién es, pues, por asi decir, su ee ta reacién que se obtiene cuando Sonalderamog los términos de la relacién primitiva en orden inverso. As ae ae la relacién ‘doble de’, su conversa, J, serd Ia relacién ‘mit ae si_R es, ‘mayor que’, X sera ‘menor aue’s si R es, explotador de R sera ‘explotado por’; si R es ‘padre de’, H serd ‘hijo de"; y parese en esto— si R ¢s ‘semejante a’, K serd “semejante a’ 108 Alfredo Dear A Potencias de una relacién, , Del mismo modo que podemos elevar un asi también podemos, mediante el producto Potencias de una relacién: mimero al cuadrado, Telativo, formar las eae py RIR R= op RR | eo En general, j Re Rig | Para entender lo que significa elevar i cierta una rel Potencia, nada como considerar la relacién pee de R = padre de RR! = padre de R? = abuelo de R® = bisabuelo de R* = tatarabuelo de © bien Ia relacién “hijo de: R =hijo de R* = hijo de R? = nieto de B® = bisnieto de R* = tataranieto de R* = chozno de RS = bichozno de Introduccién a la légica formal 09 12. Dominio (anterior) de una relacién. Sea, una vez més, la relacion R: R= vg. {| xRy) Sobre esta base puede decirse que el dominio de esa relacién ¢s la clase de todos los x tales que tienen esa relacién.con algin y. En general, definiriamos el dominio de una relacién como la clase de los individuos que tienen esa relacién con alguien DAR) = vy. 1x 1V¥ RY) Asi, si R es la relacién.“corruptor de’, su dominio serd Ja clase de los corruptores; si R es la relacién ‘madre de’, D (R) seré la clase de las madres; si R es la relacién ‘vengar a’, D (R) ser4 la clase de los vengadores; etc. Véase, pues, c6mo ia funcién ‘D*, aplicada a una relacién, da como valor una clase, 13. Dominio converso de una relacién, Contando, como siempre, con una relacién R definida del modo acostumbrado, diremos que su dominio converso, 5 (R), seré {ye GRY} worn, El dominio converso —llamado también a veces «codominion— de la relacién R serd la clase de todos aquellos y con los que algéin ‘mantiene esa relacién. En general, por tanto, definiriamos el do- minio converso de una relacién como la clase de todos los indivi- ‘duos con los que alguien mantiene esa relacién. ‘Asi, si R es la relacién ‘compadecer a’, D (R) seré la clase de los compadecidos; si R es ‘padre de’, B (R) serd la clase de los hijos; si Res la relacién ‘profesor de’, D (R) puede entenderse como la clase de los alumnos 0 como la clase de las disciptinas (dependiendo de cémo se entienda la relacién). Ete. 14. Campo de una relacién. La suimi légica del dominio anterior de una relaci6n y de su domi- nio convetso recibe el nombre de campo de esa relacién, Quiere ello decir que al campo de una rélacién pertenecen todos aquellos in- dividuos tales que, o bien tienen esa relacién con alguien, o bien 10 Alfredo Deato alguien tiene esa relacién con ellos. 0 bien ambas cosas a la ver: CIR) = og, UL a xR v yx} También agus ta aplicacién de la funcié : ncién —en este caso, C— una relacién da como resultado wna clase: solo que en este ca cls se -lae-unisn. de ous dos. “J si dicho sea volviendo a un ejemplo anterior, a ic relacin ‘explotador de’ pertenecen, de una parte, los exploutiors [es decir, los miembres de su dominio), de otra pare, los eaplarets {&: deci, los miembros de su dominio converso; 9, en toes haa ue explotan y a su vez son explotados. Todos, por tanto, 1a lopica de relaciones tiene también sus leyes, Algunae de elas son, por ejemplo, las siguientes: 1 --R= Re 2 RUS=SUR 3% RAS= SAR 4. RUS= ~(-R(-) -5} 5. RAS~ —(-RO gi S) eos 8 —R)109 CH ASCII (RCT 8 fae] s)/7]=[R |S] 7) 9% RCS) UTIR)CT/ Sy] 10. R= RM at (RC S)o (RCS) 1 Esta ley 6s uno de los Iacionge. 1? BY & U0 de los andlogos de la ley de doble negacdn en liga de re one oin sin 37 Seomee ras itehsshiai21Sepean ipepetconnuinarnrcy _ 45 son los andlogos, en Idgica de relaci 12 Comoran get Ws De Mo i ea el tmreduceén ta ica formal 1 2 R=S)4R=5 1B. C(R) = C (RYE Ete. Hay varias propicdades que una relacién puede poseer, Carac- terizatemos algunas de elles, Reflexividad. Se dice que una relacién R es reflexiva cuando toda entidad esta en esa relacién consigo misma. Son relaciones reflexivas, por ejemplo, la de identidad (todo ente es idéntico a si mismo), la de semejanza, etc. Asi, pues, R es reflexiva cuando y sélo cuando ANX (Rx) Una relecién es irreflexiva cuando ninguna entidad esté en esa relacién consigo misma. Asi, R es irreflexiva si y s6lo si Ax 9 RX) No ¢s dificil encontrar ejemplos de relaciones irreflexivas: mayor que, encima de, peor que, casado con, etc. Por tltimo, puede ocurrir que una relacién no sea ni reflexiva ni irreflexiva. Es decir: que ni es el caso que todo individuo esté en esa relacién consigo mismo, ni ¢s el caso tampoco que no lo esté ninguno. Podré estarlo, 0 no estarlo. Hablaremos entonces de telaciones no-reflexioas. Puesto que una relacién no-reflexiva €8 la que mi es reflexiva ni es irreflexiva, parece adecuado decir que R es no-teflexiva si y sélo si [Ax (RJ + [Ax 3 (Rx) 3 ; todos los pares de nimeros tales que ol primero ¢s menor que el segundo. Y el com plemento de esta itima relaci6n seré la que hay entre todos los paros de nimmeron tales que el primero no es menor que el segundo. Tomemos ahora de nuevo la tcla- ‘ign R. Se complemento serd In relacién existente entre todos los x y todos los y tales que x no es mayor que y. ¥ la conversa de esta relaciOn serd lt relacidn que seda entre tados los parea de nmeros tales que el primero ne es mennr que el segundo, 9 Byidentemente:e! campo de una relacién es idéntco al des enversa 4 Recuérdese el sentido de la foncién fecha, que s6lo da el valor 1 cusnéo 2 aplca a Tos argamentos 0.0. a2 Alfredo Deato Relaciones no-reflexivas serian, por ejemplo, la de ensalzar a (uno puede ensalzarse a si mismo, pero ni esté prchibido ni es obli- gatorio), estar satisfecho de, asesinar a (puesto que cabe el suicidio), cuadrado de (pues tenemos el caso del 1), ete, Simetria. Se dice que una relacién R es simétrica cuando Nx Ay (Ry > Rey Una relacién es simétrica cuando, si se da extre x € y, se da también entre y y x. Relaciones simétricas son, por ejemplo, las de identidad y semejanza, la de vecino de, la de casado con, la de compatible con, etc. ‘Nétese que cuando una relacién es simétrica, su conversa es ella misma. ‘Una relacion R es asimétrica cuando Ax Ay («Ry > 7 yRx) No faltan ejemplos: mayor que, padre de, mis desagradable que, marido de, amo de, ete, Y, qué decit de una relacién como ‘amar a'? Diremos que hay amores correspondidos, y otros que no lo son. Lo cual es tanto como decir que Ia relacidn ‘.. ama a...’ no es ni simétrica ni asi. métrica. Seré no-siméirica, Utilizando, como antes, la funcién fle. cha, diremos que una relacién R es no-simétrica cuando TAx Ay (Ry RX TAx Ay (Ry 9 yx] Son también relaciones no-simétricas las siguientes: odiar a, hablar mal de, admirar a, etc, Transitividad. Una relacién R es transitiva cuando AX AY Az [Ry A yR2) > xRz] 5 Relaciones transitivas son, por ejemplo, una vez més, las de ‘identidad y semejanza, También lo es la relacién ‘mayor que’; y * Con ayuda de a nocién, ye explicada, de porencia de una relacién poriamos etmir te transtivided diciendo que una relacién 2 es transitiva cuando? CR, Introduccion a la Woglea formal 16 asimismo 10 son “superior a’, “més demente que’, ‘preferible a’. El condicional —es decir, la relacién *... es condicién suficiente de ‘entre enunciados— es también una relacién transitiva. Y otro tanto cabe decir de la relacién de inclusién entre clases o entre relaciones. Una relacién R es intransitiva cuando Ax Ay 2 [eeRy 0 yRz) > 1 RZ] 4 deby blo {Relaciones intransitivas? ‘Padre de’ (si a ea) acre) y es de c, a no es padre —sino abuelo— de c); ‘contradictorio de (Gi un enunciado contradice otro, y este segundo contradice un tercero, es obvio que el primero y el tercero no son contradictorios enire si); etc. Som ore de caper, tenemos, en seer higar, ak relaciones {que no son ni transitivas ni intransitivas: las relaciones no-transitivas. R es no-transitiva si + xRz] | Tx Av Az (Ry 6 cae Nz (Ry & yRt) + 1 xRz] ‘amar a’ es no-transitiva. En efecto: sia ama a b y ens wareneas ¢ puede ocurrir cualquier cosa, Que se amen no 5, en todo caso, lo més probable'!®. También Io seria la re- lacién ‘amigo de’ (a pesar del dicho popular); y la relacién ‘limitrofe ‘con’; ete. Compacidad. Se dice que una relacién R ¢s compacta cuando Ax Ay (Ry) > V2 (Rz 4 Ry) Dicho de otro modo: una relacién R es compacta cuando ROR El ojemplo acostumbrado es el de la relacién ‘mayor que’ entre némeros racionales: si un niimero racional es mayor que otro, a ‘amar a va se requiore que al IS Neétese que para que la relacidn ‘amar a sea transitiva se requisre que ‘menos uno de fos tes términcs sea homosexual. 14 Allredo Deas entonees hay siempre un tercer namero que es. it Y mayor que el segundo. : isc a ar Conexividad. Una relacién es conexa cuando se da par de objetos (dstintos entre si) pertenecientes a su campe. Act ues, la relacién R es conexa si =n Ax Ay (eC (R) A yeC(R) n 9 = y)] + (eRy v pe) La relacién ‘hermano de’, por ejem : plo, no es conexa. En efecto: fic encontrar pares de seres humands que no son hemenea Ours cusu seria si entenditramos ‘hermano de’ como hermane eq Cristo de’. Esa relacién si seria conexa. Es conexa asimisine Ie tc. Hesign mayor que entre nlmeros naturales. Dados dos nimeros atures dstntos, sempre ocurrist que uno de ellos serd mayor Entre las propiedades de las relaciones se dan a su st relaciones. Tomemos, Por ejemplo, la tan utilizada relacién thermans de" (entendida en su sentido més estricto, es decir, como reluciby entre varones). Es evidente que la relacién “hermano de’ es simétrica: Si aes hermano de b, bes hermano de a. Y no cabe duda de que eg también transitiva: si aes hijo de fos mismos padres que Bb ce ijo de los mismos padres que c, ‘entonces ay ¢ son hijos de Jos mismos simétrica y transitiva es también reflexiva''? He ai teacon entre propiedades de relacioncs. aS le aqui otra: toda relacién asiméi 7 cong der rea es irreflexiva, Bosquense Que la inversa no es cierta ‘i " rta —que no toda relacién irreflexiva S gsimétrica— esta claro, Piénses, sin ir mis Ieos, en la telacion listinto de’: irreflexiva, y, sin embargo, simétrica rap ibam0s por timo, que toda relacion que sea ireflexica fransitiva y conexa (), por ende, asimétrica) recibe el nombre de ¥ A Ins relasiones que son simétrcas refi ha ee ny rns -¥, por tanto, ambien Iroduceisn « la ogica formal hs ‘serie’. En realidad, y como sugiere Manuel Sacristin"'*, quizé fuera mejor llamarle «relacién seriadora», y decir de ella que con- vvierte en una serie a los objetos de su campo. Asi, por ejemplo, tomando como campo el de los mimeros naturales podemos decir que la relacién ‘mayor que’ hace de ellos una serie, Dicha relacién €s, en ese campo, irreflexiva (ningun niimero es mayor que si mismo), transitiva (si un ntimero es mayor que otro y éste es mayor que un tercero, el primero seré asimismo mayor que este ultimo), conexa. (dados dos nimeros cualesquiera, siempre ocurriré que uno de ellos seré mayor que el otro), y, por supuesto, asimétrica (si un niimero es mayor que otro, éste no ser mayor, sino menor que aquél). Hasta aqui no hemos hablado mis que de relaciones diddicas, Hagamos siquiera una brevisima referencia a las rolaciones entre mas de dos términos, cuyo estudio —a pesar de su importancia para el razonamiento cientifico, e incluso para el ordinario— no puede decirse que esté altamente desarrollado. Los predicados triddicos, tetradicos, ... mAdicos en general! pueden entenderse, segi ya vimos, como enunciados abiertos con tres, cuatro, ... n argumentos. . ‘Asimismo. y al igual que las relaciones diddicas se interpretaban ‘como conjuntos de pares ordenados, las relaciones entre tres té1- minos se interpretarin como conjuntos de trios ordenados; y asi sucesivamente. Asi, si Res una relacién triddica podemos definirla como {x y, 2 | Rxvz} En general, una relacion n-ddica R seré {ey | R Oo 4} Las relaciones entre relaciones n-Adicas (con n, ya lo hemos dicho, mayor que 2) pueden caracterizarse por analogia con las ‘que hemos visto entre las relaciones de dos términos. 26 Inaroduccidn ala ligica y al andlss formal. Barcelona, Editorial Ariel, 1964, 1970, pig. 252. 1i8'Con m mayor que 2, por supuesto (nn ur us Alfredo Deatio Introducci6n a la Iégica formal Asi, si si R es uma relacién tetrédica, tendremos No hemos hablado —aunque si lo hemos usado intuitivamente en alguna ocasién— del tipo mas comin de identidad: la identidad Bm op 7.5.8] Ree) tea ‘Su complementaria, — R, sera {9.20 | + (Reyzw)} SiR y S son dos relaciones tetrad radu aotes lias. su producto abcoluto, (2,0 | Rxyzw A Sxyzw} Etc, Para terminar, y como muestra ; de las complejidades cram taint i dels racine ene ree Sk : i i converses de Int celacones Dold, A de les lacionss 7 un nimero natural. Llamaremos n! sos 8 i 109 n! al producto de todos ma eh rare ents 1 yw (incayendo St) Aah an Pues bien: si una relacién ti fi in: in tiene m téminos, tendré n! aad 7m etpiea cumpliéndos ya ene aso de . En estos casos, n= 2, y. por Las relaciones didicas tend om en eet ten 22 os desi ons ics tendrin —como en efecto tienen 9 = 2 Las telaciones tri relacen tltcones tridicas tendin cada una 123 = 6 Bic, Is D) Mentidad, cuantificadores numéricos y descripciones El predicado de identtdad A lo largo de las paginas precedentes hemos i Jas pagin utilizado geasiones Ja nocién de identidad. Hemos hablado de identadct cela Tambien Si identidad de relaciones. Inctuso hemos exa- una especie de identidad i Por el bicondicional, a ‘Tomemios los siguientes enunciados (1) Euctides fue el Fondador de la Escusla de Megara. Q) ies igual a7 +5. @) Frangois Couperin fue el autor de la Apoteasis de Lull. ‘Y comparémosios con estos otros: (4) Buclides fue discipulo de Séerates, (5) 125 un nomero par. (6) Francois Couperin fue un misico francis. En los seis enunciados figura el verbo ‘ser’ en alguna de sus formas. Es evidente, sin embargo, que el sentido del verbo en (1), 2) y (3) ¢s distinto que en (4), (5) y (6). En estos tres altimos casos el ‘ser’ es, 0 el ser de la predicacién (tal individuo es tal cosa: dis- cipulo de Sécrates, nimero par, muisico francés), 0, visto de otro modo, el ser de la pertenencia (tal individuo pertenece a tal clase: a la de los muisicos franceses, a la de los ntimeros pares, a la de los discipulos de Sécrates). En cambio, el ‘ser’ que aparece en los tres primeros enunciados gs el ser de la identidad. Cuando decimos ‘Euclides fue el fundador de la Escucla de Megara’ estamos diciendo que Euclides fue idéntico al fundador de la Escuela de Megara, que Fuclides y el fundador de la Escuela de Megara son Ja misma persona, Otro tanto ocurre cuando decimos, por ejemplo, “Walter Burleigh es el autor de De Puritate Artis Logicae’ o “El que escribié Sobre la cuddruple raiz del principio de razén suficiente fue Schopenhauer’ 0 —més eliptica- mente— ‘El Guernica lo pinté Picasso’. ‘Como signo de la identidad viene usdndose ‘=’. Podriamos, pues, escribir (1), (2) y (3) asi: Euclies = ol fundador de Ia Escuela de Megara, eT 45. Frangois Couperin = el autor de le Apoteosis de Lull Asi, pues, para decit que dos entidades cualesquiera son idén- ticas, escribiremos uy Alfredo Deato Y para negar que lo son, = 9) ky [Notese que, si bien el signo de identidad se escribe entre nombres de individuo, lo que identificamos no son los nombres, sino las _ntidades nombradas por ellos. No estamos diciendo que la expresién “Buclides’ y Ja expresién ‘el fundador de la Escuela de Megara’ sean idénticas: es obvio que no lo soa. Estamos diciendo que la persona a la que se refiere el nombre ‘Euclides" y la persona a la Que se refiere la descripcién ‘el fundador de la Escuela de Megara’ son la misma, Ahora bien: jacaso no es la identidad un predicado diddico como, por ejemplo, ‘mayor que’, ‘casado con’ (entre mondgamos) y tantos otros? {Por qué concederle, entonces, tratamiento aparte? 4Por qué es el de identidad un predicado distinguido dentro de la légica? Pues porque ef predicado diddico *.. es idéntico a ..” tiene una relevancia especifica en la validez de ciertotipo de razonamientos. Hay, en efecto, inferencias que, siendo vilidas, no lo son ni en virtud de las puras relaciones entre los enunciados que las componen, ni en virtud de lo anterior y del sentido de los cuantificadores, sino también, y especificamente, en virtud de la presencia en ellos del redicado de identidad. Es, pues, su papel determinante en la validez Ge ciertos tipo de inferencias 10 que justifica la atencién especial que a la identidad se concede en I6gica. Y a ello obedece el que se distinga entre «légica de predicados sin identidad» y «légica de pre- dicados con identidad». Ni que decir tiene que esta iltima abarca a Ja primera. La légica de la identidad, como suplemento de la logica de pre- dicados, tiene sus leyes. Y esas leyes no hacen sino despleger el sentido del predicado “... es idéntico a ..”, He aqui algunas: L Ax (x=), Ley de reflexividad de la identidad™®, 0, més cémodamente, 12° Fs decir, ey que expresa que la relacién de identidad tiene It propiedad de Ser reflexiv. He aqui la formulacién més obvia cel llamado «Principio de identi ddad>: toda entidad es idéntca a si misma, (nnn Introduccion a ta Képice formal 9 2 Ax Ay [ie = y) > (y= x), Aes yg de la identidad** 3. Ax Ay Az [= y) 4 (y= 2)] + (x = 2). Ley de transitividad de la identidad'?*. 4 Ax Ay [lem 9) (Pre Py) Ley de indiscernibilidad de los idénticos 5. Ax Ny (AP (Px By) > (x =p Ley de identidad de tos indiscernibles’ Obviamente, las leyes 4 y 5 podrian combinarse en una ley que tuviera la forma de un bicondicional. Que dos entidades son idén- ticas quiere decir que tienen las mismas propiedades. Antes de pasar a la consideracién de los cuantificadores numé- ticos, bueno sera recopilar fos distintos sentidos que la Iégica ha ido encontrando en el verbo ‘ser’: 1. El.uso del verbo ser para indicar Ia identidad. Como acabamos de ver, este uso se traduce al simbolismo légico escribiendo *=" entre simbolos de individuo. 2. Bl uso del verbo ser en el sentido de la predicacién: es decir, 1 uso del verbo ‘ser’ para indicar que tal predicado conviene a tal individuo. En la escritura Igica, esta acepcién del verbo ‘ser’ des- aparece y queda subsumida en el predicado: ‘Nicéforo Chumno era bizantino’ se convierte en ‘Ba’. 3. El uso del verbo ‘ser’ para indicar la inclusién de una clase en otra 0 de una relacién en otra. Su simbolo es ‘C’. 4, El uso del verbo ‘ser’ para significar la pertenencia de un individuo a una clase, Su simbolo es ‘e’. 128 Bs deci: ley que enmuncia que la de identidad e+ una relacién simétren, 122 Huolgan comentarios 22 La formulacién de este principio se asocia normalmente con Leibniz, Sin cembergo, se encuentra ya de algén modo en un texto de Aristételes (Tépicas, H. 1. 182 a 33-37), Si dos entidades son idénticas, es que tienen las mismas propiedades * Principio enunciado también por Leloniz, Si dos entidades tienen todas ss propiedades ea comin, entonces son idénticas, Obsérvese que esta ley, al levar cuantifleada una letra predicativa, perienece propiamente a la légiea de predicados ‘de segundo orden. 120 Alfredo Deafo Cuantificadores munéricos La nocién de identidad —o la operacién de identificacién que mediante su aplicacién efectuamos— permite ampliar el radio ex- presivo del lenguaje simbélico de la I6pica Hasta ¢] momento disponemos del cuantificador universal —que nos permite afirmar que todas los individuos de un determinado Ambito poseen tal propiedad o estén en tal relacién— y el cuantifi- cador particular, mediante el cual podemos decir que, en un cierto universo del discurso, hay al menas sun individuo tal que... Ahora bien: jo6mo decir que hay al menos dos, 0 al menos tres, 6, en general, al menos m individuos que hacen verdadero un deter minado enunciado abierto? Y, por otra parte, jeSmo decir que hay a Jo sumo une, a lo sumo dos, ..., a lo sumo n individuos de los que es verdadero un deter- minado predicado, monddico o poliddico? En tercer lugar, ,oémo expresar el hecho de hay exactamente n individuos de los que puede decirse tal y tal cosa? Expresiones como hay al menos » individuos tales que.. hay a Jo sumo hay exactamene reciben el nombre de ‘cuamtificadores numéricos', y sélo gracias al concurso de la nocién de identidad pueden encontrar una for- mulacién légica adecuada. Veamos. Empecemos con ‘hay al menos 1 individuos tales que..." Ya sabemos emo decir que hay al.menos un individuo que, por ejemplo, posee la propiedad P: () Vx Px. Hay al menos dos individuos que poseen la propiedad P se es- ccribiria Q) Vx Vy [Px a Py) 9 (+ vy) En efecto: lo que ahi dice es que hay algin fal menos un] x y algén [al menos un] y tal que x tiene la propiedad P ¢ y tiene la propiedad P y x € y son distintos. Introduccion « la logice formal oa El enunciado “Hay a! menos tres individuos que poseen la pro- piedad P’ quedaria, en simbolos. asi: G) Vx Vy Vz [Px 8 Py 8 Pe) a (et yn OE 2d A A+ 2) : “Hay al menos cuatro individuos que poseen la propicdad P’ se diria Vix V9 V2 Vw [Px 8 Py a Pz Po) 0 fy) A AEA ACH UA HZ) A (ys w) A Fw). Etc, La técnica de esquematizacién es, pues, bien sencilla. Pres- cindiendo dei caso mas simpie —ei de al menos uno—, todo consiste en afirmar que poseen la propiedad en cuestién tantos individuos cuantos interese, aclarando a continuacién que se trata de individuos distintos. Asi, si se trata de decir, por ejemplo Al menos site indvidvos apubalaron a César ha de construirse la siguiente férmula (en la que ‘a’ es “Cayo Julio eT yg Vig Uta Vis V6 Wr A Atal A AN A (is $4) A Gr 5) 9 Gy He) 6 Or Fm) 9 OF A (ey $a) A Ger $8) A Hr FX) A OL FH) A OF x3) A Ora $4) A (a $5) A OX Fe) A Oa FH) A OF A x4) A (ey Fos) A eg FQ) A Os FAT) A (Xe FH x3) A OO FE Xe) A (a 7) A Ors 0) A O85 $0) A be BH). Pasemos al cuantificador numérico ‘hay a lo sumo n individuos tales que .... Si ‘Hay al menos’ supone un limite por abajo, “Hay a lo sumo’ supone un limite por arriba en el niimero de individuos que cierran un enunciado abjerto haciéndolo verdadero. “Hay a lo sumo un individuo que posee la propiedad P” s¢ es- cribira, en simbolos, (1) Ax Ay [Px 0 Py) > & = 2 “Hay a lo swno dos individuos que poseen la propiedad P’ ten- dra, en el lenguaje de la lWgica, la siguiente forma 2) Ax Ay Az {Px a Py 5 Ps) [oe = 9) v mv (y= 2a} i Altfedo Desto ‘Hay a 1o swno tres individuos que poseen la propiedad P* se dird asi: GB) Ax Ay Az Aw (Px a Py 9 Pr a Pw) [x = y) v v@=2v = wv (v= 2)Vv(y=w)v @=w)}. Asi, pues, el modo de decir, en légica, que hay a lo sumo n in- dividuos que poseen una determinada propiedad consiste en decir que si hubiera n + 1 que la poseyeran, dos —al menos— de ellos serfén idénticos. Nétese que, asi como en el caso de ‘hay al menos’ habia que cuantificar tantas variables cuantos individuos entraran en juego, aqui hay que cuantificar una més. Si queremos decit que a lo sumo cuatro individuos poseen una determinada propiedad, hemos de hacerlo afirmando que, si fueran cinco, dos de ellos —como mi- nimo— serlan el mismo. Por ejemplo: el enunciado Se tolerarin, a lo sumo, cineo partidos politicos tomard, en simbolos, la siguiente forma: Ax Nx N30 xs x6 (TH, 8 Tx, N Tey 8 Tg 8 A Txs 0 Tre) (8 = a) V Oy = 3) V C=) V Oy) V 5) V (2 = 5) V (xz = 4) V Oy = Xs) V Om = x4) V 4) v (3 = 5) Vv (r3 = 5) V Oa = X53) V (Xe = Xe) V V (Xs = 6). Nos queda el tercer cuantificador numérico: ‘Hay exactamente 1 individuos tales que ...' ‘Ahora bien: decir que hay exactamente n individuos que poseen una cierta propiedad es como afirmar a un mismo tiempo que hay al menos 1 individuos que la poseen y a lo sumo n individuos que Ja poseen. Con otras palabras: ‘exactamente n’ significa ‘al menos ya lo sumo 1’. En efecto: ‘Hay exaciamente un individuo que tiene la propiedad P’ se escribira asi: (1) (Vx Px) A Ax Ay [(Px a Py) (= yi]. La primera parte de la formula dice que hay al menos un indivi- duo que posee esa propiedad; la segunda, que no hay més de uno que la posea, Asi, por ejemplo, la frase de Kant Introduecién a bs logiea formal ey (Cade forina de juiio esté determizade por exactmente on concepto «@ prior tendria que ser esquematizada de este modo: nt Ax (dx-+ Vy (Cy 0 Dys) 9 Az [Dex @ = 9} Y el enunciado (proferido por Rudolf Hess en 1934) Hay om persona que emis ald de todo esta [el Fre] presentaria, on ldgica, este aspecto: {Vx (Ay 1G May] a Ax Ay Az [May > = 211% | El enuncado "Hay exactamente dos individuos que poseen la propiedad P tendra Ia siguiente versién simbélica: Vx Vy [Px 4 Py) a (x $A A: [lexan Py a Pz) = v= AV Por otra parte, cuando Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, sentencia Como dia? Ariettiles, cose es verdaders: ‘el mundo!2” por dos cotas trabaja: le primeca por aver mantenengia; In otra coss era or aver juntamiento con fenbra plazentera lo que dice s reduce, desde un —triste— punto de vista légico, a esto otro | Ax ((Ox v Ax) Vy Vi {tay a Txz) a (7 2d] 4 Ay Az Vw (Txy 2, Txt x Ta) > [(y = 2) V =) v =) A | ‘(My A Fe}, 125 Bp decir ‘Para todo x, si x es una forma de juiio, entonces hay al menos tun y tal que y « un concopto e y determina a x, y, para todo z, siz determina a x, fentonces que 7 6: idéntion ay "Og decir: “Hay al menos un x tal que, para todo », si y es una critica enton ces x est mis alié de todo », ¥ para todo x, para todo yy para todo 2 si estd mis alld-de todo.» eatonces é que 2 es idéatico a x" : por “muado’ hay que entender, segin se lee en el titulo del pooma, “los omes 6 las otras animaliay’ ; "28's deci: ‘para todo x, six es un hombre o algdn otro animal, entonces hay ‘al menos un yal menos un 2 tal que x trabaja por yy xtzabala por z€ y no es idén- tieo 8, y.para todo 3, para todo = y para todo w, six tabaja por y y x rabaja per 124 Altredo Desito Descripciones Sean tos siete enunciados siguientes: (05 La viuda d= Gustav Maher tvo amores con Ostar Ko (2) El nimero que se obtiene restando 8 de 15 es aa as &) aor el sso adhe ios mc x 172 ae seve rincament,«{Qutn cho gue en Espa no hay beri para esrbirs em pao nn “te Espa no hay (8) Bl autor de The Golden Bou! bemaso de Wikam James (9) La patra de Casco ta al Nore dea Fons Ine (7 pon de errand Reel orb vn eed tye of Comparémosios con estos otros siete: (19 Alma Stinger sve amos con Oust (2') EL nomero 7 es impar. Onar Kokosaha 6) ong Hayda ace 1732 (8) Marina fot de Lara ow spt {5} Hey Janes rs Rernao de Wil Jane, (6) Gull sae at nooey de a Pons ta, (7) ohn Sta Mil ceri un Ki ttle Sytem of Lge Establezcamos une correspondencia —obli, ida, por lo de — entze (1}(7) y (1'}(7. ,Cudl es la diferencia uno por tne en correspondencia ordenada— entre el primer conjunto ye! segundo? ‘Tanto en los siete primeros enunciados como en los siete iltimos s© dice algo acerca de —en cada caso— un determinado individuo: ‘gue es impar, que nacié en tal aio, que escribié tal ‘cosa, etc. La diferencia esté en el modo de Teferirse a esos individuos. La diferencia entre, por ejemplo, (1) y (1') no es otra que la que hay entre lamar a una Persona ‘La viuda de Gustav Mahler’ y lamarle “Alma Schnidler’; la diferencia entre Q) y (3) etd en que en (3 », ‘nos referimos al sujeto del enunciado Mamandole “Joseph Haydn’, mientras que en (3) aludimos a él hablando de ‘El autor de la sinfonia Yamada «El Filésofo»’. 2 = ual porw, eioness 0 sitio a 0 idémco a ox ei aw, € y 65 un alimento y z es una fenbra plazentera. “ “apsetnies os cos: en prime fg, vir def perspective que adopa el ‘ore. a send gra smpasin ee eoreun en al a frmula.Homos,en efecto, converido ls Cacioes de altenacony ‘sexual en predicados monddicos, a Matee Introduccion a Ja logica formal 1s Se trata, por tanto, de determinar la distincién entre expresiones como, por una parte, ‘El mimero que se obtiene restando 8 de 15°, “La patria de Castelao’, “El padrino de Bertrand Russell’, y, por otra, expresiones como ‘7’, Galicia’, ‘John Stuart Mill’. Pues bien: lo que las distingue es que estas iltimas son nombres de individuo. Se refieren a los individuos de una forma directa, llamandolos por sus nombres. En cambio, las expresiones del tipo “El autor de £/ ‘mégico prodigioso’, “La raiz cuadrada de 16° o “E] Presidente del P.S. 0. E. en 1917 no se dirigen-a-tos-individuos nombrindolos, sino’ describiéndolos, singularizindolos mediante la determinacién de tina "propiedad. que ellos y.sélo_ellos poseen, En légi¢a formal se lama ‘descripcif”’a tina expresién que se refiere a un individuo por medio de un rasgo que s6lo a él conviene; que lo deja caracterizado como algo tinico No se trata, ni mucho menos, de un expedionte insélito en el lenguaje ordinario: a veces, por conveniencia estilistica —es decir, por evitar repeticiones «viciosas» de un nombre en un mismo con- texto— llamamos a Londres ‘la ciudad de la niebla’; a Pio Baroja, "EI autor de La ciudad de la niebla’; a San Sebastidin, ‘La ciudad donde nacié el autor de La ciudad de la niebla’. O puede ser sencilla- mente que no nos interese dar el nombre del individuo en cuestién (aquella que nos ama como ninguna’, como dijo el poeta); 0 que lo ignoremos (‘el autor de Lazarillo de Tormes’). Para llamar a las cosas por su nombre disponemos en Idgica de las constantes individuales. Pero, 2y para describirlas? Para describirlas es preciso arbitrar recursos simbélicos nuevos. En efecto: si en un enunciado a esquematizar aparece cl nombre ‘Ferécrates’ —que, desde el punto de vista légico, es, por ast decir, un objeto simple, inanalizable—, puedo muy bien representarlo por ‘una constante individual. Pero si aquello con lo que me encuentro es una descripeién como ‘El autor de Los saleajes’, ya no puedo recurrir a simbolos como ‘a’, ‘B, etc. Si asi lo hiciera, estaria ocul- tando, en el simbolismo, la presencia, en el lenguaje ordinario, de un predicado diddico como *... es autor de ...” y de un nombre de individuo, Los salvajes, nombre de una pieza teatral, Veamos, pues, odmo representar en simbolos las descripciones. Si tuviéramos que referimnos a —la clase de— los dramaturgos isabelinos, escribiriamos {x | Dx} 126 Alfredo Deato (donde “D’ 2 el esquema de‘... es un dramaturgo isabelino’). Pero como resulta que ahora hemos de referimnos a un individuo absolutamente Gnico menténdolo de tal suerte que quede patente esa su. unicidad, hemos de buscar otros procedimientos expre- sivos. $i queremos, por ejemplo, decir en simbolos ‘el marido de Emma Bovary’, habremos de hacerlo —siguiendo cierta tradi- cién— asi: 1% {Cxa)__ Que se lee: el x tal que x est casado con a. El simbolo ‘' (la iota de los griegos) se usa como simbolo de descripcién o singularizacién, Y asi como ‘/\x" se lee ‘Para todo 2’, y \/x" se lee ‘Hay al menos un x’, asi también ‘1’ significa ‘el x tal que’: el x tal que hace ver- dadero el enunciado abierto que sigue. Hemos empezado enumerando una serie de enunciados que contenian descripciones y hemos procedido luego a extraer esas descripciones y simbolizarlas aisladas. Cabria pregunta ahora cmo se esqucmatizarian, enteros, los enunciados que contienen des- ccripciones. ;Cémo vertirlamos en simbolos, por ejemplo, el enun- ciado ‘El autor del presente libro hubiera querido vivir en la ma- drilefia Calle de Aristételes’? Ast: @ [ux (Exa)] _[*Vivir en la madriteia Calle de Aristételes hu- biera querido [Q] el x tal que x escribié [EZ] este libro [a]]. Si se tratara del enunciado El autor de The Golden Bow! era hermano de Wiliam James tendriamos H (ix (Exa) 6] Es decir: ‘el x tal que x escribié a era hermano [H] de b’. Y si sustituyéramos, en el enunciado anterior, el nombre ‘William Introduecién a la légiea formal 7 James’ por la descripeién ‘el autor de The Principles of Psychology’, habriamos de escribir (9 = 3} ey Introduccién 4 la Iogica formal Y ef segundo enunciado —‘era cordobés' ‘mente en conjuncién, quedando todo de la siguiente forma: \/x (Bxa n Ay [Bya 3 (= 9] 4 Cx} Fl simbolo ‘Y' ¢s, por tanto, una abreviatura. En resumen: para_que.un.enunciado que contenga una des- cripcién_sea.yerdadero se requieren dos condiciones: 12° Que exista un_individuo, y uno s6lo, que responda a la descripeién. 2.8 Que el individuo en cuestién tenga la propiedad o mantenga Ja relacién que el enunciado expresa, Por ejemplo, el enunciado La esposa de Lewis Carroll ea cudquera es falso, Porque no existe ningun individuo a quien esa deseripcién pueda aplicarse. Esa descripcién carece de referencia. Es una des- cripcién impropia. EI enunciado I asesino de Juan-Ereoto Esigens extudiaba ea la abadia de Malmesbury ts falso. Porque hay més de uns persona a la que corresponde esa descripcién. A Escoto Erigena lo mataron sus alumnos: quiza no todos, pero si-més de uno*®, Por la misma razén serian falsos enunciados como ‘El que prepard el asesinato de Kirov era ucra- niano’, ya que —al menos segtin el insigne jurista Vychinski— buena parte de los ciudadanos de la URSS participaron en dicha pre- paracién. Por tltimo, un enunciado como EI avtor de Un sagabundo de las ilar nacié en Inglaterra seria también falso. Porque, si bien hay una, y una sola persona ~llamada ‘Joseph Conrad’— que cumple la descripcién, no es cierto que esa persona naciera en Inglaterra. 480 Segan otra versén, J, E. Erlgena no muri6 asesinado. En ese caso, el envn- ciado seria asimismo falso, pero por otro motivo: porque no habria individuo alguno ave cumpliera la descripcién, ° > Alfredo Deaito Lo que hasta aqui hemos hecho no es sino esbozar la llamada «teoria de las descripciones definidas». Hay, en efecto, descripciones indefinidas —como, por ejemplo, la contenida en el enunciaddo “Un hombre de gabén negro cruzé la espesura’ o en "Un retrasado mental partidario del ocultismo vio eémo se posaban sobre st mesa camilla setenta y siete platillos volantes’, o en ‘Una alimaBa de piel viscosa peneir6 en los aposentos del conde’. Un enunciado cen el que figure una descripcién indefinida es verdadero si: 1.°. Hay al menos un individuo que cumple la descripcién (reparese en que ajui ya no se exige, como en el caso de las descripciones definidas, que sea un imico individuo). 2° El individuo —o individuos— en cuestidn tiene la propiedad o mantiene la relacién designada por el predicado. A Ia rutinaria pregunta de por qué en Iégica formal se concede tratamiento especifico a las expresiones descriptivas hay que dar la respuesta de costumbre: porque hay razonamientos cuya validez depende de la presencia en ellos de una o més descripciones. En el siguiente apartado lo veremos. 2. La ldgica de predicados como sistema de reglas de inferencia Razén de una omisiin {No omitimos algo? Hacemos la pregunta porque nuestro tra- tamiento, en el Volumen 1, de la Igica de enunciados, se articulaba cen tres partes fundamentales: una iniciacién, por via intuitiva, a sus nociones bésicas; una presentacién axiomitica; y una presen- tacién como sistema de reglas de inferencia. Paralelamente, aqui, en I6gica de predicados, hemos empezado con una demorada ca- racterizacién de sus nociones fundamentales. Cabria esperar que tras ello pasiramos a la presentacién de la I6gica de predicados de primer orden como sistema axiomético. Hemos optado, sin embargo, por suprimirla. En efecto: la pre- tensién de este libro no es otra —reiterémoslo— que la de hacer atractiva la légica al profano sin por ello profanarla; la de airear la légica mostrando sus aplicaciones posibles, tanto irénicas como circunspectas; la de incitar, en suma, a no ver en la Iégica ni un enemigo de la libertad de pensar, ni un saber esotérico, ni tna fuen- Introduccin a ta logica formal BI te de hastio. Por razones que tenemos la esperanza de haber ex- puesto con la suficiente claridad, nada hay mejor para ello que presentar la légica como célculo de la deduccidn natural, como elaboracién teérica de nuestras posibilidades de argumentar, de asentar la verdad de ciertos enunciados en la verdad de otros asertos que admitimos como premisas, La presentacién de la l6gica en la forma de sistema axiomético tiene, como hemos visto, sus ventajas: muestra muy bien ef orden interno que gobierna la légica y convierte a ésta en un sujeto espe- cialmente bien configurado para la reflexién metatedrica. Sin em- argo, a nosotros nos interesa ver en la Iégica un instrumento de anélisis, més que un conjunto de verdades formales; una actividad sistemdtica de exhumacién de la estructura profunda de nuestros razonamientos, miejor que un depésito de esqueletos de inferencias; una formulacién esclarecida de las reglas de nuestra prictica ra- ciocinante, antes que un conjunto de paradigmas estéticos de ar- ‘gumentacién, ‘Con nuestra presentacién axiomdtica de la Iogica de enunciados cumpliamos, pues, sobre todo un propésito ilustrativo: el de in- formar de la posibilidad de presentar la légica formal de esa forma. YY puesto que esa posibilidad ya esté mostrada, y no es dificil ima- ginar un sistema axiomético ampliado hasta abarcar toda la légica de predicados de primer orden, hemos decidido evitar al lector el trance de estudiarlo con algiin detalle. Que se sepa que podriamos hhaberlo hecho, y con eso pasaremos a dar de la Logica la version que més nos interesa, porque nos la hace més préxima, més clara- mente presente en cualquiera de nuestras reflexiones. Se trata, pues, de presentar la légica de predicados de primer orden como sistema de reglas de inferencia, El sistema de reglas de inferencia para la légica de enunciados contenia ocho reglas basicas: dos —una de introduccién, y otra de climinacién— por cada uno de los cuatro signos ISgicos funda- mentales de ese célculo —negacién, conjuncién, disyuncién y con- dicional. Ahora bien: ya hemos dicho —y hemos ido viendo— que la légica de predicados abarca —superéndola— la de enunciados. Esta ultima es, por tanto, como un subsistema de fondo de aqué- lla, y todas las reglas que utilizdbamos en légica de proposiciones seguirin siendo aplicables en \égica cuantificacional. Pero si, por eee 132 Alfredo Deas tuna parte, las derivaciones que efectuamos en et célculo de predi- cados suponen el uso de las reglas del de enunciados, exigen tam- bién, por otra parte, el concurso de nuevas reglas, especificas de este apartado de la Idgica en el que estamos. ‘Antes, pues, de presentar el sistema global de reglas para toda la W6gica de primer orden, nos detendremos en la enumeracién y glosa de las reglas peculiares de la Iégica de predicados. Presentacién de las nuevas reglas Las reglas del cfleulo de enunciados giraban en torno a los signos propiamente logicos de ese céleulo. Otro tanto ocurriré con las det de predicados. ,Cudles son los signos propiamente Iogicos —las constantes Idgicas— de ese célculo? El cuantificador univer- sal, el cuantificador particular, el signo de identidad y el simbolo de las descripciones definidas. Tendré, entonces, que haber reglas para operat con cada uno de ellos. Empecemos por los cuantificadores. Al igual que con las conec- tivas, con ellos pueden levarse a cabo dos operaciones fundamenta~ les: introducirlos, y eliminarlos. Tendremos, en consecuencia, cua~ tro reglas para empezar: 1. Regla de eliminacién del cuantificador universal (RE/\). ‘Vamos a empezar con la formulacién més sencilla, valida para a lbgica de predicados monddicos. Luego la extenderemos a la 16- ica general de predicados. En su versién mds simple, la Regla de Eliminacién del Cuanti- ficador Universal tendria esta forma: Ax ox pa ‘Nada tiene de extrafio esta regla: lo que es verdadero de todos los x es verdadero de uno cualquiera de ellos. El ejemplo mas sen- cillo de aplicacién de esta regla seria el paso de Ax Px iat 1% Donde “g' 6s una variable metalinghstica que representa cualquier predi- ‘eado —moniico, en este cas0—, y ‘es, como ya hemos advertido, un pardmetr, algo asi como et simbolo de un elempio cualquiera de nombre de individuo. Introduccin 4 la Iogica formal 133 a Pa Igualmente, la RE/\ nos permite pasar de, por ejemplo. Ax (Px 0x) Pa— Qa O de Ax [(Px/\ Ox) Rx] (PaN\ x Qa)» Ra Notese que, al menos cuando el universo del discurso es finito, la Regla de Eliminacién del Cuantificador Universal puede justi ficarse por la Regla de Eliminacién de la Conjuncién. En efecto: si suponemos un universo de cuatro individuos, resultaré que Ax Pres (Pan Pb» Pen Pd) Y el paso de Pan Pb A Pen Pd a, por ejemplo, Pa quedaré justificado del mismo modo que lo estaba el de PAQGArAS a P Puesto que nuestro sistema de reglas de inferencia aspira a cu- brir toda la iégica de predicados, asi monddica como poliddica, hhabré que proceder a una formulacién més general de esta regla. En general, tendremos: REA, (ox, Pots vey ty Ley rrr 1 Alfredo Deaio La regla, asi formulada, permite, entonces, pasar, por ejem- plo, de Ax/\y (Pxy), Pab a En efecto: lo que hemos hecho no es mas que eliminar simul- tdneamente los dos cuantificadores y sustituir, on ‘Pry’, x por a © y por 6. Asimismo, esta regla haria vilido el siguiente paso deductivo: n Ax Ay (\z [Pay 1 Qzx) > Rysz (Pab ~ Qca)—+ Rbac REA, itificador Universal (RI/\ ). AS t erfectamiente con” nuesiras intuiciones, ¢ incluso a veces su aplicacién resultaria, en la argu ‘mentacidn ordinaria, absolutamente trivial, esta otra requiere algun comentario. En efecto: su formulacién, para légica de predicados ‘monidicos, seria ésta: ow Ax ox Y,, godmo es posible que en légica se acepte como vilido el paso de una afirmacién acerca de un individuo a una afirmacién relativa a todos los individuos de un cierto conjunto? La asombrosa perspicacia Iégico-formal de Aristételes se pone luna vez més de manifiesto ante quien lee un pasaje de los Tépicos fn el que se dice lo siguiente: «Porque no hasta, para probar que la cosa se da en todos los casos, argumentar en torno a un caso aisla- do: para probar que toda alma es inmortal no basta con probar que el alma humana es inmortal. De modo que hay que convenir en que si un alma cualquiera (jjrtcobv Yuya) es inmortal, entonces toda alma es inmortal. Por lo demds, este método.no. debe emplearse siempre, sino slo cuando, no podemos dar una explicacién comin ‘a tod0s-los casos, como hace el geémetra cuando afirma que los Angulos de un triéngulo son iguales a dos rectos» 132 "9 Top., B, 3, 10838-11067. Introduccién 2 la ligica formal 1s En efecto: ,cémo demuestra un geémetra que la suma de los Angulos de un tridngulo equivale a dos rectos? {Cémo demuestra un gedmetra que el cuadrado de la hipotenusa de un tidngulo recténgulo es igual a la suma de los cuadrados de los catetos? {1ns- peccionando todos y cada uno de los tridingulos (0 de los triéngulos rectingulos)? Es obvi que no. Lo que hace el geémetra es tomar tun tridngulo cualquiera —dibujéndolo en una pizarra, por ¢jem- plo, 0 trazéndolo sobre una hoja de papel— y demostrar que los tres dngulos de ese triéngulo miden en total ciento ochenta grados. Pero he aqui que lo demostrado para ese tridmgulo vale para todo tridmgulo. gPor qué? Porque, como diria ya Aristételes, ese trién- cualquiera, que en nada_esencial se diferencia cuadrado de la hipotenusa de un cierto tridngulo rectangulo sea igual a la suma de los cuadrados de sus catetos no se debe a ninguna caracteristica privativa de ese tridngulo, sino a rasgos que ese tridn- gulo rectingulo posee en comiin con cualquier otro, entonces es0 ‘que decimos de él podemos decirlo de todos los tridngulos rectangulos pasados, presentes y futuros. Bien pensado, tampoco resulta tan insdlito este modo de pro- ceder deductivamente. En la argumentacién ordinaria pueden en- contrarse abundantes ejemplos: cuando un individuo orgdnicamente normal ingiere cierta sustancia y ello produce en él cierta reaccidn, I6gico pensar que esa misma reaccién se produciré en todos aquellos que ingieran tal sustancia (siempre y cuando, repitamos, el individuo de referencia sea en verdad un individuo cualquiera, y no, por ejemplo, un individuo que padezca determinadas lesio- ies); ete. ‘Supongamos, por ejemplo, que se nos pide que demostremos la validez de una inferencia que tenga esta forma: Ax (Px Ox) Ax (x Rx) Ax (Px + Rx) 136 Alfredo Deatio Procederiamos, entonces, del siguiente modo: 1. Ax (Px Ox) P 2 Ax Qx Rx) P 3. Pu Qu REA, 1 4. Qa+Ra REA, 2 5. Pa Ra RTr, 3, 4 Hasta aqui todo esté claro: los pasos 1 y 2 consisten sencilla mente en la introduccién de las premisas. En 3 y 4 eliminamos de éstas los cuantificadores —pues s6lo asi podremos aplicar las re- glas de inferencia del céloulo de enunciados. En 5 aplicamos la Regla de Transitividad del Condicional (que aqui, en vez. de apli- carse a enunciados sin analizar esquematizados por ‘p', ‘4’, ctc., afecta a enunciados analizados). En efecto: las lineas 3-y 4 nos permiten afirmar, en 5, que si el individuo a posee la propiedad P, entonces posee la propiedad R. Ahora bien: jacaso no es el indi viduo @ un individuo cualquiera? {Qué tiene él que no tengan los dems x? Podemos, pues, concluir 6. Ax (Px Rx) RIA, 5 Generalizindola a toda la légica de predicados, la Regla de Introduccién del Cuantificador Universal se formularia asi: RIA Aww Asi, imaginemos que se trata de demostrar la validez del siguiente esquema: in (PX, Axhy (Pxy) > Av/\x (Pxy) ‘He aqui a derivacién: rl. Ax/Ay Pxy 2. Ny Fay REA, 1 3. Pab REA, 2 4. Ax Pxb RIA, 3 5. AWAx Pxy RIA, 4 wr + Introduccion a la loca formal mM 6 AxAy Pxy > AvAx Pxy RI, 1-5 7. Ay/Ax Pxy 8. Ax Pxb RE/,7 9. Pab REA, 8 10. Ay Pay RIA, 9 1 AxAy Pxy RIA, 10 12. AvAx Psy 3 Ax/\y Pxy Ris, 711 13. AxAy Pxy oe AyAx Pxy Rle, 6 12 Hemos venido diciendo que el requisito para poder aplicar la RI ¢3 que el individuo de referencia sea, desde el punto de vista Iégico, un cualquiera. Esto pudiera parecer intuitivamente claro, pero se hace necesario presentarlo en una versién mds precisa. {Cémo tradncir al cilculo esa exigencia de que el a que nos permite —en el caso més simple pasar de ‘Pa’ a ‘/\x Px’ sea uno mis entre los x? Formulando Ia regla con la siguiente restricciém: RI Siempre y cuando a, ..., ity, oy Oy dq, NO aparezcan en ningu- Mis ees Xn (Xs ve Xe) ta premisa auxiliar no eli- minada de la que dependan, respectivamente, 9, Oy. Asi, volviendo al caso més sencillo, el paso Pa Ax Px. esti sujeto a la restriccién de que a no haya aparecido en ninguna premisa auxiliar no eliminada de la que dependa Pa. Al decir que una determinada formula depende de una premisa auxiliar que- remos decit, naturalmente, que esa fSrmula no se puede afirmar mas que en el curso de la subderivacién inaugurada por esa pre- misa auxitiar. Para poder presentar ejemplos de aplicaciones correctas © in- 138 Alfredo Deano correctas de esta regla, es preferible esperar a conocer las dos que estan, y en especial la siguiente. 34 Regla de Eliminaciin del Cuantificador, Particular (REX/)._ @s otra regla que también exige comentario. Limitémonos durante un instante a la Igica de predicados monadicos. Por un principio de simetria podriamos, habida cuen- ta de que la RE/\ tiene la forma Ax ox om pensar que la Regla de Eliminacién del Cuantificador Particular no es otra que ésta: Vx ox oe YY no, Asi formulada, ésa no seria una regla correcta de infe- rencia. En efecto: nada més fécil que inferir un enunciado falso partir de un enunciado verdadero mediante esa regla, Ella nos permitiria pasar, por ejemplo, del enunciado ‘Algin egipcio del Imperio Nuevo escribié el Libro de la Sala Oculta’ (que es verdade- ro) al enunciado ‘Nefertiti escribié el Libro. de la Sala Oculta’ (cosa que no parece que sea cierta); o daria como valida la inferencia “Habia algin ateniense que admiraba a Sécrates, luego Licén ad- miraba a Sdcrates’. Evidentemente, es imposible justificar desde un punto de vista légico el paso de una premisa como Hay algdn x tal que x es P una conclusién como aeP Ahora bien: tanto en la argumentacién natural como en el Tazonamiento cientifico se aplica un patrén de inferencia que de algun modo cabria calificar de «Regla de Eliminacién del ‘Cuanti- ficador Particular», El Proceso de aplicacién de esa regia empezaria Introduecin a la l6gica formal 9 con el paso de una linea de la demostracién en la que se leyera Hay algin x tal que x es P a otra que rezara ‘Sea a ee individuo que es P Y es evidente que esta dltima afirmacién equivale # esta otra: Supongamos que a es es ese individuo que es P Tenemos, pues, iniciada la formulacién de la regla: Vx ox LY después? Despnés habré que emprender esa subderivacién que se abre con ‘ga’, y, si al cabo de ella llegamos a una formula ~—digamos “X’—, podremos cerrar la subderivacién y afirmar X, Por Jo tanto, la Regla de Eliminacién del Cuantificador Particular tendria, para predicados monddicos, esta form: Asi pues, aplicar la RE\/ no consiste en pasar de la afirmacién de que hay alguien que hace verdadero un enunciado abierto a la asercién de que ese alguien es tal individuo concreto. Consiste en decir: hay algin x tal que x; pues bien: supongamos que ese x es a y veamos qué se sigue de ello, Ahora bien: zqué requisitos habré de cumplir ese a? Veiamos cémo en el caso de la RI/\ el requisito del parimetro sobre el que se efectuaba la generalizacién cra que representara a un individuo 140 Alfredo Deatio ‘cualquiera. Ahora, en cambio, el requisito ‘que pesa sobre a es en cierto sentido el inverso: al decir ‘sea a ese x tal que gx’ estamos haciendo de a un caso especial, estamos distinguiéndolo, sefalén- dolo. {Cémo se traduce formalmente esta exigencia? Restringiendo Ja aplicacién de la regla a aquellos casos en los que « no aparece ni en \/x 9x, ni en X, ni en ninguna premisa auxiliar anterior que no haya sido eliminada. En efecto: la aplicacién de la regla s6lo serd correcta si ese individuo a es verdaderamente un caso especial, un individuo especialmente elegido para el caso (y ¢50 no ocurriria si dl tal individuo hubiera aparecido ya en otra premisa auxiliar); por otra parte, y por la misma raz6n, se hace necesario que a no figure en la formula obtenida, X, pues de lo contrario no podriamos afirmar esa férmula fuera de la subderivacién que se ha iniciado con la introduccién de gx. Precisamente el hecho de que las exigencias con respecto al parémetro sean tan distintas en RI/\ y en RE\/ hace que no sea ‘en absoluto-correcto_generalizar (aplicar RI/\) sobre un pardn tro obtenido al eliminar el cuantificador particular (al aplicar RE\/). able una detivacion como ésta: P RIA, 2 REY, 1, 23 La formulacién general de esta regla seria: REV Via eee Xu (OX1, 2+ Xn) Siempre y cuando a,..., Py ons Oy a, no aparezcan nien \/x,, wey Ky xy =o %q) Bi en ¥X,nien ninguna premisa x auxiliar no eliminada, ¥ No es imposible, ni siquiera dificil, encontrar en el razonamien- to natural casos de aplicacién de esta regla. Fl siguiente podria ser Tntroduecién @ la Kogien formal al un ejemplo: ‘Alguien robs el cuadro de Vermeer. Supongamos que ha sido Rev. Ahora bien: todas las joyas y objetos de arte que Rev roba se los vende a Rin. Y todos sahemos que Rin abastoce de cuadros robados a Tirps, el famoso coleccionista. Creo que de- bigramos hacer una visita a Tirps’. 4 _Regla de Introduccién del Cuantificador Particular (RU/’ Quizd sea éta la regla mat sencilla'de todas. En su formmulacién para légica de predicados monadicos tendria esta forma: ox Vx ox Lo que ¢s verdadero de uno es verdadero de alguien. Dicho de otro modo: si 9 —y @ es, como sabemos, una expresiOn predicativa cualquiera— puede decirse de 2, entonces hay al menos un x tal que gx. Si queremos que valga para la légica general de predicados hemos de formular esta regla asi: RI Ply, os Oe Vx es Xn OX, vs Hn) Al igual que la RE/\ se relacionaba con la Regla de Eliminacién de la Conjuncién, esta Regla de Introduccién del Cuantificador Particular guarda un parentesco claro con la de Introduccién de la Disyuncién, Ea efecto: si, con un universo del discurso finito, el cuantificador particular equivale a una disyuncién de enunciados ‘singulares, el paso de, por ejemplo, ‘Pa’ a *\/x Px’ se justiica por el hecho de que —si el universo tuviera, por ejemplo, tres miem- bros— decir “\/x Pax’ seria como decir Pav Phy Pe Y es evidente que si Pa es verdadero, también lo serd cualquier isyuncién que tenga a Pa entre sus miembros. ma Alfredo Deato Asi, pues, el paso Pa Pav Pb v Pe en nada relevante se diferencia del paso —4_ PYaqver ‘que ya hemos explicado en légica de enunciados, Veamcs un ejemplo muy sencillo que nos servird para ilustrar Jas dos reglas relativas al cuantificador particular, y en especial la primere. Tratemos de demostrar la validez del siguiente esquema de re- zonamiento***: Ax (Px > Qx) Vx (Rx 9 Px) Vix (Rx 0 Ox) Derivacién: 1. Ax (Px Ox) P 2. Vx (Re A Px) P 3. Pa+Qa REA, 1 4. Ran Pa 5. Ra REA, 4 6 Pa REA, 4 1. Qa RE-, 3, 6 8. Raa Qa RIA, 7, 5 9. Vx (Rx A Ox RLV, 8 10. \Vx (Rx a Ox) REY, 2, 49 En 3 hemos eliminado, sin mas problemas, el cuantificador uni- versal que aparece en 1. En 4 eliminamos el cuantificador particu- "39 Que corresponde al modo silogistivo Dari, de la primera figura. ell Introduecién a ta légica formal 3 lar que aparece en 2, pero, al hacerlo, hemos de abrir una subderi- vacién, la cual, mediante aplicacida de reglas ya conocidas de la égica de enunciados y, en el paso de 8 a 9, de la Regla de Introduc- ccién del Cuantificador Particular, nos lleva al resultado buscado, que a renglén seguido podemos ya afirmar fuera de la subderivacién. | Obsérvese que no se ha transgredido ninguna de las restricciones impuestas a la aplicacion de fa RE\/: a no aparece ni en 2, ni en 9, ni en ninguna premisa auxiliar no efminada Dos reglas definen el sentido del signo de identidad'**; 5 Regla de Introduccién de la Identidad (RI ‘Tendré esta forma: — RI= a Ax [a =0=-9x]- Quiere decirse: si un predicado e verdadero de cierto indivi- duo, seré verdadero también de todo individuo idéntico a &?35, Veamos un caso sencillo de apliracién de esta regla. Sea la in- ferencia siguiente: La cabeza visible del Circulo de Viena murié asesinado Moritz Schlick era la cabeza vsible del Circulo de Viens Moritz Schlick murié asesinad Sea C ‘ser cabeza visible del Circulo de Viena’; A, ‘morir asesi- a, ‘Moritz Schick’. Derivacién: L.A (x Cx) P ey x Cx P 1% Chr. D. Kalishy R. Montague, Logie, Techniques of Formal Reasoning. Nueva ‘York, Harcourt, Brace and Worl, 1964, cas. VI, 3. En castellano, J. Mosterin, Ligica de primer orden. Barceione, Fslivorial Ariel, 1970. "3 Nétese que en Ia formulacién de esta rela no usumos a, como en la de las snteriores, sino ‘un simbolo, i, que constituye ana designacién de individuo (sea por medio de una constante, sea —y esta es Ia rasén del cambio de simbolo— por tune seseripcién).

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