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1) Alberto el Grande fue un filósofo y teólogo alemán del siglo XIII que estudió y difundió las obras y teorías de Aristóteles.
2) Enseñó teología y filosofía en varias universidades y fue influyente en la difusión del pensamiento aristotélico en Europa durante la Edad Media.
3) Sus escritos prepararon el terreno para las obras y el sistema filosófico más sincrético de su discípulo, Santo Tomás de Aquino.
1) Alberto el Grande fue un filósofo y teólogo alemán del siglo XIII que estudió y difundió las obras y teorías de Aristóteles.
2) Enseñó teología y filosofía en varias universidades y fue influyente en la difusión del pensamiento aristotélico en Europa durante la Edad Media.
3) Sus escritos prepararon el terreno para las obras y el sistema filosófico más sincrético de su discípulo, Santo Tomás de Aquino.
1) Alberto el Grande fue un filósofo y teólogo alemán del siglo XIII que estudió y difundió las obras y teorías de Aristóteles.
2) Enseñó teología y filosofía en varias universidades y fue influyente en la difusión del pensamiento aristotélico en Europa durante la Edad Media.
3) Sus escritos prepararon el terreno para las obras y el sistema filosófico más sincrético de su discípulo, Santo Tomás de Aquino.
Investigaciones sobre las seales de la virginidad en
las mujeres. Buenos Aires, Caymi, 1959 Alberto el Grande (1193-1280) Biografa. No se ha precisado an con suficiente discrecin la importancia y alcance que deba atribuirse al Aristotelismo en el despertar de la cultura de la Edad Media. Pero parece definitivamente aceptado el hecho de que la doctrina aristotlica, si de un lado dio origen a estriles disquisiciones sobre problemas abstractos y sutiles, produjo de otro percepciones claras y perspectivas amplsimas del saber humano, sealadamente en el siglo xiii. Vulgarizador incansable de las teoras aristotlicas fue Alberto el Grande, que naci en Lauingen en 1193 y muri en Colonia en 1280. A los rabes se debe en primer trmino la introduccin en el Occidente de los principales monumentos de la Filosofa de Aristteles. Los rabes tradujeron y comentaron los escritores griegos, y los principales filsofos entre aquellos, Avicena (siglo xi) y Averrhoes (siglo xiii), fueron peripapticos. Las doctrinas de los rabes fueron trasmitidas a los cristianos por los judos de Espaa y traducidas las obras de Aristteles, con comentarios rabes, recibieron un gran impulso los estudios y despertaron los espritus con nuevas y progresivas tendencias. El detenido estudio de Aristteles, cuyos lmites respectivos son la Fsica y la Metafsica, favoreca juntamente las indagaciones experimentales acerca de la naturaleza y las especulaciones metafsicas. A ambos fines se consagr el dominico Alberto el Grande, sin dejarse arrastrar, como otros, por el exclusivo predominio de la Metafsica y de la Lgica. Que Alberto el Grande estudi a Aristteles en las obras de los rabes y segn los comentarios de stos (supiera o no el rabe y el griego, pues pudo valerse de las versiones latinas que comenzaban por entonces), se prueba observando las reminiscencias que existen en sus escritos de la antigua cbala y aun la fama de mgico, generalmente atribuida por todos sus contemporneos al clebre dominico. As es que le denominaban magnus in magia, major in philosophia, maximus in theologa. Debe esta fama de amigo de las ciencias ocultas (que le vali en ocasiones despertar suspicacias dentro de la ortodoxia de la Iglesia, a pesar de su alta jerarqua episcopal), a la afirmacin que hace del alma como una sustancia distinta e independiente de los rganos, capaz, aunque se halle separada de ellos y por tanto del cuerpo (como espritu puro), de moverse por s misma de un sitio a otro, cuya verdad dice haber comprobado en distintas operaciones mgicas, cujus etiam veritatem nos ipsi experti sumus in magicis) (Opp. t. III). Sea de ello lo que quiera; proceda esta tendencia del sentido general de los tiempos, ganoso de ver lo extraordinario y sobrenatural por todas partes; dimane de la ley general histrica, segn la cual los nuevos horizontes de la ciencia vienen precedidos de penumbras, tocadas de error y supersticin; se explique por la incoherente confusin de las especulaciones ideales y atrevidas interpretaciones con las experiencias restringidas de
entonces; es lo cierto que Alberto el Grande estudi con igual asiduidad la
Fsica y la Metafsica y que en vez de reducir el pensamiento, como ms adelante lo haca la Escolstica, a abstractas especulaciones, esparca su vista genial por las esferas de la especulacin metafsica y a la vez por los vastos y por entonces inexplorados dominios de la experiencia. Profesor de Teologa en su propia orden (la de los Dominicos) en 1222, explic en varios puntos y en 1245 se estableci en Pars, acompaado ya de su discpulo el clebre Santo Toms de Aquino, espritu ms sincrtico y que tan decisiva influencia logr en la Filosofa de la Edad Media. Tres aos residi Alberto el Grande en Pars (1245-1248), comentando la Fsica de Aristteles ante un auditorio innumerable, tanto que se vio obligado explicar al aire libre en una plaza que ha conservado su nombre Maubert, abreviatura deMagister Albert. No faltan historiadores que, aparte su enseanza filosfica, consideran a Alberto el Grande como merecedor de un puesto distinguido entre los promovedores de los estudios de las ciencias naturales (V. Hoefer, Histoire de la Chimie). La Fsica explicada y aceptada por Alberto el Grande es la misma de Aristteles, con todos sus errores, pero la Qumica debe al ilustre dominico el anlisis del cinabrio, descripciones de las propiedades del azufre y aun el conocimiento de algunos cidos. Claro est que tales datos se hallan envueltos en la oscura bruma de las supersticiones del tiempo, suficiente para conservar en la memoria de las gentes casi hasta nuestros das, el tipo legendario de Alberto el mgico, cuyos secretos (cabeza parlante, invierno convertido en primavera &c.), han sido expuestos, explicados y comentados. Cuando Alberto regres a Alemania (1248), fue sucesivamente nombrado (1254) Provincial de la orden de Santo Domingo y ms tarde elevado (1260) a la sede episcopal de Ratisbona. Estas dignidades no satisfacan a Alberto el Grande, que prefiri renunciar a ellas, retirndose a un convento de Colonia, donde se consagr por completo al estudio. Algunas predicaciones (y quiz de las Cruzadas) hizo posteriormente, pero hasta el fin de su vida (1280) continu casi exclusivamente dedicado a exponer y comentar la Filosofa aristotlica y a la vez al estudio y observacin naturales, rodeados por entonces de supersticiones y errores como los de la Alquimia, que dieron ocasin a las distintas acusaciones que se dirigieron al dominico alemn de mgico y de amigo de la selva negra del pensamiento. Estima Cousin (V. Cousin, Cours de l'Histoire de la Philosophie) que Alberto el Grande es ms que nada un erudito, sin que en l se descubra un pensador de raza, ni menos un genio. No era en verdad la poca en que vivi Alberto el Grande la ms adecuada para hacer gala de dotes originales o para manifestarse como fundador de un sistema propio de filosofa. Necesitaba ms que nada el siglo xiii dar moldes lgicos a todas las especulaciones teolgicas, que haban engendrado los comentarios a las doctrinas de los Padres de la Iglesia y llenaba esta urgente necesidad hasta un lmite por entonces suficiente la Filosofa de Aristteles, que propag y divulg con cierto carcter de asimilacin propia el gran dominico. Esta empresa, preparada y llevada a cabo por Alberto el Grande, unida a la de educar y ensear a su discpulo Santo Toms, que tan decisiva influencia haba de ejercer en la Filosofa cristiana, son ttulos de gloria que no se podr nunca negar al gran dominico. Escritor fecundo (sus obras forman una coleccin de 21 tomos en folio, de comentarios de Aristteles, sobre los libros sagrados, Teologa, etctera, Biblioteca de los hermanos predicadores de Quetif y Echard) y sabio universal, manifiesta Alberto el Grande ms paciencia que
genio y ms erudicin que originalidad, pero su obra (la de su enseanza y la
de sus escritos) prepara favorablemente la ms sincrtica de su discpulo Santo Toms. Como el maestro del Angel de las Escuelas escribe de omne re scibili y ms que un sistema, expone, con puntos de vista procedentes de sus estudios especiales de ciencias fsicas, el aristotelismo; indicaremos aquellas doctrinas peripatticas, que en la obra de Alberto el Grande reciben aclaraciones dignas de tenerse en cuenta. Imbuido por el sentido de su tiempo, estima Alberto el Grande que es la Teologa el primero y el ms fundamental saber, pero no niega a la razn poder para conocer por s misma la verdad, dando con esta declaracin motivo a Santo Toms para que distinga ms tarde el conocimiento adquirido por la luz natural de la razn (Filosofa) del que se obtiene merced a la revelada (Teologa). No es insignificante, considerado en aquellos tiempos, el progreso que representa esta distincin de Teologa y Filosofa, atribuyendo a sta, no una servidumbre incondicional, como se viniera haciendo antes, a la Teologa, ancilla theologi, sino una esfera propia, la del estudio y trabajo del pensamiento en cierto modo libre. Comparar sta y otras afirmaciones con la idea y sentido que unnimemente se profesa hoy acerca de la indagacin cientfica y de la especulacin filosfica, sera desconocer el carcter de la crtica histrica, que ni puede ni debe prescindir de antecedentes explicativos, ni en lo posible deja de tener en cuenta todos aquellos consiguientes, que en el orden del tiempo sealan lo prematuro y la madurez de las ideas. Ampla tambin Alberto el Grande el sentido y concepto de la Lgica. Para l es algo ms que el ars cogitandi, y comprende la Dialctica y todas sus formas (el silogismo), segn vena repitiendo la Escolstica; pero a todos stos hay que aadir, segn el dominico, los puntos de vista de igual importancia que se refieren a la definicin, a la demostracin, al lenguaje y en general a todo procedimiento, que lleva al espritu de lo desconocido a lo conocido. Y en la nica audacia metafsica que se permitieron los lgicos de la Edad Media, en el clebre problema de los Universales, Alberto el Grande se decide por la solucin idealista, por el Realismo, aceptando la realidad para l incuestionable de los Universales como piedra de toque para discernir lo verdadero de lo falso. Quiz interpreta en este asunto mejor que toda la Escolstica el sentido latente en la filosofa aristotlica, que conserva a pesar de divergencias aparentes, en sus entraas jugo sinobial que la une con el idealismo de Platn. Direccin an ms abstracta sigue Alberto el Grande en la doctrina metafsica. Despus de combatir la idea de causa, que lata en la enseanza de los filsofos rabes, introduce teoras sutiles acerca de la materia y de la forma, de la esencia y del ser y de otras entidades abstractas, que fueron el tormento de aquellos doctores de la Edad Media y que apenas si conservan tan largas disquisiciones un valor exclusivamente histrico. En Psicologa acepta Alberto el Grande el concepto fundamental del alma, profesado por Aristteles, como la forma sustancial del cuerpo; pero la independencia que la atribuye del organismo, dotndola de poder para moverse por s misma, si lo plstico y material del cuerpo, hace que su doctrina Psicolgica degenere en la supersticiosa creencia de la existencia del espritu puro en esta vida, todo lo cual le sirve de ocasin para sus aficiones a lo maravilloso, de que procede segn ya hemos indicado, la nota de mgico, que en su tiempo y en los posteriores se le atribuyera. Donde ms claramente se percibe la alta penetracin del dominico,
comentando la filosofa aristotlica, es en la enumeracin de las facultades del
alma, que no queda para l, como para otros comentadores de Aristteles, diluida en una distincin minuciosa de sus potencias. Para Alberto el Grande est dotada el alma de la fuerza vegetativa, de la facultad de sentir, de la potencia locomotiva, del entendimiento, &c.; pero todas estas potencias se hallan condensadas en la unidad virtual, potencial y eficacsima del alma misma, todo virtual o totum potestativum como l dice. Queda as germen suficiente en la enseanza de Alberto el Grande para reconstruir el anlisis psicolgico y para que se conciba la realidad del alma como antecedente cronolgico y explicativo de la serie de sus manifestaciones. Expone despus la teora que se halla ms detallada en su discpulo, Santo Toms, del entendimiento agente y posible, distincin que no implica separacin, sino conexiones cada vez ms ntimas entre el aspecto receptivo y activo, propios de toda relacin inteligible y que ha de servir de base al ngel de las Escuelas para dar al debatido problema de los Universales una solucin satisfactoria. La Teodicea de Alberto el Grande tiene reminiscencias y dejos muy significados de la filosofa rabe y de la Escuela de Alejandra. Separa cuidadosamente de su doctrina filosfica de Dios todos ellos dogmas, que manda creer la Teologa dogmtica, conservando, merced a este artificio, su pensamiento dentro de la ms pura ortodoxia; pero en sus especulaciones sobre Teodicea, abunda en contradicciones y errores que fuera prolijo enumerar (V. Tennemann). La doctrina moral, calcada en las enseanzas de Aristteles, recibe de Alberto el Grande algunas aclaraciones importantes. Estima la vida moral como procedente toda ella de la conciencia, donde se acenta la ley suprema que nos obliga a obrar y que a la vez juzga de la bondad de nuestros actos, dejando implcita la distincin de la conciencia antecedente (que prescribe la ejecucin de los actos) y de la conciencia consecuente (que juzga los actos). Para enlazar su doctrina moral con sus creencias religiosas y aun con la Teologa, distingue el poder o disposicin moral (eco de la doctrina de la gracia) que llama sindresis, con algunos Padres de la Iglesia, y la manifestacin habitual de este poder o conciencia propiamente dicha.
La sptima hierba se denomina [...] lengua de perro. Colocndola donde se
quiera, juntamente con el corazn y vientre de una rana, se ver cun pronto se renen en derredor de ella todos los perros del contorno. Quien la lleve sobre el dedo pulgar del pie, no ser cometido por los perros; y si a stos se les cuelga del cuello, empezarn a dar vueltas hasta que caigan al suelo desvanecidos, para levantarse algunos minutos despus (p. 39). Esta hierba [la salvia] podrida bajo el estircol en una redoma de vidrio, engendra cierto verme, o un pjaro, que tiene la cola como el mirlo; y si con su sangre se frota el estmago de un perro, perder los sentidos durante media hora. Quemando estos vermes y echando las cenizas en el fuego, s oir en el acto como un trueno horrible, y si se echa la ceniza en una
lmpara encendindola enseguida, parecer que la habitacin est llena de
serpientes (p. 40). Si se moja esta hierba verde [melisa] y se mezcla con jugo de ciprs de un ao, echando todo eso en un jarro o botella, parecer estar lleno de lombrices, y el que las lleve encima ser simptico y placentero a todos y triunfar de sus enemigos. Atando esta hierba a la cola de un buey, seguir como un cordero al que se la haya atado; y si se remoja una correa con el jugo de esta hierba mezclado con el sudor de un hombre rubio, se romper enseguida la correa por la mitad (p. 41). El topacio es muy bueno para curar las hemorroides, reducindolo a polvo impalpable y mezclndolo con grasa de jabal joven (p. 46) Los filsofos, as antiguos como modernos, dicen que la piedra medor negra, molindola y echndola en agua caliente, desollar las manos de los que cometan la imprudencia de lavarse con tal agua; y si alguno bebiera de ella, danzar desenfrenado durante quince minutos, a pesar de todos los remedios y recursos que se pongan en juego para impedirlo (p. 46). Alberto el grande, Investigaciones sobre las seales de la virginidad en las mujeres citado anotaciones de marzo del 2007 Para adquirir arrojo y no embriagarse jams, se tomar una amatista, que es de color de prpura; la mejor se encuentra en la India. Es maravillosa contra las borracheras y prepara la inteligencia para las ciencias. Alberto el grande, Investigaciones sobre las seales de la virginidad en las mujeres citado anotaciones de octubre del 2007 Si se quieren apaciguar las tempestades y las olas y pasar sobre las aguas sin sumergirse, se tomar un coral, rojo o blanco. Es seguro que mantiene a flote todo cuerpo con sangre, y el que lo lleve consigo gozar siempre de sano juicio y exquisita prudencia (p. 47-8). Reduciendo a polvo el cerebro de un guila y mezclndolo con azcar, cuantos coman de l se arrancarn los cabellos y no cesarn en esta operacin mientras les quede uno en el cuerpo (p. 54). Alberto el grande, Investigaciones sobre las seales de la virginidad en las mujeres, p. 54 Si se llevan los ojos de esta fiera [en Len] bajo el sobaco, todas las bestias huirn ante aquel que los lleve, bajando la cabeza (p. 56)
El pelcano [...] tiene virtudes admirables. Si se mata a sus polluelos sin
estrangularles el corazn, puede devolvrseles a la vida con slo ponerles en el pico un poco de su propia sangre caliente. Si esa misma sangre se emplea en manchar el cuello de cualquiera otra ave, sta volar sin detenerse hasta caer muerta de fatiga. Y si se pone su pie derecho bajo cualquier cosa que est caliente, a los tres meses habr dado nacimiento a otro ejemplar de su misma especie (p. 57) Si se quiere cazar los topos que haya en un sitio determinado, basta tener uno, al que se untar de azufre y prender fuego, y dejarlo en el sitio que se elija: inmediatamente todos los topos salen de sus agujeros y van a reunirse con el primero. Adems, si se frota un caballo negro con el agua en que se haya cocido un topo, el caballo se vuelve de pelaje blanco (p. 58).