0 evaluări0% au considerat acest document util (0 voturi)
48 vizualizări5 pagini
El documento analiza las diferencias en el tratamiento de personajes gordos y delgados en las obras de Onetti y Felisberto Hernández. Onetti tiende a retratar negativamente a personajes gordos, asociando la grasa con el materialismo y la pérdida de inocencia. Hernández, por el contrario, celebra a mujeres matronas deseadas. El documento también contrasta el estilo más directo y económico de Onetti frente al estilo más ambiguo y divagador de Hernández.
El documento analiza las diferencias en el tratamiento de personajes gordos y delgados en las obras de Onetti y Felisberto Hernández. Onetti tiende a retratar negativamente a personajes gordos, asociando la grasa con el materialismo y la pérdida de inocencia. Hernández, por el contrario, celebra a mujeres matronas deseadas. El documento también contrasta el estilo más directo y económico de Onetti frente al estilo más ambiguo y divagador de Hernández.
El documento analiza las diferencias en el tratamiento de personajes gordos y delgados en las obras de Onetti y Felisberto Hernández. Onetti tiende a retratar negativamente a personajes gordos, asociando la grasa con el materialismo y la pérdida de inocencia. Hernández, por el contrario, celebra a mujeres matronas deseadas. El documento también contrasta el estilo más directo y económico de Onetti frente al estilo más ambiguo y divagador de Hernández.
Onetti prefiere personajes delgados. En sus textos la gente gorda tiende a ser tratada con lstima o con desprecio. Un ejemplo claro es Tito Perotti, quien segn Jorge Malabia en "El lbum"(1953) es "gordito, sonrosado, presuntuoso, servil, [] idiota". Evaluacin parecida se aplica a otros personajes ms importantes que a primera vista pareceran merecer el respeto del autor implcito, por lo menos parcial o temporalmente. Es el caso de Larsen, a quien Onetti llam "un artista fracasado" en entrevista; su adiposidad es seal de que no lograr sus metas. Larsen es "el hombre gordo" cuando lo conocemos al principio de "Tierra de nadie" (1941), y aparece todava ms pesado cuando retorna a Santa Mara en la escena que abre "El astillero" (1961), lo que parece indicar su mayor conformismo: "tal vez ms gordo, ms bajo, confundible y domado en apariencia." Un trato similar recibe el ms maduro y ms conservador Jorge Malabia en "La muerte y la nia" (1973), donde Daz Grey anuncia que Jorge "estaba aprendiendo a ser imbcil. [] Su cara y su vientre estaban engordando". Esta postura de Onetti en cuanto a la obesidad tambin afecta a los personajes femeninos, como demuestran sus novelas primera y ltima. Al principio de El pozo (1939), cuando Linacero expresa su disgusto por la gente que ve por la ventana, se fija en "la mujer gorda lavando en la pileta, rezongando sobre la vida". Y la decadencia de Elvirita en Cuando ya no importe(1993) queda pronosticada por el narrador en trminos relacionados con su peso: "Imagin a la muchacha gorda, obesa, perdiendo por los mofletes el encanto de la inocencia". En fin, la grasa en Onetti parece estar asociada con elmaterialismo y
Para ubicar a El Viejo
Pancho hay que considerar una tercera fase del gnero, que se consolid en Uruguay a fines del siglo XIX y principios del XX, y que pertenece al movimiento del tradicionalismo, caracterizado por un fuerte tono nostlgico
los valores burgueses en el caso de los hombres, y con la
prdida de la inocencia sexual en el de las mujeres, que generalmente se convierten en putas o (lo que puede ser peor) en madres, como expone Linacero en un notorio pasaje de El pozo. La actitud de Onetti hacia las mujeres con exceso de carnes es muy contraria a la de Felisberto Hernndez, cuyos textos festejan a matronas deseadas subrepticiamente por los protagonistas masculinos. Hay dos cuentos donde esta preferencia es explcita: "La casa inundada" y el pstumo "rsula"; en ste ltimo el narrador gusta de recordar el "cuerpo grande" de la protagonista caminando por una calle angosta cuando "a cada paso sus pantorrillas se rozaban y las carnes le quedaban temblando". Usando una imagen similar, el narrador de "La casa inundada" fantasea sobre la posibilidad de estar casado con la voluminosa seora Margarita y sobre las burlas de sus novias anteriores, quienes "se reiran de m al descubrirme caminando por veredas estrechas detrs de una mujer gruessima". Esta imagen de una mujer enorme que interfiere con los pasos del narrador por un camino angosto apunta hacia la posibilidad de considerar la gordura y la flacura como categoras deescritura. Un texto "flaco" o "gordo" no slo privilegiara o maltratara a personajes delgados u obesos, sino que tambin exhibira un grosor determinado en su discurso y variara en cuanto a la firmeza de su trama. Recordando los preceptos de otro escritor compatriota, Horacio Quiroga, se podra afirmar que un texto es ms "flaco" que otro si presenta una trama ms directa y una mayor economa de medios, de acuerdo con los famosos consejos de su "Declogo" y otros textos didcticos y juguetones: "no empieces a escribirsin saber desde la primera palabra adnde vas", "toma a tus personajes de la mano y llvalos firmemente hasta el final. []No abuses del lector". Las ideas de Quiroga sobre el cuento ideal ayudan a distinguir entre los dos escritores posteriores, y es intuicin generadora del presente ensayo que Onetti es autor de textos ms "delgados" que Hernndez, cuya esttica, por su parte, tiende hacia la adiposidad. Para poner a prueba esta
hiptesis consideremos dos textos que salieron con una
diferencia de pocos meses: "Para una tumba sin nombre" (1959)y "La casa inundada" (1960). Las dos historias tejen una trama que al principio no est en las manos del narrador. En "Para una tumba...", quien cuenta es el doctor Daz Grey, portavoz comn en los textos del ciclo de Santa Mara y el ms identificable con el autor. Daz Grey presenta las versiones que ha odo sobre la muerte y entierro de Rita, otrora sirvienta de la familia Malabia. Su fuente principal de informacin es Jorge Malabia, quien hizo los arreglos del entierro de Rita y cuid su achacoso chivo hasta que se le muri poco tiempo despus; la segunda y contradictoria fuente es Tito Perotti, compaero de Jorge. El doctor agrega su versin en un captulo y avisa al final del libro que lo que se ha contado no es necesariamente cierto. En "La casa inundada", el annimo narrador cuenta la historia de la seora Margarita, patrona rica y corpulenta que lo contrata para que, remando un bote alrededor de una isla en el jardn acutico de su casa, escuche sus recuerdos sobre el desaparecido marido Jos y las explicaciones sobre su peculiar relacin con el agua. Como Daz Grey, este narrador tiene poca fe en la verdad de su historia y, al ser escritor y compartir ciertas caractersticas con otros protagonistas de Hernndez, tambin es un probable representante del autor. Los dos narradores difieren, sin embargo, en el control ltimo que ejercen sobre la trama: dbil en el caso de Hernndez; frreo en el de Onetti. Una pista de esta diferencia se ve en la diversa actitud de cada narrador frente a un curioso paralelo en el centro de los dos textos: la condicin de Rita y de Jos, quienes motivan la trama, es oscura. Ambos pueden estar muertos, o no; en cada caso, sus tumbas -el nicho del cementerio de Santa Mara y la fuente en la casa inundada- quizs sean slo cenotafios, sepulturas vacas. En "La casa inundada", la ambigedad queda anunciada al principio, cuando el narrador vacila sobre la posibilidad de que Jos est enterrado en la isla, y se mantiene hasta el final, en las palabras de dedicacin de la historia por Margarita a Jos: "Est vivo o est muerto". La posicin
de Daz Grey es muy distinta, ya que rechaza la ltima
versin de los hechos segn Jorge("Hubo una mujer que muri y enterramos, hubo un cabrn que muri y enterr. Y nada ms"), y la carta de Tito, cuyo contenido contradice al
amigo. Es ms, es Daz Grey quien declara que quizs no
haya habido cuerpo en el atad que se enterr ("no me extraara demasiado que resultara intil [] toda pesquisa en los libros del cementerio"). Hay otros dos casos del control
del narrador de Onetti: la continua evaluacin de la
manera de contar Jorge, quien es juzgado "un mal narrador" por lo moroso y divagador, y la autora del captulo sobre Ambrosio y la llegada del chivo. sta ltima contribucin no slo es aceptada por Jorge y Tito como vlida, sino que su manera de contarla es mucho ms "flaca" que la del joven: "Es muy corto. [] Unas pocas pginas." Nada parecido ocurre en "La casa inundada", donde el botero no agrega informacin fctica ninguna a la historia que brinda Margarita, y a menudo confiesa su incomprensin de lo que cuenta. En contraste con Daz Grey, su papel es tomar nota ms que contribuir a la historia; as se ve en su declaracin sobre el velorio de las budineras: "ni siquiera comprenda por qu la seora Margarita me haba llamado y contaba su historia sin dejarme hablar ni una palabra". Otra diferencia son las frecuentes vacilaciones del narrador, como en el prembulo que abre el cuento y que parece no haber sido planeado, donde se postula y rechaza alternativamente la presencia del cuerpo de Jos enterrado en la isla. Un segundo terreno de contrastes es la relacin entre el narrador y los otros personajes. La autoridad de Daz Grey domina un texto muy polifnico, donde el prestigio de cada voz depende de sus asociaciones con una serie de atributos que incluyen el fumar y el beber alcohol (caractersticas positivas), el materialismo y el peso fsico (rasgos negativos). En la escala de parcialidad del narrador aparecen en la parte inferior Godoy y Caseros (obeso y no fumador respectivamente), con Tito (obeso y pragmtico) un poco ms arriba. Luego vendra Jorge, "flaco, joven, noble" al principio, y en un segundo encuentro "ms grande pero no ms gordo", pero con su caballo ganando en peso. Como Daz Grey gradualmente
ajusta su apreciacin del joven al asociarse ste con
valores materiales, es de esperar que vaya engordando a lo largo de la novela, algo que corrobora el ya citado trozo del ms tardo "La muerte y la nia". Hacia la cspide de los personajes est Ambrosio, creacin del narrador, quien es tambin flaco, como se nos dice en momento apropiado: al introducir el chivo("pareca ms delgado, un poco ojeroso, con un aire de liberacin y amansado orgullo").
Otros personajes tambin se distinguen mediante rasgos
relacionables con la glotonera o la frugalidad. As los dos directores de funerarias: Grimm, preferido del narrador, es seco y va al grano ("la brutalidad o indiferencia [] su falta de hipocresa"), mientras que Miramonte es hiperblico y aparatoso("se dedica [] a mezclarse entre los dolientes, a estrechar manos y difundir consuelos"). Mientras que al narrador de Onetti todos llaman respetuosamente "doctor"; el botero no slo carece de ttulo, sino que siempre se refiere a su patrona por el de "seora". Su deber es obedecerla, y carece del derecho de quejarse, aunque lo piense ("quin te hace ninguna pregunta? Mejor me dejaras ir a dormir"). Otra ilustracin del poder de Margarita es su solicitud al botero de que escriba el cuento, que se inscribe en las ltimas palabras, ya citadas. Contrstese eso con el final de "Para una tumba...", en que Daz Grey impone su ley de narrador: "escrib, en pocas noches, esta historia. [] Lo nico que cuenta es que al terminar de escribirla me sent en paz."