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SOCIORRELIGIOSO
Seis o siete votos separan al cardenal Rouco, en el momento de escribir esta crnica (1
de marzo), de la reeleccin por tercera vez
como presidente de la Conferencia Episcopal.
Seis o siete votos que sus fontaneros en la
sede de Aastro van intentando sumar con la
imprecisin del que sabe que siempre cabe la
sorpresa. La LXXIII Asamblea Plenaria de los
obispos espaoles tiene ante si un reto difcil
por el cambio poltico impulsado por el Gobierno Zapatero: o se decantan por la lnea dura
que lidera el arzobispo primado de Toledo,
Antonio Caizares; o profundizan en el talante
del dilogo y del actuar sin que se note, a la
gallega, del arzobispo de Madrid y actual presidente, o bien se pacta un candidato de consenso que gobierne la Iglesia institucin en el
prximo trienio. Para esta opcin existen algunos candidatos, descartado el cardenal y arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, que serenara
las aguas con el PSOE pero que, para muchos
obispos, es demasiado liberal.
Si Rouco repite, algo que parece estar cada
vez ms cerca, sera un triunfo para este prelado gallego, que se mueve con habilidad y mano
de hierro en la sombra de su palacio arzobispal
sin apenas pisar los pasillos de Aastro, porque
obtener la confianza de los dos tercios de los
76 obispos con derecho a voto no es tarea fcil
para una tercera reeleccin y slo lo ha logrado hasta la fecha el cardenal y arzobispo de
Madrid Vicente Enrique y Tarancn (19711981). Ni Gabino Daz Merchn, ni ngel
Suqua ni el conciliador Elas Yanes consiguieron superar semejante reto.
Mantenerse en la sombra
Cuando algunos obispos en la Comisin
Permanente pidieron el cese del secretario y
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