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Mado poche Games ISBN, 976967 646-1887 oes Lascaux faRE De LASCAUN Del hombre de Neardenthal al hombre de Lass Lacaverna, dela que daremos una descipcién mis adelan- 1c, se abe apenas por debaj de sul, en las oillas del mundo industal, a algunas horas de viaje de Pari, Estos inevitable- ‘mente conmovidor -exremadamente conmovids- por el con traste del ivilizacin que Lascaux representa en su mayer bri- li, conf vida que nos rea. Pero no debernos olvidar ue este ‘mls testimonial periodo en que la humanidad toda alesis se arte admirable. De ese art, Lascaux e el cjemplo mis ico {esa cavern es! prstna po donde se refleja a plenitad la cal= sminacién del ate la eivilizaién caurignaciense El peviodo que flla de nombre mor, estumes obigndos a denominar vauriacienss' no corresponde exactamenie eon el primer periodo de hombre. Es la primera fase dela era desert por los prehistoriadores bajo el nombre de Paeolitico superior 0 Lepioitico- la que se suele denominar con precision yj tera, aunque menor cientificdad, «Edad del Reno. La Edad de Pedra en general (a er Pleoitice) comienza por una fase ‘mada inferior, separada de la superior por una fase denominsda media. El hombre se dstingue del antopoide (0 de los pre= hhominidosreciestemente descubiertos en estado foil, como el ausiralopitees..), aparece al comienzo dela Edad de Piedra antigua (o Paleolico), aungue an no era en verdad nuestro ‘Ctra del Pleo speria cn Eto y vee Mai. Auriaceser ‘ue es por Hew Breen 1900 cs ln gua de Agee te ‘Gael sr de Tne, on conifers de x Peter Soe at Pero Palio denamnsdo sao, yet prea or Fado ol home ode n Eee [ot el Tr as Ssemejante EI antropoitec 0 sinénropo,euys primera tizas remonianaaguella poca, se dstingueyaclaramente del mono; sin embargo, el hombre de Neardnthsl, que poblt a era en «1 Paleoltco medio, estaba bastante lejos de diferencias de ste como nosotros. Su capacidad erineana era igual e incluso superior a la nuestra, lo que jstiica el apelativo de hombre Disponia de ua intligencia que le permit -mejor que el hom- ‘be de épocas inferiores- sacar provesho del ped, tallindola ‘en varias utensils. Tenia incluso coneienein de In must, mientras que los anropoides no comprendian lo que acura en ‘momentos en que la vida abandonaba el cuerpo de alguno de lose hombre de Neardenthal a dejado auténicas sepals, ‘Ademis, aque! hombre tenia na postura vertical, se mantenia, ‘erguido como cualquiera de nosotros. Pero ninguna presripein hhubiese podido ponero firme. Sus piemas estaban un poco \dobladasy es con el borde exterior del pic que se apoyabs came nando. Como lo dijo un sntropSlogo noreamericano, Willams Howells, el evello del hombre actualy et de Neardenthal son respectvamente «comparables al de la cigieha y al de toro. Aden, tenia la frente baja y un espeso cone dseo hi Sobresalir sus cejas, 3, aungue tenia muy poco ment, st Imandibula era prominent. Solo conocemos su aspecto po las ‘samentas: no podemos dale una represenacin viva pero sin ‘ua junto con Howells poderos decir que la cara dbid pare cet winds bestal que lz de ningin ott hombre viviente». Sin ‘uaa poseia un lengua, pero es ligico imaginar que el mismo ‘ueseembrinario: sel aribuye wn balbveeo sobre td aft vo y exclamativo. Veremos que podiadistingui los objetos. No bstane, no conocemos ninguna obra de ate que puede ai buirse a este ser en apariencia sin encanto alguno al que los prchistoriadoreslamaron con fecuonci paleintrop. ibe que esperar el advenimiento del hombre suriacien- se,l neintropo, que fuese el hombre de Laseaux, para encontrar 26 -numerosoststimonios de que poi producir obras de ante Esto «3 digno de observaci: sta apitd coincide con la apericion Imieno. Del primer gro, slo la prohibein tocane al despo- jomortal e pertinent para los tempos prehstrios. Pero mada puede informamosafrmativamente 0 nogaivamente- soe Ia «xstncia, en aqulla misma época, de la prohibicin de maa en principio universal, que com la anterior, se relaciona con a muerte, El segundo grupo, mis heteréclito, reine el incest, ls prescripeionestoeates a los periods elias dela sexuaidad femenia, el pudor visio de un modo general, enfin, ls prohi> biciones respecto al embarazo y los partes. Es evidente que singin testimoni dels tiempos anteriores la Edad del Reno do llegar hasta nosotros: de esta époea no nos informa ning documento, positiva o negativamente, directa 0 indirectamente Pero estamos convencidos do la existenia universal de estos 4s dos complejos de prohibiciones: estamos en pretencia de un acuerdo general e ls documentos histrias y de abservacio- thes etnogrfica, Sin poder no obstante dar una prucba formal, ‘adelanio ahora qu, en su conjnto al menes en su Fundamen- to, estas prohibiciones remontan “come la concersente alos ‘muertos tempos remotos, mis aniguos que la Edad del Reno. (ungue nadie, deforma reciproea, tampoco pudo dar hast a fecha una praca conraria des inexstencia). Reclam Ta rls tiva coherencia del movimiento del espirty humano. Tan s6l0, ‘un eseptcismo vago, iniferete, pra oponesea que Ta con ciencia de la muerte, o a extrema atencin dada al cuerpo sin vida, puede desprenderse necesariamente del trabajo, ‘Meédicaments, podemes y debemos dudar de la rlacin entre Ja prohibicién de matary ia prohibiciOn que retraba el eadiver 4e los parintes, al contacto on los animales otros hombres. Pero sblo importa la reaccin fundamental, Oto tanto ecure «on el complejo de prohbiciones seruaes, que complet, sien 4 st opuest, Ia prohiicin dela muerte. Ni siuiera por un instante podemosplantearos la cuesin de saber sc incesto 0 Ja prohibicion de las rela femeninas remontan a tempos leja- ‘os. La tinicacuestién qu planteamos hace a a pesibilidad de ‘una primera conducts nol forma particular que tom en Sb inicio, En este punto, debenios preguntas i esta conduct es como la que causa ia mvere- ua consecuencia inevitable del ‘abajo, Se tata de saber sien el mundo creado por el aba, ‘eyo comienzo remonta al perodo comprendido entre la glacie- «idm de Gina (Ia primer) y Ia de Mindel (Segunda gran gacis- idm del Cuntemari), a actividad sexual como la muerte-pa- reci6 po fin come lo oto radical. Otro radical inducido pore trabajo, que introdujo consecuenciasrepulares en ls distntas relaciones enze ls hombres os bjetos, como ete los dife- ‘ees sereshumanos, Consderando el conjunto de probiicio- ‘nes que generalmente determinan as reaccones de suspension ~y de angusta~ frente alo que de repente se anuncia como lo ‘tre radical el conjunt de los informes histrics y emogs- “6 cosmos muestra wna humanidad siempre concordant con naso~ tros en este punto: para cualquier humanidad conocida, el ‘mundo del trabajo se enfrenta al de la sexualidad y la muerte. Para Ta humanidad de la ms lejna prehistoris, que silo nos ‘er lugar, a estes balbuceos. La calm, la intencion de accion fica, silo podianservirse del don lid. De todos modos, el Homo Faber de los antropslogs (el hombre del irabo), o se aden en exe camino aque Tevaba cf juego. Silo el Homo Sapiens (el homie del conocimiesto) ‘ue vino despus la hizo. ¥ To hin con tanta esolucin que apa renfemente un arte lleno de maesria -de genio- no tard en ° ecantar de estos primeros esbozos. Denominames Homo Sapiens al hoibre que abi el esrecho mundo del Homo Faber. Pero este nombre no se justia, El escaso eanocimientoelabo rado en sus primeros tiempos est vinculado on el taba del Faber. E apt introducido por el Sapien es para: es el arte noel eonacimient. Dicho nombre tesimonia una época en la que mis exclusivamente que hoy se admita que el conoci- rmieno distingia al hombre del animal... Sis ata del hombre de la Edad del Reno, en particular del hombre de Laseaux, 10 «iferenciamos con mayor juteza desu predecesrinsistende no ya sobre el conacimiento sino en la actividad esttea que es, ‘sencilmente, unt. forma de juego. Seguramente, a bela expre- sin de Huizinga, Homo Ladens (el hombre jgando, en prtcu- lar, el admirable juego del re), es macho mis convenient, sen- 4o la nica acetada.Sélo ella vepiea con deseable precision al Faber de Neardentbal El Faber permancce aguotado,encogi- 4o, Su imps no aleanz para tunfar sobre Ia pessdumbe de las formas cusdripedas. Fue, torpemente, vecino de antropoide. Sw aspecio logrado (que incluso subrayan, por oposicion, Ia inmundcia la freevente fealdad de la humanidad), su garbo resuet,soberano, de hombre rider yseductor, de hombre lii- 0, comienza con aquel que la antopelogis no supo hasta Huizings nombrar de modo apropiado. Elo sefalé: Homo Ludens 0 tipi an sélo aque bombreeuyas obras dieron 3 verdad humana la viru y et brill de art, sino seal ala Jhumanida entera. Ademis, noes acaso el tnico nombre que se ‘pone a Faber, designando una actividad subordinada, uh ele- ‘mento, cl juego, cuyo sentido Soo tine finalidad en si misma? Fue de todas formas evando jug y jugando, que et hombre spo ar al juego la permanencia yelaspecto marwilloso dela obra

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