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refuerzan nuestra calidad democrtica, sin duda; pero lo son a condicin de que no
anulen nuestra capacidad de dilogo, de que no se conviertan en un simple campo de
batalla donde medir las fuerzas de unos y de otros. Y cuando hablo de dilogo, descarto
el conocido dilogo de sordos. Gran Bretaa y Escocia nos han dado, en este sentido,
una buena leccin de democracia.
Aristteles tambin afirmaba, en segundo lugar, que ciudadano es aquel que
sabe gobernar y ser gobernado. Una frase breve y extraordinaria para recordarnos
aquello que podemos y aquello que no podemos esperar de la democracia. Podemos
esperar que nos permita (incluso que nos obligue a) involucrarnos en las actividades de
gobierno, en la toma de decisiones. Pero no podemos esperar, en cambio, que se
gobierne siempre segn nuestros intereses o nuestras prioridades. La democracia,
expresndolo con otros trminos, no est pensada para satisfacer las expectativas de una
persona (en singular) sino para gobernar una comunidad (en plural). Debatir, votar y
celebrar los resultados de la votacin sean los que sean es, otra vez, lo que confiere
fortaleza democrtica al proceso escocs.
La esencia de la democracia, y de nuevo debemos tratar este tema con
delicadeza, se traiciona cuando la ponemos al servicio de los ciudadanos en singular,
cuando se convierte en una maquinaria destinada a maximizar las expectativas de
personas individuales. Y esta traicin se da hoy con excesiva frecuencia por una razn
muy simple: se ha impuesto una visin defendida por algunos economistas segn
la cual las personas se comportan como egostas maximizadores de sus intereses
particulares. Quiz tengan razn, pero entonces olvidmonos de profundizar la
democracia y conformmonos con su maltrecha forma actual.
Debemos ser audaces y alcanzar el futuro sin complejos, efectivamente. Pero
tambin es recomendable dar algn vistazo al retrovisor democrtico. Veremos, a lo
lejos, al viejo Aristteles ayudndonos a avanzar sin traicionar la esencia de una
democracia que es algo ms que un instrumento para escoger a los que son ms y para
servir los deseos de aquellos que, al menos aparentemente, pagan sus impuestos. La
democracia nos exige dilogo y compromiso colectivo, que no es poco.