Sunteți pe pagina 1din 28

00 principios 27/10/09 01:40 Página 3

U NA R E P Ú B L I CA D E PA P E L :
L’ ES PA G N E R É P U B L I CA I N E ( 1 9 4 5 - 1 9 4 9 )

B I B L I OT E CA D E
LA CÁTE DRA DE L EXI LIO
00 principios 27/10/09 01:40 Página 4

CÁTE DRA DE L EXI LIO


Universidad de Alcalá • Universidad Carlos III de Madrid • Universidad
Nacional Autónoma de México • Universidad Nacional de Educación
a Distancia • Fundación Pablo Iglesias

Con el patrocinio del Grupo Santander


00 principios 27/10/09 01:40 Página 5

Una república de papel:


L’Espagne Républicaine (1945-1949)

Edición de
Ángel Bahamonde Magro
y
Juan Carlos Sánchez Illán
00 principios 27/10/09 01:40 Página 6

Primera edición, Biblioteca de la Cátedra del Exilio, 2010

Bahamonde Magro, Ángel y Juan Carlos Sánchez Illán (ed.)


Una república de papel. L’Espagne républicaine (1945-1949) /
ed. de Ángel Bahamonde Magro, Juan Carlos Sánchez Illán ; índice
onomástico por Javier Rodríguez Ganuza. – Madrid : FCE, Cátedra
del Exilio, 2010
218 p. : fots. ; 22 x 15 cm – (Colec. Biblioteca de la Cátedra del Exilio)
Contiene una selección de textos originales traducidos al español
ISBN 978-84-375-0632-6

1. L’Espagne Républicaine – 1945-1949 2. Periodismo – España -


1945-1949 3. Periodismo – Francia – 1945-1949 4. Exilio español –
Francia I. Sánchez Illán, Juan Carlos, ed. II. Rodríguez Ganuza, Javier,
índice III. Ser. IV. t.

LC PN 5173 Dewey 074 B133r

De esta edición:
© 2010, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA DE E SPAÑA, S. L.
Vía de los Poblados, 17, 4.º-15, 28033 Madrid
editor@fondodeculturaeconomica.es
© 2010 Cátedra del Exilio

Diseño de portada: Leo G. Navarro

Impresión y encuadernación:
Tecnología Gráfica, s.l.
Av. Gumersindo Llorente, 23. 28022 Madrid

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta


obra –incluido el diseño tipográfico y la portada–,
sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, sin
el consentimiento por escrito del editor.

ISBN: 978-84-375-0632-6
D. L.: M-0000-2009

Impreso en España
01 sumario 27/10/09 01:40 Página 7

SUMARIO

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

1. Los primeros pasos de una aventura editorial . . . . . . . . . 11


2. Protagonistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
3. Un periódico y sus circunstancias: de la legitimidad re-
publicana a la fórmula plebiscitaria de Indalecio Prieto . 43
4. Una cuenta de resultados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59

Fuentes primarias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81

Selección de artículos de L’Espagne Républicaine . . . . . . . . . 83

IÍ Índice onomástico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209


IÍndice general . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213

7
INTRODUCCIÓN

En este ensayo de investigación, realizado a partir de materiales iné-


ditos, se aborda el estudio de una singular publicación del exilio
periodístico español posterior a la guerra civil de 1936-1939.1 Se
trata del semanario político y literario L’Espagne Républicaine, edi-
tado por el político y periodista Ricardo Gasset Alzugaray en Tou-
louse y París entre junio de 1945 y mayo de 1949. La personalidad
de su promotor hace que este periódico sea, ante todo, un tenaz
empeño editorial para mantener, en medio de unas circunstancias
enormemente difíciles, la mejor tradición periodística anterior a la
guerra, la que había integrado la llamada Edad de Oro del periodismo
español. Se trata de una aventura editorial de carácter único e irre-
petible, en la que convergen una serie de elementos profesionales
y políticos del pasado liberal español que han de tener, finalmente,
una amplia proyección de futuro en el contexto de la difícil conti-
nuidad de la tradición liberal española en la prensa el exilio. Un
empeño, además, que se desenvuelve en un contexto y una coyun-
tura histórica excepcional, teóricamente propicia para la restaura-
ción de la democracia republicana, con la posguerra mundial y la
inmediata creación de la ONU, pero que desembocará en el inicio
de la guerra fría y el consiguiente fin de la esperanza republicana.
L’Espagne Républicaine es una empresa periodística sumamente
voluntarista, movida más que nada por la ilusión y la euforia de

1
Este trabajo cuenta con el soporte y la financiación de la Cátedra del Exilio
Banco de Santander, integrada por las Universidades de Alcalá de Henares, UNED,
Carlos III de Madrid y Universidad Nacional Autónoma de México, así como por
la Fundación Pablo Iglesias.
Forma parte, asimismo, de los resultados del Proyecto coordinado “La con-
figuración de la esfera pública en la España contemporánea”, financiado por el
Programa Nacional de Humanidades del Ministerio de Educación y Ciencia du-
rante el periodo 2005-2008 (HUM2004-06121-C0200/HIST).

9
un momento histórico determinado, en el que se postulaba como
viable la vuelta, más o menos inmediata, a España y la posibilidad
de reproducir en el interior una iniciativa editorial que se inicia en
Toulouse. Este estudio proporciona información inédita sobre el
trasfondo de la publicación: mecanismos de financiación, la vin-
culación a intereses determinados, la difusión del periódico… Por
otro lado, en este trabajo se plantean varios niveles explicativos:
qué se pretende al editar un periódico del exilio, cómo se realiza
el producto y a qué público va dirigido y qué discursos se elabo-
ran, a partir de una línea editorial que podría calificarse al menos
como inestable, porque, en todo momento –y habrá que insistir en
este punto–, el periódico estuvo sometido a numerosos problemas,
más derivados de diferentes estados de ánimo y diferentes reali-
dades emocionales, que a la práctica de un periódico normalizado
en un ambiente normalizado.
La historia del periodismo surgido en los ambientes de la emi-
gración española, como consecuencia del final de la guerra civil, re-
sulta uno de los aspectos menos conocidos del siglo XX español. En
México y en Francia, pero también en otros espacios de la América
hispana, vio la luz un repertorio considerable de publicaciones pe-
riódicas. Objeto de este estudio es el análisis de una de ellas, no la
más paradigmática –porque casi todas eligieron el camino de la vin-
culación política a un determinado partido u organización sindical–,
pero sí una de las publicaciones más singulares, porque pretendió
ser un periódico de información general y cultural, en principio no
partidista, y dirigido a llenar un vacío informativo en el abigarrado
y multiforme contexto de la emigración política española.
Desde el punto de vista metodológico, un periódico de estas
características requiere un tratamiento específico, que se escapa en
parte del habitual al que se suele someter a la prensa normalizada
de cualquier época y de cualquier país. Es ya un lugar común el
hecho de que resulta sumamente complejo reconstruir la intrahis-
toria de los periódicos: se produce la paradoja de que empresas
dedicadas a la información apenas informan o rinden cuentas so-
bre sí mismas y, en caso de hacerlo, aportan datos muy sesgados.
L’Espagne Républicaine fue uno de los periódicos más prestigiosos
del exilio español. No ha dejado un archivo propiamente dicho de

10
su trayectoria, pero su animador, propietario y director, Ricardo Gas-
set Alzugaray, donó una parte de su correspondencia particular a
los Archivos Nacionales de Francia.
Las fuentes que se han utilizado parten, en primer lugar, de la
propia colección del semanario: los 193 números publicados en Tou-
louse y París entre el 30 de junio de 1945 y el 2 de mayo de 1949
y que se conservan en la Biblioteca Nacional de Francia en París.
Se ha consultado, asimismo, la documentación privada sobre la tra-
yectoria de Ricardo Gasset que está depositada en la Universidad
Carlos III de Madrid.
Singular interés posee la correspondencia que se cruzaron Ri-
cardo Gasset y muchos de sus colaboradores periodistas, correli-
gionarios, políticos del exilio y amigos personales. Este fondo está
integrado por más de un millar de cartas que el propio Ricardo Ga-
sset confió a los Archivos Nacionales de Francia en París en el mo-
mento de su retorno a España a fines de 1949. Cronológicamente,
esta documentación abarca fundamentalmente los periodos 1939-
1941 y 1944-1947. Es la correspondencia de esta segunda etapa la
que incluye numerosas referencias al periódico L’Espagne Républi-
caine. Desgraciadamente, apenas existe información sobre los últi-
mos meses de la vida de esta publicación. Como elementos auxi-
liares, cabe destacar la utilización de documentación conservada en
el Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores de España en Ma-
drid y en la Fundación Pablo Iglesias, Alcalá de Henares (Madrid).

1. LOS PRIMEROS PASOS DE UNA AVENTURA EDITORIAL

El 30 de junio de 1945 salía a la calle en Toulouse el periódico


L’Espagne Républicaine,2 con el subtítulo de Hebdomadaire Politique
2
El emblema que acompañaba a la cabecera era la misma matrona que había
simbolizado la soberanía nacional, durante el Gobierno provisional surgido tras
la revolución de septiembre de 1868 y que aparece en las primeras monedas de
peseta al convertirse en la unidad monetaria española. Este emblema también se-
ría utilizado por los republicanos de 1873. Véase la Ilustración núm. 1, p. 12.

11
1. Portada de L’Espagne Républicaine, núm. 1, 30 de junio de 1945.
et Littéraire. Tres meses antes, el 19 de marzo, también en Toulouse,
Ricardo Gasset, en nombre de la Junta Española de Liberación,3 ha-
bía solicitado al Director General del Ministerio de Información fran-
cés la autorización para la publicación de cuatro periódicos: CNT,
El Socialista, El Sindicalista y L’Espagne Républicaine. El funciona-
rio francés le respondió dos días después, anunciándole que el Go-
bierno sólo concedería autorización para la salida de tres de ellos,
dadas las limitaciones de papel prensa, en aquel momento racio-
nado. Los periódicos autorizados fueron CNT, El Socialista y L’Es-
pagne Républicaine.4
L’Espagne Républicaine se presentaba ante el público lector
como una publicación bilingüe. En términos generales, la infor-
mación política se ofrecía al lector en francés, mientras que en lo
literario y cultural se solía optar por el español. En todo caso, con
marcada preferencia por el francés en los artículos editoriales más
relevantes y cuando se pretendía potenciar su impacto en los me-
dios oficiales, coincidiendo con determinadas coyunturas clave para
la resolución del problema español. Además, Ricardo Gasset, en carta

3
La Junta había sido constituida en México en noviembre de 1943. El 9 de
septiembre de 1944 se formaba en Francia, dos semanas después de la liberación
de París, el Comité de Relaciones de Fuerzas Democráticas Españolas, a base de los
partidos Izquierda Republicana, PSOE, Unión Republicana, Partido Republicano Fe-
deral y las centrales sindicales UGT y CNT. El 23 de octubre el Comité consti-
tuyó la Junta Española de Liberación, Comité de Francia, cuyo presidente fue el
socialista Enrique de Francisco y vicepresidente Ricardo Gasset. Un año después,
L’Espagne Républicaine, por iniciativa de su director, conmemoraría el hecho. Ga-
sset declaraba al respecto:
“Creí, al constituirse la Agrupación de fuerzas democráticas residentes en Fran-
cia, transformada en Junta Española de Liberación, y creo ahora con firmeza que
jamás nos hemos situado ante una perspectiva tan prometedora. Porque el con-
junto de elementos nacionales que forman el cuadro de la República es el indis-
pensable para cumplir nuestra misión económica, política y social.
Sintetizando más que mi pensamiento mi actuación, diré:
Que deben concertarse todas las voluntades para permitir que gracias a la
energía de los gobernados y a la autoridad de los gobernantes, se realicen las
obras que precisa España para sus propios fines y para que su destino histórico
culmine el propósito fecundo de conseguir la paz y el progreso universales”.
4
Papeles de Ricardo Gasset, Archivos Nacionales de Francia (ANF: Fondo
72 AJ 427).

13
a su correligionario Antonio Lara y Zárate, de 27 de noviembre de
1945, añadía al respecto otro factor: el periódico era “redactado
casi totalmente en francés, no ya para que pueda formar juicio la
opinión extranjera, sino como único procedimiento de obtener la
indispensable autorización oficial”.
Con periodicidad semanal –aunque sería bimensual en su úl-
tima etapa–,5 tenía cuatro páginas, con un formato sábana (59X43).
En el número 173 de 15 de octubre de 1948 se convertiría en L’Es-
pagne. Pour la Liberté. Pour la Démocratie. Pour la Concorde. Desde
enero de 1948 su sede social estaba en el Faubourg Montmartre
de París,6 donde pervivió hasta el número 193 del 2 de mayo de
1949. Se compuso e imprimió sucesivamente en los talleres e im-
prentas de los periódicos de Toulouse La République du Sud-Ouest
y La Dépêche du Midi, desde el otoño de 1947. Su promedio de ti-
rada se situaría entre un mínimo de diez mil ejemplares y un má-
ximo ocasional de unos catorce mil.
El capital inicial se elevó a 500 000 francos, de los cuales co-
rrespondían a Ricardo Gasset 200 000, mientras que su socio y ge-
rente de la publicación, Antonio Boya –al igual que el propio Ga-
sset, destacado miembro de la Unión Republicana de Diego Martí-
nez Barrio–, aportaba los 300 000 restantes.7 Sin embargo, estas
cifras son puramente nominales. No hay datos disponibles sobre
el capital efectivamente desembolsado. Existen indicios, eso sí, que
apuntan al origen financiero de la empresa. Hay que partir de las
relaciones que Ricardo Gasset había tejido en Toulouse. Podía lla-
mar a muchas puertas en demanda de auxilio económico. El que
otro relevante miembro de Unión Republicana, como era el doctor
Antonio Boya, colaborase en la salida del periódico, hace suponer
alguna aportación de otros miembros del partido. Al menos, esto
se desprende de la correspondencia del propio Ricardo Gasset. El

5
En concreto, desde el número 189, del 11 de febrero de 1949. El precio
aumentó a 18 francos.
6
Véase la Ilustración núm. 2, p. 15.
7
Según datos de un informe elaborado por la Agencia Española de Prensa
del Ministerio de la Gobernación de la República. Fondo José Maldonado, Ar-
chivo Fundación Pablo Iglesias, Alcalá de Henares.

14
2. Edificio del Faubourg Montmartre, nº 4. Sede del periódico en París.
(Foto de Ángel Bahamonde Magro y Juan Carlos Sánchez Illán.)
29 de enero de 1945 Agustín Dualde, también miembro de Unión
Republicana, le había prestado 15 000 francos, prácticamente a fondo
perdido. En esta carta le comentaba que podía devolverle el dinero
en España, tras la restauración de la democracia y le deseaba mu-
cha suerte en el lanzamiento de su periódico. Desde Marsella, en
todo caso, Dualde siempre prestaría apoyo para su difusión. En una
carta, fechada el 25 de marzo de 1945, Dualde comunicaba a Ga-
sset la recepción de 400 folletos anunciadores de la salida del pe-
riódico. Sin embargo, se mostraba muy pesimista respecto a la aco-
gida que podría encontrar en Marsella, porque, a su juicio, “están
cansados de la cuestión española”. En otra carta, del 5 de mayo de
1945, Dualde informaba a Gasset del relativo fracaso de la cam-
paña de prelanzamiento que, por otro lado, tenía como objeto re-
cabar fondos. Dualde sólo consiguió vender 150 de los 400 folle-
tos. No existen datos sobre si esta forma de promoción se realizó
en otras ciudades francesas.
Además, Ricardo Gasset recibía dinero de sus familiares resi-
dentes en España. En concreto de su hijo Manuel Gasset y Dorado.
En este sentido, la correspondencia de Ricardo Gasset da fe de que,
al menos durante el primer semestre de 1946, recibió de su hijo
35 000 pesetas.8 También es posible suponer que los hermanos Bus-
quets participaran en la financiación del periódico. Estos empre-
sarios catalanes habían sido propietarios de la Sociedad Editora Uni-
versal, empresa editora en Madrid de Heraldo de Madrid y El
Liberal, desde 1923 hasta su intervención durante la guerra civil en
el verano de 1936 por parte de comités obreros, momento en el
que marcharon al exilio parisino. Esto se deduce de una carta fe-
chada el 18 de abril de 1945, remitida por Sául Gazo Borruel, tam-
bién miembro de Unión Republicana y ex diputado por Huesca, al
doctor Antonio Boya.
Por su parte, el periodista Víctor Alba, principal colaborador del
semanario durante los primeros dieciocho meses de su existencia,
ha subrayado el apoyo económico que el doctor Antonio Boya siem-
pre proporcionó al periódico. Parece ser que disponía de una re-

8
Carta de R. de Comberville a Ricardo Gasset, 16 de junio de 1946.

16
lativamente saneada situación económica, gracias a su matrimonio
con la dueña francesa de un salón de belleza.9
Surgía así uno de los periódicos más singulares y con mayor in-
cidencia del exilio español. El primer número aparecía en una ciu-
dad como Toulouse, verdadero símbolo para los exiliados españo-
les, ya que era la capital política y periodística de los republicanos
ubicados en Francia. Nacía con una clara vocación: conseguir el ma-
yor consenso político posible en el seno del abigarrado, diferenciado,
controvertido y, en muchas ocasiones, divergente universo del re-
publicanismo español. Su primer sentido político era, además, evi-
tar la dispersión de los exiliados con vistas a lo que se pensaba se-
ría un próximo retorno, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.
En esta línea, Ricardo Gasset resaltaba, en junio de 1945, la im-
portancia y novedad de su empeño, al afirmar solemnemente:

Creemos que una revista o un periódico más no tiene ninguna im-


portancia y lo que interesa es hacer el órgano de expresión de to-
dos los exiliados. Creemos que lo importante es propagar y hacer
conocer la voluntad que nos une a todos y no las particularidades
que nos diferencian. Por ello, se debe evitar toda digresión doctri-
nal, aparte naturalmente del debido acatamiento de la Constitución
de la República.10

El lamento por la falta de unidad política y periodística del exi-


lio republicano va a ser una constante. En este sentido, el 8 de agosto
de 1946 Ramón López Barrantes, ex director del Banco Exterior
de España durante la guerra civil, escribía a Ricardo Gasset: “Veo
que va a salir otro periódico más, El Heraldo de España. Lo siento.
No nos corregimos ni en la adversidad. ¿A qué tantos periódicos?
Es desesperante este individualismo nuestro”.
En el editorial de lanzamiento del semanario, Gasset proclamaba
su confianza en que “las democracias occidentales retomarán muy

9
“Los refugiados españoles en la prensa francesa, 1945-1947”, en Josefina
Cuesta y Benito Bermejo (coords.), Emigración y exilio. Españoles en Francia, 1936-
1946, Madrid, Eudema, 1996, p. 150.
10
Carta a Fulgencio Díaz Pastor, ex diputado cacereño de Unión Republicana,
19 de junio de 1945.

17
pronto sus relaciones normales con el único Gobierno legal de Es-
paña: la República”.11 Además de ocupar un espacio simbólico, L’Es-
pagne Républicaine nacía, pues, en una época plena de esperanzas.
La segunda guerra mundial acababa de concluir con la derrota del
fascismo italiano y del nazismo alemán. El régimen de Franco po-
dría verse cuestionado, no sólo en sus fundamentos sino también
en sus propias estructuras, como un Estado considerado ilegítimo
por las potencias aliadas, vencedoras del conflicto bélico. Esta cre-
encia había calado en el mundo del exilio republicano desde el ini-
cio de la segunda guerra mundial. Así, en carta remitida a Ricardo
Gasset, del 28 de noviembre de 1939, el ex presidente del Con-
sejo de ministros, Manuel Portela Valladares, se preguntaba si
“quedarán totalitarismos o despotismos en Europa si vencen los alia-
dos”, concluyendo que “hay, pues, por delante un margen de por-
venir”. Muy pronto, sin embargo, se demostraría que los Gobier-
nos aliados no estaban dispuestos a un derrumbamiento dramático
del régimen franquista, debido a las consecuencias políticas no de-
seadas en los orígenes de la guerra fría. Pero a mediados de 1945
todavía todas las hipótesis estaban abiertas.
L’Espagne Républicaine nacía, pues, con un doble objetivo. Por
un lado, convertirse en uno de los portavoces más relevantes del
exilio español y establecer una voz relativamente unitaria que fa-
cilitase la sustitución de la dictadura franquista por la vuelta a la
legalidad republicana. Por otro, se planteaba un objetivo más du-
radero: si se daban las condiciones para el restablecimiento de
una república democrática en España, podría llegar a ser uno
de los principales órganos de expresión de una futura España in-
tegrada plenamente en el marco de las democracias europeas oc-
cidentales.
Asumiendo como bases fundacionales una naturaleza abierta,
capacidad para el diálogo y el encuentro y un espíritu plural, L’Es-
pagne Républicaine se configuró como un periódico moderno, de
información política y crítica literaria y cultural, aspecto este último
muy cuidado en las diferentes etapas que vivió la publicación. No

11
“Nos buts”, núm. 1, 30 de junio de 1945. Véase artículo núm. 1.

18
hay que olvidar que, precisamente, la fuerte impregnación de en-
sayismo, política y literatura en sus páginas había sido la principal
seña de identidad del mejor periodismo español durante el primer
tercio del siglo XX. Y L’Espagne Républicaine heredaba esa tradición.
No podía ser de otro modo, si tenemos en cuenta que el promo-
tor del periódico era el periodista, abogado y político de vieja rai-
gambre liberal Ricardo Gasset Alzugaray (Madrid, 16 de junio de
1893-20 de junio de 1966).12 Este personaje encarnaba la conti-
nuidad de la más rigurosa tradición de la prensa liberal progresista
del primer tercio del siglo XX, que alcanzó unas cotas de calidad
homologables a los referentes más destacables del periodismo mun-
dial de su época. Al fin y al cabo, este periodo ha podido ser jus-
tamente calificado como el de la Edad de Oro del periodismo es-
pañol. Desde 1916 había ejercido la labor de director del periódico
de su familia, El Imparcial, del que sería factótum hasta su desa-
parición, en mayo de 1933, en tiempos de la Segunda República.
Nació, por tanto, con los genes periodísticos, en el seno de una de
las grandes dinastías del periodismo español: la familia Gasset. Su
abuelo, el pontevedrés Eduardo Gasset y Artime (1832-1884), ha-
bía sido fundador del periódico, el 16 de marzo de 1867, así como
uno de los impulsores de la Institución Libre Enseñanza, en 1876.
Su padre, Rafael Gasset y Chinchilla (1866-1927), consiguió ele-
var el diario hasta las cotas más elevadas de tirada, difusión, pres-
tigio e influencia política, sobre todo en el periodo intersecular. En
efecto, durante el último cuarto del siglo XIX, El Imparcial llegó a
ejercer un papel esencial, actuando como una especie de árbitro
de la alternancia pactada entre los dos partidos liberales integran-
tes del sistema de la Restauración. Tanto Eduardo como Rafael Ga-
sset, desempeñaron asimismo una actividad política muy relevante.13

12
Véase la Ilustración núm. 3, p. 20. Fotografía oficial de Ricardo Gasset como
subsecretario del Ministerio de Comunicaciones realizada a fines de julio de 1936.
Papeles Gasset, Universidad Carlos III de Madrid.
13
Para valorar en todo su sentido la aportación de los Gasset al periodismo
y la política de la Restauración, véase Juan Carlos Sánchez Illán, Prensa y polí-
tica en la España de la Restauración. Rafael Gasset y El Imparcial, Madrid, Biblio-
teca Nueva, 1999.

19
3. Fotografía de Ricardo Gasset como subsecretario del Ministerio de Comunicaciones.
(Papeles Ricardo Gasset, Universidad Carlos III de Madrid.)
En suma, Ricardo Gasset había heredado esta tradición periodís-
tica y la misma vocación política.
Después de concluir los estudios de Derecho en la Universi-
dad Central, entraba, pues, en la vida pública en 1916, desde la
plataforma excepcional que suponía entonces el periódico de su
familia. Ya incluso antes había destacado como socio activo del Ate-
neo de Madrid y había presentado su candidatura como Secreta-
rio de la Universidad Central. El año 1916 fue un momento cru-
cial en la historia del periódico familiar, cuando disuelta la Sociedad
Editorial de España –el célebre trust de la prensa que desde mayo
de 1906 había agrupado a las tres grandes cabeceras representa-
tivas del liberalismo español: El Imparcial, El Liberal y Heraldo de
Madrid–, el periódico recobraba su independencia y pasaba a pro-
piedad exclusiva de la familia Gasset. Ricardo se convertiría en el
nuevo director del periódico, mientras que su padre ejercía el cargo
de ministro de Fomento, dentro de un Gobierno liberal presidido
por el conde de Romanones.
En esta coyuntura obtuvo su primera acta de diputado, en las
elecciones de abril de 1916, dentro del Partido Liberal de Roma-
nones, pero adscrito al grupo de los llamados liberales agrarios o ga-
ssetistas, liderados por su padre, Rafael Gasset. Conservaría su acta
de diputado en las sucesivas elecciones que tuvieron lugar desde en-
tonces hasta el inicio de la dictadura del general Primo de Rivera.
Al iniciarse la Segunda República, aparece adscrito al Partido
Radical, y muy vinculado en su seno a la trayectoria del editor y
político sevillano Diego Martínez Barrio (1883-1962). En 1932 Ri-
cardo Gasset estuvo implicado directamente en la operación frus-
trada de convertir a El Imparcial en órgano oficial de este partido
en Madrid. Fue gobernador civil de La Coruña en el otoño de 1933.
Posteriormente, siguió los pasos de Martínez Barrio, acompañán-
dole en su disidencia en el seno del Partido Radical y en la funda-
ción del partido Unión Republicana en julio de 1934, que sería la
organización más moderada de las que integrarían las candidatu-
ras del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936. Una
participación política que, en la personalidad de Ricardo Gasset,
no significó en absoluto la pérdida de sus convicciones y funda-
mentos liberal-progresistas.

21
Durante la guerra civil, además de diputado por la circuns-
cripción de Lugo, ejerció un alto cargo, el de subsecretario en el
Ministerio de Comunicaciones, colaborando estrechamente con el
titular del Ministerio, Bernardo Giner de los Ríos (1888-1970), tam-
bién representante de Unión Republicana. Ricardo Gasset se sintió
relativamente cómodo en un ministerio, de naturaleza más técnica
que política, como el de Comunicaciones, donde podía aportar sus
conocimientos especializados como veterano periodista profesional.
La caída de Cataluña en poder de las tropas franquistas a fi-
nes de enero de 1939 significó para Ricardo Gasset los comien-
zos de un exilio que se iba a prolongar hasta fines de 1949. Des-
pués de participar en la postrera reunión de las Cortes republicanas
–que tuvo lugar en el Castillo de Figueras el 1 de febrero de 1939–,
formó parte de la riada de casi medio millón de exiliados, de toda
suerte y condición, que se vieron obligados a abandonar España,
de forma temporal o definitiva. Pero Gasset comenzó el exilio en
mejores condiciones económicas que la inmensa mayoría de los
refugiados políticos. Geneviève Dreyfus-Armand ha trazado las lí-
neas maestras de su trayectoria en Francia.14 Se instala en marzo
de 1939 en Montauban. En 1940 preside la Asociación de Emi-
grados Españoles del Departamento de Tarn y Garona, Amigos de
Francia, entidad encargada de aliviar las duras condiciones de vida
a los refugiados españoles en los campos de concentración, ayuda
extensible a los movilizados franceses desde el inicio de la gue-
rra. En una carta de 4 de enero de 1940 Gasset le comentaba a
su amigo Máximo Meyer, secretario particular Martínez Barrio, los
fines de la Asociación:

Aún cuando tiene por principal objeto prestar una organizada y cons-
tante ayuda a los movilizados franceses, en el orden económico con
el trabajo y con los recursos posibles para significarles nuestra sim-
patía, tiene también el propósito de realizar los actos de solidaridad

14
En su monumental tesis de Estado L’Émigration politique espagnole au tra-
vers de sa presse, 1939-1944, Instituto de Estudios Políticos de París, 1994. No ha
sido editada, pero es consultable en microfichas.

22
y beneficencia necesarios entre los asociados [españoles]. Tales as-
piraciones suponen bastante trabajo y el empleo de mi actividad que
me obliga a limitar mis preocupaciones íntimas.

En esta etapa mantuvo frecuente contacto epistolar con los je-


fes de su partido exiliados en América, tanto Diego Martínez Ba-
rrio como su antiguo jefe en el Ministerio de Comunicaciones, Ber-
nardo Giner de los Ríos, quien elogiaba la capacidad organizativa
de Gasset. Así, en una carta del 22 de septiembre de 1940 Giner
de los Ríos mostraba cierto pesar por haber elegido la República
Dominicana como primer lugar de exilio, por lo que “muchas ve-
ces pienso que estuvo usted inspirado cuando allá por marzo de
1939 eligió usted sitio”.
Muy pronto, Gasset se convirtió en una suerte de interlocutor
con las autoridades francesas, tanto de la etapa anterior a 1940, como
durante la ocupación nazi y el régimen de Vichy. Durante esta época
Gasset gestionó una explotación agraria en las cercanías de Mon-
tauban, se desconoce si como propietario o arrendatario. En todo
caso, afirmaba: “no me supone otras ventajas que la de dar trabajo
a algunos desventurados y de disponer de un rincón modesto y
pacífico para vivir”.15
Gracias a sus buenas relaciones con las autoridades francesas,
pudo llevar a cabo una ayuda eficaz a muchos refugiados, como
atestigua su correspondencia. Un buen ejemplo en este sentido, es
la carta que Emiliano Díaz Castro, ex diputado socialista por Santa
Cruz de Tenerife, le remite el 26 de septiembre de 1939 y en la
que le dice que “informado de sus buenas relaciones con las au-
toridades de este Departamento, me atrevo a rogarle intervenga cerca
de esta Prefectura, al objeto de obtener la salida del campo de Saint
Cyprien de mi sobrino Juan Cruz Díaz”.
A comienzos del otoño de 1940 Ricardo Gasset acogió tem-
poralmente en su domicilio de Montauban al presidente de la Re-
pública, Manuel Azaña, poco antes de su muerte, que se produjo

15
Carta de Ricardo Gasset al periodista Arturo Mori, residente en Londres,
19 de noviembre de 1939.

23
el 3 de noviembre.16 Finalmente, se instalaría en Toulouse, donde
permanecerá hasta comienzos de 1948, cuando se traslade a París
para iniciar una nueva etapa de su periódico.
A partir de la liberación de Francia, Ricardo Gasset volvió a ejer-
cer una actividad considerable en el mundo del exilio español:17
primero, como una especie de embajador del republicanismo es-
pañol en el Departamento del Alto Garona.
En segundo lugar, participando en la gestación y constitución
de la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas, organismo que in-
tentaba reagrupar en Francia desde septiembre de 1944 a todas las
corrientes del republicanismo español, a excepción de los comunistas.
El ex diputado oscense y correligionario Saúl Gazo Borruel, en carta
del 28 de agosto de 1944, le había indicado al respecto que

nosotros somos los llamados, por conveniencia nacional e interna-


cional, a lanzar un programa mínimo de puntos o conceptos coinci-
dentes, en forma de denominador común, que haga factible la unión
de todos los exiliados y de los que, perseguidos o no, se encuentran
en España esperando su liberación de la tiranía franquista.

Por ello, le instaba a “marcar las normas a seguir por todos cuan-
tos quieran acogerse bajo de la bandera de REPÚBLICA ESPA-
ÑOLA” (sic). El 23 de octubre de 1944 Ricardo Gasset firmaba, en
nombre de Unión Republicana, el acta de constitución del Comité en
Francia de la Junta Española de Liberación, Comité del que pasó a
ser vicepresidente. En él ejercía como delegado de Unión Republi-
cana el doctor Antonio Boya, futuro gerente de L’Espagne Républi-
caine y, como secretario, Antonio Fernández Escobés, quien sería pri-
mer redactor jefe del periódico. El 17 de enero de 1945 Ricardo
Gasset formó parte de la primera sesión plenaria de la Unión de In-
telectuales Españoles en su sección de Toulouse. En octubre del mismo
año estuvo presente en la constitución de la Agrupación de Periodis-

16
Este episodio es muy conocido gracias al testimonio de Cipriano de Ri-
vas-Xerif, Retrato de un desconocido (Vida de Manuel Azaña), México, Oasis, 1961,
pp. 397 y 401.
17
La liberación de Toulouse tuvo lugar el 20 de agosto de 1944.

24
tas y Escritores Españoles en Francia, como filial de la ya organizada
en México.18 En su correspondencia de finales de 1944 y comien-
zos de 1945, Ricardo Gasset se mostraba francamente optimista res-
pecto a la posibilidad de un pronto retorno a España. Un momento
especialmente emocionante fue el gran desfile de la Victoria, que
se celebró el 9 de mayo de 1945 en Montauban, con la presencia
en la comitiva de más de dos mil refugiados españoles.19
En tercer lugar, facilitando la instalación en Francia de las ins-
tituciones republicanas reconstituidas en México. Precisamente, el
17 de agosto de 1945 se habían reunido las Cortes republicanas
en el Ayuntamiento de la Ciudad de México, constituyéndose el
Gobierno presidido por José Giral, que pronto se trasladaría a Pa-
rís.20 En este proceso histórico, Gasset colaboró activamente y en
él hay que inscribir su iniciativa editorial.21 En efecto, desde su apa-
rición en junio de 1945, las páginas de L’Espagne Républicaine se
hacen eco de este renacimiento institucional de la República en el
exilio, del resurgir de la España peregrina.
En una extensa carta, dirigida el 27 de noviembre de 1945 a su
amigo Antonio Lara y Zárate, diputado canario de Unión Republicana
exiliado en Inglaterra, Ricardo Gasset resume el ambiente que exis-
tía en el Toulouse posterior a la liberación, el tono político de la emi-
gración republicana y los primeros pasos de L’Espagne Républicaine:

Constituido aquí tres o cuatro días después de la evacuación ale-


mana el Comité Central de Alianza democrática por CNT y UGT, fui
invitado a formar parte del mismo, pero antes de aceptar cuidé de

18
Carta de Ricardo Gasset al escritor Álvaro de Orriols, 31 de octubre de
1945.
19
Carta a Ricardo Gasset del Comité Departamental de la Junta Española de
Liberación en Montauban, 11 de mayo de 1945.
20
Tras constituirse el Gobierno Giral, la Junta Española de Liberación no se
disolvió, pero después de dos años de absoluta parálisis desaparecería en sep-
tiembre de 1947. Véase Francisco Caudet, El exilio republicano de 1939, Madrid,
Cátedra, 2005, p. 179.
21
Para este proceso, véase José María del Valle, Las instituciones de la Repú-
blica española en el exilio, París, Ruedo Ibérico, 1976. Esta rigurosa obra, por cierto,
recurre frecuentemente al periódico como fuente documental.

25
que se formase el cuadro de las representaciones republicanas, cosa
que logré bajo el nombre de Comité de Enlace de los Partidos de
Izquierda Republicana y Unión Republicana, Federal y Esquerra Cata-
lana. En nombre de éstos, quedó establecido el contacto con los de-
más en el Comité de Alianza Democrática, que actuó después bajo
mi presidencia, hasta que conociendo la existencia de la Junta Es-
pañola de Liberación, en México, decidimos aceptar semejante de-
nominación, reorganizando nuestra entidad y eligiendo Presidente
a don Enrique de Francisco, Secretario General al delegado de la
CNT, Tesorero al de Izquierda Republicana y Vicepresidente a mí.
Nuestra principal labor se dedicó a descubrir turbios designios
de la flamante Unión Nacional Española, que basaba sus fuerzas en
los comunistas, diciendo estar en relación con Falangistas disiden-
tes, monárquicos vacilantes y cedistas indeterminados, y oponién-
donos a la vesánica aventura de irrumpir en lugares fronterizos con
armas, que se entregaron en muy distinta proporción a quienes ha-
bían de realizar dicha aventura y a los que las poseerían cautelosa-
mente para obedecer las consignas de los comunistas franceses…
Pasados cuatro o cinco meses, logramos la disolución de la U.N.E.
y que la prueba de su vencimiento es que, a pesar de las campañas
hechas contra la Junta de Liberación, los que componían la U.N.E.
solicitaron su ingreso en la Junta…Una vez designado el Gobierno,
la Junta le expresó su acatamiento y felicitaciones…
En otro orden, sepa usted, querido don Antonio, que tan pronto
como pude y para ocupar nuestra posición pública, fundé un se-
manario, L’Espagne Républicaine, del que le remití varios ejemplares,
redactado casi totalmente en francés, no ya para que pueda formar
juicio la opinión extranjera, sino como único procedimiento de ob-
tener la indispensable autorización oficial. Me supuso lograrlo no
pocos esfuerzos y sacrificios, pero todo lo di por bien empleado, ante
la posibilidad de lanzar el periódico en margen legal y económico,
porque sólo así dispongo de papel a precio de tasa y en cantidades
casi suficientes para servir el número de lectores que he de limitar
por la razón aludida. Estoy muy satisfecho porque alcancé 20 mil
ejemplares a los cuatro números y hoy la tirada la he fijado en 24
mil para no tener que comprar papel fuera de la atribución oficial,
ya que ésta tiene por precio 13 mil francos la tonelada y en cambio

26
han de pagarse 60 mil en otro caso. Pero mi satisfacción se justifica
también porque a todos los periódicos que se publican, más o me-
nos clandestinamente, pero como órganos oficiales de cada organi-
zación sindical o política, están muy por bajo de nuestra tirada y crea
usted que son de todos los sectores las cartas que recibo aplau-
diéndome por haber conseguido presentar tipográficamente el se-
manario, en forma que no desdice de los franceses y por recoger en
totalidad, las diversas expresiones del exilio.

Desde la aparición de L’Espagne Républicaine, Ricardo Gasset


fue abandonando paulatinamente la política activa para dedicarse
de lleno a la dirección del periódico. El discurrir de su ideología
y sus posicionamientos ante ciertas coyunturas clave se pueden en-
trever a partir de la propia línea editorial. Inicialmente, se mantuvo
afín a los postulados de Unión Republicana. En abril de 1947 Gas-
set participó en la elección de los dirigentes del Partido, tras la di-
misión de su presidente, Fernando Valera, puesto que había sido
nombrado ministro y había incompatibilidad. Ricardo Gasset siem-
pre tuvo su horizonte en la reunión de todos los republicanos en
un solo partido.22 Esta vocación unitaria y abierta será visible tam-
bién en la colaboración con el Partido Socialista y las diferentes
organizaciones sindicales del exilio y, en general todos los grupos
políticos del exilio, con la tajante excepción del Partido Comunista.
Incluso en los actos públicos de homenaje a la liberación o en las
manifestaciones de los exiliados españoles, siempre procuró mos-
trar cierta distancia con respecto a los comunistas. Así, por ejem-
plo, el 11 de febrero de 1945 se celebró en Toulouse un acto, pre-
suntamente unitario, convocado por el Comité Francia-España local
para protestar contra la represión franquista. Ricardo Gasset aceptó
formar parte de la presidencia, pero se negó finalmente a tomar la
palabra “en compañía de personas cuya ideología desaprobaba abier-
tamente”, en clara referencia al predominio comunista del acto.23
Ricardo Gasset, en definitiva, puede ser calificado ideológicamente

22
Carta de Ricardo Gasset a Agustín Dualde, 26 de febrero de 1946.
23
Javier Cervera Gil, La guerra no ha terminado, Madrid, Taurus, 2007, p. 491.

27
como un republicano posibilista, que defendería la legalidad repu-
blicana hasta que la consideró un lastre para la transformación po-
lítica de España, haciendo suyas desde finales de 1946 las tesis ple-
biscitarias de Indalecio Prieto.

28
Selección de artículos de
L’Espagne Républicaine
[1]
Nuestros fines

Núm. 1, 30 de junio de 1945


(Editorial. Original en francés)

El título de nuestro periódico es en sí mismo una definición del


fin a alcanzar y de la obra que cumplir.
Se ha podido, en ciertos momentos, considerar en el exterior
que el espíritu partidista en España era más fuerte que el de la de-
mocracia. Nosotros podemos afirmar que al frente de la soberanía
usurpada existe un régimen que no ha dejado nunca de estar en
el corazón de todos: la República, gobierno legal de España.
Es evidente también que nosotros hemos constituido, primero
durante la lucha, luego durante el exilio, un bloque unido para de-
volver a nuestro país su normalidad legal. Este conjunto de vo-
luntades quiere realizar de una manera cierta y eficaz el programa
social y económico que imponen la situación real, las circunstan-
cias y la época de posguerra. Para ello, nosotros sabremos apreciar
el importante interés que representa para esta obra la inspiración
y el concurso de las organizaciones sindicales.
[…] Mañana volverán los refugiados que viven, en el momento
actual, en México. Ellos se encontrarán en presencia de republica-
nos que no han abandonado nunca Francia, sea por libre opción
sea por falta de medios financieros. Los españoles de México se-
rán acogidos fraternalmente por los de Francia, que representan la
gran mayoría de los exiliados. Estos dos grupos buscarán en co-
mún la solución oportuna en espera de que el pueblo pueda dar
a conocer, con precisión, su voluntad de afirmar el orden republi-
cano en España.
[…] Nosotros queremos decir también que las democracias mun-
diales deben considerar que ellas han sacrificado vidas humanas

85
para abatir el fascismo, el espíritu antidemocrático bajo todas sus
formas. En esta lucha nosotros hemos participado los primeros, he-
mos entregado sangre española sin cuento. El último enemigo de
la libertad, el dictador Franco, puede todavía en virtud de un mito
gubernamental, tener contactos internacionales. Pensamos que este
hecho no puede mantenerse y esperamos que las democracias mun-
diales tendrán el deseo de retomar mañana las relaciones norma-
les con el único gobierno legal de España: la República.
No queremos terminar sin expresar nuestra cálida simpatía y
nuestra admiración por Francia y su gran pueblo, al que estamos
unidos por tan numerosos lazos culturales, geográficos, históricos
y económicos. El porvenir, así lo esperamos, nos acercará todavía
más y hará nuestras relaciones, si esto es posible, más amistosas y
más cordiales.
Enviamos de todo corazón un homenaje ferviente al Gobierno
provisional de la República francesa y al liberador: el general de
Gaulle.

86

S-ar putea să vă placă și