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Este es el texto de la conferencia que con el mismo título pronunció el maestro Dokushô
Villalba en Salamanca, mayo 2002, en el marco del encuentro interreligioso organizado
por el Consorcio Salamanca 2002.
Según Ken Wilber, uno de los más lúcidos estudiosos de la conciencia en la actualidad:
“Parece ser que la historia de la evolución humana es un camino que va desde la
oscuridad de la subconciencia hasta la plena iluminación de la supra-conciencia, pasando
por la etapa intermedia de la auto-conciencia”.
Diversos autores utilizan distintos nombres para referirse a estos niveles. Voy a emplear
la terminología y el enfoque de la llamada Espiral Dinámica puesta a punto por Clare
Graves (1), Don Beck y Christopher Cowan (2), combinada con la propuesta de Ken
Wilber y con aportaciones personales. Según este autor, podemos encontrar tres grandes
fases en la evolución de la conciencia humana: fase pre-racional, racional y trans-
racional, cada una de las cuales se divide en otras tantas subfases o niveles. A saber:
Fase pre-racional:
Se halla presente en las primeras sociedades humanas, en los recién nacidos, los
ancianos, los últimos estadios de quienes padecen la enfermedad de Alzheimer, los locos
que vagabundean por las calles y las masas hambrientas.
Se halla presente en el rebelde sin causa, la mentalidad fronteriza, los reinos feudales,
los héroes épicos, los líde res de las bandas, los malvados de las películas de James
Bond, los mercenarios, las estrellas del rock, Atila, rey de los hunos y El señor de las
moscas.
Fase racional.
Se halla presente en la Ilustración, Walt Street, la Costa Azul, la clase media emergente
de todo del mundo, la industria de la moda y de la cosmética, la búsqueda del triunfo, el
colonialismo, la guerra fría, el materialismo y el liberalismo centrado en uno mismo.
Estos cinco niveles forman parte de lo que Don Beck y Christopher Cowan llaman
“Conciencia o pensamiento de primer grado ”. Esto quiere decir que ninguno de estos
niveles es capaz de tomar conciencia de la existencia de los demás niveles. Por
consiguiente, cada uno de los niveles del primer grado considera que su visión del mundo
es la única adecuada y, por lo tanto, reacciona negativamente cada vez que se siente
amenazado.
Fase trans-racional.
Una vez visto esto, me gustaría abordar ahora el asunto de “lo religioso”. Para empezar
creo que es crucial el diferenciar entre “religiosidad”, “tradiciones religiosas” e
“instituciones religiosas”.
Acerca de la religiosidad.
Podemos ver pues en la base del sentimiento religioso el anhelo de liberación de tal
angustia del yo separado.
Hay que destacar que casi todas las grandes tradiciones religiosas tienen un núcleo
central de religiosidad vertical practicada por una minoría de seguidores –a lo que
podríamos llamar también religión esotérica-, mientras que la mayor parte de la población
religiosa practica una religiosidad horizontal –a la que podríamos llamar también religión
exotérica-.
Así pues, mientras que la religiosidad horizontal se basa en creencias , la religiosidad
vertical se basa en experiencias . Veamos esto con más detenimiento.
Los fanatismos, los fundamentalismos, las guerras santas, las inquisiciones diversas,
sean del color que sean, proceden todos ellos de este nivel de religiosidad basado en las
creencias.
En el Zen se dice que ninguna descripción del sabor de una manzana puede hacernos
sentir qué es una manzana. Por el contrario, cuando tenemos la experiencia de morder
una manzana, sabemos inmediatamente y de forma directa cuál es su sabor.
- La integración de la experiencia. Ahora bien, una cosa es tener una experiencia religiosa
de Unidad trascendente de forma puntual, ya sea espontánea o conscientemente
buscada, y otra vivir la vida de cada día de acuerdo a la visión obtenida en esa
experiencia. La forma más madura, profunda y completa de experiencia religiosa es
aquella en la que la experiencia de lo trascendente se manifiesta en la vida cotidiana del
practicante. De poco vale alcanzar una visión superior de forma puntual si después no
sabemos cómo vivir nuestra vida de cada día de acuerdo a esa visión. En este punto, la
experiencia religiosa de Unidad trascendente trascendente se convierte en experiencia
religiosa inmanente. La verdadera experiencia religiosa no es sólo la que vivimos en las
cimas de las montañas, en la soledad de nuestro retiro, o en la perfecta contemplación
del estado de meditación, sino la que somos capaces de vivir y de compartir en nuestras
relaciones y situaciones cotidianas.
Aquí, el sabio, el asceta, el místico vuelve a ser un ser humano común al integrar las
visiones superiores con la cotidianidad.
Acerca de las tradiciones religiosas.
En el lado negativo, las tradiciones religiosas, como cualquier cuerpo vivo están sujetas a
la contingencia: han nacido en un contexto geográfico, en un marco socio-cultural y en
una época histórica específicas. Por lo tanto, tienden a envejecer, a anquilosarse, a
extrapolar valores propios de un contexto temporal, social y geográfico determinado a
otros en el intento de convertirlos en valores universales. Esto da como resultado que, a
menudo, en muchas tradiciones religiosas no encontramos más que un pálido reflejo de
la experiencia religiosa trascendente que le dio origen.
Desde mi punto de vista, las instituciones religiosas son como el cuerpo de la religiosidad.
Así como el cuerpo humano envejece, se anquilosa, enferma, se deteriora y muere,
también a las instituciones religiosas les sucede lo mismo.
Una vez visto esto, podemos abordar con mayor concreción la pregunta: ¿Cuál es el
papel de las religiones en el siglo XXI? Para ello tenemos que clarificar: ¿a qué nos
estamos refiriendo cuando decimos “religiones”?, ¿a la “religiosidad”? Si es así, ¿a qué
tipo de religiosidad nos estamos refiriendo, a la religiosidad que hemos llamado horizontal
o a la vertical? ¿O tal vez nos referimos a las diversas tradiciones religiosas actualmente
existentes? ¿O con “religiones” queremos decir “instituciones religiosas”?
Para responder a estas preguntas, es de suma utilidad tener en cuenta los siguientes
datos obtenidos por Don Beck y Christopher Cowan:
1. Arcaico-instintivo 0,1 % 0 %
2. Mágico-animista 10 % 1 %
3. Mítico primario 20 % 5 %
4. Mítico desarrollado 40 % 30 %
5. Racional-científico 30 % 50 %
6. Relativista-multicéntrico 10 % 15 %
7. Integrador 1 % 5 %
8. Holístico 1 % 1 %
Aunque estos datos son sólo aproximativos, su lectura nos hace ver lo siguiente:
• Aprox. el 70 % de la población mundial se haya en niveles de conciencia pre-
racionales, es decir, practican una religiosidad horizontal basada en las creencias. Estos
niveles representan el 36 % del poder mundial.
Con el fin de poder comprender lo que pueden dar de sí tanto la religiosidad innata del
ser humano como las diversas tradiciones religiosas en el futuro, podemos comenzar por
ver lo que ha sucedido en el pasado y lo que está sucediendo en el presente. Solo
entonces podremos hacer una prospectiva de futuro con cierta confianza.
Fijémonos, por ejemplo, en los conflictos más característicos en torno a lo religioso. Los
dos conflictos más comunes son a) el enfrentamiento interreligioso y b) el enfrentamiento
entre religión y modernidad.
A) El enfrentamiento interreligioso.
La historia está plagada de guerras de religiones. Aún actualmente las noticias diarias no
sacuden con guerras interreligiosas o enfrentamientos entre adeptos de distintas
religiones que dejan un impresionante saldo de muertos, heridos y un reguero de odio y
de violencia.
Este conflicto tiene lugar, de hecho, entre religiosidades horizontales, basadas en las
creencias, y no entre religiosidades verticales, basadas en la experiencia de la Unidad
trascendente. Se enfrentan aquellos que tienen creencias distintas con el convencimiento
de que la creencia de cada uno de ellos es la verdadera, y la otra falsa. Además, es
importante darse cuenta de que la mayoría de los enfrentamientos entre partidarios de
religiones distintas no se producen estrictamente por motivos religiosos sino por motivos
económicos, políticos, y territoriales, -es decir, por la búsqueda de poder- para los que “lo
religioso” es sólo una excusa y una tapadera que utilizan los líderes maquiavélicos que
manipulan a las masas de creyentes.
El conflicto entre lo religioso y lo racional dista aún mucho de estar resuelto. Aunque es
muy importante darse cuenta de que este conflicto sucede en realidad entre una
religiosidad horizontal basada en la creencia y la razón, no entre la religiosidad vertical y
la razón. La experiencia de la Unidad trascendente es trans-racional, no pre-racional, esto
quiere decir que incluye la visión racional.
Según los datos de Don Beck y Christopher Cowan, a pesar de que sólo el 30 % de la
población mundial se haya instalada en el nivel científico-racional, su cuota de poder es
del 50 %. Y es de prever, y de desear, que ambos índices no harán más que crecer en el
presente siglo.
A mi modo de ver, el reto más importante que tenemos a partir de este siglo es:
(1) Dr. Clare W. Graves, Professor Emeritus Psychology, Union College , New York
(1914-1986) ( www.clareswgraves.com )