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Universidad de Puerto Rico

Recinto de Río Piedras


Escuela de Comunicación
Programa graduado

Controlando el desparrame: Análisis dialéctico del neoliberalismo y la sociedad de


la información.

Luis A. García Vázquez


802-04-2697
Teoría de la Comunicación
Dr. Eliseo Colón Zayas
28 de septiembre de 2009
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Controlando el desparrame: Análisis dialéctico del neoliberalismo y la sociedad de la
información.

“Todo lo sólido se desvanece en el aire”

Marshall Berman

Actualmente, en gran parte del planeta, las relaciones dialéctivas en la imbricación individuo-

sociedad-institución están en un marco económico neoliberal. A continuación, se desarrollará un

análisis elaborado desde desde la perspectiva del libro de David Harvey, Breve historia del

neoliberalismo, sobre la estructura del sistema neoliberal y la relación que guarda con los cambios

dialécticos que se generan en la trilogía antes mencionada. Aunque en el tema caben muchos actores,

agentes sociales e intsituciones que podrían ser consideradas en el plano de análisis, sólamente nos

enfocaremos en los factores coyunturales para la era de la información. Así veremos la necesidad de

parte de las instituciones de subsanar las articulaciones que se generan a partir de las imperfecciones y

la falta de personalización que tiene la máquina (la tecnología). Este trabajo elaborará una perspectiva

teórica del nuevo paradigma que el sistema neoliberal ha generado por la influencia de los contenidos

informáticos en las interfaces dialécticas.

Armand Mattelart en, Historia de la sociedad de la información, nos construye mediante el

materialismo histórico la capacitación científica que acaparó la sociedad durante el siglo XX. El

conocimiento científico que se generó en ese siglo fue implementado en la sociedad mediante las

teorías de la comunicación. Normalmente, suelen atribuirse a este progeso tecnológico las industrias

culturales. Sin embargo, la sociedad de la información que nos describe Mattelart acapara mucho más.

Si visualizamos la evolución conjunta de la ilustración, la tecnología y la comunicación podemos

delinear los procesos que implicaron a finales del siglo XX una restructuración del poder de clase.

Según Mattelart, la fusión entre las dimensiones privadas y públicas que se dio mediante el
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National Security Act en 1947 catalizó el conocimiento operacionalizado concido como los “think

tanks”. A partir del establecimiento de todo tipo de instituciones que diseñaría todo tipo de sistemas de

“efectividades” se restructura el pensamiento para elaborar aplicaciones sociales sistémicas. Estos

“think tanks” cobran mayor importancia para la segunda mitad de la década de 1960. Según Mattelart,

“la elaboración de escenarios de anticipación se convierte en un mercado”(2002, 91). Las grandes

maquinarias del conocimiento operacionalizado encontraron un nuevo plano de oportunidades cuando

se da la encrucijada de la resistencia civil en distintas partes del mundo y se establece el modelo de

articulación y co-optación dentro del marco social. Los movimientos civiles y los estudios culturales

tuvieron mucho protagonismo en generar el nuevo paradigma discursivo.

Como menciona Thomas Frank en A conquest of Cool, antes se generalizaba que los

movimientos de culturas juveniles eran los principales adversarios de un capitalismo de consumo

desmedido. Sin embargo, recientes estudios admiten la autoridad de un mercadeo sobre las propuestas

revolucionarias de los jóvenes1. Para la academia fue imperativo investigar y analizar los sistemas

económicos que continuamente están transformandose discursivamente, y en efecto, transformando la

sociedad. No obstante, hay que implicar a las universidades como instituciones inmersas en el marco

económico del que se sustentan. Por consiguiente, de alguna manera contribuyeron a la construcción de

un discurso que diera paso al contexto neoliberal ya que no se exhimieron de la necesidad de acumular

capital.

Una sociedad neoliberal necesita del latir de los flujos económicos para subsistir. Es decir, la

civilización occidental ha generado un sistema financiero fundamentado en el crédito que depende de la

inflación o deflación de los índices de valor sobre el producto bruto. Lo que sugiere una oscilación

entre momentos de ferviente economía y momentos de crisis; todo dependiendo de las tendencias de la

“mano invisible” de Adam Smith. Las producciones dialécticas que se posibilitan en este sistema, desde

1 Frank, T. Conquest of Cool. The University of Chicago Press, Chicago. 1997.


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una perspectiva contemporánea de la teoría post-marxista, son infinitas. Los conflictos dialécticos se

ejecutan en una red de problematizaciones polidimensionales que se re-articulan constantemente para

producir nuevas conecciones comunicativas que siempre son co-optadas por el espectro económico.

En términos Althuserianos, el neoliberalismo teórico representa la toma del poder por la

infraestructura y el establecimiento de una supraestructura simulada; el desvanecimiento de la ideología

en el plano de las diversidades discursivas. Sin embargo, en la práctica, según Baudrillard “el capital

solamente puede funcionar detrás de una supraestructura moral”(Baudrillard, 7). Por lo tanto, se puede

inferir que el gobierno, en el sistema neoliberal simula un discurso moralista para darle coesión al

desparrame económico que se implica intrínsecamente en el sistema de una era posmoderna. La

estabilidad del estado y la maquinaria capitalista dependen de un discurso co-optivo en reacción a cada

evento social que se desata dentro del sistema por los cambios arbitrarios que se generan en el marco

económico.

La etapa de experimentación con el neoliberalismo fue, según David Harvey, en Chile en la

década de 1970, donde se pudo elaborar un discurso “ideológico” que pudo ser utilizado para

implementar el sistema en otros países. Por ejemplo, se pudo entrever la posibilidad de elaborar un

discurso que co-optara en la década de 1980 a todos los movimientos de derechos civiles y libertades

individuales en Estados Unidos que desde la década de 1960 ejercían presión en la opinión pública2.

Sin embargo, no fue hasta la caída del bloque soviético que el sistema neoliberal se pudo visualizar

como el sistema imperante en el mundo. En la década de 1990, las redes instaladas mediante los

proyectos de las autopistas de información gracias a las aplicaciones teóricas de los “think tanks”

fueron catalíticos de una masificación de las conecciones reticulares de los sistemas de información y

se posibilitó la existencia de una dimensión digital que fundamentara el sistema3.

La conceptualización de interfaces que nos permitan manipular las herramientas digitales


2 Harvey, D. Breve historia del neoliberalismo. Ediciones Akal, S.A., Madrid, España. 2007.
3 Mattelart, A. Historia de la sociedad de la información, Ediciones Paidós Ibérica S.A., España. 2002.
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surgen a partir de las tecnologías de información. Esta evolución de las interfaces va muy atada a la

evolución dialéctica del neoliberalismo. En esencia, lenguajes semi-matemáticos que permiten la

creación de espacio digital son lenguajes universales que se están utilizando alrededor del mundo para

crear nuevas aplicaciones y accesos al mundo digital. De la misma manera, el neoliberalismo surge de

la integración teórica y discursiva de la ciencia como solución a los dilemas sociales. Convirtiendo así

el neoliberalismo en un tipo de aplicación universal para resolver problemas de índole económico.

El neoliberalismo surge luego de que hubiera una crisis de acumulación de capital a final de los

años 1970 debido al capitalismo hibridado del estado benefactor keynesiano que imperaba desde la

década de 1930. Harvey establece que a partir de esa crisis el neoliberalismo:

“Sostiene que el bien social se maximiza al maximizar el alcance y la frecuencia de las transacciones

comerciales y buscar atraer toda la acción humana al dominio del mercado. Esto exige tecnologías de creación de

información y capacidad de almacenar, transferir y utilizar enormes bases de datos para guiar la toma de desiciones en

el mercado global. De ahí, la busqueda y el intenso interés del neoliberalismo en las tecnologías de la información (lo

que ha llevado a algunos a proclamar la emergencia de una nueva clase de sociedad de la información.”

Por otro lado, Armand Mattelart explica que los avances de la sociedad de la información ya

habían logrado grandes avances para la década de 1960, lo que pasó luego fue una masificación de los

proyectos de la infraestructura informacional. En ninguna parte se especifica que el neoliberalismo

surge en directa respuesta a estos avances tecnológicos, sino más bien surgió por las concepciones

naturalizadas de las libertades individuales. No obstante, la sociedad de la información proveyó en

cierta manera las condiciones de materialismo histórico para que se efectuara un discurso del laissez

faire en favor a la evolución tecnológica.

Toda esta discursividad no se generó por los deseos del subconciente colectivo. David Harvey

especifíca que el interés primordial en todo momento fue la restitución del poder de clase. Los

discursos políticos de los años 1980 se distinguieron primordialmente por desvanecer la división entre
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el individuo y la institución. Inclusive, según documenta Harvey, Margaret Tatcher llegó a articular en

sus discursos que “no hay tal cosa como la sociedad, sino un conjunto de individuos libres”. Mientras

la sociedad articulaba las libertades que un individuo debía tener en un país libre, los discursos

políticos co-optaban el discurso para establecer las libertades de la institución.

De la misma manera, el discurso neoliberal se adaptó de muchas maneras a las condiciones

específicas de los países en los que se implementaba. Los actores (políticos) que llevaban a cabo

intervenciones para que los agentes sociales elaborados por los “think tanks” como el Fondo Monetario

Internacional (FMI), entre otros, pudieran intervenir en las relaciones económicas de los países que así

lo “necesitaran”. Harvey describe varias maneras de intervenir en un país para establecer un régimen

neoliberal. Entre ellos están, la “ideología” neoliberal, la crisis financiera, el interés por la

incentivación de capital y por establecer competitividad en los mercados mundiales. De esta manera se

estructuró el régimen crediticio con el que Estados Unidos adquirió mucho poder, especialmente en

Latinoamerica.

A partir del nuevo paradigma neoliberal, se estructuraron también, y se siguen estructurando

grupos de resistencia. Entre ellos podemos visualizar todos los movimientos guerrilleros de America

Latina y los movimientos anti-globalización en Europa y Estados Unidos. Sin embargo, la

infraestructura informática conjeturada por los medios de comunicación e influecniada por los intereses

de diversos agentes sociales (especialmente los financieros) promovió un discurso de re-articulación de

los intereses de los movimientos de resistencia. En esta relación de discursos co-optivos y articuladores

se gestionan infinidad de significaciones ambiguas; un caos de subjetividades. Los consensos son

manufacturados como cualquier otro producto fabricado con el modelo fordista, pero dependen de un

aparato comunicativo que reproduzca el mensaje. Las redes de comunicación sirven para condensar los

canales del aparato capitalista para tener mayor acceso al pópulo. Cada sujeto tiene la capacidad de

protagonizar o responder a un sin número de agentes sociales. Ésto nos sumerge en un dilema de
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interfaces y conecciones que se articulan en una gran diversidad de formas en la imbricación de

individuo-sociedad-institución.

La dialéctica que se establece a través de las redes digitales en la convergencia mediática es de

respuesta a la política pública establecida por el neoliberalismo, sea para bien o para mal. Éso conlleva

a constantes transformaciones en la opinión pública. Según Ernesto Laclau, “el único modo de evitar

esta dificultad es postular un más allá que no es una diferencia más sino algo que plantea una amenaza

(es decir, que niega) a todas las diferencias interiores a ese contexto o, más bien, que el contexto como

tal se constituye a través del acto de exclusión de algo ajeno, de una exterioridad radical” (Laclau). Por

lo tanto, mediante el mercado y las articulaciones de discurso con el llamado soft power, el

neoliberalismo y los políticos que apoyan el modelo, han logrado fragmentar y catalogar la sociedad

con el propósito de excluir cualquier significación que pueda desestabilizar el órden. El soft power,

según Armand Mattelart, “es la capacidad de alcanzar objetivos mediante la seducción antes que por la

coerción” (2002, 136). Las herramientas clásicas de fraccionamiento y seducción son las industrias

culturales y el empleo del “american dream” para crear un tipo de “gobermentalidad” según Foucault.

El famoso “product placement” y la publicidad junto con la propaganda han atribuido grandes

beneficios a las contrucciones “sintéticas” de interfaces que atribuyen las instituciones a la sociedad.

El pueblo siempre partirá de las concepciones particulares para formar las universales. La

institución por otro lado, depende mucho de las concepciones universales para forjar las particulares.

Sin embargo, hoy día la tecnología y el internet, permiten que un individuo pueda visualizar

perspectivas particulares y universales de los eventos que él como persona ha vivido, comunicándose

con otras personas que viven circunstancias parecidas. Ésto forja una perspectiva “glocal” del mundo,

dónde los eventos de relevancia mundial se ven con posibilidades en lo local, y los eventos locales se

visualizan con repercusiones en lo mundial. Mcluhan, quién fue el primero en acuñar el témino de

“aldea global” tenía una perspectiva optimista de las capacidades tecnológicas de una sociedad del
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conocimiento. La tecnología y la informática se visualizaba, según Mcluhan como creadora de “un

tercer mundo que se supone todavía próximo a la cultura oral y tribal y que mejor que nadie debería

sacar provecho del nuevo tribalismo electrónico planetario y del retorno al conjunto del teclado

sensorial” (Mattelart, 78). No obstante, aunque la perspectiva de Mcluhan sea utópica, la filasofía que

hay detrás del concepto de “aldea global” está íntimamente atado a la reformulación de la relación

dialéctica entre individuo, sociedad e institución. Siendo las tecnologías de producción comunicativa

las extenciones humanas para interactuar en la sociedad.

El nuevo paradigma obliga al gobierno simulado a internarse en un sistema de producción

comunicativa de la misma manera que los individuos, para contruir la imagen de personalización

deseada. Por lo tanto podemos entrever una deformación de lo que se conoce como sociedad debido a

la alta sintetización de los procesos culturales de la era post-industrial. Tanto las instituciones privadas,

como públicas, los individuos en su carácter personal están inmersos en una sociabilidad sintética

basada en las aplicaciones digitales de las tecnologías. Los intrumentos de trabajo comunicativo están a

merced del uso de los actores individuales e institucionales. Inclusive los llamados eventos culturales

son mediatizados de tal manera que difícilmente se pueden considerar “orgánicos”. No obstante, dentro

de las mismos instrumentos de trabajo comunicativo, están las culturas de resistencia creando

substancias expresivas útiles, tanto para las instituciones como para los individuos.

Los códigos conocidos como de “fuente abierta” como lo es el “xhtml” están dominados por

una licencia concida como la GPL (General Public License). Ésta licencia exige que las aplicaciones

desarrolladas mediante el lenguaje “xhtml” de “código abierto” sean estrictamente públicas y abiertas a

la transformación o complementación por cualquier otra aplicación que esté bajo la misma licencia de

uso público. Considerando este concepto de licencia pública dentro del sistema neoliberal dónde el

poder de lo privado se reformula, estamos topandonos con nuevos espacios públicos que mantienen

viva la comprensión de un marco social a diferencia de la extrema privatización de las ideas que
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desintegra y fragmenta el concepto de lo social.

Con este último ejemplo sobre la mesa, podemos inferir que lo “social” está en peligro de

extinción en el sistema neoliberal debido a la privatización y fragmentación de los espacios que se

consideran públicos. Sin embargo en el nuevo paradigma digital todavía existen muchas posibilidades

de formulaciones de lo público. Como podemos ver, las licencias que especifícan el espacio público en

el espacio digital y lo defienden con el mismo fervor que se defiende el espacio privado se ve como una

amenaza para los intereses capitales, aunque realmente no la sea. Sin embargo, se ha probado que los

espacios públicos digitales han servido de mucho a la evolución de la relación simbiótica entre

individuo e institución como los principales agentes sociales.

El individuo adaptando la conducta de institución y la institución adoptando la conducta del

individuo es la esencia del nuevo arquetipo social. Los lenguajes de programación, aunque no estén al

alcance intelectual de todos, han servido en su naturaleza de permanencia y multiplicación, como los

agentes principales para la deformidad del espacio social. Stuart Hall, entiende que la suplementación

de un sistema de infra y supra estructuras por un sistema de discursividades es positivo en el sentido de

las “resistencias”(Hall, 48). Donde hay poder, hay resistencias y las dimensiones digitales no son la

excepción a esta tendencia. Hall, también nos recuerda que “no hay manera de conceptualizar el

balance del poder entre diferentes regímenes de verdad sin conceptualizar la sociedad, no como una

unidad, sino como una “formación”4. Por lo tanto, las formaciones de interfaces digitales son los

portales de la nueva sociedad del conocimiento y de los nuevos enfoques de articulación, en efecto

deben reformular los conceptos generalizados de la relación individuo-institución.

Hay que constatar que el simple hecho de participar en las redes sociales no hace un acto de

resistencia. En lo que este ensayo indaga no es al simple uso de la interface, sino a la formación de ella,

a la formación de nuevas instancias sociales. Como expresiones comunicativas, las interfaces digitales,
4 Grosserg, L. On postmodernism and articulation: an interview with Stuar Hall. Journal of Communication Inquiry,
Vol. 10, No. 2, 45-60 (1986)
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especialmente las del Web 2.0, ejemplifican muy bien la relación simbiótica actual de la institución y el

individuo. La creatividad en la formación de interfaces se ha vislumbrado últimamente como la

máxima expresión de las acumulaciones de capital en el neoliberalismo. Los creadores de dichas

interfaces, fundamentados en el uso pragmático de las interfaces sin el aspecto ideológico ha

promovido la desestabilización de las estructuras tradicionales de la informática. La proliferación de

“usos” de producción y consumo dentro del mismo panorama distorciona más y más la distancia entre

el individuo y la institución. Aunque el poder de la última no se ha subsumido al individuo, la

necesidad del uso masivo de los intrumentos de trabajo comunicativo han menguado cualquier intento

por parte de las instituciones tradicionales de totalizar la dimensión digital. Inclusive el gigante

corporativo que emergió en los último años, Google, ha fallado en sus intentos de acaparar la totalidad

de la dimensión digital, aunque no se puede negar que ha acumulado una gran parte del capital del

mercado de redes.

El retraso que representan las estructuras monolíticas y burocráticas tradicionales de las

industrias y los individuos está en la capacidad de distribuir capital. Lo social, conformado por nuevos

“profesionales flexibles” con una mejor distribución de la capacidad de acumulación de capital

permitiría que un huracán dialéctico de articulaciones se conforme si, en efecto, existe un lenguaje

informático entre ellos que sea de dominio público. En la producción de “software” por ejemplo, las

corporaciones (las cuales pueden estar conformadas hasta por un individuo) que pretenden tener el

control de un lenguaje de programación y sus aplicaciones, no permiten la transformación y la

utilización diversa de capacidades informáticas que satisfagan las necesidades de comunidades

“glocales”. Comunidades que cada vez están en más necesidad de las aplicaciones digitales que les

permitan el acceso a la nueva condición de producción digital.

Las lisencias privativas y la tecnología cerrada limitan la progresión dialéctica del nuevo plano

social de la información a las tendencias capitalistas. La alternativa, llamada tecnología libre (“open-
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source”), pretende permitir que la innovación informática fluya sin ser controlada por intereses

capitalistas. Los promovedores de la tecnología libre intentan permitir que las herramientas

informáticas sean constantenmente mejoradas a través de la internet para el beneficio de todo usuario

alrededor del mundo. Una vez se inventa una aplicación digital ésta pertenece a todos. Hay que

clarificar que el propósito de licencias como GPL y Creative Commons® es una mejor distribución de

las riquezas mientras van siendo mejoradas, el trabajo del programador sigue siendo capitalizado, lo

que no se capitaliza es la reproducción en masa del trabajo, porque siempre será transformado, no será

estático. El código que configura las señales comunicativas y las aplicaciones que éste genera deben así

ser considerados como un lenguaje en sí mismo y no una producción ideológica.

El materialismo histórico actual provee los avances tecnológicos necesarios para permitir que la

informática tenga un rol protagónico en la vida social. Las relaciones y actividades de ocio y negocio

pueden ser establecidas a través de interfaces que sean de dominio público. El interés de lucro

desmedido y la sacrificación de las posibilidades creativas por “costo-eficiencia” no contaminarían las

tecnologías que son de dominio público. Los patrones de significación de los discursos oficialistas

dividen muy claramente lo que es de dominio público y lo que es privado (donde imperan los intereses

lucrativos). Las industrias culturales, muy claramente apoyan fervientemente el discurso “moralista”

del que nos habla Baudrillard para detener el desparrame y la distribución de las riquezas dentro del

propio sistema neoliberal. Ésto se debe a la característica vulnerabilidad que tienen las industrias

culturales ante el desparrame de la capitalización de los contenidos mediáticos en el dominio público

digital.

Partiendo de la premisa de la vulnerabilidad, podemos ver una progresión en la inmersión de los

mercados en la dimensión digital. Primero vimos la información militar digitalizarse, luego vimos la

banca y las aseguradoras convertir sus flujos informacionales en bits5, ahora estamos precensiando la

5 Mattelart, A. Historia de la sociedad de la información, Ediciones Paidós Ibérica S.A., España. 2002.
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digitalización de las industrias culturales y la emergencia de las redes sociales digitales y muy pronto

estaremos siendo testigos de digitalización de la industria de la salud. Por lo tanto, hay que visualizar

que la mayor parte de las actividades humanas están siendo mediadas por lenguajes semi-matemáticos

que a la vez forman otros lenguajes visuales. La mayoría de las instituciones están mediandose

actualmente a traves de un campo informacional.

La nueva era de la información según el análisis expuesto en este trabajo se ve marcado por el

interés, tanto de los individuos, como de las instituciones de acceder y conquistar la dimensión digital.

Es decir, están enfocados en demarcar los límites de las capacidades humanas e institucionales para

tener una base de datos que prescriban o generen las conceptualizaciones de lo social. Por lo tanto, la

evolución de la humanidad está completamente enfocada en la capacitación tecnológica. Las interfaces

que están siendo creadas para darle diversos usos a los aparatos tecnológicos están creando un plano

discursivo nuevo que literalmente conforma una dimensión paralela. Una dimensión a la que sólo los

humanos y la máquina tienen acceso.


Bibliografía

Baudrillard, J. Simulacra and Simulations from Jean Baudrillard, Selected writitngs. Stanford

University Press, Stanford. 1988.

Frank, T. Conquest of Cool. The University of Chicago Press, Chicago. 1997.

Grosserg, L. On postmodernism and articulation: an interview with Stuar Hall. Journal of

Communication Inquiry, Vol. 10, No. 2, 45-60 (1986)

Harvey, D. Breve historia del neoliberalismo. Ediciones Akal, S.A., Madrid, España. 2007.

Laclau, E. (1996). Sujeto de la política, política del sujeto.

http://www.nombrefalso.com.ar/index.php?pag=120

Martín-Serrano, M. (1982). Teoría de la Comunicación: epistemología y análisis para la

referencia. 2da. Edición. Madrid. Volumen VIII Cuadernos de la Comunicación.

Mattelart, A. Historia de la sociedad de la información, Ediciones Paidós Ibérica S.A., España.

2002.

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