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INTRODUCCIÓN
Poco antes de mi nacimiento, mis padres no se decidían sobre cómo llamarme. Les
gustaban tres nombres, así es que hicieron un sorteo: escribieron cada nombre en un
papelito, lo doblaron y una mano inocente extrajo uno con el nombre de “Eva”.
¿Contentos? Sí: sonaba bien y estaba de moda. Prueba de ello es que hay tantas “Evas” en
mi generación como “Lorenas” o “Vanesas” en la tuya. Otra prueba irrefutable es la famosa
canción que sonó veranos después: “Eva María se fue buscando el sol en la playa…”
El caso es que nací en un parto que fue, en contra de como es habitual entre las mujeres de
mi especie, muy fácil. El ginecólogo no tuvo tiempo ni de ponerse los guantes y a mi
madre casi no tuvieron que darle puntos después. Ayudó mucho que mi madre tiene las
caderas anchas, con lo cual pude girar sin problemas en el canal del parto. También ayudó
que no pesé gran cosa y que mi cabeza, por grande que fuese como la de todos los bebés en
relación con el resto del cuerpo, tampoco era enorme. Pequeñita, necesitada de los otros
como cualquier recién nacido para sobrevivir, ¿llegaría a alguna parte?
Al cabo de unas semanas llegué en brazos de mi madre a la parroquia “Cristo Rey” para
bautizarme como “Eva”. Pero el sacerdote dijo “no”. Supongo que porque la Eva bíblica
que todos conocemos era de cuidado. Además, por entonces lo corriente era añadir a los
nombres de mujer otro: “María”. ¿Por qué? Bueno, quizás así sonaban más a maternidad o
a virginidad y, de paso, nos diferenciaban de aquellas otras mujeres que en la República
fueron bautizadas sospechosamente con nombres no cristianos como “Libertad”,
“Iberia”,etc. Fuera por lo que fuese, el cura no se lo pensó y en un plis plas me bautizó
como “Eva María”. Y cambié. Yo y mi nombre. Porque con los años todos me llamaban
“Eva” y ése fue el nombre que escribí en los impresos que rellené para hacerme el D.N.I.
Me pregunto qué nombre figurará en mi certificado de defunción.
Bueno, tú ya sabes que soy dada a contarte batallitas, pero el título del tema es “la
evolución” y te estarás preguntando a qué viene todo ese rollo de mi nombre y demás. Muy
fácil. Quiero mostrarte que el AZAR, los GENES, la CULTURA ( la que he aprendido en
nuestra sociedad y la que hago porque todos hacemos cultura), hicieron que yo pudiese
estar hoy aquí escribiéndote en el ordenador sobre la evolución. Y haciéndolo no como
“Eva María”, i.e., no desde la tradición judeo-cristiana sino como “Eva”, tu rara profesora
de filosofía, hoy animada (llena de vida) y un día, espero que no muy cercano, difunta.
Quiero también decirte de paso que tú y yo descendemos, como todos los humanos
modernos, de otras muchas mujeres hasta llegar a otra Eva, que tampoco es la Eva del
Génesis sino una hembra hipotética negra que vivió en algún lugar de África hace entre
100.000 y 300.000 años ( esto se ha sabido analizando el ADN mitocondrial que portamos
las mujeres y que se transmite vía descendencia femenina). Y quiero asimismo adelantarte
que te voy a probar que también tú, por más que en la Biblia ( al menos literalmente) se
diga lo contrario, eres el resultado de un proceso largo, azaroso y raro. Y que te morirás.
¿Qué haces? ¿Gritas SOCORRO? Pero ¿es que alguien te oye? ¿Alguien que pueda
explicarte el sentido de que estemos “bailando en la oscuridad”? ¡ A ver si nos vamos
entendiendo ! Y empiezo.
TEORÍAS CREACIONISTAS
Sostienen que el ser humano y los animales existen por creación directa o indirecta de los
poderes divinos.
Algunas de estas teorías son FIJISTAS : afirman que una vez creados, no cambiamos, de
forma que seguimos siendo igual que en nuestro origen. Pero la teoría fijista está refutada
por la ciencia. Hoy es sólo un mito.
Otras teorías creacionistas sí admiten la evolución pero piensan que un creador la planificó
para que los seres fueran aumentando en complejidad y perfección hasta llegar al ser
humano, fin y meta de ese progreso. Ningún hecho puede refutar o confirmar esta teoría,
pero sí le podemos hacer las siguientes críticas:
1. Si decimos que somos más perfectos porque somos más complejos, hacemos trampa
porque primero miramos que destacamos en complejidad y luego damos esa cualidad
como criterio de perfección.
2. A veces la evolución implica pérdida de complejidad.
3. ¿Sabías que los psicólogos dicen que los niños piensan que casi todo tiene una finalidad?
¿Estaremos siendo infantiles al pensar que la evolución tiene un fin?.
4. Afirmar que somos la causa (el sentido) de lo que ocurrió antes de nosotros (de los otros
seres de los que evolucionamos) es poner la causa después del efecto en el tiempo, y la
causa de un efecto, por definición, nunca puede ser posterior a él, estar en su futuro.
TEORÍAS EVOLUCIONISTAS
Frente a las teorías creacionistas encontramos a las evolucionistas.
Este griego de Mileto, uno de los primeros que se dedicó a filosofar, señaló que el hombre
en un principio debió nacer de otras criaturas de otras especies pues, a diferencia de los
demás animales, necesita una larga crianza para sobrevivir, por lo cual si desde el origen
hubiera sido como en la actualidad, no habría sobrevivido.
Lamarck fue un naturalista y filósofo francés que sostuvo básicamente tres cosas:
1. Hay progreso en la evolución: todas las formas vivientes tienden gradual e
inevitablemente hacia una mayor complejidad, de manera que evolucionamos siguiendo
un proceso ascendente en cuya cima está el ser humano.
2. Los seres vivos son protagonistas activos de su evolución, ya que tienen un impulso
interno hacia la perfección, capacidad de adaptarse al ambiente y porque producen, por
el uso y desuso, transformaciones en sus órganos y estructuras (cuando es por su uso, se
desarrollan, por lo que Lamarck dice que “la función crea el órgano”. Cuando es por
desuso, irán degenerando generación tras generación hasta desaparecer).
3. Estas transformaciones se heredan (se transmiten a los hijos).
Un ejemplo de ello es, según Lamarck, la evolución de las jirafas: hubo una escasez de
alimento, por lo que tuvieron que desarrollar el cuello para alcanzar las hojas altas de los
árboles y ese aumento se transmitió sexualmente a las generaciones posteriores, con lo cual
la especie evolucionó.
¡Uy! ¡Pobre Lamarck! ¡Qué rojo se pondría ante las siguientes críticas!:
1. No explicaba la evolución de los caracteres cuyo desarrollo no depende de la voluntad
del animal. P.e. las pigmentaciones con las que se comuflan ciertas especies.
2. Tampoco explicaba por qué algunos sujetos, a pesar de que querían cambiar algunas
características usándolas o no, no lo conseguían. P.e. en la época imperial a las niñas
chinas se les vendaban los pies para que no crecieran, pero hoy que ya no se los vendan
(a pesar del “desuso”), tienen los pies del tamaño normal.
3. La genética ha probado que los caracteres adquiridos no se heredan. P.e. por mucha
natación que practiquemos durante nuestra vida, nuestros hijos tendrán que empezar de
cero.
Total, que Darwin abrió muchas puertas y tuvo razón al decir, por ejemplo, que las
especies están emparentadas, pero no te engaño: su teoría adolecía de “problemillas” que la
ciencia del siglo XX parece que ha resuelto. Por ejemplo, Darwin no sabía las causas de las
variaciones ni cómo algunas se heredaban y otras no, pero la Genética de nuestro tiempo sí.
Dicho de otra forma: es un hecho (y no una mera “teoría”) que la evolución “se da”, pues
está demostrada su existencia por pruebas indirectas. Lo más “teórico” sería “cómo” se da
la evolución (Darwin habló de selección natural; hoy, como enseguida veremos, se habla
también de azar como el “material” sobre el que actúa la selección natural).
Fue en el siglo XX cuando todas las ciencias que te he citado antes (Genética, Anatomía
comparada, etc.) confirman muchas ideas de Darwin y “rectifican” y “profundizan” otras.
Resultado: lo que se conoce como teoría sintética de la evolución o neodarwinismo.
Conserva de la teoría de Darwin que la selección natural es el mecanismo por el que
evolucionan las especies (recuerda: elimina las variaciones perjudiciales para adaptarse al
medio y conserva las beneficiosas). ¿Novedades, por favor? En esta sección:
1. Explica las “variaciones”: se deben a “mutaciones” que son cambios heredables porque
se producen en el ADN o código genético. Estas mutaciones pueden ser ventajosas,
perjudiciales o neutras (la mayoría son neutras). Las mutaciones están causadas por
agentes ambientales, radiaciones solares, agentes químicos, por los propios errores en el
proceso de la reproducción (al no duplicar exactamente el material genético), por la
recombinación genética o a la deriva genética (aislamiento de poblaciones).Todas estas
causas son azarosas. El azar es pues un elemento muy importante en la evolución. Por
lo que acabo de explicarte y porque la especie más adaptada puede desaparecer por una
gran catástrofe causada por el azar. Eso dicen que les pasó a los dinosaurios, la especie
más adaptada en nuestro planeta durante casi 200 millones de años (un poco menos),
cuando por azar, cayó un meteorito sobre la Tierra.
2. Afirma que la evolución no es lineal ( no hay una escalera con una cumbre ) sino diver-
gente. Por eso, si la representamos con un árbol, éste no debe tener un tronco o eje
principal sino que debe ser un árbol con varios troncos intricados y numerosas ramas
también intricadas, en el que ninguna ramita periférica, como la nuestra, es la meta.
Gaarder nos sugiere en su libro Maya que nos respresentemos la evolución, más que
como un árbol, como un arbusto o una coliflor.
3. Sostiene que la evolución se produce a veces gradualmente mediante cambios progresi-
vos apenas apreciables y a veces a saltos (esto es, rápidamente, en muy poco tiempo),
estancándose la evolución luego durante periodos larguísimos.
El enigma de la esfinge:
Y dijo la esfinge: se mueve a cuatro patas por la mañana, camina erguido al
mediodía y utiliza tres patas al atardecer. ¿Qué cosa es? Y Edipo respondió: el hombre.
Hay personas que creen que conocer la historia (de los hechos o de las ideas) no sirve para
nada porque la historia es algo que ya pasó, que ya no existe. Y si dicen esto de la historia,
imagínate qué piensan de la prehistoria, una etapa que por su nombre parece anterior a
nosotros. Si encima les piden que filosofen sobre la prehistoria, entonces creen que la
petición es de locos. ¿Tienen razón?
No puedes entender el presente e imaginar el futuro si no conoces el pasado. Y mira
también lo que preguntan en los pueblos para saber con quién se topan: “Tú, ¿de quién
eres?”. Concretando: ¿cómo sabes quién eres y adónde vas si no sabes de dónde vienes? De
estas tres cosas vamos a hablar. Y por orden.
Los científicos han hecho cuentas y estudios y de momento les ha salido lo siguiente:
hace aproximadamente 15.000 millones de años seguramente hubo una gran explosión (Big
Bang) y se formó el Universo. Esto significa que la Tierra primero no existió: tuvo un
principio hace 4.600 millones de años. Primero fue una estructura sin vida. El primer ser
vivo sobre nuestro planeta surgió hace 3.400 millones de años. La primera célula
eucariótica hace 1.400 millones de años. Los organismos pluricelulares (como gusanos,
medusas, etc.) pululaban a sus anchas por aquí hace unos 600 millones de años. Los
reptiles se expandieron hace 230 millones de años. Los dinosaurios fueron unos reptiles
que poblaron la Tierra desde hace 180 millones de años (también entonces aparecen los
primeros mamíferos) hasta hace 65 millones de años. Cuando se extinguieron, los
mamíferos ocuparon sus nichos ecológicos. Había competencia en el suelo y un pequeño
mamífero insectívoro se adaptó a vivir en los árboles. Al mismo tiempo, desarrolló manos
prensiles (capaces de agarrar), visión estereoscópica y cambió la orientación de su cabeza
respecto al cuerpo, con lo que aparecieron los primates (tanto da decir primates que
simios). La rama de los primates se diversificó en otras, dando lugar a los monos (gibones),
póngidos (son los antropomorfos, a saber: chimpancés, gorilas y orangutanes), y a los
homínidos (ardipithecus, australopithecus, homo habilis, homo erectus, homo
neanderthalensis, homo sapiens…). Los homínidos ocuparon en primer lugar África,
después Eurasia y, por último, hace 20.000 años, el resto del planeta.Todos los homínidos
siguieron siendo, claro está, primates o simios. Los monos y los póngidos aún hoy existen.
No todos los homínidos son nuestros antepasados; algunos sólo son especies próximas a la
nuestra: homo sapiens. Hoy, de todos los homínidos, sólo existimos nosotros: los homo
sapiens sapiens. Póngidos y homínidos nos separamos hace 5,6 ó 7 millones de años.
Entonces los homínidos evolucionaron y nosotros somos el producto de este largo proceso
que sigue.
Derribemos pues mitos: no hay un momento concreto en el que nos hicimos humanos sino
que llegamos a serlo a través de un largo proceso de hominización y humanización aún no
terminado. Y no se han hallado fósiles de ningún eslabón perdido entre los humanos y los
monos, seguramente porque no existe. Porque no es que vengamos de un hombre-mono
sino que somos, insisto una vez más, primates, simios emparentados con otros simios, y
nosotros y los póngidos descendemos de un antepasado común que, remontándonos mucho,
viene de algún reptil y, en última instancia, de alguna célula viva. Todos más o menos
emparentados. Familiares, aunque lejanos, de por ejemplo las lagartijas (Gaarder nos hace
ver el “aire de familia” entre ellas y nosotros en su libro Maya perfectamente). Luego
“Adán y Eva” tendrían ombligo, pues los humanos procedemos de otras especies hasta un
origen común animal.
Como la verdad es que no tengo mucha idea de las transiciones “exactas” que ocurrieron
hasta llegar a los homínidos hace , te lo repito, 5,6 ó 7 millones de años (es decir, hace bien
poco comparativamente con la edad de la Tierra), y como, a mi entender, lo interesante de
la peli que estamos viendo, nuestra evolución, empieza por esas fechas, por aquí voy a
comenzar a contarte con detalle nuestra FILOGENIA (nuestro origen y desarrollo).
Sólo una puntualización más: aunque los científicos tienen claro que evolucionamos a
partir de ese antepasado común a los póngidos y los homínidos del que te hablaba, hoy
todavía discuten acaloradamente sobre cómo sucedió este proceso. De hecho la evolución
se parece más a un mosaico complejo que a una línea recta que va desde una especie
claramente definida hasta la siguiente. Yo aquí te expongo las conclusiones que entiendo
son aceptadas actualmente en el mundo científico pero puede ser que en el futuro surjan
nuevas pruebas que hagan cambiar algunos puntos de esta descripción. Si así fuera,
tendríamos que ponernos al día. La ciencia es así.
ARDIPITHECUS RAMIDUS
Etimológicamente, australopithecus significa “simio del Sur” (de África, claro, donde
vivieron).
Este género es como un arbusto muy poblado, de manera que tiene muchas ramitas: el
anamensis (es el más antiguo de este género que se ha encontrado. Data de 4 millones de
años. Se encontró en África Oriental), el afarensis (parece que se originó a partir del
anterior. Data de 3`9 y 3 millones de años. También vivió en África Oriental), el africanus
(data de entre 3 y 2`3 millones de años. Vivió en África Meridional), etc.
No tenían lenguaje conceptual.
Parece que primero vivían en los bosques y se desplazaban por los árboles, colgándose de
los brazos y trepando a cuatro patas. En un momento crucial, un grupo de australopithecus
desarrolló el hábito de caminar sobre dos piernas, convirtiéndose en BÍPEDOS. De todas
formas, “el bipedismo y unas manos prensiles no son características exclusivamente
humanas. Otros seres vivos las comparten. Pero la combinación y la sincronización entre
las manos y un cerebro de gran tamaño sí son privativas de los primates humanos” (Planeta
humano. Pág.16).Y fue esto último lo que nos separó de otros simios.
¿Por qué se hicieron bípedos? No se sabe. Quizás como resultado de sus incursiones en
terrenos peligrosos y poco conocidos. Otra posibilidad es que ya caminaran sobre dos patas
sobre las ramas más grandes. O que empezaron a levantarse sobre dos piernas desde el
suelo para alimentarse de pequeños árboles frutales. Pero si pudieron hacerse bípedos era
porque ya tenían adaptaciones previas compartidas con los chimpancés: la capacidad de
manipular objetos típicos de bosques como ramas, cañas, hojas, etc. De hecho, nuestro
bipedismo no evolucionó a partir de una locomoción cuadrúpeda sino de una configuración
de braquiadores (seres que se cuelgan de las ramas con el cuerpo erguido; no como los
monos que corren por las ramas). Así es que a derribar otro mito: que la manipulación de
objetos es posterior al bipedismo. Fue anterior a él.
¿Cómo eran los australopithecus y cómo vivían?
Cuando hace 2´5 millones de años el Sur de África se estaba secando, el australopitecus
robustus (que significa “junto al hombre” y “de complexión robusta”) tuvo que sobrevivir
con raíces, tubérculos y semillas, en vez de frutas, lo que le hizo desarrollar sus mandíbulas
y molares para masticarlos. Fue así como los australopitecus, aunque con un cuerpo no
mayor que el de un chimpancé actual, tuvo mandíbulas, premolares y molares enormes,
mucho mayores que los de un chimpancé actual. Resumiendo, los australopitecus tenían
mandíbula prominente, frente amplia, mejillas anchas y músculos fuertes.
Tenían un cerebro equivalente a 1/3 del humano actual.
Brazos largos, piernas cortas y barrigas. Pero, insisto, erguidos. Por lo demás. Eran bajitos
(un macho medía aproximadamente 1´5 m. y pesaba 45 Kilos. Una hembra afarensis unos
30 cm. menos y unos 27 Kilos. A esta cualidad de ser los machos mucho más grandes que
las hembras se le llama dimorfismo sexual y también la presentan, por ejemplo, los
gorilas).
Por el día, se desplazaban en grupos andando sobre dos piernas y puede que se subiesen a
algún árbol frutal. Vivían en grupos sociales de 25 ó 30 miembros. Por la noche, se cree
que practicaban la nidificación en lo alto de los árboles para descansar, debido a que temían
a los depredadores a los que no podían ver bien a oscuras. Y estaban a oscuras porque
desconocían el fuego.
Tampoco tenían un lenguaje articulado pues no poseían la fisiología necesaria para hablar.
Pero a lo mejor ya poseían cierto control de la expresión acústica corporal de sus
emociones.
Su dieta era básicamente vegetariana: hojas, frutas, raíces y tubérculos. Como mucho
comían algunas termitas (como los chimpancés, humedecían con saliva una brizna de
hierba y la introducían en un agujero de un termitero. Luego la extraían cubierta de
termitas y se metían unas cuantas en la boca. ¿Te apetecen? Pues son buenas cuando tienes
mucho calor: te hacen segregar saliva. Y son ricas en proteínas), lagartos, saltamontes
(dicen que saben a marisco), ratones de campo (pequeños animales todos), huevos de
pájaro, hormigas voladoras… Debían morder alimentos duros como cáscaras de frutos
secos.
Sus instrumentos eran sólo para fracturar nueces y capturar termitas como los chimpancés,
lo que no es gran cosa. De esta forma, ningún australopithecus fabricó nunca instrumentos,
aunque sí manipulaban objetos. No se ha encontrado ningún instrumento fabricado por un
australopithecus, luego o no los fabricaron o usaron materiales perecederos (p.e. madera).
Pero la hipótesis más probable es que nunca los fabricaron.
Y aún te lo digo una vez más: lo fundamental es que eran bípedos y que podían sincronizar
y combinar manos y cerebro. Pruebas de que eran bípedos: fósiles hallados de una hembra
joven afarensis en el Este de África (no en el Sur) que se ha hecho famosa como Lucy
(nombre que le pusieron por una canción de los Beatles, Lucy in the sky with Diamonds,
muy popular en el campamento que trabajó en su descubrimiento). Lucy tenía un orificio a
través del cual la médula espinal sale del cerebro en la base del cráneo, y no en la parte
posterior como en los primates cuadrúpedos. Así es que Lucy era bípeda y caminaba no
torpemente como “Chuita” sino como nosotros. Otra prueba: unas huellas de pisadas de tres
miembros de australopithecus afarensis dejadas sobre ceniza volcánica en Laetoli
(Tanzania) que lo demuestran (las huellas parece que son de una hembra y un macho que
caminaban uno al lado del otro y de un tercero que caminaba sobre las huellas del primero.
No se sabe si porque iba detrás o porque pasó por allí más tarde).
Pues así las cosas, los afarensis sobrevivieron durante 900.000 años sin sufrir apenas
variación. Luego, el clima africano se hizo más frío y seco y los afarensis dieron lugar a
otras ramas de homínidos, una de las cuales evolucionó hacia homo. Pero, al menos yo,
antes de empezar con los homo necesito un descansito. Y como estoy en casa, me voy a la
nevera. ¿Y tú ?.
HOMO
HOMO HABILIS
HOMO HEIDELBERGENSIS
Esta especie vivió en China simultáneamente a los erectus y podría, según una hipótesis,
haber originado a los sapiens modernos y a los neandertales (yo no creo que haya
originado a los sapiens sapiens).
Emigró a Europa hace medio millón de años.
Llamado así por un esqueleto de esta especie que encontraron en el valle de Neander,
Alemania.
Su origen es incierto. Ya sabes que hay dos hipótesis : una, la anterior, dice que vienen del
heidelbergensis, y otra, que yo veo más plausible, sostiene que evolucionaron a partir del
homo ergaster en Europa y Asia (por tanto, comparten un antepasado común con nosotros
los sapiens: el homo ergaster), donde vivieron desde hace entre 230.000 y 300.000 años
hasta hace entre 35.000 y 27.000 años, que fue cuando las temperaturas bajaron (hace unos
30.000 años) y se vieron obligados a desplazarse hacia es sur y a adentrarse en España (los
últimos vinieron hace 27.000 años). Durante 200.000 años se adaptaron a un mundo duro,
desafiante y frío. Ya veremos si nuestra especie dura tanto.
¿Y su pinta? De peli de miedo. Eran bajos, pero muy fuertes y resistentes, con un grueso
arco superciliar y una mandíbula sin mentón. Poseían unas anchas narices para tener mayor
superficie interna con la que humedecer el aire helado y seco que respiraban. ¿No te entra
frío?. Tampoco tenían la frente alta sino que sus cráneos se inclinaban hacia atrás y hacia
abajo sobre sus cerebros. Tenían los miembros cortos y los cuerpos rechonchos, lo que era
mejor para el frío además de permitirles abatir piezas de caza mayor, como bisontes o
alces. Eran cazadores-recolectores.
Su cerebro era mayor que el de los homo sapiens sapiens pero, al carecer de frente, eran
menos inteligentes.
La mayoría no alcanzaban los 30 años.
Siempre estaban en marcha. Los mayores probablemente morían intentando ir al paso del
grupo. Cuando morían, no les llevaban de vuelta a los refugios para enterrarlos.
Tuvieron la misma técnica musteriense sin cambiarla durante 100.000 años. ¡Vaya
monotonía! Al final, desarrollaron una técnica un poco más compleja. Se cree que llegaron,
aunque pocas veces, a fabricar objetos parecidos a los auriñacienses. Fabricaron
herramientas de piedra: cuchillos, rascadores, puntas, hojas. Para resumir, los últimos
neandertales tuvieron parte de la tecnología Modo 4, probablemente por la influencia de los
sapiens sapiens invasores, con los que parece intercambiaron información aunque no genes
(no se mezclaron entre ellos).
Como carecían de armas a distancia, tenían que clavar las lanzas a los animales en lugar de
arrojarlas, lo que era más peligroso (les hacía lesionarse con frecuencia) y les obligaba a
matar en cooperación. Esto significa que planificaban y formaban organizaciones sociales
complejas. Eso sí, hablaban una lengua rudimentaria pues tenían dificultades para emitir
algunos fonemas y, además, tenían menor índice de encefalización que los sapiens sapiens.
Y si tuvieron mayor creatividad, debió ser en danza, indumentaria o madera tallada,
materiales que se descomponen y de los que no hemos encontrado pruebas. Con otras
palabras, dejaron pocas o ninguna obra de arte.
Parece que podían producir fuego (el fuego se dominó hace 500.000 años) y tenían pieles
sin coser.
Y con la facha que tenían, ¿eran buenos o malos? Juzga tú mismo: cuidaban de sus
enfermos, débiles y lisiados, pero algunos parece que practicaron el canibalismo. Ahora
bien, ¿para qué se comían entre ellos? ¿Para alimentarse? ¿Como un ritual? Ni se sabe.
Prueba de que lo practicaban: la Gran Dolina( en Sierra de Atapuerca, Burgos), es decir, en
casa. Pero también cerca de ahí, en la llamada Sima de los huesos, se han encontrado restos
de 32 sujetos preneandertales (sapiens arcaicos o heidelbergensis tardíos o homo antecesor)
de hace 300.000 años arrojados a un pozo, lo que indica un trato especial a los muertos
que, desde luego, no dan los animales. La mayoría de ellos eran adolescentes y jóvenes (se
supone que los adultos morían por el camino). Uno de ellos parece que murió a causa de un
flemón. ¡Pobre!.
HOMO SAPIENS SAPIENS
Está bien. Tranquilidad. Ya sé que desde la separación entre los póngidos y los homínidos
hasta los sapiens ha llovido mucho y que es muy difícil memorizar todos estos datos. Pero
tú también sabes que os tengo un poco mimados y que os suelo facilitar las cosas. Así es
que ahí van unos párrafos para resumir-aclarar de dónde venimos. Y sí, si estás en casa,
puedes poner un poco de música.
Para resumir-aclarar:
Hombres y chimpancés nos separamos hace sólo 5,6 ó 7 millones de años (los gorilas y los
humanos nos separamos un poco antes). Esto es poco tiempo, así es que ¿por qué somos
tan distintos? Porque:
• hemos cambiado muy deprisa en poco tiempo
• han desaparecido las características intermedias entre los chimpancés y
nosotros
• los chimpancés no evolucionaron hacia una mayor encefalización (tamaño del encéfalo
en relación con el corporal. Ambos sexos están igualmente encefalizados aunque los
encéfalos de las mujeres son, en promedio, más pequeños que los de los varones porque
también ellos tienen, por término medio, un tamaño corporal mayor) sino por otros
caminos. Nosotros sí evolucionamos hacia una mayor encefalización, aunque en los
últimos 100.000 años el tamaño de nuestro cerebro no ha aumentado; por el contrario,
ha disminuido. Pero el tamaño del cerebro no está en relación directa con la capacidad
de pensar. Prueba: el delfín, la ballena o el elefante tienen cerebros mayores que los
nuestros.
Pertenecemos al género homo y a la especie sapiens sapiens.
Nuestra cuna es África puesto que los sapiens se originaron allí a partir de otras especies
homo y de otros géneros (australopitecus).
La selección natural y la evolución orgánica permitieron hace más de 4 millones de años
que los australopitecus se hicieran bípedos y que pudieran combinar y sincronizar las
manos y su cerebro. Y hasta hace 2´5 millones de años no se añadió un nuevo grupo de
adaptaciones esta vez culturales que incluyen la tecnología y la capacidad simbólica
(estamos hablando de uso y fabricación de herramientas, del dominio del fuego, del
lenguaje articulado, el arte, los vestidos, la organización social, la caza en grupo, la
construcción de refugios, enterrar a los muertos…). Por tanto, fue la selección natural la
que permitió la selección cultural: “los sistemas técnicos son a los humanos lo que las
garras y la carrera a los leones, una forma de adaptación biológica” (Planeta humano,
pág.11). También el antropólogo Malinowsky señala la importancia de la cultura cuando
nos dice que ésta prolonga la anatomía para satisfacer las necesidades biológicas.
Todas las adquisiciones biológicas y culturales que hemos hecho no son momentos
estelares de la humanidad y por eso no hay un momento que podamos señalar como el que
nos hizo humanos. Son una serie de estadios de adaptación progresiva. De hecho, es
posible que la capacidad para el pensamiento moderno hubiese evolucionado en un
momento anterior a la separación entre neandertales y sapiens sapiens, pero que esa
capacidad no fuese útil hasta el período auriñaciense. Conclusión: somos resultado de un
proceso lento, largo y raro.
Y todas esas adquisiciones junto con una mayor encefalización y ¿qué tenemos? Voilà!
Una homo sapiens africana, Eva, madre de la humanidad actual, de la que descendieron
algunos sapiens que salieron de África a Europa y Asia. Pero no pensaron algo así como
“vamos a largarnos de aquí que las condiciones de vida son malas”. No, las condiciones en
África eran buenas pero hubo una expansión geográfica natural (al menos, eso creo
recordar que leí). Y así fue como emigraron en varias épocas:
1º/ Hace 1´5 ó 2 millones de años hacia Europa y Asia, seguramente a través de Oriente
Próximo (Palestina) y no de Gibraltar. Sus descendientes son el homo antecesor, etc. que
dio lugar al neandertal que se extendió por toda Europa, Asia Central y Oriente Próximo. Y
también al homo erectus (ya estamos cansados de oír que neandertales y erectus
aparecieron en Europa y Asia, tras la primera emigración, como resultado de evoluciones
locales en condiciones de aislamiento reproductor).
2º/ Unos homo sapiens sapiens africanos que descendían de un antecesor de allí, salieron de
África hace unos 40.000 o 50.000 años hacia Europa y Asia, desplazaron a los habitantes
de allí (neandertales), y se extendieron por el resto del mundo reemplazando a las
poblaciones humanas (p.e. homo erectus) con las que se encontraban.
¿Fue muy grande esta población que salió de África de la que procedemos los 6.000
millones de humanos que hoy poblamos la Tierra con culturas tan diferentes? Al contrario:
debió ser muy reducida (seguro que más de 500 y probablemente unas 10.000 personas).
Prueba de ello es que actualmente nuestra especie es muy homogénea (mostramos una
escasa diversidad genética: nos diferenciamos en rasgos como el color, pelo, ojos y poco
más) y, para ser tan parecidos, debemos proceder de una población que porta sólo una
fracción de la diversidad genética matriz (es decir, de la especie sapiens sapiens más amplia
y variada a la cual pertenecían y que existió hace más de 100.000 años).
El caso es que los sapiens sapiens cazadores-recolectores nos dispersamos por la Tierra.
Sufrimos hace 20.000 años un descenso de la temperatura global del planeta que hizo que
las placas de hielo avanzaran y que la mayor parte de Europa, salvo las regiones
meridionales, fuese abandonada. También produjo frío y sequía en África. Allí quedaba la
reserva del Nilo. Después, hace 12.000 años, el clima comenzó a ser más cálido y húmedo
y la aparición de la agricultura y de asentamientos permanentes marcaron el final del
período de las glaciaciones, el final del paleolítico. Empezó el neolítico.
¿ QUIÉNES SOMOS?
1. Caminamos erguidos (esto lo hacemos los homínidos desde hace 4`6 millones de años);
para esta adaptación hemos tenido que cambiar la forma de la pelvis y del pie, de la
columna vertebral, etc.
2. Como consecuencia del bipedismo, nuestras manos quedan libres. Además, nuestras
manos tienen capacidad prensil (pueden agarrar y transportar objetos y crías). Esta
capacidad aumenta porque tenemos un pulgar en oposición al resto de los dedos (“Chita
no puede hacer pinza: unir el pulgar con las puntas de los dedos; nosotros, desde Lucy,
sí).
3. El foramen magnum queda en posición central.
4. Nuestro parto es difícil porque, al erguirnos, el canal del parto describe una curva y el
feto tiene que rotar. Además, en las mujeres la hendidura vaginal está dirigida hacia
delante, por lo que el feto presenta el nacer la coronilla, es decir, mira en sentido
contrario a la madre, por lo que las mujeres necesitan, a ser posible, asistencia. Por el
contrario, los otros primates tienen la vagina en la misma dirección que el útero, con lo
que la trayectoria del parto es recta, el neonato mira hacia delante a la madre y ésta
puede ayudarle a nacer guiándolo con las manos, limpiándole la nariz y la boca para que
pueda respirar mejor y liberándole del cordón umbilical si éste se le enreda alrededor del
cuello, por lo que no necesitan ayuda durante el parto. madre y el bebé.
5. Nuestra maduración es lenta sin apenas especialización de órganos e instintos. Nacemos
singularmente desvalidos.
6. Nuestro rostro es casi vertical y somos omnívoros.
7. Nuestro cerebro tiene un elevado índice de encefalización, lo que permite capacidades
(memoria, capacidad de aprender, imaginación creativa, razonamiento, etc.) mayores en
cualidad y cantidad a las de las demás especies.
8. Usamos un sofisticado lenguaje que nos permite todas esas cosas que decía Tugendhat.
En definitiva, hacer filosofía, religión, mística, ética, política, ciencia, economía…
9. Tenemos un sistema fonador apropiado para hablar (una laringe más baja y una subida
del paladar que permite un gran registro de sonidos). Otros animales también (p.e. loros
y cacatúas) pero no han generado un lenguaje lógico-simbólico porque les faltaban las
capacidades cerebrales necesarias para ello. Tenemos situada la laringe en una posición
baja del cuello, por lo que no podemos respirar por la nariz mientras bebemos y si hay
una obstrucción del conducto respiratorio por el alimento, podemos morir atragantados.
¿Y la ventaja de nuestra laringe?: al ser más larga, podemos modular sonidos muy
diferentes. Observación: nuestros bebés sí pueden respirar mientras maman o beben su
biberón porque el descenso de la laringe se produce hacia los dos años de vida.
10. Somos sociales, como la mayoría de los primates. Esto significa que nuestra vida se
desarrolla en grupo, en relación con los miembros de ese grupo. Ya lo decía Aristóteles:
“el hombre es por naturaleza un animal político”. Razones que daba: la naturaleza no
hace nada en vano, por lo que si ha dotado sólo al ser humano de un lenguaje con el que
poder discutir sobre las leyes, lo justo y lo injusto, etc., el hombre debe hacer política y
vivir en sociedad, en la polis. Todos los simios son sociales, es decir, establecen
relaciones duraderas entre al menos dos individuos adultos. P.e.: los gorilas viven un
macho adulto con su harén (las hembras o machos “hijos”, al alcanzar la pubertad,
abandonan el grupo). Otro ejemplo: los chimpancés no forman harenes pero viven en
grupo; generalmente, cuando las hembras son adultas se van del grupo originario a otro;
los machos emparentados se defienden de otros grupos habiendo disputas violentas y a
veces muerte; muestran promiscuidad (varios machos acceden a la misma hembra en
distintas ocasiones y, a veces, una hembra se escapa de su grupo y es fecundada por un
macho ,de otro grupo). Como excepción a la sociabilidad de los primates están los
orangutanes quienes sólo tienen vínculos estables las madres con sus hijos no adultos.
Ventajas de vivir en sociedad: a) resolver problemas imprevisibles cuya solución no está
en los genes b) analizar y tomar decisiones sobre la conducta de los demás miembros del
grupo (esto favorece la expansión cerebral) c) transmitir la información acumulada a
través del aprendizaje y la cultura, etc.
11. Somos culturales, esto es, tenemos imaginación creadora y capacidad de aprender,
con lo que creamos nuestras propias condiciones de vida al margen de la naturaleza. Ya
no tenemos que adaptarnos al medio en que vivimos sino que adaptamos el medio a
nosotros. Somos los únicos animales sobre la Tierra (y en al menos 12 años luz
alrededor) cuyo modo principal de vida depende de la selección cultural más que de la
selección natural. Somos el resultado de un proceso largo y lento de humanización del
que surge y se desarrolla la cultura, que es paralelo y simultáneo al de hominización. Te
lo digo de otra manera: somos el producto de factores biológicos y culturales,
entendiendo por cultura el conjunto de capacidades y costumbres que se adquieren por
aprendizaje gracias a la relación social con otros congéneres. La cultura implica la
técnica, el lenguaje, la organización social, la cooperación los lazos sociales estrechos, el
desarrollo de la afectividad, el aumento de la densidad de población, etc. Nosotros
evolucionamos en un medio ya modificado por la cultura creada por los homo erectus y
los homo habilis, por lo que podemos decir que el hombre no hace la cultura sino que la
cultura hace al homo sapiens sapiens, a nosotros.
12. Otros rasgos: piel prácticamente desnuda, etc.
13. Somos seres históricos, etc. Que somos históricos significa que tenemos memoria
del pasado y selección e interpretación de lo que consideramos relevante del pasado
(entendiendo por pasado lo que le ha pasado a la humanidad y lo que la humanidad ha
hecho con lo que le ha pasado). Significa que tenemos historicidad, es decir, consciencia
del tiempo porque a través del tiempo percibimos los cambios, esto es, el pasado, futuro,
nacimiento y muerte. La historia se transmite por la educación y sirve para mantener
señas de identidad y para orientarnos y aprender de ella (al menos en teoria ).
Una puntualización más: algunos de estos rasgos diferenciadores los tienen también los
otros primates, pero ellos los tienen en estado fetal y/o infantil, desapareciéndoles en su
madurez. Nosotros, sin embargo, aún cuando somos sexualmente adultos (capaces de
reproducirnos), mantenemos estos rasgos. Esto, según una hipótesis llamada de
“fetalización” o neotenia, implica que estemos menos especializados y que hayamos podido
evolucionar más. Somos permanentemente inmaduros (somos fetos grandes), por lo que no
tenemos instintos certeros y especializados. ¿Y ahora qué toca? Ya te lo sabes: ver sus
ventajas. A saber: a) al nacer poco formados, podemos seguir desarrollando el cerebro
fuera del útero y así su crecimiento no es un peligro para la madre durante el parto, b)
como somos inmaduros y durante un largo tiempo necesitamos de otros para sobrevivir,
somos naturalmente sociales, c) el cerebro se desarrolla en una cultura, con lo que se
habitúa a asimilar pautas de conducta aprendidas y no meramente instintivas.
Vale. Bien. Y ¿qué significa ser homo sapiens sapiens además de tener todos esos rasgos?
Significa que somos genéticamente los mismos hombres y mujeres que hace 25.000 años
vivían al aire libre en los lugares en que hoy hay ciudades. Significa que pertenecemos a la
naturaleza y que, así, no estamos ni de espaldas a ella ni por encima de ella sino que
estamos sometidos a las leyes de la evolución, a la selección natural, por lo que somos un
producto del azar: no ha existido un plan determinado para que existamos, ni se ha dado en
la naturaleza un “orden ascendente” hasta llegar a nosotros como cumbre. Significa que
somos una posibilidad rara, “una excepción rarísima de esa regla que dice que no puedes
ganar la lotería 1000 veces seguidas” (Maya, pág. 56). Significa que somos un camino.
Que somos el producto de una selección cultural y técnica que es sólo nuestra: selección en
modo de vida, técnicas y costumbres que se transforman sin cesar y cada vez más deprisa,
y que quizás tiene como punto de inflexión nuestra capacidad lingüística (fue ella la que
nos permitió transmitir la propia experiencia desvinculada espacio-temporalmente de los
hechos, y que naciera la experiencia cultural). Significa que somos consciencia: “Al
principio fue la gran explosión, y de eso hace ya mucho tiempo (…) Sin la claque, no
habría tenido sentido denominar a lo sucedido espectáculo. (…) El aplauso a la gran
explosión no llegó hasta 15.000 millones de años después de que hiciera explosión” (Maya,
págs. 364 y 365).Y la consciencia es un enigma quizás, como se dice en Maya, ya resuelto
en algún documento indio o latino, pero no por la ciencia (Gaarder no cree que el mapa
genético pueda tampoco aclararnos esto).
Significa que somos primero humanos, también simios o primates (te recuerdo que el
grupo de simios está compuesto por antropomorfos, monos y humanos). Como primates
que somos, somos mamíferos vertebrados del reino animal. Así es que no es correcto decir
que descendemos de los simios como si ya no lo fuéramos. Seguimos siendo tan primates
como cualquiera de las aproximadamente 180 especies vivientes del grupo. Somos, eso sí,
unos primates con un gran cerebro y un elevado índice de encefalización, sin cola, bípedos
y con los rasgos distintivos ya 40 veces señalados. Genéticamente, somos primates muy
próximos a los chimpancés (aunque éstos morfológicamente se parecen más al gorila y al
orangután que al hombre) : nos diferenciamos en un 1`6% de nuestros genes (por cierto, se
estima que tenemos 30.000 genes, lo que es poco más del doble que una mosca). Ésta es
una diferencia muy pequeña pero muy significativa pues de ella dependen propiedades
mentales distintas. Por ello, somos únicos y en este sentido estamos solos y hemos podido
tener consciencia y hacer cosas que ningún otro ser en la Tierra, ni siquiera el chimpancé
más avanzado, ha hecho: preguntarnos por nuestro origen y destino, poseer la tecnología
del fuego, enterrar a los muertos, tener ceremonias, poseer una tecnología compleja para lo
bueno y para lo malo, un lenguaje articulado, teorías sobre la Tierra, sobre la vida, sobre
los faraones y sobre las dinastías chinas, libros, etc. ¿Y qué es todo esto?. Mira lo que
contesta un poema mesopotámico: “la humanidad tiene sus días contados; todo lo que hace
y rehace no es más que viento” (Poema de Gilganesh, pág. 42, Ed. Tecnos). A otros, sin
embargo, se les llena la boca al ver todas nuestras posibilidades y sienten terror al saber que
al morir tendrán que despedirse de ellas. Porque somos seres que nacemos y morimos y
hemos visto que “Se tarda miles de millones de años en crear un ser humano y sólo se tarda
segundos en morir “(Maya, pág. 410). Pero estamos ya con un pie en el siguiente apartado.
¿ ADÓNDE VAMOS?
Pues ya sabemos que si cambiamos será dentro de mucho tiempo. Ahora bien, cambiemos
o no desde el punto de vista biológico, ¿adónde vamos? ¿Hacia adelante?
¿Caminamos hacia el progreso o vamos de mal en peor? Es este un asunto extenso, espeso
e importante que nos lleva a hablar más de la historia y de la cultura. ¿Lo intentamos?
Yo ya llevo de viaje 37 vueltas alrededor del sol y aún tengo energía. Sé que nací y que un
día moriré porque me lo han dicho los demás (yo, en realidad, no recuerdo haber nacido y
no tengo experiencia de mi propia muerte) y por razones que me parecen evidentes. Total,
que como uno de los personajes de Maya, personalmente creo que voy a desaparecer, que
sólo me toca esta vez y que nunca voy a volver. Y no es un consuelo que conozca mi
pasado pero sí algo que me ayuda a entender mejor mi vida. Entre otras cosas, siento lo de
morirme porque me entristece pensar que no volveré a ver a mis seres queridos. Quizás si
creyese en otra vida o en un eterno retorno o en la unidad de todo, sería diferente. Pero no
es el caso. “Rico en pasado sí es. Pero no tiene futuro. Rico en historia es. Pero no es nada
después” (Maya, pág.405).
“Sabe que se va a marchar, y por eso ha liquidado sus cuentas. Sabe que va a desaparecer
del todo, y por eso está ya medio desaparecido. Viene de todo lo que hay y no va hacia
ninguna parte. Cuando llegue a su destino no podrá ni soñar con volver. Irá al país donde ni
siquiera se duerme” (Maya, pág. 408).
¿Y permanecer en el recuerdo?. “Al morir, como cuando la escena está fijada en el rollo de
la película y los decorados se han derrumbado y quemado, somos fantasmas en el recuerdo
que nuestros descendientes tienen de nosotros. Pero todavía estamos juntos, todavía somos
pasado común, un pasado lejano es lo que somos. Debajo de un reloj de pasado mítico
escucho aún tu voz” (Maya, pág. 397).
¿Y si unos extraterrestres inteligentes nos salvaran? Por cierto, si fueran inteligentes,
pienso que se parecerían bastante a nosotros. Por ejemplo: “Tienen que tener un aparato
sensorial, y necesariamente un órgano con que pensar, lo que probablemente no habrían
conseguido si no hubieran tenido dos miembros delanteros libres” (Maya, pág. 88). Pero si
los extraterrestres existen o si existe Dios, ¿por qué están tan callados? ¿Has escuchado
alguna vez el silencio del Universo?
La carrera está llegando a su fin. Tenemos en la parte central en primera línea a Elena
aferrándose a la idea de tener un hijo. Lydia telefonea a Superman pero le contesta un
buzón de voz. Cristina, muy despierta, observa el panorama. Tras ellas, el trío formado por
Bea, Manuel y Rubén callan prudentemente y hacen del estoicismo su modus vivendi.
Detrás, Mercedes, Estefanía y demás enarbolan banderas a favor de la ciencia. “Si no nos
da la vida eterna, al menos que nos la alargue”. Pero ¿vivir más es vivir mejor?.
El ala derecha está dividida. En primera fila, Ana aún está en el apartado anterior, mientras
que Amparo está convencida de que la solución al enigma está en su agenda. Les siguen
Isa, que está pensando en lo que le dirá su novio del tema (desafortunadamente, desde que
su novio leyó a Nietzsche sólo emite frases lapidarias), y Lucía quien reflexiona en
silencio cuando, ¡uy!, suena su móvil. Sin ningún afán de adentrarse en el tema, Mª
Angeles y Gloria optan por una aspirina. Y Amparo y Arancha me miran fijamente. Al
fondo, Pepe Martínez va de epicúreo: para qué preocuparse de la muerte si cuando estás
vivo no estás muerto, cuando estás muerto no te puedes preocupar de nada, y lo de morirse
es un momentín. Y Julián no sé en qué está pensando.
¿Y por la izquierda? Pepe Bellver da un “sí” alto y claro a la eternidad y elige plantar un
árbol (él entiende de esquejes). Rafa se rasca la cabeza por aburrimiento. Silvia está en
trance y Laura mira por la ventana distraída. Carmen sonríe estilo Gioconda y Roberto se
agazapa tras su coleta sin darse por enterado.
Mientras tanto, un nubarrón negro con forma de discurso religioso se cierne sobre la clase
(y de cielos así no nos libramos ni con chubasqueros). Para burlar el miedo, un coro de
voces encabezado por Laura Gil me piden que imite a un chimpancé. Como me da
vergüenza, en su lugar esbozo unos garabatos en la pizarra. Recibo un abucheo general. No
sé por qué.
¡Dios mío!. ¿Dios mío?. Todo está perdido. Pero, ¿qué veo? Sí, ahí están. Son Helio y
Paniagua que adelantan puestos sorprendiéndonos con sus ingeniosas ideas que desde
luego yo espero con interés. Un momento. ¿Alguien les replica? ¿Es Ana que se ha puesto
al día?. ¿Algún otro hablando de sexo, drogas y rock and roll? ¿Es que hay alguna otra
salida?. Porque meta no hay ninguna.
Y si eres tan valiente que no le tienes miedo a la muerte, a ver si eres capaz de decir esto y
salir corriendo: “tres culaditas doy aquí, que salga la muerte detrás de mí”.
¿Te has encontrado con “la pálida dama”, como la llama Sabina?
Lo hablamos en clase.
Nos morimos. Vale. Pero antes tratamos un asuntillo: ¿progresamos?
Como ves, el tema es polémico. Para esclarecerlo, lo vamos a relacionar con lo que se
entiende por cultura. Pero te aviso ya: tampoco hay un único sentido de cultura. Los dos
principales son:
A) Una sociedad es “un grupo de personas que comparten un hábitat común y que
dependen unas de otras para la supervivencia y el bienestar” ( Antropología cultural.
Marvin Harris. Ed. Alianza), teniendo cada sociedad una cultura y, a veces, subculturas
(ya que las sociedades en ocasiones están formadas por clases, etnias, religiones, etc.).
Se entiende aquí por CULTURA lo que el hombre hace y aprende en sociedad. Dicho
por Tylor, cultura es un “… todo complejo que comprende conocimientos, creencias,
arte, moral, derecho, costumbres y cualesquiera otras capacidades y hábitos adquiridos
por el hombre en tanto que miembro de la sociedad” ( Cultura Primitiva ).
Dentro de la cultura está, por tanto, una forma de organización política, económica y
social, y también la ciencia y la tecnología. Pues bien, para algunos el aspecto técnico de
la cultura es tan importante que llegan a definir al hombre como Homo Faber (Bergson:
“El homo sapiens ha nacido de la reflexión del homo faber sobre lo que fabrica…” La
pensée et le mouvement. Bergson prioriza la mano sobre la inteligencia, la técnica como
capacidad de transformar el mundo artificialmente), o a decir (materialismo histórico)
que el trabajo es la esencia del hombre en la que se puede realizar si domina los medios
de producción o en la que pierde su ser si está alienado (explotado y despojado de sus
potencialidades creativas).
En el sentido que estamos viendo de cultura, todos tenemos cultura y no hay sociedades
más cultas o civilizadas que otras. Lévi-Strauss señala por eso que si alguien llama a
otro salvaje por ser de otra cultura, lo hace por ignorancia provocada a veces por el
miedo a lo otro, lo extraño, lo desconocido, y que, rizando el rizo, en todo caso salvaje
(o bárbaro) es el que llama a otro salvaje.
Tal y como estamos definiendo cultura, podemos clasificar las culturas en dos grupos:
conservadoras y abiertas. Estudiemos qué son y sus implicaciones de cara al progreso.
Una cultura conservadora trata de permanecer tal y como es, sobre todo en sus aspectos
esenciales. Para ello, los más viejos del lugar introducen a los más jóvenes en los ritos y
mitos de su cultura, en sus hábitos y costumbres, en sus creencias. Esto les lleva a
identificar lo propio con lo natural porque responde (o respondió en su origen) a
necesidades de su contexto, con lo bueno y con lo bello, y a creer así que su cultura debe
universalizarse, es decir, debe ser la que todos los humanos tengan. Te lo digo de otra
manera: las culturas conservadoras suelen ser etnocentristas, esto es, piensan que su
cultura es superior a las otras, y juzgan a las otras desde sus propios patrones culturales,
de forma que las otras culturas son buenas en la medida en que se parecen a la suya, y
malas en la medida en que no se parecen. A menudo, la propia forma de describir a las
otras culturas nos muestra que el observador es etnocentrista. Pasó, por ejemplo, cuando
los europeos describíamos a los indios durante la conquista de América como individuos
“sin religión, sin ley, sin fe”. Esta descripción muestra, no cómo es el otro, sino cómo
no es respecto a lo que es el observador. Esta incapacidad para comprender culturas
distintas a la propia lleva a la intolerancia y ésta, frecuentemente, a las guerras para
acabar con las otras culturas, pues las ven como una amenaza ante la cual hay que
protegerse y como inferiores, irracionales, inhumanas, repugnantes, salvajes o
incivilizadas. Por ejemplo: durante las Cruzadas los cristianos lucharon contra los
musulmanes para imponerles sus valores religiosos.
Según Lévi-Strauss, lo paradójico de estas culturas conservadoras es que son tan
cerradas que no quieren cambiar en absoluto, por lo que acabarán por desaparecer, pues
las sociedades deben aprender a cambiar sus tabúes, hábitos y creencias adaptándose a
las nuevas condiciones, aunque sin perder su identidad (algo así pasa también con los
individuos. Para que lo entiendas mejor te recomiendo una película francesa que se titula
Los juncos salvajes. Te la cuento en clase). Este equilibrio es difícil de lograr pero
deseable. Además, si sólo existiese una cultura sobre la Tierra, Lévi-Strauss dice que
entonces la humanidad avanzaría en una sola línea de progreso hasta que esta se
osificase, se estancase, dejase de progresar.
Otro tipo de culturas son las abiertas a los cambios, al cruce, al intercambio, al
mestizaje, etc. Su desventaja es que son frágiles en sus esencias e inestables. Su ventaja
es que pueden aportar sus progresa otras culturas y tomar también de otras culturas lo
que tengan que aportarle. Esto implica comunicación entre las culturas pero, insiste este
antropólogo, sin renunciar a su identidad para que siempre haya una pluralidad cultural
y en consecuencia distintas líneas de progreso. Resumiendo, Lévi-Strauss considera que
la humanidad progresa con la acumulación de las aportaciones de todas las culturas, lo
que conlleva comunicación intercultural y pluralidad cultural.
Algo así se pretende, según dicen, con la idea de la que hoy tanto se habla de una “idea
global”, esto es, de una humanidad próxima en sus costumbres, etc. Pero esta idea suena
demasiado a uniformidad y a un proceso que dirige la marcha de los pueblos y de las
personas más allá de lo que éstos pueden decidir. Además, la globalización incluye a la
economía pero, afirman sus oponentes, ésta no significa aquí igualdad sino reparto del
pastel por parte de los de siempre para los de siempre. Ojo pues con los términos que
usan nuestros políticos, aunque en principio suenen bien.
Estar a favor de las culturas abiertas puede llevar al relativismo de los valores: sostener
que “todos los valores valen” en el contexto de la sociedad en que se encuentran (un
valor es bueno cuando los miembros de la sociedad en que está lo tienen por tal).La
ventaja del relativismo es su tolerancia. ¿Y su desventaja? Su excesiva tolerancia que
nos llevaría a tolerar lo intolerable. Un ejemplo: tolerar que en Afganistán las mujeres
sean esclavas y no puedan acceder a la medicina, la enseñanza, el trabajo … ¿No habría
que pedir la opinión de las mujeres que sufren esta situación? Respetar una cultura no
puede significar no respetar algún sector de esa cultura.
Hoy en día, algunos defienden como solución a los problemas del universalismo
(intolerancia y guerras) y a los del relativismo (tolerar lo intolerable) una ética de
mínimos, es decir, una ética que defienda que algunos valore deben ser universales y el
resto pueden ser relativos. Pero de nuevo surgen los problemas porque ¿qué valores
deben ser universales?
En 1946, tras la Segunda Guerra Mundial y debido a su horror (intento de destrucción
masiva de judíos, bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, etc.), un Comité de las
Naciones Unidas acordó la Declaración Universal de los Derechos Humanos que refleja los
valores que deben ser universales. Pero:
1. No todos están de acuerdo con esta Declaración, de manera que algunos países legislan a
sus espaldas (p.e. en algunos Estados de Estados Unidos existe la pena de muerte cuando
en la D.U.D.H. figura el derecho a la vida)
2. Aunque en teoría muchos países legislan teniéndola en cuenta, en la práctica la
incumplen (p.e. torturan en las cárceles sin respetar el derecho a la integridad física y
psíquica de las personas).
3. Cuando se violan los Derechos Humanos de la Declaración, ¿debemos intervenir?. Y si
sí, ¿cuándo, cuánto y cómo? Para intentar velar por el cumplimiento del derecho a la
vida y a la integridad, surge Amnistía Internacional (A.I.) que denuncia los casos en que
estos derechos se violan provocando muchas veces presión internacional sobre el país
que los viola. Esta presión en ocasiones consigue hacer respetar los valores y en otras
ocasiones no.
4. ¿Admiten diferentes interpretaciones estos Derechos? A veces sí. P.e. está el derecho a
la vida de todo ser humano, pero ¿un feto ya lo es? Los que piensan que sí, estarán (se
supone) en contra del aborto; los que pensamos que no, a favor.
Contesta a las siguientes preguntas teniendo en cuenta que cada acierto vale 0’05 puntos
(total de puntos: 3. Total de preguntas: 60), cada 2 errores descuento 0’05 puntos y que
por las respuestas en blanco ni cuento ni descuento nada. ¡Buena suerte!