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Florencia Tola1
Graciela: “La mujer menstrúa cada mes para sacar la sangre que se
produce en su cuerpo”.
Olga: “Cada mes el cuerpo tiene producción de sangre y es necesaria la
menstruación. Si le sacan el útero, la mujer ya no menstrúa. Por eso es
necesario que le saquen sangre, por el exceso de sangre. A una conocida
[a la que le habían extraído el útero y que no menstruaba más] como no le
sacaban sangre, tenía los dedos de las manos entumecidos por el exceso
de sangre”.
F.T.: “El hombre cómo hace [con el exceso de sangre]?”.
Graciela: “¿Y lo que él saca, qué?”.
F.T.: “¿Cómo?”.
Graciela: “¡su lmale’ [semen]!”.
campo entre los toba (masc.: qom, fem.: qomlashe) del este formoseño del Chaco
1
Publicado en Mujeres Indígenas (2008). Buenos Aires, Biblios (Ed.). S. Hirsch Coomp.
Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Investigadora del Equipo de Enseignement et Recherche d’Ethnologie Amérindienne (EREA-CNRS,
Francia). Agradezco a la Fondation Fyssen por la beca post-doctoral que me permitió continuar con
mis investigaciones entre los qom del Chaco argentino durante el período 2004-2005 del cual este
texto es fruto. Agradezco también a Carlos Salamanca, Alexandre Surrallés, Anne-Gaël Bilhault y
Lorena Córdoba por sus estimulantes comentarios a una versión preliminar de este artículo..
2
Los toba, pertenecientes a la familia lingüística Guaycurú y autodenominados qom, eran
tradicionalmente cazadores-recolectores que se organizaban en bandas nómades y exógamas.
Actualmente se hallan establecidos en comunidades sedentarias agrícolas en el norte argentino.
Desde los años sesenta una gran cantidad de familias qom comenzó a migrar a las ciudades atraídos
por los supuestos beneficios de las mismas (educación, salud y fuentes de trabajo). Como
consecuencia de estos procesos migratorios se han creado asentamientos tobas en las cercanías de
algunas ciudades del país (barrios peri-urbanos) y en los centros urbanos mismos (barrios urbanos).
3
Este concepto hace referencia a la formación de la persona a partir del tratamiento corporal e indica
la importancia del elemento detonador humano que está asociado al proceso por el cual las personas
1
sexuado y sobre el rol de los humores corporales. Ella permitirá dar cuenta de que
estos últimos, más que ser pensados como sustancias a partir de las cuales se
persona. De hecho, tanto las teorías tobas de la gestación como las prácticas
transformaciones del cuerpo social. Veremos que los cambios ocurridos en el cuerpo
colectivo.
otorgan al cuerpo los medios para que éste adopte una forma definida. A partir de esta forma inicial,
las personas facilitan las metamorfosis sucesivas del cuerpo. Cf. Tola (2004).
4
Este concepto que fue desarrollado en mi tesis doctoral (Tola 2004) remite a las diferentes
manifestaciones corporales que una persona adopta (enfermedades, afectos, gestación, pubertad,
nacimiento, muerte, etc.) a lo largo de las relaciones intersubjetivas entabladas con una multiplicidad
de seres humanos y no-humanos. Más que hablar del ‘cuerpo’ preferimos remitirnos a las
manifestaciones de corporalidad entendidas como la consecuencia o concreción corporal de una
serie de combinaciones posibles en momentos determinados del ciclo vital entre personas
emparentadas, personas relacionadas afectivamente y personas que cruzaron sus caminos dejando
una huella en la constitución corporal del otro.
2
Este texto se basa en el trabajo de campo realizado entre 1997-2005 durante
un período total de dos años entre los qom de Namqom (Lote 68) y Mala’ lapel (San
once kilómetros del centro de la ciudad de Formosa y Mala’ lapel es una comunidad
extinguida6.
Bolivia
5
Las tribus eran unidades políticas que agrupaban a varias bandas (familias extensas relacionadas)
políticamente aliadas en torno a una misma variante dialectal y a relaciones de parentesco a través
del intercambio matrimonial (Karsten 1932, Cordeu y de los Ríos 1982, Braunstein 1983). Varios
autores concuerdan en que las tribus eran la “extensión máxima de los límites de los nexos
parentales” (Braunstein ibid.: 31) ya que fuera de ellas las alianzas no eran seguras.
6
En Mala’ lapel hombres y mujeres alternan la caza, la recolección y la confección de artesanías con
los trabajos temporarios en las cercanías de la comunidad. Asimismo, en la actualidad todas las
familias de Mala’ se benefician de los planes sociales del Gobierno nacional. Los miembros de
Namqom, en cambio, mantienen estables y variadas relaciones con la ciudad de Formosa en lo que
se refiere al ámbito laboral, sanitario y educacional. La mayoría de los hombres realiza trabajos
temporarios en la ciudad, otros trabajan como obreros, unos pocos poseen trabajo estable en la
Municipalidad de la provincia, otros trabajan en las cosechas y otros pocos continúan mariscando, es
decir, yendo al monte a cazar, pescar y recolectar miel silvestre. La mayoría de las mujeres trabaja en
sus casas, encargándose del cuidado de los hijos, la preparación de la comida y la confección de
artesanías para la venta en la ciudad.
3
Brasil
Mala’ lapel
Namqom
Argentina
teoría de las prácticas de Pierre Bourdieu, Thomas Csordas (1990, 1994), Michel
Lambek y Andrew Strathern (1998), entre otros, parten de la unidad entre el sujeto y
Taylor 1996, 1998; Vilaça 2005) identificaron la centralidad del cuerpo en los
4
procesos de diferenciación entre los diversos seres (humanos, no-humanos7,
remarcar las semejanzas entre las representaciones del cuerpo propias a Occidente
y aquéllas de los indígenas. El punto en común sería, según ellos, una misma
mostrar que las concepciones toba del cuerpo y la persona sexuada difieren de las
nociones ‘occidentales’ de cuerpo y persona -sabiendo, sin duda, que estas últimas
un cuerpo concebido como natural y -por ende- universal, sino que encierran otra
noción de corporalidad.
Si bien existe entre los toba una estrecha relación entre la luna y el origen de la
escasas e imprecisas. En 1904 el Padre Zacarias Ducci atribuía a los toba un posible
culto a la luna sin poder afirmarlo (1904: 174). Robert Lehmann-Nitsche (1923: 269-
272), confirmando las aseveraciones de Carabassa (1910: 47) acerca del matrimonio
7
Retomo el término ‘no-humano’ de Descola (2005) para referirme a una serie de entidades
pensadas como existentes (plantas, animales, dueños de las especies, fenómenos atmosféricos,
espíritus shamánicos, muertos, etc.) a los que los qom consideran y tratan como personas (siỹaxaua).
A estos seres se les atribuye una serie de capacidades y atributos semejantes a aquéllos que poseen
los seres humanos.
8
La utilización de la luna como metáfora de los cambios femeninos puede observarse en numerosas
sociedades de las tierras bajas sudamericanas. Al respecto, cf. Hugh Jones (1979: 157), Chaumeil
(1983: 192-195), Crocker (1985: 123), Viveiros de Castro (1992: 59), Perrin (1992: 33) y Townsley
(1993: 461).
5
entre el sol y la luna, sostiene que la luna es una mujer. Edgardo Cordeu, por su
describe las características humanas de la luna. Sin embargo, este autor expresa
que las conexiones entre la luna y la sexualidad femenina no son del todo claras.
Enrique Palavecino (1969-70: 183), por su parte, alude a la luna en tanto hombre y
menciona una relación con la mujer, mención que no remite al ciclo reproductivo.
Por medio de su mirada, Luna hace fluir la sangre en ellas y, a partir de este
momento, las jóvenes que aún no tienen relaciones sexuales tendrán sus sucesivas
reglas regidas por Luna. Tal como nos relató un anciano del Espinillo (Chaco),
Ca’agoxoic, ñimaye hua’aulec añi qa’añole” (“yo no fui el primero [en estar] con esa
joven. La luna, él fue el primero [en estar] con esa joven”). Y tal como menciona
Seferino -un joven de Namqom, iniciado shamánico y creyente evangélico-: “la luna
también tiene familia: la n’etaxae [la joven que tiene su primera menstruación]. Él
trata de abrirle el paso a los que vienen después; a los hombres. Por eso nosotros le
Seferino continúa diciendo que “si la chica ya vio sangre, ya sabe que en cualquier
momento va a estar con un hombre y no va a tener miedo cuando vea la sangre [de
relación sexual]. Si se le cae la sangre [luego de tener relaciones sexuales] sin haber
6
tenido su primera menstruación, se va a sentir mal. La anciana le dice a la joven:
siguiente dibujo del “dueño de la luna” hecho por Seferino (2003) es posible observar
“la estrella de la cabeza [que es la que] le da poder para observar a las chicas que
todavía no menstrúan”:
reproductivo femenino, ellas suelen mencionar algunos elementos que vuelven más
que permite a la mujer quedar posteriormente embarazada, las mujeres refieren que
sin la sangre que poseen en su matriz desde que son pequeñas el semen por sí solo
sangre femenina que está en el útero desciende cada mes junto con la sangre
menstrual. Asimismo, el hecho de que las jóvenes que aun no tienen relaciones
menstrual sea exclusivamente sangre generada por las acciones masculinas (mirada
de Luna primero, aportes de semen después). De hecho, una joven relata que “la
9
No encontré en la bibliografía chaqueña referencia alguna a la presencia de sangre exclusivamente
femenina contenida en el vientre y destinada a la formación del bebé en gestación.
7
corre y camina. Cuando se enferma por primera vez [menstrua], la chica cambia: no
involucran el cuerpo de la madre y del feto, la gestación es concebida por los qom
consideran que un sólo acto sexual no basta para engendrar un bebé. La expresión
común en castellano “hay que trabajar mucho para que se haga el bebé” da cuenta
dan lugar a la “formación y a la transformación” del cuerpo del bebé. Al igual que
entre los qom, en gran parte de las sociedades indígenas sudamericanas es central
10
En las representaciones de la procreación de gran parte de grupos indígenas sudamericanos es
frecuente encontrar la idea de que la concepción es un proceso gradual. Según Hugh Jones, entre los
tukano del Vaupés, la madre no se considera embarazada hasta que es “alimentada por repetidas
relaciones sexuales” (1979: 115). Según Viveiros de Castro para los araweté hacer un hijo es una
tarea lenta que requiere de frecuentes copulaciones (1992: 179, traducción nuestra).
8
en que todas las sociedades indígenas del continente han elaborado sistemas
Accediendo al significado que para una sociedad poseen los humores del cuerpo se
que dan cuenta de las relaciones entre los géneros y de la construcción social del
género. Según esta autora, partiendo de las reflexiones acerca de una naturaleza
sociales propias.
trabajo, que tuvo lugar entre dos hermanas que viven en Namqom y yo, hace
9
Existe la idea de que el hombre produce no sólo la menstruación en la mujer sino de
relaciones sexuales11.
‘alimentación’ del hijo es posible observar que, a través del semen, el padre
simple ‘alimento’: el semen transporta los pensamientos e intenciones del padre así
durante los cuatro primeros meses del embarazo de su esposa, sin respetar la
restricción que recae sobre él en los meses en los que el bebé se está formando en
el vientre materno. A raíz de la acción ejercida por el padre, el niño al nacer debería
presentar algún defecto físico semejante a alguna característica del animal matado
por su padre. Puede suceder también que éste niegue voluntariamente su imagen
11
La asociación entre el semen y la sangre menstrual ha sido elaborada por diferentes sociedades. Al
respecto, Héritier menciona que “desde Aristóteles los autores médicos no pararon de señalar que las
mujeres casadas tienen menstruaciones más abundantes que las jóvenes, hecho que es explicado
por ellos a través del aporte del semen” (1994: 90, traducción nuestra).
12
Existe en el mundo islámico una conexión muy explícita y difundida entre el semen y la leche
materna. Según la concepción islámica la leche materna proviene efectivamente del semen del
hombre (cf. Héritier 1994).
10
(lqui’i), su apariencia (lquiyaxaq) o su color al hijo en gestación, razón por la cual, al
lactancia. Se suele mencionar que, durante las relaciones sexuales, parte del semen
más precisamente el “aroma del semen”, es decir, el “aroma del padre”- en el sabor
nociones de la gestación que tienen por motor absoluto el semen (ideas sostenidas
no sólo por la mayoría de los qom sino por la etnografía chaqueña en general13),
ellas no aceptan plenamente la idea de que la leche materna sea un humor sola y
transforma también en leche materna14. Las qomlashe suelen argumentar que, por
esta razón el bebé reconoce en la leche materna no sólo el olor del padre sino
también el de la madre.
13
Los especialistas del área chaqueña que abordaron el tema de la gestación remarcaron el rol
exclusivamente activo del padre y relegaron a un segundo plano los aportes femeninos. Karsten
(1932), Métraux (1937), de los Ríos (1976: 25) e Idoyaga Molina (1976: 680, 1976-77: 80, 1978-79:
144) señalan que mientras que el hombre posee un semen siempre fecundante, la mujer desempeña
un rol exclusivamente pasivo en la procreación, al ser tan sólo el receptáculo donde el semen es
depositado y en el que el bebé es engendrado gracias a la labor exclusiva paterna. La
preponderancia de un principio generativo masculino en la procreación frente a otro femenino pasivo
se encuentra entre los temas comunes a los que muchas sociedades buscaron una explicación
(Héritier 1994, 1996). Dos tipos de soluciones conceptuales son posibles ante el problema que
plantean los roles de los progenitores en la gestación: un sólo principio es activo (masculino o
femenino) en la creación de un nuevo ser o dos principios activos (el masculino y el femenino) son
necesarios. Entre los qom estaríamos ante la predominancia de un solo principio si no
consideráramos el rol desempeñado por la sangre femenina que existe en el vientre y que no guarda
relación alguna con el semen. La predominancia de un solo principio es la interpretación brindada por
los especialistas del área quienes no hacen referencia alguna a dicha sangre y que, por lo tanto,
asumen la predominancia de un único rol (el masculino) en la gestación.
14
La idea de que el semen no es un humor generado exclusivamente por el hombre y de que las
mujeres también lo producen es común a otras sociedades. Entre los Tuareg de Mali y los de
Azawagh, la fecundación es el resultado del encuentro del esperma del hombres y de la mujer
(Figueiredo-Biton 2004, Walentowits 2004).
11
Las ideas y controversias que la transformación del semen en leche materna
generan entre hombres y mujeres podrían ser leídas como una de las tantas
expresiones de disputa entre los géneros. Se podría pensar que las mujeres
leche materna es, en definitiva, un humor masculino. Sin embargo, cabe preguntarse
si la posición de las mujeres más que representar una oposición ante un pretendido
carácter sexual de los mismos. Lo que intentamos mostrar es que, más que aludir a
una supuesta rivalidad entre los géneros, las ideas sobre la ‘naturaleza’ masculina o
que el hombre y la mujer se encuentren y según las acciones por ellos emprendidas,
los fluidos que circulan por sus cuerpos serán considerados circunstancialmente
características tanto masculinas como femeninas. Podría pensarse que es más bien
12
el deseo masculino de fijar el carácter sexual de un fluido lo que representa un
ejercicio de control sobre algo que, en principio, no es fijo ni susceptible de ser fijado
sino móvil, fluido y cambiante, neutro primero, masculino y/o femenino después.
instruida por otras mujeres emparentadas. Ella debe principalmente respetar ciertas
hombres. Una vez pasado el período de reclusión, la joven retoma sus actividades
15
De no respetar las prohibiciones, ella sería la causante de enfermedades, catástrofes e infortunios
que recaerían sobre sí misma, su familia y la comunidad local. Principalmente, la mujer menstruante
no debe tocar las presas cazadas ni cocinarlas y no debe compartir instrumentos de cocina con
ningún hombre. No debe tampoco pisar por donde transitó un animal ni donde éste fue destripado.
Estas acciones harían perder la suerte del hombre en la caza. Al igual que durante la menarca, la
mujer no debe aproximarse a fuentes de agua y menos aún tener relaciones sexuales. Esta última
prohibición está destinada a evitar enfermedades varias en el marido, entre ellas, la esterilidad.
13
en el Chaco se limitan a iniciar a la joven en la vida sexual16. El autor sostiene que el
creemos que considerar como ‘supersticiones’ las creencias que acompañan el ritual
Anatilde Idoyaga Molina y Celia Mashnshnek describen las restricciones que existen
durante la primera menstruación entre los pilagá como una “prueba de iniciación”
implicaciones sociales.
reclusión de las jóvenes quienes, protegidas por los miembros de su familia co-
aprender las tareas que toda mujer debe conocer para formar su propia familia
nuclear. Tal como expresa Seferino, “ya a los doce años [antes de la menarca] le
dicen a la hija que se quede en la casa. Desde n’etaxae se queda en la casa, si sale
comience a hacer algún tipo de trabajo para que, de esta forma, cuando crezca ya
esté habituada al trabajo y no a “andar por la calle”, es decir, a ser una mujer vaga.
16
Sobre los cuidados y peligros de las jóvenes durante la menarca, cf. Karsten (1923: 80, 1932: 82)
para los toba de Bolivia, Métraux (1937: 190) para los toba y pilagá, Cordeu (1969-70: 92, 114) para
los toba, Mashnshnek (1986: 48) para los pilagá.
14
misma es percibida como el momento destinado a hacer que la joven incorpore los
llevada a cabo durante la menarca que consiste en que la joven es alimentada por
alguna mujer consanguínea (madre, abuela o tía) conocida por sus virtudes: buena
momento y a lo largo de su vida, se supone que la joven que fue alimentada por
dicha mujer será ella también buena, trabajadora y resistente. Asimismo, tal como
nos relataron, antiguamente era frecuente que una hermana, tía o abuela le dieran
consejos mientras le hacían masajes por todo su cuerpo. El propósito era transmitirle
valores y atributos personales a partir del alimento y del contacto físico entre una
nacidos que no está del todo cerrado y acabado, el cuerpo ‘blando’ de la joven es
corporizadas, valores y virtudes que perdurarán para siempre en ella. Este momento
17
Una idea semejante es la que explica que, luego del parto, la madre se corta el cabello a fin de
evitar la caída del mismo. Sin embargo, no es ella quien se lo corta sino otra mujer, alguien que es
considerada fuerte y valiente y que, al cortarle el pelo, le transmitirá parte de sus virtudes. Estas
prácticas nos hacen pensar en la difundida costumbre que existe entre los Tuareg de Azawagh que
consiste en que una nodriza conocida por su honor, su nobleza de espíritu, sus habilidades oratorias
y su dignidad sea la que alimente a un bebé recién nacido. Según Walentowits (2004: 180), se
considera que el recién nacido hereda las cualidades de la nodriza por intermedio de la leche que
entra en su cerebro.
15
haberse sometido a una serie de tratamientos que definirán sus capacidades y
valores futuros.
Por último cabe mencionar que, según algunas fuentes escritas (Karsten 1932:
87, Métraux 1945: 123-124, 1967: 138) y según nos han relatado, después de la
danzaban ante las jóvenes. El fin de esta danza era, según Karsten (ibid.), alejar a
los espíritus dañinos que podían atacar de noche a las jóvenes. Según José
Braunstein (1977) entre los wichi se festejaba también el fin de la reclusión de las
alianzas con ellos. Según mis interlocutores, la finalidad de la danza era la formación
de nuevas parejas. Tal como expresa un joven de Mala’, “antes se danzaba cuando
una chica era n’etaxae porque estaba la expectativa de que esa joven iba a elegir a
un hombre. Los hombres esperaban a esas mujeres porque iban a enamorarse para
siempre de ellos y dar hijos”. Estos comentarios dan cuenta, una vez más, del
de transformación del estatuto social no es, sin embargo, exclusiva a los qom.
Amazonía boliviana una idea semejante acerca del cuerpo femenino. Según
16
dichos conocimientos “cierra” la formación de la mujer: “una vez casada y
embarazada, ella no podrá nunca más aprender otros secretos” (ibid.: 64, traducción
nuestra).
instrumentos de caza de los hombres que viven con ella y, posteriormente, los del
marido18.
carne del monte expone a la joven al riesgo potencial de convertirse en nsoxoi, una
18
Además de las prohibiciones impuestas a las mujeres, existen restricciones que recaen sobre los
hombres en momentos del ciclo vital de sus esposas, especialmente el embarazo y el post-parto.
Para Karsten (1932) la principal observancia del padre durante el embarazo era de carácter
alimenticio y la atribuye a la proximidad sustancial entre padre e hijo en gestación.
19
N-soxo-i. N- prefijo posesivo indefinido, -soxo- raíz del verbo ‘devorar’, -i o -e: sufijo que indica el
sujeto femenino de la acción. Para otras versiones sobre Nsoxoi, cf. Métraux (1946: 60-66), Martínez-
Crovetto (1976: 140-142). Métraux se refiere a ella como “mujer caníbal” (ibid.: 62) y “la mujer jaguar”
(ibid.: 61). Los comportamientos de esta mujer remiten a los del jaguar en lo que se refiere a la
práctica alimenticia de devorar a sus víctimas.
17
podría originarse en ella varias enfermedades, especialmente lauel lashe20, animal
‘canibalizador’.
hombres, Elmer Miller sostiene que dicha prohibición guarda relación con el deseo
permitían al hombre vivir una vida sana y normal” (1979: 46). La argumentación de
supuesta naturaleza, más que los tipos de relaciones existentes entre los géneros y
impide analizar cómo el conflicto se hace presente en una sociedad. Según María
Isabel Balducci (1982) oponer armonía y disonancia guarda implícita una noción
Cordeu y Miguel de los Ríos sostienen, por su parte, que la tesis de Miller responde
más a la moda del ecologismo y pacifismo de la época que a una postura científica.
Según estos autores, Miller ignora “el peso de los conceptos catastrofistas de la
18
aquélla de tocar los instrumentos de caza ella podría poner en riesgo la salud del
sucesivas)21.
observar que tanto la vida como la salud de los hijos no son independientes del
21
Esta continuidad consustancial y esta apertura del cuerpo femenino durante la menstruación se
observa también en la restricción de no poder cocinar para otros ya que su cuerpo contaminado
afectaría a quienes ingirieran el alimento elaborado por ella. Además, la proximidad física con niños y
hombres y el contacto con ellos es otra razón más de polución que podría causarles enfermedades.
22
Es interesante señalar que entre los manjak de Guinea Bissau, tal como refiere Teixeira (2004: 193)
la madre es la principal responsable de la vida y la muerte de los niños. Al igual que sucede entre los
qom, en la mitología manjak es la mujer quien introduce la muerte en la tierra.
19
encuentran en relación a raíz de la circulación de componentes vitales y humores
experiencia del padre Dobrizhoffer entre los abipón del Chaco santiagueño en el
siglo XVIII muestra los efectos del respeto de las prohibiciones alimenticias y de
Al igual que sucede entre los qom y los abipón, entre los chacobo es común
atribuir a los hombres la causa de las enfermedades que aquejan al recién nacido. Al
respecto, Córdoba (2006: 63) señala que los suegros son quienes reprenden a sus
yernos por las faltas visibles de responsabilidad que se derivan del no respeto de las
restricciones que recaen sobre él en los días después del parto. Entre los toba,
muchas de las situaciones que conducen a las inculpaciones femeninas son aquéllas
en las que existe una falta de autocontrol por parte del padre23 o la intención de no
20
llevar a cabo una acción destinada a saber quién era el padre. Al matar al recién
enfermedad grave que solo podría ser curada por un shamán. De hecho, cuando el
responsabilidad paterna podía causar la muerte del padre a raíz del lazo corporal y
sustancial creado con su hijo durante la gestación. Tal como relata un anciano de
Mala’, “si una chica soltera andaba con un hombre a escondidas, tenían la forma de
decía, mataban al bebé. Si dice el nombre, los padres van a donde está el hombre y
Numerosas mujeres sostienen que los calambres y los problemas de parto son una
agua, es factible que al nacer “el bebé tenga los pulmones dañados, problemas de
Durante la menarca, la mujer no sólo incorpora los valores que tendrá a lo largo
de su vida. Ya en ese momento ella puede volverse una buena madre, es decir,
aquélla que será fuerte en el parto y dará a luz a un niño sano ya que ha sabido
21
llevaba a cabo parte importante de su constitución como qomlashe. Numerosos
atributos de lo que los qom consideran que es una buena esposa y madre24 son
Comentarios finales
comparten los humores de sus cuerpos y que uno se impregna de los fluidos del
cuerpo del esposo y, a medida que el tiempo pasa y la relación se consolida, estos
entre padres e hijos por la circulación y transformación del alimento y los fluidos
compartidos. Comer y dormir juntos produce en el núcleo familiar una cercanía que
24
Aquélla que sabe mantener su casa, recibir bien a los visitantes, cocinar, lavar, hacer canastos,
buscar el ‘cogollo’ de las palmeras, sacar las hojas del carandillo, juntar frutos del monte, cosechar,
cultivar, ayudar al marido, etc.
25
Al respecto, entre los chacobo la iniciación es también el momento de aprendizaje de las tareas
propias a la maternidad, de los sortilegios, encantos y secretos de las mujeres (Córdoba 2006: 64).
22
irá disminuyendo con el crecimiento del hijo. Al respecto, podríamos preguntarnos si
observarse también en las numerosas prohibiciones que los relacionan entre sí. Por
manifiestan, penetran en el cuerpo del hombre y del hijo causando en ellos nuevos
cognáticas, más precisamente, entre personas que crearon sus cuerpos de manera
conjunta a partir de la circulación de los mismos humores. Entre los cuerpos circulan,
23
condición sexual de una persona se vaya produciendo gradualmente a partir de
que relata la aparición de los humanos luego de la salida de la cueva tras la llegada
de un gran fuego26. En dichos mitos se observa que la existencia de los qom como
de una creación única, ex nihilo y definitiva. Ellos existen como tales luego de un
cuando una mujer blanca se une con un qom por el hecho de vivir como él y de
las reglas de conducta son algunos de los elementos que, una vez adoptados,
la crítica constante de los ancianos respecto del accionar de los jóvenes. Según los
ancianos, los jóvenes qom van dejando de ser toba por no hacer lo que ‘los antiguos’
26
Para algunas versiones e interpretaciones del mito de las primeras mujeres entre los toba y los
pilagá, cf. Karsten (1932: 208-210), Métraux (1946: 100-107), Cordeu (1969-70: 143-146), Palavecino
1969-70: 185), Miller (1977: 323-325), Tomasini (1978-79: 66-67) e Idoyaga Molina (1986-87: 167-
169, 1995: 296-298). Sobre el mito de la destrucción de la tierra, cf. Karsten (1932: 212-224), Métraux
(1946: 33-35), Palavecino (1964: 286-289, 1969-70: 183), Métraux (1967: 146), Cordeu (1969-70:
131-132) y Tomasini (1978-79: 67-68).
24
hacían, por no conocer las prácticas rituales, no comer el alimento del monte y no
corporalmente: al igual que los blancos, se suele decir que los niños toba nacen más
A lo largo de este trabajo mostramos también que las restricciones a las que
Dicha propiedad no es, sin embargo, exclusiva de la mujer sino que es una de las
expanda más acá de los límites corporales ‘individuales’ dan cuenta de la existencia
Momentos previos a la menarca, la joven aprende los valores que la harán mujer y
a los hombres bajo el riesgo de enamorarse para siempre de ellos y por la atribución
25
restricciones durante los momentos claves de su constitución. El saber dominar
Por otra parte, el estudio de los humores corporales nos permitió mostrar que
consubstancialmente próximas.
abordar cómo los qom conciben los regímenes corporales de la mujer -derivados
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