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Reflexiones del Dr. Pedro Cahn, uno de los más reconocidos infectólogos mundiales,
donde alerta que el mundo está perdiendo la batalla en la lucha contra dicho flagelo
Las malas noticias son que no hay buenas noticias en el sentido en que ha habido una
confirmación de la incapacidad que como planeta organizado tenemos para controlar la
marcha de la epidemia, que sigue su curso, sigue creciendo: 15 mil personas se infectan
cada día, han muerto 2 millones y medio de personas solamente en el 2003. La epidemia
sigue avanzando particularmente en los países más pobres, y en los sectores más pobres
de los países más acomodados; afecta crecientemente a las mujeres, hay un número
importante de niños que contraen la infección y estamos hablando de una enfermedad
prevenible y que tiene tratamiento. Las drogas antirretrovirales en los países donde se
aplican han logrado reducir la mortalidad en más de un 80 por ciento, sin embargo la
gente se sigue muriendo de esto. ¿Debería ser una sorpresa? No, porque en realidad si
nosotros vemos que vivimos en un mundo donde la gente sigue muriendo de
tuberculosis, paludismo, desnutrición, donde 2/3 de la población vive con menos de dos
dólares por día, entonces no puede sorprendernos que una epidemia como el Sida se
instale en este contexto.
No, en absoluto, tenemos hasta una organización de las Naciones Unidas de Lucha
contra el Sida, que es ONUSIDA, que agrupa a distintas instituciones, como la OMS, el
Banco Mundial, la UNESCO, la UNICEF, el Fondo de las Naciones Unidas para el
Desarrollo, tenemos hasta una Asamblea General de las Naciones Unidas dedicada
especialmente al HIV, que se reunió hace un año y medio. Tenemos un programa, que
es el llamado 3 x 5, es decir 3 millones de personas en los países en vías de desarrollo
que deben estar recibiendo tratamiento para el año 2005, pero para que ese fondo global
de la ONU destinado a combatir Sida, paludismo y tuberculosis pueda tener eficacia
hace falta que los países pongan el dinero y no se terminan de reunir los fondos.
Depende, para su bolsillo y el mío seguramente sí, son 10 mil millones de dólares por
año para dar un tratamiento apropiado a toda la gente que lo necesita. Eso es apenas la
mitad de lo que se fugó de los bancos argentinos en el 2001, eso es menos del 10 por
ciento de lo que lleva gastado el Presidente Bush en la guerra contra Irak. Así que no es
un tema de que la plata no esté sino de cómo el mundo se decide a gastarla.
Sí, no sólo me toca ser el primer latinoamericano, sino la primera persona que proviene
de un país en vías de desarrollo. Hasta ahora los presidentes que tuvimos fueron todos
europeos, canadienses, norteamericanos y lo más al sur que llegamos fue a Australia
. Creo que por un lado ello habla bien de dicha Sociedad porque realmente pasa a
reflejar de una manera apropiada lo que es su carácter internacional, y en segundo lugar
tiene también una representación de lo que es uno de sus objetivos esenciales, que es
mejorar la situación de las personas viviendo con el virus de los países en vías de
desarrollo. El Consejo de Gobierno de dicha institución entendió que yo era la persona
para esta tarea en este tiempo.
Cualquier estrategia que apunte a fortalecer la prevención nunca puede ser errónea. Si es
suficiente o no yo no se lo puedo responder. Es evidente que lo que está claro es que no
alcanza con los esfuerzos que se hagan desde el nivel gubernamental, son
imprescindibles pero no alcanzan. Mientras la sociedad en su conjunto no tome el tema
en sus manos va a ser muy difícil poder abordar esto, mientras los padres no hablen el
tema con los chicos, mientras el tema no se trate en las escuelas primarias y secundarias,
mientras no lleguemos con la prevención a la gente que ni siquiera alcanza a completar
su escolaridad, entonces siempre vamos a estar dejando gente afuera que precisa
información y profilaxis. Lo que tiene que quedar claro es que tenemos que terminar
con la doble moral. Por un lado nos escandalizamos con la educación sexual en las
escuelas, pero usted prende la televisión a las tres de la tarde y hay telenovelas con sexo
semiexplícito, a donde ni por error aparece un preservativo. Es muy interesante ver que
algunos medios de comunicación gráficos publican editoriales muy pudorosos en
relación con el tema de la educación sexual, pero en páginas más allá usted puede
encontrar los avisos de prostitución que quiera. Entonces pareciera que no existe
coherencia interna dentro del mismo medio. Como el virus no tiene códigos morales, el
virus no ha leído ni la Biblia, ni el Talmut, ni el Corán, ni ninguna otra fuente religiosa,
ni tampoco conoce el Código Penal, el virus no elige a quien ataca, infecta a quien se le
pone delante. Y los que se le ponen delante son generalmente mujeres, jóvenes y
frecuentemente de los sectores más desfavorecidos de la sociedad. De modo tal que si
nosotros no hacemos algo la situación puede llegar a ser catastrófica. Para eso hay que
mirarse en el espejo de otros países, por ejemplo de lo que pasa en África. Allí hay
poblaciones que tienen ya crecimiento negativo: mueren más de los que nacen y
estamos hablando de que cerca del 40 por ciento de la población económicamente activa
en algunos lugares está infectada. Lo que estamos diciendo es que no es el 40 por ciento
general, estamos hablando del 40 por ciento de los médicos, de los maestros, de los
policías, de los bomberos, de los ingenieros, de la burocracia gubernamental; estamos
hablando y tal vez más importante que todo eso del 40 por ciento de los que recogen las
cosechas en países donde usted come lo que cultiva. Este es un tema que hay que
tomarlo con toda la seriedad del caso, porque pese a las reiteradas advertencias que se
vienen haciendo desde los ámbitos de la Epidemiología no tenemos todavía una
respuesta apropiada.
¿En las últimas reuniones en las que usted ha participado sobre el tema Sida se
han discutido nuevas terapias que le puedan dar un poco de esperanza a los
enfermos?
Sí, hay novedades terapéuticas de sumo interés, se siguen licenciando drogas que son
realmente muy efectivas y hacen más fácil el tratamiento para nuestros pacientes,
regímenes más compactos, más sencillos. Recientemente, la FDA, que es la
Administración de Drogas y Medicamentos de los Estados Unidos aprobó dos nuevas
fórmulas que combinan dos medicamentos: una que combina 3TC con Abacavir y otra
que combina Tenofovir con FTC. Acá en un solo comprimido usted ya tiene dos de los
componentes necesarios para combatir el mal, agréguele a esto el tercer componente y
ya tiene la triada necesaria, contra las 15 ó 20 pastillas que nuestros pacientes tenían que
tomar antes. La gente tiene que entender que el tema del Sida no se va a resolver
solamente con los médicos. Es claro que sin los médicos no se va a solucionar, pero en
esto necesitamos que se involucre, además, el sistema educativo formal y no formal, que
participe la familia, los medios de comunicación, las empresas, el Gobierno. Es decir,
que todos asumamos nuestra responsabilidad en este sentido. Si nosotros no logramos
que la sociedad tome conciencia y entienda que no es discriminando como se resuelve el
problema, no es persiguiendo a la gente que tiene HIV, obligándolas a clandestinizarse
que se va a acabar con el flagelo, estamos realmente muy errados. Me parece que en
este sentido las obras sociales, la seguridad social tiene una responsabilidad muy grande
porque poseen muchos millones de personas bajo su cuidado y no deben desentenderse
de esta cuestión.