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México y el dada su racionalidad, siempre prefieren

capitalismo más que menos de todo aquello que


¿Puede caracterizarse la economía les brinde satisfacción. Por consiguiente,
mexicana como una en la que para poder alcanzar mayores niveles
efectivamente rige un sistema económico de bienestar buscarán acumular
capitalista? una mayor riqueza, no por la riqueza
Isaac Katz en sí misma, sino porque esto es lo que
Departamento de Economía. Instituto les permite tener un mayor número de
Tecnológico Autónomo de México. México satisfactores.
La crisis financiera internacional, En razón del interés individual por
derivada de un problema de información maximizar su nivel de bienestar y debido
asimétrica en presencia de a esa escasez de recursos, la forma más
una regulación y supervisión deficiente eficiente de asignarlos es a través del mercado,
del sistema financiero, particularmente ejerciendo cada quien su libertad de
en Estados Unidos, con los efectos negativos elección. Si todas las personas actúan de
que esto ha generado, tales como la manera similar, con un arreglo institucional
quiebra de varias instituciones del sistema de igualdad de oportunidades en mercados
financiero, la disrupción de los flujos competitivos y eficientemente regulados,
de crédito en cada una de las economías maximizarán no solamente su propia
y a escala internacional, y la consecuente riqueza y su bienestar sino también la riqueza
desaceleración de las tasas de crecimiento y el bienestar de la sociedad en su
económico en prácticamente todo el conjunto. Y eso es un sistema capitalista:
mundo y su efecto sobre el empleo y el uno basado en la libertad individual.
bienestar de una parte importante de la El ementos que fortalecen el
población mundial, han desatado una ola capitalismo
de críticas hacia el sistema económico A partir de lo anterior, ¿qué es lo que se
basado en la libertad individual, críticas requiere desde una perspectiva de política
que argumentan que el sistema capitalista pública para fortalecer el capitalismo,
de libre mercado ha fallado y que dado que éste es el único sistema económico
se requiere, en consecuencia, modificarlo que logra compatibilizar simultáneamente
o incluso sustituirlo por uno en el la libertad individual, la eficiencia
que el gobierno tenga una participación en la asignación de recursos, la generación
más activa y directa en la regulación de de riqueza individual y agregada y el
los mercados y en la asignación de los bienestar individual y social?
recursos en la economía, argumentando Sin duda, el elemento más importante
que la crisis por la que estamos transitando es el relacionado con la definición
en la actualidad es, en gran parte, y protección de los derechos privados de
el resultado de la “codicia desmedida” de
unos cuantos. propiedad, entendidos como la asignación
La libertad individual exclusiva que se hace a un individuo para
¿Es cierto que la crisis se debe a la que decida libremente la utilización de los
“codicia” y que, por tanto hay que bienes de su propiedad, sea en forma directa
“moderarla” restringiendo la libertad mediante su consumo o de modo
individual? Los individuos, todos, se indirecto por medio de la transferencia.
enfrentan a una restricción inevitable: Así en la definición de aquéllos en el marco
cuentan con recursos escasos y, legal, para que ésta sea eficiente debe
en consecuencia, con la información incluir los tres derechos básicos: el de posesión,
incompleta que poseen y actuando el de uso y el de transferencia.
dentro del marco institucional vigente Respecto del primero, los individuos
compuesto por las reglas del juego formales deben tener el derecho a poseer
(el marco legal) y las informales bienes y recursos como una extensión
(las costumbres), buscarán asignarlos natural al derecho a la vida y el de poseerse
hacia aquel uso en el que el rendimiento a sí mismo. Respecto del segundo,
sea el mayor posible. Los individuos cada individuo debe gozar de plena
actúan así porque ello es lo que les libertad para utilizar los recursos de su
permite, en cuanto consumidores, tratar propiedad, mientras en el ejercicio de esa
de maximizar su nivel de bienestar libertad no atente contra los derechos de
y el de su familia, y no queda la menor propiedad de terceros. Por último, el individuo
duda de que todos los individuos siempre poseedor de recursos debe tener
van a preferir un mayor nivel de la posibilidad de transferir éstos en una
bienestar a uno menor; los individuos, transacción enteramente voluntaria, en la
producción, operen en un contexto de sea obligar al cumplimiento de los
competencia con igualdad de oportunidades contratos entre agentes económicos privados
de acceso a éstos, es decir, uno y entre éstos y el gobierno.
en el cual las barreras de entrada y salida Teniendo una eficiente definición
no sean significativas, lo que obviamente de los derechos privados de propiedad
excluye la existencia de monopolios y dado que uno de sus componentes lo
o de prácticas monopólicas, sean éstos constituye la libertad para involucrarse
gubernamentales o privados. Para ello se libremente en transacciones voluntarias
requiere que la regulación a la que se sometan que, en efecto, se constituyen en una
los mercados sea simple y transparente, transferencia de derechos de propiedad,
de modo tal que no se impongan el segundo elemento de una economía
significativas barreras de entrada o de mercado, una en donde rige el sistema
que, en su interpretación, entre en juego capitalista de propiedad de los medios
la discreción del burócrata, ya que ambos de producción, es el requisito para
fenómenos dan lugar a una alta incidencia que todos los mercados, sean éstos de
de corrupción. bienes, de servicios o de factores de la
Obviamente, como complemento
de que los mercados internos operen en Este conjunto de elementos hace que
un contexto de competencia, se requiere las economías que se apegan con mayor
que haya libre comercio internacional de grado a un sistema capitalista sean más
bienes, así como libre movilidad de los flexibles frente a una crisis y que los costos
flujos de capital, con el fin de que éstos de tales crisis tiendan a ser menores, tanto
tomen la forma de inversión directa o inversión en producción como en empleo.
financiera. La existencia de mercados El caso mexicano
competitivos, junto con el libre comercio Con base en lo descrito en estos últimos
internacional, tiende a garantizar párrafos, ¿puede caracterizarse la
que los recursos se asignen hacia aquellas economía mexicana como una en la que
actividades en las cuales se goce de efectivamente rige un sistema económico
ventaja comparativa. Así mismo, la libre capitalista? A pesar de que la economía
movilidad de capitales tiende a reflejarse mexicana en su gran mayoría es una
en que éstos fluyan hacia aquellas regiones economía de mercado, en realidad dista
y sectores en los cuales el rendimiento mucho de cumplir a cabalidad los principales
esperado, dado el riesgo, es el mayor elementos de un sistema capitalista,
posible, de forma tal que es de suponer lo que hace que la economía sea
que los flujos se dirijan de los países relativamente rígida y, por tanto, relativamente
desarrollados, débil para enfrentar una crisis
que tienen abundancia relativa como la que se está experimentando hoy
de capital, a los menos desarrollados, en día.
que tienen escasez relativa de este recurso. En primer lugar, constitucionalmente,
Naturalmente, se necesita que rija el todos los recursos como tierra y agua
Estado de derecho, donde los derechos se consideran propiedad de la nación, por
privados de propiedad estén definidos y lo que la propiedad privada de los medios
garantizados. de producción es en realidad un derecho
Finalmente, son indispensables la derivado y no uno natural, hecho que introduce
transparencia y la rendición de cuentas un elemento de riesgo expropiatorio
de los actos públicos, sobre todo en cuanto sobre la propiedad privada. Aunque
al ejercicio del gasto gubernamental la definición de los derechos privados de
y la adjudicación de contratos de obras propiedad es ineficiente, lo que sin duda
públicas, requiriéndose para ello que el se constituye en uno de los principales
sistema político de elección de gobernantes problemas en relación con estos derechos,
sea una democracia representativa ya es la debilidad institucional en cuanto a su
que la democracia política no es más que garantía y protección, lo que se deriva de
la otra cara de la moneda de la democracia contar con un poder judicial que, plagado
económica. de corrupción e ineficiencia, no garantiza
cual ambas partes involucradas en el intercambio el cumplimiento de los contratos. Esta
esperan obtener un beneficio. incertidumbre
Además de la definición misma de los derechos ha repercutido en la exigencia
de propiedad, es crucial que éstos de una tasa de rendimiento ex ante sobre
se encuentren protegidos por un poder la inversión privada más elevada, lo cual se
judicial que sea independiente, imparcial, ha traducido en menores flujos de inversión
eficiente y expedito, y cuya función principal y de crecimiento económico.
En segundo término, existen significativas que todo intercambio sea efectivamente
barreras de entrada y salida voluntario.
de los mercados, como resultado de un En tercera instancia, aunque para el
marco legal ineficiente y de una regulación 85% de las importaciones totales México
excesiva. La carga burocrática que es una de las economías más abiertas
enfrentan las empresas representa casi del mundo, dados los diferentes tratados
el 12% del PIB, lo que las desincentiva de libre comercio que ha firmado, para
para operar dentro de la legalidad; esto el restante 15% de las importaciones es
se traduce en muy pequeñas unidades una de las economías más cerradas del
de producción con baja productividad planeta, hecho que limita la libertad de
y tecnología obsoleta, además de una elección y reduce el bienestar de la población.
elevada incidencia de corrupción entre Por último, pese a los avances logrados
la burocracia. Aunado a esto, la legislación en los últimos años, la operación
laboral deriva en un mercado de del sector público mexicano sigue siendo
trabajo notoriamente rígido y con altos poco transparente, sobre todo en cuanto
costos laborales efectivos para las compañías. al ejercicio del gasto y la adjudicación de
Las altas barreras de entrada a obras públicas, por lo que existe una alta
los mercados –que hacen que éstos se sospecha de corrupción.
encuentren lejos de ser efectivamente Estos y algunos otros elementos
competitivos– se agravan aún más con hacen que, en efecto, la economía mexicana
la existencia de monopolios y de prácticas no sea una verdadera e íntegra
monopólicas, privadas y gubernamentales, economía de mercado, por lo que le falta
en diversas áreas estratégicas flexibilidad para poder enfrentar exitosamente,
de la economía, destacándose los con bajos costos, una crisis como
sectores de energía y de telecomunicaciones. la que vivimos en la actualidad.P
La mera existencia de monopolios
violenta la condición necesaria de
.

de Estados Unidos. México no se ha convertido en un país dependiente a partir de la deuda externa solamente, sino a un gran número
de factores como lo son: la tecnología, la educación, el comercio y el que tiene un...

Capitalismo y libertad
Milton Friedman
Este ensayo trata de la relación entre la libertad que disfrutan los individuos en una sociedad y la
forma de organización económica adoptada por esa sociedad. Su tesis es que la organización del
grueso de la actividad económica a través de empresas privadas en un mercado libre -una
forma de organización que llamaré capitalismo competitivo- es una condición necesaria de
la libertad individual. Aunque necesario para la libertad, el capitalismo sólo no es suficiente para
garantizara. Tiene que estar acompañado por un conjunto de valores y de instituciones políticas
favorables a la libertad; estas condiciones adicionales no serán consideradas en este ensayo.
El sistema económico juega un papel dual en la promoción de la libertad. En primer lugar, la
libertad económica en, en si misma, un componente esencial de la libertad en general. El
capitalismo competitivo, como el sistema más favorable a la libertad económica, es por esta razón un
fin en sí mismo. En segundo lugar, la libertad económica es un medio para la libertad civil o
política. Al permitir una efectiva separación entre el poder económico y el político, reduce los costos
de la idiosincrasia política y proporciona numerosos centros independientes de potencial oposición a
la supresión de la libertad. La experiencia histórica y el análisis lógico apoyan por igual esta tesis.
El crecimiento y propagación de la libertad civil en Occidente coincidió claramente con la difusión del
capitalismo como el sistema dominante de organización económica. No conozco ningún ejemplo de
sociedad, en ninguna época o lugar, definible como sociedad libre, que no usara un sistema de
mercado privado para organizar sus actividades económicas. Es igualmente claro que el capitalismo
por si solo no ha sido suficiente para garantizar la libertad. El Japón, por lo menos antes de la II
Guerra Mundial, y Rusia antes de la I Guerra Mundial, eran sociedades capitalistas y, sin embargo,
esencialmente autocráticas en su estructura política. La Italia fascista y la España de Franco son
ejemplos adicionales aunque un poco menos claros; en ambos el estado ha jugado un papel tan
amplio en el control y desarrollo de los asuntos económicos que quizás fuera mejor describirlos como
sociedades socialistas o colectivistas que como capitalistas. Y esto ciertamente es válido para la
Alemania Nacional Socialista.
Con todo, merece la pena observar que inclusive en estos países- con la sola excepción de la
Alemania nazi- nunca la supresión de la libertad individual ha llegado tan lejos como en los modernos
estados totalitarios de Rusia y China, donde el colectivismo económico se combina con el
autoritarismo político y donde apenas sobreviven algunos vestigios del capitalismo. La razón parece
clara. Por poco que fuera el capitalismo existente, proporcionaba algunas fuentes de poder
parcialmente independiente de la autoridad política. Además, por supuesto, el capitalismo significó
alguna medida de libertad económica y hasta los vasallos de la Rusia zarista podían cambiar de
trabajo sin permiso de ningún organismo estatal.
La relación entre la libertad económica y la libertad política es compleja y en ningún sentido
unilateral. En la Inglaterra de principios del siglo XIX, los radicales filosóficos y sus aliados
consideraban la reforma política fundamentalmente como un medio para la libertad económica. Los
seguidores de Adam Smith, Ricardo y Bentham, creían que una reducción en la intervención estatal
en la economía, una amplia medida de laissez faire, era el principal requisito de un rápido progreso
económico así como de la amplia distribución de sus frutos entre las masas. Dicho sea de paso, la
experiencia subsiguiente deja pocas dudas sobre lo correcto de esa opinión (ver Indice de la libertad
económica). Estos tempranos liberales veían los intereses creados de los políticamente poderosos,
particularmente los terratenientes, como el principal obstáculo de esa política. La reforma política le
daría el poder al pueblo y el pueblo, naturalmente, legislaría en su propio interés, es decir, legislaría
laissez faire.
Desde el fin del siglo XIX hasta el día de hoy, los principales escritores liberales –hombres como
Dicey, Mises, Hayek y Simons, por sólo citar unos pocos- subrayaron la relación inversa: la libertad
económica como medio para la libertad política. El triunfo del liberalismo benthamita en la Inglaterra
del siglo XIX fue seguido por la intervención gubernamental en los asuntos económicos y esta
tendencia hacia el colectivismo se vio muy acelerada tanto en Gran Bretaña como en el resto del
mundo por dos guerras mundiales. En los países democráticos, fue el bienestar social más bien que
la libertad lo que se convirtió en el factor determinante. Reconociendo la implícita amenaza al
individualismo, estos autores temían que un continuo movimiento hacia el control centralizado de la
actividad económica demostrara ser El Camino de la Servidumbre, como tituló Hayek su penetrante
estudio sobre el proceso (ver El Camino de la servidumbre).
Los acontecimientos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial presentan una relación de nuevo
diferente entre la libertad económica y la política. La planificación económica colectivista ha
interferido con la libertad individual. Sin embargo, por lo menos en algunos países, el resultado no
ha sido la supresión de la libertad sino el cambio de la política económica. Nuevamente Inglaterra
brinda el ejemplo más llamativo. El punto de viraje es, quizás, la orden de “control de compromisos”
que, pese a muchas reservas, el Partido Laborista encontró necesario imponer para poder realizar su
política económica. Plenamente ejecutada, la ley hubiera implicado la asignación centralizada del
empleo. Pero esto chocaba tan abiertamente con la libertad personal que fue llevada a la práctica en
un número insignificante de casos y rescindida tras haber estado en vigor por un breve período. Su
cancelación introdujo un franco cambio de política económica, una reducción del apoyo en los
“planes” y “programas” centralizados, el desmantelamiento de muchos controles y un creciente
énfasis en el mercado privado. Un cambio similar de política ocurrió en la mayor parte de los demás
países democráticos (ver Los Puestos de Mando).
La razón última de estos cambios de política está en el limitado éxito o completo fracaso de la
planificación centralizada para conseguir sus objetivos. Sin embargo, este fracaso debe atribuirse,
por lo menos en alguna medida, a las implicaciones políticas de la planificación centralizada y a la
falta de voluntad de seguir su lógica cuando hacerlo requiere pisotear estimados derechos privados.
Bien pudiera ser que el cambio sólo sea una momentánea interrupción de la tendencia colectivista de
este siglo. Aun así, ilustra de manera llamativa la estrecha relación entre la libertad política y las
disposiciones económicas.
Adam Smith vio claramente que la utilización efectiva de los recursos económicos requiere la
coordinación de un gran número de personas. Como él dijera, “la división del trabajo está limitada
por la extensión del mercado.” El aumento de la población y el progreso tecnológico desde que
escribiera han ampliado continuamente la escala en que se requiere la coordinación para poder
aprovechar al máximo la ciencia moderna. Es obvio que literalmente millones de personas están
implicadas en brindarse mutuamente su pan cotidiano, por no hablar de sus automóviles. El desafío
para el creyente en la libertad es reconciliar la creciente interdependencia con la libertad individual.
Fundamentalmente, sólo hay dos formas de coordinar las actividades económicas de millones de
personas. Una es la dirección centralizada que implica el uso de la coerción -la técnica del moderno
estado totalitario. La otra es la cooperación voluntaria de los individuos -la técnica del mercado.
La posibilidad de coordinación a través de la cooperación voluntaria se apoya en la proposición
elemental –y, sin embargo, frecuentemente negada- de que ambas partes de una transacción
económica se benefician siempre que la transacción sea bilateralmente voluntaria e informada. Por
consiguiente, el intercambio puede significar coordinación sin coerción. Un modelo de sociedad
organizada a través del intercambio voluntario es una economía de libre empresa privada, lo que
hemos llamado capitalismo competitivo.
Es su forma más simple, semejante sociedad consiste en un número de familias independientes- una
colección de Robinson Crusoes, por decirlo así. Cada familia usa los recursos que controla para
producir bienes y servicios que intercambia por bienes y servicios producidos por otras familia en
términos mutuamente aceptables para ambas partes. Por consiguiente, cada familia está capacitada
para satisfacer sus necesidades indirectamente al producir bienes y servicios que utilizarán otras
casas, mas bien que produciendo bienes para su propio consumo inmediato. El incentivo usado para
adoptar la vía indirecta es, por supuesto, el incremente de productividad que hacen posible la
división del trabajo y la especialización de funciones. En consecuencia, ambas partes pueden
beneficiarse de cada intercambio.
Puesto que cada familia siempre tiene la alternativa de producir directamente para si misma, no
tiene que entrar en ningún intercambio a no ser que realmente se beneficie. De esa fomra, no
ocurrirá ningún intercambio a no ser que ambas partes se beneficien del mismo. De esa forma, se
consigue la cooperación sin coerción.
En una economía de intercambio simple, en la que una familia es la mayor unidad productiva y en la
que los productos finales son intercambiados contra productos finales, la división del trabajo y la
especialización de funciones no pueden ir más allá, Para ampliar la magnitud de la división del
trabajo, la unidad productiva en las economías de mercado existentes se halla en gran medida
separada de la unidad de consumo. Toma la forma de una empresa que sirve como intermediaria
entre el uso de los recursos de algunas familias para producir productos, y la adquisición de los
productos por la misma u otra familia. La introducción de semejante intermediario permite la
cooperación productiva en un área mucho más amplia y hace posibles complejas cadenas de
intercambio y formas indirectas de utilizar los recursos. La elaboración de arreglos cooperativos se ve
facilitada todavía más por el uso de “dinero”, o medio generalizado de compra, para hacer
transacciones mas bien que intercambiando bienes o servicios directamente.
Pese al importante papel de la empresa y del dinero en nuestra economía actual, y pese a los
numerosos y complejos problemas que suscita, la característica central de la técnica de mercado
para conseguir coordinación se ve plenamente desplegada en una simple economía de intercambio
aunque no tenga ni empresas ni dinero.
Como en el modelo simple, también en la empresa compleja y la economía de intercambio
monetario, la cooperación es estrictamente individual y voluntaria, siempre que (a) esas empresas
sean privadas, para que las partes contratantes en última instancia sean individuos y (b) que los
individuos sean efectivamente libres para entrar o no entrar en cualquier intercambio particular, para
que cualquier transacción sea estrictamente voluntaria.
Es mucho más fácil formular estas condiciones en términos generales que especificarlas en detalle, o
precisar los arreglos institucionales más favorables a su mantenimiento. En realidad, gran parte de la
literatura económica técnica está justamente preocupada con estas cuestiones. El requisito básico es
el mantenimiento de la ley y el orden para evitar la coerción y poner en vigor los contratos
voluntarios, dándole así contenido a “privado” ( ver La evolución del estado de derecho). Aparte
de esto, quizás el problema más difícil se derive del “monopolio” –que inhibe la libertad efectiva al
negarle a los individuos las alternativas al intercambio particular- y de los “efectos de vecindario”-
efectos sobre terceras personas para los que no resulta factible ni pagar ni cobrar.
Aunque aquí no es posible una discusión amplia, el espectro de los problemas implicados queda
sugerido por las diferentes significaciones atribuidas a “libre” como un adjetivo que modifica a una
empresa. Un significado, el que se le ha dado generalmente en la Europa continental, es que las
“empresas” serán libres de hacer lo que quieran, incluyendo fijar precios, dividir mercados y adoptar
cualquier otra técnica para dejar fuera a potenciales competidores. Otra, inherente al pensamiento
británico y a la ley y la tradición norteamericana, es que cualquiera será “libre” para establecer una
empresa, lo que significa que las empresas existentes no son “libres” para dejar fuera a los
competidores a no ser vendiendo un mejor producto al mismo precio o el mismo producto a un
precio más bajo. El concepto europeo es una derivación natural de una sociedad de “status”; la
norteamericana, de una sociedad democrática e igualitaria. Y, a su vez, las diferentes concepciones
reaccionan sobre el carácter de la sociedad; la concepción europea promueve una economía
estructurada, “clases” económicas, y una aristocracia industrial para complementar su aristocracia
social; la concepción norteamericana promueve la movilidad económica, la ausencia de clases y la
democracia económica para complementar su democracia social.
Mientras se mantenga la efectiva libertad de intercambio, el elemento central de la organización de
mercado de la actividad económica consiste en que impide que una persona interfiera con la mayoría
de las actividades de otra. El consumidor está protegido de la coerción del vendedor gracias a la
presencia de otros vendedores con los que puede tratar. El vendedor está protegido de la coerción de
los consumidores gracias a los otros consumidores a los que puede vender. El empleado está
protegido de la coerción del empleador gracias a los otros empleadores para los que pudiera
trabajar, y así sucesivamente. Y el mercado hace esto impersonalmente y sin ninguna autoridad
centralizada.
En realidad, una gran fuente de objeciones a una economía libre es precisamente lo bien que hace su
trabajo. Le da a la gente lo que quiere en vez de lo que un grupo particular piensa que debería de
querer. Subyacente a la mayoría de los argumentos contra el mercado libre está la falta de confianza
en la libertad misma.
Las libertades económicas que proporciona el mercado incluyen la libertad de morirse de hambre,
para usar una frase muy querida por los enemigos del mercado. El mercado le garantiza al
individuo la libertad de aprovechar al máximo los recursos que están a su disposición,
siempre que no interfiera con la libertad de los demás de hacer lo mismo. Pero no
garantiza que tendrá los mismos recursos que otro. Los recursos que pueda tener reflejan,
en gran medida, los accidentes de nacimiento, herencia y previa buena o mala fortuna. Y
no hay nada que pueda evitar que conduzcan a una gran disparidades en riquezas e
ingresos. Para muchas personas, estas disparidades son moralmente repugnantes y plantean
difíciles problemas éticos que no pueden explorarse aquí. También sirven funciones muy reales, una
de las cuales mencionaremos más adelante.
En la medida en que las disparidades se derivan de un monopolio y de otras imperfecciones del
mercado, se pudieran reducir acercándose más al mercado libre ideal. Pero hay que reconocer que
inclusive un mercado libre ideal es perfectamente coherente con una gran desigualdad. Fuera de la
caridad individual, no hay forma de eliminar esas desigualdades de riqueza que permanecerían
inclusive en un mercado libre ideal, excepto mediante la interferencia con la libertad de los más
afortunados. Es una observación banal, aunque desagradable, que la libertad y el
igualitarismo pueden ser objetivos contradictorios. Afortunadamente, en la práctica, han
demostrado que no lo son. Históricamente, un mercado libre ha producido menos
desigualdad, una distribución de la riqueza más amplia, y menos pobreza que cualquier
otra forma de organización económica. Hay menos desigualdad en los países capitalistas
avanzados, como Estados Unidos, que en países subdesarrollados como la India.
Aunque la escasez de la información hace difícil estar seguro, también parece haber menos
desigualdad en los países capitalistas en general que en los colectivistas como Rusia y China. En
principio, las sociedades colectivistas pudieran conseguir una igualdad substancial, aunque
sacrificando la producción total. No lo han hecho. Ni siquiera lo han intentado.
Por supuesto, la existencia de un mercado libre no elimina la necesidad de un gobierno. Por el
contrario, como hemos dicho, el gobierno es esencial como foro para determinar “las reglas
del juego” y como árbitro para aplicar las reglas que se decidan. Lo que el mercado hace
es reducir mucho el espectro de problemas que hay que decidir políticamente y, por
consiguiente, minimiza la medida en la que el gobierno tiene que participar directamente
en el juego. El rasgo característico de la acción política es que tiende a requerir, o poner en vigor,
una sustancial conformidad. La gran ventaja del mercado, por otra parte, consiste en que
permite una gran diversidad. En términos políticos es un sistema de representación proporcional.
Cada persona puede votar, por decirlo así, por lo que quiere y conseguirlo. No necesita saber qué
quiere la mayoría y luego, si está en la minoría, someterse.
Es esta característica del mercado a la que nos referimos cuando decimos que el mercado
proporciona libertad económica. Pero esta característica también tiene implicaciones que van mucho
más allá de lo estrechamente económico. La libertad política significa la ausencia de coerción de un
hombre por otro. La amenaza fundamental a la libertad es el poder de coaccionar, ya esté en
manos de un monarca, de un dictador, de un oligarca o de una momentánea mayoría. La
preservación de la libertad requiere la eliminación de esa concentración de poder en la
mayor medida posible y la dispersión y distribución de cualquier poder que no pueda
eliminarse –un sistema de checks and balances. Al sustraer la organización de la actividad
económica del control de la autoridad política, el mercado elimina esta fuente de poder
coercitivo. Le permite al poder económico ser un balance contra el poder político en vez de
un refuerzo.
El poder económico puede ser ampliamente diseminado, porque no hay ninguna necesidad de que el
crecimiento de nuevos centros de poder económico se produzca a costa de los ya existentes. Puede
haber muchos millonarios. El poder político, por otra parte, es mucho más difícil de descentralizar.
Su carácter personal impone algo más afín a una ley de conservación del poder. Puede haber muchos
pequeños gobiernos independientes. Pero es mucho más difícil mantener numerosos pequeños
centros de poder político igualmente fuertes dentro un gran gobierno que mantener
numerosos centros de poderío económico dentro de una gran economía. Por consiguiente, si
la fuerza económica se une a la fuerza política, la concentración parece casi inevitable.
Quizás pueda demostrarse mejor la fuerza de este argumento abstracto con un ejemplo. Un rasgo de
una sociedad libre es la libertad de los individuos para defender y propagar abiertamente un cambio
radical en la estructura de la sociedad, mientras esa defensa esté limitada a la persuasión y no
incluya la fuerza u otras formas de coerción. Es una característica de la libertad política en una
sociedad capitalista que los hombres pueden defender y trabajar abiertamente a favor del socialismo.
Igualmente, la libertad política en una sociedad socialista requeriría que los hombres tuvieran la
libertad de defender la introducción del capitalismo. ¿Cómo puede preservarse y protegerse la
Para que los hombres puedan defender algo en primer lugar tienen que poder ganarse la vida. Esto
ya plantea un problema en la sociedad socialista, puesto que todos los empleos están bajo el control
directo de las autoridades políticas. Haría falta un acto de autolimitación gubernamental cuya
dificultad está subrayada por la experiencia de Estados Unidos después de la II Guerra Mundial con el
problema de la “seguridad” entre los empleados federales. Para un gobierno socialista permitirle a
sus empleados defender políticas directamente contrarias a la doctrina oficial.
Pero supongamos que se consiga este acto de auto-negación. Para que la defensa del capitalismo
signifique algo, sus proponentes tienen que poder financiar su causa, tienen que tener reuniones
públicas, publicar panfletos, comprar tiempo en la radio, editar periódicos y revistas, y así
sucesivamente. ¿Cómo podrán recaudar los fondos necesarios? Pudiera haber hombres en la
sociedad socialista con grandes ingresos, quizás en forma de bonos del gobierno y cosas por el estilo,
pero tendrían que ser altos funcionarios. Es posible concebir algunos funcionarios socialistas de
menor rango manteniendo su cargo pese a defender el capitalismo. Es prácticamente imposible
imaginar que algunos altos funcionarios socialistas vayan a subvencionar semejantes “actividades
subversivas’’.
El único recurso para buscar fondos sería recaudar pequeñas cantidades de un gran número de
funcionarios menores. Pero esta no es una respuesta realista. Para llegar a conseguir estos recursos,
habría que persuadir a mucha gente y nuestro problema consiste, precisamente, en cómo iniciar y
financiar una campaña para poder hacerlo. Los movimientos radicales en una sociedad capitalista
nunca se han financiado de esa manera. Típicamente han sido subvencionados por unos cuantos
individuos ricos que han sido convencidos por un Frederick Vanderbilt, una Anita Blaine McCormick o
un Corliss Lamont, por mencionar unos cuantos nombres recientemente destacados, o por Federico
Engels para ir más para atrás. Este es un papel de la desigualdad de riqueza para preservar la
libertad política que casi nunca se subraya – el papel del patrón.
En una sociedad capitalista, sólo hace falta persuadir a unos cuantos ricos para lanzar cualquier idea,
por extraña que sea, y hay muchas de esas personas, muchas fuentes independientes de apoyo. Y,
en realidad, ni siquiera es necesario persuadir a nadie sobre la validez de la idea. Sólo es necesario
persuadirlos de que su propagación puede ser financieramente exitosa; que el periódico o revista o
libro o lo que sea pude ser rentable. El editor competitivo, por ejemplo, no puede permitirse publicar
solamente los escritos con que esté personalmente de acuerdo; le basta con la probabilidad de que el
mercado le dé un rendimiento satisfactorio a su inversión.
De esta forma, el mercado rompe el círculo vicioso y hace posible financiar con pequeñas cantidades
de muchas personas sin tener que persuadirlas primero. En una sociedad socialista no existe esa
posibilidad. Sólo existe el estado todopoderoso.
Hagamos un esfuerzo de imaginación y supongamos que un gobierno socialista que está consciente
de este problema y compuesto por personas que quieran preservar la libertad. ¿Pudiera suministrar
los fondos? Quizás, pero es difícil ver cómo. Pudiera establecer una oficina para subsidiar la
propaganda subversiva. Pero ¿cómo podría seleccionar a quién apoyar? Si le diera a todos lo que
piden, pronto se vería sin fondos porque el socialismo no puede cancelar la elemental ley económica
de que un precio lo suficientemente alto creará una gran oferta. Si usted hace la defensa de una
causa radical lo suficientemente remunerativa, el suministro de sus partidarios será ilimitado.
Además, la libertad para defender causas impopulares no requiere que esa defensa sea gratuita. Por
el contrario, ninguna sociedad podría ser estable si la defensa de las causas radicales fuera gratuita,
mucho menos subsidiada. Es enteramente apropiado que los hombres hagan sacrificios para
defender causas en las que creen. En realidad, es importante preservar la libertad sólo para gente
desinteresada porque de otra forma la libertad degeneraría en libertinaje e irresponsabilidad. Lo que
es esencial en que el costo de defender causas impopulares sea tolerable y no prohibitivo.
Pero no hemos terminado todavía. En una sociedad de libre mercado, basta con tener fondos.
Los proveedores de papel están tan dispuestos a venderle al Daily Worker como al Wall Street
Journal. En una sociedad socialista, no sería suficiente tener los fondos. Nuestro hipotético
órgano capitalista tendría que persuadir a la fábrica de papel del gobierno para que le vendiera, a la
imprenta del gobierno para que le imprimiera, etc.
Otro ejemplo del papel del mercado en la preservación de la libertad política, y uno que más cercano
de nosotros, se reveló con el macarthysmo. Aparte de los temas de fondo, y de los méritos de las
acusaciones hechas, ¿qué protección tenían los individuos y, en particular, los empleados del
gobierno, contra acusaciones irresponsables e investigaciones que iban contra su consciencia
revelar? Su recurso a la Quinta Enmienda hubiera sido una burla sin una alternativa al empleo en el
gobierno.
Su protección fundamental era la existencia de una economía de mercado privada en la que pudieran
ganarse la vida. Aquí nuevamente, la protección no era absoluta. Muchos empleados privados
potenciales eran, correcta o incorrectamente, renuentes a contratar a los criticados. Bien pudiera ser
que hubiera mucho menos justificación para los costos impuestos en muchas de las personas
implicadas que para los costos generalmente impuestos en las personas que defienden causas
impopulares. Pero el punto importante es que los costos eran limitados y no prohibitivos,
como hubieran sido si el empleo en el gobierno hubiera sido la única posibilidad.
Es de interés notar que una fracción desproporcionadamente grande de las personas implicadas
aparentemente nunca entró en los sectores más competitivos de la economía –pequeños negocios,
comercio, agricultura- donde el mercado se acerca más de cerca al ideal del libre mercado. Nadie
que compre pan sabe si el trigo del que está hecho fue cultivado por un comunista o un republicano,
por un demócrata o un fascista, por un negro o un blanco. Esto ilustra cómo un mercado impersonal
separa las actividades económicas de los puntos de vista políticos y protege a los hombres en sus
actividades económicas contra todo lo que no tenga que ver con su productividad.
Como sugiere este ejemplo, los grupos que tienen más en juego en nuestra sociedad en la
preservación y fortalecimiento del capitalismo competitivo son esos grupos minoritarios que más
fácilmente pueden convertirse en el objeto de la desconfianza o enemistad de la mayoría –los judíos,
los extranjeros, por solo mencionar los más obvios. Con todo, paradójicamente, los enemigos del
libre mercado –los socialistas, los comunistas- han sido reclutados en un número
desproporcionadamente alto precisamente en estos grupos. En vez de reconocer la protección que
les brinda el mercado, le atribuyen erróneamente cualquier discriminación residual.
Traducción y subrayados por AR.

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