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Ante las agresiones físicas o al patrimonio, el hombre tuvo que buscar la manera
de hacer justicia, y los mismos particulares eran los que perseguían los delitos,
podía ser o no con ayuda material o moral de la colectividad buscando hacer
justicia por su propia mano, lo cual representaba grandes desventajas ya que en
ocasiones el castigo, excedía al daño causado.
VENGANZA DIVINA
VENGANZA PÚBLICA
Entonces surge junto con la intimidación del soberano hacia el súbdito los
calabozos donde los delincuentes sufrían prisión perpetua en los subterráneos ; la
horca, los azotes, rompimiento de huesos a golpes, las galeras, el
descuartizamiento, la hoguera, decapitación, marca infamante por el hierro
candente, el garrote que daba muerte por estrangulación, trabajos forzados y las
cadenas.
PERIODO HUMANITARIO
PERIODO CIENTIFICO
3) Sólo puede ser castigado quien realice un acto previsto por la ley como
delito sancionado con una pena.
3) Sólo puede ser castigado quien realice un acto previsto por la ley
como delito sancionado con una pena.
Los hombres tienen libre voluntad de actuar (libre albedrío) en tal virtud, la ley
dirige al hombre en cuanto es un ser moralmente libre y, por ello, a nadie se le
puede pedir cuenta de un resultado del cual ha sido causa puramente física, sin
haber sido de ningún modo causa moral. Es necesario que el individuo sea
moralmente responsable, esto es, que haya realizado el acto con voluntad
inteligente.
El Estado como complemento de la ley moral, fija los delitos y las penas, pero
también establece su propia autolimitante, para no excederse de ese marco, por
tanto, la fuerza coactiva y represiva que no tiene la ley moral, sólo se encuentra
en el brazo mismo del hombre.
Se niega la teorética del contrato social, al determinarse que de la ley se
derivan la sociedad, la autoridad y el derecho que tiene ésta para prohibir y
castigar. La necesidad de la defensa inviste a la autoridad humana de un poder
sobre el hombre, pero la justicia domina indefectiblemente el ejercicio de ese
poder como medida moderadora. El medio para lograr tal moderación es el rito
procesal, que no sólo sirve a los hombres honrados en cuanto les ayuda a
descubrir a los delincuentes, sino que les sirve en cuanto los preserva de ser
víctimas de errores judiciales. Y les sirve también, en la forma debida, a los
culpables mismos, en cuanto impide que se les imponga un castigo que exceda la
medida adecuada.
El Juez no puede tener criterio personal para fijar sanciones que éstas,
objetivamente están fijadas por el legislador sin ningún margen de variabilidad,
porque la pena es una emanación del derecho pues se justifica por la
necesidad de coacción moral mediante la amenaza de un mal a los infractores
del derecho que sirva para apartarlos de la agresión y que sea la protección del
ciudadano honrado; por tanto, síguese de esto que la pena no puede tener sus
criterios mensuradores en el arbitrio del legislador, sino en la ley misma.
ETAPA CIENTIFICA
En esta etapa, el delincuente es el objeto de la máxima preocupación
científica de la justicia. El delito es una manifestación de la personalidad del
delincuente y hay que readaptar a éste a la sociedad corrigiendo sus inclinaciones
viciosas. Tal corrección es el pivote sobre el cual gira este nuevo período. La pena
como sufrimiento carece de sentido; lo que importa es su eficacia, dado aquel fin.
Las ciencias criminológicas vinieron a iluminar el problema hasta su fondo y a
caracterizar el nuevo período en el que la personalidad compleja del sujeto es lo
que se destaca en el primer término del panorama penal.
“el primer hecho histórico es que para vivir hacen falta ante todo comida, bebida,
vivienda, ropa y algunas cosas más, por consiguiente, resulta básica la producción
de los medios indispensables para la satisfacción de tales necesidades. Esta es
una condición fundamental de toda historia, que lo mismo hoy que hace miles de
años, necesita cumplirse todos los días y a todas horas, simplemente para
asegurar la vida de los hombres.
Para captar las metas de la Escuela Positiva se deben tener presentes las
directrices trazadas para el positivismo sociológico, entendiendo por Positivismo
la dirección filosófica (en teoría del conocimiento), que reduce la posibilidad de
éste al campo de lo positivo, es decir, de lo dado en la experiencia; y que, por lo
tanto, niega que pueda haber conocimiento fundado, justificado, más allá de los
límites de los puros datos de la experiencia; con lo que rechaza toda metafísica,
así como toda indagación sobre principios del deber ser, es decir, toda teoría de
normas ideales.
Ahora bien, en el área penal, la llamada Escuela Positiva surge como una
reacción a los conceptos que anteriormente habían sido fundamentados en el
método racional, y los pensadores, lo mismo que en el clasicismo, difundieron a
veces ideas muy disímbolas; sin embargo, “así como en la escuela clásica la gran
variedad primera pudo luego alcanzar postulados comunes, por reacción contra el
positivismo , así la unidad de la tesis positivista ha sido más aparente que real y se
ha mantenido, tan sólo, porque los discrepantes han rendido siempre, aún en sus
divergencias, una fina reverencia y su delicado respeto a los fundadores de la
escuela. Ha sido ésta una de las consecuencias fundamentales del irrumpir de la
escuela positiva cuando, hacia los últimos decenios del siglo pasado, se pretendió
ampliar el método experimental-naturalista al estudio del reo y del delito,
invalidando la metodología abstracta de la orientación clásica de contenido
racionalista. Entre tanto, se había ido madurando en el terreno político una
revisión de las tradiciones ideológicas liberales. El marxismo había aparecido en la
escena política de muchos países de Europa atacando de raíz las estructuras de
una concepción tildada de formal-individualista del Estado, para atribuir al Estado
cometidos específicos, sobre todo en el sector social, a fin de que fuesen
colmados lagunas y eliminados desequilibrios propicios a favorecer el delito. El
Estado no puede limitarse a reprimir el delito entreteniéndose con un concepto
“abstracto” de delito y olvidando la realidad del delincuente, sino que debe encarar
la realidad y naturaleza de las cosas para conocer las leyes que disciplinan o
explican el fenómeno delictivo, a fin de influir sobre las causas conocidas con la
realidad del delincuente, sino que debe encarar la realidad y naturaleza de las
cosas para conocer las leyes que disciplinan o explican el fenómeno delictivo, a fin
de influir sobre las causas conocidas con la intención de eliminarlo. No se trata ya
de reprimir, sino de pre venir en nombre de una exigencia de defensa social para
que la colectividad (que es el marxismo absoluto) sea puesta a cobijo de todo acto
que se dirija contra los presupuestos de su existencia conservación y progreso.”
2. La sanción penal, para que derive del principio de la defensa social, debe
estar proporcionada y ajustada al “estado peligroso” y no a la gravedad
objetiva de la infracción.
5. La pena tiene una eficacia muy restringida; importa más la prevención que
la represión de los delitos y, por tanto, las medidas de seguridad importan
más que las penas mismas.
6. El juez tiene facultad para determinar la naturaleza delictuosa del acto y
para establecer la sanción, imponiéndola con duración indefinida para que
pueda adecuarse a las necesidades del caso.
El enfoque hacia el delincuente, más que al delito, entre otros, fue el eje
motor de los pensadores de la Escuela Positiva, asegurándose que, “por relegarse
al olvido el estudio del hombre –nervio y meta de la justicia-, el fracaso de tal
sistema (Escuela Clásica) en la lucha contra el crimen “hemos imaginado al
delincuente como si viviera bajo una campana de vidrio”, olvidándose que el
hombre que delinque está sometido a influjo ardiente de las condiciones sociales
en las cuales nace, crece, actúa y se extingue. Las ideas creadoras de la
concepción biológica del mundo, que junto a las leyes del evolucionismo, la lucha
por la vida y la adaptación al medio, integran las grandes corrientes que
estructuran el positivismo penal. El análisis del delincuente inaugura el
subjetivismo en el Derecho Penal “no es el aspecto objetivo de la infracción, ni su
resultado, lo que interesa a la sociedad, es decir, al Estado, sino su aspecto
subjetivo, esto es, la temibilidad de un sujeto y su real peligrosidad”.
Todas las personas nacen en un medio social particular y están sujetas, desde su
más tierna edad, a cierto número de influencias que guían su conducta y modelan
las ideas que se forman acerca de cómo deben comportarse. Estas reacciones
condicionadas se tornan tan habituales, que parecen ser casi instintivas. Se
convierten en regulador interno de la conducta ue seguirá funcionando durante
algún tiempo, aún cuando cambien o desaparezcan de pronto las presiones
sociales que la determinaron originalmente. Este censor interno gobierna la
conducta del mismo modo que cualquier conjunto de prescripciones, el
reglamento de tránsito o el procedimiento parlamentario, regulan formas
específicas de actividad como conducir un automóvil. Esta guía interna es
prácticamente automática, salvo cuando surge alguna ocasión de obrar contra sus
dictados, momento en el cual uno se da vívidamente cuenta de ella por un
sentimiento de ansiedad, una premonición de desastre o un sentimiento de culpa.
Puesto que la conciencia es un compendio de reglas sociales incorporado en el
individuo, desafiar sus mandamientos es como representar, en cierto grado, la
vieja tragedia de quien quebranta un tabú, y se ve víctima del ostracismo impuesto
por el grupo.
LA TERCERA ESCUELA
Esta escuela realmente es una posición ecléctica entre las dos escuelas
anteriores, tomando conceptos fundamentales de los clásicos y también de los
positivistas, estimando el delito como un fenómeno individual y social,
orientándose al estudio científico del delincuente y de la criminalidad; niega el
libre albedrío si este es considerado en distinguiendo entre imputables e
inimputables; sin embargo, no se estima al delito como un acto realizado por
alguien con libertad absoluta sino que existen motivos que determinan y
coaccionan psicológicamente al infractor; se inclina más por estimar la pena como
una defensa social.
Conceptos preliminares
El surgimiento del derecho penal obedece a la necesidad de regular el
comportamiento del hombre en sociedad para controlar sus acciones y proteger al
grupo social. El crimen nace con el hombre; cuando aun no existía un orden
jurídico, ni una sociedad organizada, el delito ya se manifestaba en su forma más
rudimentaria. El hombre no articulaba palabras, pero ya desarrollaba conductas
que afectaban a los demás. De ahí la necesidad de regular tales conductas y
señalar castigos para lograr el orden y la convivencia pacifica
Derecho precortesiano
Se afirma que a la llegada de los españoles el derecho de los indígenas tenía
figuras igual o más adelantadas que la de los colonizadores.
Antes de la Conquista, debido a la religiosidad y severa educación de los
habitantes del territorio de lo que hoy es México, el crimen era un fenómeno poco
común, ya que el castigo resultaba Muy Severo.
Aztecas
En el aspecto jurídico, los aztecas conocían figuras que se encuentran vigentes en
el derecho penal mexicano. Al respecto, Castellanos Tena anota: “Los Aztecas
conocieron entre delitos dolosos y culposos, las circunstancias atenuantes y
agravantes de la pena, las excluyentes de responsabilidad, la acumulación de
sanciones, la reincidencia, el indulto y la amnistía”.
Delitos Principales: Alcahuetería, Peculado, Cohecho de jueces, Traición
en guerra, Deserción, Adulterio, Homicidio, Espionaje, etc.
Penas más Aplicadas: La de muerte: (ahorcadura, hoguera, degüello,
descuartizamiento, desollamiento), Esclavitud, Castigos Infamantes, Penas
Corporales, Destierro, Encarcelamiento.
Marco Antonio Pérez de los Reyes señala que los aztecas distinguían
entre delito culposo y doloso y que se castigaba la complicidad y el
encubrimiento. Así mismo que existían las cárceles siguientes:
Mayas
En el pueblo Maya la pena también tenía características de severidad y dureza,
pero se observa una concepción más humanizada. Era una Legislación
Consuetudinaria (No escrita).
La prisión no se consideraba un castigo, sino solo el medio para retener al
delincuente a fin de aplicarle después la pena impuesta. Por su parte a los
menores se les sancionaba con penas menos severas.
Delitos Principales: Adulterio, Violación, Estupro, Deudas, Homicidio, Incendio,
Traición a la Patria, Sodomía.
Penas más Importantes: Muerte (por horno ardiente, estancamiento,
extracción de veceras por el ombligo, flechazos y el devoramiento por fieras,
Esclavitud, Penas Corporales, Indemnización a la Victima, Infamia, etc.
Cronología de la codificación
Código Penal para el estado de Veracruz (1869)
Código Penal de 1871, conocido como “Código de Martínez Castro” Vigente
hasta 1929 y con influencia de la escuela Clásica. Se trató de reformarlo para
mantenerlo a la vanguardia, siempre respetando su estructura original (Bis)
Juárez.
Código Penal de 1929, conocido como “Código Almaraz, vigente hasta 1931
y con influencia de la escuela positiva. (1233 artículos, a la comisión redactora
no le importaban los actos sino el Delincuente, Se hace confuso por que tiene
el afán de incluir todo) Gobiernos Revolucionarios
Código Penal de 1931, Vigente y aplicable en el Distrito Federal en materia
común, así como en toda la República en Materia Federal. Este código
mantiene una Postura Ecléctica. (Se critica que debería existir uno para toda la
República, porque es contradictorio con los estados) Portes Gil.