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intermedia. La pena es que una vez ms la denuncia llega demasiado tarde. Dice Virilio:
"Maana, est cantado, gracias a lo digital, la msica electroacstica se convertir en un
generador de nuevas formas de arte plstico". Ese "maana" que l execra, sin embargo,
es el que ya detecte Adorno casi cuarenta aos. La convergencia se produjeron cuando
la especialidad reemplaz a la temporalidad o empez alternar con ella en la msica
contempornea, cuando Fluxus inici sus experimentos de Fluxus, cuando primero
Cage y ms tarde Max Neuhaus reactualizaron la musique d'ameublement de Erik Satie.
Se produjo con la cada de lmites entre la especificidades de lo sonoro y lo visual en las
obras site-specific, algo que en modo alguno signific un regreso de la
Gesamtkunstwerk wagneriana, porque en estas obras, lejos de pureza, hay pura
contaminacin. Para Virilio, la contaminacin mutual entre lo visual y lo sonoro se
despliega como una conspiracin que l vincula con el silencio (de los "corderos", de
los "nocentes") de los campos de exterminio: lo que denomina, la "esttica de
Aschkwitz ". Sin embargo, como demostr Susan Sontag en The Aesthetics of Silence,
el silencio, y sus mltiples significaciones, es una marca del arte contemporneo -desde
el viaje de Rimbaud a frica, hasta 4' 33" o el silencio de Duchamp- y calificarlo como
impotencia o resignacin es demasiado primario,
Todo es aoranza de la inmanencia perdida. Virilio no que las nuevas admite
tecnologas o el cuerpo utilizarse de un modo puedan subversivo o crtico, y nos anuncia
el inminente advenimiento de "un arte oficialmente terrorista", sin imgenes, "pura
presencia". Premonitoriamente, en 1988 Guy Debord, a quien Virilio despreciar y que
ya haba creado un arte -un cine- sin imgenes, advirti sobre la extensin y el multiuso
ubico que el trmino "terrorista" tendra en los aos por venir, los que estamos
atravesando: "Esta democracia tan perfecta fabrica ella misma su inconcebible enemigo,
el terrorismo. En efecto, prefiere que se la juzgue por sus enemigos ms que por sus
resultados. La historia del terrorismo la escribe el Estado; por tanto, es educativa. Las
poblaciones espectadoras no pueden, por cierto, saberlo todo acerca del terrorismo, pero
siempre pueden saber lo bastante como para dejarse persuadir de que, en comparacin
con ese terrorismo, todo lo dems les habr de parecer ms bien aceptable o, en todo
caso, ms racional y ms democrtico".