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ORDINARIO
Hermanos, escuchamos en el evangelio la narracin de la
curacin que Jess hizo de un sordo que, adems, apenas
poda hablar. El milagro, enfatiza Marcos, sucedi en un
territorio no judo: Tiro, una regin extranjera o, segn la
comprensin juda, una tierra pagana.
Casi todos los milagros que se narran en los evangelios tienen
un mismo esquema: 1 Se expone la situacin del enfermo;
2 Viene peticin de curacin; 3 El taumaturgo acta; 4 Se
constata la curacin; y 5 se cierra el relato con las
expresiones de admiracin de los testigos. As sucede, en
trminos generales, en el Antiguo y en el Nuevo Testamento.
El episodio del evangelio de este domingo se ajusta
perfectamente a este esquema.
Pero, dmonos cuenta de una cosa: El encuentro de Jess con
el sordo rebosa la peticin inicial que haban hecho quienes lo
haban llevado. Ellos queran simplemente que Jess le
impusiera las manos. Ocurre algo ms. Dice el evangelio que
Jess: aparta al sordo de la multitud y en este escenario de
cercana individual realiza unas acciones simblicas: le
meti los dedos en los odos y con la saliva le toc la lengua.
Hasta all, cualquiera podra pensar que se trataba de una
simple curacin mgica, como solan hacer muchos
curanderos populares en tiempos de Jess. Pero lo que
hace diferente este signo es lo que dice el evangelio que
sucedi despus: Mirando al cielo, Jess suspir y le dijo:
Effet, esto es, brete. No se trata de una curacin
mgica o supersticiosa, es Dios, el Padre, que, por medio de
Jess, devuelve la audicin a este hombre, insisto, no judo,
un extranjero. Y el relato al decir que Jess suspir est
evocando, como es costumbre en los evangelistas, el soplo de
Dios sobre Adn en el relato de la creacin.