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COLECCION LABOR | BL CANTO _GREGORIANO “Fr. GERMAN! PRADO oe EDITORIAL LRBOR, S: A. omo una viva proyeccion de las elyilizaciones del pasado y de las obras mas selectas y caracteristicas de la época presente, los Manuales de orientacién aliamente educadora que forman la COLECCION LABOR preenden divulgar con la maxima amplitud el conocimiento de los tesoros naturales, el fruio del trabajo de los sabios y los. grandes ideales de los pueblos, dedicando wn estudio sobrio, pero compleio, a cada tema, e infegrando con ellos una acabada descripcién de la cultura actual. Con ctaridad y sencillez, pero, al mismo tiempo, con absoluto rigor cientifico, procuran estos yoli- menes el instrumento cultural necesario para salisfacer el natural afén de saber, propio del hombre, sistematizando las ideas dispersas para que, de este modo, produzcan los apetecidos frutos. Los autores de estos manuales se han seleccio- nado entre las mas prestigiosas figuras de la Ciencia, en el mundo actual ; el reducido volumen de tales studios asegura la grax amplimd de su difusion, siendo cada manual un verdadero maes- fro que en cualquier momento puede ofrecer una leccion breve, agradabley provechiosa ; el conjunio de dichos volimenes constituye una completisima Biblioteca de iniciacién cultural cuyos manuales, igualmente titiles pare el esiu- diante y el especialista, son de un valor inestimable para la generalidad del piblico, que podré adquirir enellos ideas precisas de todas las ciencias y aries. COLECCION LABOR BIBLIOTECA DE INICIACION CULTURAL La Naturaleza de todos los paises. La Cultura de todos los pueblos. La Ciencia de todas las épocas \ PLAN GENERAL ape Speer 1 } Seecrox VIE | Clenelas tiesoneas |. Geogratia ! ae Educacion | Ciencias juridicas | Secasx TIL Seon 1X Ciencias literarias Politica Artes plasticas Economia | Snecox XT aie | Ciencias exactas, | Masica fisicas y quimicas | | | Secs VI | ‘Suecaox XL } Ciencias historicas I Ciencias naturales MOSICA VOLUMENES PUBLICADOS ‘Teoria gonoral de 1a Masten, por el Prof. H. Rumewn, de ta Universi: ‘dad de Lelpzig. ‘Con numerosos ejemplos musicales, dos Apendices, y ‘un Indice eustico. (J. edicion). Compendie de Armonia, por H. Scmo.z. (3.* edicion). {Orquesta moderna, por et Prot.Dr- Fa, Vousacs, Cou £6 tures y eactican: pela ersu ai Fesshcw din 16 dpa ieales ¥ un Indice acéstico. (fsinipresen de la 2.* edielon), ‘orguesta, por el Prof. H. Ri MANX. Con numerosos ejemplos musicales. (2.* edicion), Bafe elfrado (Armonin prieton roatizade al plano), for ol Prot. 11, Rm: ‘Con numerosos ejemplos musteales, clave de temas, una lamina yun tndice aetstica. (2 ediclin). Dining Fel Prot. H, Fumann. Com aumerosoe ejemplos must 97 un Tndice notstico, (23 cain Fee oe prac any Toth anon ciel cates. (2 ealelon)- Mésien popular espadola, original del Prot. Lépmz Cuavanny, de Valen in, Bom mumieronse sfoupioncotsiestes 9°17 Wines, 2s edicténys Un Miston en a Autigbedsd, por e) Prof. K. Sacus, de Berlin. Con ‘umerosos elomploy musicales, 18 figuras y ai lamina, (2,* eaielGn), Mua dl orgie, por of Pro. H. Roxsaot, Com 35 tga, Minas Composielin muslealy por’ el Prot. H. Ru ‘con numerosos elem musicales (2% eaeion). meee eee ‘Fuga, por el Prof. S, KagHL. Con numerosos ejemplos musicales. (Reimp.). Coutrapunto, por el Prot. S, Knau..Con ejemplos mesloaes, (2. edieléa). Ulstoria do In Mésten, por el Prof. HL, Rumwarm. Con 60 figuras, 17 é- ¥ Humerosos ejemplos musicales. (Relmpreson de liz.» edieién). Manlea nizantina, por el Dr. oon Wetunsz. Con ejemplos musicales y 16 laminas. Pe am Armonia y moduleclon, por o} Prof. H. Ruswawn, Com numerosos ejem- los ‘usleales. (2-eeidn). we Miisiea de Oriente, por R. Lacuwaxy. Con numerosot ejemplor musicales v8 ldmings, La Melodia, por East Tocu, Con nusnerosos ejemplos musicales, La tenadilla eseénes, por J. Syn. Con ejemplos musteales y 12 laminas. La mfisien religiosa en Fapasia, por A. ARArZ. Con tumerosos ejemplos. {ntroduecln al estudle d¢ In mtsten, por Juan Jost Masrecim. Cot iu Tratado de Armenia, Libros 1-11, por Josget Zaarscois. Gon aumicroses ‘ejemplos musicales. EI Canta Gregoriano, por Fa. Genwax expo. Con S laminas Histor do ta misten teatro en Expat, Dor Jost Suoink, Con 20 figuras v4 laminas, EL CANTO GREGORIANO COLECCION N LABOR SECCION V MUSICA NO 419 BIBLIOTECA DE INICIACION CULTURAL Wicks Stn [py ; (1). ¢) clave de Do en 3.* linea, ponese clave de Fa y Sip. @) clave de Do en 2.* linea, pénese clave de Sol y Sib Mi p. 2Qué es el Canto gregoriano? El Canto gregoriano es el Canto de la Iglesia. No mas ; tampoco menos. Es su canto oficial, tradicional y litirgico, y Pio X que asi lo declaraba en su celebrado Motte proprio de TA) Las lineas, en canto como en miisica, empicxan a contarse por Ia bajera. 4 © FR. GERMAN PRADO 1903, afiade también que el Canto gregoriano es el supremo modelo de la musica religiosa, Es ademds el «exclusivamente preserito en algunas partes de la sa- grada Liturgia», no tolerandose ningin otro, cual sucede en los prefacios, Paternoster, oraciones y otras partes de la Misa. Fl mismo documento pontificio le atribuye las cuatro cualidades que Ie hacen acreedor a tanta distincién : Ja santidad de su origen y de sus fines ; la bondad de sus formas musicales, que le confieren categoria de artistico ; la universalidad, que lo hace adaptable a todos los tiempos y lugares. El Canto gregoriano no es 1a musica de fulano o mengano ; desde el momento que se lo declara universal, su ecumenicidad requiere el anominato. Como los iconos bizantino-rusos, el Canto de la Iglesia reproduce un tipo ideal permanente en el continuado fluir de las sueesivas generaciones. Su arte parecer’ quizi estatico, sin suficiente vida y dinamiismo ; pero quizd por eso mismo se eleva a las veces hasta la levitacion extitica : es el amor. contemplativo qué canta con el menor ruido posible en la mayor intimidad y hondura del alma. Como las oraciones de la literatura, el Canto que aspira a ser de todos los tiempos y a perdurar en Lodos Jos paises tiene que mantenerse discreto y comedido, en constante equilibrio, a fin de expresar mejor los sentimientos de la totalidad. Ha de ser también sen- cillo y monédico a fin de fundir en uno las voces de muchos, Con Jo cual, sin embargo, no se pretende cortar al nuiisieo moderno las alas de la inspiracién, sino s6lo establecer url pilar firme, un ejemplar perenne en el cual miren Jos compositores de musica religiosa, « pu- diendo formularse como ley general que tanto mas sagrada y litirgica seri una composicién, cuanto mas semeje en aire e inspiracion a la melopea gregoriana », EL CANTO GREGORIANO 15 Efectivamente, la Iglesia no ha tardado veinte siglos en hallar la adecuada expresion musical de sus sentires. Halléla desde un principio, bien que de con- tinuo haya ido acreciendo el fondo primitivo de sus hierdticas melodias. El Canto es muy anterior a las Catedrales de In Edad Media y a las Basflicas romanas, aunque Jo haya descrito Huysmans como ¢ la perifrasis aérea de la inmovil arquitectura de nuestra viejas catedrales ». Antes que ellas existicran, ya existia el sagrado Canto, El Canto gregoriano es, ademas, « un consagrado ». Media entre él y la Hamada mtisica religiosa una dis- tancia semejante a la que hay entre el fiel cristiano y el sacerdote especialmente ordenado y ungido para ejercer por oficio las {unciones sacramentales del culto divino, hallindose, por tanto, situado en un plan su- perior, y mereciendo predominar en la liturgia, lejos de quedar relegado a un puesto secundario, : Cariruto I Historia del Canto gregoriano Las vieisitudes del Cato eclesiastico son paralelas a las de la Iglesia misma. Cabe, con todo, distinguir en la historia de las melopeas litargicas como cuatro pe~ riodos : 1° Periodo de formacién (siglos 1-vu). Periodo de difasién (siglos vir-xt1). Periodo de decadencia (siglos xt1-xtx). Periodo de restauracién (siglos x1x-xx). I. Periodo de formacién (siglos I-VII) Raices hebreas del Canto romano Merced a las investigaciones del jerosolimitano Z, Idelsohn ha podido comprobarse la estrecha con- cordancia existente entre el Canto gregoziano y los cantos de las aetuales sinagogas enclavadas en el terri torio de la antigua Babilonia y del Yemen arabe. Sinagogas que, debido a la temprana escision de la Iglesia en aquel pais, se mantuyieron alejadas del ulterior desarrollo de la musica en el culto central judio, cn Palestina y fuera de ella. Las consecnencias que se desprenden de esta concor dancia son Paavo : El Canto gregorlano, 419. 1° Que el Canto gregoriano procede, siquiera en gran parte, del antiguo Canto de la Sinagoga. 2° Que los judios de Babilonia y del Yemen han debido conservar con gran fidelidad los cantos del primer ‘Templo, anteriores al cautiverio babilénico. La estructura de estas melodias se aproxima a la de las de sus vecinos, los griegos. Exceden raramente el espacio de una cuarta, ¥ muestran de una manera muy pronunciada Ja estructura tetracordal, convertida después por los griegos en sistema fijo (1). Asimismo el canto romano de las Lamentaciones de Jeremias en Semana Santa otrece sensible parecido con el empleado por los hebreos en las Sinagogas de Da- masco, y asi otros tonos salmédicos que revelan un comin origen (2), Y era muy natural que las melodias eristianas flu- yesen de la Sinagoga, pues Cristo, como El mismo declard, no vino a romper la Antigua Ley, sino mas bien a®perfeccionarla. En la Iglesia primitiva se lee la*Ley y los Profetas con el mismo honor que antes, aunque con distinto sentido; se cantaran los salmos, y Jos Amenes, Aleluyas y Hosannas pasardn a la liturgia catélica sin alteracién, a esos cultos del Domingo recatados en las casas de particulares, pues no hay templos cristianos, ni es seguro celebrar asambleas como no sean clandestinas, En esas reuniones para ¢ partir el Pan » cucaristico Y comulgar con él se ofrece el Sacrificio, se ora, se lee, se canta, se predica. Algunos, a impulsos del Espiritu Santo que los ilustra y alervora con sus preciados y multiples carismas, improvisan algin canto, alguna plegaria de nuevo estilo, Son los cantos ididlicos, 0 sea, 026) psGony Spas» Lavonisies en te Anligiedad (Bareclona, 1927, pags. 46-47), (3) Néase on el Dictionnaire de la Bible, de Vigouroux, ar Uiculo « Lamentations », por Panissor, EL CANTO GREGORIANO 19 debidos a inspiracién privada, especie de salmos, como el himno Gloria in excelsis, de sabor primitivo, y otros que todavia perduran, ya en los ritos orientales, ya también en los latinos, Mas habiendo lanzado ciertos erejes eomo Marcién, Bardesanes, Valentin y Montano y aun Arrio cdnticos populares enyenenados con sus érrores, viéronse con ello acuciados los catélicos a componer otros con el con traveneno, distinguiéndose eutre todos cl gran diacono sirio San Efrén y Nepos, obispo de Antinoe, en Egipto. Mas luego el sinodo de Laodicea de 380 rechazd todos los himnos de composicion privada, como también los Libros Apéerifos de’ la Sagrada Escritura; y si Jevantan cabeza, autorizados por las firmas de un San Hilario, San Ambrosio y San Gregorio, todavia han de rehir fuertes hatallas, hasta qne San Isidoro logra convencer al mundo de su legitimidad, pues «si solo hubieran de admitirse en el culto textos de los Libros inspirados, holgarian y estarian también proscritas casi todas las piezas de los libros litirgicos, como son las oraciones », Un centro exeepeional de irradiacion litirgica fue Antioquia, metrépoli de la Iglesia siriaca. De alli partié a las demas Iglesias, por el vehiculo de los monjes, la salmodia anlifonal, empleada ya en la Sinagoga con la intercalacion continua 0 periddica de algin estribillo popular, como Quoniam in acternum misericordia ejus dal salmo 135. Y esta anlifonia, ¢a la oriental» es la que tan honda, pura y regaladamente impresionaba’ a San Agustin al oirla extasiado en la Iglesia de Milan, recién introducida alli por San Ambrosio, asi como San Démaso la habia adoptado para Roma. Mas antigua era en las Iglesias la salimodia respon- sorial, parecida a los actuales invitatorios de maitines o al edntico Benedictus es del Sabado de Témporas en misa, aunque los ascetas rigoristas de Siria y del Egipto PR. GERMAN PRADO no querian admitirla, diciendo que era demasiado halagar el oido, Asi pues, el fondo mel6dico de los cuatro primeros iglos de la Iglesia debig ser muy restringido, limitin- dose unos cuantos recitados de raigambre primitiva : recitados para la salmodia ordinaria que la asimilaban aun seneillo rezo con alguna inflexién melédica al fin de Tos. versos ; recitados para las letantas o preces diaco- nales y los himnos ambrosiauos, cuyo canlo seguramente fué simplicisimo, habiendo de cantarlo todo el pueblo de Milan, bloqueado en Ia iglesia por la faccion arriana, prepotente con el apoyo oficial de la emperatriz. Habia otras melodias ya mas adornadas, como las de los Graduales, Tractos y Aleluya, aunque en corto nimero. Nada cabe decir de la influencia que sobre el canto litirgico eristiano pudo tener el canto de los gndsticos, hasta la fecha muy poco conocido, aunque éstos parece que empleaban también las distrofas, tristofas, repercu- tiendo las vocales con una misma nota para obtener algtin efecto magico, lo que Hamaban terelismo. La misma nebulosidad cuando se estudian las in- fluencias que sobre el canto litirgico pudo tener la muisiea grecorromana. En realidad, no subsiste pieza alguna grecorromana, fielmente traducida, para que pueda establecerse un estudio comparativo; mas pa- rece natural que la musica cristiana quedase un tanto coloreada por el ambiente grecorromano en el que se desarrollé, y sobre todo su estructuracion modal Mas tarde, en cambio, ya en plena époea eristiana, serd clara y frecuente la influencia bizantina en la litur- gia romana y en su canto, El papa Sergio I es griego de origen, ¢ introduce en Homa fiestas marianas del Oriente. El mismo papa San Gregorio Magno vive un tiempo en la corte de Constantinopla, y entronizado en la sede romana, modifiea incluso algin detalle del Ek CANTO GREGORIANO rito mismo de la misa, trasiadando de momento Ia oracién dominical del Paternoster y conformandose en ello al uso bizantino, no sin protesta de clérigos roma- nos aferrados @ su. propia tradiciéa, Y si en los siglos primeros Ia lengua griega alternaba en Ja liturgia de Roma con la latina, no es de maravillar sucediese lo propio con el canto. Pasaron varios sigles, y todavia quedaban vestigios de Ia usanza primera, ‘como puede verse muy especialmente en los cédices de rito beneventano, abundante en textos bilingites, aunque ornados con Ins mismas melodias, ya sean seneillas, ya floreadas, cabiendo adem4s suponer que ese vetusto rito, con su canto, refleja quizd mejor que cl actual romano el primitive de la Iglesia de Roma. Gon todo, en los libros litirgicos romanos todavia persiste el Kyrie bizantino y su eélebre Trisagio Aguios © Theos... que resuena en nuestro tiempo el Viernes Santo, y que tanto prodigaban en Espaiia nuestros padres visigodos y mozarabes. No pocas piezas de Domingo de Ramos y de Viernes Santo, asi como las antifonas de visperas de la Circun- cisién y de la Natividad de la Virgen Santa Maria, concebidas en estilo bizantino, nos siguen cnviando aun la edlida vibracin del lejano Oriente, origen de la luz. Abundantes reminiscencias del uso liturgico bili gile primitive las vemos todavia en el siglo x1 en la liturgia diocesana de Benevento, en la misa de Viernes Santo sobre todo, con ocasion de adorar Ja santa Cr Citemos tan s6lo una bella antifonita del mas arcaico ¥ dulce saber, por donde puede verse la estrecha her- mandad del canto bizantino y del gregoriano (1) + {or mmfrmfstmdr r drmm m m frfm Panta ta etni osa ep-y-sas y-xusin ke proskyrisusin drm mf or tm enopi-on su, Kyri-e. “_ @) Paléog. Musicale, tomo XIV, Graduel bénéventain, pi- gina 317. 22 FR. GERMAN PRADO Que en texto y forma latina, reza asi: for om ft mt 6 f marr Omnes gentes quascumque fecisti drmmommf rf mr drm f or fm venient et ado-rabunt coram te, Domine De buena gana dariamos otras muestras de esto mi mo, por ejemplo, los bellisimos Improperios O quando in Gruce, en griego Ofin to stauron (1). En las melodias del rito griego trétase al acento de un modo parejo, siendo elocuente el ejemplo de ta bella antifona Ton stauron son proskynumen de IV modo que el antifonario de Benevento nos da en griego primero, después en latin (2). m osl sl fm 1 lis 1 1 Lisi ld ‘Ton stauron... ke tin aguian su anastasi most stom i 1 Isil isi Visi 1 sid Crucem tuam, et sanclam resurreeti-o-nem tuam... 0 es dificil descubrir semejanzas entre esos Tmpro- perios bizantinos Olin fo slauron y los no menos emo- cionantes del Gradual romano, sobre todo en sus dejos cadenciales, lo que denuncia, sin duda, un comin origen muy remoto. . Merecen también citarse numerosas concomitancias ambrosianas entre los libros romanos y los de Ia vieja liturgia de Milan, no ya instituida, pero si acrecentada ¥ protegida por el gran obispo y doctor de la Iglesia, San Ambrosio. Quien atentamente recorre el Gradual ambrosiano, no ha mucho publieado bajo los auspicios del Cardenal Schuster y la direccién del P. G. Saiiol con todo el atuendo de la ciencia paleografica moderna, Mega Q) Abid, pag. (2) Paléog. Musicale, tomo XIV, pas. 311 pronto a descubrir sensible parecido entre ciertas piezas y las correspondientes del Gradual romano vaticano, dien que en el ambrosiano se presenten, de ordinario con exuberancia al parecer excesiva, siendo Jas romanas mucho mis atildadas y discretas. Diriase que en esto precisamente debié poner su mano y su podadera el prudente y sabio San Gregorio Magni Otro tanto podria decirse al parangonar las actuales melodias gregorianas y las de dos codices antiguos de la Biblioteca Vaticana, No es la melodia de los manus- critos aca y allé conservados ; por donde Dom Andoyer, el primero quiza que paré mientes en este caso, lego a sospechar se trataba de la recension primitiva del canto romano, de la melopea antegregoriana, hipétesis que no ha tenido resonancia alguna entre los musicélogos (1); como tampoco se ha granjeado la aquiescencia de los musicélogos 1a opinion de Dom Morin y luego la de Dom A. Kienle sobre el origen ambrosiano de la melopea romana; mas pulida y sobria desde un principio, se habria recargado con un sinfin de notas que la yuelven pesada y prolija. ‘Adeinas del codice de Canto romano pregregoriano, sefialado ya por la Paleografia Musical de Solesmes (tomo II, pag. 5), se han desenbierto otros dos, aunque menos completos y antiguos en el archivo de la Basilica Vaticana. Son un Gradual y un Antifonario que parecen datar de fines del siglo xt o principios del x11, Los dos graduales coinciden en cuanto al canto, bien que con alguna yariacion y, a juzgar por el deterioro de sus mérgenes, parecen haber sido muy usados. El antifo- nario parece ser su complemento, pues ostenta los mismos earacteres melédieos (2). G), Pore A. Kanne, Stadion und, Mieltuagen, 1884, pa- ging 193, Dow G. Momus, Reoue. Bénedictine, 1884, pig. 340 sd eens gens esta tec ent om Ree Chant Grigorien, ato 20, pigs. 09-70, ast como los argumentos de Dom R. Andoyer. 2 FR. GERMAN PRADO Ya el papa San Damaso habia reglamentado la salmodia diurna y nocturna, y San Celestino (+ 432) habia mandado cantar el Introito. Asimismo San Leén Magno (461) distribuyé las melodias en el circulo del aio, siguiéndole en empeiio parecido S Gelasio (f 496), San Simaco ( 514), San Juan I (} Bonifacio IT (532), segtin testimonio del monje anénimo del siglo vin, en su tratado De prandio monachorum. Las expresiones que usa suelen ser éslas : annalem can- tum instituil, 0 edidit, conseripsit, candilena anni circuli ordinavit. Fl célebre Liber Pontificalis, que traza una brevisima reseiia biografica de los Papas, dice de San Gelasio que compuso himnos por estilo de los ambro- sianos, asi como a él también se atribuye la composicién del Sacramentario 0 Misal romano. primitiv La-epigrafia traza los elogios de varios diaconos y arcedianos romanos: de Redento, «cuyo eanto era dulee como el néctar y la miel »; de Sabino, arcediano también del siglo v, del que dice también una inserip- cién damasiana que «modulaba con arte el canto de los salmos ». Fl Canto gregoriano y San Givgorio El Canto romano se Hama gregoriano por razon del papa San Gregorio I (f 604). Pero geudl fué su inter- Yercién real en las sagradas melodias? San Gregorio Magno fund6 y doté una Schola can- forum en Roma, para servir de modelo a otras que, sin duda, existian también en otras Iglesias, como Lyon, en donde florecia una Schola lectorum, como Mertola Gur de Espaiia), segiin el cpitafio del aiu a un cprimicerio» o princeps eqntorum s eeclesie Mertilliane. Pero ademds de fundar Ia Schola, quiso proveerla de libros, para lo cual compilé — no compuso del prin- EL GANTO GREGORIANO 2 ipio al fin — el Antifonario, que por eso Juan Didcono, a fines del siglo 1x, Iamaba Antiphonarium centonem y ¢autentico », diciendo que fué su cuidadoso y com- petente compilador : « compilavit », Era un Antifonario que ahora Hamariamos Gradual, cl que todavia se conserva, no un Antifonario del Olicio 0 Liber respon- sorialis, el que tardé mucho més en formarse. Aparece el paps S. Gre- yorlo T dietando a un elériga seria tas meto- ins Htdegieas que el Ex pirttu Santo Je tus! segiin In tradietonme- qi Asi, pues, la labor gregori littirgico parece haber sido triple : a) A las piezas hasta entonees flotantes y sin dia asignado, como sucedié todavia largo tiempo con los Aleluyas de la. Misa, San Gregorio las fij6 su lugar propio dentro del ciclo anual. 5) Realiz también una coneienzuda revisién de las melodias preexistentes, y él mismo habria compuesto otras, sin que para ello fuera preciso Je soplase al oido la mistica paloma de que hablan los conocidos exametros puestos por el papa Adriano I (f 795) al frente de su Antifonario, bella leyenda a la que todavia se alude respeclo al canto UNIVERSIO > 26 GERMAN PRADO cantorales posteriores y aun en Ia primera vifieta de la edicién vaticana del Graduale romanum : ¢ Sanctissimus namque Gregorius ... ». ©) Siendo arcediano habria él mismo dado lecciones de canto a los jévenes elérigos de alguna basilica romana, segtin es tradicién. Ya papa, suprimié la costumbre de que fuese el diacono quien cantase el responsorio Gradual, encargandole tan sélo el Evangetio, y que- dando su afiligranada melodia después de las lecturas para un cantor de oficio de mayor competencia musical ¥ voz mas apropiada a tan alados arabescos. San Gregorio Magno estuvo en opinion de musico durante toda la Edad Media, atestandolo testimoniios fchacientes anteriores Juan Diacono. El papa Leon IV ({ 855) habla explicitamente de «la dulzura del canto de San Gregorio» y de «la manera de leer y cantar por él establecida y ensefiada en la Iglesia», de aquel «santo pontifice, que compuso con mucho trabajo y profundo conocimiento del arte musical ese canto que cantamos en la iglesia y en todos los lugares ». También Walafrido Estrabon (f 849) atribuye a San Gregorio el ordenamiento de las melodias como estaba en su tiempo. Hizo con el Antifonario lo hecho antes con el Sacramentario que Heva cl nombre de Gregoriano, Yel que seria atinado compilador, no su sautor, al menos exelusivo. El epitafio del papa Honorio (+ 638) traza su elogio, diciendo : divino in carmine pallens, «después de haber seguido los pasos de San Gregorio ». Con todo, el Antifonario gregoriano no se nos ha conservado con notacién en ningin cédiee, lo cual no arguye que no la tuviese el original. Mas como las instituciones liturgicas estan sometidas a un continuo progreso evolutivo, al anadirse nuevas fiestas al calendario, fué preciso también afadir su canto correspondiente, aunque no sin cierto escrépulo por EL CANTO GREGORIANO Auge parte de los melodos, quienes profesaban gran respeto al venerable repertorio musical legado por San Gregorio, considerandolo punto menos que sagrado e intangible. No osaban, por tanto, componer nuevas melodias liturgicas, contentandose, de ordinario, con adaptar melodias anteriores a los textos recientes. En 607 cl papa Bonifacio IV dedica el Panteon de Roma a Santa Maria de los Martires, y con tal motivo se compone la misa de la Dedicacion de las iglesias. El papa Sergio T (F701), un tiempo alumno de la Schola romana, fomenta la penctracién en Roma de maltiples clementos litirgicos bizantinos. IL. Periodo de difusidn (siglos VII-XII) La reforma gregoriana no podia quedar confinada al estrecho recinto de las basilicas. Asi la Schola cantorum romana, por San Gregorio fundada, y el Antifonario por él cuidadosamente com- pilado y depurado, recorren Italia, y traspasando la Galia y la Germania, Megan hasta Inglaterra con los misioneros henedictinos, los que se preocupan de en- sear a los birbaros del norte «el canto del Aleluya hebreo ». Pero las liturgias locales opusieron a veces a la.expansion de la reforma gregoriana tenaz resis~ tencia, distinguiéndose las mas extendidas entre todas, la ambrosiana o milanesa, la galicana, y después la hispanovisigética 0 mozarabe, Al surgir después Carlomagno, declarése brazo de- recho del pontificado romano, y el Canto penetrd triun- fante en la Galia, ejereiendo toda la presin posible para que el clero «volviese a las fuentes de San Gregorio », segin supuesta expresién del mismo emperador. Tuvo @y su padre Pipino por eficaces colaboradores en Ja reforma litargica y musical a los obispos Kemedio de Ruin y a Crodegango de Metz. sstablécese otra escuela no menos insigne en la gran abadia suiza de San Galo, inaugurandose muy pronto en su célebre Scriptorium monacal la transcrip- cién de los eddices musicales, con abundantes indicacio- nes tonicas y ritmicas por medio de letras y de signos adicionales a los neumas. Los siglos 1x, x y x1, por otra parte siglos de hierro, sefialan un renacer littirgico. En ellos se rompen los diques gregorianos hasta entonees escrupulosamente respetados. Acrece el nimero de melodies y de Misas, especialmente Aleluyas con verso no salmodico. Apare- cen los largos Kyries, Glorias, Sanctus y Agnus, con sus tropos respectivos. El monje de San Galo, Notker el Tartamudo (+ 912), no tiene la flexibilidad de la voz italiana para los flo- ridos melismas gregorianos, discurriendo entonces sus tropos o jareituras y sus bellas secuencias con que cvitar las prolijas vocalizaciones gregorianas. Constituyen un nuevo género litargico con humildes comienzos en la abadia de Jumiéges, con perfecto desarrollo que culmina en Adan de San Victor (f 1173). En el largo fluir de los siglos medios nos encontramos con numerosos musieblogos que sutilizan acerca del canto, de su ritmo, de su modalidad y susneumas. Pero pierden el tiempo en discurrir con li misiea como con matematieas, conceptudndola ciencia de nuimeros sin audelantar un paso desde Boecio hasta los diltimos trata- distas tedricos, en los qué abundan las confusiones. S nombres y sus lucubraciones pueden verse en su mayor parte reunidos por el abad Gerberto y luego por Cous semaker, aunque el esfuerzo que su leetura exige queda mal compensado por el provecho. Mucho de lo que dicen, quiz sus contemporaneos lo entendieron; hoy dia no es fécil captar su pensamiento. Los giandes versus de los Ofertorios y los sencillos de las Comuniones, que todavia figuran en Cédices de! EL CANTO GHEGOREANO 29 siglo x1, desaparecen en el siguiente, indicio seguro de haber ya cesddo la Oblacién general de los fieles y su Comunién en la Misa’ solemne. Los manuscritos gregorianos pertenecian hasta aqui a dos como familias graficas: la aguilana, de puntos sobrepuestos y casi diastematiea, o sea con indicacién més 0 menos exacta de los intervalos musicales; y la neumiitica, simple combinacién de acentos y otros signos gramaticales, pero preocupandose poco o nada de los intervalos. Esta notacion, si bien nacié en Italia, cuna de los neumas, eundié por todo el Occidente. Pero cada escuela mondstica o catedralicia de copistas im- primia a sus neumas un sello peculiar, y no pocas, sobre todo las de la cuenca del Rhin, introdueian signos, fijando la doctrina de los grandes maestros de melodia acerea del ritmo, de Ja expresién y altura de las notas. Pero Guido d'Arezzo (+ 1050), monje de Pomposa (Italia), viene entonees a dotar a Ja musica con las lineas y la clave. Déjanos ademds su Micrélogo, 0 sea, cl mejor tratado tebrico-practico hasta entonces publi- cado, bien que con resabios y prejuicios de la época, que no Megan a desvirtuar todo su méritd, El Canto Espaiia no puéde ostentar una tradicion gregoriana tan rancia_y esplendorosa como Italia, Francia, Ale- mania e Inglaterra, datando nuestros Manuscritos gregorianos del siglo x11, cuando mas. Débese ello a la vigencia durante las once primeras conturias del in- comparable Rito hispano-visigdtico-mozétabe, predomi- nante en toda la peninsula Tbérica y aun en la Gala Narbonense para la que legislaban también los Coneilids ‘Toledanos, por ser parte integrante del Imperio visigodo. Pera en aquellos lejanos siglos del medievo, y es- pecialmente en la época visigoda, tuvimos insignes © tiirgico en la Espaiia medieval UNIVEF pir 30 FR, GERMAN PRADO inspirados melégrafos, al par que piadosos y profundos liturgistas, figurando a la cabeza San Isidoro de Sevilla (¢ 636), y su hermano mayor, San Leandro. Luego los obispos toledanos San Eugenio I (} 657), San Ildefonso (+667), y San Julian. Asimismo los obispos zaragozanos Juan y Braulio, y el palentino Conancio, sin omitir a Pedro de Lérida (ss. v-yi), a.Quirico de Barcelona (s. vit) y a Salvo, abad de Albelda en Rioja (f 962). A tan preclaros varones debemos el opulento reper- torio melédico de los magnificos antifonarios toledanos emilianenses, silenses y Ieoneses, copiados en los repu- tados escritorios de Silos, de Valerdnica, de San Milkin de la Cogolla y de otras abadias, como San Juan de la Pefia y Ripoll. IIL Periodo de decadencia (siglos XII-XIX) En el siglo xu aparecen ya los frutos de la genial invencién diastematica del Arctino en los cédices con lineas y con claves, bien que conservando los neumas con mayor o menor fidelidad sus antiguas formas graficas. Siguen componiéndose melodias, no faltas’ de inspi- racion, pero si de aquel frescor y sencilla naturalidad de las composiciones anteriores. Tales son las del Oficio del Corpus y de Trinidad, y sobre todo las Propias de San Francisco, Santo Domingo, San Bernardo y otros Santos particulares, muchas de ellas rimadas. Y_ sin embargo, por este mismo tiempo nétase también la tendencia contraria, o sea, la de abreviar Jos melismas y de reducir el Ambito o extension mel6- dica de ciertos cantos. Asi San Bernardo trunca las melodias que exceden el Ambito de diez notas, so pre- texto de cantar con «el Salterio deeacordo ». Luego en los cantorales dominicanos y en otros después hasta la Edicién vaticana siguese parecido cri- HL, CANTO GREGORIANO at terio, entrando a saco en Jos neumas cuando parecian argos, sin percatarse de lo que acerea de esos deliciosos ytibilos habia eserito San Agustin explicando su sentido. Pero la decadencia del Canto tradicional de la Iglesia romana acentiase con la irrupeién en las Iglesias de ia musica mensurable y luego de la muisica ficla, entrambas acompasadas. La Ars antiqua mensurabilis estuyo representada por piczas intermedias entre la monodia gregoriana y Ja miisiea polifénica en sus primeros balbuceos. El Organum se integraba de dos cantos, de donde el nombre de diafonia o de discanto, formando la base, cantus Jirmus 0 tenor, la melodia gregoriana tradicional. Mas perdia su ritmo peculiar al cantarse lentamente en ¢ pera de los prolijos arabeseos de In voz encimera, Pronto se dié en aitadir una tercera voz, formandose el triplum. Estas composiciones musicales, cuando no tenian por fundamento el Cano llano o gregoriano, llambanse Conductos, y cuando cada voz tenia su respectiva le- trilla o palabra, mof, Hamabase Moiete. En el siglo xry aparece la Ars nova. «El contrapunto, dice Combarien, se emancipa y no se cifie a dar uno 0 varios diseantos para un tema dado». Es un arte tan mensurabilis 0 mAs que el anterior, y los valores se dividen y subdividen, introduciéndose ademés las alte~ raciones 0 accidentes, bemoles y sostenidos hasta en- tonees menos frecuentes. Las cosas llegaron al punto de veise precisado el papa Juan XXII a «protestar contra ciertos discipulos de una nueva escuela, que reemplazan los antiguos cantos por otros compuestos de breves, de semibreves y-sonidos casi miniisculos. Cortan las ‘melodias y las afeminan con el discanto, las mezelan a veces con le- trillas vulgares... no discerniendo los tonos, sino confun~ diéndolos. La multitud de sus notas oscurece las « de- ducciones modestas y templadas» por medio de las 22 As PRAL cuales estas melodias se distinguen en el Canto Mano» (Bula de 1332). «Corren y no encuentran descanso, em- briagan los oidos y no curan las almas... Por donde Ja devocién queda olvidada, y la molicie, que debiera evitarse, campa por sus respetos » (1). Pero ademas de ese inconveniente ritmico de Ja atomizacion de los valores de las notas, la Musica ficta, con la introducei6n de accidentes, o sea, de sostenidos y bemoles, contribuye mas y mas a relajar y profanizar el gusto. La antes severa imisica de Iglesia en nada se distingue de la juglaresea de trovadores y_troveros. Salvo la honrosa excepeién de Tomas de Victoria, todos Jos demas compositores, incluso Palestrina, rinden parias a la depravada moda, adoptando como tema de sus misas el de madrigales y otras piezas amatorias conocidas del pueblo, 0 siquiera de los cortesanos, sin pereatarse de sus malsanas evocaciones. Pierde en el nuevo Canto lano el ritmo, y penetra el compas. La misma Secuencia Veni, Suncte Spiritus de Pentecostés, esta construida sobre esa base de valo- res simples y dobles, 2 modo de un 6 por 8. El canto, a veces, sigue sirviendo de tenor 0 vox baja y lenta en esas nuevas polifonias rudimentarias ; pero pierde su ritmo, y éste destruido, perdida cl alma, no interes ni gusta Por eso decae, decae mas y midis, a despecho de ciertos intentos, de reforma. En el siglo xvr Felipe II, por medio del celebrado polifonista Fernando de las Infantas defiende con denuedo al Canto tradicional de la santa Iglesia, y dota al Escorial de 220 magnificos Cantorales, relativamente puros, aunque con los melis mas a veces abreviados. Otro tanto se hace en las cate- drales, colegiatas y monasterios. (1) _Bxtranagantes comunes, 11,1. « Ascensiones pudicae, des- censiones temperntac plani cantus’ ofuscantur : curruil eit et hon quiescunt, aures inebriant et non medentur: gestibus simu- Jant quod depromunt,.. ». HL CANTO GRuGoRIANO 33. IV. Periodo de restauracién (siglos XIX-XX) Post niibila faebus ; tras de seis centurias de pro- gresiva decadencia, el Canto sacro de la Iglesia romana Surge de su postracién., ‘Tras de las ruinas y cenizas de la Revolucién fran- cesa, un animoso campesn de Ta Iglesia que se llama Prospero Guéranger (+ 1875) propénese restaurar Ia Orden de San Benito, antes tan floreciente en el suelo franco, eligiendo como nuevo solar el viejo priorato de San Pedro de Solesmes, cerca de Mans. Erigido luego en abadia y cabeza de la nueva Con- gregacin benedictina de Francia, heredera de la célebre Congregacién maurina, celébrase de nuevo la liturgia romana, huyendo la galicana, un tanto resabiada de galicanismo y hasta de jansenismo, y dyense de nuevo en el recinto de la Iglesia monasterial los concentos gtegorianos. Pero, con su fina pereepeién, el abad Dom Guéranger sospecha que esas melopeas mas que milenarias carecen del halito vital que les presta su propio ritmo tradicio- nal, su ritmo libre y ano, y encarga a uno de sus monjes, Dom Jausions, cstudie a fondo el problema. Muere pre- maturamente éste, pero su socio, el joven monje Dom José Pothier, prosigue su busqueda y redacta una «Memoria », mejor,-un libro que ve la luz en 1880 con cl titulo Melodtas Gregorianas. Una de las rémoras para la restauracion de la melo~ pea littirgica romana fué la edicién, Hamada Medicea por haberse publicado en Roma*en la imprenta del Cardenal de Médicis, en 1614-1615; y aunque en esta edicién salia lastimosamente mutilada la genuina me- lodia gregoriana, logré, con todo, pasar como semioficial *y exclusiva, atribuyéndosela, aunque indebidamente, al genio del gran polifonista Pierluigi Palestrina, 3. Peano ¢ FI Can sgregortano, 119, UNIVERS! ae 34 rn, opRwAN PRADO En 1873, la casa Pustet de Ratisbona en Baviera, dié en publicar una nueva edicion, y ésta si que fué declarada oficial, monopolizandolo todo © imposibi litando cualquier conato de mejoramiento. Ello no obstante, con valentia y tes6n, y més atin, con el peso aplastante de los argumentos paleograficos, los monjes solesmenses lograron, al fin, destronar la Medicea y dar a conocer poco a poco las genuinas melo- dias de la Iglesia, asi como el método para una restau- racion totalitaria, 0 sea, ritmica, melédica y modal. Con los tiros asestados contra la presuntuosa Me- dicea, caia de rechazo la francesa de Nivers, basada en idénticos prejuicios y aparecida en 1658, asi como decaia el inmerecido” aprecio por el: seudocanto gre~ goriano de Du Mont, canto hibrido, pobre de inspira- aaén y poco litiirgico, aunque hoy no suena mal, habién- dose gregorianizado la modalidad y el ritmo acompa- sado de sus misas. El P. Lambillotte, S. J., tiene ya la feliz idea de acudir a los viejos cédices, emanando de sus pacientes estudios la edicion de Reims y Cambray, mejor, sin duda, que lo existente hasta entonees, pero todavi insuficiente. Era preciso compulsar cientifiea y dete- nidamente-mas y mejores manuscritos para hacer una valedera labor. En 1883, el mismo Dom Pothier publicaba su edi- ciin del Liber Gradualis, y en 1891 salia el Liber Antifo- narius, aparte de otros libros corales, como el Processio- nale, el Hesponsoriale y el Variae Preces, 0 coleccion de antiguos motetes gregorianos y aun galicanos y mozarabes. . Dom Pothier era un intuitivo, un genio musical, mas no por eso un indocumentado. Precisamente, sus edi- ciones estuvicron a punto de imponerse por Roma como oficiales y universales, Mas en el entretanto un nuevé grupo de estudiosos jvenes monjes solesmenses lanz6 el ahora tan celebrado Liber Usuatis (1903), libro de uso diario y eminentemente’ prictico, editado a im- pulsos de prineipios todavia mas concretos que los hasta entonees vigentes, Por algo iba avanzando la ciencia, paleogréfica musical. Aqui la lucha ¥ el forcejeo entre tende ses. encontrados y humanas pasioncillas. Aqui los safiudos ataques contra Ios famo- sos signos ritmicos, propios de las nuevas ediciones neosolesmenses. Al fin interviene Roma y los legitima y autoriza, entibiéndose los hervores de escuela. Llegado el afio de 1903, emand de la Santa Sede romana el famoso Motu proprio de Pio X, como primer documento de su fecundo pontificado. -Pretendia con 61 dignifiear la Casa de Dios depurando su Canto propio ¥ multisecular, y con ello, el culto litiirgico, al que la~ maba «fuente primaria e indispensable del espiritu cristiano », Ese Motu proprio piano es el Codigo -de miisica Sagrada, asi como la Constitucisn apost Divini cullus de 1928 viene a ser su codicilo. Como el Liber Usualis habia provocado vi cusi6n acerca de la solvencia téenica de las ediciones anteriores, opt6 la Santa Sede por publicar una edicion criliea y oficial vatieana de los libros de Canto Litir- gico, nombrando entonces una Comision y poniendo al frente de ella al abad de San Vandrilo, Dom José Pothier. Comenzé la busqueda de eédices antiguos, despla~ zindose unos cuantos investigadores por los diversos archivos europeos, y tras de alanosa compulsacion de los mejores monumientos musicales de la antigiiedad, Hegése 2 publicar primero el Graduate (1907), después el Antiphonale (1912) vaticanos, mas el Oficio de Difuntos, el Cantorino 0 tonos comunes, especialmente de Salmodia y de lecciones y el Tono de la Pasién. Mas quedaba todavia camino por andar; quedaba, entre otras cosas, el Oficio de Tinieblas de Semana Santa. | 36 wi, GERMAN PRADO Habian pasado afos y con ellos no pocos beneméritos obreros de primera hora, entre éstos Dom Pothier. Sali, por fin, la edicion de los Oficios de Tinieblas, aunque ajustandose a otros criterios que los udoptados en las anteriores ediciones oficiales y vaticanas. No en vano habian seguido trabajando los monjes solesmenses en su ya celebrado Scriptorium, arsenal bien provisto de fotocopias de los mejores manuscritos -existentes No en vano, Dom Mocquereau, el autor del Nombre musical, 0 sea del mejor tratado existente de Ritmica gregoriana, habia emprendido la obra monumental titulada Paléographie musicale, con sus voliimenes de laminas y de texto. Comenzada en 1888, sigue todavia su curso de publicacién, Abroquelada con tal aparato cientifico, la Escuela solesmense podia y puede defen- derse y triunfar contra todos los embates, ya con su doctrina s6lidamente fundada en los mejores documen- tos, ya con su coro disciplinado, ejemplar de coros monacales. Pero la obra mas lograda y definitiva de los estudios modernos gregorianos de la Mamada Escuela neoso- lesmense, iniciada por Dom Andrés Mocquereau (} 1929), es el Antifonario mondstico aparecido en Desclée en 1934, edicién preparada por Dom Gajard, su sucesor, asi como el Officium dejunctorum para uso exclusive “de la Orden benedictina. Obra audaz, de brio juvenil por las miuiltiples enmiendas que contiene ya en su aspecto modal, ya en el ritmico, sin atender a manidos prejuicios cuando se trata de introducir las dominantes areaicas, de suprimir bemoles y cadencias con sensible, de poner otras etiquetas modales en muchas antifonas, etcétera. Y con ello el canto 1ecobra su rico perfume de aiiejo licor, muy para el gusto de Jos refinados cata dores de Ia belleza musical. Mas poco hubiera servido lanzar veridicas ediciones sin apéstoles que las desparramasen por el mundo, UNIVERSIDAD DE CALDAS BIBI

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