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Últimamente, en los recientes cursos y años pasados, se ha puesto muy de moda, en el

mundo educativo, hablar de valores……….

Vivimos en una época sedienta de paz, compromiso, convivencia social, igualdad social
y donde a diario escuchamos decir que hay crisis social, crisis de valores. Ante esta
contingencia, la educación es el protagonista central para formar en todos los ámbitos y
niveles educativos sobre: educación en valores, formación personal, formación ética y
otros temas vinculantes…………

Incorporar a la familia y comunidades en la difusión y fortalecimiento de los valores


dentro de las áreas educativas…………

La escuela y sus aulas se convierten en una excelente oportunidad de educar para la paz,
al enseñar y promover los valores que fortalecen el respeto a la dignidad de la persona y
sus derechos propios, y es por esto que se presta especial atención al proceso de
socialización que ocurre entre todos los miembros de la comunidad educativa, y se
pretende orientar la formación de los niños y jóvenes hacia los valores y actitudes que
posibiliten un desarrollo social más justo y equitativo…………….

la salud como valor está presente en nuestra cotidianidad y ha de protegerse siempre


mediante estilos de vida saludables…….

Concluyendo que se necesita la educación para:

1. Promover cambios significativos que conduzcan a la formación de un ser


humano capaz de desenvolverse en una sociedad pluralista, en la que pueda
practicarse como norma de vida la libertad, la tolerancia, la solidaridad, la
honestidad, el respeto, la paz y la justicia social.
2. Sensibilizar al ser humano a relacionarse con los demás de forma pacífica,
respetuosa y productiva, aceptando y reconociendo que las personas poseen
diferencias individuales, por lo que cada individuo es un ser respetado y
aceptado como tal.
3. Concienciar que el cuidado de la salud es una responsabilidad individual y única
de cada persona, cuando se es autónomo, y que puede mantenerse, si adoptamos
patrones saludables que lo enriquezcan.
4. Formar hombres y mujeres integrales capaces de dar respuesta a la crisis social y
a la desvalorización humana que se vive actualmente.

La clase de Educación Física es el espacio ideal para la educación en valores, porque


allí se multiplican las situaciones para aprender diferentes formas de ser y de convivir
en la comunidad.

"La Educación Física no es una meta en sí misma, sino un medio para educar" (Anne
Marie Seybol).

La Educación Física educa el cuerpo, pero también: forma el carácter, fortalece la


personalidad, contribuye al desarrollo de actitudes de solidaridad, etc. Y todo ello en
una verdadera concepción integral de proceso educativo.
Prat y Soler (2003) proponer tres líneas de trabajo para abordar el tratamiento de los
valores desde la Educación Física: de forma integrada con todas las actividades
realizadas en el patio; dentro del aula a través de las tutorías; y como tema transversal
bajo la coordinación de todo el centro.

En un estudio realizado por Ramírez, P. (2007), sobre los valores que los alumnos
perciben durante las clases de educación física destaca que con respecto a la elección de
valores con carácter positivo se encuentra en primer lugar el compañerismo, seguido de
la superación, esfuerzo y colaboración, siendo los menos seleccionados la
predisposición y la serenidad.En contrapartida, entre los valores negativos predomina la
competitividad siendo los menos elegidos el egocentrismo y el aislamiento.

La Educación Física tiene que ser una experiencia solidaria, no meramente formar
habilidades o aptitudes para ganar. Todo esto requiere una formación educativa que
lleva mucho tiempo pero que yo creo que tenemos que encarar, tanto a nivel de las
instituciones educativas como a través de las organizaciones o instituciones de la
sociedad civil.

Nuestra sociedad demanda a la escuela que no se limite sólo a transmitir conocimientos;


le pide que forme personas capaces de vivir y convivir en sociedad, en un clima de
respeto, tolerancia, participación y libertad y que sean capaces de construir una
concepción de la realidad que integre a la vez el conocimiento y la valoración ética y
moral de la misma. Esa concepción cívica y humanista de la educación es la que
propugna nuestra Constitución y ha sido desarrollada por las leyes educativas.
Incorporar a la familia y comunidades en la difusión y fortalecimiento de los valores
dentro de las áreas educativas…………

Educar en valores es, por una parte, ayudar a asumir las normas y
valores del grupo social; por otra, contribuir a pensar y tomar
decisiones por sí mismo.

La concepción constructivista del aprendizaje escolar, se sustenta en


la idea de que la finalidad .de la educación que se imparte en las
instituciones educativas es promover los procesos de crecimiento
personal del alumno, en el marco de la cultura al que pertenece.
Estos aprendizajes no se producirán satisfactoriamente a no ser que
se suministre una ayuda específica a través de la participación del
alumno en actividades intencionales, planificadas y sistemáticas que
logren propiciar en éste una actividad mental constructivista.

El rechazo de la escuela por un gran sector del alumnado de


educación secundaria; la ausencia de respeto hacia el profesor; la
presencia de violencia en las aulas y la desviación de la finalidad de
la escuela como institución para el aprendizaje, son algunos de los
motivos de preocupación por los padres, la sociedad y los políticos.

El docente como portador de la experiencia y valores de la sociedad,


se erige como modelo cuya acción sobre el desarrollo de la
personalidad de su alumnado.
Cuando formamos al estudiante lo formamos para la vida. Los
valores como guías de conducta no son permanentes ni acabados,
varían conforme la experiencia de vida y la madurez de cada
persona. Mediante la educación moral que los profesores
promovemos en nuestras clases, contribuimos en el desarrollo de
capacidades que van configurando el tipo de conducta deseada para
el desenvolvimiento del ciudadano en la sociedad.

Ayudar más a que la escuela funcione como centro de convivencia.

Debido a los procesos de cambio que se suceden a ritmo vertiginoso


dentro y fuera de las aulas, los profesores nos vemos en la obligación
de adaptarnos constantemente a nuevas demandas y realidades a
través de la formación continua y permanente.

La formación del alumnado será más coherente si existe coherencia


entre ideales, valores, normas, actitudes, del profesorado, y lo que
éste plantea en sus sesiones.

Entendemos, por tanto, la Educación Física como la educación del


cuerpo a través del movimiento. Las conductas motrices contribuyen
al desarrollo físico, intelectual, afectivo, social y motor de los niños.

a. Actividades a realizar dentro del aula:

• Clarificación de valores.
• La explicitación de valores puede realizarse a través de actividades como frases
inacabadas, preguntas clarificadoras, etc.
• Discusión de dilemas morales. Consistiría en proponer a los alumnos situaciones
antagónicas que les planteen conflicto cognitivo, preguntándoles cuál sería la
mejor solución para el dilema.
• Se propiciará el coloquio y la participación, creando un clima de confianza y
respeto mutuo en el intercambio de opiniones. Se presentará a los alumnos
situaciones en las que existe un conflicto moral en el que los implicados tienen
que tomar una decisión.
• Dramatizaciones. Ayudarán a ponerse en el puesto del otro, lo cual implica
someterse a las normas que impone la propia coherencia del papel asumido y
vivenciar sus prejuicios, valores, etc.

b. Actividades a realizar fuera del aula: Resultaría adecuado y recomendable la


organización de actividades que afecten al conjunto del centro, e incluso que
promuevan la cooperación con otros centros. Así serían valiosas las siguientes
actividades:
• Actos que se organicen con motivo de diversas conmemoraciones relacionadas
con la paz (Día Escolar de la No-Violencia y de la Paz, de los Derechos
Humanos, etc.) pues son ocasiones que permiten remarcar la importancia de
ciertos contenidos educativos.
• Actos comunitarios convocados en colaboración con otros centros (deportes,
fiestas, teatro, etc.) que favorecen la convivencia con grupos distintos de los
habituales.
• Desarrollo de campañas de solidaridad, o participación activa en las que ponen
en marcha diferentes organizaciones no gubernamentales (ONGs).

Todo programa debe llevar consigo la evaluación de lo


realizado, dado que será el mejor referente para conocer si se
han alcanzado los objetivos propuestos y de esta manera,
determinar los cambios que deben producirse.

Las actitudes no se aprenden estudiando una lección, ni se evalúan


con un examen. Las actitudes se asumen y se adoptan viviendo y
actuando de una forma determinada cada día

INDIACA DIANA.

COEDUCACION: En la actualidad, utilizamos el concepto de


“coeducación” de forma muy distinta a la que se ha empleado
tradicionalmente. El término, es mucho más amplio y más rico que la
mera enseñanza mixta, en la cual, niños y niñas comparten aula,
reciben la misma enseñanza, se someten a iguales exigencias y
realizan idénticas evaluaciones, si bien ésta es un paso necesario. La
Coeducación exige una igualdad real de oportunidades académicas,
profesionales y en general, sociales de manera que nadie, por
razones de sexo, parta de una situación de desventaja o tenga más
dificultades para alcanzar los mismos objetivos.

Gracias a la transversalidad con la que la Coeducación impregna


todo el currículum, se puede y se debe, llevar a cabo un trabajo
desde las diferentes áreas curriculares, cabe replantearse por tanto,
como elemento implicado en el proceso de enseñanza-aprendizaje el
de Educación Física. Dada la sensibilidad de la sociedad hacia este
tema, y concretamente desde nuestra comunidad autónoma, la Junta
de Andalucía propone el “ Plan de Igualdad entre Hombres y Mujeres
en Educación”

El área de Educación Física, nos brinda la posibilidad de realizar un


trabajo coeducativo muy significativo, pues desde la misma, se
facilita la adquisición de actitudes y valores que favorecen la
igualdad de género; la coeducación conlleva valores tales como la
cooperación, respeto, ayuda, solidaridad, tolerancia, igualdad.

A continuación pasmos a revisar unas orientaciones sobre los


diferentes aspectos presentes en el área de Educación Física para
favorecer su uso igualitario. Entre ellos podemos destacar: el
espacio, los grupos, el lenguaje y los materiales:

Espacio: uno de los principales factores de desigualdad en las clases


de Educación Física. Los chicos tienden a ocupar las zonas
principales, las zonas que presentan cualquier punto de interés.
Mientras que las chicas pasan a un espacio libre en el que realizan las
actividades que dicho espacio les permite. Entre las estrategias que
podemos llevar a cabo destacamos:

A. Cuando se deje al alumnado la libre ocupación del espacio y se observe una


utilización del mismo discriminatoria, se parará la clase y se pedirá al grupo que
analice la situación y reflexione al respecto.

B. Si persiste, no dejar al grupo la elección libre del espacio, sino designarlo y


especificar bien el ámbito de acción de cada subgrupo.

C. Que tanto los chicos como las chicas utilicen los espacios más y menos deseados
por el grupo de manera rotativa.

Grupos: En las diferentes sesiones de Educación Física, se lleva a cabo


una organización de los alumnos y alumnas en gran grupo,
subgrupos, tríos, parejas o individualmente. Salvo en el trabajo
individual, en el resto de agrupamientos es frecuente la
discriminación por género. Algunas de las estrategias que podemos
emplear en el área son las que siguen:

A. Formación de los grupos al azar mediante retahílas o juegos de sorteo.

B. En la formación de equipos por parte del alumnado, establecer como norma que
no se pueden elegir dos chicos o dos chicas seguidas, sino alternando chico-
chica.
C. Alternar los roles de liderazgo, de elección de los equipos, arbitraje en los
juegos… entre chicos y chicas en cada sesión.

D. Realizar actividades en las que el grupo de alumnas aventaja al de alumnos.

E. Designar a chicos para ejemplificar ejercicios tradicionalmente “femeninos”


(expresión corporal, ritmo, saltar la comba, flexibilidad, equilibrio…) y a chicas
para ejemplificar actividades “masculinas”.

Materiales: La Educación Física cuenta con unos materiales


específicos que aportan una motivación extra al área. Cuanto más
rico y variado sea el material, más motivación inicial habrá en las
sesiones por parte del grupo, sin embargo, el material también se ha
“etiquetado” tradicionalmente como masculino y femenino. Así,
materiales como los balones deportivos suelen identificarse como
masculinos, mientras que las cuerdas, los aros y cintas, propias de
las corrientes gimnásticas, se identifican como femeninos. Tal es así,
que los chicos son reacios a la utilización de estos materiales propios
de las chicas; su uso implica una pérdida de su masculinidad y
hombría. Para evitar todo este tipo de situaciones de índole
discriminatoria, podemos aplicar una serie de estrategias en
nuestras sesiones de Educación Física, como por ejemplo:

• Realizar rotaciones para el reparto del material de clase, de manera que cada día
se encargue una persona distinta. Para elegir a las personas responsables se
puede utilizar el orden de lista o bien el azar mediante sorteo.
• Utilizar gran variedad de material por parte del alumnado, tanto el considerado
masculino como femenino.
• Reflexionar sobre la etiqueta de “masculino” o “femenino” a un determinado
material y valorar el material en función del desarrollo de las capacidades
motrices y no por vinculación a uno u otro sexo.
• Que los chicos experimenten y descubran las máximas posibilidades de
utilización de los materiales considerados femeninos y las chicas con los
materiales considerados masculinos.
• Utilizar materiales alternativos que no presentan carga sexista, tales como los
freesbys, indiakas, palas, bates, mazaballs, sticks, paracaídas, etc.

En definitiva, resaltamos la importancia que el centro


educativo en general, y los responsables del área de
educación física en particular, tienen como transmisores de
valores y como significativos del comportamiento social y
psicológico de los estudiantes. Con ello, aunque la
educación física no puede resolver por sí el problema de la
discriminación por género, debe encontrar las mejores
formas para que, desde sus limitaciones materiales, sociales
y culturales, pueda contribuir a un proyecto de sociedad que
a todas y todos nos afecta.

COMO GRUPO DE TRABAJO:


“PÁRATE A PENSAR” es un programa destinado a promover
una educación en valores entre los más jóvenes:

Fomentando pautas sanas en cuanto a alimentación y actividad


física, Párate a pensar nace con el objetivo de ayudar a los
adolescentes a construir una personalidad propia tratando temas
como la autoestima, el respeto, el trabajo en equipo o la
comunicación entre personas. El programa está compuesto por seis
unidades didácticas separadas en bloques: introspección consigo
mismo, la relación con el entorno y la participación del adolescente
con el mundo. Los centros que deciden participar reciben una
carpeta con toda la información y las actividades propuestas para
cada unidad.

En una primera parte, Me siento bien en mi piel, se invita a


fomentar la práctica del deporte y tratar los hábitos correctos de
alimentación con el objetivo de potenciar una mejor percepción del
adolescente sobre sí mismo, evitando problemas como la obesidad o
la anorexia. Entre las actividades encontramos, por ejemplo, un plan
para que los alumnos encuentren su deporte ideal. Durante algunos
días la clase participará al menos en cinco deportes diferentes,
valorando lo que más o menos le gusta a cada uno y por qué. Al final,
cada alumno deberá escoger aquella modalidad deportiva con la que
se sienta más cómodo y que considere que podrá beneficiarle.

En cuanto a la alimentación, se propone, entre otras cosas, organizar


un concurso en el que los alumnos tengan que preparar distintos
platos con productos saludables. La justificación es buscar
creatividad en los menús, a la vez que descubren la gran variedad de
estos alimentos. Se dan también consejos para aprender a socializar
las comidas, disfrutarlas y convertirlas en un momento de
comunicación familiar.

El programa está pensado para alumnos de entre 14 y 16 años, pero


además, pretende implicar a profesores y familias. Para llegar a los
alumnos con este tipo de actividades es fundamental “ponerse en su
piel, utilizar un lenguaje coloquial y que, también el profesor, cuente
experiencias personales de su adolescencia para que la
comunicación y la confianza sea más fácil”.

Así, por ejemplo, en la unidad “Soy como soy”, se insta a potenciar el


autoconocimiento del adolescente, que “en muchas ocasiones tiene
una visión inexacta de sí mismo, infravalorándose y sobrevalorando a
otros”. El programa propone varios títulos de películas para que los
alumnos vean juntos y luego puedan comentar ciertos
comportamientos de prejuicios, la manera en que a veces juzgamos y
prejuzgamos, etcétera. Entre esas recomendaciones están, por
ejemplo, Inocencia interrumpida, o Amor ciego.

En los apartado “Aquí no hay quién viva” y “déjame que te diga”, se


propone involucrar a los jóvenes en deberes y derechos, a través de
actividades que ayuden a los jóvenes a tomar conciencia sobre los
diferentes tipos de acosos que pueden existir y las reacciones que se
deben tener en cada caso. A la vez, se enseñará a realizar críticas
constructivas y a tolerar la frustración cuando lo que te dicen no sea
aquello que esperas oír.

En un tercer bloque se trata de relacionar a los adolescentes con el


resto del mundo. Por una parte, Puedo cambiar el mundo, contiene
ejercicios para que el alumno aprenda a hacer valer sus propias
ideas sin coartar la libertad de los demás, trabajando en equipo y
siendo conscientes de que sus actos siempre repercuten de algún
modo en otras personas.

En la unidad Manual de instrucciones para vivir, se dan pautas para


aprender a manejar la presión social y de grupo, a saber vivir con
tolerancia y solidaridad, a ser críticos y a plantearse un proyecto de
vida.

Este y todos los demás programas tienen como objetivo personalizar,


es decir, en formar personas autónomas y dialogantes, que aprendan
a pensar críticamente, desarrollen su sensibilidad y apliquen estas
capacidades críticas y sentimentales a la cooperación y participación
social con exquisito respeto a los derechos humanos.

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