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Sumario
§1.- Introducción.-
§2. Concepto de reincidencia.-
§3.- Normas sujetas a análisis.-
§4. La sostenida constitucionalidad del art. 52 del Código Penal y sus fundamentos.-
§5.- La inconstitucionalidad del art. 52 del Código Penal.-
§6.- Diferenciación con la reclusión por tiempo indeterminado.-
§7.- Basamento de la inconstitucionalidad del art. 52 del Código Penal.-
§8.- Colofón.-
Bibliografía
§1.- Introducción.- A través del presente trabajo monográfico habré de exponer las dos
tesituras antagónicas sostenidas por la doctrina y la jurisprudencia en relación al juicio
de constitucionalidad de la declaración de multirreincidencia con la accesoria de
reclusión por tiempo indeterminado contemplada en el artículo 52 del Código Penal.
En este sentido, definiré previamente la reincidencia “a secas” prevista en el artículo 50
del ordenamiento de fondo, para luego diferenciar la sanción prevista en el art. 52 de la
reclusión por tiempo indeterminado estipulada en el artículo 80, ambos del Código
Penal.
Adelanto que, el presente análisis tendrá como premisa exponer - tal como lo postula un
importante sector de la doctrina he incluso, más allá de lo sostenido por nuestro más
alto Tribunal en el fallo “Gramajo, Marcelo Eduardo s/Robo en grado de tentativa”
(5/09/2006) -, que la aplicación del art. 52 del ordenamiento sustantivo importa
transformar, en oportunidad de determinar el quantum de la pena aplicable al delito que
se juzga, al Derecho Penal de acto en Derecho Penal de autor. Siendo el fin de éste
último controlar, marginar y de éste modo neutralizar al “enemigo”; quienes conforme
se desprende del análisis de los hechos ilícitos seleccionados por las agencias de policía
resultan ser en un altísimo porcentaje delincuentes que cometen delitos groseros y
toscos contra la propiedad, siendo la reincidencia un claro rasgo de su accionar.
En función de ello sostengo que, a través de penas mas severas basadas en este
fenómeno de negada responsabilidad social compartida -la multirreincidencia– se
pretende controlar a aquellos sujetos que, como acertadamente señala Eugenio
Zaffaroni, “alteran el paisaje urbano”.
*
Auxiliar letrada del Juzgado de Garantías nro. 2 del Departamento Judicial Bahía Blanca.
En este sentido, he de adelantar que comparto la posición de aquellos que sostienen la
inconstitucionalidad del art. 52 del C. Penal, en tanto la pena aplicable no guarda
proporción con el hecho ilícito cuya comisión se le arroga ni ha sido prevista por el
mismo; lesionando así de manera conjunta los principios de legalidad, reserva,
culpabilidad; como asimismo la prohibición de imponer penas crueles, inhumanas y
degradantes y fundamentalmente la prohibición de persecución penal múltiple (non bis
in idem) (arts. 18; 19 y 33 de la Constitución Nacional y Tratados Internacionales de
derechos humanos, actualmente con jerarquía constitucional). Principios y garantías
éstos en los que reposa el Estado de Derecho Constitucional, que brinda los
lineamientos del Derecho Penal de acto, siendo éste el único modelo posible conforme
se desprende de las normas que conforman la cúspide de nuestro ordenamiento jurídico.
§5.- La inconstitucionalidad del art. 52 del Código Penal.- Sin embargo tiempo
después, la Corte Suprema de Justicia a la luz de un nuevo pronunciamiento, a saber
“Gramajo, Marcelo Eduardo s/Recurso de Casación”, de fecha 5 de septiembre de 2006,
modificó radicalmente la interpretación del art. 52 del ordenamiento sustantivo.
Resaltando en este sentido Leonardo G. Pitlevnik (8) que para ello tomó los argumentos
sostenidos por el Tribunal Oral en el fallo “Sosa” que oportunamente había considerado
desacertados.
Debe destacarse que el cambio de criterio sostenido por la Corte, sin que haya mediado
reforma legislativa sobre la materia, no contribuyó a debilitar la fuerza de su doctrina ni
a generar falta de certeza en los Tribunales inferiores por cuanto su composición varió
entre una y otra interpretación.
En el fallo “Gramajo”, la Corte, integrada por Highton de Nolasco; Maqueda; Zaffaroni;
Lorenzetti y Petracchi, no declaró de plano la inconstitucionalidad del art. 52 del C.
Penal. Ello por cuanto, resulta ser su criterio que dicha declaración es excepcional y
sólo procedente frente a la inexistencia de interpretación compatible con el texto
constitucional. Así, el Excmo. Tribunal concluyó que exclusivamente resultará
inconstitucional la aplicación de la prealudida norma en aquellos supuestos en los que la
pena que resulte de su observancia no guarde proporción con el delito cometido.
Que si bien comparto el resultado arribado por la Corte en el fallo analizado, lo cierto es
que disiento respecto de su alcance, toda vez que no resulta posible encontrar – en mi
opinión - un caso en el que la aplicación de los arts. 52 y 53 del C. Penal, resulte
compatible con un Derecho Penal de acto, única alternativa posible en un Estado de
Derecho Constitucional.
Cabe destacarse asimismo que, en ésta oportunidad la Corte aclaró que la pena del 52
del ordenamiento sustantivo no resulta ser una medida de seguridad fundada en la
peligrosidad del agente, toda vez que ésta última resulta constitucionalmente
inadmisible, por cuanto ” … a) en principio … la peligrosidad, considerada seriamente
y con base científica, nunca puede ser base racional para la privación de la libertad
por tiempo indeterminado; b) tampoco lo es porque la peligrosidad, tal como se la
menciona corrientemente en el Derecho Penal, ni siquiera tiene esta base científica, o
sea, que es un juicio subjetivo de valor de carácter arbitrario; c) por último, no lo es
porque la pretendida presunción de peligrosidad confirma que en el fondo se trata de
una declaración de enemistad que excluye a la persona de su condición de tal de las
garantías consiguientes … “ Agregando que “ … La peligrosidad, referida a una
persona, es un concepto basado en un cálculo de probabilidades acerca del futuro
comportamiento de ésta “.
Es decir que la Corte en éste nuevo pronunciamiento efectúa un giro radical, toda vez
que deja de sostener que el art. 52 del C. Penal contemple una medida de seguridad para
afirmar que es una verdadera pena.
§8.- Colofón.- En conclusión, a través de este breve análisis he querido revelar que en
ningún caso y de ningún modo es posible aplicar la normativa de los arts. 52 y 53 del C.
Penal de modo compatible al texto constitucional, toda vez que flagrantemente lesiona
de manera irremediable las garantías penales de legalidad, reserva, proporcionalidad y
culpabilidad; como así también las prohibiciones de fijar penas crueles, inhumanas y
degradantes y de persecución penal múltiple.
Es por ello que sostengo – como ya lo adelantara - que si bien la postura adoptada por la
Corte Suprema de Justicia de la Nación en el precedente “Gramajo, Marcelo Eduardo
s/Robo en grado de tentativa” resulta ser un avance sustancial en el destierro de dicha
normativa, lo cierto es el alcance del pronunciamiento no fue el deseado; toda vez que,
como sostiene Leonardo G. Pitlevnik, (11) los profusos argumentos de la mayoría
apuntaron a una declaración de inconstitucionalidad en sentido fuerte, para luego en el
considerando 29 enunciar una regla en sentido débil; ello toda vez que coloca en cabeza
del magistrado la carga de evaluar si la condena que eventualmente resulte de la
aplicación de la pena accesoria del art. 52 del C. Penal es lesiva de los principios y
garantías mencionados.
Que sin embargo entiendo que la fuerza de sus argumentos tornan impensable la
existencia de un supuesto en el que se logre aplicar la cuestionada norma sin chocar con
el ordenamiento constitucional, resultando deseable que así hubiese sido sentado por la
Corte en el citado precedente.
Sin embargo, no comparto la posición del sector de la doctrina que, al amparo del non
bis in idem, propugnan la inconstitucionalidad del art. 50 del C. Penal, al menos en lo
que respecta a tener en cuenta la calidad de reincidente a la hora de determinar el modo
de ejecución de la nueva condena impuesta.
Circunstancia que no habilita a mensurar los pronunciamientos condenatorios que
registre un sujeto para agravar con ello el quantum de la pena del último delito que se le
reprocha por cuanto no guarda relación con el hecho investigado y vulnera abiertamente
la prohibición de persecución penal múltiple, es decir que los pronunciamientos
anteriores de ningún modo pueden ser considerados para penar mas gravemente el
nuevo injusto que cometiera el sujeto.
No puedo dejar de mencionar que considero que a través de la pena accesoria que
habilita la multirrencidencia se persigue prolongar el encierro de personas consideradas
“molestas”, que no logran insertarse en el sistema económico-social para intentar de
éste modo neutralizarlas sin que el aparato estatal asuma la responsabilidad que carga.
Utilizando para ello el concepto de “peligrosidad” a los fines de legitimar la aplicación
de mayor poder punitivo como manifestación clara del Derecho Penal de autor.
Es decir que bajo el nuevo discurso, propio de un Estado Totalitario, de “seguridad
ciudadana” se busca lograr la legitimación del poder punitivo para controlar y desterrar
de la comunidad a aquellos que resultan ser excluidos del sistema, intentando lograr a
través de un pobre discurso autoritario y de bajo contenido jurídico, habilitar la
coerción estatal y lograr que la comunidad demande su aplicación con la expectativa de
alcanzar una anhelada seguridad que debe garantirse desde otro sector del Estado y no
desde el derecho penal.
En este sentido he de concluir que, hoy nos encontramos ante un nuevo discurso
legitimante del poder punitivo que busca a través de un reformulado discurso autoritario
“cool”, controlar y neutralizar a aquellos sujetos que “alteran” la arquitectura ciudadana,
siendo la multirreincidencia una herramienta para el alcance de tal propósito.
NOTAS
1) CREUS, Carlos, Derecho Penal Parte General, 4ª ed., Astrea, Buenos Aires, 1996, pág. 478.
2) CREUS, Carlos, ob. cit., pág. 479.
3) CREUS, Carlos, ob. cit., pág 479.
4) SIMAZ, Alexis Leonel, Doctrina Judicial del Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos
Aires, Nova Tesis, Rosario, 2008, pág. 412.
5) SIMAZ, Alexis Leonel, ob. cit., pág. 413.
6) CREUS, Carlos, ob. cit., pág. 481.
7) ZAFFARONI, Eugenio Raúl, Manual de Derecho Penal Parte General, Ediar, Buenos Aires, 2006,
págs. 29-62.
8) PITLEVNIK, Leonardo G., Jurisprudencia penal de la Corte Suprema de Justicia de la Nación,
Hammurabi, Buenos Aires, pág. 126.
9) ZAFFARONI, Eugenio Raúl, ob. cit., pág. 763.
10) CAFFERATA NORES, José I., Garantías y Sistemas constitucionales, Revista de Derecho Penal
2001-1 Garantías Constitucionales y nulidades procesales I, Rubizal-Culzoni Editores,Santa Fe, pág. 145-
146.
11) PITLEVNIK, Leonardo G., ob. cit., pág. 132.
BIBLIOGRAFIA
1. CAFFERATA NORES, José I., Garantías y Sistemas constitucionales, Revista de
Derecho Penal, 2001-1, Garantías Constitucionales y nulidades procesales I,
Rubinzal-Culzoni Editores, Santa Fé.
2. CREUS, Carlos, Derecho Penal Parte General, 4ta. ed., Astrea, Buenos Aires,
1996.
3. JIMENEZ DE ASUA, Luis; Principios de Derecho Penal La Ley y el Delito, Lexis
Nexis, Buenos Aires, 2005.
4. PITLEVNIK, Leonardo G., Jurisprudencia penal de la Corte Suprema de Justicia
de la Nación, Ed. Hammurabi, Buenos Aires.
5. SIMAZ, Alexis Leonel, Doctrina Judicial del Tribunal de Casación Penal de la
Provincia de Buenos Aires, Nova Tesis, Rosario, 2008.