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acercarse a l, el hombre tiene que despegarse del pasado y del presente. Ese
acercamiento hacia el futuro es el proyecto, la meta delhombre, algo que an
no es real.
Heidegger (1980, cap. 17) haba explicado que el tiempo no es una mera
disponibilidad, sino una actualizacin del Dasein, y que esta actualizacin se
realiza siempre desde el futuro. Sartre toma de Heidegger la actualizacin del
Dasein a partir del futuro.
Al igual que el futuro, esta actualizacin o temporalizacin slo existe merced a
una nadificacin del hombre que le obliga ineludiblemente a hacerse
autnomo, a concebir su existencia como una tarea constante y no concluida.
Segn Sartre (El ser y la nada, 1943) la libertad es precisamente la nada que
ha sido en el corazn del hombre y que obliga a la realidad humana a hacerse,
en lugar de a ser.
La libertad no es un atributo ms del hombre, su existencia slo es posible
como un continuo proyectarse sobre sus posibilidades, y eso es la eleccin.
Elegirse y existir es para el hombre lo mismo. El hombre no se compone de una
esencia misteriosa que es y luego se decide ocasionalmente por cualquier
cosa. Existir, para el hombre, significa estar condenado a la libertad, y adems
a tener que elegirse.
Lo mismo ocurre en el acto de la moral. Lo que hay de comn entre le arte y la
moral es que, en los dos casos, tenemos creacin e invencin. No podemos
decir a priori lo que hay que hacer.
El miedo prueba, que el hombre no se sientefrreamente seguro de su
existencia, sino que ms bien intuye que su existencia esta siempre en juego y
que jams gozar de apoyos inconmovibles.
A Sartre le interesa ilustrar cmo nuestra eleccin no viene determinada ni
est sujeta a lo dado, y cmo lo dado se concibe siempre a partir del fin que yo
me propongo y conforme al cual me entiendo como existente.
Si el hombre quiere ser, tiene que ser libre, lo cual implica un compromiso y
una progreso constantes. Incluso rehuir la eleccin es tambin un elegirse.
En que consiste entonces la libertad?
En que lo dado, las circunstancias, no condicionan nuestra eleccin. La valenta
o la cobarda no dependen nunca de las circunstancias, sino de nosotros
mismos; tambin la infelicidad o felicidad dependen de nuestro proyecto.