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Recuperemos la Cena del Señor,

comunidad de creyentes en torno a la lectura y comprensión de la Palabra,


la Fracción del Pan, la oración en común,
el compromiso vital con Jesús y con l@s demás.

Juan 13, 1-15 .Jueves Santo. 1 abril 2010.


Autora: Asun Gutiérrez.
Música: Donde hay caridad y amor.
Muchos cuadros y estampas nos hacen imaginar esta Cena
de forma que no corresponde a la costumbre del tiempo.
Representan a Jesús comiendo sólo con los doce apóstoles.
La tradición de Israel reunía aquella noche a hombres y mujeres por igual.
Por lo tanto Jesús se reuniría con los doce y con los seguidores y seguidoras
que ordinariamente iban con Él en el grupo.
Y con su madre.
Antes de la fiesta de la pascua, Jesús,
sabiendo que había llegado la hora
de dejar este mundo para ir al Padre,
y habiendo amado a los suyos
que estaban en el mundo, los amó
hasta el extremo.
Ignacio Ellacuria y sus compañer@s asesinad@s

Vicente Ferrer

Pedro Arrupe

Saber cómo amó Jesús es la pauta, el ejemplo, lo más fundamental en nuestra


vida (Mt 25).
El amor, la entrega, hecha realidad en la vida, es la esencia de nuestra fe.
El amor “hasta el extremo” comienza por las entregas de cada día.
Estaban cenando y ya el diablo había metido en la cabeza a Judas Iscariote,
hijo de Simón, la idea de traicionar a Jesús.
Entonces Jesús, sabiendo que el Padre le había entregado todo,
y que de Dios había venido y a Dios volvía, se levantó de la mesa,
se quitó el manto, tomó una toalla y se la ciñó a la cintura.
Después echó agua en una palangana y comenzó a lavar los pies de los
discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura.

Jesús se levanta. No se queda sentado ante el dolor y las necesidades de l@s


demás. Se preocupa de hacer algo para aliviarlo.
Se quita el manto. Se despoja de todo poder; el auténtico servicio sólo se puede
hacer desde abajo, siendo un@ de tant@s. Para lavar los pies a una persona es
necesario inclinarse, ponerse de rodillas ante ella.
El gesto, propio de los criados, esclavos y mujeres, no es sólo un acto de humildad:
es cambiar de raíz todos los conceptos sobre la dignidad, la jerarquía, lo correcto,
lo religioso.
Los gestos y actitudes de Jesús no son sólo para dar ejemplo sino una pauta de
comportamiento para sus seguidores y seguidoras.
Cuando llegó a Simón Pedro, éste se resistió:
–Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?
Jesús le contestó:
–Lo que estoy haciendo, tú no lo puedes
comprender ahora; lo comprenderás después.
Pedro insistió:
–Jamás permitiré que me laves los pies.
Entonces Jesús le respondió:
–Si no te lavo los pies, no podrás contarte
entre los míos.
Simón Pedro reaccionó así:
–Señor, no sólo los pies; lávame también las
manos y la cabeza.

Ver a Jesús haciéndose pequeño


es una denuncia a nuestras formas y deseos
de ser “señores”.
La idea de que “los de arriba” tiene que ser
servidos no es ni la actitud
ni la recomendación de Jesús.
¿Me resisto, como Pedro,
a entrar en el “juego del Evangelio”?
Entonces dijo Jesús:
–El que se ha bañado sólo necesita lavarse los pies, porque está completamente
limpio; y vosotros estáis limpios, aunque no todos.
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Sabía muy bien Jesús quién lo iba a entregar; por eso dijo:
«Vosotros estáis limpios, aunque no todos».

Amar es acoger y ponerse al servicio de l@s demás, respetando la libertad


y respondiendo siempre con amor.
Todo ser humano es amable, no por su méritos o cualidades, sino porque es amado
por Dios.
Todos los seres humanos, incluso los más difíciles, los que criticamos y juzgamos,
los que pensamos que son peores que nosotr@s, son amados por Dios.
Él es el Agua que nos limpia a tod@s.
Después de lavarles los pies, se puso de nuevo el manto, volvió a sentarse a la mesa y
dijo a sus discípulos:
–¿Comprendéis lo que acabo de hacer con vosotros? Vosotros me llamáis Maestro y
Señor, y tenéis razón, porque efectivamente lo soy.
Pues bien, si yo, que soy el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, vosotros debéis
hacer lo mismo unos con otros.
Os he dado ejemplo, para que hagáis lo que yo he hecho con vosotros

Jesús propone su forma de actuar –amor, acogida, servicio, compromiso, comunión-


como modelo de comportamiento para sus seguidores y seguidoras.
Su mensaje y su testimonio no buscan asegurar privilegios, sino servir.
Su amor es creativo y contagioso. Nos capacita para amar como Él:
“Amaos como yo os amo”.
No es una exigencia, es la mejor experiencia, la mayor fuente de alegría.
Si amamos como Jesús podremos crear un mundo mejor para tod@s.
¿Lo hemos comprendido?
Gestos de
Amor fraterno .

Cenar con los amigos, abrirles el corazón sin miedo,


lavarles los pies con mimo y respeto,
hacerse pan tierno compartido y vino nuevo bebido.
Embriagarse de Dios, e invitar a todos a hacer lo mismo.
Trabajar por la justicia, empeñarse en una paz duradera;
decir no a las armas, desvivirse en proyectos solidarios,
reducir nuestras cuentas y carteras.
Amar hasta el extremo, e invitar a todos a hacer lo mismo.
Crear desconcierto evangélico.
Amar como Él nos ama, e invitar a todos a hacer lo mismo.
Un gesto sólo, uno sólo, desborda tu amor
que se nos ofrece como manantial de vida.
Si nos dejamos alcanzar y lavar, quedamos limpios,
como niños recién bañados,
para descansar en tu regazo.
¡Lávame, Señor!
¡Lávanos, Señor!
Fl. Ulibarri

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