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Cuando empec mi vida cristiana hace unos 36 aos, yo era feliz orando
hasta diez minutos. Me pareca que era suficiente. Pero hay un da, cuando
mi pastor me llam y me dijo: Hno. Lpez, debe predicar esta tarde. Era la
primera vez que me tocara hacerlo. El mundo se me desmoron. La nica
solucin que encontr fue, irme a mi apartamento tirarme al piso y llorar
horas y horas, rogndole al Seor que me diera un mensaje para aquella
hora, pues yo no saba ni como se preparaba un sermn.
Esa tarde, llegu con temblor y un gran temor, pero senta que
mi Dios me deca. No temas; Yo estoy contigo. Esa comunin
ntima con el Dios Supremo y nico, se convirti en una
enorme fortaleza para m.
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aburridoras.
encontrarnos con l.
Queremos estar
continuamente en ese
hermoso idilio, en ese
amoro con el Seor de los
seores. Con nuestro nico y
verdadero amor.Pero,
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experiencias personales
con el Seor de mi alma.
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