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qu es ms trascendente.
Pues bien, en esta serie de artculos intentaremos profundizar en la historia
de la evolucin en la tcnica y en la interpretacin, para que podamos
fundamentar nuestras ideas personales en conocimiento y no slo en
opinin, sobre las cuestiones anteriormente planteadas.
A lo largo de la historia, desde la invencin del monocordio hasta la
actualidad, los progresos en los instrumentos han conducido evoluciones
paralelas en las tcnicas de interpretacin. Pero la tcnica y la interpretacin
pianstica no necesitan de progresos en la mecnica instrumental para
avanzar. Dicha tcnica avanza por s sola empujada por la mejor preparacin
de los intrpretes y la popularizacin de la "forma natural" de los buenos
intrpretes.
El desarrollo de la tcnica est orientado a un fin claro: "hacer ese pasaje lo
mejor posible y con el mnimo esfuerzo posible". Esto se consigue de
muchas formas diferentes: economizando movimientos innecesarios,
buscando la "manera natural", etc.
Pero intentar separar los avances de la tcnica de los avances de la
interpretacin es un error. La interpretacin y la tcnica van unidas de la
mano. Sin tcnica no se pueden controlar los dedos, y no puede haber
interpretacin. Y sin la interpretacin adecuada, la tcnica o facilidad de
ejecucin no sirve para nada. A continuacin intentaremos reflejar a lo largo
de la historia un rbol genealgico de intrpretes y herederos de la tcnica
del piano, hasta llegar a nuestros das.
En un principio podramos hablar de dos maneras bien diferentes de pulsar
las teclas: los que tocaban el clavicordio y los que tocaban el clavecn.
Esta diferencia estaba motivada por la distinta maquinaria de uno y otro.
Mientras el clavicordio posea gran capacidad expresiva y permita el
vibrato, el clavecn careca de estas caractersticas, pero sin embargo su
sonido era mucho ms fuerte y profundo, con varias cuerdas por tecla y con
teclados dobles y triples.
Handel, J.S. Schroeter y Couperin son claros ejemplos de clavecinistas.
Podramos leer por ejemplo "El arte de tocar el clavecn" (1717), donde
Couperin hace mucho hincapi en la buena digitacin.
En un principio se utilizaban slo los dedos del segundo al quinto, e incluso
se numeraba como primer dedo a nuestro actual segundo. De la misma