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Pues bien, esta resistencia es aquello que despierta todas las fuerzas del hombre y le hace
vencer su inclinacin a la pereza, impulsndole por medio de la ambicin, el afn de
dominio o la codicia, a procurarse una posicin entre sus congneres, a los que no puede
soportar, pero de los que tampoco es capaz de prescindir. (p.20)1
1 ImmanuelKant.(1994).Ideaparaunahistoriauniversalensentidocosmopolitayotrostextos
defilosofadelahistoria.Madrid:Tecnos.
Este estadio de no poder prescindir del otro tiene que ver con este afn, en el fondo
egocntrico, de que alguien sepa y legitime nuestra existencia.
Pues Qu sentido tendra un sujeto capaz de saberse a si mismo y saber la existencia del mundo
material (de todos aquellos objetos que solo existen, tales como piedras; y aquellos que solo
viven, tales como animales) sin que nadie ms que s mismo, pudiera justificar su propia
existencia?
No se equivoca en lo absoluto el poeta Octavio Paz aunque no cuente con la estricta autoridad
filosfica cuando predica:
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros2
Sin embargo, esta misma necesidad de otredad, crea un miedo natural a sentirse identificado con
aquel que uno no es. Ya que el otro, en tanto sujeto, tiene el mismo valor que nosotros mismos, y
por lo tanto es comn que acabemos por descubrir en l, algo nuestro. Pues cmo conocemos el
mundo, sino a travs de sentirnos reflejados en distintos objetos, sujetos y situaciones?
El otro funciona, en este caso, como un espejo en el que logramos reflejarnos completamente
desnudos y vulnerables. Y el saberse, con una crudeza total, atemoriza de sobremanera, ya que
siempre estamos escondidos en el querer ser, sin aceptar nunca nuestro ser .
As que nos defendemos del otro de manera natural, a travs del odio y del amor, para no
toparnos cara a cara con nosotros mismos.
2 Octavio Paz. (1960). Piedra de sol en Libertad bajo palabra. Mxico: Fondo de
Cultura econmica.