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El Dorado

En 2000 la Bonne Radford produjo una película de dibujos animados a la que tituló The Road
to El Dorado La ruta hacia El Dorado. En ella dos aventureros españoles se embarcan en la
misión de encontrar la "Ciudad de Oro". La película mezcla elementos de las culturas Azteca,
Mayas e Incas, e incluso representa a Hernán Cortés, conquistador de México. La misma fue
un éxito mundial, salvo que descontextualiza completamente el origen de la leyenda. El Dorado
tiene como origen la Confederación Chibcha y la misma nace de la antigua tradición del Zipa de
ofrendar dones a la diosa Guatavita en la laguna del mismo nombre. Dicen los relatos que el
Zipa se cubría completamente de oro. Esa tradición que fue conocida por pueblos
circunvecinos a los muiscas, atrajo muy especialmente a los españoles que atravesaron las
selvas colombianas y venezolanas en búsqueda de una Ciudad de Oro con tesoros fabulosos.
De esta leyenda y su legitimo origen colombiano, viene el nombre de Aeropuerto Internacional
El Dorado de Bogotá.

Arquitectura

Los muiscas construían sus casas utilizando como principal material la caña y el barro para
hacer las tapias llamadas bahareque. Las casas comunes eran de dos formas: unas cónicas y
otras rectangulares. Las primeras consistían en una pared en círculo hecho de palos
enterrados como pilares más fuertes sobre los cuales se sostenía de lado y lado un doble entre
tejido de cañas cuyo intersticio era tupido de barro. El techo era cónico y cubierto de pajas
aseguradas sobre varas la profusión de tales construcciones en forma cónica en la sabana de
Bogotá, dio origen a que Gonzalo Jiménez de Quezada le diera a esta altiplanicie el nombre de
Valles de los Alcázares. Las construcciones rectangulares consistían en paredes paralelas
también de bahareque, como las anteriores, con techo en dos alas en forma rectangular.

Tanto las construcciones cónicas como las rectangulares tenían puertas y ventanas pequeñas.
En el interior el moblaje era sencillo y consistía principalmente en camas hechas también de
cañas, llamadas barbacoas, sobre las cuales se tendía gran profusión de mantas; los asientos
eran escasos pues los indígenas solían descansar en cuclillas en el suelo. Además de las
casas comunes existían otras dos clases de construcciones: una para los señores principales,
probablemente jefe de tribu y de clan, y otras para los jefes de las confederaciones chibchas,
como los Zaque y los Zipas.

Economía

La Confederación muisca explotaba los siguientes productos minerales:

• Esmeraldas: aún hoy Colombia es el primer productor mundial de esmeraldas y son


tenidas entre las más preciadas del planeta. Estas vienen del territorio que constituía la
Confederación Chibcha.
• Las minas de cobre.
• Carbón: tanto vegetal como mineral. Hoy todavía se siguen explotando minas de
carbón, por ejemplo en Zipaquirá y en este producto Colombia es una de las
principales reservas mundiales de carbón en el mundo.[11]
• Sal: las minas de sal de Nemocón, Zipaquirá y Tausa.
• Oro: el oro era importado y llegó a ser tan abundante que fue material principal para la
artesanía muisca (orfebrería) con fines religiosos. Este material dentro del territorio de
la Confederación más la tradición de Guatavita crearían el mito de El Dorado.

Era una sociedad agrícola que tenía un complejo sistema de regadíos. Otras actividades
económicas fundamentales eran la orfebrería y la cerámica. Se conservan piezas únicas del
arte precolombino muisca de figuras de extraordinaria fineza.

De manera muy especial hay que mencionar la producción textil muisca. Al respecto dice Paul
Bahn que las culturas andinas dominaron todas las técnicas de tejido y decoración y ya para el
3000 adC habían desarrollado los textiles de algodón y producían tejidos de extraordinaria
delicadeza superiores en muchos casos a los contemporáneos.[12] De los muiscas, citando a la
arqueóloga Sylvia Broadbent quien estudió tejidos pintados de algodón, concluye que las
técnicas eran complejas para producir telas de una sola pieza con innumerables entretejidos y
una capacidad de resistir el tiempo.

El mercado era sitio obligado de la economía de las comunidades, que practicaban la compra-
venta y aun más el trueque. Allí se cambiaban productos de primera necesidad como el maíz,
la sal, miel, frutas, granos y mantas e incluso artículos de lujo como plumas de pájaro, cobre,
algodón, coca y caracoles marinos importados desde el territorio Tayronas. Bacatá, Chocontá
Pacho y Hunza tenían los más grandes mercados de todo el territorio. La moneda general eran
unos "tejuelos" redondos de oro, aunque esmeraldas, sal, coca y mantas de algodón también
fueron usadas como equivalentes monetarios o para facilitar el trueque.

Ubicación Geográfica

El territorio de los muiscas abarcaba las cuencas y valles del río Bogotá hasta Ten; del río
Negro hasta Quetame, el Guavio hasta Gachalá, de Garagoa hasta Somondoco, de
Chicamocha hasta Soatá y del río Suárez hasta Vélez. No existe un acuerdo sobre cifras de
población, pero los conquistadores son enfáticos en destacar la multitud de los indígenas.

Vista desde lo alto del cerro de Suba, la sabana de Bogotá presentaba una amplia zona
pantanosa rodeada por una llanura cubierta de pastos y vegetación baja. En ella se destacaban
numerosas aldeas: Suba, Tuna, Tibabuyes, Usaquén, Teusaquillo, Cota, Engativá, Funza,
Fontibón, Techo, Bosa, Soacha y palacios compuestos por bohíos rodeados por dos o tres
empalizadas concéntricas, semejantes a los alcázares árabes del sur de España.

Este "Valle de los Alcázares" que con las sierras nevadas de la


Cordillera Central en el horizonte, dio pie para el nombre de
Nuevo Reino de Granada, era en efecto el núcleo del cacicazgo
de Bogotá. Las Sierras Nevadas de granada continúan en
España la cadena sagrada para los grupos Chibchas

Con su sede de gobierno en Funza, este era el cacicazgo


regional más extenso y poblado, no sólo del territorio Muisca
sino de todo el norte de Sudamérica en aquel siglo. Sus
gobernantes, los Zipas, lo habían conformado recientemente
anexando los cacicazgos intermedios de Guatavita, Ubaque,
Ubaté, Zipaquirá y Fusagasugá (Londoño, 1988).

Sin embargo, y por esa misma razón, Bogotá era a la vez el más inestable de los cuatro
cacicazgos regionales en que se dividía en ese entonces el territorio de los muiscas. Así,
aunque el cacique de Bogotá opuso resistencia a la conquista, muchos de sus sujetos
prefirieron sacudirse su dominio aliándose a los europeos, como sucedió cuando Quesada salió
por el valle del Teusacá hacia el norte

Economía:

Agricultura

La base esencial de la economía muisca fue la agricultura;


cultivaron principalmente el maíz de diferentes variedades, que
se convirtió en la base de la alimentación. Además, sembraron
algodón, yuca, batata, calabaza, hibia, arracacha, piña,
aguacate, coca, tabaco, etc.

Las técnicas agrícolas eran rudimentarias; emplearon el


azadón, la coa de macana y el sistema de roza. Además, hay
evidencias del uso de canales de riego y terrazas en las laderas en Chocontá, Facatativa,
Tocancipa y Tunja.

Caza y Pesca

Los muiscas obtenían y consumían carnes de curi, conejo, venado, peces y aves. La carne de
venado era consumida únicamente por la aristocracia. La caza y la pesca eran actividades
poco practicadas por los muiscas y no domesticaron animales.

Comercio

La abundancia de diferentes productos en determinados lugares, llevó a la necesidad de


establecer las ferias o mercados, con el fin de facilitar el intercambio. Había frecuentes
mercados públicos en lugares importantes como Bacatá, Zipaquirá, Tunja y Turmequé; estos se
efectuaban cada cuatro días.

Este intercambio permite afirmar que entre los muiscas, el desarrollo tecnológico logrado y la
efectividad del trabajo, produjeron un excedente, que era destinado en parte al almacenamiento
para el pago de tributos o como reserva para épocas de crisis; la otra parte era utilizada para el
trueque con otros grupos indígenas.

Los muiscas utilizaron discos de oro, especie de moneda de diferentes tamaños, peso y forma,
lo que permite afirmar que no lo utilizaban como tal, sino como forma de conservación del oro.

Textileria

Esta industria fue de gran significado en los altiplanos fríos de Cundinamarca y Boyacá. El
Cronista Fray Pedro Simón, refiere que los muiscas usaban mantas coloradas en señal de luto.
Los indios de Lenguazaque las usaban de diversos colores y los cortesanos de Tunja muy ricas
y decoradas; los sugamoxis envolvían los cadáveres de sus antepasados en mantas de
algodón. En estas mantas pintaron una gran variedad de motivos geométricos, al parecer de
carácter simbólico.

Gracias a las exploraciones realizadas por Eliécer Silva Celis, se sabe que las coberturas de
las momias eran telas de algodón, mallas de fique y pieles de animales. La industria del tejido
tenia para los indios una importancia extraordinaria; todos los acontecimientos de la vida los
festejaban con regalos de mantas. Para decorarles usaban como colorantes numerosas
plantas. También utilizaron los colorantes de origen mineral o especie de barro a base de
tierras de colores.

Mineria

La posesión de la sal, permitió a este grupo indígena obtener una ventaja natural sobre las
tribus circunvecinas; la extraían de las salinas de Zipaquirá, Nemocón, Sesquilé y Tausa. Tales
minas constituían el tesoro del soberano muisca y su principal recurso fiscal. El reconocimiento
del prestigio que las minas de sal representaban a la soberanía de los Chibchas, se descubre
por el comercio con las demás tribus. Según los cronistas, en Barrancabermeja los españoles
encontraron algunos panes de sal, por lo que comprendieron el sendero que debían seguir para
encontrar el pueblo civilizado.

La compactación de la sal requería hasta cierto punto complicado, cuyos detalles han
cambiado poco durante los últimos cuatro (4) siglos.

Los muiscas explotaron los yacimientos de esmeraldas existentes en Somondoco. Para


extraerlas, removían la tierra con barras de madera resistentes y hacían correr agua con el fin
de descubrir y recoger las piedras preciosas. La extracción se realizaba en época de lluvias.
Con las esmeraldas hacían intercambio comercial por lo que fueron conocidas y apreciadas por
tribus lejanas.

Los muiscas utilizaron también el carbón de piedra, el cual era extraído de la región de
Sogamoso; el cobre lo extraían de la zona de Gachalá y Moniquirá; en menor escala, el oro; la
mayor parte de este era obtenido mediante el trueque con otras tribus.

Estética

Alfarería y Cerámica

La alfarería se desarrolla en lugares cercanos a las fuentes saladas para hacer las gachas o
moyos en que se compactaban los panes de sal. Los grandes talleres de cerámica artística,
estuvieron en los pueblos circunvecinos a Tocancipá, Gachancipá, Cogua, Guatavita, Guasca y
Ráquira, cuyas arcillas especiales ofrecían materia prima excelente para estas labores.

Los Alfareros chibchas, con los artificios de su tosca industria llenaban otras necesidades, tales
como: husos y torteros de hilandería, rodillos labrados para impresión de relieves, bruñidores,
crisoles y matrices de fundición, ocarinas y otros instrumentos musicales, así como multitud de
pequeños implementos cuya aplicación no se ha podido establecer.

Orfebrería

Los Muiscas fueron magníficos orfebres; fabricaban figurillas y


objetos de adorno, como diademas, collares, narigueras, tiaras,
pulseras, pectorales, mascaras y los famosos tunjos decorados con
hilos de oro y, en general, figuras antropomorfas y zoomorfas
planas.

Los chibchas o muiscas obtenían el oro por transacción con las


tribus vecinas. Trocaban esmeraldas, mantas y algodón por oro.
Aleaban el oro argentífero nativo en proporción variable con el cobre puro y obtenían así
aleaciones de color bronceado, conocidas en Colombia con el nombre de tumbaga,

Arte Rupestre

En el territorio Chibcha especialmente en Facatativá, Bojacá,


Fusagasugá y en algunos sitios de la región ocupadas por los
Guanes se encuentran piedras, generalmente grandes rocas, con
dibujos indígenas con tintas indelebles. Suelen hallarse las
mismas formas o figuras talladas en rocas. En Facatativá las
piedras de Tunja con sus corpulentas masas geológicas, aparecen
tatuadas con estas pinturas a tinta roja encendida, como
testimonios callados, como garabatos prehistóricos que muestran
la huella que dejo un pueblo en su peregrinación de siglos.

Es una de las manifestaciones arqueológicas más importantes de esta área, aunque algunos
arqueólogos opinan que proceden de una época anterior a la llegada de los pueblos de lengua
Chibcha a esa zona. La arquitectura Chibcha fue muy simple, no utilizaban piedra sino madera
y paja.

Construcciones y Casas

La arquitectura precolombina que alcanzó entre los aztecas, los mayas y los peruanos sus más
brillantes y admiradas expresiones artísticas, no tubo entre los chibchas siquiera un desarrollo
comprable con el de aquellas culturas. La diferencia esencial consiste en el empleo de la piedra
para las construcciones. Los chibchas tenían la piedra profusamente desparramada en su
medio geográfico pero fueron incapaces de utilizarla para la escultura y para las
construcciones. Los chibchas hacían sus casas utilizando como principal material la caña y el
barro para hacer las tapias llamadas bahareque.

Las casas comunes eran de dos formas: unas cónicas y


otras rectangulares. Las primeras consistían en una pared en
circulo echo de palos enterrados como pilares más fuertes
sobre los cuales se sostenía de lado y lado un doble entre
tejido de cañas cuyo intersticio era tupido de barro. El techo
era cónico y cubierto de pajas aseguradas sobre varas la
profusión de tales construcciones en forma cónica en la
sabana de Bogotá, dio origen a que Gonzalo Jiménez de
Quezada le diera a esta altiplanicie l nombre de Valles de los
Alcázares.

Las construcciones rectangulares consistían en paredes paralelas también de bahareque,


como las anteriores, con techo en dos alas en forma rectangular.

Tanto las construcciones cónicas como las rectangulares tenían puertas y ventanas pequeñas.
En el interior el moblaje era sencillo y consistía principalmente en camas hechas también de
cañas, llamadas barbacoas, sobre las cuales se tendía gran profusión de mantas; los asientos
eran escasos pues los indígenas solían descansar en cuclillas en el suelo. Además de las
casas comunes existían otras dos clases de construcciones: una para los señores principales,
probablemente jefe de tribu y de clan, y otras para los jefes de las confederaciones chibchas,
como los Zaque y los Zipas.

CONSTRUCCIONES Y CASAS CULTURA MUISCA

La arquitectura precolombina que alcanzó entre los aztecas, los mayas y los
peruanos sus más brillantes y admiradas expresiones artísticas, no tubo
entre los muiscas siquiera un desarrollo comprable con el de aquellas
culturas. La diferencia esencial consiste en el empleo de la piedra para las
construcciones. Los muiscas tenían la piedra profusamente desparramada
en su medio geográfico pero fueron incapaces de utilizarla para la escultura
y para las construcciones. Los muiscas hacían sus casas utilizando como
principal material la caña y el barro para hacer las tapias llamadas
bahareque.

Las casas comunes eran de dos formas: unas cónicas y otras rectangulares. Las primeras
consistían en una pared en circulo echo de palos enterrados como pilares más fuertes sobre
los cuales se sostenía de lado y lado un doble entre tejido de cañas cuyo intersticio era tupido
de barro. El techo era cónico y cubierto de pajas aseguradas sobre varas la profusión de tales
construcciones en forma cónica en la sabana de Bogotá, dio origen a que Gonzalo Jiménez de
Quezada le diera a esta altiplanicie l nombre de Valles de los Alcázares. Las construcciones
rectangulares consistían en paredes paralelas también de bahareque, como las anteriores, con
techo en dos alas en forma rectangular.

Tanto las construcciones cónicas como las rectangulares tenían puertas y ventanas pequeñas.
En el interior el moblaje era sencillo y consistía principalmente en camas hechas también de
cañas, llamadas barbacoas, sobre las cuales se tendía gran profusión de mantas; los asientos
eran escasos pues los indígenas solían descansar en cuclillas en el suelo. Además de las
casas comunes existían otras dos clases de construcciones: una para los señores principales,
probablemente jefe de tribu y de clan, y otras para los jefes de las confederaciones muiscas,
como los Zaque y los Zipas.
AGRICULTURA CULTURA MUISCA

Los Muiscas fueron básicamente agricultores y tuvieron grandes conocimientos sobre los ciclos
de la lluvia, los cambios de la luna y el cuidado de los cultivos. Cultivaron en tierras planas
utilizando en algunos casos hileras de montículos; también usaron terrazas y se valieron de la
irrigación natural con apoyo de los ríos y las lagunas cercanas a sus poblados; entre las más
importantes están Guatavita, Siecha, Tota, Fúquene e Iguaque.

La base esencial de la economía muisca fue la agricultura; cultivaron principalmente el maíz de


diferentes variedades, que se convirtió en la base de la alimentación. Además, sembraron
algodón, yuca, batata, calabaza, hibia, arracacha, piña, aguacate, coca, tabaco, etc.

CAZA Y PESCA CULTURA MUISCA

Los muiscas obtenían y consumían carnes de curi, conejo, venado, peces y aves. La carne de
venado era consumida únicamente por la aristocracia. La caza y la pesca eran actividades
poco practicadas por los muiscas y no domesticaron animales.

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