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su evanescencia y alteridad, siempre articulado al lugar del Otro (A) como lugar
significante. Lacan define al A como lugar de la palabra, lugar simblico, tercero
respecto a la duplicidad imaginaria -del yo y su imagen alienante: moi-i (a)-, a
partir del cual se plantea el problema de la verdad. El inconsciente queda referido
a la pura dimensin de la discursividad y postulado como Discurso del Otro, para
la clnica de las neurosis.
Ahora bien, dentro de este andamiaje conceptual, el Complejo de Edipo freudiano
no tiene un lugar unvoco. En el conjunto de los desarrollos tericos de Lacan
aparecen versiones variadas del problema del padre en la teora freudiana, en el
marco de una enseanza que no constituye un sistema, y mucho menos un
sistema cerrado. No obstante es posible pensar que en la tematizacin lacaniana
hay una contrapropuesta al planteo de Freud, ya que este ltimo tiende a
conceptualizar el lugar del padre a partir de una dimensin mtica (Edipo, Totem y
Tab), postulando el amor-odio a la persona del padre como clave en la
interpretacin de los conflictos neurticos. Desde este punto de vista, en la teora
de freudiana la figura de Dios se reduce a una consecuencia de la exaltacin
neurtica de la persona del padre.
Lacan, en cambio, invierte estos trminos al forjar su concepto de Nombre-delPadre, entendido tambin como Nombre-de-Dios:
Ese lugar de Dios-el-Padre es el que design como Nombre-del-Padre y el que me
propona ilustrar en lo que deba ser el dcimo-tercer ao de mi seminario. (Lacan
1987)
En este captulo se presentar la ubicacin de este concepto en el entramado
terico elaborado por J. Lacan entre 1950 y 1960.
BIBLIOGRAFA: