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Las escrituras Védicas explican que detrás de toda energía hay un energético u
origen de esa energía, y como nosotros somos personas obviamente ese origen
debe ser personal.
Así como una persona da origen a otra persona, Dios es el padre original de
todas las entidades vivientes.
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Todas las actividades materiales entrañan acciones y reacciones influenciadas
por las tres modalidades de la naturaleza material.
Dichas actividades tienen por objeto obtener resultados fruitivos, y nosotros
tenemos que sufrir o disfrutar las reacciones de nuestras acciones, sean
buenas o malas.
Mientras tengamos que sufrir o disfrutar esas reacciones, estaremos atados a
este cuerpo denso.
Ellas son la causa de nuestro cautiverio en este mundo material. el
Conocimiento Védico tienen como finalidad conocer y controlar las tres
modalidades de la naturaleza material, ocupándose principalmente de esas
actividades fruitivas, a fin de elevar a los interesados, de modo progresivo,
desde el campo de la complacencia de los sentidos hasta el plano
trascendental, aconsejándole cómo vivir y deshacerse del enredo material.
“Las complejidades de la acción son muy difíciles de entender.
Por consiguiente, uno debe saber bien qué es la acción, qué es la acción
prohibida, qué es la inacción.”
"Los necios no pueden entender cómo una entidad viviente puede abandonar
su cuerpo, ni pueden entender de qué clase de cuerpo disfruta bajo el hechizo
de las modalidades de la naturaleza. Pero aquel cuyos ojos están adiestrados
en lo referente al conocimiento, puede ver todo esto“
Bhagavad-Gita.15.104
El problema esencial sigue vigente hoy en día:
”Hay una enorme cantidad de Almas identificadas con su cuerpo y una duda
punzante siempre radical, buscando permanentemente la unidad y esa unidad
es precisamente la división entre la vida y la muerte, donde exploramos cada
día de nuestras vidas con las preguntas de siempre:
Después de que muera …. ¿A dónde iré? ¿Si mi alma es buena ó mala …
cuál será su destino? ¿Recordaremos lo que fuimos como personas como
almas en el espacio y el tiempo? ¿Qué es eso que regresamos a la naturaleza?
¿Desaparezco como individuo y me uno al universo natural como un todo?...
Y los que son monoteístas como los católicos, se preguntarán:
¿Será cierto, conociendo ésta filosofía hindú que data de 3.500 años atrás
que, lo que pregonaba Jesuscrito de que el que creyera en él, tendría
asegurado el reino de los cielos como vida eterna así como los Dioses de la
Antigua Grecia en el Monte Olimpo?
"Incluso en una multitud de pájaros, cada pájaro tiene que volar por si
mismo".
Refrán Védico.
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El ser (Alma), que por naturaleza es eterno (sin nacimiento ni muerte o sin
principio ni fin) de sustancia diferente a la del cuerpo físico y que posee
conciencia propia, posee el tamaño de la diezmilésima parte de la punta de
un cabello, ahora bien bajo condiciones materiales ordinarias, esta
verdadera naturaleza del alma es invisible y desconocida para nosotros
"La entidad viviente que se halla en el mundo material lleva de un cuerpo a
otro sus diferentes concepciones de la vida, tal como el aire transporta los
aromas. Así pues, ella adopta un tipo de cuerpo, y de nuevo lo deja para
adoptar otro" Bhagavad-Gita. (15.8)
“El alma no es creada; eternamente existe con Dios. el alma tiene la
independencia de apartarse de Dios, caso en el cual se vuelve una chispa
que cae de un gran fuego. cuando la chispa se separa del fuego, pierde su
iluminación. De todas maneras, el alma individual siempre existe. El Amo y
sus servidores existen eternamente. No podemos decir que las partes de un
cuerpo son creadas de manera separada. Tan pronto como el cuerpo está
presente, todas las partes están con él mismo. El alma nunca es creada y
nunca muere”. esto lo afirma el Bhagavad-gita (2.20)
A todos los Curiosos del Mundo
Sri Deva Fénix. 6
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¿Sabes que?... Las gran mayoría de las personas y los miembros de las
comunidades siempre están buscando la forma de ganar dinero.
A veces van al bosque y adquieren productos de bajo coste, como leña y tierra,
por ejemplo, para venderlos después en la ciudad a buen precio.
De manera similar, la codiciosa alma condicionada entra del bosque, sin
realmente saber cómo salir de él.
Una vez dentro del mundo material, el alma pura queda condicionada por la
atmósfera material, que es una creación de la energía externa bajo el control del
Señor Supremo.
Es así como la entidad viviente queda bajo el control de la energía externa,
conocida como daivi-maya.
Lleva una vida independiente y permanece confundida en el bosque.
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Al igual que el mono, que acaba cayendo en manos del cazador y no puede
liberarse de su jaula, el alma condicionada, cautivada por el momentáneo
placer sexual, se apega a diversos tipos de cuerpos y queda enjaulada en la
vida familiar, que le envuelve en un festival de placeres sexuales
momentáneos.
De ese modo, es completamente incapaz de liberarse de las garras de la
materia.
Cuando el alma condicionada olvida su relación con la Suprema Personalidad
de Dios y deja de preocuparse por cultivo de la conciencia espiritual , se ocupa
únicamente en distintos tipos de actividades pecaminosas y malvadas en el
mundo material.
Entonces queda expuesta a las tres miserias, y, por temor al elefante de la
muerte, cae en las tinieblas de una caverna de la montaña.
El alma condicionada tiene que padecer muchas condiciones miserables en su
cuerpo, como verse afectada por fríos intensos, o fuertes vientos. Sufre
también debido a las actividades de otros seres vivos y debido a las
perturbaciones naturales.
Cuando no puede hacerles frente y tiene que permanecer en condiciones
miserables, de modo natural se entristece mucho, ya que desea disfrutar de
placeres materiales. 27
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A veces, las almas condicionadas sostienen relaciones comerciales, pero con
el tiempo, debido al engaño, surge la enemistad.
Por un mínimo beneficio, las almas condicionadas dejan de ser amigas y se
enemistan.
A veces, por falta de dinero, el alma condicionada no consigue satisfacer sus
necesidades mínimas.
A veces ni siquiera tiene un lugar en que sentarse, ni las cosas más
indispensables.
En otras palabras, pasa grandes penurias; entonces, cuando no puede
procurarse lo que necesita por medios honestos, decide sustraer las
propiedades ajenas.
los demás, y eso le llena de pesadumbre.
Hay personas que, para satisfacer sus deseos, llega incluso a casarse con un
enemigo.
Por desgracia, esos matrimonios no duran mucho, y los que se habían casado
se separan de nuevo mediante el divorcio o por cualquier otro medio.
La senda de este mundo material está llena de miserias y problemas que
perturban al alma condicionada. A veces pierde, y a veces gana.
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En todo caso, el sendero está lleno de peligros.
Llega un momento en que el alma condicionada tiene que separarse de su padre
debido a la muerte u otras circunstancias.
Poco a poco le olvida y adquiere otros apegos, por ejemplo sus hijos.
De este modo, el alma condicionada a veces está bajo la influencia de la ilusión
y siente temor.
A veces el miedo la hace gritar con todas sus fuerzas.
A veces es feliz manteniendo a su familia; a veces rebosa de júbilo y canta
hermosas melodías. Así se va enredando y olvida que, desde tiempo
inmemorial, está separada de la Suprema Personalidad de Dios, recorriendo el
peligroso sendero de la existencia material, en el cual no siente ninguna
felicidad.
Las personas autorrealizadas, por otro lado, se refugian en la Suprema
Personalidad de Dios, a fin de liberarse de la peligrosa existencia material.
En conclusión, nadie puede ser feliz en la vida material.
Las personas sabias, que son amigas de todas las entidades vivientes, tienen
una conciencia apacible.
Han controlado la mente y los sentidos, y llegan fácilmente a la senda de la
liberación, la senda de regreso a Dios.
La desdichada persona materialista, apegada a las miserables condiciones
materiales, no puede relacionarse con ellas.
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Cuando se cobija bajo la enredadera de la actividad fruitiva, el alma
condicionada, gracias a sus actividades piadosas, puede elevarse a los
sistemas planetarios superiores.
De ese modo, se libera de las condiciones infernales; pero, por desgracia, no
puede quedarse allí para siempre.
Después de cosechar los resultados de sus actividades piadosas, tiene que
regresar a los sistemas planetarios inferiores.
Así continúa eternamente, elevándose y descendiendo.
Todas las entidades vivientes se ven atadas por diversas actividades, debido al
contacto con las modalidades de la naturaleza. De ese modo, se encuentran
con el bien y el mal entre las diversas especies»
Conforme a nuestro karma, recibimos distintos tipos de cuerpos de entre las
8.400.000 especies. Actuamos bajo la influencia de la naturaleza material
contaminados por las tres modalidades, y de ese modo obtenemos un
determinado tipo de cuerpo conforme a disposiciones superiores.
Eso se denomina karma-bandha. Para liberarnos de ese karma-bandha,
debemos ocuparnos en servicio espiritual. Entonces, nos veremos libres de la
influencia de las modalidades de la naturaleza materia.
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Aquellos que están demasiado apegados a la vida familiar
olvidan que en un futuro la muerte vendrá a buscarles, y
viven apegados, incapaces de cumplir con su deber de seres
humanos.
En la vida humana tenemos el deber de resolver todos los
problemas de la vida, pero, en lugar de ello, la gente
permanece apegada a sus deberes y asuntos familiares.
Pero, aunque ellos se olviden de la muerte, la muerte no se
olvida de ellos. Del modo más inesperado, les hará salir de
la apacible vida familiar. Nosotros podemos olvidar que
tenemos que morir, pero la muerte no olvida. La muerte
siempre llega en su justo momento.
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La Maravillosa Historia de Jada Bharata
Hace mucho, mucho tiempo en la India …
Y … Tras la muerte del padre, los nueve hermanastros de Jada Bharata, que
le consideraban tonto y sin cerebro, abandonaron el empeño paterno de darle
una educación completa.
Los hermanastros de Jada Bharata eran doctos en los tres Vedas Rig Veda,
Sama Veda y Yajur Veda, que fomentan las actividades fruitivas, pero no
gozaban de la menor iluminación espiritual en cuanto al servicio devocional
del Señor; por consiguiente, no comprendían cuán excelsa era la posición de
Jada Bharata.
Los hombres, cuando se degradan, no son mejores que los animales.
La única diferencia es que los animales tienen cuatro patas y esos hombres
sólo tienen dos.
Esos hombres, animales de dos piernas, solían insultar a Jada Bharata
llamándole loco, tonto, mudo y sordo, y le maltrataban. Ante ellos, Jada
Bharata se comportaba como si fuera un loco sordo, ciego o tarado.
No protestaba, ni trataba de convencerles de que no lo era.
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Si alguien quería que hiciera algo, él satisfacía sus deseos.
Si conseguía algún alimento, ya fuera que le llegara sin mayor esfuerzo, que
lo mendigase o que lo recibiese como salario, lo aceptaba y lo comía, sin
considerar si era poco, o si era sabroso, rancio o insípido.
Nunca comió nada por complacer los sentidos, pues ya estaba liberado del
concepto corporal, que nos induce a considerar que unos alimentos son
sabrosos y otros desagradables.
Gozaba de plenitud en la conciencia trascendental del servicio devocional, y,
por lo tanto, estaba libre de la influencia de las dualidades que surgen del
concepto corporal.
Su cuerpo era tan fuerte como el de un toro; sus miembros eran muy
musculosos. No le importaba si era invierno o verano, si hacía viento o
lluvia, y nunca se cubría el cuerpo.
Se acostaba en el suelo; nunca se bañaba ni se daba aceite en el cuerpo.
Como tenía el cuerpo sucio, su refulgencia y su conocimiento espirituales
estaban cubiertos, como el esplendor de una piedra preciosa cubierto por el
polvo.
No llevaba más que un sucio taparrabos y su ennegrecido cordón sagrado.
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Comprendiendo que había nacido en una familia brahmana, la gente le
llamaba brahma-bandhu y le insultaba. Así, insultado y despreciado por los
materialistas, vagaba de un lugar a otro.
Jada Bharata solía trabajar a cambio únicamente de alimento.
Aprovechándose de esto, sus hermanastros le ocupaban en trabajos agrícolas
y le pagaban con un poco de comida; en realidad, no sabía demasiado del
trabajo del campo.
No sabía dónde extender la tierra, ni dónde cavar o dónde nivelar el terreno.
Sus hermanos le daban arroz partido, residuos de la prensa de semillas,
cáscaras de arroz, y granos comidos de gusanos, o los que se quemaban y
quedaban pegados al fondo de las ollas.
Él, sin embargo, lo comía todo con alegría, como si fuese néctar, y sin
guardar el más mínimo rencor.
Por aquel entonces, el jefe de unos Dakaits, descendiente de una familia
Sudra, se disponía a adorar a la diosa Bhadra Kali con el deseo de tener un
hijo.
Para ello iba a ofrecer a la diosa una víctima humana, un demente retrasado, a
quien no se considera mejor que los animales.
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Para el sacrificio, el jefe de los dakaits había capturado a un hombre-animal,
quien, sin embargo, se había escapado.
El bandido ordenó entonces a sus secuaces que lo buscasen, pero, aunque
salieron en su persecución en distintas direcciones, no dieron con él.
Vagando de un lugar a otro, cubiertos por la densa oscuridad de la noche,
llegaron a un arrozal donde vieron al excelso hijo de la familia de
descendientes de Angira- Jada Bharata, quien, sentado en un puesto
elevado, guardaba el campo de los ataques de los ciervos y los jabalíes.
Los secuaces y sirvientes del jefe dakait consideraron que las cualidades de
Jada Bharata eran exactamente las de un hombre-animal, y decidieron que
era la elección perfecta para el sacrificio. Con los rostros brillando de
felicidad, le ataron con cuerdas y le llevaron al templo de la diosa Kali.
Después, los ladrones, siguiendo su imaginario ritual para matar hombres
semejantes a animales, bañaron a Jada Bharata, le vistieron con ropas
nuevas, le engalanaron con los ornamentos adecuados para un animal, le
ungieron el cuerpo con óleos aromáticos y le adornaron con tilaka, pasta de
madera de sándalo y collares de flores. Después de alimentarle
suntuosamente, le llevaron ante la diosa Kali, a la que adoraron con
incienso, lámparas, collares de flores, cereales tostados, ramitas verdes,
brotes, frutas y flores. Antes de matar al hombre-animal, cantaron canciones
y oraciones y tocaron tambores y trompetas; entonces hicieron sentarse a
Jada Bharata ante la deidad. 39
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Uno de los ladrones, que actuaba como sumo sacerdote, estaba ya preparado
para ofrecer la sangre de Jada Bharata, de quien imaginaban que era un
hombre- animal, para que la diosa Kali la bebiese.
Tomando una espada de terrible filo, y después de consagrarla con el mantra de
Bhadra Kali, la levantó para matar a Jada Bharata.
Todos aquellos ladrones y bandoleros que habían organizado la adoración de la
diosa Kali eran personas de mentalidad baja, y estaban controlados por las
modalidades de la pasión y la ignorancia.
Dominados por el deseo de volverse ricos, habían tenido la osadía de
desobedecer los mandamientos de los Vedas, hasta el extremo de que se
disponían a matar a Jada Bharata, un alma autorrealizada que había nacido en
una familia de brahmanas.
Llevados por la envidia, los dakaits le llevaron ante la diosa Kali para
sacrificarlo. En sus actividades, aquellas personas siempre se dejaban llevar por
la envidia; por eso se atrevían a matar a Jada Bharata, el mejor amigo de todas
las entidades vivientes, que no era enemigo de nadie y siempre estaba absorto
en meditar en la Suprema Personalidad de Dios. Incluso si se mostrara
enemistoso o agresivo, era hijo de un brahmana virtuoso, y por lo tanto estaba
prohibido matarle.
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En todo caso, no había ningún
motivo para matar a Jada Bharata, y
la diosa Kali no pudo tolerarlo.
Inmediatamente se dio cuenta de que
aquellos pecaminosos dakaits
estaban a punto de matar a un gran
devoto del Señor.
La deidad se partió en pedazos, y de
su interior salió la diosa Kali en
persona.
Su cuerpo ardía con una refulgencia
de insoportable intensidad.
Sin poder tolerar las ofensas
cometidas, la enfurecida diosa Kali,
con los ojos como relámpagos,
mostró sus feroces colmillos. Sus
enrojecidos ojos resplandecían
mientras mostraba su temible
aspecto.
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Manifestando un cuerpo aterrador, parecía dispuesta a destruir toda la
creación.
La diosa saltó con violencia del altar, y decapitó rápidamente a todos los
dakaits con la misma espada con la que llevaban intención de matar a Jada
Bharata.
Después comenzó a beber, como si fuese alcohol, la sangre caliente que
brotaba de los cuellos decapitados de los dakaits, embriagándose en
compañía de las brujas y demonias que habían venido con ella.
Ebrias de la sangre bebida, comenzaron a cantar a grandes voces, y
danzaban como si se dispusieran a aniquilar el universo entero, al mismo
tiempo que jugaban con las cabezas de los bandidos, lanzándoselas como si
fueran balones.
Cuando una persona envidiosa comete una ofensa ante una gran
personalidad, siempre se le castiga del modo que se ha mencionado.
La Suprema Personalidad de Dios, siempre protege a aquellos que saben que
el alma es diferente del cuerpo y están liberados del indestructible nudo del
corazón, y que siempre están ocupados en el bienestar de todas las entidades
vivientes y nunca piensan en hacer daño a los demás.
Debido a ello, no se agitan bajo ninguna circunstancia, incluso si les
amenazan con decapitarles. Para ellos, eso no supone nada excepcional.
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Otro día … y por aquel entonces se encontraba de viaje hacia las tierras
del Norte el rey Rahugana, gobernador de varios estados .
A orillas del río ksumati, el jefe de los porteadores que llevaban el palanquín
del rey vio que necesitaba otro hombre.
Salieron a buscarlo, y la casualidad les llevó hasta Jada Bharata.
Se fijaron en él porque Jada Bharata era muy joven, fuerte y de miembros
robustos.
Reunía las condiciones óptimas para llevar cargas, como los asnos y las vacas.
Pensando de este modo, no vacilaron en obligarle a cargar con el palanquín,
aunque no era un trabajo adecuado para la gran alma Jada Bharata.
De este modo, el rey criticó a Jada Bharata con sarcasmo, pero Jada
Bharata, a pesar de esas críticas, no se identificaba con el cuerpo ni con la
situación. Como había alcanzado su identidad espiritual, sabía que él no
era el cuerpo. No era ni gordo, ni flaco, ni delgado.
Nada tenía que ver con aquel montón de materia, combinación de los cinco
elementos densos y los tres elementos sutiles, y no tenía nada que ver con
el cuerpo material de dos brazos y dos piernas.
En otras palabras, percibía perfectamente su identidad espiritual.
Por lo tanto, no se vio afectado por los sarcasmos y las críticas del rey, y,
sin decir nada, continuó llevando el palanquín como antes.
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Después de esto, el rey vio que las sacudidas del palanquín continuaban.
Entonces se irritó mucho y dijo: ¡Tú, bribón!,
¿qué estás haciendo? ¿Estás muerto a pesar de tener vida en el cuerpo? ¿Acaso
no sabes que soy tu amo? Me estás faltando al respeto y no estás cumpliendo mi
orden.
Por desobedecerme, te voy a castigar tan severamente como lo hace Yamaraja,
el superintendente de la muerte, cuando castiga a los pecadores.
Te voy a aplicar el tratamiento adecuado para que vuelvas a tus cabales y actúes
como es debido.
Creyéndose el rey, a estaba bajo la influencia del concepto corporal, sometido a
las modalidades de la pasión y la ignorancia de la naturaleza material.
En un arranque de locura, reprendió a Jada Bharata con palabras absurdas y
fuera de lugar.
El rey, aunque se consideraba muy culto, no conocía las características ni la
posición del devoto avanzado que está situado en el plano del servicio
devocional.
En su corazón llevaba siempre la forma del Señor. Era el amigo querido de
todos los seres vivos, estaba completamente libre del concepto corporal.
Esbozando una sonrisa, dijo las siguientes palabras.
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Jada Bharata dijo: Mi querido rey y héroe, ciertamente con tus sarcásticas
palabras has dicho la verdad.
En realidad no han sido simples palabras de reproche, pues quien lleva el
peso es el cuerpo. Ese peso no me pertenece a mí, que soy el alma espiritual.
En tus afirmaciones no contradices la realidad, ya que soy distinto del
cuerpo.
Yo no soy el que carga el palanquín; quien lo carga es el cuerpo.
Ciertamente, como tú has señalado, yo no me he esforzado para llevar el
palanquín, pues estoy desapegado del cuerpo.
Has dicho que no soy fuerte y robusto; son palabras propias de una persona
que no conoce la diferencia entre el cuerpo y el alma.
El cuerpo puede ser delgado o grueso, pero ninguna persona culta diría
semejante cosa del alma espiritual.
En cuanto alma espiritual, no soy ni gordo ni flaco; por eso estás en lo cierto
cuando dices que no soy muy robusto.
Si yo tuviera algo que ver con el objeto de este viaje y del camino que
seguimos, pasaría por muchas dificultades, pero como no tienen que ver
conmigo, sino con mi cuerpo, no me suponen la menor molestia. 51
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La gordura, la delgadez, los sufrimientos del cuerpo y de la mente, la sed, el
hambre, el miedo, las disputas, los deseos de felicidad material, la vejez, el
sueño, el apego a las posesiones materiales, la ira, la lamentación, la ilusión y la
identificación del cuerpo con el ser no son más que transformaciones de la
cubierta material del alma espiritual.
Todas esas cosas afectan a la persona que está absorta en el concepto material
del cuerpo, pero yo estoy libre de todos los conceptos corporales, y, por
consiguiente, no soy ni gordo ni delgado ni ninguna de las demás cosas que has
mencionado.
Mi querido rey, no hacía falta que me acusaras de estar muerto en vida.
Con respecto a eso, lo único que puedo decir es que eso es lo que ocurre con
todo, pues todo lo material tiene un principio y un fin.
Y en cuanto a tu manera de pensar, creyéndote rey y señor y dándome órdenes,
tampoco es correcta, pues esas posiciones son temporales.
Hoy tú eres el rey y yo tu sirviente, pero mañana pueden cambiarse las cosas, y
ser tú mi sirviente y yo tu amo.
Todo eso son circunstancias temporales creadas por la providencia.
Mi querido rey, si todavía piensas que tú eres el rey y que yo soy tu sirviente,
entonces debes darme órdenes, para que yo las cumpla.
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En ese caso, te diré que esas diferencias son temporales, y que proceden
únicamente de la costumbre o del convencionalismo.
No les veo ninguna otra causa.
¿Quién es entonces el amo, y quién el sirviente?
Todo el mundo está siendo forzado por las leyes de la naturaleza material; por
lo tanto, nadie es amo ni sirviente.
Si, a pesar de todo, sigues pensando que tú eres el amo y yo el sirviente, lo
aceptaré.
Así pues, dame una orden, por favor. ¿Qué puedo hacer por ti?
Mi querido rey, tú me has dicho: «¡Sinvergüenza, estúpido, loco!
¡Te voy a castigar, a ver si vuelves a tus cabales!».
Con respecto a esto, permíteme decirte que, aunque vivo como si fuera tonto,
sordo y mudo, en realidad soy una persona autorrealizada.
¿Qué ganarás castigándome? Si, como piensas, soy un loco, castigarme será
como fustigar a un caballo muerto.
El resultado será nulo.
La locura de un loco no se remedia con castigos.
El rey había reprendido con ásperas palabras a Jada Bharata, pero aquella
persona pacífica se mostró tolerante y le dio la respuesta adecuada.
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La nesciencia se debe al concepto corporal, y Jada Bharata no estaba bajo la
influencia de ese erróneo concepto.
Debido a su naturaleza humilde, nunca se consideró un gran devoto, y estuvo de
acuerdo en sufrir los resultados de su karma pasado.
El rey continuó: Mi querido señor, has dicho que las identificaciones como la
gordura o la delgadez del cuerpo no son características del alma.
Eso es incorrecto, pues no cabe duda de que el alma siente el dolor y el placer,
que también son identificaciones.
Si pones en el fuego una olla de arroz con leche, de modo natural se irán
calentando, primero la leche y luego el arroz.
De manera similar, los sentidos, la mente y el alma se ven afectados por los
placeres y sufrimientos del cuerpo.
El alma no puede desapegarse por completo de ese condicionamiento.
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Mi querido señor, has dicho que la relación entre el rey y el súbdito, o entre el
amo y el sirviente, no es eterna; pero aunque sea temporal, cuando una persona
asume la posición de rey, tiene el deber de gobernar a sus súbditos y de castigar
a los que desobedecen las leyes. Mediante ese castigo, enseña a los ciudadanos
a obedecer las leyes del estado.
Has dicho, además, que castigar a una persona que es sorda y muda es como
masticar lo ya masticado o moler lo ya molido; es decir, con ello no se gana
nada.
Sin embargo, cuando alguien cumple con el deber propio de su ocupación
como lo ordena el Señor Supremo, sus actividades pecaminosas sin duda
alguna disminuyen.
Por lo tanto, si se fuerza a una persona a que cumpla con su deber, esa persona
se beneficia, pues de ese modo puede eliminar todas sus actividades
pecaminosas.
Todo lo que has dicho parece contradecir la realidad. ¡Oh, tú, el mejor amigo
de los afligidos!, al insultarte he cometido una gran ofensa.
Estaba envanecido por el falso prestigio de tener un cuerpo de rey. Ese acto me
ha convertido en un verdadero ofensor.
Por eso te oro para que dejes caer sobre mí la misericordia sin causa de tu
mirada. Si lo haces, podré liberarme de las actividades pecaminosas que he
cometido al insultarte.
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Oh, mi señor!, tú eres amigo de la Suprema Personalidad de Dios, que es el
amigo de todas las entidades vivientes. Por lo tanto, eres ecuánime con todos y
estás libre del concepto corporal.
Yo he cometido una ofensa al insultarte, pero a pesar de todo se que a ti no te
afectan mis insultos.
Tú estás fijo en tu determinación, pero yo he cometido una ofensa. Debido a
ello, aunque puede que sea tan fuerte como el Señor Shiva, voy a ser aniquilado
inmediatamente por haber cometido una ofensa contra los pies de loto de un
vaisnava.
Jada Bharata dijo: Mi querido rey, aunque eres completamente inexperto, tratas
de hablar como una persona de gran experiencia.
Por lo tanto, está claro que no lo eres. Una persona experimentada no habla de
los placeres y sufrimientos materiales, ni de la relación entre amo y sirviente,
del modo en que tú lo has hecho.
odo eso son simples actividades externas.
Un hombre avanzado y con experiencia, conociendo la Verdad Absoluta, no
habla de ese modo.
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Mi querido rey, hablar de la relación entre amo y sirviente, o entre rey y
súbdito, etc., es hablar simplemente de temas materiales.
La gente que tiene interés en las actividades materiales que presentan los
Vedas, está absorta en la celebración de sacrificios materiales y deposita su fe
en sus actividades materiales.
En esas personas no se manifiesta el más mínimo avance espiritual.
De modo natural descubrimos que los sueños son falsos e inmateriales; de la
misma manera, llega un momento en que comprendemos que la felicidad
material es insignificante, tanto en esta vida como en la próxima, y tanto en este
planeta como en los planetas superiores.
Cuando comprendemos eso, los Vedas, a pesar de que son una excelente fuente
de conocimiento, resultan insuficientes para darnos conocimiento directo de la
verdad.
La mente de la entidad viviente, mientras está contaminada por las tres
modalidades de la naturaleza material (bondad, pasión e ignorancia), es como
un elefante que anda suelto y fuera de control.
No hace otra cosa que expandir el ámbito de sus actividades piadosas e impías
valiéndose de los sentidos.
Como resultado, la entidad viviente permanece en el mundo material para
disfrutar y sufrir de los placeres y sufrimientos debidos a esas actividades
materiales.
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La mente está absorta en deseos de realizar actividades piadosas e impías;
debido a ello, por naturaleza está expuesta a las transformaciones de la lujuria y
la ira.
De ese modo, siente atracción por el disfrute material de los sentidos. En otras
palabras, está dirigida por las modalidades de la bondad, la pasión y la
ignorancia.
Hay once sentidos y cinco elementos materiales; de ese conjunto de dieciséis
factores, el principal es la mente. Por lo tanto, ella es quien provoca el
nacimiento en distintos tipos de cuerpos, entre los semidioses, los seres
humanos, los animales y las aves.
Según se sitúe en una posición más o menos elevada, recibirá un cuerpo
material más o menos elevado.
El sonido, el tacto, la forma, el sabor y el olor son los objetos de los cinco
sentidos de adquisición de conocimiento.
El habla, el tacto, el movimiento, la evacuación y la relación sexual son los
objetos de los sentidos de trabajo.
Además de esto, existe otro concepto, mediante el cual pensamos:
«Éste es mi cuerpo, ésta es mi sociedad, éstas son mi familia y mi nación,
etc.».
Esa undécima función propia de la mente se denomina ego falso.
Según algunos filósofos, esa función es la duodécima, y su campo de
actividad es el cuerpo.
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Los elementos físicos, la naturaleza, que es la causa original, la cultura, el
destino y el factor tiempo son todos causas materiales.
Agitadas por esas causas materiales, las once funciones de la mente se
transforman en cientos, y de ahí pasan a ser miles y millones.
Pero todas esas transformaciones no se producen automáticamente, por la
combinación de los elementos.
No; tienen lugar bajo la dirección de la Suprema Personalidad de Dios.
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El rey Rahugana dijo: ¡Oh, muy excelsa personalidad!, tú no eres diferente de la
Suprema Personalidad de Dios.
Por la influencia de tu identidad verdadera, han desaparecido todas las
contradicciones que pueden encontrarse en los Sastras.
Disfrazado como el amigo de un brahmana, estás ocultando tu posición de
bienaventuranza trascendental.
Yo te ofrezco respetuosas reverencias.
Mi cuerpo está lleno de sustancias impuras, y mi visión, envenenada por la
serpiente del orgullo.
Debido a mis conceptos materiales, estoy enfermo.
Tus nectáreas instrucciones son la medicina adecuada para el que sufre de esta
clase de fiebre; son agua fresca para el que se abrasa de calor.
Luego te presentaré las dudas que se me hayan planteado con respecto a algún
tema concreto.
Por ahora, tus misteriosas instrucciones acerca de la unión y la autorrealización
me parecen muy difíciles de entender.
Por favor, repítemelas de un modo más sencillo, para que pueda entenderlas.
Mi mente es muy inquisitiva, y deseo entenderlas claramente.
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Me has dicho que la fatiga que se deriva de llevar el cuerpo de un lugar a otro
se aprecia mediante la percepción directa, pero que en realidad no existe, o
existe como una simple cuestión formal.
Con esas preguntas y esas respuestas, nadie puede llegar a la conclusión de la
Verdad Absoluta. Mi mente está un poco confundida por tu exposición al
respecto.
Jada Bharata, que era una persona autorrealizada, dijo: Entre las muchas
combinaciones y permutaciones materiales, existen diversas formas y
transformaciones de la tierra.
Por alguna razón, las hay que se mueven por la superficie de la Tierra y
reciben el nombre de porteadores de palanquín, mientras que las
transformaciones que no se mueven son objetos materiales burdos, como las
piedras.
En todo caso, el cuerpo material está hecho de tierra y piedra en forma de pies,
tobillos, pantorrillas, rodillas, muslos, torso, garganta y cabeza. Sobre los
hombros descansa el palanquín de madera, y dentro del palanquín, el supuesto
rey de Sauvira.
El cuerpo del rey no es más que otra transformación de la tierra, pero dentro
de él vive Su Majestad, que piensa, y se equivoca al hacerlo, que es el rey del
estado de Sauvira.
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Sin embargo, es cierto que estos inocentes que cargan con tu palanquín sin que
les pagues están sufriendo debido a tu injusticia.
Se encuentran en un estado lamentable, debido a que les has forzado a cargar
con tu palanquín.
Esto demuestra que eres cruel e inhumano, aunque debido al prestigio falso
creías estar protegiendo a tus súbditos.
Es ridículo. Un necio como tú nunca sería adorado como una gran
personalidad en una asamblea de personas avanzadas en conocimiento.
Todos los que estamos sobre la superficie del globo somos entidades vivientes
con distintas formas. Algunos nos movemos, y otros no.
Todos comenzamos a existir, permanecemos durante algún tiempo, y somos
aniquilados cuando el cuerpo vuelve a mezclarse con la tierra. No somos más
que diversas transformaciones de la tierra.
Los diversos cuerpos y capacidades no son más que transformaciones de la
tierra que existen sólo de nombre, pues todo surge de la tierra y se funde de
nuevo en ella cuando es aniquilado.
En otras palabras, somos sólo polvo, y al polvo hemos de volver.
Todo el mundo puede tener esto presente.
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Podría decirse que las diversidades surgen del propio planeta Tierra.
Pero el universo, aunque temporalmente parezca ser la verdad, en última
instancia no tiene existencia real.
En su origen, la creación de la Tierra se debió a una combinación de partículas
atómicas; pero esas partículas no son permanentes.
En realidad, el átomo no es la causa del universo, aunque algunos filósofos así
lo crean. No es cierto que las diversidades que hallamos en el mundo material
sean simplemente el resultado de la yuxtaposición o combinación de átomos.
Puesto que en definitiva el universo no tiene existencia real, las cosas que
existen en él — el ser bajo, las diferencias, ser gordo, ser delgado, ser pequeño,
ser grande, el resultado, la causa, las señales de vida y los materiales — son
todas imaginarias.
Son cántaros hechos de una misma sustancia, la tierra, pero que reciben
distintos nombres.
Las diferencias se caracterizan por la sustancia, la naturaleza, la predisposición,
el tiempo y la actividad.
Debes saber que todas estas cosas son simples manifestaciones mecánicas
creadas por la naturaleza material.
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¿Cuál es, entonces, la verdad suprema? La respuesta es que la verdad suprema
es el conocimiento no dual. Ese conocimiento está libre de la contaminación
de las cualidades materiales.
Nos da la liberación. Es uno sin igual, es omnipresente y está más allá de la
imaginación. El primer nivel de percepción de ese conocimiento es la
Superalma, a quien perciben los iluminados y que tratan de verle sin
resentimientos. Y, la percepción plena de ese mismo conocimiento supremo es
la Persona Suprema. Todos los sabios eruditos explican que la Persona
Suprema es Vasudeva, la causa de todo lo que existe.
Que sólo quien tenga la oportunidad de ungir todo su cuerpo con el polvo de
los pies de loto de grandes devotos podrá comprender la Verdad Absoluta.
La Verdad Absoluta no se puede comprender con la simple práctica de
celibato, ni por seguir estrictamente las reglas y regulaciones de la vida de
casado o someterse a severas austeridades, como mantenerse bajo el agua
durante el invierno o rodearse de fuego bajo el Sol abrasador del verano.
Hay muchos otros procesos para comprender la Verdad Absoluta, pero la
Verdad Absoluta sólo se revela a quien ha obtenido la misericordia de un gran
devoto.
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En una vida anterior y por medio de la experiencia directa me desapegué
por completo de las actividades materiales, y la experiencia indirecta que
recibí de los Vedas me proporcionó conocimiento.
De ese modo alcancé el plano de la perfección.
Yo estaba plenamente ocupado en el servicio del Señor, pero, por desdicha,
me encariñé de un cervatillo.
Llegué a quererlo tanto que descuidé mis deberes espirituales, y debido al
profundo afecto que sentía por él, en mi siguiente vida tuve que recibir un
cuerpo de ciervo.
Mi querido rey, por haber servido sinceramente al Señor en mi vida
anterior, en aquel cuerpo de ciervo podía recordar todo lo que me había
ocurrido.
Sigo siendo consciente de aquella caída, y por ello siempre me mantengo
apartado de los hombres comunes.
Temeroso de la mala compañía de los materialistas, vago solo por el
mundo, inadvertido para todos.
Mi querido rey, la entidad viviente anda errante por el difícil sendero del
mundo material, sometida al ciclo de nacimientos y muertes.
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Cautivada por el mundo material bajo la influencia de las tres modalidades de
la naturaleza material (sattva-guna, rajo-guna y tamo-guna), y hechizada por la
naturaleza material, solamente puede ver los tres frutos de las actividades:
lo auspicioso, lo no auspicioso y lo mixto.
De ese modo se apega a la religión, el crecimiento económico, la
complacencia de los sentidos y la teoría monista de la liberación (fundirse con
el Supremo). Trabaja día y noche sin parar, como un mercader que entra en un
bosque en busca de algún artículo que más tarde vende para lograr algún
beneficio.
Sin embargo, no puede obtener verdadera felicidad en el mundo material.
Que en ese bosque de la existencia material hay seis bandoleros muy
poderosos. Cuando el alma condicionada entra en el bosque en busca de
riquezas materiales, los seis bandoleros la desorientan.
De ese modo, el condicionado mercader no sabe cómo gastar su dinero, y los
bandoleros se lo arrebatan.
Como tigres, chacales y otros animales feroces, que acechan en el bosque
dispuestos a cazar un cordero a pesar de la vigilancia del pastor, la esposa y
los hijos entran en el corazón del mercader y le despojan sirviéndose de
diferentes medios.
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En la espesura del bosque hay cobijos de arbustos y matorrales, hierbas y
enredaderas, donde el alma condicionada sufre constantemente las crueles
picaduras de los mosquitos [personas envidiosas].
A veces ve un palacio imaginario en medio del bosque, y a veces queda
desconcertada ante la fugaz visión de un duende o un fantasma que aparece
como un meteoro en el cielo.
Que con la inteligencia anulada por la influencia del hogar, las riquezas, los
familiares, etc., el mercader corre de un lugar a otro por los caminos del bosque
del mundo material en busca del éxito.
A veces sus ojos quedan cubiertos por el polvo que levanta un torbellino, o, en
otras palabras, llevado por la lujuria, cae víctima de la belleza de su esposa,
especialmente durante el período menstrual.
Con sus ojos cegados, no puede ver adónde va ni qué está haciendo.
Vagando por el bosque del mundo material, el alma condicionada a veces
escucha los ásperos chirridos de un grillo invisible, que causan fuertes dolores a
sus oídos.
A veces es el ulular de los búhos, áspero como las palabras de sus enemigos, lo
que produce dolor en su corazón.
A veces está hambriento, y, en busca de refugio, se acerca a un árbol que no da
frutas ni flores, y de ese modo, sufre. Quiere un poco de agua, y corre tras la
ilusión de un simple espejismo.
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A veces el alma condicionada se lanza a un río que apenas lleva agua, o,
careciendo de cereales, acude a mendigar comida de personas que no son en
absoluto caritativas.
A veces sufre el calor abrasador de la vida familiar, que es como un incendio
forestal, y a veces se desespera al ver que sus riquezas, tan queridas como su
misma vida, le son arrebatadas por los reyes en forma de elevados impuestos.
A veces, la entidad viviente es vencida por un agente superior más poderoso
que ella, que la despoja de todas sus posesiones.
Sumida en una profunda tristeza, a veces cae inconsciente lamentándose por lo
que ha perdido.
A veces se imagina una gran ciudad llena de palacios en la que desea vivir
felizmente con su familia y sus riquezas.
Si tal cosa le llega a ocurrir, se siente plenamente satisfecha, pero esa falsa
satisfacción no dura más que un instante
A veces, el mercader quiere subir a las montañas y colinas del bosque, pero
como no lleva un calzado adecuado, los guijarros de la montaña y las espinas
le hieren los pies.
Esos pinchazos le causan mucho dolor. A veces, una persona demasiado
apegada a su familia pasa mucha hambre, y debido a lo miserable de su
condición, se enfurece con los miembros de su familia.
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En el bosque del mundo material, a veces el alma condicionada es atacada por
una serpiente pitón, que se la traga o la aplasta entre sus anillos.
Entonces queda tendida en el bosque, como un cadáver, sin conciencia ni
conocimiento.
A veces la pican otras serpientes venenosas. Inconsciente, cae en un oscuro
pozo de vida infernal sin esperanza de ser rescatada
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Tan pronto como comprendemos la naturaleza
del alma, podemos comenzar a entender la naturaleza de Dios.
Gradualmente realizando al alma, a través del entendimiento espiritual
correcto, despertamos las cualidades originales de la misma: eternidad,
conocimiento y bienaventuranza.
Sólo entonces podrá ser revivida nuestra relación olvidada con la
Suprema Personalidad de Dios