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Miembro del Centro Sirio para los Medios y la Libertad de Expresin, en 2012
tuvo que huir con lo puesto tras el arresto de uno de sus compaeros. Esa sera
la ltima vez que viera a su familia. Obtuvo asilo en Suecia, pero lo rechaz.
Pens que sera ms til aqu, relata al tiempo que empalma un pitillo tras
otro. Los que han buscado refugio en Europa tampoco logran arrancar con su
nueva vida. Alejarse de esa guerra, a la que Elejetyar se refiere
constantemente como "revolucin", les proporciona un descanso mental
efmero que ms tarde torna en impotencia desde la lejana.
Elejetyar califica a la revolucin siria como la primera en la era de las nuevas
tecnologas. Herramientas de las que se sirvieron para contar minuto a minuto,
generando ingentes cantidades de informacin. Hoy necesitamos tiempo,
tomar distancia, digerir y analizar. Nadie puede juzgar una revolucin en cinco
aos, dice convencido de que aquellos que sembraron las protestas no han de
ser necesariamente los que recojan los frutos. Si la revolucin francesa
hubiera ocurrido en 2011, las imgenes de Robespierre siendo decapitado
habran inundado Twitter. Y los europeos tendran otra idea de una revolucin
en la que se decapita a sus lderes, ironiza con el sarcasmo propio de los
desterrados.
El joven parece cargar sobre sus espaldas con una pesada lista de cuentas y
responsabilidades pendientes de saldar. La factura comienza con la generacin
de opositores laicos de los aos 70, aquellos, segn Elejetyar, cuya
incapacidad para aportar una alternativa viable abri las puertas al rgimen de
[Hafez el] Asad padre. Las decepciones incluyen tambin al joven Bachar el
Asad, educado en Europa que asumi la presidencia en el 2000 cargado de
promesas de reformas que nunca llegaron. Tampoco exculpa a los Hermanos
Musulmanes, quienes segn Elekhetyar intentaron cooptarles desde el inicio
para hacer bulto en las manifestaciones de los viernes, a las puertas de las
mezquitas. Y ello sin propiciar debate alguno.