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La curacin del cuerpo era una evidencia del poder que haba
renovado el corazn. Cristo orden al paraltico que se levantase
y anduviese, para que sepis dijo que el Hijo del hombre
tiene potestad en la tierra de perdonar pecados.
El paraltico hall en Cristo curacin, tanto para el alma como
para el cuerpo. La curacin espiritual fue seguida por la
restauracin fsica. Esta leccin no debe ser pasada por alto. Hay
hoy da miles que estn sufriendo de enfermedad fsica y que,
como el paraltico, estn anhelando el mensaje: Tus pecados te
son perdonados.
La carga de pecado, con su intranquilidad y deseos no
satisfechos es el fundamento de sus enfermedades. No pueden
hallar alivio hasta que vengan al Mdico del alma. La paz que l
solo puede dar, impartira vigor a la mente y salud al cuerpo
(DTG, pp. 235, 236).
La aceptacin de Cristo da valor al ser humano. Su sacrificio
imparte vida y luz a todos los que aceptan a Cristo como a su
Salvador personal. El amor de Dios mediante Jesucristo se
infunde ampliamente en el corazn de cada miembro del cuerpo
de Cristo, llevando consigo la vitalidad de la ley de Dios el Padre.
As puede morar Dios con el hombre, y el hombre puede morar
con Dios.
Declar Pablo: Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya
no vivo yo, mas vive Cristo en m; y lo que ahora vivo en la
carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me am y se
entreg a s mismo por m (Glatas 2:20).
Si mediante la fe el hombre llega a ser uno con Cristo, puede
ganar vida eterna. Dios ama a los que son redimidos mediante
Cristo as como ama a su Hijo. Qu pensamiento! Puede amar
Dios al pecador como ama a su propio Hijo? S, Cristo ha dicho
esto y l se propone hacer exactamente lo que dice. l honrar
todos nuestros proyectos, si nos aferramos de sus promesas
mediante una fe viviente y ponemos nuestra confianza en l.
Mirad a l, y vivid.
Todos los que obedecen a Dios estn comprendidos en la
oracin que Cristo ofreci a su Padre: Les he dado a conocer tu
nombre, y lo dar a conocer an, para que el amor con que me
has amado, est en ellos, y yo en ellos (Juan 17:26).
Maravillosa verdad, demasiado difcil para que la comprenda la