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Carta a Luis Ramos

Hola Maestro. ¿Que tal por ahí arriba? Espero que bien. Seguro que andarás liado corriendo
rallyes todos los días, compartiendo lista con Cándido Rovira, Chopo o Isabelo Avilés. Aquí
abajo te echamos muchísimo de menos… Joder Luis, ¡Esto no nos lo podías hacer, ni a nosotros
ni a tu familia!
Que rápido pasa el tiempo… cuatro meses y medio desde que te nos fuiste… Pero como habrás
podido ver, aquí abajo no nos hemos olvidado ni un solo mes de ti. Y aquí me ves a mí,
escribiéndote unas palabras con las que la Escudería Plasencia quiere homenajearte. ¡Habrá
que hacerlo bien! El reto no es fácil. ¿Qué te parece si empiezo donde te conocimos, en un
tramo? Vamos a ello.

Me encuentro de pie junto a alguna carretera del norte de Plasencia, rodeado de verdes
laderas, estrecho asfalto y profundos barrancos. He visto ya pasar un World Rally Car, cuatro
EVO´s y un Súper 1600, pero sigo ahí, estirando el cuerpo todo lo que puedo hacia delante.
Ya lo oigo venir. Todavía no lo veo, pero con el simple sonido rabioso de su motor atmosférico
soy capaz de imaginármelo luchando en cada curva. Mi ritmo cardiaco aumenta y… ¡Aparece
en aquella curva, a golpe de volantazo! Mis piernas flexionadas pegan un brinco, mi sonrisa
temblorosa y mi hablar entre dientes se convierten en un gran ¡VAMOS LUIS! Y pasas por mi
lado, convirtiendo la curva en una recta. La adrenalina todavía corre por mi cuerpo y los pelos
siguen de punta… Y todo ello no me lo acaba de provocar Sainz, Ojeda, Solà… ni siquiera Luis
Monzón. El Luis del que yo hablo es Luis Ramos, y no ha necesitado un abultado presupuesto,
ni grandes pretensiones para hacerme sentir, para hacerme vibrar. Solo le han hecho falta dos
cosas muy necesarias en esta pasión: dos pelotas y un gran corazón.

Así vivíamos yo y cualquiera el verte pasar, Luis. Ya fuera con un R5 Copa, un 205 GTI, un R5 GT
Turbo o un Clio Sport tú ponías tus dos pelotas y tu gran corazón e ibas dando todo. Un piloto
de la “vieja escuela”, que vivía por y para los rallyes.

Y digo “así era” porque desgraciadamente nos dejaste un 11 de Diciembre de 2009 a la edad
de 45 años. Dejando esposa, cinco hijos y a toda una afición hundida.
Es increíble los sentimientos que puede hacer aflorar este deporte. Por eso yo digo que esto
no es un deporte sino una pasión, algo que no se vive con la cabeza sino con el corazón.

Maestro, como te llamábamos algunos, naciste en un pueblecito segoviano del que pronto
marchaste junto a tu familia a vivir a Madrid. Allí conociste a gente del mundillo y pronto, con
tan solo dieciséis años, ejerciste de copiloto del gran Alfonso Sangrador. Pero tú sabias que tu
sitio estaba al otro lado de la palanca de cambios.

Y así hiciste en cuanto pudiste. Primero con un Renault 5 Copa Alpine para después hacerte
con un Peugeot 205 GTI que te hizo recorrerte nuestro país y proclamarte campeón de España
del Desafío Peugeot en 1986. Dejando a los leones a un lado, que dieron algún zarpazo más de
lo debido, volviste a subirte, a principios de los noventa, a un Renault, en este caso un GT
Turbo amarillo que te haría ganar todos los rallyes que disputados salvo uno, tu Vendimia, y
proclamarte campeón de Madrid en dos ocasiones.
Fue gracias a este francés del color de la mala suerte que conocieras nuestra tierra. Viniste,
vistes, y te quedaste. Amabas con locura nuestra región, y tanto fue tu amor hacia esta tierra
que en tu DNI debería aparecer como lugar de nacimiento Extremadura. Y fue gracias al GTT
que descubriste un joven rallye que tú mismo calificaste como “Tremendo” y “Un rallye
perfecto”. Ese rallye tremendamente perfecto seria tuyo en 1994. El Rallye Norte de
Extremadura llevaría ya tu nombre en lo más alto para siempre.

Luis, ¿Te acuerdas de aquella victoria? Las cosas llegan, solo que necesitan su tiempo. En 1989
ya fuiste tercero, en 1992 subiste un cajón más y te colocaste segundo, pero sobre todo te lo
digo por la edición del año 1993. En esa ocasión te ibas peleando con el Integrale de
Domenech. Llegaste líder al último tramo, pero justo antes de empezar, se te va una bujía y
tienes que subir hacia la Ermita de la Virgen del Puerto en tres cilindros… Menuda cara se te
quedó al perder el rallye por unos segundos.
O, ¿Te acuerdas de aquella edición en la que te hartaste a comer cerezas? Cuéntale aquí al
personal como lo pasaste corriendo todo el rallye con diarrea.

Cuantos recuerdos ¿Eh, Luis? Esas noches subiendo hacia Piornal, tu tramo. Cuanto disfrutabas
en el ¿Verdad? O ese Viernes noche, subiendo al pódium en la presentación y recibiendo todo
el cariño del público, o cuando a esos mismo los veías agazapados en cada curva, animándote.
¿No es maravillosa esta pasión?

Llegaste siendo uno más de los forasteros que en aquella época acudían asiduamente a
nuestra virgen tierra. Pero poco a poco tú y tu equipo os fuisteis ganando el cariño de todos. Y
pocos, incluso de Extremadura, pueden decir eso. Y es que tu ayudabas a quien fuera, sobre
todo en el tema de las ruedas, que para ello te has criado en un taller de neumáticos
(Neumáticos Luis Ramos) y no dudabas en aconsejar sobre el tipo de rueda o presión necesaria
para salir a correr. Esa afición que tanto te quería y respetaba se había malacostumbrado a
verte ya todos los años aquí arriba, porque desde que volviste con tu “pelotilla”, azul no habías
faltado un solo año. Pero este año no volveremos a buscarte en la lista de inscritos, no
volveremos a esperarte ver pasar… Te pierdes el veinticinco cumpleaños del rallye, un
cumpleaños que celebraremos por todo lo alto y donde la mesa de invitados será de las más
grandes que hayan visto en la ciudad. Pero sin duda habrá sillas para ti y tu equipo.

Joder Luis, veo los videos que en Youtube que hemos colgado en tu memoria aficionados como
Extremadura de Rallyes, tu amigo de la infancia Liko, Rafagas-Racing o yo mismo y me es
inevitable el emocionarme. ¡Es que da igual que coche veamos en un rallye! ¡No hay grandes
coches sino GRANDES PILOTOS! Eso son huevos, y eso es amor por este deporte. Por ello no
debemos desprestigiar a los coches humildes. Y te pongo como ejemplo otro querido piloto
fallecido, casi a la par que tú, Alejandro Martínez. No puedo ni quiero olvidarme de este
montijano que iba dándolo todo con su humilde AX GT. Era muy joven y lleno de energía, pero
el mismo infarto que nos quitó tu presencia también nos quitó a Alejandro. Ambos teníais
proyectos en mente para llevar a cabo en un futuro inmediato. Tú de comprar algo “gordo”,
como un Mitsubishi, y de hacer varias pruebas del nacional, y Alejandro de volver a pasar por
nuestros tramos con su GT, cruzado en cada curva. La pasión no entiende de caballos, la pasión
no se mide en euros, la pasión es algo que solo pueden entender quienes la viven.

Es hora de irme Luis. Me ha encantado hablar contigo de nuevo. E de darle las gracias a Alfredo
Alcón (quien te tiene un gran cariño) y a la Escudería Plasencia por haberme permitido
mandarte esta carta. Querido amigo nos volveremos a encontrar, aunque seguro que dentro
de mucho tiempo, y daremos alguna vueltina por algún tramo de ahí arriba.
Terminare mencionando unas palabras que te dedique en uno de estos videos que te comente
antes:
Vivió el piloto, murió la leyenda, nació el mito.

De parte de toda la afición extremeña, GRACIAS Luis, y hasta siempre.

Miguel Ángel Ponce

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