2009 INTRODUCCÍON Los Glúcidos están constituidos por C, H, y O (a veces tienen N, S, o P). El nombre de glúcido deriva de la palabra "glucosa" que proviene del vocablo griego glykys que significa dulce, aunque solamente lo son algunos monosacáridos y disacáridos. Su fórmula general suele ser (CH2O)n, donde oxígeno e hidrógeno se encuentran en la misma proporción que en el agua, de ahí su nombre clásico de hidratos de carbono, aunque su composición y propiedades no corresponde en absoluto con esta definición. Las plantas verdes y las bacterias fotosintetizadoras los producen en el proceso conocido como fotosíntesis, durante el cual absorben el dióxido de carbono del aire y, por acción de la energía solar, producen glucosa y otros compuestos químicos necesarios para que los organismos sobrevivan y crezcan. De los glúcidos más sencillos, monosacáridos, el más importante es la glucosa. Dos monosacáridos unidos producen un "disacárido", cuyo ejemplo más importante encontramos en la sacarosa, la lactosa y la maltosa. Los polisacáridos son enormes moléculas formadas por uno o varios tipos de unidades de monosacáridos. Entre los glúcidos de almacenamiento de energía las plantas usan al almidón y los animales al glucógeno; (cuando se necesita la energía, las enzimas los descomponen en glucosa). ENSAYO El azúcar es un glúcido que se caracteriza por su sabor dulce, es un compuesto llamado sacarosa, la cual es un disacárido formado por: glucosa y fructosa. Se encuentra principalmente en la caña de azúcar y en la remolacha.
Existe una forma de clasificar los azúcares en base a su estructura:
monosacáridos, disacáridos y polisacáridos. Los principales monosacáridos son: • D-Glucosa (aldohexosa) • D-Ribosa (aldopentosa) • D-Fructosa (cetohexosa)
Entre los azúcares complejos o disacáridos, destaca la sacarosa
(componente principal del azúcar de caña o de la remolacha azucarera) que está formada por una molécula de glucosa y otra de fructosa. Esta unión se rompe mediante la acción de una enzima llamada sacarasa, liberándose la glucosa y la fructosa para su asimilación directa. Otros disacáridos son la maltosa, formada por dos unidades de glucosa, y la lactosa o azúcar de la leche, formada por una molécula de glucosa y otra de galactosa. Para separar la lactosa de la leche y poder digerirla en el intestino es necesaria una enzima llamada lactasa. Normalmente este enzima está presente sólo durante la lactancia, por lo que muchas personas tienen problemas para digerir la leche.
Nuestro organismo necesita de glucosa para obtener energía, la
glucosa la obtenemos consumiendo azúcares. Prácticamente la totalidad de los glúcidos que consumimos son transformados en glucosa y absorbidos por el intestino. Posteriormente pasan al hígado donde son transformados en glucógeno, que es una sustancia de reserva de energía para ser usada en los períodos en que no hay glucosa disponible (entre comidas). Según se va necesitando, el glucógeno se convierte en glucosa, que pasa a la sangre para ser utilizada en los diferentes tejidos. También se almacena glucógeno en los músculos, pero esta reserva de energía sólo se utiliza para producir energía en el propio músculo ante situaciones que requieran una rápida e intensa actividad muscular. El glucógeno se almacena hasta una cantidad máxima de unos 100 gr. en el hígado y unos 200 gr. en los músculos. Si sobrepasamos esta cantidad, el exceso de glucosa en sangre se transforma en grasa que se acumula en el tejido adiposo, por eso subimos de peso.
Los glúcidos deben aportar el 55 ó 60 por ciento de las calorías de la
dieta. Sería posible vivir durante meses sin tomar carbohidratos, pero se recomienda una cantidad mínima de unos 100 gr. diarios para evitar una combustión inadecuada de las proteínas y las grasas y pérdida de proteínas estructurales del propio cuerpo. La cantidad máxima de glúcidos que podemos ingerir sólo está limitado por su valor calórico y nuestras necesidades energéticas, es decir, por la obesidad que podamos tolerar. Los polisacáridos son monosacáridos unidos entre sí por uniones glucosídicas en largas cadenas. Pueden o no tener el mismo tipo de monosacárido como eslabón en esas cadenas. Los principales son: almidón, celulosa y glucógeno.
Así como los seres humanos necesitamos glucosa, las plantas
necesitan el almidón, este es la forma principal de almacenamiento de glucosa en la mayoría de las plantas. Es fabricado por las plantas verdes durante la fotosíntesis. Forma parte de las paredes celulares de las plantas y de las fibras de las plantas rígidas. A su vez sirve de almacén de energía en las plantas, liberando energía durante el proceso de oxidación en dióxido de carbono y agua. Los gránulos de almidón de las plantas presentan un tamaño, forma y características específicos del tipo de planta en que se ha formado el almidón. Otro polisacárido muy importante es la celulosa, es un polímero de unidades de glucosa. La celulosa no puede ser digerida en el tracto digestivo humano que carece de las enzimas necesarias para hidrolizarla. La celulosa es el material resistente que forma las paredes de las células vegetales, mientras que la amilosa (uno de los componentes del almidón) es soluble en agua y es usado por las plantas como sustancia de reserva. La formación de polisacáridos a partir de monosacáridos exige energía; cuando la célula necesita energía los hidroliza para liberar un monosacárido, el que es oxidado para que aporte la energía necesaria para el trabajo celular.
Existen sustancias llamadas edulcorantes los cuales usamos para
endulzar los alimentos. Se clasifican en calóricos y no calóricos. Calóricos: azúcar moreno, azúcar de pastelería, el almíbar de maíz, dextrosa (glucosa con agua), fructosa, miel, lactosa, maltosa, manitol, melaza, sorbitol y la sacarosa, entre otros. No calóricos: aspartame, ace-sulfame k, la sacarina (300 veces mas dulce que el azúcar, es el primer edulcorante artificial y se emplea en algunos alimentos y bebidas dietéticos), los ciclamatos (son 30 veces mas dulces que el azúcar y están prohibidos en varios países porque en 1970 se descubrió que causaban cáncer de vejiga en animales). CONCLUSION
Los azúcares o glúcidos son parte importante en plantas y
animales. En los organismos vivos los hidratos de carbono tienen funciones estructurales y de almacenamiento de energía. En la función estructural tenemos como ejemplo: la celulosa que es el principal glúcido estructural en las plantas, hasta un 40% en las paredes celulares, mientras que en los animales invertebrados el polisacárido quitina es un componente básico del exoesqueleto de los artrópodos y en los cordados las capas celulares de los tejidos conectivos contienen hidratos de carbono. Entre los glúcidos de almacenamiento de energía las plantas usan al almidón y los animales al glucógeno; (cuando se necesita la energía, las enzimas los descomponen en glucosa). Los expertos creen que los carbohidratos deberían ocupar el 55% del total de una dieta sana. El almidón es la fuente óptima para obtener energía y debe siempre preferirse a los azúcares.
Todos los procesos metabólicos en los que intervienen los
glúcidos están controlados por el sistema nervioso central, que a través de la insulina retira la glucosa de la sangre cuando su concentración es muy alta. Existen otras hormonas, como el glucagón o la adrenalina, que tienen el efecto contrario. Los diabéticos son personas que, o bien han perdido la capacidad de segregar insulina, o las células de sus tejidos no son capaces de reconocerla. Los diabéticos no pueden utilizar ni retirar la glucosa de la sangre, por lo que caen fácilmente en estados de desnutrición celular y están expuestos a múltiples afecciones.