donde las casas demolidas siguen en pie. Ni tampoco leer en esta hora esos poemas mos que estoy seguro de no haber escrito. La gramtica de la ausencia declina voces tan amargas que siempre significan otra cosa sin que nos demos cuenta. Por eso mi trato con el mundo prefiere el pospretrito, sin creerse raz ni desinencia. Y al fin, de qu me sirve volver de nuevo a la rue de Turenne, si aquellos barcos en que viajaba nunca partieron? El perro muerto hace treinta aos, cuando sale a buscarme ladra ms fuerte que en su propia vida, pero no va a reconocerme. Acaso lo mejor sea ver la lluvia cayendo sin cesar sobre los techos, aunque la calle al sol siga ms seca. Entonces llueve pero no llueve, es decir, ya la ausencia no es ausencia y podemos salir a cualquier parte.