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Columbia University
November 12-13, 1999-11-10
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Para una panorámica general sobre este momento, ver COLECTIVO IOÉ, Los inmigrantes en España,
Documentación Social, Nº66, Madrid, 1987.
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para los ciudadanos de 120 países y un control más estricto sobre los demandantes
de asilo. En 1991 se puso en marcha el SIS (Sistema de Información Schengen),
con el fin de centralizar la información sobre personas buscadas por las diferentes
policías. Se supone, en principio, que se trata de una base de datos de personas
que han cometido delitos, pero el 86% son no-comunitarios insuficientemente
documentados3. Estas y otras actuaciones en el área de la “seguridad” indican que
se está construyendo un aparato euro-policial que basa sus discurso en el control, y
la criminalización, de la inmigración, y en la práctica conculca derechos básicos del
conjunto de los ciudadanos4. En resumen, el “espíritu de Schengen” consiste en
desconfiar de los inmigrantes ya asentados y en el rechazo de los que intentan
llegar; así la inmigración se constituye en “problema” y “amenaza”. Durante este
período se incorporaron al acuerdo Italia, España y Portugal.
mayoría de derechos fundamentales de los extranjeros quedaba vinculada a lo que dispusieran las leyes; por
tanto, no eran tales derechos hasta que no fueran reconocidos expresamente por ley. La sentencia citada anula
las restricciones a los derechos fundamentales, garantiza los de reunión y asociación, y afirma la subordinación
de las actuaciones administrativas (internamiento, expulsiones, etc.) a las decisiones judiciales. En la práctica,
sin embargo, muchas actuaciones gubernamentales escapan al control judicial.
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) Precisamente porque sus principales ocupaciones se caracterizan por la alta estacionalidad (recolección
agrícola), eventualidad (construcción) e irregularidad (servicio doméstico).
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En junio de 1994 entró en vigor una reforma legislativa que elimina la figura
del refugio, subsumiéndola en la del asilo. A partir de ese momento se arbitra un
procedimiento abreviado de admisión que permite a las autoridades rechazar con
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) El contingente laboral está diseñado, en teoría, para regular la entrada de mano de obra no comunitaria. El
gobierno fija anualmente un cupo, pro ramas de actividad y provincias, en las que se supone que existen ofertas
de trabajo que no se cubren con la mano de obra residente en el país. En la práctica, sin embargo, desde 1994
esta fórmula sirve para realizar “regularizaciones encubiertas” ya que buena parte de los trabajadores admitidos
estaban residiendo en España de forma irregular. Según las autoridades, en los últimos años está creciendo el
número de personas que realmente llegan desde sus países de origen, aunque no existen datos estadísticos que lo
confirmen. Volveremos sobre este aspecto de la política migratoria española más adelante.
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más facilidad en las propias fronteras, y también en el interior del país, a los
solicitantes cuyas peticiones “sean abusivas e infundadas”, mediante el
procedimiento de no admitir a trámite las mismas. Desde entonces se tiende a
aplicar de forma generalizada el procedimiento acelerado de denegación, práctica
que puede dar lugar a abusos y arbitrariedades; además, muchas resoluciones
denegatorias no fundamentan su motivación. El principal resultado de estas
reformas, desde el punto de vista cuantitativo, ha sido una disminución en el número
de solicitantes9. Finalmente, en febrero de 1996 se reformó el Reglamento de la Ley
de 1985, en la línea de aumentar los períodos de vigencia de los permisos de
trabajo y residencia, y se abrió un nuevo período de regularización (más
precisamente, de re-documentación) al que podían acceder todos los extranjeros
que hubieran entrado al país antes de enero de ese año y hubieran tenido alguna
vez un permiso de trabajo o residencia, o bien fueran familiares de estas personas.
Según uno de los máximos responsables de la política migratoria hasta 1996, el
nuevo reglamento “modificaba sustancialmente el propio espíritu e intención con que
la ley fue elaborada, y llevaba hasta el extremo sus posibilidades de integración”; sin
embargo, “las nuevas bases de la política inmigratoria del siglo XXI han de ser
radicalmente distintas de las que subyacen a la Ley Orgánica del 85. El modelo (...)
parece agotado”10.
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) Entre 1992 y 1994 las solicitudes se situaron en torno a las 12.000 por año, a partir de 1995 descendieron en
torno al 50% (1995=5.678; 1996=4.730; 1997=6.764; 1998=4.975).
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) ARAGÓN BOMBÍN, R., “Diez años de política de inmigración”, en Migraciones, Nº 0, 1996, pág. 45-49.
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) Tradicionalmente España es el país de la Unión Europea con mayor porcentaje de desempleados. Este
alcanzó niveles máximos en 1985 (21,6% de la población activa), posteriormente descendió hasta el 16,3%
(1990) y volvió a aumentar hasta alcanzar un nuevo máximo en 1994 (24,2%). Desde entonces se registra un
descenso continuado y a mediados de 1999 se recupera el nivel de 1990. Aún así, el número de desempleados
supera los 2,5 millones de personas. Este proceso ha ocurrido mientras la población activa se incrementaba
continuamente; en los próximos años se espera un descenso de la misma, debido a que llegarán a la edad laboral
cohortes menos numerosas; por ello, si continúa el incremento del empleo la tasa de paro puede descender aún
más. Sin embargo, la tasa de actividad femenina en España es baja en relación a los países de Europa
occidental; las mujeres constituyen una vía potencial de incremento de la población activa y, consecuentemente,
del desempleo.
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) En la ley sólo se considera extranjero a quienes tienen nacionalidad de un país no comunitario y no son
familiares directos (cónyuges, hijos) de españoles o de residentes de la UE.
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) Por ejemplo, se reconocen iguales derechos a la educación, al trabajo (aunque teniendo en cuenta la
‘situación nacional de empleo’), a la Seguridad y servicios sociales, a la asistencia jurídica gratuita en caso de
necesidad, libertad de reunión y de manifestación, de sindicación y de huelga, de acceso al empleo en la
administración pública pero con contrato ‘laboral’ no funcionarial, o a la reagrupación de sus familiares
directos, entre otros. También se acuerda el derecho a voto en elecciones municipales, aunque “en los términos
que establezcan las leyes y tratados” . Existe libertad de circulación por el territorio español, pero el ministerio
del Interior puede dictar medidas individuales de restricción. El extranjero podrá recurrir las resoluciones
administrativas, aunque con limitaciones en caso del procedimiento de expulsión de urgencia. Se establece la
obligación del visado, que se otorgará en función de “los compromisos internacionales asumidos por España”.
La denegación de visado deberá ser una resolución motivada, aunque el gobierno podrá establecer excepciones
para los procedentes de determinados países: en estos casos valdrá la pura arbitrariedad gubernamental. Por
último, no se prevé realizar una nueva regularización aunque se establece que los irregulares que puedan
demostrar dos años de residencia ininterrumpida en el país y tengan medios económicos de subsistencia
accederán a un permiso de residencia.
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¿A qué se debe esta evolución? Sin duda, no existe un único factor que la
explique, pero afirmamos que no se trata del producto del “libre juego” de la oferta y
la demanda laboral ni del resultado arbitrario de una suma de decisiones
individuales: en este caso tiene gran importancia la actividad reguladora ejercida
por la política migratoria. Veamos los efectos que ha tenido la aplicación, desde
1993, de la política de contingentes laborales: entre 1993 y 1998 se otorgaron unos
100.000 permisos de trabajo a través de este mecanismo (más otros 30.000 durante
1999)16; la gran mayoría de ellos destinados a dos ramas de actividad: el servicio
doméstico (el 55% del total) y la agricultura (32%).; los primeros se otorgan
principalmente a mujeres latinoamericanas para trabajar en Madrid y Barcelona; los
segundos a hombres marroquíes que se emplean en las tareas hortofrutículas de
Almería y Murcia. Por tanto, el grueso del incremento de la inmigración laboral
regular está canalizado por el mecanismo del contingente, que selecciona y dirige
los flujos, en función de la nacionalidad y el sexo, hacia actividades y espacios
geográficos muy determinados. Por tanto, al menos en la etapa inicial del recorrido
migratorio, la acción del Estado produce un efecto de segmentación de la mano de
obra extranjera, en función del género y la nacionalidad, respecto a los trabajadores
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) A pesar de ello el stock total de PT sólo se incrementó en 73.200 personas en el período 1993-1998, por una
parte, porque algunos permisos concedidos en el contingente de 1998 no son contabilizados en el stock hasta el
año siguiente; por otra, porque debido a la precariedad laboral se dificulta la renovación normal de los permisos
y obliga a algunos trabajadores a recurrir de forma repetida a realizar los trámites bajo la modalidad de
contingente.
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) El porcentaje de trabajadores que realmente ha cambiado de actividad es menor, puesto que muchos se ven
forzados a registrarse formalmente en una actividad (la que indica el permiso de trabajo) aunque estén ocupados
en otra. Cuando el permiso elimina las restricciones, se dan de alta en la rama en la que están trabajando, lo que
da lugar a una “movilidad estadística”.
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Lecturas
ARAGÓN BOMBÍN, R. (1996), “Diez años de política de inmigración”, Migraciones,
Nº 0, pág. 45-49.