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Palabras clave
1. Antecedentes
1
E-mail: wactis@colectivoioe.org – Web: www.colectivoioe.org
2
2
Para un análisis más detallado de los cambios históricos de las migraciones desde y hacia España, ver
Colectivo Ioé, 1999.
4
2001 se suma un nuevo flujo de argentinos, que supera al total de los que hasta entonces
residían en España. En los últimos años, las poblaciones que más han crecido son las
procedentes de Bolivia y Paraguay.
Este cambiante panorama tiene que ver con una variedad de factores que no
podemos analizar en detalle; entre ellos cabe mencionar la situación socioeconómica y
política en los países de origen, las peculiaridades de la política migratoria española
hacia las diferentes nacionalidades, así como el cierre o la crisis de otros destinos
tradicionales de la emigración latinoamericana3. En la Figura 1 queda registrada la
evolución de la población inmigrada (es decir, nacida en aquellos países y radicada en
España) desde América Latina entre enero de 2000 y de 2009.
País de
nacimiento 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 % (**)
A. LATINA 390.034 646.164 977.706 1.331.796 1.557.131 1.794.433 1.902.000 2.029.493 2.298.787 2.407.402 23,3
Ecuador .. 140.631 259.779 387.565 470.090 487.239 456.641 434.673 458.437 471.425 14,7
Colombia .. 99.942 205.308 259.400 264.503 288.190 286.969 291.676 330.419 354.869 17,5
Argentina 70.491 84.872 118.903 191.653 226.548 260.386 271.444 272.985 290.281 293.227 33,9
Bolivia .. 8.422 15.520 30.556 54.442 99.492 140.740 200.749 240.912 226.033 2,6
Perú .. 47.304 59.035 72.894 88.754 108.026 123.464 136.958 162.425 186.060 25,5
Brasil 25.037 31.938 39.474 47.951 55.014 73.062 93.396 113.448 142.149 152.239 16,0
Venezuela 54.719 62.335 71.597 83.516 100.258 116.173 124.851 130.630 144.593 151.008 57,5
R. Dominicana 32.206 41.073 49.918 59.077 65.777 78.028 87.111 96.672 114.707 128.382 33,3
Cuba 40.637 49.090 57.669 65.737 69.048 76.525 79.228 83.121 92.583 99.783 43,6
Uruguay .. 20.407 27.161 40.524 55.307 70.310 76.635 79.842 87.345 88.918 30,5
Paraguay .. .. .. .. 7.020 17.721 30.155 47.874 68.885 81.589 2,6
Chile .. 24.598 30.768 38.968 44.167 52.620 57.864 60.179 66.874 67.827 27,9
México 16.602 18.900 22.476 28.756 32.304 38.132 40.574 39.125 42.413 45.156 43,8
Honduras .. .. .. .. 6.361 8.322 10.652 15.894 23.673 26.632 8,9
Fuente: elaboración propia en base a INE, Explotación Estadística del Padrón de Habitantes, varios años.
(**) % con nacionalidad española en enero de 2009.
3
En este sentido operan las mencionadas dificultades para entrar en Estados Unidos, pero también la
crisis económica argentina, que llevó a una parte de los migrantes bolivianos y paraguayos instalados en
dicho país a trasladarse a España.
6
Argentina. Tras estos contingentes, hasta 2004 figuran los nacidos en Venezuela, Perú y
Cuba, pero en 2005 los oriundos de Bolivia se colocan en el sexto puesto y desde el año
siguiente en la cuarta posición. En 2007 los inmigrados de Brasil aparecen en el sexto
lugar y en 2009 ascienden al quinto puesto. Los uruguayos pasan a ocupar el sexto
puesto desde 2006, en tanto que los paraguayos sustituyen en el séptimo lugar a los
chilenos desde 2008. En la actualidad los cinco grupos nacionales más numerosos
proceden de Ecuador, Colombia, Argentina, Bolivia y Perú; en conjunto suman 1,5
millones de personas que suponen el 63,6% del total de latinoamericanos afincados en
España.
Conviene tener en cuenta que hasta aquí nos venimos refiriendo a la población
inmigrada, sin tener en cuenta cuál sea su nacionalidad. Aunque con frecuencia suele
equipararse extranjería (concepto jurídico) con inmigración (concepto sociológico-
demográfico) es evidente que se trata de nociones distintas que, en ocasiones, remiten a
situaciones reales claramente diferenciadas. En el caso español esto resulta evidente,
muy especialmente respecto a los latinoamericanos, debido a peculiaridades de su
ordenamiento jurídico. Por una parte, se considera españoles a los hijos de españoles
nacidos en otro país; por tanto, a partir de la numerosa emigración del pasado existen
miles de latinoamericanos de nacimiento que poseen la nacionalidad española o tienen
derecho a reclamarla4. Por otro, la ley permite el acceso a la nacionalidad española a los
inmigrantes extranjeros radicados en España después de diez años de residencia legal,
plazo que para los latinoamericanos se reduce a dos años. Así, tanto por origen como
por residencia esta población tiene ventajas comparativas para acceder a la nacionalidad
española5.
Por tanto, es importante conocer qué porcentaje de dichas poblaciones tiene ese
estatus, situación que –desde el punto de vista jurídico- los iguala al conjunto de los
autóctonos. Los poseedores de dicha nacionalidad eran más de la mitad (51,6%) de los
latinoamericanos empadronados en enero de 2000. La llegada de cientos de miles de
migrantes a partir de esa fecha redujo sensiblemente el porcentaje hacia 2005 (18,4%);
pero el acceso a la nacionalidad de la población que tenía más de dos años de residencia
legal volvió a elevar la cifra hacia enero de 2009 (23%). Estas cifras presentan una
4
Más aún a partir de una disposición adicional de la Ley de memoria Histórica (2008) que permite a los
hijos y nietos de españoles de origen que perdieron su nacionalidad a consecuencia del exilio.
5
Además, a partir del establecimiento de la libre circulación en el ámbito de la Unión Europea, también
tienen facilidad para radicarse en el país los latinoamericanos de nacimiento que son portadores de
pasaporte de un país comunitario (italianos de Argentina y Uruguay, portugueses de Brasil y Venezuela,
etc.).
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A. LATINA
Ecuador
Colombia
Bolivia
Argentina
Perú
Brasil
R. Dominicana
Paraguay
Venezuela
Cuba
Uruguay
Chile
México
Honduras
Resto
Mujeres Varones
Fuente: INE, Explotación estadística del Padrón de Habitantes a 1-1-2009 (datos provisionales).
y los de Argentina (en torno a los 33 años). Las personas procedentes Colombia tenían
en promedio 31 años. Por debajo de los 30 años de media aparecen los bolivianos (29 y
28) y ecuatorianos (27 y 26). En definitiva, se observa cierta correlación entre
migraciones “nuevas” y promedio de edad bajo (bolivianos y ecuatorianos), pero dicha
pauta no se verifica en todos los casos (argentinos).
En la actualidad el 83,8% de los inmigrados latinoamericanos tiene edad laboral
(entre 16 y 64 años), muy especialmente los nacidos en Paraguay (91%), México, Cuba,
Honduras y Brasil (87% o más). La población infanto-juvenil supone el 14,6% del total
(256.000 individuos), porcentaje que se ve superado entre los nacidos en Ecuador,
Argentina, Uruguay, República Dominicana y Bolivia. En cambio, los ancianos (con 65
y más años) son menos del 2% (algo más de 29.000 personas) y tienen mayor incidencia
entre los migrantes de Argentina, Uruguay y Perú (ver Figura 2).
Fuente: INE, Explotación estadística del Padrón de Habitantes a 1-1-2009 (datos provisionales).
Los datos aportados por la ENI 2007 indican que la mayoría (59%) de los
adultos latinoamericanos tiene estudios secundarios; el resto se distribuye en dos
bloques extremos: los que cuentan con formación universitaria (22%) y los que no han
superado el nivel primario (19%). Estos datos colocan al contingente latinoamericano,
en conjunto, por detrás de los inmigrantes del mundo desarrollado (América del Norte,
11
Europa Central y del Norte), a nivel similar que los procedentes de Asia y por delante
de los llegados desde África. Sin embargo, estas cifras globales presentan matices de
importancia en función del país de origen (ver Gráfico 2). Por ejemplo, el porcentaje de
universitarios entre los nacidos en Venezuela y Cuba (más del 37%) supera al que de los
inmigrados de Alemania y Francia, en tanto que los de Argentina y Perú presentan
cifras similares a estos (31%). En torno o por debajo de la media continental se sitúan
los universitarios de Brasil, Uruguay y Colombia (entre 18% y 22%); más atrás los de
Bolivia (16%) y más aún los de Ecuador (11%) y República Dominicana (8%). Por el
contrario, entre los llegados de estos dos últimos países el 30% no supera la
escolarización primaria.
Resto A.L.
R. Dominicana
Ecuador
Bolivia
Colombia
Uruguay
Brasil
Perú
Argentina
Cuba
Venezuela
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Aunque existen diferencias notables por país de nacionalidad: más del 15% de los alumnos peruanos y
cubanos estaban matriculados en este nivel, frente a menos del 6% de los bolivianos y paraguayos y al 7%
de los dominicanos y brasileños.
13
dicho “efecto de atracción” fueron los nacidos en Perú y Ecuador (más del 70%),
Colombia y Bolivia (más del 60%), mientras que entre los llegados de Argentina los
afectados fueron poco más de la mitad (51%). Las redes familiares han jugado un papel
fundamental en la acogida del grueso de la inmigración “económica” procedente de
Perú, Bolivia y Ecuador; colombianos y argentinos se apoyaron también de manera
significativa en redes de amistad, probablemente porque contaban con menos familiares
en España.
Los motivos para emigrar a España introducen nuevas diferencias entre
migrantes de América Latina: la falta de empleo empujó a buena parte de los bolivianos
(46%), ecuatorianos y colombianos (en torno al 35%); las expectativas de obtener un
mejor empleo movieron a la mayoría de bolivianos, ecuatorianos y peruanos; los
motivos familiares destacaron entre argentinos y colombianos (32%); la realización de
estudios entre peruanos (19%) y colombianos (10%) y el traslado laboral por decisión
empresarial entre peruanos y argentinos (en torno al 10%). En síntesis: los factores
laborales y económicos tuvieron un gran peso entre bolivianos y ecuatorianos, en tanto
que otros factores tuvieron mayor incidencia en las demás nacionalidades,
especialmente los motivos familiares para argentinos y colombianos.
¿Con quién emigraron a España (desde el país de origen o desde un tercer
estado) los adultos encuestados por la ENI 2007? El 28% de los latinoamericanos lo
hizo acompañado por todo el núcleo familiar con el que convivía, y el 11% por una
parte del mismo; en cambio, el 58% emigró sin familia y un 3% acompañado por
familiares con los que no convivía. Obviamente, estas son circunstancias muy
diferentes, que condicionan de forma específica las formas de instalación en el nuevo
país de residencia. Los que más emigraron sin compañía de ningún familiar fueron los
nacidos en Ecuador (75%), Brasil, Perú y Colombia (70%); en cambio, la migración de
núcleos familiares completos fue mucho más frecuente entre los nacidos en Argentina
(47%) y Venezuela (40%); la llegada con una parte del núcleo familiar destaca entre los
oriundos de Perú y Bolivia (13%), República Dominicana y Ecuador (11%); el viaje con
familiares con los que no se convivía fue algo más habitual entre la población
procedente de República Dominicana (8%), Brasil y Bolivia (5%).
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Argentina
Venezuela
Cuba
R. Dominicana
Bolivia
Colombia
Perú
Brasil
Ecuador
Los hogares son unidades de convivencia, es decir, todos los individuos que
habitualmente comparten la misma vivienda, independientemente de cuáles sean los
vínculos que los unen. Por tanto, el hogar puede albergar a familiares y no familiares, o
a más de un grupo familiar. En España hay alrededor de 800.000 hogares en el que al
menos uno de sus miembros ha nacido en América Latina; los más numerosos son los
que incluyen a inmigrantes de Ecuador y Colombia (130.000); seguidos por los de
Argentina (112.000); menor magnitud tienen los que cuentan con personas nacidas en
Bolivia y Perú (en torno a 60.000 cada uno). El tamaño medio de estos hogares es de
3,6 personas, superior al de los hogares españoles (2,9 según el Censo de 2001). Los de
mayor tamaño corresponden a nativos de Bolivia (4,7 personas vs. 2,1 en el país de
origen), Ecuador (4,1 vs. 2,9) y Perú (3,8 vs. 2,8); los más reducidos a los de Colombia
(3,4 vs. 3,2) y Argentina (3,1 vs. 2,1). En todos los casos el tamaño de los hogares en la
emigración es mayor al que tenían estas personas en el país de origen, circunstancia que
se debe, por un lado, a la necesidad de compartir vivienda con personas ajenas al núcleo
15
7
Progenitores, hijos/as o hermanas/os.
16
familiares directos y no parientes entre los ecuatorianos (15%), los que combinan a
familiares de distinto tipo y no familiares entre ecuatorianos y peruanos (en torno al
7%), mientras los que sólo presentan vínculos laborales encuentran la misma
significación para peruanos, colombianos y ecuatorianos (1% de los hogares).
A. LATINA
Ecuador
Unipersonal
Colombia Familiares directos
Directos y otros familiares
Argentina Familiares y no familiares
Sin parentesco
Bolivia
Perú
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Las estadísticas tienen en cuenta la nacionalidad de los padres, no el país de nacimiento. Por tanto,
desconocemos las cifras de nacidos de inmigrantes que poseen la nacionalidad española.
18
cifra que equivale al 38,9% de los nacidos de madre extranjera y al 4,9% del total de
nacimientos ocurridos en el país en dicho período. Por número, destacan los
nacimientos de madres ecuatorianas (77.388), seguidas a distancia por las colombianas
(40.738), las bolivianas (23.727), las argentinas (16.788), las brasileñas y peruanas (en
torno a 16.000 cada una) y las dominicanas (11.137). La verdadera significación de
estos nacimientos se obtiene al ponerlos en relación con el número de mujeres en edad
fértil 8entre 15 y 49 años); al hacerlo se observa (ver Figura 3) como, en general, la
proporción de nacimientos descendió hasta 2005-2006, a medida que llegaban más
mujeres en edad fértil, para volver a incrementarse desde entonces, una vez estabilizada
una parte de la nueva migración. Aún así, en 2008 nacieron menos niños por mujer en
edad fértil (5,1) que en 2001 (6,8). Los porcentajes más elevados corresponden a
bolivianas, paraguayas y ecuatorianas (más de 5 hijos por cada 100 mujeres en edad
fértil) y los más bajos a las argentinas, cubanas y uruguayas (4 hijos).
Figura 3. Hijos nacidos por cada 100 mujeres entre 15 y 49 años, según país de
nacimiento de las mujeres
millones en el segundo trimestre de cada año). Este proceso fue parte del ciclo
expansivo más prolongado de la economía española; a partir de entonces los niveles de
ocupación han descendido (hasta 18,9 millones en el segundo trimestre de 2009). El
grueso de los inmigrantes latinoamericanos se incorporó durante el período de auge,
etapa a la que se ciñe el análisis que sigue. Conviene tener en cuenta esta advertencia,
puesto que en el proceso de crisis actual es previsible que la situación haya empeorado y
continúe haciéndolo durante un tiempo y con una profundidad que no podemos prever.
Comparando la situación en el país de origen y España de quienes emigraron con
edad laboral (entre 16 y 64 años) se constata que el proceso migratorio implicó de forma
especial a quienes ya estaban incorporados a la actividad económica, es decir, estaban
trabajando o eran desempleados en busca de empleo9. Esta conclusión se deriva de la
comparación entre la tasa de actividad de los emigrados en el momento de salir del país
con la existente para el conjunto de la población en dicho país. La diferencia más
notoria corresponde a los emigrados de Argentina (diferencia de 15 puntos
porcentuales), seguidos por los de Brasil y Colombia (7 puntos); menor diferencia
encontramos entre los llegados de Ecuador, Perú, Venezuela y Cuba (en torno a 4
puntos). En el caso de los bolivianos la diferencia es poco apreciable (1%) mientras que
entre los dominicanos es negativa (-4%, es decir que los emigrados tenían una tasa de
actividad inferior que la vigente en el conjunto del país, circunstancia debida a la
emigración de mujeres que salieron hacia España sin experiencia laboral
extradoméstica).
En el momento de emigrar, más de la mitad de los adultos tenía empleo; las tasas
más altas correspondían a los hombres de Cuba, Ecuador y Argentina y a las mujeres de
Brasil (más del 70%); las más bajas a las mujeres de República Dominicana (43%) y
Cuba (46%). Resulta interesante analizar la movilidad laboral transnacional
experimentada por este segmento de migrantes, comparando las características del
último empleo desempeñado antes de emigrar y el primero obtenido en España. Para
ello utilizaremos tres indicadores: la duración de la jornada laboral, la duración del
vínculo laboral y el estatus ocupacional.
En cuanto a la duración de la jornada laboral encontramos tres situaciones
diferenciadas: los que experimentaron una disminución de la misma (los llegados desde
Cuba, Colombia y Perú trabajaron 2 o 3 horas semanales menos), los que
9
Los datos de este apartado proceden de una explotación de los microdatos de la ENI 2007.
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10
En su mayor parte este incremento de jornada obedece a la situación de las mujeres que trabajaban
como empleadas domésticas internas.
11
Empleos de cuello blanco (no-manuales) de alta cualificación; de cuello blanco de baja cualificación;
de cuello azul (manuales) cualificados y de cuello azul no cualificados. El paso desde las primeras hacia
las últimas se entiende como movilidad ascendente y el proceso inverso como movilidad ascendente.
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Venezuela
Brasil
Argentina
R. Dominicana
Empleo actual
Bolivia Primer empleo
País de partida
Cuba
Ecuador
Perú
Colombia
20 40 60
(pasó de temporal a fijo) pero el 21% ha visto deteriorada su posición (de fijo en el país
de origen a temporal en España).
12
Conviene recordar que, además de los que no han cambiado de empleo sin modificar su categoría
laboral (en torno a 1 millón de ocupados), existe un millón de trabajadores inmigrados que no ha
cambiado nunca de empleo.
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cambiado de estatus, en tanto que el 11% lo mejoró y el 44% lo empeoró; por tanto, en
el balance global la movilidad neta continúa siendo negativa (11% - 44%). Como puede
verificarse por los datos de la Figura 4 este proceso negativo se constata en todos los
grupos nacionales, pero muy especialmente en el boliviano y el brasileño.
En suma, aunque la movilidad laboral en España registra características positivas
(reducción de la jornada, de la temporalidad laboral y mejora de la categoría laboral)
este proceso no logra compensar el deterioro de las condiciones laborales respecto a las
que se disfrutaban en el país de origen. Ante esta evidencia parece obvio que una de las
claves económicas de la migración es el nivel de ingresos que se obtiene, incluso en
empleos de peor calidad que los desempeñados en origen. El salario medio de los
latinoamericanos en 2006 (según la ENI 2007) era de 1.038 euros (1.242 los hombres y
837 las mujeres); los más elevados correspondían a hombres argentinos y cubanos (más
de 1.400 euros) y los más bajos a mujeres bolivianas (680), dominicanas y ecuatorianas
(menos de 800 euros). Según la Encuesta de Estructura salarial de 2006 estos ingresos
eran inferiores a los percibidos por los trabajadores españoles (1.677 euros) y por los
originarios de la Unión Europea de 25 miembros (1.720 euros). Sin embargo, en
comparación con los vigentes en los países de origen se trata de una ventaja
comparativa de peso indudable. Uno de los efectos de este diferencial de renta se
expresa, como veremos, en el envío de remesas al país de origen
Los contactos con personas en el país de origen son muy habituales entre los
migrantes latinoamericanos radicados en España: más del 96% se comunica
telefónicamente, casi la mitad (47%) utiliza Internet (desde el 68% de los argentinos,
hasta el 24% de los ecuatorianos) y muy pocos (11%) el correo postal. Otra forma de
contacto son los viajes al país de origen; sin embargo, nunca ha viajado la mayoría de
bolivianos (78%) y un buena parte de los oriundos de Ecuador, Perú y Argentina
(alrededor del 40%) y Colombia (38%). El promedio de viajes para cada adulto es de
1,4; los latinoamericanos viajan menos a sus países de origen que otros inmigrantes (el
conjunto de extranjeros ha viajado 3,8 veces, especialmente europeos y marroquíes); los
motivos tienen que ver con la distancia y el coste del viaje, pero también con la
situación de irregularidad que impide, o ha impedido, salir de España y retornar a
26
continuación. Sin embargo, cuando lo hacen su estancia se prolonga por más tiempo (41
días de promedio frente a los 33 del conjunto de inmigrantes), especialmente en el caso
de los originarios de Bolivia (52 días), Ecuador (46) y Colombia (44). Los viajes de
larga duración son más frecuentes entre inmigrantes de baja posición económica; el
elevado coste del viaje conduce a espaciar los desplazamientos a cambio de prolongar
las estancias, circunstancia que está más al alcance de las personas menos integradas en
el mercado de trabajo (en especial las que se sitúan en los polos de la pirámide de edad).
En torno a la mitad de los inmigrados adultos envía dinero a su país de origen.
Esta situación es mucho más habitual entre los originarios de Ecuador, Colombia y
Bolivia (en torno al 65%) y Perú (58%) que en el caso de los procedentes de Argentina
(21%). Existen también diferencias en cuanto a la frecuencia de los envíos: sólo el 39%
de los argentinos remesadores lo hace mensualmente, en tanto que en las demás
nacionalidades el porcentaje supera el 65%. En cuanto al monto de dinero promedio
enviado durante al año 2006 el promedio de los latinoamericanos fue de 2.096 euros
(2.310 los hombres y 1.919 las mujeres). También en este aspecto se registra una
diferencia entre argentinos (promedio de 1.445 euros) y el resto de latinoamericanos (en
torno a 2.200 euros). Los principales destinatarios de las remesas son los padres de los
emigrantes (60%, especialmente ecuatorianos y colombianos), seguidos por sus hijos
(30%, de forma destacada bolivianos y peruanos) y hermanos (22%, ecuatorianos y
colombianos); en menor medida se dirigen a otros familiares (15%, argentinos,
bolivianos y ecuatorianos) o a la pareja (8%, peruanos y bolivianos).
Según los datos publicados por el Banco de España el volumen total de remesas
desde España hacia América Latina creció continuamente hasta el segundo trimestre de
2008, para iniciar una caída que en el primer semestre de 2009 aún no se ha detenido.
Las cifras totales pasaron de 3 millones de euros en 2004 a 5,5 millones en 2007 para
descender al año siguiente; en el ínterin el Banco de España procedió a modificar la
metodología de cálculo de las remesas, por lo que las cifras de 2008 no son comparables
con las de años anteriores. Utilizando las últimas en vigor los principales países de
destino de las remesas, y su variación entre 2007 y 2008 quedan reflejados en la Figura
6. Los datos muestran que, por su volumen, las remesas más cuantiosas se dirigen a
Colombia y Ecuador y en tercer lugar a Bolivia. Sin embargo, poniendo en relación el
monto de las remesas con el volumen de la población inmigrada quienes más envían
dinero a sus países de origen son paraguayos y colombianos (más de 4.000 euros por
persona), seguidos a distancia por bolivianos, brasileños, dominicanos y ecuatorianos
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(más de 2.000 euros) y a mayor distancia por los peruanos (1.255 euros). Menor que
éstas resulta la aportación de los argentinos que, con cifras de 2007, se situaban en los
425 euros de promedio por persona.
Figura 6. Destino de las remesas desde España (en miles de euro). Años 2007 y 2008
Sin embargo, hasta la fecha, una vez concluido el largo ciclo expansivo de la
economía española, se constata que la movilidad laboral de la mayoría los inmigrantes
ha producido un deterioro de sus condiciones laborales respecto a las del país de partida,
originando procesos de movilidad sociolaboral descendentes. La elevación del nivel de
ingresos, en comparación con los vigentes en el país de origen, es un elemento
explicativo de la movilidad transnacional, pero su importancia es relativa: es mayor
cuanto más volcado esté el proyecto migratorio en satisfacer necesidades en aquél país,
pero se vuelve más problemático cuando se trata de desarrollar la vida familiar y los
proyectos de futuro en la sociedad española. Sin duda, también obra como factor de
atracción el acceso a servicios sanitarios, sociales o educativos, así como el acceso a
determinadas opciones de consumo. La crisis internacional que se despliega a partir de
2008 plantea diversos interrogantes respecto al futuro de la migración de origen
latinoamericano en España: ¿será suficiente para los hijos, muchos de ellos nacidos o
socializados en la emigración, el horizonte sociolaboral alcanzado por sus padres?, ¿qué
futuro espera a estas nuevas generaciones a la luz de las estadísticas que muestran
importantes índices de fracaso y deserción escolar, que se plasman en bajísimos índices
de estudios universitarios?, ¿cómo afectará la destrucción de empleo a las familias ya
establecidas, muchas de ellas con una vivienda adquirida cuyas cuotas no pueden
pagar?, ¿la crisis supondrá la detención de flujos, incluso procesos de retorno
significativos, o la extensión de fenómenos de pobreza y mayor precariedad para una
franja de inmigrados?, ¿se abrirán procesos de creciente desigualdad entre franjas
“asentadas” y “precarias” de la inmigración?. Estas y otras cuestiones relevantes
permanecen abiertas. Y no se resolverán al margen de las políticas sociales que se
adopten en España, ni del destino del conjunto de la población trabajadora.
29
Bibliografía
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latinoamericana en España”, en García Castaño, F.J. y Muriel López, C., La
inmigración en España: contextos y alternativas. Volumen II. Actas del III Congreso
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Interculturales, Universidad de Granada.
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OECD.
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Challages”, IOM Migration Research Serie 16, Ginebra: Organización Internacional de
las Migraciones.