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PRÓLOGO

Este Trabajo de Investigación que presentamos constituye una exploración comprometida acerca la cuestión
de la violencia en la escuela. Se trata de un tema de fuerte actualidad, doloroso, multifacético, del cual si
bien se habían registrado episodios en el pasado, puntuales y asociados a procesos conductuales personales
o a rivalidades de grupos muy limitados, a partir de la década de los 90 se multiplica de manera exponencial
y se complejiza en paralelo al crecimiento de la crisis social y económica y el empobrecimiento de grandes
masas poblacionales. En este trabajo se eligió trabajar con adolescentes de 9º año de una escuela de la
Ciudad de Rawson, en la provincia de San Juan, con los cuales se indagaron características, regularidades y
motivaciones de los episodios de violencia cotidiana en la escuela, así como las percepciones que esta
produce en los docentes y las estrategias personales que tanto alumnos como docentes ponen en
funcionamiento para hacer frente a esta realidad. Hay también presente en esta investigación el desarrollo de
una hipótesis teórica acerca de las causas de la violencia en la escuela, que se concentra en el fenómeno
desde la perspectiva psicosocial, recurriendo a Winnicott para aludir a la existencia de una situación de
deprivación socio cultural al centro de los episodios violentos. Para concluir con esta breve presentación,
diremos que la autora de la investigación, Laura Salas, es una docente comprometida con su tarea, que
diariamente realiza con una gran dosis de vocación y amor a los jóvenes. Trabaja desde el año 1987 en el
nivel superior de la misma institución donde realizó la investigación.
1. INTRODUCCION
El Informe de investigación que aquí se presenta, es un análisis de la violencia en el espacio escolar en el
ámbito de una escuela del Departamento de Rawson, en la Provincia de San Juan. El fenómeno de la
violencia interpersonal en las situaciones de convivencia entre escolares trasciende los hechos aislados y
esporádicos. En los últimos años se ha convertido en un problema estructural de la educación en Argentina,
en cuanto afecta las bases educativas y sociales sobre las que debe producirse el hecho educativo. La
estructura de la sociedad en general y de la familia en particular es atravesada por fenómenos cotidianos de
violencia. La escuela, institución tradicionalmente encargada de educar formalmente a los jóvenes, no queda
fuera de este hecho, por el contrario, está hondamente afectada por conflictos violentos, que si bien no
necesariamente tienen un origen en la misma escuela, es este ámbito el que funciona como contexto
catalizador. Este trabajo emerge de la propia experiencia como docente en un establecimiento escolar que
recibe una población escolar heterogénea, proveniente de zonas de tipo urbana, urbana marginal y rural, en
el cual, se observan diariamente episodios violentos de diversa índole entre los alumnos. La preocupación
acerca de esta temática comenzó a configurarse específicamente en las diarias ocasiones de espera de los
alumnos de EGB 3 y Polimodal para la salida o el ingreso a clases. Mientras estos se retiraban observaba el
modo como buena parte de esos alumnos se agredían en diversas formas: insultos, bromas pesadas, burlas,
golpes, pechones y patadas, peleas callejeras entre grupos rivales, etc., forman parte de la cotidianeidad de
la escuela. En efecto, con una mirada atenta, podía observar a diario las dinámicas de grupos rivales, que se
esperaban en la esquina mas cercana para arreglar cuentas, por disputas iniciadas dentro o fuera de la
institución. La escuela y sus inmediaciones se convertía así en el escenario elegido para solucionar, en
episodios con diversos grados de violencia, conflictos relacionales surgidos dentro o fuera de la misma. Los
preceptores, profesores y autoridades escolares trataban de controlar la salida de los alumnos en forma
ordenada y sin incidentes violentos. Esto solo se lograba frente al edificio del colegio. Mas allá, a algunas
decenas de metros, se iniciaban los enfrentamientos, en los cuales, a veces se involucraban también
familiares y amigos tanto de los agresores como de los agredidos incrementando la magnitud de los hechos.
Asimismo, era evidente por las observaciones realizadas, que diversos factores sociales propios de la
institución, como por ejemplo, la heterogeneidad poblacional, entran en tensión con las relaciones
interpersonales entre los distintos actores sociales de la comunidad educativa, favoreciendo la agresividad
escolar. Por lo tanto, era necesario realizar un estudio sistemático acerca de las características y causas de la
violencia en la escuela, para colaborar en encontrar estrategias superadoras de la misma. El presente
trabajo consta de 4 partes. En la primer parte se realiza el encuadre teórico, exponiendo algunas teorías
psicosociales de la violencia, esto es, las teorías instintivistas de la agresión, profundizando en autores tales
como Freud, Fromm y Bandura; así como una mención a las teorías del aprendizaje de la agresión. Luego,
se exponen el enfoque sociológico (Di Tella, Winnicott) y el de la pedagogía sociocrítica (Apple, Giroux y
1
Popkewitz). Posteriormente se construye una noción de violencia en el espacio escolar, identificando
teóricamente tipos de violencias posibles en este ámbito y las variables que presenta en el contexto
institucional. Esta primer parte culmina con la enunciación de la hipótesis de investigación del trabajo.
La segunda parte se inicia con el detalle del encuadre metodológico que se ha seguido y la presentación de
los instrumentos de recolección de datos diseñados. Luego se expone la sistematización y se efectúa el
análisis de los datos, tipificando actos violentos, e identificando causas, motivaciones y finalidades de los
mismos. En la tercer parte se enuncian las conclusiones a las cuales arribamos al culminar la investigación,
así como las posibles líneas futuras de análisis posibles.

Kaplan sostiene que “Está claro que hay violencia en la escuela, que hay que estudiarla y que ciertos
episodios, como el ingreso de armas a las aulas, rompen con la cotidianeidad, pero la escuela funciona como
un espacio donde los chicos consolidan sus lazos sociales. En un contexto de pobreza y violencia como el
nuestro, la escuela sigue siendo el lugar más seguro y confiable”
1
.La investigación que aquí se presenta pretende aportar en el sentido de la consolidación de la escuela como
lugar seguro y confiable. Solo favoreciendo la reflexión conjunta entre profesores, alumnos y comunidad
educativa en general acerca de la problemática de la violencia escolar, es posible intervenir, prevenir los
hechos y mejorar la calidad de la vida relacional en la institución, programando actividades y
procedimientos que ayuden a mitigar los desajustes que la violencia provoca en el seno de la misma. Si bien
no podemos desconocer que la violencia aumentó en las dos ultimas décadas y está cambiando los hábitos
sociales, dando lugar a nuevas realidades urbanas, es necesario encararla con franqueza y sin prejuicios con
el aporte del Estado, las autoridades educativas y las familias, teniendo claro que el Sistema Educativo que
hoy tenemos, será, sin duda la estructura de base de la sociedad futura
2. JUSTIFICACIÓN Y PLANTEO DEL PROBLEMA:
En los inicios del siglo XXI, la violencia, en sus más diversas manifestaciones se han convertido en un
grave problema de nuestro tiempo, instalándose en todas las instituciones sociales y en los individuos que la
integran. El interés por realizar este trabajo de investigación surgió al vislumbrar que el tema de la
violencia escolar se ha instalado en la dinámica de las instituciones educativas, trascendiendo hechos
aislados. Se trata de un fenómeno generalizado:
“la violencia es un mal social que pasa por las familias, las escuelas y quienes nos gobiernan...”
2
A esta situación no escapa la realidad psico-social del Colegio de Rawson estudiado, en especial los 9º años
de la EGB 3. En las escuelas se han multiplicado los episodios de violencia, sumando uno más, y de real
gravedad, a los múltiples problemas que ya afectan al Sistema Educativo Argentino. Así, la violencia se ha
convertido en un problema para maestros y profesores que encuentran serias dificultades para generar
respuestas ante esta problemática. Las instituciones educativas también se ven profundamente afectadas ya
que en ellas los jóvenes expresan la crisis de la sociedad adoptando actitudes violentas consigo mismos, con
los otros y con el ámbito escolar y social que los rodea: los más fuertes tanto física como psicológicamente
expresan violentamente su poder sobre los más débiles e indefensos. Al indagar sobre los púberes
adolescentes que pueblan nuestras instituciones educativas resulta ineludible no pensarlos involucrados
directa o indirectamente con hechos violentos. ¿Violencia y escuela? ¿Escuela y Violencia? Debemos
admitir que son palabras que al asociarlas nos producen incomodidad aunque respondan a la realidad. Al
interactuar con los jóvenes y compartir su espacio y tiempo se recogen relatos tales como:
“Mirá hermano, hacés lo que te digo o yo te reviento”; “Si andás bien conmigo y me obedecés tendrás
beneficios. De lo contrario... Cuidáte
3
.
Comentarios como éstos son parte de la interacción entre escolares a la entrada y salida de clases y durante
los recreos. Se observa a jóvenes atemorizados, cotidianamente agredidos e imposibilitados de expresarlo,
con sentimientos contradictorios de venganza, miedo y rencor continuo. Los grupos antagónicos de
adolescentes se enfrentan en duras riñas callejeras, con insultos, agresiones y amenazas mutuas por defender
un estatus de poder y marginalidad cada vez más creciente. Las familias de los miembros de estas bandas
2
forman parte del conflicto, dañando física y verbalmente a los implicados en el hecho. Los jóvenes
introducen armas en las instituciones educativas y las utilizan para agredir o amenazar a docentes o
condiscípulos. Además, diariamente se verifican diversas actitudes patoteriles de gravedad, emparentadas
con el consumo de drogas y alcohol en el ámbito escolar. En efecto, los problemas de mayor repercusión en
las vidas de las personas son los más difíciles de resolver ya que responden a una compleja multicausalidad.
El tema de la violencia en las escuelas responde a este patrón. Los docentes a su vez, relatan cómo se
enteran por sus mismos alumnos acerca del modo en que son golpeados, obligados a comprar drogas o a
beber alcohol. De no hacerlo son duramente castigados.
4
Asimismo, en los últimos tiempos los medios de comunicación informan del incremento del número de
hechos violentos que se viven en las escuelas. “
Peleas de patotas, escupitajos, insultos y amenazas entre los alumnos son algunas de las nuevas formas de
violencia”
5
El fenómeno de la violencia se da en todas las instituciones educativas, con mayor o menor intensidad y
reclama interés en cuanto representa un daño psicológico, social y físico para el alumno que los sufre, lo
ejerce o lo contempla. Es por lo tanto un fenómeno altamente complejo que necesita estudio y reflexión,

----------------------------------------------------------------
3
Comentario obtenido por la autora del proyecto en el marco de su experiencia laboral cotidiana en una
escuela urbano-marginal, con alumnos de E.G.B. 3.
4
De relatos obtenidos de profesores que trabajan en la E.G.B. 3 del Colegio Superior N° 1 de Rawson 2.003.
5
Diario La Nación. Profesores de la Escuela Nº 13 de San Isidro. Buenos Aires 20 de mayo de 1.999.
sobre todo si se tienen en cuenta los estudios sobre calidad de la enseñanza y eficacia en el aula. Tales
estudios ponen de manifiesto que un requisito indispensable para enseñar es conseguir un clima escolar
propicio, que permita a los alumnos centrarse en el aprendizaje. El propósito de este proyecto se orienta
desde una profunda preocupación en este tema, a efectos de darle relevancia en el logro de una educación de
calidad. La autora parte del supuesto de que el fenómeno se da en todos los centros escolares, con mayor o
menor intensidad y, con diversos matices asociados a las condiciones socioeconómicas y a las
características propias de la población escolar. En tal sentido, el problema reclama interés en cuanto
representa un gran daño para el alumno que lo sufre, lo ejerce o lo contempla. Se espera que este proyecto
permita hacer un aporte a la comprensión de la noción de violencia dentro de las instituciones educativas.
Asimismo se pretende describir la violencia escolar y sus distintas formas de manifestación, identificando
las causas que llevan a un joven a convertirse en un ser violento. Este trabajo estudiará la forma en que la
violencia afecta el comportamiento de los jóvenes llevándolos a desarrollar conductas antisociales en la
escuela. La investigación del fenómeno de la violencia escolar, analizándolo en profundidad en un caso
específico, permitirá reconocer las dificultades actuales de la convivencia escolar, generadoras de conflicto,
agresividad y conducta antisocial, respondiendo a demandas sociales y educativas que tratan de comprender
esta realidad. Por todo lo expuesto es que se hace necesario analizar y describir el fenómeno de la violencia
escolar efectuando un aporte que contribuya a pensar y concretar instancias y procesos tendientes a mitigar
este fenómeno.
2.1 PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN:
Este trabajo de investigación, se organiza en función de las siguientes preguntas de investigación: 1. ¿Qué
es la violencia escolar? 1.1 ¿Qué se puede considerar conflictivo o violento dentro del ámbito escolar? 2.
¿Cómo se describe la violencia escolar? ¿Cuáles son los tipos de violencia escolar? ¿Cuáles son las causas
de violencia escolar que los adolescentes reconocen? ¿Cuáles son los motivos que impulsan a la realización
de actos violentos en el ámbito escolar? ¿Qué finalidades tienen para los adolescentes la realización de actos
violentos en la escuela?
3. OBJETIVOS
3
1. Contribuir a la construcción de una conceptualización de la noción de violencia escolar. 2. Describir la
violencia escolar y sus distintas formas de manifestación. 2.1 Definir los distintos tipos de violencia
escolar. 2.2 Establecer las causas que originan la violencia escolar. 2.3 Explicar la influencia de la violencia
escolar en el comportamiento de los jóvenes a través de sus motivaciones. 2.4 Explicar el desarrollo de
conductas antisociales a través de sus finalidades.
4. MARCO TEÓRICO 4.1 DISTINTAS APROXIMACIONES A LA NOCIÓN DE VIOLENCIA DESDE
LA PERSPECTIVA PSICOLÓGICA
La psicología se ha interesado desde siempre en comprender la naturaleza de la agresividad humana y ha
ofrecido distintas tentativas de explicación. Algunas de las teorías que explican la agresión son, por un lado,
las teorías instintivistas y por otro las teorías del aprendizaje de la agresión. Las primeras se basan en el
supuesto del determinismo biológico, es decir en la creencia de que la existencia humana está fuertemente
influida por el componente biológico, dentro del cual hay que incluir a los instintos. Las dos teorías más
importantes que se encuadran en esta categoría son la teoría psicoanalítica de la agresión y la teoría
etológica de la agresión
6
. Asimismo las teorías psicológicas han contribuido a desarrollar creencias sociales sobre el comportamiento
agresivo, que, aunque en algunos casos deban ser revisados, en otros nos permite reflexionar y
posicionarnos con sensatez en el tema.
4.1.1- Teoría psicoanalítica
La teoría psicoanalítica es considerada una de las aproximaciones instintivistas a la comprensión del
fenómeno de la agresión.
El determinismo psíquico de Sigmund Freud considera que “la agresividad constituye una fuerza impulsora
inherente a la constitución psíquica humana”
7
.
Entiende a la agresividad como algo propio de la especie humana y por lo tanto imposible de evitar. En su
primera teoría sobre la agresión, la consideró como una respuesta a la frustración. En su segunda teoría,
después de 1920, planteó que
6
La teoría etológica no se refiere en este marco teórico en cuanto no se retoma de manera analítica. No
obstante, diremos brevemente que alude al Estudio de las conductas comunes a todos los miembros de una
especie en su medio ambiente natural. Plantea que los hombres están dotados de un instinto agresivo, al
igual que las especies inferiores, pero a diferencia de lo que ocurre en ellas, no existen en los seres humanos
las inhibiciones innatas que evitan matara miembros de la misma especie. En consecuencia, el ser humano
puede destruir su especie. Kornblit, Ana Lía. Psicología. Ed. Mc Graw Hill. Buenos Aires (2004)
7
Sigmund Freud. Obras Completas. Bs. As. Amorrourtu. 1986
existen dos conjuntos opuestos de instintos. Los instintos de vida (Eros) tienen por objeto prolongar y
mejorar la vida. Los instintos de muerte (Thánatos) buscan destruir la vida y la agresión es la proyección
hacia fuera de estos instintos. Dado que la agresión es instintiva, la destrucción asociada a ella no puede
eliminarse. Si la energía del instinto de muerte no se proyecta hacia fuera, será dirigida contra el propio
sujeto en variadas formas de autodestrucción. La violencia es conceptualizada como aquella energía no
ligada, que no tiene representación, que ha desbordado el aparato psíquico y se encuentra libre, por lo tanto
constantemente pugna por liberarse y se impone al yo como compulsión a la repetición o como pasaje al
acto, “acto violento, acto antisocial”...
Erik Fromm
8 atribuye la violencia a tres fenómenos que constituyen la base más maligna y peligrosa de la orientación
humana: “El amor a la muerte, el narcisismo maligno y la fijación simbiótica incestuosa”.
El amor a la muerte explica el volver al momento de lo inanimado, al estado de nirvana donde nada se
siente.

4
El narcisismo maligno está relacionado con una mirada sobre sí mismo en la cual el otro no existe, todo es
para sí. El sujeto cree poder hacer todo lo que se le ocurre, es omnipotente y omnisciente, nadie puede
juzgarlo ni contrariarlo.
La simbiosis pasa a ser otro fenómeno que Fromm considera provocador de violencia. La fijación puede ser
a la madre o al padre, una fijación o unión que no le permite crecer, pensar por sí mismo, desarrollarse. Así
comienzan las conductas antisociales como la repulsión hacia los otros, el odio a extraños, el repudio a todo
aquel que se muestre diferente y lo expresa mediante distintas formas de actos violentos y agresivos.
4.1.2- Teorías del aprendizaje de la agresión
Los autores que postulan estas teorías parten de la base de que los instintos tienden a explicarlo todo. Según
estos las personas se hacen agresivas a través de la experiencia.
8
Erik Fromm. El corazón del hombre. Diferentes formas de violencia. Paidos Bs. As. 1987
Las dos teorías mas importantes que se encuadran en esta categoría son la hipótesis de la frustración-
agresión y la teoría del aprendizaje social de la agresión.
A- Hipótesis de la frustración-agresión.
Según esta teoría, toda frustración produce un impulso agresivo y, en consecuencia todo acto de agresión
puede tener su origen en una frustración. La frustración se define como el bloqueo de la actividad destinada
a lograr un objetivo. En consecuencia, el supuesto básico de la teoría es que la interferencia de una conducta
dirigida a alcanzar un logro produce un impulso agresivo que, a su vez, motiva a los individuos a agredir.
B-Teoría del aprendizaje social de la agresión.
Tanto las teorías instintivistas como las de la frustración- agresión tienen en común que explican la agresión
en términos de fuerzas internas. La teoría del aprendizaje social, en cambio, pone el énfasis en el examen
detallado de cómo el medio ambiente afecta al comportamiento humano. Según Bandura 9, el psicólogo mas
importante de esta corriente de pensamiento “la conducta en general, y la conducta agresiva en particular, se
adquiere de dos modos: a través de la experiencia directa o a través de la observación de la conducta de los
demás. La agresión no es una conducta anormal generalizada por una patología. Un sistema social puede
impulsar a sus miembros hacia la agresión, sea cual sea su modo de ser individual, al legitimar, modelar y
ratificar esa conducta agresiva, sin producir desordenes emocionales en dichos miembros.”

4.2- LA PERSPECTIVA SOCIOLÓGICA


. Según la perspectiva sociológica el estudio de la violencia se ha enfocado desde dos posiciones: una
psicosocial que busca determinar los factores que9
Mecanismos psicológicos de agresión. Diario de la Universidad de Cambridge. 1979
10
Morales, Moya y otros Psicología Social. Mc. Graw Hill Madrid. 1998
predisponen a un individuo a la violencia, y una estructural que aspira a analizar las relaciones, los
conflictos y los desequilibrios de la sociedad en su conjunto.
11
4.2.1- El enfoque psicosocial
El enfoque psicosocial analiza la violencia como una reacción a causa de la frustración y las condiciones
que la generan. Según estas teorías “la frustración resulta de la deprivación relativa que es la sensación de
poseer menos bienes, recursos o derechos que lo que el actor considera justo o normal. A mayor distancia
entre aspiraciones y logros, mayor frustración y predisposición a la violencia”
. Este enfoque contempla la existencia de necesidades económicas y político- institucionales
12
. Las primeras están relacionadas con las posibilidades del individuo como consumidor, su nivel de vida y
posesiones y la seguridad del acceso a ellas. Las segundas, más sutiles y difíciles de medir, están
relacionadas con el sentirse respetado y parte de la sociedad, así como con la percepción de que sus
opiniones tienen influencia en ella. En el caso de los adolescentes se vinculan con sentirse parte de un grupo
de pertenencia. Estas percepciones se conforman en móviles para la acción (conflictos) y dependen de las
experiencias previas de los individuos en lo referido a la posesión de esos bienes, recursos o derechos que

5
demanda y de la situación que gozan otros con los que él se compara. Por otra parte también influye la
apreciación que se tenga sobre la utilidad de usar la violencia como un medio para conseguir objetivos.
Según la lógica del conflicto social un conflicto es una disputa en la que ambos contendientes están
convencidos que tienen la legitimidad de aspirar a aquello por lo cual disputan, convicción subjetiva de
tener derecho a poseer un objeto material o simbólico, un lugar, una posición, una persona, un
reconocimiento, etc.

Di Tella, T. “Sociología de los procesos políticos”, Bs. As. Eudeba 1988

12 Di Tella, T. Obra citada


En la base de todo acto violento hay un conflicto y, según Winnicott
13
“hay una relación directa entre la tendencia antisocial y la deprivación”.
Deprivación es, para este autor, la condición de un sujeto que en su etapa constitutiva, ha tenido algo bueno
y posteriormente se le ha quitado. El sujeto deprivado busca incansablemente aquello que perdió y está
movilizado por la esperanza de encontrarlo. Primero lo busca en su familia, si no lo encuentra lo busca en
otras instituciones como la escuela, lugar privilegiado para la socialización secundaria.
4.2.2- El enfoque estructural
: Esta perspectiva pone énfasis en la sociedad en su conjunto, el aparato productivo, la distribución de
bienes y el sistema de estratificación social. En este enfoque la disputa entre los actores sociales está
vinculada al acceso a los bienes económicos, sociales, políticos y culturales y los privilegios que su
usufructo trae aparejado
14
. En el contexto actual de globalización se producen profundos cambios en la estructura social, la
estabilidad del empleo, las diferencias en la distribución del ingreso, con el consiguiente enriquecimiento
rápido de algunos sectores y el empobrecimiento y marginación de otros. La ruptura entre la organización
de la economía y las relaciones sociales generadas por las formas actuales del capitalismo producen una
violencia estructural y llevan a la exclusión de gran parte de la población actual- Los procesos estructurales
son fenómenos cuyo origen y desarrollo tienen que ver con fuerzas sociales y productivas donde los sujetos
en particular, como los pueblos en general, tienen muy poca incidencia. Tienen la función de estructurar y
determinar otros procesos, las instituciones y hasta la vida de las personas. Por ejemplo la globalización
económica, revolución de las comunicaciones, el desarrollo tecnológico y científico, la estructura del
empleo, el desempleo, la seguridad social, etc.,
13 Winnicott,D. Deprivacion y delincuencia – Ed. Paidós – Bs. As. 1997
14 Di Tella. Obra Citada
Algo distinto a estos procesos son las ideas y teorías que producimos para interpretar sus causas y efectos en
el campo social, institucional y humano. Mientras los fenómenos estructurales son los mismos, las
interpretaciones y teorías sobre sus efectos son diversas, contradictorias y hasta antagónicas. La educación y
los sistemas educativos enfrentan problemas derivados de estos procesos estructurales, como son el fracaso
escolar, la apatía y la desmotivación de los estudiantes, la violencia en la escuela, la mercantilización de la
educación, los conflictos y la lucha de poder, el autoritarismo, etc. Los escenarios institucionales están así,
convulsionados por conflictos y demandas contradictorias que si bien no serán causantes de violencia sí la
desatan y potencian.
4.3- ENFOQUE DE LA PEDAGOGIA CRÍTICA.
Para Giroux “el profesor es un intelectual crítico, transformador y reflexivo, agente de cambio social y
político”. Define al docente como un investigador en el aula, reflexivo y crítico, comprometido con la
situación escolar y sociopolítica. Entiende a la educación como un valor consensuado y negociado que
busca mejorar el contexto escolar y social. Apple considera que la enseñanza es una actividad moral y
política y como tal debe partir de incidentes críticos, analizados por los participantes para, desde los
mismos, construir una teoría que permita lograr cambios positivos. La enseñanza es así una crítica,
encaminada al análisis de la realidad áulica, del centro y de la sociedad. “Como tal la enseñanza no es solo
describir el mundo sino transformarlo”.
6
Según la postura de estos autores el modelo socio-crítico presenta como características principales, entre
otras, las siguientes:
5GIROUX, Henry “Los profesores como intelectuales” –Ed.Paidos. M.E.C. - Barcelona 1990
16APPLE, M “ Ideología y currículo” - Ed. Akal- Madrid 1986
17POPKEWITZ, TH “Sociología política de las reformas educativas” –Ed. Morata- Segunda edición.
Madrid 1997
Integra los valores sociales en su lucha por transformar el contexto social.
Reivindica el derecho a la diferencia y la singularidad del alumno, animándolo a ser fiel a si mismo para
eliminar dependencias.
Su concepto central es la ideología y a través de la educación emancipadora y liberadora intenta
desenmascarar situaciones de dominio del hombre sobre el hombre.
Utiliza como método la interpretación para llegar a la comprensión de los fenómenos sociales.
Defiende principios ecológicos, contextuales o situacionales.
Aprovecha situaciones conflictivas.
Atiende a los fenómenos lingüísticos.
Potencia estilos organizativos que faciliten la participación y el discurso.
Promueve una verdadera educación integral.
Los valores básicos a desarrollar son valores compartidos, cooperativos, solidarios y liberadores, partiendo
de una crítica básica de las ideologías.
La relación teoría-practica es indisoluble.
Los contenidos deben ser socialmente significativos y las actividades constructivas y de aprendizaje
compartido. Los planteos críticos analizados acerca de la realidad educativa presente, especialmente desde
el pensamiento de Giroux, Apple y Popkewitz, nos permite inferir conceptos muy fecundos para analizar la
cultura escolar, sus discursos, su conflictividad, juegos de lenguaje y poder que transforman la cotidianeidad
institucional. En particular se destaca la crítica aportación de Giroux respecto de conceptualizar la figura y
rol docente en tanto “transformador intelectual” encargado de resignificar saberes eruditos en proceso de
transformación educativa que cobra una modalidad específica en cada contexto áulico. Aplicado esto a la
problemática de la violencia escolar permite abordarla desde una visión crítico reflexiva que redunda en
prácticas docentes superadoras de tales situaciones anómalas.
James Gilligan (1996) director del centro de estudios de la violencia de la Medical
School de Harvard afirma que “la violencia humana es más compleja, ambigua y
más que nada trágica que lo que comúnmente creemos o sabemos... Lo que necesitamos ver es que la acción
humana no es solo individual, también es inevitablemente familiar, social e institucional. Cada uno de
nosotros está inextricablemente sujeto al otro, en relación. Toda acción humana es relacional. Comprender
este aspecto es esencial para entender los orígenes de los actos
violentos...”.
4.4- UNA POSICIÓN ANTE EL FENÓMENO DE LA VIOLENCIA
Es frecuente confundir conflicto con violencia. Sin embargo, un conflicto puede resolverse en forma no
violenta. Este es consustancial al ser humano y por lo tanto evitable. Es una fuente de energía y una
oportunidad de cambio. Según Ricardo Maliandi “los conflictos son elementos constitutivos de la
interacción social”. Esto es, puede evitarse que haya determinados conflictos pero no puede evitarse que
haya conflicto. Un componente importante de la violencia es la agresividad, que designa la tendencia o
disposición inicial que da lugar a una posterior agresión. Su fin es lesionar a otro o a sí mismo, producir
daño, destruir, contrariar o humillar. A esta agresividad Rojas Marcos la denomina “agresividad maligna”,
agresividad injustificada y cruel, sin ningún sentido, ni biológico ni social. Mas allá de la agresividad
natural y de la aceptación de que vivimos en permanente conflicto con nosotros y con los demás, está la
violencia, esto es, según los dichos de Isabel Fernández, “un comportamiento de agresividad gratuita y
cruel, que denigra tanto al agresor como a la víctima”
. La conceptualización acerca de la violencia se completa entendiéndola como “el uso deshonesto,
18 James Gilligan. “Reflections on a natural epidemic. “Violence”. New York 1996.
19 Maliandi, Ricardo.“Volver a la razón”. Editorial Biblos. 1994. P.(111)
20Roja Marcos, L “La semilla de la violencia” Espasa Calpe. Madrid. 1995
7
21Fernández., I. “Prevención de la violencia y resolución de conflictos”. Editorial Narcea. Madrid 1.999
prepotente y oportunista de poder sobre el contrario, sin estar legitimado para ello.”
El fenómeno de la violencia trasciende la mera conducta individual convirtiéndose en un proceso
interpersonal que afecta a los dos protagonistas, a quien la ejerce y a quien la padece. A su vez quien la
contempla, sin poder o querer evitarla también se ve afectado. La noción de violencia hace referencia a
aquellas situaciones en las que dos o más individuos se encuentran en una confrontación en la cual una o
más de las personas resultan perjudicadas. Es algo evitable que obstaculiza la autorrealización,
disminuyendo las posibilidades de realización en las esferas afectivas, somáticas y mentales. Teniendo en
cuenta las afirmaciones precedentes, entenderemos aquí a la violencia como el abuso de poder de un sujeto
o grupo de sujetos sobre otro u otros más débiles e indefensos. Existe violencia cuando un individuo, o
varios, imponen su fuerza, su poder y su status en contra de otro, de forma que lo dañe, lo maltrate o abuse
de él física o psicológicamente, directa o indirectamente, siendo la víctima inocente. Todo hecho violento
infringe daño físico, verbal o psicológico a otro miembro de la comunidad. La violencia física implica daño
corporal y puede tomar la forma de pelea o agresión con objetos. La violencia verbal se refiere a la
utilización de amenazas, insultos y expresiones dañinas. La violencia psicológica, pasa a menudo
desapercibida y se refiere a “juegos psicológicos” de intimidación, chantaje, burla, rechazo o aislamiento.
4.5- LA VIOLENCIA EN LA ESCUELA
El Sistema Educativo no queda afuera de las problemáticas sociales expuestas en precedencia,
fundamentalmente en la Justificación y Planteo del Problema. Toda institución educativa se constituye
como una cultura en sí misma delimitada en el tiempo y en el espacio. A su vez cada cultura institucional
adquiere matices específicos que se revelan en el modo de actuación cotidiano y en el modo de enfrentar
22Fernández, I. 1999. Obra citada
y resolver situaciones problemáticas y de violencia escolar. En este sentido, cada institución parece
posicionarse frente a la problemática de la violencia de distintos modos, en función de las características
específicas de su cultura institucional. Los jóvenes se ven impactados por conductas escolares antisociales
y violentas que los condicionan y que los obligan a aprender a convivir con ellas en el seno de las escuelas.
A su vez, las escuelas se convierten en un ámbito en el que tales conductas antisociales y violentas están
estrechamente vinculadas a la estructura macro social en la que se inserta la escuela y de la que forma parte.
La noción de conducta antisocial alude a aquellas conductas que tienen el efecto de dañar a otra persona
23
. De acuerdo a lo palanteado entendemos por violencia en la escuela a aquellas acciones o comportamientos
contra personas u objetos que son parte de los escenarios escolares, ya sean internas a los establecimientos,
las aulas o los alrededores de los mismos. Cabe destacar que los conflictos violentos se originan en ámbitos
no estrictamente escolares, esto es, en la sociedad, en el barrio, en la familia, en el grupo de pares y de
pertenencia, etc. La escuela actúa sí como desencadenante al contribuir en los procesos violentos con sus
dinámicas institucionales conflictivas. Los sujetos que la componen (alumnos, docentes, padres, comunidad
educativa en general) traen a ella sus problemáticas particulares, sus contextos y condiciones de vida,
muchas veces incitadoras de conductas agresivas. Son diversas las formas de manifestación del
comportamiento violento y antisocial en la escuela. Las mismas se presentan, en forma combinada o mixta y
son las siguientes: Disrupción en el aula
Problemas de disciplina.
Discriminación
Maltrato entre compañeros.
Vandalismo y agresión física.
Acoso sexual.
Disrupción en el aula: Consiste en el hecho de que tres o cuatro alumnos impiden, por su comportamiento,
el desarrollo normal de la clase, obligando al docente a emplear cada vez más tiempo en controlar la
disciplina o el orden.
Problema de disciplina: Se presenta comúnmente como conflicto en la relación entre el docente y el
alumno. Se trata de conductas que implican un mayor o menor componente de violencia, desde la

8
resistencia o boicot pasivo hasta el desafío o el insulto activo al maestro o profesor. Puede desestabilizar la
vida cotidiana en el aula.
Discriminación: Constituye el primer paso de la violencia y opera como el justificativo de futuras
conductas violentas. Discriminar implica separar, diferenciar a un alumno o profesor de los otros por el
origen étnico, las características físicas, la religión, etc. La forma más grave de discriminación que aumentó
a raíz de la crisis económico social se relaciona con la pobreza.
Maltrato entre compañeros: Se trata de procesos en los cuales uno o más alumnos acosan o intimidan a
otros (víctimas), mediante insultos, vejaciones, aislamiento social, motes etc. Intimidación es la acción
destinada a acobardar al otro reduciéndolo a la pasividad y produciéndole temor.
Vandalismo y agresión física: Son manifestaciones de violencia contra las cosas en el primer caso, y contra
las personas en el segundo. Implican extorsiones, amenazas, robos, portación de armas de todo tipo en la
escuela, etc.
Acoso sexual: Es aquella en la que un alumno es agredido o se convierte en víctima como consecuencia de
estar expuesto, de forma repetida, a acciones negativas de orden sexual, por parte de otro alumno o grupo
de ellos. Estas acciones pueden ser verbales, físicas y o psicológicas.
4.6- VARIABLES DE ANÁLISIS DE LA VIOLENCIA ESCOLAR
Según Basile son tres los tipos de variables que interactúan en la violencia escolar que pueden analizarse:
1- Individuales: personalidad, sexo, edad, rasgos psíquicos, trastornos psicopatológicos, eventuales
conflictos, etc.
2- De la escuela y del aula: relacionados con los problemas violentos más específicos de la institución y del
curso.
3- Sociales y ambientales: familia, grupo de iguales, comunidad inmediata, medios de comunicación,
sociedad en general. Para este análisis se tomará como variable de análisis lo inherente a la escuela y al
aula, es decir, que provoca un comportamiento violento y antisocial en la escuela. En la observación y el
análisis se integran las siguientes dimensiones:
*Actividades y escenario donde tienen lugar las relaciones entre iguales
* Los modelos de disciplina escolar
* El uso del poder
*El clima socio-afectivo en que se desarrolla la vida escolar.
5. BREVE CONTEXTUALIZACIÓN SOCIO ECONÓMICA Y CULTURAL DE LA INSTITUCIÓN
ESTUDIADA.
La institución escolar que aquí se analiza es un colegio de EGB 3 y Polimodal ubicado en el Departamento
de Rawson. Rawson está situado al sur de la Ciudad Capital de la Provincia de San Juan, lindante con esta.
Se trata de una de las zonas de mayor concentración poblacional de la provincia, de aproximadamente unos
110000 habitantes

. La geografía socioeconómica del departamento de Rawson se compone de núcleos poblacionales urbanos,


rurales y urbano-marginales; y sus principales actividades económicas son el comercio y la agroindustria,
con una fuerte incidencia del sector servicios. El alumnado del colegio esta integrado por jóvenes
provenientes de sectores urbanos (Barrio Liciardi, Barrio Sarmiento, Villa Krause centro), sectores rurales
aledaños al centro de la ciudad de Rawson y norte de Pocito, y sectores urbano-marginales (Lote Hogar N°
13, N° 16 y N° 35). Esta configuración otorga a la institución una importante heterogeneidad social, ya que
conviven en ella alumnos provenientes de hogares sin carencias socioeconómicas, con otros de hogares de
escasos recursos, con otros de hogares con situaciones de tipo marginal. Todo ello, sin olvidar que también
hay heterogeneidad en cuanto a la proveniencia de zonas urbanas, rurales y urbano-marginales. Una
particularidad de la población del alumnado de la escuela es que una parte importante de ellos es
beneficiaria de diversos modos de subsidios estatales, ya sea a modo de becas estudiantiles o bien a través
de que sus padres son beneficiarios de diversos planes de asistencia social, comúnmente conocidos como
Plan Trabajar o Plan Jefes y Jefas de Hogar. La matriculación del Colegio en los últimos años ha rondado
alrededor de los 1100 alumnos. Este número se mantiene constante desde hace ya algunos años en cuanto
constituye el máximo de bancos disponibles de la institución.

9
En cuanto a la estructura social de la que provienen los alumnos de los sectores urbano-marginales esta
presenta grandes bolsas de pobreza, marginalidad, desempleo y desintegración familiar, que suele
convertirse en un ambiente favorecedor para la generación de situaciones agresivas y antisociales.
6. HIPÓTESIS:
Los niños y jóvenes de 9º año de la E.G.B 3 están implicados en fenómenos de violencia escolar. En el
trasfondo de estos actos violentos hay conflictos que los atrapan, hieren e impulsan a comportamientos de
ataque-defensa como salida primaria y no inteligente. Se convierten así en victimas, victimarios y/o
reproductores concientes de conductas agresivas en el ámbito escolar que los contiene. En todo acto
violento hay una situación de privación resultante del ínter juego de procesos sociales, estructurales,
materiales y simbólicos, procesos institucionales y procesos psíquicos. Por lo tanto pensamos que estas
manifestaciones antisociales responden a un estado de crisis cultural que involucra a la escuela y a la
sociedad.
8. RECOLECCIÓN DE DATOS 8.1 Diseño de instrumentos de recolección de datos.
Para la recolección de datos se utilizaron dos cuestionarios, para alumnos y dos para docentes. Estos se
adaptaron de los presentados por Isabel Fernández en su texto
“Prevención de la violencia y resolución de conflictos” publicado en 1999
. Se adaptó el lenguaje utilizado en España a los usos lingüísticos y costumbres propias de San Juan
8.1.1 Los cuestionarios a los alumnos
Estos cuestionarios indagan sobre las relaciones entre alumnos, aportando información sobre abusos entre
iguales, tipos de abusos, lugares y frecuencias. Ambos cuestionarios son anónimos. Se aplicaron a 47
alumnos de 3 cursos de noveno año de E.G.B. 3, 24 varones y 23 niñas, con edades de entre 14 y 17 años.
El primer cuestionario, orientado a indagar acerca de la vida social en la escuela se denomina “Vida social
de los alumnos en la escuela”. El segundo cuestionario, orientado a indagar acerca de situaciones de abuso
entre compañeros se denomina “Cuestionario sobre abusos entre compañeros”.
Se pidió la colaboración de la preceptora que tenía a su cargo los 3 cursos. Ella, por tener muy buena
relación con los alumnos, facilitó la aplicación de los cuestionarios. Para ello esperó que los cursos tuvieran
horas libres y en las mismas les entregó primero un cuestionario y luego el otro, les explicó la finalidad que
tenía la realización de esta tarea y les pidió la mayor colaboración y veracidad en las respuestas dadas.
Precisó que los cuestionarios tenían como finalidad recoger datos para una investigación de una profesora
del colegio. Asimismo les aclaró que el cuestionario era anónimo y que en ningún caso deberían escribir
nombres, ni siquiera palabras, solo deberían marcar con una cruz o círculo aquellas respuestas que más se
ajustasen a su estado personal. Las autoridades también pidieron a los alumnos colaboración en la tarea.
9-PRESENTACIÓN DE RESULTADOS. SISTEMATIZACIONES 9.1 LA PERSPECTIVA DE LOS
ALUMNOS 9.1.1 La vida social de los alumnos
Para indagar acerca de la vida social de los alumnos desde las propias percepciones se aplicó durante una
semana el Cuestionario nº 1:
” Vida social de los alumnos en la escuela”, que se focaliza en el análisis de dos situaciones
complementarias:
1- Dentro de la escuela, sea en horario de clase como en recreo; 2- Fuera de la escuela, en momentos de
entrada y salida o en las zonas aledañas al establecimiento. Los datos se presentan en términos porcentuales
y se ha tomado la decisión de sumar los porcentajes de repetición de incidentes “una vez” y “más de una
vez”. El análisis del Cuestionario Nº 1 evidencia que la burla como acción violenta es la que representa el
mayor porcentaje. Las acciones y “se rió de mí”, 55.32% (Gráfico 1)

“se burló de mí”, 57.45% (Gráfico 2) tienen un contenido manifiesto de violencia psicológica en la que no
se encuentra presente el daño físico. Este sí se presenta en la acción“se burló y me hizo daño” 27.66%
(Gráfico 3), el cual implica agresión física. Asimismo el “catatán”, 40.43 %

(Gráfico 4) es decir golpes repetitivos dados por un grupo de alumnos sobre la cabeza de uno de ellos con el
puño cerrado, es una forma de agresión física que se presenta reiteradamente.
También encontramos acciones violentas de tipo verbal en las que la provocación al otro y a su familia es la
principal forma de agresión. La de mayor importancia es “se metió conmigo” 34.04% que se refiere a
10
amenazas, insultos, motes o expresiones dañinas de un alumno agresor hacia otro agredido. Esta acción se
complementa con “se metió con mi familia” 21.28 % la cual no es muy alta indicando esto una suerte de
respeto o consideración por la familia del agredido. Estas actitudes de provocación se presentan también al
intentar involucrar a un compañero con otro en una riña, a través de comentarios dañinos o siembra de
rumores. Esto se evidencia en las respuestas “quería que me metiera con otro compañero “31.91%,“me hizo
una mala jugada “25.53 %,“me miró con malacara “38.30 %,“hizo que me metiera en líos“31.91%,“me hizo
hacer cosas que no quería hacer “29.79 %

El insulto (Gráfico 5), violencia verbal muy repetida cotidianamente, se ha llegado a naturalizar, al punto de
convertirse casi en un lenguaje aceptado como normal. Lo encontramos en porcentaje del
48.94%, esto es alcanzando casi a la mitad de las respuestas de los alumnos.
La amenaza no es de tan alta significatividad como el insulto, alcanza al 19.15%.
De igual modo, la expresión “me culpó de algo que no había hecho”, 21.28%. Otra forma de acto violento
en la que se encuentra presente la destrucción de objetos es “intentó romperme algo”, 27.66 %, la cual hace
referencia al intento de destrucción de bienes materiales del agredido por parte del agresor, esto es material
didáctico, mochilas, bicicletas, ropa, etc.

El robo, 34.04 % (Gráfico 6) y la expresión


“me dejaron algo prestado” 31.92%, es decir, cambiar de lugar un objeto de propiedad de otro y ponerlo en
el banco o mochila del agredido, para involucrarlo en un acto de robo, es evidenciado en las respuestas
como de alta significatividad, presentando muchos incidentes….
9.2.2 Las actitudes de los docentes acerca de la disciplina y el conflicto en la institución
El Cuestionario 4 indaga acerca de las actitudes y opiniones que tienen los docentes sobre la disciplina y los
conflictos escolares. Se ocupa también sobre las relaciones interpersonales entre profesor/profesor,
alumno/profesor, alumno/alumno, desde la mirada del docente. Fueron 11 los docentes encuestados, esto es
todos aquellos que están en el 9º año. Los tópicos abordados en este Cuestionario son los siguientes:
Disciplina y conflicto
Agresiones entre alumnos
Clima relacional profesor alumno
Relaciones entre profesores
9.2.2.1 Acerca de la disciplina y el conflicto
En este apartado del Cuestionario se indagó acerca de las actitudes y opiniones de los docentes acerca de la
disciplina y el conflicto en la escuela, así como las posibles estrategias que ellos visualizan como
soluciones. En el ítem referido a disciplina y conflicto, la mayor parte de los docentes, el 45%, consideran
que las agresiones y los conflictos en la escuela son un problema bastante importante y un 35% muy
importante. Solo el 10% considera que es relativamente importante y también el 10% que no es demasiado
importante. Es decir que para los docentes el problema de la disciplina y los conflictos es de importancia
muy alta. El 54% de los docentes manifiestan que invierten menos del 20% de su tiempo en temas
relacionados con la disciplina y el conflicto. El 18% de los docentes invierte entre el 41% y el 60%. El 9%
de los docentes, entre 21% y 41%. Finalmente, solo el18% de los docentes invierte más del 60% del
tiempo. Solo el 1% de docentes manifiesta no tener problemas de disciplina. Los datos recabados denotan
que, a pesar de que los docentes consideran de importancia la cuestión de la disciplina y los conflictos, la
mayoría invierte muy poco tiempo en su tratamiento. Los motivos de esta situación parecen vincularse a que
los docentes consideran que poco pueden hacer individual y voluntarísticamente acerca de la cuestión de la
disciplina y el conflicto. Opinan más bien que estos asuntos se resolverán solo con estrategias
institucionales que comprometan a todos los actores de la comunidad educativa. Cuando se les presentan
conflictos en clase, (problemas leves de disciplina o conflictos disruptivos) la mayor parte de los docentes,
el 63%, procuran solucionarlos hablando con el chico de manera personal. Solo el 18% de los docentes
consultados, aparta a los jóvenes del resto de la clase, separándolos siempre dentro del ámbito áulico. Un
9% dice que adopta medidas disciplinarias. Otro 9% manifiesta ignorar el hecho mientras continúa con el
desarrollo de la clase. Solo el 1% indicó casi no tener conflictos en clase. A su vez el 36% de los docentes
considera que la adopción de medidas conjuntas de parte de la institución, desde el comienzo del año
11
ayudaría a la resolución de los conflictos en el aula solo si todo el equipo de profesores se implica. El 10%
de los docentes considera que ello dependerá de las medidas que se adopten. Es importante destacar que
más de la mitad del cuerpo docente, esto es el 54%, cree que el éxito de las medidas radicaría en lograr que
las familias se impliquen conjuntamente con el equipo docente. Estas consideraciones ponen de manifiesto
la necesidad que tienen los docentes de sentir que se adoptan medidas institucionales que comprometan a
toda la comunidad educativa: el grupo docente en su totalidad, las familias de los alumnos, los alumnos y la
institución en sus dimensiones sustantivas. Con respecto a la solución que consideran más idónea para
resolver los problemas dentro del aula y en la escuela las respuestas son variadas. La mayor parte, el 54%...
9.2.2.2 Acerca de las agresiones entre alumnos
El siguiente apartado del Cuestionario 4 es el correspondiente a la indagación acerca de los distintos tipos
de agresiones que los docentes identifican entre los alumnos. El 55% de los docentes consultados coinciden
ampliamente (respuestas muy de acuerdo) en que las agresiones y abusos entre los alumnos son un
problema clave de la convivencia escolar. Un grupo menor, pero también importante, el 27%, coinciden con
el anterior en que este asunto es clave para la convivencia escolar (respuestas está bastante de acuerdo), pero
sin otorgarle una importancia central. Solo el 18% está medianamente de acuerdo, otorgándole al tema una
importancia relativamente menor que sus colegas. En cuanto al tipo de agresiones (Gráfico 8) que los
docentes identifican entre los alumnos, manifiestan:
El 52% de las agresiones son las verbales, insultos y amenazas.
El 30% son las agresiones físicas
El 18% son las agresiones psicológicas tales como el aislamiento, el rechazo y la presión psicológica, como
reírse de los otros, meterse con otros, etc. Consultados sobre las causas más comunes que provocan las
agresiones entre los alumnos la gran mayoría, el 73%, culpa a la personalidad y al carácter de los agresores.
Solo el 9% responsabiliza al racismo y a la intolerancia. Otro 9% responsabiliza al género (peleas de
varones contra mujeres, por ej.). Se registra también un 9% en otras causas, pero no son especificadas
(Gráfico 9). Respondiendo al interrogante sobre cuando y donde sé registran con mayor frecuencia las
agresiones e intimidaciones entre los alumnos, el 30% de los docentes manifiestan que ocurren en el aula y
durante la clase. Igual porcentaje de docentes, 30%, considera que las agresiones e intimidaciones se
producen en cualquier sitio y en cualquier momento. Es también alto el grupo de docentes, 20%, que
expresan que tales agresiones se producen en el recreo en el patio. Igualmente, el 20% restante opina que se
producen a la salida y entrada de la escuela (Gráfico 10) …
0. ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DE DATOS. 10.1-TIPOS DE ACTOS VIOLENTOS.
Luego de aplicar los instrumentos de recolección de datos y del análisis de los mismos emerge que la
conflictividad escolar adquiere distintas formas, pueden ser exteriores, físicas, verbales o psicológicas.
Pueden nutrirse de presiones o juegos psicológicos que coaccionan o debilitan a la victima de las mismas.
Abarcan una amplia gama de conductas que van desde el maltrato personal entre compañeros, el rechazo
social de algún chico y/o la intimidación psicológica. En estas situaciones violentas, uno o varios escolares
toman como objeto de agresividad a otro/a compañero/a y lo someten por tiempo prolongado a agresiones
físicas, burlas, hostigamientos, amenazas, aislamiento, etc. y se aprovechan de su inseguridad, miedo y
dificultades personales para pedir ayuda o defenderse. Estos hechos siempre simbolizan un abuso de poder
por parte de los más fuertes que acorralan a la victima y ostentan su dominación ante los demás
compañeros. Utilizando las palabras de los alumnos, estos identifican el abuso entre compañeros como:
meterse con, reírse de, insultar, pegar, agredir, ser egoísta, mariconearse, hacer una cobardía
, etc. Los jóvenes encuestados no utilizan el término “maltrato” aunque sí lo identifican, al igual que el
término “abuso” que interpretan como ambivalencia de poder de distinta naturaleza, esto es, que utilizan el
poder que ejercen sobre los otros en función de las características de personalidad del otro,
fundamentalmente del grado de debilidad que este presenta. Expresan que “se están metiendo conmigo” o
“se meten con mi familia”, “se burlan de mí o de mi familia”
. Tanto la intimidación como el acoso entre pares tienen como finalidad asustar, importunar, generar en el
otro miedo, vivencia de amenaza y acoso, reduciendo la capacidad de reacción y defensa de las victimas.
Esta forma de maltrato no incluye violencia física, se refiere a bromas y motes descalificativos, insultos,
discriminación, aislamiento, mentiras y rumores. A veces la intimidación se convierte en el acto previo a la
agresión física, molestia constante al alumno que trabaja. Acoso, persecución, molestia al compañero,
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acecho permanente con pequeños ataques, como si se tratara de un enemigo: callate botón, te creés que te
las sabés todas
. Las formas violentas antes descriptas se combinan con la disrupción en el aula, conductas por las cuales
un alumno o algunos impiden que las actividades se desarrollen normalmente en clase obligando al docente
a ocuparse todo el tiempo de mantener el orden. Los alumnos llegan tarde, están fuera de sitio, se mueven
constantemente, no traen material de trabajo, gritan, hacen ruido, murmuran, se tiran objetos, no atienden las
explicaciones. La disrupción y los líos en el aula constituyen la principal preocupación de los docentes. Se
combinan con comportamientos que hostigan al alumno que trabaja. El malestar del docente es doble pues
no puede trabajar y no puede garantizar al resto de los alumnos condiciones mínimas de funcionamiento, lo
que pone en entredicho su autoridad y poder de función. Los comportamientos disruptivos se
complementan con malas maneras y agresiones de los alumnos hacia los profesores a través de
contestaciones, gestos y respuestas insolentes, amenazas, insultos y gritos. Las agresiones físicas directas,
es decir, golpes, peleas violentas entre alumnos o entre grupos, en la escuela o a la salida o entrada a la
misma, las extorsiones y las conductas mafiosas, esto es, violento-extorsivas, son las que más preocupan a
la comunidad educativa, a la familia y a la sociedad en general. Siguen en importancia los robos y
destrucciones de útiles entre los alumnos en las aulas. Estos hechos preocupan mucho a los padres y
docentes no solo por la pérdida material sino por el contenido de amenaza que suponen. Así también los
actos vandálicos contra la escuela y sus bienes materiales es un fenómeno que se acrecienta día a día, rotura
de materiales didácticos, pedradas externas a los vidrios, robos de diversas índole.
10.2- CAUSAS Y MOTIVACIONES MÁS COMUNES DE LA VIOLENCIA ESCOLAR
Para el análisis de las causas de la violencia escolar se tuvo en cuenta tanto la opinión de los docentes como
la de los alumnos. Para los docentes las causas más importantes son:
La personalidad de los alumnos: Los agresores serían jóvenes violentos, dominadores, con conductas
antisociales y rasgos de carácter tendientes a someter al otro y dominarlo, que agreden a otros a los que no
se sienten unidos por rasgos comunes de territorialidad, etnia, religión, sexo, clase, educación, dinero,
preferencias musicales, equipos de fútbol, en definitiva, atacan a los que se consideran diferente.
La discriminación por etnia o portación de rasgos étnicos, género, condición social y económica: Se agrede
a los jóvenes de origen extranjero o hijos de extranjeros, por ejemplo bolivianos, con motes como “bolitas”,
o a los provenientes de villas como “villeros”. Esto provoca resentimientos constantesque lleva a
enfrentamientos entre los involucrados en los hechos.
La intolerancia: No hay sentimientos de aceptación de diferencias. El otro, que presenta características
distintas a las consideradas como aceptables por la generalidad, es visto como peligroso y por lo tanto debe
ser neutralizado. Cabe destacar que las características que se describen en estas tres causas nunca se dan de
manera aislada sino combinadas entre sí, con mayor grado de incidencia de una de ellas. Para los alumnos
la violencia escolar es provocada por:
La provocación y molestia de otros: Reaccionan a conductas violentas con más agresividad, iniciando una
espiral de violencia de difícil retorno.
La venganza: Quienes antes fueron víctimas, apenas se apropian de algún grado o resorte de poder, se
convierten ahora en victimarios.
El deseo de sentirse superiores a los demás: Se quieren sentir más duros y valientes demostrando
supremacía y dominio ante los demás.
El aliento para el maltrato: Se producen situaciones en que se favorece, se ayuda o se alienta el maltrato a
los más débiles o a otros que, según sus propias percepciones, se lo merecen (por ejemplo, a los buenos
alumnos). También en este caso, estas conductas se ponen de manifiesto de manera combinada. En la
formación de los rasgos de la personalidad de los jóvenes es innegable la influencia del medio social y
familiar. La estructura de la sociedad actual, y en particular, con grandes bolsones de pobreza y desempleo
favorecen contextos donde se propician ambientes de conflictividad, agresividad y delincuencia. Así, el
joven maltratado, no querido, desvinculado de apegos y seguridades que otros poseen, se proyectará en
muchos casos en conductas antisociales. El contexto de estudio se caracteriza por ser de tipo urbano
marginal con una fuerte heterogeneidad poblacional. Muchos de los jóvenes estudiados provienen de
familias desestructuradas, donde falla el cumplimiento de las funciones educadoras, contenedoras y de
resguardo de la seguridad de sus miembros que la familia debe cumplir, y, por lo tanto, se desatienden las
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necesidades personales del joven. La ausencia de uno o ambos padres, la falta de afecto entre cónyuges, la
presencia de otros parientes, con figuras o ejemplos de vida no deseables para los adolescentes, provoca
conflictividad familiar, con falta de seguridad y cariño. El niño y adolescente maltratado y modelado en
ambientes familiares violentos aprende a resolver los conflictos a través del daño físico y la agresión verbal.
El poder se ejerce siendo el más fuerte y el más valiente. La violencia también tiene en el sentimiento de
frustración del individuo una de sus causas. Al sujeto que no logra satisfacer sus deseos, le sobreviene una
situación frustrante. Por lo tanto se irrita, se enoja, genera cargas de agresividad contra otros o contra sí
mismo responsabilizando a los demás de su frustración: estos pueden ser uno o varios compañeros,
docentes, padres o la comunidad en general.
El exceso de estimulación y excitación puede ser también una de las causas de la violencia. Los docentes
coinciden en que los estudiantes a menudo llegan a la escuela particularmente excitados. Si bien nuestra
investigación no se orientó específicamente a obtener datos acerca de consumo de estimulantes, alcohol,
etc., es preciso no soslayar las percepciones de los profesores, que están en condiciones de identificar a
diario casos de consumo
. Los docentes también coinciden en que los alumnos con problemáticas de violencia presentan serias
dificultades para fijar o respetar límites: la música al máximo del volumen, la TV todo el tiempo, los
videojuegos y el consumo de cyber, mientras se tengan monedas, etc. A la falta de límites en el mundo
externo, le corresponde una falta de límites en el mundo interno, quedando así liberados a miedos,
ansiedades, angustias, odios, fantasías, etc., que se vuelven intolerables, y que hay que poner afuera, en los
otros, en las cosas, en las instituciones. Los mismos estudiantes sostienen que es el aliento de los otros que
los animan a maltratar a débiles o diferentes, para así sentirse en onda, más fuertes, más duros y mejores.
Tal como emerge de las mismas encuestas, la violencia es una práctica cotidiana, normal. Así, normalizado,
el hecho violento es trivializado: es natural “ser duro”, porque de lo contrario se es un perdedor, un
mariquita, un debilucho. La proyección en un otro de la condición de diferente, lo convierte en intruso,
potencialmente enemigo, desencadenando hostilidad. Recurren así a la violencia como un modo de
neutralizar los diferentes y asegurarse una situación de dominio sobre estos.
La violencia en las tramas de relaciones y vínculos está atravesada por conflictos acerca de posiciones y
lugares. Luchan por reconocimiento, por la inclusión al grupo, poniendo en juego diferencias, pertenencias,
terceros demandados o disputas. La violencia es siempre violencia vincular porque se constituye y expresa
entre sujetos y entre grupos, en las relaciones del joven con los otros, en la historia singular de cada
individuo, en su desarrollo personal, en su forma de vinculación con su medio natural y social, en las
carencias y excesos en sus vínculos familiares y en las oportunidades y bondades que ese medio le haya
dado. Isabel Fernández García nos dice que la familia constituye un elemento fundamental para entender el
carácter peculiar del niño o del adolescente agresivo con conductas antisociales o conflictivas. Al respecto
cree que la escuela suple en cierta forma los aspectos que un núcleo familiar no puede albergar, insistiendo
en que la familia y la escuela, principales agentes socializadores y educativos de la población, tienen el
mayor peso y responsabilidad social en la educación de los jóvenes.
10.3- FINALIDAD DEL COMPORTAMIENTO VIOLENTO
. Del análisis de los datos emergen tres grupos de finalidades para el comportamiento violento en los
alumnos.
Sentirse bien con sí mismos, ser más duros y mejores que los intimidados: Las expresiones de los alumnos
denotan que para ellos ser violentos se convierte en una suerte de autoconfirmación de sus propias
características. En el imaginario de estos jóvenes, el discurso dominante, construido culturalmente, margina
a los que no cumplen con lo determinado por el grupo de pares, legitimando la violencia como forma de
relación interpersonal natural. Para ellos es legítimo ser violento.
Defensa de la propia autonomía / identidad: Las acciones violentas tienen una finalidad defensiva. Están
destinadas a defender una autonomía amenazada por intimidación y hostigamiento, o bien a defender una
identidad social, familiar o barrial en peligro.
Imposición de liderazgos y dominios: Se procura imponer por la fuerza liderazgos, dominios o modelos
sociales determinados, extraído de sus pertenencias barriales o familiares. Es decir se trata de imponer en el
espacio escolar comportamientos, pautas y códigos que provienen de otros ámbitos. Nos referimos aquí a
modelos culturales en conflicto tales como: en lo musical, los seguidores de la cumbia villera versus los
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rockeros o los fanáticos del hip hop; diversos estilos de vestimenta asociados a tribus urbanas (villeros;
góticos; chetos; heavy, hip hop, entre otros); culturas futbolísticas barriales, etc.
11- CONCLUSION
La violencia en la escuela es un fenómeno histórica y socialmente situado, en el cual se cruzan de manera
transversal cuestiones de desigualdad económica, social, cultural, étnica y de género. El tema de la violencia
en la escuela no es nuevo: ha sido abordado históricamente desde la pedagogía crítica, que entiende a la
escuela como a una institución intrínsecamente violenta, legitimadora de la desigualdad social, a través de la
imposición de sentidos y la legitimación del orden social capitalista. Cabe aclarar que ese nivel de violencia
simbólica no se ajusta, al menos no directamente, con la violencia a la que nos referimos en este trabajo, si
bien la mirada crítica constituye un antecedente del mismo. En el marco de esta investigación se observó
que, en el plano psicosocial, el fenómeno de la violencia escolar tiene un trasfondo de conflictos que atrapan
y hieren al joven impulsándolo a comportamientos de ataque/defensa como una salida primaria y no
inteligente. Se ven inmersos en conflictos, conviven con ellos, sin embargo, al no comprender el contenido
y sentido que tienen, los jóvenes no logran encontrar estrategias eficaces de cambio. Esta frustración los
empuja a la violencia. Un conflicto es una disputa entre dos o mas contendientes, en el que todos están
convencidos que tienen la legitimidad de aspirar a aquello por lo cual se disputa. Se trata de una convicción
subjetiva de ser depositario de un derecho a poseer aquello por lo que se lucha, sea un objeto material o
simbólico, un lugar, una posición, un servicio, un reconocimiento, una persona, que implica alcanzar la meta
de que le restituyan algo que tuvo y que perdió, o bien algo que está en el futuro, prometido o poseído por
otro considerado igual o equivalente. El conflicto es vivido y padecido por el sujeto de manera más o
menos conciente, más o menos negada. Produce angustias, depresiones, odios, enojos, etc. La causa del
mismo está en las relaciones del sujeto con algún otro (u otros) del ambiente. Los niños y jóvenes llevan a la
escuela los conflictos personales, provocados por lo que Winnicott define como deprivaciones en la familia
o en la comunidad. Noobstante, cabe preguntarse si es posible buscar lo que nunca se tuvo o si hay una
suerte de rememoración de un pasado inventado que en realidad ocurrió, total o parcialmente, y que está
socialmente construido en las memorias familiares y escolares. Ejemplo de esta memoria son expresiones
tales como: antes tenía valor estudiar, portarse bien en la escuela, antes se respetaba al otro.
¿Cuáles son los conflictos por los que pasa el alumno? Se trata de conflictos vitales, propios del adolescente
en proceso de crecimiento, desarrollo y maduración, conflictos que atraviesan los escenarios donde estos
procesos vitales se producen, es decir, en la familia, la escuela, los espacios de socialización y recreación, el
barrio y la comunidad en general. La vida de los jóvenes está atravesada por una situación de tensionalidad
conflictual estructural interinstitucional. Esto es, hay una permanente tensión, sin visos de resolución que
pone en crisis todas las instituciones de existencia de los jóvenes: está en crisis la familia, pero también lo
están la escuela y la comunidad en general. Así, la familia se ha convertido en una unidad de conflicto por
varias razones, podemos mencionar entre otras: la intolerancia de los padres a las demandas de sus hijos; la
crisis del lugar del adulto; la crisis de la familia como principal educadora; el desplazamiento de los jóvenes
a un lugar secundario, etc. La comunidad que contextualiza este estudio está conformada por una población
muy heterogénea, con grandes índices de desocupación o subocupación, caída de salarios y pérdida de
condiciones de empleo. La alta vulnerabilidad social se manifiesta en el aumento de la delincuencia y de las
condiciones precarias de vida. En este contexto, tampoco en la comunidad los jóvenes encuentran
contenciones y salen a buscarlas a ámbitos no siempre saludables
. La escuela, también en crisis, opera como espacio desencadenante de situaciones violentas al contribuir
con dinámicas institucionales conflictivas y perturbadoras, conclimas enrarecidos, con fracaso pedagógico y
discriminación educativa. Los docentes manifiestan que encuentran muchas dificultades para buscar
soluciones institucionales consensuadas que ayuden a mediar la conflictualidad presente en la vida escolar.
Atribuyen estas dificultades fundamentalmente al exceso de responsabilidades en diversas instituciones
escolares, que les quita tiempo y energía para dedicarse a la situación de los alumnos de una escuela en
particular. Inicialmente, nuestra hipótesis fue que los niños y jóvenes de 9º año de la EGB 3 están
implicados en fenómenos de violencia escolar, y que en el trasfondo de estos actos violentos hay conflictos
que los atrapan, hieren e impulsan a comportamientos de ataque-defensa como salida primaria y no
inteligente. Decíamos también que se convierten así en victimas, victimarios y/o reproductores concientes
de conductas agresivas en el ámbito escolar que los contiene. Asimismo, sosteníamos que, como señala
15
Winnicott, en todo acto violento hay una situación de deprivación resultante del interjuego de procesos
sociales, estructurales, materiales y simbólicos, procesos institucionales y procesos psíquicos, lo cual nos
llevaba a pensar que estas manifestaciones antisociales responden a un estado de crisis cultural que
involucra a la escuela y a la sociedad. Consideramos que este trabajo de investigación confirma la hipótesis
planteada en cuanto pone de manifiesto que en la violencia de la escuela analizada habría presente un
conflicto por deprivación: se tuvo algo bueno y se perdió. Los jóvenes estudiantes buscan incansablemente
recuperar prácticas sociales, estilos de vida, bienes culturales, formas de relación, afectos y modos de
vinculación familiar y sociocomunitaria ausentes. Al no poder tenerlos o recuperarlos se apoyan en
conductas violentas y antisociales como salida primaria y no inteligente al conflicto. Ahora bien, ¿Qué
prácticas sociales, estilos de vida, bienes culturales, etc., están buscando recuperar a través de la violencia?;
¿Qué es lo que se tuvo y se perdió? O se trata más bien de una suerte de añoranza de algo que nunca se tuvo
y que se imagina bueno, apropiado?
Winnicott afirma que el acto violento tiene como finalidad remediar el efecto de la pérdida, constituyéndose
en una búsqueda, una afirmación positiva de restitución por parte del sujeto, en cuanto, desde el punto de
vista psicológico hay presente una acción no pasiva que le permite reencontrarse con algo o sentir que está
peleando por ello. Es posible que en este punto de inflexión se sitúen las respuestas y orientaciones para
encontrar alternativas de desarrollo proactivo, solidario, saludable, de los jóvenes estudiantes. La
comprensión de la problemática de la violencia en la escuela y sus efectos abre las claves para encontrar
estrategias de intervención eficaces. Así, la identificación de las lógicas de los fenómenos reales de
violencia en la escuela entendida como una activación de elementos de restitución social, se orienta a la
superación de que la comunidad se ocupe solo de los daños y de los hechos consumados y que se trabaje en
la posibilidad de anticipar y prevenir nuevos modos de violencias en la escuela. En tal sentido, aporta en
función de la creación de una conciencia colectiva tendiente al desarrollo de prácticas interinstitucionales
mediadoras en conflictos violentos, que prevengan posibles conductas antisociales y violentas en los
jóvenes.
12-EPÍLOGO.”
La violencia es vieja como el mundo, es la atmósfera en la que invariablemente transcurre la historia de los
hombres. Esto no es una novedad, es cierto, pero sí pareciera serlo el empeño que pensadores e ideólogos de
las más diversas corrientes pusieron en reflexionar sobre ella a partir de los últimos años. A lo largo de este
período, el hombre quiso tomar conciencia de su significado y de su valor. Exaltó la violencia como el gran
estimulante de la vida histórica (Nietzsche), la valorizó como la “partera” que hace posible el nacimiento de
un mundo nuevo (Marx), la consideró una gimnasia callejera que restaura la juventud social (Sorel), el
verdadero antídoto de la decadencia (Spengler), la aceptó como paso inevitable hacia su disolución
definitiva (Lenin) o la anatematizó como el origen de todos los males (Tolstoy y Gandhi)”
. En cuanto a la violencia en la escuela propiamente dicha, durante un largo tiempo, la escuela constituyó
una frontera que demarcaba el afuera violento con un adentro armónico y pacífico, que sólo de vez en
cuando se ha visto opacado por algún hecho violento y ante el cual una rápida intervención lograba restituir
el clima propio de la institución. No obstante, en la escuela siempre hubo violencia. La violencia social
irrumpe en la escuela a partir de la transformación de su función social al constituirla en un espacio
generador de violencia. “La escuela se ha quebrado como institución capaz de forjar un sujeto universal y
otorgar un sentido público” (Duschatzky: 2002) O’Donnell sostiene, muy provocatoriamente por cierto, que
“…asistimos a un cambio paradigmático que ha afectado profundamente los valores que la sociedad
respetaba. Se ha remplazado “el valor de la vida por” por “el valor de las cosas”, la valorización declinante
de la vida y la creciente apreciación y valorización de los objetos… en medio siglo, se desplazó el prestigio
social del anterior concepto de “saber” a los actuales conceptos de “poder” y “tener”. Deberíamos entonces
preguntarnos, con este sistema de creencias y valores ¿no es la violencia un proceso de retroalimentación de
continuo en la sociedad?...” Es posible que a este tipo de apreciaciones haya que entenderlas en términos de
que la violencia en las escuelas tendría aquella función restitutiva de la escuela perdida que se tuvo alguna
vez, sea concreta o imaginariamente. En tal sentido, los estudiantes parecen reclamar escuchar no solo “al
otro” (como proponen las perspectivas de mediación, más ligadas a la resolución de conflictos), sino, “otra
cosa”, otros discursos. En esta situación se produce una ausencia de modos de pensar y hacer frente a la

16
violencia, un fracaso del que García Costoya identifica como “el discurso higiénico psicodidáctico
tradicionalmente utilizado para dar cuenta del orden escolar”.
Ocurre que la escuela ya no cumple con la ilusión de la inclusión social: los jóvenes tienen muchas
dificultades para sentirse parte de un colectivo social que los contenga y se debilita la idea de pertenencia a
un grupo, lo cual debilita ulteriormente las expectativas sociales respecto de cómo deben actuar y qué es lo
que de ben hacer. De hecho se produce el emergente de una “pasión neotribal”, con normas endógenas,
válidas para el propio grupo
. La escuela argentina es una institución tradicionalmente inclusiva que en las últimas décadas ha sido
víctima de los embates socioeconómicos, que incrementaron la pobreza, la exclusión, el hambre y la
discriminación. Así las escuelas sufren los mismos procesos sociales que el conjunto de la comunidad. La
escuela tiene pues que abordar nuevos problemas y sus docentes se ven ante la responsabilidad de ocuparse
de los problemas sociales de la comunidad, y de las cuestiones puntuales de los jóvenes estudiantes (desde
la alimentación y la salud hasta la integración familiar y la violencia). El desafío se concentra en encontrar
modos de ocuparse de estos asuntos sin perder de vista la función pedagógica específica de la escuela.
“Las instituciones han dejado de ser anclajes de proyección de un porvenir y de construcción de una
secuencia narrativa, de un orden simbólico integrador, dejando a los sujetos librados a sus propios recursos,
expuestos a un marco de aguda vulnerabilidad. En este marco, la escuela se ha quebrado como institución
capaz de “forjar un sujeto universal” y otorgar un sentido público”
En este contexto, ocuparnos de la violencia en el seno de nuestras escuelas, allí donde hoy la estamos
viendo nacer y crecer, nos permitirá concentrar esfuerzos intelectuales, materiales y espirituales para evitar
su influencia negativa en los jóvenes, mejorando la convivencia y educando para la vida en democracia, la
paz y el respeto de los derechos humanos.
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¿Qué es la violencia escolar o bullying? Es difícil definir este complejo fenómeno. Implica a veces el
golpear a otros compañeros de clase, hacer burlas, etc. Lo más importante no es la acción misma, sino los
efectos que produce entre sus víctimas. No se debe subestimar el miedo que un niño o adolescente
intimidado puede llegar a sentir. El bullying es una conducta de hostigamiento o persecución física o
psicológica que realiza un alumno contra otro, a quien elige como blanco de repetidos ataques. Pero es
común que cuando en el patio de recreo, en los pasillos y en la propia clase algunos compañeros se burlen
de otro por su aspecto, se rían de él, y luego digan que ha sido jugando o que el otro es un “quejoso” o
“marica”. La violencia se manifiesta cuando un chico abusa de su fuerza, se hacen los graciosos porque
otros compañeros se ríen de sus gracias, pegan o amenazan a otro compañero que no es tan fuerte, o que le
da vergüenza enfrentarse con él y siempre se calla y aguanta… Para hablar de bullying deben darse las
siguientes condiciones: ü Debe existir un hostigador y un hostigado ü Las agresiones se producen sobre la
misma persona (victima), y no contra un grupo, de forma reiterada y durante un tiempo prolongado. Ü El
agresor establece una relación de dominio-sumisión sobre la víctima. ü El hostigamiento tiene que ser
repetido y sostenido en el tiempo. ü La agresión supone un dolor no solo en el momento del ataque-
Características de la violencia escolar En Jardín de infantes y Preescolar, sala de 3-4 años, generalmente
la agresión es física y por motivos concretos. Hay menos estrategia, y si la hay, no siempre se puede
sostener en el tiempo. Podría considerarse a estas conductas “probullying”. En edades tempranas el
bullying más frecuente es el físico directo (pegar, empujar) y el social directo (no dejarlo jugar). En la
primaria y secundaria entre los varones el desarrollo físico tiene un rol fundamental y entre las mujeres las
habilidades comunicativas. En los primeros grados se forman los subgrupos: el líder, los seguidores, los que
no se meten, los que intentan defender, los que sufren el hostigamiento. La violencia puede ejercerse de
varias maneras y tener diferentes consecuencias; pero se pueden distinguir tres tipos característicos: Físico:
golpear, patear, empujar, romper pertenencias, robar, obligar a alguien a hacer lo que no desea. Verbal:
poner apodos, burlarse, insultar. Social: “hacer el vacío”, aislar a la víctima, ignorarla deliberadamente,
difundir rumores.- Quienes participan? Además del agresor y la víctima debemos incluir a los demás
compañeros, profesores/maestros/personal de la escuela y padres. Todos, de una u otra manera, cumplen un
rol en esta situación de hostigamiento.
Agresores: Los que idean el hostigamiento y no siempre es el que lo ejecuta. Son los que deciden cuales
son las reglas y quienes quedan fuera de ellas. Suelen ser chicos seguros de si mismos, con un nivel de
autoestima bastante alto y que intentan imponer a algunos de sus compañeros. Son los líderes del grupo y
tienen necesidad de demostrar fuerza y poder. Generalmente son imponentes físicamente con bajo
rendimiento escolar. Su temperamento es agresivo e impulsivo. Presentan falta de empatía y de sentimientos
de culpa.
Víctimas: En general son chicos débiles, inseguros y fundamentalmente incapaces de salir por si mismos de
la situación que padecen. Suelen ser chicos apegados a su familia, dependientes y sobreprotegidos por sus
padres. Si no pueden defenderse ya sea física o verbalmente seguirán siéndolo hasta que otro tome su lugar
o hasta que pueda haber una intervención de un adulto.
Los seguidores: los que apoyan al líder. Son los que muchas veces ejecutan el hostigamiento y los que
festejan todas las acciones del líder. Sin ellos el bullying no tendría sentido para el líder (para poder ser
popular tiene que haber otros que lo idolatren).
La mayoría silenciosa: temen defender a la víctima por la posibilidad de pasar a ocupar su lugar. Muchos
se divierten ante la humillación de un compañero, también pueden sentir que el agresor hace aquello que
ellos mismos no se animan. Miran sin decir nada o intentan detener el hostigamiento ya sea directamente o
reportándolo. Los integrantes de este último grupo son los de mayor riesgo a ser los próximos hostigados,
siendo este el motivo por el cual son muy pocos los que se atreven a delatar lo que pasa (de hacerlo serían
catalogados de “buchones”).
El personal de la escuela: los maestros, los preceptores, los directores, etc. Son los que deben detectar el
bullying e intervenir inmediatamente.
Los padres: son los responsables de detectar cambios en sus hijos y conversarlo con las autoridades del
colegio.

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