SOBRE INTELIGENCIA COMPETITIVA

Working Paper 17 de agosto de 2016

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1. Comencemos indicando que la terminología "inteligencia

competitiva" no nos gusta en absoluto. Desde un punto
de vista estético por su más que clara pedantería. Sería
más claro, preciso y serio hablar, por ejemplo, de
"información competitiva".

2. Pero más nos preocupan los efectos prácticos negativos

de esta terminología. En la práctica, estos efectos
negativos han contribuido a transmitir la idea de que
detrás de este concepto hay algo extremadamente
complicado, casi misterioso o esotérico. Y ello está
siendo un factor de gran importancia para retraer a
empresarios y directivos a la hora de acercarse a este
ámbito de gestión con una cierta apertura.

3. Olvidémonos de la pedantería del término. Esta crítica al

término "inteligencia competitiva" no significa que se
trate de una moda innecesaria más en la cultura
empresarial o que haya sido artificialmente creada por
consultores o expertos académicos sin una utilidad real.
El desarrollo y extensión de este concepto está muy
directamente relacionado con el auge que durante las
últimas dos décadas han vivido las tecnologías de la
información y la comunicación y, fundamentalmente,
Internet.

4. Como consecuencia de este auge, la información

existente y potencialmente accesible se ha multiplicado
y, como consecuencia de ello, también se han
multiplicado las oportunidades que se derivan de una
gestión activa y eficiente de este potencial.

5. Es necesario tener en cuenta que esta extraordinaria

cantidad de información disponible no es de utilidad sólo
para las empresas sino para todo tipo de personas o
entidades. El que la gestión de esta información se haya
formalizado y estructurado específicamente para las

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empresas como "inteligencia competitiva" o "inteligencia

empresarial" responde a que el mercado de consultoría
de las grandes y medianas empresas es, a estos efectos,
el más dinámico y el que más recursos genera. Pero la
"inteligencia competitiva" es un instrumento esencial
también para pequeñas empresas, autónomos, entidades
públicas, entidades sin ánimo de lucro o incluso personas
físicas. Olvidémonos otra vez de la pedantería del
término. Cuando una persona física busca información
sobre sus opciones profesionales o formativas, sobre
como gestionan su actividad otras personas con intereses
o problemáticas similares, no está haciendo otra cosa
más que gestionar la "inteligencia competitiva". El que
esta "inteligencia competitiva" sea o no "inteligencia
económica" depende de la utilidad que el usuario
pretenda dar a esta información, pero -por supuesto- tan
económica puede ser esta búsqueda y gestión de
información "estratégica" en un autónomo o en un
desempleado como en una gran empresa.

6. Por otro lado, es imprescindible también aclarar que -de

hecho- todos los agentes sociales y económicos realizan,
de una u otra forma, actividades de "inteligencia
competitiva". Sea de forma sistematizada o no, más o
menos racional o más o menos intuitiva, todos los
agentes analizan de alguna forma el entorno o realizan
algún tipo de examen sobre el comportamiento de la
competencia, del mercado, de la evolución del entorno,
etc. Las técnicas de "inteligencia competitiva" son un
instrumento destinado fundamentalmente a sistematizar
la gestión de información de interés relevante para la
empresa y, fundamentalmente, de interés estratégico.

7. En principio, esta actividad de gestión de información

estratégica es una nueva actividad para la empresa o
bien un incremento de la dedicación a una actividad ya

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realizada. Por lo tanto, habitualmente, nos

encontraremos ante un incremento de costes para la
empresa. Aunque, ciertamente, no siempre tiene que ser
así. Es también posible que, a través de la sistematización
del proceso, una empresa consiga una mayor eficiencia
en la captación y gestión de la información sin necesidad
de incrementar costes o incluso reduciéndolos. Por
supuesto, la cuestión clave, como en cualquier actividad
empresarial, es que el gasto destinado a la captación de
información competitiva esté justificado por el valor
añadido generado por el mismo.

8. Como sabemos, las técnicas de "inteligencia competitiva"

se han desarrollado fundamentalmente para las grandes
empresas. Estas empresas tienen siempre una mayor
capacidad para asimilar nuevos procesos y sistematizar
procesos ya existentes. De ahí que EKAI Group esté
centrando sus esfuerzos en otros ámbitos habitualmente
no cubiertos -hasta ahora- por los consultores del
entorno. No referimos, por un lado, a la inteligencia
competitiva para entidades locales y otras entidades
públicas y, por el otro, a inteligencia competitiva para
microempresas y pequeñas y medianas empresas..

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