Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
DOCENTE:
JOHN ANDERSON MURILLO ESCOBAR
anidadas en este corazn que late entre pecho y espalda y que si bien alberga los
ms nobles sentimientos y las proezas ms encomiables, tambin alberga
cualquier cantidad de abominaciones y cosas innombrables, eso por un lado, toda
esa realidad que nos lacera todos los das y por otro lado est la Buena Nueva del
Evangelio, El hijo de Dios que no cesa de ofrecernos redencin y plenitud.
La realidad pide y grita en los rostros humanos sufrientes del dolor y la injusticia,
como lo dijera puebla, es ms no pide, gritan liberacin, claman justicia y
redencin, claman porque su dignidad de hijos no sea pisoteada, y desde muchos
lados se hacen lecturas y se intenta dar explicaciones a del porqu de tanto
sufrimiento y dolor, pero las respuestas humanas y de las ciencias humanas se
quedan cortas en las explicaciones y en las respuestas, mucho ms. Por su lado
el Evangelio ofrece redencin y plenitud, pero lo irnico del ser humano es que se
niega a reconocerse hijo y por tanto a reconocer en el otro un hermano, y
entonces aparece una razn del orden teolgico, la causa de toda esta situacin
no son solamente causas sociales y estructurales, esta realidad tiene una causa
mucho ms profunda, esta causa es la realidad de una condicin humana herida
por el pecado, y por tanto las consecuencias es lo que vemos.
La Iglesia tiene la tarea de continuar anunciando la Buena Nueva de Jesucristo,
hay una buena noticia, la aspiracin de liberacin y emancipacin a la que aspira
el ser humano s tiene una respuesta, para el ser humano y todo lo que le afecta
no todo est perdido, hay esperanza, porque el Amor de Dios, es el amor de un
Padre por sus hijos, que aunque rebeldes nunca se niega a abandonarlos, ni
dejarlos a la deriva; aunque le cerremos las puertas y nos neguemos a
reconocerle como Padre l permanece fiel y la Iglesia es heredera de esta buena
noticia, por tanto no puede nunca dejar de anunciar la posibilidad de un mundo
mejor, desde luego los retos son inmensos y nunca se podr renunciar a esta
misin.
All donde haya un ser humano en condicin de vulnerabilidad, donde su dignidad
est siendo pisoteada, all hay una tarea que cumplir, tender la mano y mostrar el
rostro misericordioso de Dios, es ms, no es mostrar, es convertirse en expresin