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inocentes han sido sacrificados como primicias del martirio del nico santo e
inocente, que es Cristo.
c) En la oracin despus de la comunin se invoca al Seor: "Haznos participes de
la plenitud de la salvacin a los que hemos comido a tu mesa en la fiesta de los
inocentes; ellos carecan del uso de la palabra para confesar a tu Hijo, pero fueron, en
cambio, coronados de gloria en virtud del nacimiento de Cristo". Esta insistencia en el
tema del silencio verbal, sustituido por la sangre, como expresin de la confesin de
fe, nos debe hacer comprender que en este martirio Jess es presentado como el
nuevo Moiss, que ya en los acontecimientos de su infancia cumpli las Escrituras con
eventos parecidos a sus de Moiss en el xodo histrico. En este sentido la evidencia
dada a su martirio inconsciente adquiere el valor de una afirmacin de fe de los
designios de Dios que se realizan en el
mismo derramamiento de la sangre, incluso sin la respuesta elocuente del hombre.
La actualidad de esta fiesta se nos ofrece en el oficio de lectura, donde el obispo de
Cartago (Quodvultdeus), en su clebre sermn, concluye con estas palabras: "joh gran
don de la gracia! De quin son los merecimientos para que as triunfen los nios?
Todava no hablan, y ya confiesan a Cristo. Todava
no pueden entablar batalla valindose de sus propios miembros, y ya consiguen la
palma de la Victoria". Es, pues, la fiesta de la inocencia gratuita lo que hemos de pedir
como don siempre nuevo, ya que tambin nosotros, como los inocentes nios
lactantes, que fueron muertos par un rey inicuo, podemos seguir al mismo cordero
sin mancha y cantar sin cesar: "Gloria a ti, Seor" (Ap 14,4: antfona del Benedictus
de laudes).