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Acusacin
Todava en los aos 1910 a 1915, ir al cine constitua un acto un
poco vergonzoso, casi degradante, a la realizacin del cual solo
se arriesgaba una persona de buena condicin luego de haberse
encontrado pretextos y forjado excusas. Desde entonces, el
espectculo cinematogrfico gan, sin duda, algunos ttulos de
nobleza o de snobismo. Sin embargo, hasta hoy, existen
regiones donde el paso de un cine forneo suscita la inquietud y
la reprobacin entre las personas honorables. Hay incluso
poblados realmente pequeos, cuyos cines, raros y modestos,
siguen siendo lugares de mala fama, donde un notable se
ruborizara de ser visto.
En verdad, en esta mitad del siglo XX, pocas personas,
incluso creyentes, se animan a pronunciar el nombre del
Diablo, en tanto este astuto ha sacado partido de las torpezas
de sus enemigos y de sus fieles, para rodearse de un denso
ridculo, como el de la tinta en la cual es preciso chapotear para
alcanzar una sepia. Pero cuntos moralistas, incluso nocreyentes, sostienen ruidosamente que el cine es una escuela
de embrutecimiento, de vicio y de crimen! Ahora bien, en
trminos cristianos, qu es decir esto si no que las
fantasmagoras de la pantalla estn inspiradas por el demonio
para el envilecimiento del gnero humano?
Qu hay de sorprendente, por otra parte, en el hecho de
que el Diablo pueda ser tenido por el inspirador de la imagen
animada, puesto que muy a menudo ya ha sido vuelto
responsable de otros logros de la ingeniosidad humana?
Diablica, la invencin del lente astronmico, que, presentido
por Roger Bacon, hizo que se lo lanzara por veinte aos al
calabozo; que expuso al viejo Galileo a los rigores del tribunal
eclesistico y de la prisin; que hizo temblar al prudente
Coprnico hasta en su lecho de muerte. Diablica, la invencin
de la imprenta, cuyo uso pernicioso de la autoridad religiosa y
su brazo secular muy pronto y por largos siglos an no
concluidos se apresuraron en controlar. Diablicos, el estudio
del cuerpo humano y la medicina, condenados por San
Ambrosio; la anatoma y la diseccin prohibidos bajo pena de