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ARTISTAS – Volumen 2

Jacqueline Vares es una artista que logra persuadir por la delicadeza y


la sobriedad de sus registros. Su obra sustentada en un trabajo
minucioso amalgama los más diversos materiales en pos de una idea
central, que conjuga con ternura y dominio expresivo. En especial, su
trabajo en pequeña escala da cuenta de un universo intimista y
abstraído, que de a poco se abre al espectador con el encanto de un
regalo o de una entrega emotiva.

Grandes grabadores del pasado fueron al mismo tiempo grandes


moralistas: Brueghel, Rembrandt, Goya, Guadalupe Posada... La
popularidad del medio les concedía ese cambio de orientación para unas
imágenes más sentenciosas que descriptivas. Pedro Peralta continúa
en esa línea de trabajo ejemplarizante que también posee en nuestro
país consumados grabadores (Carlos González, Solari, Leonilda
González). Con un correcto dominio técnico y una idea compositiva bien
trabajada, Peralta da cuenta de sus alegatos y metáforas. El empleo de
refranes viene a reforzar esta función didáctica tan característica del
grabado en madera como los pronunciados contrastes en la estampa.

Como caricaturista Hermenegildo Sábat ha sabido hacer del dibujo


una herramienta de exploración psicológica, trascendiendo la recurrente
exageración fisonómica con fines satíricos y políticos. Poseedor de una
personalidad inquieta y versátil, logra desmarcase de los
encasillamientos de género y estilos para alcanzar una producción de
variado perfil en lo pictórico e incursionar también en otros campos de
las artes como la literatura y la fotografía.

El taller de Clever Lara se mantiene dentro del panorama artístico local


como uno de los escasos magisterios capaces de impartir una educación
técnica y formal consistente. Su producción artística centrada en lo
pictórico como eje de la representación y del análisis interpretativo,
encuentra en el bodegón y otros géneros afines un pretexto para la
reflexión sobre las funciones históricas, filosóficas y sociales del arte: un
refugio para el pensamiento y la acción creativos.

La materia prima del arte de Lacy Duarte son sus experiencias del
campo y de la frontera -económica, política, lingüística, cultural –. Su
trabajo integra a todo un sector de la población rural que está presente
sólo como estadística fatal o electorado latente en los medios masivos
de comunicación, pero cuyo rico legado simbólico es ignorado y hasta
“mal visto” en la ciudad. Tanto la pintura como la obra de corte más
conceptual se “caldea” en ese ambiente campestre, madura en su
formación urbana adulta y es reconquistada con la carga emocional de
una vuelta sensible al territorio primero -y primario- de la infancia.
Artista de novísima y pujante promoción, Martín Vergés posee un
solvente dominio del dibujo que aprovecha para desarrollar complejos
proyectos artísticos. El equilibrio entre el saber tradicional y una visión
del arte contemporáneo jugado a la concreción de ideas removedoras,
conforma una personalidad cáustica, que destella con humor y puntería
crítica. Su trabajo puede verse también como una meditación acerca de
los límites y alcances de la modernidad en sus temas, géneros y estilos
característicos (pintura, dibujo, retrato, vanguardia, entre otros).

Artistas plástico, impulsor de arte correo, artista digital, poeta visual,


performer: Clemente Padín ha desarrollado su quehacer creativo como
una espiral ascendente en torno a sí mismo, vale decir, a la construcción
de un personaje público que encarna las prerrogativas del cuerpo social.
Su labor es por ello esencialmente política (en un sentido no partidario),
lo que no niega la exploración en el lenguaje plástico y la búsqueda
formal. Pionero en nuestro país en los diversos campos que transita, ha
desarrollado también una vertiente teórica como fundamento y razón de
su accionar.

El barroco de las configuraciones sedosas que Margaret Whyte


imprime a sus creaciones en tela la alejan del kitsch y la sumergen en un
aparente caos figurativo. Las colchas, las alfombras “flotantes”, las
formas escultóricas que recuerdan vagamente imágenes de animales
despatarrados, tótems con velos nupciales y árboles mullidos,
constituyen una zambullida lúdica a un nuevo orden personal, anterior a
las marcas y a los caprichos de la moda. Atañen al círculo íntimo de los
seres queridos que se desprenden de sus viejos ropajes. Con ellos la
artista arma el rompecabezas de una nueva idea estética y concilia sus
fantasmas interiores.

Pablo Thiago Rocca


Julio de 2007.

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