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Jos Guahibo, los Maku-Puinave , los Arawak y los Caribe. El proceso de integracién de estos grupos indfgenas del Guaviare ala sociedad nacional ha sido diaerénico y desigual. Este proceso ha dependido del grado de contacto que cada grupo étnico ha tenido en el tiem- pocon las dinémicas culturales, religiosas, econ6mi- cas y/o politicas de Ia sociedad nacional. En el Guaviare encontramos tres tipos de integraciGn indf- gena: permanente, intermitente y significativamente debil EI_ primer tipo de integracién es el de los Tukano Oriental, Podemos decir que el contacto que ha teni- do la familia lingtifstica Tukano Oriental desde los tiempos coloniales ha sido permanente. En la actua- lidad no s6lo han internalizado précticas religiosas, normativas y cotidianas de la sociedad de mercado, sino que estén buscando Ja manera de insertarse en puestos burocraticos departamentales y/o municipa- Jes, Una de las ventajas con respecto a otros grupos indigenas de la regiGn es su grado de educacién. Muchos de los Tukano tienen el bachillerato con- cluido, Esto les permite oftecer su fuerza de trabajo encargos de mediana responsabilidad que tienen que ver con los asuntos indigenas, con la docencia o con empleos en el sector comercial. Para algunos Tukano de Pantre y el Refugio, el dominio del idioma caste- ano por parte de sus hijos representa una conquista yun triunfo. Algunos declaran que el no haber do- minado esta lengua en el pasado significé estar en una posicién desventajosa frente a la sociedad de mercado. La integracién de los Tukano a la sociedad de mer- cado y de consumo es cada vez mas fuerte. Las acti- vidades econémico-productivas orientadas a satisfa- ‘cer sus necesidades son paulatinamente rebasadas por una Iégica econémica que busca ampliar la capaci- dad de consumo, El acumular objetos suntuarios y disponer de dinero atesorado para la participacién como consumistas en el circuito comercial es un atrac- tivo que seduce a buena parte de los indigenas Tukano | y de manera especial a los j6venes. Es necesario tener presente que muchos indfgenas Tukano ubica- dos en el sur-oriente del Guaviare estén vinculados a laproduccién de coca como raspadores (recolectores de hoja de coca) y existen quienes estén en la actua- lidad vendiendo parte de sus tierras a narco-produc- tores. Elotro tipo de integracién lo representan los Guahfbos (Sikuani y Guayabero) y los Arawak (Curripacos) quienes en la actualidad tienen un contacto intermi- tente con la sociedad nacional. Los Guahibos y Curripacos conservan atin importantes rasgos de su. cultura, La lengua y lasrelaciones de parentesco tra- dicionales han sufrido pocos cambios; sin embargo cen lo que se refiere a sus relaciones con la sociedad de mercado, podemos decir que estos indigenas s han integrado al circuito comercial del Guaviare més para satisfacer necesidades creadas por la sociedad occidental que para participar de manera activa en Jas dinémicas del consumo, Las relaciones que tienen los miembros de estas co- munidades indfgenas con los comerciantes son por lo general asimétricas. La timidez con que llegan a ofrecer sus excedentes agricolas 0 de pesca y sus artesanfas es aprovechada porlos comerciantes, quie- nes adquieren dichos productos por precios que no compensan el esfuerzo y trabajo indigena, Es impor- tante sefialar que la economia de Guahibos 0 Curripacos no se encuentra monetarizada. La parti- cipacién en la dindmica mercantil es entendida por 160 el indigena como un trueque (cambiar excedentes agricola, artesanfas o peces. por dinero) que es la principal forma tradicional de intercambio. Para un grupo importante de Guaya-beros y Curripacos la posibilidad de obtener dinero es a través de la venta de su fuerza de trabajo en las plantaciones de coca donde, al igual que los Tukano, se desempeifan como raspadores Como un tercer tipo de integracién ubicamos a los Nukak, quienes en la actualidad se encuentran mu- cho més alejados de 1a zona de colonizacién y por tanto tienen un contacto significativamente débilcon la sociedad nacional. Si bien existe el caso de algu- nos nifios Nukak con patrones de vida occiden- talizados, debido a que viven en las zonas urbanas el departamento con padrastros colonos o comer- ciantes que los han adoptado, la gran mayorfa de los Nukak viven en los interfluvios Guaviare-Inirida e Inirida Papunaua. Leonardo Reina sefiala que a pe- sarde su relativo aislamiento, estos grupos némadas estin amenazados en su integridad fisica, territorial yeultural debido principalmente a la reciente expan- sin de la colonizacién de las selvas orientales. El contacto con los colonos y los misioneros ha hecho quealgunos comiencen a manejar el castellano, a usar prendas de vestir, a consumir comida de los colonos yen conocidos casos a ser victimas de la violencia eercida por algunos colonos contra sus mujeres. La dindmiica del intercambio con la sociedad occidental se da en términos de trueque y quienes la sostienen cde manera cotidiana son los misioneros que se en- cventran radicados en Laguna Pavén TL Segiin Gustavo Polits, las bandas Nukak se encuen- tran en diferentes grados de aculturacién. Algunas, especialmente las noroccidentales, estén semi- sedentarizadas en los alrededores de los pueblos co- Jonos, sus miembros hablan algo de castellano y han comenzado a incorporarse al sistema Iaboral de las fincas que los contratan temporalmente comoraspa- dores. Aitade Gustavo Politis que estas bandas estén perdiendo aceleradamente sus patrones tradiciona- les de movilidad, asentamiento, subsistencia y tec nologia y se estén integrando a una sociedad ajena y diferente, Otras bandas mantienen algunos contac- (os regulares con los colons y con la misiGn de Nue~ vas Tribus pero no han cambiado substancialmente su modo de vida, 161 Cultivo ilcitos y medio ambiente Este heterogéneo y desigual proveso de integracién que hemos presentado para diferenciar a los grupos indigenas de! Guaviare, no nos muestra el camino que recorrern todas las sociedades indfgenas. Exis- ten enel interior de las comunidades indigenas tos culturales y politicos que nos hablan de resisten- cia elaboracién de estrategias de sobrevivencia cul- tural y social. Plantear que las tipologias de contacto elaboradas por Darcy Ribeiro y asumidas en este tra- bajo, indican el proceso inexorable que atraviesan todas las comunidades indfgenas, serfa no s6lo pen- sar la historia de manera unidireccional sino asumir implicitamente que las diferentes sociedades existen- tes en un tertitorio tienen un desarrollo evolutivo des- igual con respecto a un tinico patron de desarrollo. social. $i bien en términos hist6ricos es claro que los, niiveles de contacto han sido diact6nicos, ellono hace referencia a diversas escalas deprogreso social Cada comunidad tiene su propio desarrollo y existen enel registro de la historia un repertorio amplio de formas, de resistencia indigena a los embates de la sociedad de mercado Afrocolombianos La poblacién que denominamos afro- colombiana, para enfatizarla herencia cul- € tural afticana, ha ingresado de manera pro- | oresiva al Guaviare desde comienzos de los a. | aiios ochenta, En la actualidad la comuni- dad afrocolombiana calcula para el Gua- », viare una poblacién negra de cuatrocientas {4 personas. Se trata de inmigrantes de proce- ! dencia urbano-rural que vienen fundamen- talmente del departamento del Chocd y en {menor medida del Cauca y del Valle del “Cauca. Por lo general los inmigrantes afrocolombianos Tle- gan solos a la regién. Hombres y mujeres dejan a “su Choc” o “su tierra” buscando la estabilidad econé- mica que su territorio de procedencia no puede ga- rantizarles. Muchos de estos hombres dejan a su mujer e hijos en el Choc6, en el Cauca o en el Valle del Cauca. La esperanza es regresar a su departa- mento con su situacién econmica mejorada Sin em- bargo, la distancia de su hogar y el encuentro con mujeres afrocolombianas que se han desplazado so- Jas en busca de iguales propésitos créa las condicio- de nuevas parejas y, por tanto, ino de su primer hogar o la cons- titucién, aceptada socialmente, dela poliginia, en don- de una mujer es desposada por via religiosa y Ia otra es desposada en unién libre. Andino-Ianeros ‘Al Guaviare ha ingresado gente de to- das las partes det pais, predominando Jos inmigrantes procedentes de la zona andina. Esta heterogénea masa pobla- ional se desplaz6 a la regién en bis- queda de riqueza fécil 0 de un lugar para insertarse laboralmente. Grupos de ‘campesinos sin tierra, desempleados urbanos, comer- ciantes, prostitutas, estudiantes y hasta indigenas de Otavalo (Ecuador), se dieron cita en el Guaviare para integrarse al narco-cultivo u obtener de manera indi- recta los beneficios de tan lucrativa actividad. Para muchos el Guaviare es el tltimo intento, para otros uno mis, Expulsados por la alta presién sobre la propiedad de la tierra, por la constitucién de gran- des unidades agropecuarias, por la ineapacidad del minifundio de reproducirse, por los procesos de re- estructuraci6n agraria impulsados por el Estado, por Jos conflictos socio-politicos que han azotado a Co- Jombia 0 por los fracasos de colonizaciones ditigi- das por el Estado, los grupos de inmigrantes andinos y laneros que arribaron al Guaviare llegaron carga- dos de un ciimulo de experiencias y expectativas pro- pias de cualquier campesino-agricultor. La actitud de los colonos fue la de replicar en las selvas huimedas del Guaviare las précticas producti- vas aprendidas en sus lugares de origen. La colabo- raci6n que buscaron en los ind¥genas fue eminente- mente coyuntural. La légica inicial era aprender a pescar y cazar para la subsistencia de su familia, y alli a poblacién indigena fue un apoyo importante, pero el propésito iiltimo era la conversién del bos que en pasturas. El comportamiento frente al medio ambiente, mas que responder al deseo de conocer y adaptarse a las exigencias de una naturaleza hasta entonces desconocida, estuvo marcado por la idea de adaplar el bosque htimedo tropical a los patrones econdmicos y productivos andinos o Ilaneros. Mien- tras que el colono procedente de la zona andina que- ria estructurar en el Guaviare una finca con frutales, pan coger y ganado, al Hanero lo animaba la idea de 162 ver a lo largo y ancho de su mirada grandes hatos ganaderos que de nuevo lo vincularan con la Vaque- ria, su dialecto y su misica. No obstante, pese alos anhelos que im- pulsaban a los colonos andinos y su trabajo, las condiciones reales de la zona se ofrecfan como verdaderos obs- ‘dculos para la integracién favorable de nacional. La carencia de titulos, fa au- sencia de vias de comunicacién en buen estado que los vinculara con los centros de consumo del interior del pais, el deficitario estado de las vias inter- municipales, el elevado costo del transporte, la gran distancia y lentitud del transporte fluvial, y la ausen- cia de instalaciones para el acopio y almacenamiento apropiado de los productos, entre otros, fueron as- pectos que determinaron, por una parte, la pérdida del entusiasmo de muchos campesinos-agricultores (que vefan una vez mds frustrados sus propésitos de hacerfincay quedarse en la regi6n) y, por otra parte, a finales de los setenta y comienzos de los ochenta, Ia adopeién de cultivos ilicitos como la marihuana y la coca (Erythroxylon coca) respectivamente. A la frustracidn y el desconcierto de los colonos andinos y llaneros se unié la coca, una economfa de reta- guardia que contribuy6 de manera significativa a crear los niveles de desarraigo y falta de identidad que hoy caracterizan a la regién. Impacto de la coca en los grupos poblacionales del Guaviare La cocalizacién del agro permes de manera sensible a todos los grupos poblacionales del Guaviare. Para Jos indfgenas Tukano residentes en el Guaviare, que habfan abandonado el cultivo y consumo de estimu- antes alucinégenos desde la época de los misione- ros monfortianos, la coca reaparecié en sus vidas ya ‘no como una planta ligada al mito de la creacién sino como una mercancfa. Aunque estaba revestida de un ‘manto de clandestinidad y criminalidad, proporcio- naba ventajas comparativas que ningtin otro cultivo tradicional tenfa. Segtin Margarita Chavez, los Tukano se vincularon a la produccién de coca a tra- vés de su cultivo y procesamiento, y como raspado- res en los cultivos de los colonos vecinos. Lanarco-produccién gest6 en el interior de la comu- nidad Tukano Oriental cierta diferenciacién social debido a que no todos los indfgenas se vincularon a ella. Por una parte, quienes continuaron trabajando el agro con productos tradicionales enfrentaron im- portantes crisis econémicas. Su capacidad de consu- mo se redujo de manera sensible a rafz de la elev: Cin de precios en productos de primera necesidad e insumos agricolas. Para subsanar este problema mu- chos indigenas, incluyendo aquellos que viven en los niicleos urbanos dela regién, vendieron su fuerza de trabajo como albaiiles en las obras de construccién. Por otra parte, los indigenas que se estabilizaron eco- némicamente con lacoca pudieron satisfacer el con- sumo de articulos suntuarios, vestidos y alimentos. Margarita Chavez plantea que la reinversién de las ganancias en bienes perdurables fue minima, Esta se redujo principalmente a la instalacién de pequeiias tiendas donde se venden bebidas gaseosas, licor y cigarrillos, y al mejoramiento de algunas de sus v viendas. Contrario a 1o que ocurrié con muchas familias colonas, 1osindigenas no dirigieron todos sus esfuer~ 70s de produccién hacia la coca. Margarita Chavez, nota que la extensidn dedicada al cultivo de la coca nunca excedié a més de una hectirea. Hasta fechas recientes las chagras indigenas han mantenido una producciGn agricola legal para el autoconsumo y la comercializaciGn . Este hecho favorecis a los indige- nas en las épocas de cafda de los precios de la coca. Sin embargo, la tendencia a arrendar o vender sus territorios a colonos cocaleros, identificada por Mar- garita Chavez en la Fuga, se ha acelerado en los il ‘mos afios en otras zonas del departamento. En el mu- nicipio de Miraflores y en la inspeccién de policfa Lagos del Dorado es quiza donde la transaccién co- mercial de territorios indigenas encuentra en Ia ac- tualidad su punto més ertico. Con la coca, entonces, no sélo se ha agudizado en Jos Tukano Oriental su proceso de internalizacién de précticas productivas y de consumo propias de la so- ciedad occidental, sino que ademés, de ma- nera preocupante, empiezan a ceder en uno deus principales problemas: la pérdida del territorio. Este ya no es asumido por algu- nos indfgenas Tukano como el espacio integrador del hombre y la naturaleza. De 163 Caltvas ilicitos y medio ambiente Jos procesos de mercantilizaci6n del territorio se in- fiere que la visién cosmogénica que sobre éste se tenia (0 se tiene) se esta desdibujando, La acepeién campesina-colona de la tierra como espacio para la valorizacién econémico-mercantil empieza a ser par- tedel imaginario de algunos indfgenas Tukano Orien- tal. Para el complejo lingifstico Guahfbo la coca ha es- tado ligada a factores de violencia, No sélo se trataba de una planta desconocida por ellos, sino que desde el momento en que se vincularon al narco-cultivoen calidad de raspadores empezaron a ser victimas de Ja explotaci6n y subvaloracién de su trabajo. Por tuna parte fueron testigos en reiteradas ocasiones del violento ajuste de cuentas entre colonos, y por otra, el desconocimiento en tomo a este negocio y el te- mor con que se acercan a establecer relaciones de intercambio mercantil fue aprovechado por los co- onos, quienes les pagaban a los raspadores indige- nas jomales mds bajos que los que se les pagaba a los blancos y los utilizaban como cargadores de insumos paraeel procesamiento de pasta bésica de cocaina (ce- mento y gasolina) sin recibir a cambio remuneracién. Estas relaciones asimétricas se establecieron también cuando los Guayaberos aprendieron a procesar la pasta bésica de cocaina. Margarita Chavez anota que el reducido tamaiio de sus chagras de coca y los ba- {jos niveles monetarios que manejaban los poblado- res del Barrancén hizo que la produccién fuera muy reducida y que muchas veces el tiempo de raspa se postergara dos o mais meses hasta cuando les fuera posible reunir el dinero para comprar los insumos necesarios para su procesamiento, Aunque en la ac- tualidad atin se encuentran indigenas Guahibos vin- culados al narco-cultivo como raspadores, la expe- riencia con la economfa coquera ha sido poco es mulante, Siempre hacen referencia a la coca como una planta que engendra enemistades y genera con- flictos. En a actualidad los complejos lingitsticos Tukano Oriental, Guahfbo y Arawak conservan, en unas co- ‘munidades més, en otras menos, algunos ras- gos culturales que los identifican y existe atin el sentimiento de identidad que los vincula a sus comunidades y los diferencia de la so- ciedad occidental. En sus costumbres © 'j alimentarias conservan ain la fariia, el ca- sabe, la quiftapira 0 ajicero y el pescado moquiado. Calman su sed conchivé, chichay mingado, y bailan con diferentes coreografias, sonido y miisica los rit- ‘mos tradicionales como el carrizo, el cachipichipi, a danza del venado y la de los bastones. Sin embat- g0, laexistencia de estos rasgos y elementos cultura- les no garantizan la estabilidad cultural de los indf- genas del Guaviare. Si bien desde tiempo atras, como se mostré anteriormente, la sociedad occidental ha desestructurado mitos, tradiciones y costumbres, con a economifa‘de la coca se agudiza la problemstica cultural indigena, Margarita Chavez es concluyente al afirmar que la economia de la coca para los indf- genas est contribuyendo a romper sus précticaseco- n6micas tradicionales al acentuar la dependencia del mercado y a resquebrajar avin més sus pautas tradi- cionales de organizacién social. Lacoca igualmente ha impactado de manera signifi- cativa a muchas de las familias que habfan legado a la regi6n con el propésito de consolidar economfas campesinas articuladas de manera efectiva a las di- némicas econémicas regionales y nacionales. Estas familias suftieron notables alteraciones en el interior de su estructura, Mientras que la mujer se dedicé a elaborar los alimentos para los miembros de su fami- lia y los jornaleros se vincularon al cultivo de coca y al procesamiento de pasta basica de cocafna, los hi- {jos se imtegraron en calidad de asalariados a las labo- res del campo una vez estuvieron en edad de traba- jar, bien sea en la unidad agropecuaria de su familia © en las de sus vecinos cercanos. Los nifios se dedi- -aron a recoger las hojas de coca que los raspadores dejaban regadas en la chagra. De esta manera las nuevas generaciones de campesinos empezaron a internalizar nuevos referentes simbdlicos y normati- vos altamente asociados a la economfa de mercado. Es importante resaltar que en la nueva dindmica fa- miliar que result6 de la monetarizacién de las econo- mfas campesinas, la mujer fue el tinico miembro de la familia que no ingres6 a las nuevas relaciones sa- lariales. Si bien las actividades domésticas de la mu- jercrecieron como consecuencia del incremento del miimero de comensales, ello no significé que empe- zard a devengar dinero. El jefe de la familia (por lo general el hombre) establecia el contrato oral con Jos jomaleros y continué encargado de la economfa del hogar. El dinero, los adomos de oro y los vesti- dos que recibfa la mujer de parte del jefe del hogar eran asumidos como algo propio de laesfera afectiva y de las responsabilidades conyugales. Las relacio- neshombre-mujer no se modificaron y siguieron pre- dominando las tradicionales relaciones de domina- ci6n y desigualdad. Con la incorporacién de cultivos ilicitos al agro guaviarense, las familias campesinas que se encon- traban més retiradas de las redes de transporte y fisi- camente distantes de los centros de mercado empe- zaron a obtener altas tasas de rentabilidad. Este fend- ‘meno, que contradice las teorfas convencionales de la geografia econdmica, ha sido caracterfstico en las zonas cocaleras. Eduardo Bedoya, quien analiza el fenémeno de expansién de la cocaen el Alto Huallaga (Pent), sefala que con la coca los més ricos eran quie- nes estaban més retirados de las carreteras y los mas pobres eran los que permanecfan dentro de una agri- cultura comercial legal o una agricultura de subsis- | tencia, | Bl exceso de liquidez originado por el narco-cultivo yladependencia del mercado extemo parael aprov sionamiento de alimentos que surgié como conse- cuencia de la reasignaci6n de los factores de produc- cién campesinos (tierra, tecnologia, fuerza de traba- jo familiar y produccién agricola) hacia la coca ge~ neraron una significativa inflacién en productos de ptimera necesidad, licores, articulos suntuarios € insumos agricolas. El tradicional reclutamiento de fuerza de trabajo familiar 0 por reciprocidad, propio de las economias campesinas, fue répidamente ab- sorbido por una economia en donde la mano de obra pas6 a ser bésicamente asalariada. Los cultivos ilfcitos yylos altos ingresos devengados en esta actividad, ade- ‘més, estimularon a los jornaleros a exigir altos sala- rios por su trabajo, El proceso de mercantilizacién de la mano de obra, al tiempo que deteriors los niveles de solidaridad entre. los campesinos y desestructuré las relaciones de pa- rentesco y compadrazgo que habfan surgido en el desarrollo de los primeros asentamientos, se consti- tuy6 en un serio obstéculo para los procesos organizativos que los campesinos estaban impulsan- do, ya sea en el Ambito veredal o municipal. En la medida en que el cultivo de coca permitia a cada fa- milia campesina resolver sus necesidades de repro- duccién social y biol6gica de manera exitosa, los pro=. blemas colectivos referidos a la carencia de vias de 164 Cults ilcitos y medio ambiente comunicacién, crédito, asistencia técnica, servicios | de agua y luz, entre otros, pasaron a un segundo pla- | no dentro del rango de necesidades a solucionar. Para ejemplificar lo anotado, cabe destacar que la coca, concretamente la pasta basica de cocaina, al ser un producto liviano que no requiere transporte pesado ‘ni pago de fletes, trajo como consecuencia que la au- sencia de vias de comunicacién pasara a ser un pro~ blema menor. Sencillamente a lomo de mula, a pie 0 en canoa con motor fuera de borda, el campesino se desplaza al sitio donde la transaccién comercial tie- ne lugar, cultivo de coca muchos hombres de la regién aban- donaron el machete y sus actividades agropecuarias tradicionales para dedicarse a raspar hoja (recolectar hoja de coca) y procesar la pasta basica de cocaina. Sibien muchos conservaron algunas hectéreas en pro- ductos de subsistencia (fundamentalmente en los mu- nicipios de San José y el Retorno), hubo quienes | funcionalizaron todos sus factores de produccién ha- cia la coca. Los colonos que, atrapados por el deseo de enriquecerse de manera répida, reasignaron todos sus factores de pro- duccién hacia la coca fueron los mas golpeados por la crisis de la produc- cin coquera que vivi6 el departamen- to durante el afio de 1983 y mitad de 1984. Eduardo Acosta sefiala que para 6ste perfodo decrecié la siembra, la co- secha y el procesamiento de la coca. Muchos colonos emigraron dela zona, el comercio se retiré y muchas fincas fueron abandonadas. Quienes logra- ron sobrevivir fueron aquellos que, sembrando coca 0 no, mantuvieron sus productos agricolas legales de autoconsumo y comercializacién, Algunos campesinos de la zona sefialan que con el | La l6gica econémica campesina de producir para consumir ha funcionado en el Guaviare con fuerza durante la economia coquera. Aunque | existen casos en que la rentabilidad obtenida con los cultivos ilicitos se constituy6 en la fuente del bien¢ tir para muchas familias campesinas que invirtieron sus ganancias en ganaderfa y en la compra de nuevas tierras rurales y urbanas, fundamentalmente en los municipios de San José y el Retomo, un significat vo ntimero de colonos orienté los flujos de dinero a | 165 laampliacién de la capacidad de consumo. Estos fuer- tes flujos de dinero, lejos de constituirse en capital, funcionaron y siguen funcionando predominantemen- te como dinero atesorado, que se consume los fines de semana, preferentemente en bares y prostibulos al calor de la misica de Dario Gémez, Luis A. Posada © el Charrito Negro, sus cantantes predilectos, Este dinero atesorado es invertido ademas en prendas de ‘of0 y articulos suntuarios que sirven al campesino para adquirircierto prestigio social. Con sus prendas de oro y su obsesivo constmismo dan a conocer a sus coterréneos la fuente econémica de su efimero éxito. En la actualidad es posible encontrar jomnaleros 0 al- bafilles que cuentan a sus improvisados visitantes su reciente pasado de abundancia y despilfarro. En al- gunas ocasiones, estos testimonios vienen cargados de protagonismo, en otras de profunda nostalgia. No obstante, las épocas en que el dinero era despilfarra- do en escenas sociales que involucraban mtisica de carrilera, whisky, prostitutas y armas de fuego son hoy recordadas con excitacién. Que todo tiempo pa- sado fue mejor es una frase de marras que se usa para indicar la satisfacci6n con aquellas épocas, sin em- bargo de lo que nos habla es de la pérdida, en mu- chas familias campesinas, de los objetivos que los trajo al Guaviare. Tal vez habrfa que decir con Er- nesto Sabato que no todo tiempo pasado fue mejor; Jo que no existe es memoria colectiva, Observaciones finales Las comunidades que ancestralmente han compren- dido al Guaviare como parte de su tertitorio, bien sea porque han habitado allf 0 porque han tenido con él relaciones intensas de intercambios comerciales 0 simbélicos, son las que han sentido de manera mas significativael avance colonizador. Con la presencia inicial de misioneros, de caucheros y més tarde de poblacién colona empezaron un proceso de seden- tarizacién y de fragmentacién de su territorio, Fer- nando Santos, al referirse al impacto del proceso co- lonizador en las etnias indigenas de la alta Amazonia, nota que el despojo territorial acelerado durante el presente siglo ha significado una ruptura de la conti- nuidad social y geogréfica de las sociedades amazénicas y la configuracién de un patrén de asentamiento caracterizado por la existencia de pe- quefias comunidades nativas totalmente rodeadas de propiedades colonas. En Ia actualidad Jas comunidades indfgenas del Guaviare se encuentran aisladas unas de otras. Las familia lingifstica Tukano Oriental tiene seis grupos €tnicos dispersos en diecisiete (17) comunidades. La comunicacién de los Tukano de Pantre con los ‘Tukano residentes en Araré o Bacatf, por ejemplo, es precaria por no decir nula. Para encontrarse tienen que atravesar muchos kilmetros de tierras ya colo- nizadas. Igual ocurre para los Guayaberos. Entre Barrancén y Barranco Ceiba existe un importante tra- ‘mo fluvial y terrestre rodeado de poblacién colona, Con el tiempo los espacios politicos de comunica- cidn social eideol6gica, de circulacién de bienes, de personas y de valores que vinculaban a los grupos indfgenas han quedado desestructurados. El disefio de nuevas vias de comunicacién y el fortalecimiento de nicleos urbanos como San José, Mapiripén o Puer- to Alvita por el rfo Guaviare, y de Calamar y Miraflores por los rfos Unilla, Utilla y Vaupés que monopolizan las actividades comerciales de esas subregiones, han contribuido a que el mencionado espacio de comunicacién interétnica se haya desdibujado y que las comunidades nativas sean, a la luz de a sociedad guaviarense, pequeitas aldeas autosubsistentes, con precatios lazos de comunica- cidn entre ellas y con una débil articulacién econé- mica, politica y cultural con la regién. Quienes recientemente empiezan a vivir una fragmentaci6n de su territorio como consecuencia del avance de la colonizacién son las bandas Nukak. Su teritorio es progresivamente cercado por la coloni- zacién. Esta ha continuado su proceso de presién sobre el territorio Nukak, esta vez dinamizado por una parte, desde Tomachipan de donde emigra po- blacién colona para asentarse de manera lineal y avin dispersa siguiendo el curso del rfo Iniida y, por otra parte, desde la poblaci6n del rio Guaviare que de manera significativa empieza a presionar sobre la divisoria de aguas en el noroccidente del departa- ‘mento. Con la pérdida progresiva del territorio y la paulatina sedentarizacién que estén viviendo las ban- das Nukak se avecina una nueva desaparicién de una cultura del bosque hiimedo tropical. Su autonomia, | _ saber milenario y su sorprendente manejo de las éreas interfluviales amazSnicas, caracterizadas porser las, ‘mAs pobres en calidad de suelos y densidad de recur- sos animales, corren un grave peligro. La sociedad occidental atin no ha querido escuchar ni valorar el, conocimiento de tas sociedades amazénicas. La 16- gica del capital y del mercado predomina y sigue ex- pulsando gentes hacia el bosque htimedo tropical. La poblacién afrocolombiana o andino-llanera que ha Ilegado al Guaviare ha querido en este espacio reproducir, ademas de sus préeticas econémicas y tecno-productivas, las culturales. Los niicleos urba- | nos y veredales del Guaviare son adomnados con plan- tas fordneas; los fantasmas y leyendas cuando no son trafdos son acomodadosa la versién paisa, santan- dereana, boyacense 0 llanera, y los juegos como el trompo, la coca, el tejo, el naipe, el ajedrez y las bo- las de cristal tienen ya en el Guaviare su época y sus aficionados. El esfuerzo de reproducir en el Guaviare sus précticas culturales no es una postura que acom- pafia a los inmigrantes s6lo en el momento de su arri- bo. Los pobladores del Guaviare miran permanente- ‘mente hacia sus lugares de procedencia, No son mu- cchas las personas que han asumido la decisién de “echar rafces” en este espacio, Pocos son los que mi- ran al Guaviare dentro del contexto amaz6nico, Para muchos el Guaviare no es més que la ampliacién de Jallanura. Esta idea es apoyada e impulsada desde la radio y las entidades encargadas de promover los es- pectéculos. El Joropo y el coleo son eventos que tie- nen lugar con cierta frecuencia. La ausencia de otras 166, Cultivo ilcitos y medio ambiente manifestaciones folclricas favorece el predominio de Ta mtisica, la poesia y la vaquerfa llanera en el Guaviare, Sélo en las cantinas la méisica de carrille- ray guascale hace contrapeso a la miisica del llano. Hastaen el escudo del Guaviare se puede apreciar el predominio de la mirada Ilanera y la subvaloracién del bosque hiimedo tropical. En él aparece un solita- rio indigenacon cerbatana, inmerso en una gran Ila- nnura que tiene por horizonte un sol, una hacha y un machete. El acervo cultural indigena, lejos de ser escuchado, es fuertemente golpeado por la sociedad de mercado y por la presién colonizadora. Las tradiciones cultu- rales de los colonos se reproducen lébilmente en sus familias y veredas. El Guaviare, pensado como un espacio social en construccién, es un collage de re- ferentes simbélicos y normativos que atin no encuen- tra su propia identidad, su propia imagen. ‘Poco a poco, ante la ausencia de verdaderas alternativas eco- n6micas integrales, la base econdmica regional, la coca, absorbe a los distintos grupos poblacionales y determina un comportamiento lesivo para el medio ambiente. Asimismo, la presencia de organismos paramilitares y del Ejército Nacional se ha constitui- do en un obstéculo serio para la consolidacién de movimientos sociales. Los intentos organizativos de diferentes sectores de la poblacién del Guaviare son vistos por estos grupos armados como estrategias camufladas del movimiento insurgente que hace pre- sencia en la regién, Si construir una regién significa, en términos de Sergio Boisier, potenciar su capacidad de auto orga- nizacién transformando una comunidad inanimada, segmentada por intereses sectoriales, poco perceptiva de su identificacién territorial y en definitiva p en otra organizada, cohesionada, consciente de la identidad sociedad-regiGn, capaz de movilizarse tras proyectos politicos colectivos, es decir, apaz de trans- formarse en sujeto de su propio desarrollo, entonces el Guaviare tiene atin un importante tramo que cami- nar, Si realmente se quiere dar soluci6n a los proble- mas de la droga y con ello a (oda la sociedad ‘guaviarense, no se puede seguir implementando pro- yyectos aislados que beneficien a unos sectores y ol- viden a otros. Ademds del respeto a las culturas indi ‘genas, de la consolidacién de organizaciones socia- les democriticas y participativas y del conocimiento del medio ambiente, se requiere implementar en la regidn un verdadero desarrollo regional, entendien- do éste como un proceso socio-econémico, politico y cultural y no como un conjunto de politicas, pro- fgramas y proyectos; estos son los medios para im- pulsar y orientar dicho proceso. siva, BIBLIOGRAFIA Acosta, Lats E. Guaviare: puente de la Amazonia. Bogolé: COA, 1993. ‘Andrade, etal. Amacontacolombiana: diversidad y conflict, Bogots: COLCIENCIAS, ‘CONIA, CEGA, 1992, Bedoya, Eduardo, Social and Economic Causes af Coca Expansion inthe Upper ‘Huallaga Region. Ponencia presentada en el Seminario sobre drogas en el Institute of Latin American and Iberian Studies, Culumbia Univesity, 27-28 Feb, 1953, Boiscr, Sersio.Palinipsesta de las vegiones como espacio’ socialmente constituids En: Documentos ESAP/ No.4? Bogots, 1994. CEP. 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Henry Eduardo Tunubala Gobemador del Cabildo de Guambia, Introducci6r La explotacién masiva de cultivos ilfcitos en Colombia se originé de miil- tiples y complejos factores, entre los que se destacan los programas de erra- dicacién de marihuana en México a fi- nes de los sesenta, Los cultivos para la exportacién a los Estados Unidos se trasladaron, entonces, a la Sierra Neva- da de Santa Marta y a la Serranfa de Perija en Colombia, La enradicacion de <= estos cultivos de marihuana en la Sierra Nevada de Santa Marta, a mediados de los setenta, ocasion6 la proliferaci6n y diseminacién, alo largo y ancho de la geografia colombiana, de los cultivos amapola y marihuana, licitos de coca, El problema, treinta afios después, lejos de resolver- se, contintia siendo el primer factor de penetracién sobre la frontera agricola y de degradacién de los ecosistemas de bosque hiimedo tropical en la Amazonia y el Pacifico, y de numerosos bosques de niebla y otros ecosistemas de montaifa en Ta zona andina de Colombia. No obstante, el conflicto am- biental se reproduce con los efectos que genera el conflicto social. Campesinos bloqueados en su pro- duceién, por la ausencia de mercados, originada por la cafda de los precios internacionales en las econo- fas industrializadas, se ven obligados acultivar coca, amapola 0 marihuanaa cambio de una garantfa eco- némica y una organizaciGn social impuesta por los traficantes. El anterior fendmeno se inserta de mane- ra dramética en el centro de otro conflicto de singu- lares proporciones: el fenémeno guerrillero, la gue- sa contra las Fuerzas Armadas y su consubstancial 169 paramilitarismo. Adicionalmente, la colonizacién progresiva, que conlleva la ampliacién de la frontera agricola, agrega nuevas formas de convivencia so- cial y politica, genera manifestaciones diversas de delincuencia comiin y, en consecuencia, generaliza el conflicto que va creciendo‘a medida que se suman ‘otros grupos con intereses contradictorios en un marco de carencia institucional, de ausencia de un Estado encargado de la solucién oficial de los conflictos y garante de la ley, el orden, la vida y la calidad de vida de Jos habitantes. En las siguientes lineas se esbozaré la caracteriza- cién del conflicto inducido por la erradicacion de cultivos ilfcitos, a través de la aplicacién aérea de agroquimicos; se analizaré la posicién de sus acto- res, y se planteard un mecanismo para el insuficiente programa Plante del Gobierno Samper. Los origenes del conflicto: A finales de la década del setenta, cuando la marihuana mexicana abastecfa una parte sustancial del mercado estadounidense, gran parte de su cose- cha fue erradicada por medio de un programa de erradicacién conjunto entre Estados Unidos y Méxi- co, usando el herbicida paraquat. Este programa de cre6 una escasez de oferta y un cambio en la deman- da de marihuana mexicana, puesto que a los consu- midores norteamericanos les preocupaba que estu- viera contaminada. Hernando Ruiz. Herndndez en- contré evidencia de que los traficantes estadouniden- ses fueron a la Sierra Nevada de Santa Marta y a la Serranfa de Perijé y les suministraron a los campesi- nos semillas, financiacién y ayuda técnica para co- menzar la produccién de marihuana. Esta zona pro- dujo la mayor parte de la marihuana exportada alos, Estados Unidos, Enalgtin momento, la marihuana de aquella regién, conocida como Santa Marta Gold, adquirié gran re- utacién en el mercado de los Estados Unidos y muy rapidamente los campesinos reemplazaron a los es- tadounidenses organizando la produccién y convir- tiéndose en exportadores de marihuana, No obstan- te, estos titimos retuvieron el control de la comercializacién en su pats. Los colombianos pro- ducfan y exportaban el producto y los estadouniden- ses lo importaban y lo comercializaban en los Esta- dos Unidos. Para finales de la década del setenta, el cultivo de marihuana se haba extendido més alld de Ja regién de la Sierra Nevada. Hernando Ruiz. Feméndez calcula que alrededor del 40% de la cose- cha era producida en otras regiones, principalmente en éreas de colonizacién reciente de los llanos orien- tales. Cuando Julio Cesar Turbay se posesion6 como pre- sidente en 1978, se encontré con la presién de los, Estados Unidos para enfrentar severamente la indus- tria de la marihuana, Después de estudiar varias al- ternativas y de enfrentar al presidente Carter, quien presion6 al gobiemo colombiano para que furmigara con paraquat, comenz6 una campafia de erradicacién ‘manual con militares que evit6 el uso de defoliantes, yherbicidas. La campaiia y el auge de la variedad sin semilla en Estados Unidos motivaron la erradicacién parcial de las plantaciones de marihuana. Los Esta- dos Unidos obligaron al gobierno de Turbay a fumi- gar Ia regiGn de cultivo de marihuana con los defoliantes utilizados con éxito en México, especial- ‘mente el paraquat Sin embargo, esta politica gener gran oposicién de- bido asus efectos ecoldgicos negativos. Turbay nom- br una comisién cientifica para evaluar los efectos de los defoliantes, estudio que produjo un resultado negativo, aumenté los costos politicos y ecol6gicos, y propici6 la alternativa militar. A finales de 1978, la operacién fulminanteinvolucré amés de 10.000 sol- dados en la erradicaci6n de marihuana en la Guajira y la Sierra Nevada de Santa Marta. Esta operacién duré muy poco tiempo porque el ejército la apoy6 a regafiadientes, pues ésta hacfa uso de recursos desti- nados a actividades antiguerrilleras y, por Jo tanto, los peligros de corrupcién y la reacciGn negativa de los campesinos contra el ejército podfan aumentar. Aunque inefectiva y costosa, la politica antidrogas mas importante de la administracién Turbay fue el tratado de extradicién de narcotraficantes colombia- nos firmado con los Estados Unidos. En 1983 y comienzos de 1984, Colombia fue testigo de una confrontacin entre traficantes de cocaina, en- cabezados por Pablo Escobar, y el ministro de just 170 cia Rodrigo Lara Bonilla, que terminé con la expul- siGn del capo antioqueiio del Congreso y el asesinato del ministro huilense el 30 de abril de 1984. Este hecho convencié al presidente Belisario Betancur de la necesidad de combatir més directamente la indu tria del narcotréfico. Betancur adopté varias medi- das, de las cuales se destacé la fumigaciGn aérea con herbicidas sobre las plantaciones de marihuana en la Sierra Nevada. Esta accién generé una fuerte reac- cidn de los grupos indfgenas, habitantes de la Sierra Nevada desde tiempos inmemoriales y que no culti- van marihuana, y del establecimiento politico de la region La fumigacién simplemente indujo aque la industria cambiara de localizacién, trasladéndose principal- mente a las regiones del Cauca, Orinoquia y Amazonia donde el rendimiendo por hectérea resul- 16 tres veces més alto que en la Sierra Nevada. Re~ cientes informes del Departamento de Estado de los Estados Unidos indican que en 1987 se destruyeron 8,000 hectéreas de un total de 13.085 plantadas. Los comerciantes de marihuana no abandonaron el ne- gocio y en 1988 plantaron un total de 9.200 hecté- reas, de las cuales se erradicaron 5.012. Sélo hasta 1989 el drea cultivada disminuy6 sustancialmente, a 2.400 hectéreas. Aunque el érea cultivada de marihuana disminuy6, no sucedié lo mismo con la coca, la cual, de acuerdo con informacién del Depar- tamento de Estado, ha permanecido estable; ademés, hay evidencia clara y ereciente de que en afios re- cientes el cultivo de amapola, la cosecha ilegal més rentable, ha ido aumentando en Colombia, donde en 1991 se erradicaron manualmente 1.156 hectéreas. Por esto la efectividad de las campaiias de erra- dicacién con agroguimicos sigue siendo dudosa. Caracterizacion de la industria La industria de la cocaina en Colombia data de mediados de Ja década del setenta, cuando algunos pequefios traficantes colombianos sacaron del nego- cio a los industriales arte- sanales chilenos, quienes se = ; mudaron al norte por la presion de Pinochet. Estos fueron pronto remplazados por un grupo de contrabandistas jévenes, mas ambicio- ‘sos y osados. El desarrollo de la industria de la cocaf- ‘na en Colombia siguié una ruta muy diferente de la Cultvosilctos y medio ombiente experiencia con la marihuana, debido a las distintas caracteristicas del proceso de produccién. El nego- cio empezé6 como una empresa manufacturera y de ‘mercadeo que importaba la pasta de Bolivia y Perd, yy algunos precursores quimicos de los Estados Uni- dos y Europa. Este desarrollo estimuls el estableci- miento de cultivos de hoja de coca en el pais. Duran- te los ochenta, la industria se inerement6 sustan- cialmente y Colombia siguié siendo el centro de pro- cesamiento més importante para la pasta de coca boliviana y peruana, “Con base en informacién de la Oficina general de cuentas de los Estados Unidos y dela NNICC, Eduar- do Sarmiento calcula que para 1980 Colombia pro- ducfa el 3,7% de la cosecha de hoja de coca a nivel mundial, cifta que aument6 al 11% en 1987. El cal- culo mas reciente del Departamento de Estado de los, Estados Unidos (1991) estima que el rea dedicada al cultivo de coca en Colombia era de 40,100 hect4- reas en 1990, es decir 18,8% del fea cultivadaen los, pafses andinos, produciendo alrededor del 13,7% del volumen de hoja de coca”. Jorge Child y Mario Arango argumentan que la in- dustria de la cocafna se desarrollé en Colombia como resultado de un conjunto de factores que indujeron a empresarios antioquefios a involucrarse en el nego- cio de la cocafna: el aumento del desempleo en ‘Medellin, causado por la declinacién de la industria textil; la tradici6n de contrabando en Antioquia; los valores antioquefios que median el valor social de un individuo por su riqueza; y la presién de los norte- americanos por desarrollar un centro de produccién por fuera de sus fronteras nacionales. Richard B. Craig cita, por ejemplo, a un agente de la DEA entrevistado por él: “He trabajado en narcéti- ‘cos en muchos pafses, pero nunca he visto nadacomo el traficante colombiano. £1 es en verdad un vil bas- tardo”, Recordemos que los narcotraficantes colom- bianos no tienen problema en ejecutar a sus victimas con motosierras. La mayor parte de la cosecha colombiana de coca proviene de reas de colonizacién reciente en los Ila- nos orientales y en la cuenca de Putumayo, Guaviare y del Caguén. Al igual que la maribuana, la mayorfa de la coca es producida por pequefios colonos que utilizan el trabajo familiar. Los pequefios campesi- 171 nos se han organizado para mejorar su capacidad de negociacién con los compradores de la hoja de coca. EI Guaviare y el Caguén han atrafdo muchos inmigrantes en los dltimos 40 afios. Los primeros inmigrantes fueron campesinos desplazados por la ‘violencia de la década de los 40 hasta comienzos de Jos 60. Algunos estuvieron asociados a los grupos. violentos neutralizados 0 desmovilizados, mientras que otros eran simples campesinos que escapaban de la violencia en sus regiones de origen. Las regio- nes de colonizacién reciente no tenfan una infraes- tructura de transporte, Por lo tanto, no ha habido una forma econémicamente viable de sacar el producto al mercado por los altos costo. De hecho, los colonos Hegaron alli debido alla fuerza de los factores de expulsidn en sus regiones de ori- gen.y no por factores de arrastre de las dreas de colo- nizacién, Antes de la bonanza de los cultivos ilega- les, estas regiones tenfan una economia de auto- suficiencia que mantenta a los campesinos en un ni- vel desubsistencia, Esta estructura productiva loshizo muy vulnerables a las malas cosechas, Alfredo Molano y Jaime Jaramillo encontraron que cada vez que habfa una mala cosecha los campesi- nos tendian a vender parcelas, cuando tenfan titulo, 0 sus derechos sobre las mejoras y se mudaban selva dentro para colonizar nuevas éreas. Con el tiempo, este proceso ocasion6 un aumento en el grado de con- centracién de la propiedad de la tierra, lo que la ma- yoria de los colonos y sus organizaciones comunita- rias querfan impedir, puesto que muchos de ellos pro- venfan de regiones latifundistas donde no habfan te- nido acceso a la propiedad de la tierra. En estas cit- cunstancias, los cultivos de drogas ilegales les ofte- fan a los campesinos una oportunidad tinica de au- mentar su nivel de vida y retener su derecho a la tie- a, La coca empez6 a cultivarse en Caqueté, Guaviare y Putumayo a mediados de la década de los setenta y experimenté una bonanza hasta 1981, cuando los pre- cios se derrumbaron. La bonanza atrajo una nueva ola de inmigracién que tenfa caracteristicas muy di- ferentes de las anteriores. Los nuevos inmigrantes no estaban buscando tierra para colonizar sino ga- nancias répidas. Su origen eta més urbano, algunos tenfan antecedentes de criminalidad comiin, diferen- tes de las actividades guerrilleras, y otros tenfan edu- cacién avanzada, Algunos inmigrantes eran quimi- cos que venian a trabajar en los laboratorios y otros eran jOvenes urbanos educados y desempleados que veniam a buscar fortuna, Cuenta un abogado oriundo de Puerto Rico, Cha- queta, municipio distante 54 Km. de San Vicente del Caguiin, que cuando concluyé el bachillerato a prin- cipios de los ochenta, decidié emigrar a Bogoté para continuar sus estudios en una de las Universidades de la Capital, mientras sus compaiteros de colegio prefirieron buscar fortuna en la zona del Cagusn, en donde los traficantes ofrecfan atractivos econémicos a quienes se dedicaran a los cultivos de coca. Hoy, la mayorfa de ellos aleanzaron prosperidad econémica, mientras é1 es hoy un funcionario de la Fiscalfa Ge- neral de la Naci6n, Algunos de los nuevos inmigrantes proventan de la regiGn esmeraldifera y trasplantaron las organiza nes productivas y violentas que habfan desarrollado para explotar ilegalmente las minas de propiedad del gobierno. Un sistema ilegal de explotacién de las, mias, conocido como el planteo, se desarroll6 en la regiGn esmeraldffera: un comerciante de esmeraldas (plantero) le suministraba a cierta cantidad de mine- 0s equipo primitivo de mineria, armas para su pro- pia proteccién y adelantos en efectivo para su sub- sistencia y la de sus familias. A cambio, los mineros estaban obligados a venderle las esmeraldas que puidieran extraer. Los mineros y sus familias enfren- taban la amenaza de muerte si se rompia el acuerdo pero recibfan proteccién contra otros mineros de parte del plantero, el cual organizaba grupos armados de proteccién con participacién de los mineros. Este sis- tema basado en relaciones de dependencia produjo lealtades muy fuertes, organizaciones muy unidas y altos niveles de violencia en la regin esmeralditfera, {que se utilizaban para resolver los conflictos entre Jos planteros y sus luchas por el control de las zonas, mineras. El sistema de planteo era adecuado para la industria ilegal de la coca, Con frecuencia, un comerciante de coca financiaba y proporcionaba semillas y asisten- cia técnica a pequefios campesinos que producfan pasta de coca para él, estableciendo una relacién de dependencia mutua que estimulaba la lealtad y el secteto, Por tanto, no es extrafio que muchos de los cempresarios de la coca y la cocafna de la segunda 172 ola, particularmente en la regidn del Guaviare, twvie- ran experiencia previaen la industria ilegal de esme- ralds EI Estado no ha tenido una presencia fuerte en las regiones de cultivo de coca, Estas son regiones en las que organizaciones guerrilleras © comunitarias, como las juntas de accién comunal, han lenado e vacfo de poder. Femiando Cubides, haciendo refe- rencia al Caguén, argumenta que los campesinos quieren una presencia més fuerte del Estado puesto que necesitan sistemas de resolucidn de conflictos, servicios piblicose infraestructura; sin embargo, tam- bign explica que “la operacién continua y el éxito de Ja guerilla porun perfodo bastante largo es un hecho militar y polttico que fija limites bien definidos (al Estado) en la regidn, y que es ayudada por las carac- terlsticas geogréficas (de la regiGn)”. En a industria de la cocafa la region del Cagudn ha desempefiado un papel similar al de muchas éreas de cultivo de Bolivia y Pert. El Guaviare es parte de los llanos orientales, y allfla mayorfa de la coca se cultiva en unidades agricolas, de tamafio familiar, pero algunos productores gran- des de cocaina han comprado tierras y establecido ranchos ganaderos en los que tienen laboratorios para la refinaci6n, Por lo tanto, en el Guaviare se cultiva tuna proporcién més grande de coca cultivada local- mente que en el Caguén. Finalmente, el enclave de Puerto Asis, en el Putumayo, se constituye como el terver frente de colonizacién de campesinos para el cultivo de hoja de coca. En el Departamento del Amazonas la coca lleg6 a mediados de los setenta alentada por la bonanza marimbera de la Costa Cari- be, y tuvo su auge con el capo Evaristo Porras, luego decay6; el aislamiento geografico obliga a utilizar la via aérea de manera exclusiva. La posicién del gobierno: el Plante Colombia era un pafs de campesinos y la mayoria de su poblacién viviaen el campo. La Amazonfa repre- senta el 33% del territorio nacional, contiene el 73% de los bosques del pais. Alli legaron muchos colo- nos después de la bonanza del caucho y la quina atraf- dos por la tiqueza. No habia vias, ni servicios pibli- os, ni las condiciones del suelo permitieron que las, familias pudieran establecer una economfa producti- Cultivo ilctos y medio ambiente va. Seguin el testimonio de un habitante de la Amazonfa: “2. como en 1983 legaron unos hombres re- partiendo plata, hablaban de la gran riqueza que les dejé la marimba de la Costa, decian que todo el mundo se enriqueci6 sin mucho trabajo, que la gente creyé que la abundan- cia nunca pararia y se olvidaron de sembrar yuca y pldtano. Yo creo que en esa época mu- rid mds gente que en la misma guerra... Aqui todo empez6 como a fin de los aitos setenta. Las gentes llegaban y los indfgenas y colonos centusiasmados con la plata de unos extraiios, se dedicaron a “pelar selva”. Otros trabaja- ban en laboratorios que aparecfan como por arte de magia, el trabajo se realigaba en fa- milia, los nifios dejaron de ira la escuela, otros narcos compraban tierras de bosques espe- sos y también nos compraban la hoja, estabamos contentos, después de todo habia lata pa’ ir al pueblo a comprar televisor, ra- dio y cachivaches. Claro que con ellos llega- ron sicarios ah! y también el trago y las pros- titutas”, En Colombia el cultivo de coca ha destruido cerca de doscientas cuarenta mil hectareas de selva tropi- cal; la amapola, entre setenta y cien mil hectareas de bosque andino. El Gobiemo Nacional invierte més, del 4% del PIB en la lucha contra el Narcotratico. Eduardo Diaz, Gerente de la Red de Solidaridad So- cial, considera que la pobreza no justifica la produc- cién de coca y de amapola en el pais. “ Colombia es un pais en donde hay mucha pobreza y miseria, en donde no se ha hecho una reforma agraria, que se debia haber realizado hace ya varias décadas, y en donde cientos de compatriotas migran a Venezuela y Estados Unidos a buscar oportunidades. Otros tan- tos se desplazan a las selvas de Putumayo a bu: fortuna. Es cierto que es esa pobreza la que es utili zada por el narcotréfico para involucrar a algunas comunidades que se encuentran en unas condiciones de absoluta inferioridad y estén sometidos y utiliza- dos por este poder econémico del narcotrafico”, Juan Carlos Palau, Director del Programa Plante, estima aunque la pobreza, y particularmente la que afecta al sector rural, explique en cierto modo que muchos sectores sociales se hayan involucrado en los cultivos ilfcitos, eso no quiere decir que la activi- dad como tal sea justificable. No lo es, en primer lugar, porque los cultivos ilcitos, tanto en Colombia como en la comunidad internacional, se consideran una actividad delictiva, prohibida y sancionada penalmente, Por otra parte, la experiencia colombia- na y la de otros pafses ha mostrado que los cultivos, ilfcitos no conducen realmente al desarrollo ni a un ‘mejor nivel de vida, y que imponen una serie de se- cuelas que abocan a las comunidades afectadas acri- sis institucionales, de violencia y social generalizada sobre la cual no se puede construir nada s6lido, Esto no quiere decir que no se prevea un tratamiento dife- rencial, teniendo en cuenta que los actores que se involucran en los cultivos no son todos iguales. ElDirector del Plante cree que las relaciones entre el desarrollo alternativo y la interdiccién se estén redefiniendo. El Desarrollo Altemativo reconoce que hay un problema social que afecta a campesinos, in- digenas y colonos, y que el Estado hace un esfuerzo de inversién social para ayudar a contrarrestar este problema. Estono quiere decir que el Gobierno haya abdicado de su voluntad de hacer desaparecerlos cul- tivos ilfcitos en el pais; ni que el Gobierno esté pro- poniendo una legalizacién de los cultivos adelanta- dos por pequefios campesinos, colonos e indigenas; ni tampoco que el campesino, habida cuenta de la existencia del Plante, esté absolutamente exento de medidas interdictivas. Porque es evidente que, por costos de oportunidad, si no existiera esa presin de interdicci6n, el campesino en ningtin caso abando- narfa el cultivoilfcito, De todas maneras, desde la perspectiva del desarro- lo alternativo, preferimos que la interdiccién recaiga fundamentalmente y con mucha intensidad sobre otros momentos o segmentos del inercado del narco- tréfico. Por ejemplo, deprimiendo la demanda de materia prima, es decir, la que esté representada por os comerciantes que Hegan ala regi6n 0a las locali- dades; atacando a los grandes carteles 0 a los gran- des capos que finalmente son los que alimentan la existencia de esos cultivos ilicitos. En cuanto a la fumigacién preferimos que ésta se dirija de manera exclusiva y preferente hacia los cultivos comercia- les, y que en el caso de los pequefios cultivos campe- sinos, colonos e indfgenas, la fumigacién como una expresién de la interdicci6n sea una tltima opcién, ces decir, una instancia cuando la interdiccién por la va del Plante y del desarrollo altemnativo ha demos- trado que fracasa 0 que es incapaz de sacar adelante alos campesinos, colonos ¢ indigenas. La interdicci6n es necesaria para los sectores que es- tan ligados al tréfico de droga y que cjercen la de- ‘manda en la regi6n, yen algunas actividades que tie- nen que ver con la oferta de algunos insumos nece- sarios para la produccién de droga. Hay que tener mucho cuidado de no utilizar la interdiccién directa- ‘mente en contra de los productores agricolas y de su familia, En el caso del Pert se suspendié hace afios lainterdiccién contra campesinos. Si bienen este pats Ios cultivos de drogas no son ilegales, el hecho de conducir un cultivo no implica un delito, es decir que no puede ser perseguida la persona, En el caso de Bolivia la interdiccién se aplica de la siguiente ma- nera: se pactan unas éreas a erradicar dentro de unos tertitorios que tienen que ser erradicados porque es- tn destinados al tréfico de droga, con un cierto nivel de acuerdo entre los agricultores de la regién. En es- tos casos hay un consumo cultural y un cultivo an- cestral de la coca, que marca la diferencia en la rela- cidn entre la sociedad y los cultivos de coca, y las politicas de los Gobiemos, En Colombia, hasta 1978 s6lo existia una sola hec- trea de coca con fines comerciales y hasta 1989, tuna sola de amapola con el mismo propésito. Sin embargo, los efectos ambientales derivados de la fumigacién indiscriminada de cultivos ilfcitos gene- ra una situaci6n de mucho conflicto, habida cuenta que los cultivos ilfcitos se adelantan fundamental- mente sobre zonas del pafs muy vulnerables desde el punto de vista ambiental. Pero lo ambiental es un concepto que no tiene valor si no tenemos en cuenta alas sociedades humanas, 174 El Gobiemo de Colombia implement6 el desarrollo alternative como parte fundamental de la politica antidroga. Preocupado por mejorar las condiciones de los sectores donde se han establecido los pequ jios cultivos, por la violencia y descomposicién so- cial que afecta alos campesinos, y por el daiio que le han ocasionado los cultivos ilicitos_ a los bosqu hoy también entra su politica antidroga a generar desarrollo sostenible por medio de estrategias que contemplan el impulso a la infraestructura fisica, la educacién, la salud y la vivienda; a generar proyec- tos productivos rentables; prestar asistencia técnica; participar en a reforma agraria, y mejorar las condi ciones sociales que apunten a la recuperacién de vi lores. El Plante acta en 96 municipios del pa‘s; tra- baja con las instituciones que dirigen sus politicas al sector agrario; ha logrado generar cerca de un millén. de jornales; ha recibido solicitudes de mis de cien familias para ser beneficiarias de sus programas, ha logrado identificar eimpulsar el desarrollo de pro 80s productivos cuyos precios en los mercados inter- nacionales son competitivos; trabaja en el impulso de organizaciones productoras de campesinos, y, sin embargo, es consciente de las dificultades que afec- tan estas zonas y de los inconvenientes que tiene el pais para generar desarrollo sin el verdadero apoyo de la comunidad internacional. El factor externo “La administracién de los Estados Unidos ha desesti- mado los esfuerzos de Co- ___| lombia para enfrentar el fe- némeno en su territorio. La verdad es que las politi- cas estadounidenses para controlar la demanda de droga dentro de su propia poblacién han fracasado. Por esta raz6n, han extemalizado el problema atribu- yendo su origen a la oferta de droga de los pafses del tercer mundo. Sobre lo que Haman la dtima gran plaga (consumo de cocafna y crack) la explicacién que se da para satisfacer a la opiniGn pablica ha sido que esto obe- dece a una oferta de los pafses del Tercer Mundo, y en particular de los pafses andinos, en particular de Colombia, Si el desarrollo rural existiera, no serfa necesaria Ja presencia del desarrollo altemativo a los cultivos con fines ilicitos. Sus estrategias deben estar enfocadas a Cultivos ilcitos y medio ambiente resolver el asunto critico en tomo a los ingresos de Ja economia campesina, de los colonos ¢ indigenas, yalaresolucién del problema de los precios y de los mercados. Gran parte de la solucién del problema radica en los ‘mereados internacionales agropecuarios. En el con- texto internacional, el papel de los mercados inter- nacionales en promocién de la produccién alternati va debe ser reconocido. El problema que tenemos eneste momento en los mercados agricolas intema- cionales es que sus precios estén mareados por los sistemas de subsidios que pagan los paises desarro- Tados a su agricultura. Esto genera que los precios de los productos agricolas del exterior no s6lo no estarfan permitiendo el desarrollo alternativo sino que se estarfan convirtiendo en un fortalecimiento del desarrollo de los cultivos con fines ilfcitos. Esto es muy importante porque es parte de aquellos tratos que debemos hacer con la comunidad y con Jos paises desarrollados que son los que demandan estas drogas. La pobreza origina los cultivos y éstos tienden a per- Petuarla. Los anticipos en semilla, medicina, vesti- do, alimentacién generan una especie de esclavitud, de un trabaja al debe. Se genera un circulo del que es muy dificil salir. En esas condiciones, la existen- cia de esos cultivos tiene por pre-requisito la pobre- zade las comunidades. Para ello se generan poderes econémicos ¢ incluso militares que conservan ese statu quo y que garantizan la estabilidad convenien- te, Es ahi en donde surge la relacién entre el narco- tréfico, el comercio de estos cultivos y Ia guerrilla, Y donde surge también otro fenémeno: los ejércitos abiertamente financiados por el narcotrifico, meca- nismos de auto-defensa y paramilitares que incluso ‘yaestén actuando contra instituciones del pats, como enel reciente caso de la comisién judicial masacrada en cl Meta cuando acometfan una diligencia de em- bargo y secuestro de bienes ilicitos Lareacci6n de los grupos subversivos frente al Plante fue de rechazo porque la guerrilla deriva importan- tes ingresos de la actividad para mantener su control territorial en los municipios. Por ello cualquier ac- i6n del Estado por rescatar la credibilidad de sus instituciones es vista con desconfianza. Fernando Franco, experto en desarrollo alternativo, preguntando por qué Colombia se convirtié en el 175 ‘nico pafs en donde el fenémeno de la droga se ha ‘manifestado en sus diferentes etapas: produccién, pro- cesamiento, comercializacién y distribucién, opina que en el caso colombiano convergen un conjunto muy complejo de variables econémicas y sociales, y de conflictos internos que le permiten a los empresa- rios de la droga ser muy exitosos en el montaje de una agresiva transnacional, la cual obedece a las di- némicas propias de la economfa de mercado. Un ele- mento crucial de la geopolitica de las drogas es el que tiene que ver con el dominio territorial, Entonces, en el conflicto de droga converge no sola- mente el interés econémico sino, como ninguno, el contlicto politico y militar-guerillero que soporta el pais y que genera una enorme dinémica muy con- flictiva alrededor del cual se nutre el poder de los narcotraficantes. Por su parte, la economtfa de los cul- tivos ilicitos genera en la regi6n una nueva organiza- cién social y una nueva ética, una anti-ética alrede- dor de la cual las sociedades regionales, las personas, los grupos involucrados en el fenémeno toman enor- mes ventajas convirtiendo el conflicto regional en un frente comin contra el Gobierno y contra el Esta- do, La posicion de los cultivadores: las movilizaciones de Septiem- bre de 1996 ‘Atin cuando las manifestaciones de los agricultores, en contra de las fumigaciones aéreas de sus cultivos han persistido como brotes aislados en los ochenta y Jos noventa, desde el mes g de Agosto de 1996 se co- menzaron a organizar mo- Vilizaciones para ocupar las capitales y las vias de los departamentos de Caqueté, Putumayo y Guaviare. Enlas fumigaciones aéreas, el Gobiemo arreciaba con slifosato sobre los cultivos de coca, De un lado, las cooperativas y asociaci nes campesinas, y de otro, las bandas de traficantes, guerilleros y paramilitares, se opusieron a la campaiia © deerradicaci6n de diversas maneras. Los raspachine: los meses de octubre de 1996 y abril de 1997, como el iltimo eslabén de la cadena productiva y dedistri-. | resultado de las conversaciones entre los raspachines bucién, eran los mas golpeados porque con lasmatas | _y los funcionarios del Gobiemo. de coca quemadas no podian cumplir sus obligacio- | Zona del Rio Guayabero nes contrafdas cuando los traficantes les dieron los. | - anticipos y semillas para financiar el cultivo, su ali- mentacién y vestido, y demas gastos de produccién. La posicién era firme: no més fumigaciones aéreas. Plantean fortalezas en la fertilidad del suelo, los re- lieves planos, bosques protectores conservados, via fluvial los diez meses del aiio y potencial para el Ecoturismo en la Inspeccién del El Raudal. Sus de- mandas se refieren a la terminacién de la via carreteable Puerto Arturo - Cachicamo, la construc cién de una cava para la explotaciGn técnica de la pesca, infraestructura educativa, campos deportivos, el desarrollo de parcelas integrales para la explota- cién de caucho, chontaduro, boroj6, sinchi y arazé, zoocria de lapa y giifo, y frutales como mandarina, Eldafio ambiental en esta fase no era tan grave como el problema sanitario ocasionado por Iuvias even- tuales del famoso herbicida Round Up o glifosato sobre una poblacién de campesinos, de indigenas y de colonos, sobre sus viviendas, huertas de pancoger, fuentes de agua, y sobre sf mismos, sus mujeres, an- cianos y nifios. Las carreteras que conducen a Florencia, San José y | timén, guanabana, papaya, banano, guayaba y pifia Puerto Asis fueron bloqueadas por el ejército y los | Existenplantaciones de plétano, yuca y cafia de azti- parques centrales de estas capitales acordonados e | car, y parcelas con bovinos, porcinos, apicultura y intervenidos por la fuerza piblica para reprimir las | _piscicultura, movilizaciones. Zona del Rio Inirida Las propuestas de los campesi- Su poblacién asciende a unos 5000 habitantes y sus nos, indigenas y colonos del requerimientos hacen referencia ala construccién de distritos de riego para cultivos de eftricos, palma afri- cana y cultivos de pancoger, ala ganaderfa bovina y porcina con plantas procesadoras para la expor- taci6n, ala piscicultura y avicultura, a la capaci- taciGn agricola y pecuatia, a la infraestructura vial y sanitaria, y ala telefonfa rural Guaviare Propuesta de creaci6n de una Zona de Reser- ‘va Campesina en la inspeceién de El Capri- {2 2600 personas. Solicitan la distribucién equita- iva de la tierra y politicas de comercializacién 24 de productos agricolas, subsidios de transporte * y alternativas de mercadeo internacional. __= Propuestas de creacién de una Zona de Re- serva Campesina en el municipio de Mira- Para los propésitos académicos de este escrito, he- | flores ‘mos seleccionado el caso del Guaviare y sus cuatro municipios: San José, El Retorno, Calamar y Miraflores, para ilustrar,en el campo, cudles ban sido las reivindicaciones de los campesinos, de los colo- nos y de los indfgenas cultivadores, presentadas ante | En esta zona se ubicé una plantacién de caucho ex- plotada por la compaiifa estadounidense Rubert Co. Elcultivo de hoja de coca data de dos décadas atrés. La infraestructura social del municipio, salud y edu- ‘Gn es insuficiente. Existen plantaciones de caiia panelera, arroz secano, soya, frjol, chachafruto, ajon el Incora y el Ministerio del Medio Ambiente entre 176 jolfy‘cacao. Hay un buen potencial para frutales como naranja, mandarina, limén, mango, maraiiGn, guané- bana, maracuyd, guayaba y papaya, y para tomate, repino, lechuga, habichuela, repollo, cebolla, pimen- ‘6n, ajf y cilantro, Desarrollan la construeccién de una plaza de mercado. Manejan ganado bovino y porcino, la apicultura, la pisicultura y la zoocria, A su vez, se comprometen a: transformar el municipio enuna regién de economfa icita frenar la tala in ctiminada de bosques, preservat las fuentes hidricas yerradicar la violencia y analfabetismo de la regin. Propuesta de la ONIC (Organizacién Nacional In- digena de Colombia). Por tratarse de comunidades cohesionadas interna- mente, casi autosuficientes, los planteamientos de la CONIC para el departamento del Guaviare se refieren ala titularizacién de los teritorios indgenas que ain no se han legalizado. Algunos colonos penetran las zonas de reserva y resguardo, originando un conflic- to evidente por la tenencia de tierra. Vale la pena mencionar que la fumigacién aérea de cultivos oca- siona el desplazamiento de los colonos hacia selva adentro, En el Yarf, Caqueté, por ejemplo, los territo- rios Coreguaje estén siendo presionados e invadidos Por colonos que Hegan a sembrar coca. Enel Guaviare existen resguardos y reservas indige- nas de los pueblos guayabero, sikuni, cubeo, Piratapuyo y otros de la familia Tucano. Se encuen- tran sin titular: los territorios de varias comunidades tucano, curripaco y guayabero, y la otalidad del ocu- pado por los puinave y arijona, asf como el 40% de! territorio de los Nukak que queds fuera del resguar- do. Enel municipio de San José se ubica la reserva na- ional natural de Nukak Tunahi. Tradicionalmente elterritorio de los Nukak ha sido el interfluvio de los sos Guaviare ¢ Inirida, desde los cafios Barroso, Flor, Bejuco y Mosco al occidente, hasta el Caparroal al oriente y algunos sitios al sur del Initida como la la- guna Maku, Laprincipal explotacién agropecuaria en el munici- pio es la ganaderfa, lo que ocasiona la principal cau- sa de degradaciém ambiental de la selva y el despla- zamiento paulatino de la frontera agricola hacia la 177 Cultivos ilicitos y medio ambiente selva amézonica, Existen plantaciones de frutales y forestales. Proponen desarrollar un terrtorio planifi cado y orientado a convertirse en despensa agro- Pecuaria, una infraestructura de salud y de educa- cién, vias politicas de vivienda y telefonfa rural, una infraestructura urbana, un desarrollo agropecuario y centros de acopio. Propuestas de una Zona de Reserva Campesina del municipio de Calamar Su poblacién asciende a unos 700 habitantes ubica- dos en trece veredas y 50 mil hectéreas. Proponen sustraer de la zona de reserva forestal el érea interve- nida por el hombre y convertirla en zona de reserva campesina. El potencial agropecuario se ubica en plantaciones de yuca, plitano, maiz, aro2, cafia, cau- cho, frutales y ganado bovino, equino, porcino, avi- cultura y piscicultura. La comunidad se compromete a acatar reservas campesinas y respetar la frontera agricola. Un caso de cultivo de amapola: el pueblo guambiano El pueblo guambiano esté situado en Silvia, departa- mento del Cauca, Sus antepasados habitaron un te- rritorio rico en minerales, maderas, animales y otros recursos. Los cultivos de amapola también Ilegaron a su tertitorio y lograron involucrar al 85% de las 2500 familias. La comunidad guambiana, que guar- aun profundo respeto por la madre tierra, encontr6 «que la amapola estaba destruyendo los paramos, la juventud, los valores, lacultura y el respeto ala auto- ridad. Dentro del proceso de recuperacién del pue- blo guambiano y preocupados por el aumento de Ja criminalidad, la aculturacién y la pérdida de respeto frente al derecho mayor, el cabildo de Guambia de- cidié erradicar la amapola, La decisién de erra- dicacién fue acompafiada porel Plante. El programa inici6 el apoyo al proceso de reconstruccién de la sociedad, la economfa y Ia cultura del pueblo guambiano, Las anteriores propuestas de los mismos cultivado- res desbordan fos programas emprendidos por el Plan- te. Fs claro que el conflicto se genera con la destruc- ci6n del cultivo de hoja de coca de cada agricultor Pues no tiene con qué responderle al traficante que le ha financiado Ia produccién de esa cosecha, su ali- mentacién, vestido y el de su familia, La posicién de la DEA E119 de octubre pasado, los Ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa, el comandante de las Fuer- 2as Militares, el director de la Policia, el embajador de Colombia en EU y el Embajador de EU en Co- Iombia salieron para Leticia a dar la bienvenida al “zar antidrogas de Estados Unidos, general Barry McCaffrey, el hombre fuerte del Presidente Clinton en la guerra contra las drogas...”, Alles dijo: “He venido a Colombia para trabajar en ope- raciones mas eficaces contra los narco- traficantes... Traigo un mensaje fuerte: que la lucha contra el narcotréfico tiene que conti- nuar por el pueblo colombiano y la democra- cia colombiana, Nuestra politica antidrogas en Colombia est vinculada estrechamente con el fortalecimiento de la democracia y el respeto por los derechos humanos, los cuales también serdn temas claves de discusién du- rante mi visita... Para mé es un gran honor estar aqui con ustedes. He pasado tres aitos de mi vida en hospitales militares con 17 ci- rugias. Entiendo y tengo gran respeto por lo que ustedes hacen por su patria. MacCaffrey hizo publica una declaracién en la que decfa cosas como las siguientes: “..Colombia sigue siendo la fuente mas gran- de de la cocaina en el mundo y es una fuente creciente de la herofna que entra a los Esta- dos Unidos... Los narcotraficantes estén da- Aando el medio ambiente en Colombia, co- rrompiendo las instituciones democrticas, de~ bilitando la economia politica legitima de Co- lombia y rompiendo el tejido de la sociedad... Estoy aqui para escuchar los puntos de vista de varios oficiales del Gobierno de Colom- bia, el sector privado y organizaciones no gu- bernamentales sobre cémo podriamos mejo- rar la cooperacién antidrogas bilateral y ‘multilateral...”. “Mi meta es ganar la informacién de primera ‘mano que necesito, para asegurar el apoyo continuado de mi gobierno para los hombres y mujeres valientes de Colombia, en ta Poli- ‘cla, en las Fuerzas Armadas, en la Fiscalia y enel sector privado, quienes estan trabajan~ do en contra de los narcotraficantes ) fluencia corrupta, muchas veces a un grave | riesgo personal... Colombia estd encarando amenazas serias de tres fuerzas no democré- ticas, los narcotraficantes, la guerrilla y los paramilitares, los cuales estén involucrados en el narcotréfico en cierto grado. Nuestra | ‘meta es apoyar las instituciones democréti- cas. Sabemos que no podemos tener éxito en | la lucha contra el narcotrdfico sin la coope- racién de un Gobierno de Colombia fuerte y democratico... La politica de los Estados Uni- dos en cuanto a Colombia no ha cambiado. | Lacooperacion antidrogas sigue siendo nues- tra prioridad principal..." | La posicién militar de Colombia La Policia Antinaresticos de Colombia presenté un balance a Bary MacCaflrey el 19 de octubre pasa- do, segiinel cual los hombres antinareéticos fumiga- ron 35 mil hectireas de cultivos de coca y amapola, | incautaron 20 toneladas de cocaina de alta pureza y 130 toneladas de marihuana prensada, destruyeron | 106 laboratorios para el procesamiento de droga, 49 pistas clandestinas y 190 toneladas de hoja de coca picada, incautaron 19 aeronaves, 155 lanchas répi- das y 307 vehiculosal servicio de los narcotraficantes, | cpturaron 49 extanjeresy 114 nacionales com- prometidos en el tréfico de drogas. | Eun informe cuantitativo deestanaturaleza las Fuer zas Armadas de Colombia le rinden cuentas a un ge- | nena de los Estados Unidos; la pregunta para el Go- bierno de Colombia es: ;Lesentregé MacCaffrey un informe de cudnto ha disminuido el consumo de marihuana, cocaina y herofna en EU? ,Cuéntos tra- | samen cestadounidenses han sido capturados? ,Cudin- 178 tos oficiales corruptos estadounidenses han sido in- vestigados y condenados?. Si no ocurrié asi, Colombia sigue cohonestando la doble moral estadounidense que solamente se rom- pe cuando la relacidn costo/beneficio resulta negati- ‘a para os bolsills gringos; s6loel délarlos doblega. Parece que lo que les duele a los estadounidenses son los treinta mil millones de délares que han trans- ferido a los traficantes en Colombia. Intervencion de la dinémica conflictiva El cambio de escenario Resulta evidente que en este conflicto, si bien no se presenta el fenmeno de desplazados de manera di- recta y en una primera instancia, existe un riesgo y un evento de migracién obligada porque los agricul- lores tienen que irse tierras adentro en Ia selva, en donde puedan obtener la cosecha que les acaban de fumigar. Este fenémeno induce directamente ala ocu- pacién y degradacién de reservas naturales ¢ indige- nas en donde los damnificados van a ser tanto los recursos naturales como los grupos indfgenas mis- ‘mos. “Raspachines posmodernos” La fumigaci6n area indiscriminada de cultivos de hoja de coca, yuca, maiz, platano, hortalizas, fuentes, de agua, peces, viviendas y familias ocasiona la diseminaciGn de los agricultores selva adentro, con- figurando un evento de agricultura ndmada sin pre- cedentes en la modernidad y un mecanismo perver- Cultivosilctos y medio ambiente so de intervenci6n del ecosistema de selva tropical Iuviosa de la Amazonia colombiana, La economfa comunitaria de estas “hordas posmodemas de agri- cultores peladores de la selva” constituyen rasgos in- sulares de organizaci6n y fenémenos de hibridacién o succién de cierta forma indeseables. Urge, por tanto, una relocalizacién planificada en los mismos predios recientemente fumigados. Las pro- puestas de las asociaciones de campesinos, indfge- nas y colonos apuntan a la reivindicacién de los de- rechos de propiedad sobre la tierra, lo que garantiza- ria, en principio, la posibilidad de suministrar asis- tencia técnica agropecuaria para la sustituci6n de cultivos de coca por otros alternativos, en virtud de Jas leyes agrarias recientes. Laestrategia consiste en legitimar los asentamientos humanos sobre los territorios ya ocupados, dotarlos | de Ta infraestructura sanitaria y educativa, de trans- porte, y de los centros de acopio apropiados para la comercializacién de diversos productos agro- pecuarios. Estrategias y programas por implementar Lanegociacién entre los agricultores de hoja de coca y el Gobierno Nacional ha dejado por fuera de las soluciones: + La promocién de asociaciones y micro- empresas de agricultura y desarrollo rural, para vincularlos como participes directos en otras instancias de las cadenas productivas de los cultivos altemativos. + La diversificacién de grupos en el proceso productivo de cada uno de los sectores agri- colas con potencial de explotacién en las 20- nas de conflicto. Esto supone una légica posmodema de diseminaci6n y tejidos de red, complejos e intrincados, pero alternativos, efi- caces y directos. + Una agresiva actividad del Departamento Na- cional de Planeaci6n en unién con las instan- Cias locales y regionales de un verdadero mo- delo de desarrollo sostenible regional, que apunte a construir verdaderos polos de desa- rrolloy programas racionales de colonizacién sobre la Amazonia para proteger la Selva Heimeda Tropical, 179 ,Cémo desperdiciar una oportunidad semejante para planificar el desarrollo sostenible de una regién con ccosistemas y organizaciones sociales frégiles, hoy que se plantea partir de un “borr6n y cuenta nueva”? + La vineulacién de Ta comunidad intemacio- nal, en particular de las organizaciones multi- laterales de comercio, que garantice un mercadeo rentable ala produccién de los cul- tivos alternativos. Dado que la modemisima doctrina neoliberal de aper- tura de mercadeos y globalizacién ocasion6 en bue: na parte la crisis, los mercados internacionales han de tener un rol preponderante en el desarrollo de la produccién alternativa. El problema que tenemos en este momento en los mercados agricolas intemacio- rales ¢s que sus precios estén marcados por los siste- mas de subsidios que pagan los pafses desarrollados a su agricultura, lo que pone los precios de tos pro- ductos agricolas en el mercado internacional por de- bajo de los costos de produccién, Nuestras econo- mias no pueden subsidiar su agricultura. Ademés nuestras economias, de acuerdo al proceso de aper- tura y globalizacién, deben abrir sus mercados a las importaciones de productos agricolas del exterior, que en las actuales condiciones se estarfan convirtiendo en un fortalecimiento del desarrollo de los cultivos, con fines ilicitos. Esto es muy importante porque es, parte de aquellos tratos que debemos hacer con la comunidad internacional, con los pafses desarrolla- dos que son los que demandan esta droga; es justo encontrar una solucién globalizada al origen del pro- blema, La aproximacién de Chirac, en el sentido de que el mundo industrializado pague el valor de las, cosechas de coca a los agricultores colombianos no debe quedar en saco roto. A problemas globales, so- luciones globales. preciso aprender del fracaso modemnizador de la “fiebre del caucho”, descrita magistralmente por Eduardo Galeano. los ingleses invadirian el mercado mundial con el caucho malayo. Las plantaciones, ra- cionalmente organizadas a partir de los bro- tes verdes de Kew, desbancaron sin dificultad la produccién extractiva de Brasil. La pros- peridad amézonica se hizo humo. La selva volvié.a cerrarse sobre simisma. Los cazado- res de fortunas emigraron hacia otras comar- | cas; el lujoso campamento se desintegré. Que- daron los trabajadores que habian sido aca- | rreados desde muy lejos para ser puestos al | servicio de la aventura ajena. Ajena, incluso parael propio Brasil, que no habia hecho otra cosa que responder a los cantos de sirena de la demanda mundial de materia prima, pero sin participar en lo mds minimo en el verda- | dero negocio del caucho; la financiacién, la comercializaci6n, la industrializacién, la dis- tribucién, y la sirena se quedé muda, Hasta que, durante la segunda guerra mundial, el caucho de la Amazonia brasilefia cobré un nuevo empuje transitorio. Los japoneses ha- bian ocupado la Malasia y las potencias alia- das necesitaban desesperadamente abastecer- se de goma, También la selva peruana fue sacudida en aquellos afios cuarenta con las “urgencias del caucho” que movilizé nueva- mente alos campesinos del nordeste... Segtin una denuncia formulada en el Congreso, cuando la batalla termind, esta vez fueron cin cuenta mil los muertos que, derrotados por as pestes y el hambre, quedaron pudriéndose entre los seringales.” La economfa colombiana ha vivido diversas bonan- zas de productos agricolas desde el siglo pasado, se- _giin los mercados internacionales lo han dispuesto.. | La Quina, el Café y el Tabaco en el siglo XIX; el Caucho, el Banano y Jos cultivos ilfcitos, en el pre- sente, De todos ellos fructifics el café al convertirse en simbolo de una cultura y sustento para un signifi- cativo ntimero de campesinos en la geograffa andina de Colombia, y el banano que después de un desca- Jabro inicial en la zona bananera de Santa Marta se ha posicionado en los mercados intemacionales. Si algo similar hubiese ocurrido con el tabaco y el cau cho es probable que el desarrollo de la Orinoguia y la Amazonia siguiera un nuevo derrotero; no obstante, los cultivos de marihuana, coca y amapola han gana- do terreno desde su irrupcién en la década de los se- tenta, raz6n por la cual puede concluirse sin lugar a dudas que los programas de erradicacién mediante | furnigaciones aéreas masivas han sido un absoluto fracaso, con el agravante del deterioro ambiental, so- | cial y politico que ha conllevado esta errénea ver- sin de la actividad del Estado. No entendemos el Estado desde otra perspectiva di- | ferente« a de procurar y proporeionar la equitativa 180 redistribucién del ingreso, por lo que en el nuevo milenio las politicas represivas estdn llamadas a des- parecer para dar paso a politicas integrales de desa- rrollo con un consubstancial mejoramiento de la ca- Tidad de vida de los habitantes. El momento coyun- tural que vive la Amazonia colombiana permite pla- nificar un desarrollo rural coherente con la sostenibi- lidad ambiental que requiere una region de la selva 181 Cultivo ilcitos y medio ambiente ‘tropical Iluviosa amazénica, estratégicamente impres- cindible para la humanidad. En consecuencia, hay que abordar el conflicto desde un panorama pluri- dimensional que garantice su disolucién permanente ¥ més bien dinamice miltiples alternativas de desa- roll humano como contribucién al conflicto mayor de violencia que vive la Nacion. Participacion de los campesinos del Caqueta en el Congreso Nacional Ambiental Al congreso ambiental asistieron varios miembros de la Comisién Campesina e Indfgena del Caqueté que habfan participado en las multitudinarias movilizaciones de campesinos cocaleros que mar- charon hacia Bogoté en junio y julio de 1996 para plantear sus necesidades al Gobierno. Dichas mar- chas presionaron para que se establecieran mesas de trabajo, como resultado de las cuales se definieron planes de inversién social, y de cardcter productivo y ambiental, encaminados a buscar altemnativas licitas para la subsistencia de estos campesinos. Los representantes de estas comunidades expusie- ron ante la mesa plenaria del Congreso Nacional Am- biental uno de estos acuerdos, el “Plan de Desarrollo Productivo Ambiental y Sostenible para el Caquet sefialando sus aleances, los resultados obtenidas hasta el momento y las dificultades para su ejecucién, Esto sgener6 una discusién productiva donde participaron representantes de diversas instituciones, tanto del gobierno como de la sociedad civil. El Plan concertado entre la comunidad y el gobier- ‘no, con el apoyo de la Secretaria de Agricultura, se labors considerando las caracteristicas generales del Departamento: “Ubicacién insular respecto al inte- rior del pats, procesos de colonizacién espontnea, carencia de infraestructura para la transformacién de productos y susbproductos, falta de canales para el mercado de productos, falta de medios organizados de transporte, economia regional mercantilista, ca~ rencia de datos estadisticos actualizados, dificultad y distorsi6n de informaciones, planeacién desordena- da, oferta de financiacién con altos intereses y capa- Cidad de endeudamiento restringido”” El Plan hace énfasis en el contexto ambiental y su oferta parael desarrollo del Caquetd, en la biodiver- sidad conformada por los recursos humanos, el bos- que tropical, la abundancia hidrica y las funciones climéticas de la regién amaznica; en la abundancia de ecosistemas, en la riqueza de las comunidades na- turales y la gran variedad de genes, 183 Estos acuerdos pretenden responder con altemativas, productivas a los problemas generados por la politi- ca de erradicacién de cultivos ilicitos que atenta con- tra Jos cultivos lfcitos y contra los bosques, recrude- ciendo el conflicto armado y dejando a la poblacién civil en medio del fuego eruzado. E1 Plan esté disefiado para efectos a corto, mediano y largo plazo. Combina 11 especies (vegetales y ani- ‘males) clasificadas por las organizaciones campesi nas en 7 sistemas productivos agropecuarios, distri- buidos en 3 etapas segtin su ciclo productivo. Asi mismo, el proyecto establece posibilidades de mercadeo, plazos, créditos y zonas agroecolégicas. ‘Como programas complementarios, los campesinos proponen: - Erradicacién manual, gradual y contratada de culti- Vos ilfcitos, con subvencién de salarios de erra- dicacién, sostenimiento y adecuacién, - Desarrollo Institucional para la administracién lo- cal, con instituciones del CONSEA, un cor rectivo y una gerencia operativa del pryecto. ~ Asesoria técnica. ~ Creacién de una sociedad an6nima que integre pital local, regional, nacional, ¢ internacional, aso- ciando minimo al 51% de los pequeiios productores. ~ Seguimiento, evaluacién y veeduria por parte de una comunidad campesina organizada y debidamente ipacitada, La propuesta también contempla declarar el Depar- tamento del Caqueté como Zona Especial de Inver- sin Social para la Paz. Por timo plantea como imprescindible la suspencién de la fumigaci6n aérea y la garantfa por parte del Estado de la proteccién a la sociedad civil, incluyen- doenel presupuesto general de la Naci6n las asigna- ciones espectticas que sean necesarias, ademés de la adopcién del Plan de Desarrollo Productivo Ambien- tal como accién en su politica de Paz. Concepto técnico sobre riesgos ambientales del uso del herbicida tebuthiurén en la erradicacion de cultivos ilicitos Ministerio del Medio Ambiente,19 de mayo de 1998 (Resumen) Elconcepto técnico sobre riesgos ambientales del uso del herbicida tebuthiur6n en la erradicacién de cultivos ilfcitos, enviado al Consejo Nacional de estupefacientes, fue realizado por un grupo de trabajo coordinado por el MMA y conté con la participacién de las siguientes entidades: CORPOICA, ICA, IDEA, Universidad Nacio- nal de Colombia, IDEAM, IGAC, INGEOMINAS, Instituto von Humboldt, Jardin Botdnico de Bogota y RAPALMIRA. En éste se expresa, previo andlisis de riesgos, que el uso del tebuthiurén en el control de los cultivos ilfcitos de coca en la Orinoguia y Amazonia colombianas, no es viable. as propiedades del herbicida en cuanto a fitotoxicidad, alta persistencia en suelos, resistencia a la degrada- cién biolégica y quimica y movilidad, hacen prever riesgos considerables para las plantas no objeto de control (terrestres, semi-acusticas y acudticas) y consecuencias nocivas, imposibles de controlaren la préctica, para los ecosistemas donde se localizan los cultivos de coca que se quieren erradicar, tales como: pérdida de cobertura vegetal, amenaza ala biodiversidad, erosin y desertificaciGn de suelos, contaminacién de aguas subterraneas ¥y superficiales, afectacién de la cadena tr6fica, improductividad de suelos donde el compuesto tenga efecto residual”. [gualmente contiene la relaciGn de los impactos sociales que introducen més factores de violencia y de deterioro ambiental en las regiones. Para el andlisis de los impactos ambientales se tuvieron en cuenta las propiedades del Tebuthiurén que conlle~ vvan peligros para el medio ambiente, las condiciones en que se efectian las actividades de erradicacién de cultivos ilicitos (limitaciones para cumplir especificaciones y recomendaciones técnicas de aspersiGn aérea), las caracteristicas ambientales de las éreas en que se localizan los cultivos (reconocidas por su gran fragilidad), y anélisis de la informacién presentada por el doctor Charles 8. Helling, consultor de la Secretaria de Agricul- tura y de la Oficina Intemacional de Asuntos sobre Narcéticos del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América. “ En sintesis se considera que el Dr. C.S Helling sesga las conclusiones de su trabajo por interpretaci6n selectiva de sus propios datos y omite el andlisis de datos publicados que contradicen sus conclu- siones. El documento con el concepto consta de 33 pgs., en las cuales se presentan cuadros comparativos de los diferentes valores referenciados de vida media ‘T1/2 del Tebuthiurén en el suelo. De persistencia en el agua. Fitotoxicidad para plantas indicadoras. Andlisis de riesgo para plantas no objetivo y de movilidad. Jgualmente contiene una resefia de los antecedentes e impactos sociales de Ia erradicacién quimica y caracterizacién de los sistemas de produccién. Esde anotar que en agosto de 1998 el MMA, present6 a la sesi6n ordinaria del Consejo nacional de estupefa- cientes una relaci6n de las acciones adelantadas por el MMA en tomo a la aplicacién de herbicidas en el control de los cultivos ilfcitos y al diseito de la fase experimental con el Tebuthiurén en la Orinoguia y Amazonia Colombianas. En esta oportunidad el MMA, anoto que el diseito del programa de investigacién de la fase experimental, en ningiin caso implica por parte del MMA la autorizacién para el uso o aplicacién del Tebuthiurén dentro del programa de erradicacién de cultivos ilicitos. Fase experimental: Seleccién de reas de estudio, Definicién del modelo matemético conceptual, Evaluacién fitotoxicidad en sp indicadoras estndares a nivel de laboratorio, EvaluaciGn de eficacia biolgica en una parcela experimental, méximo de 1 ha, con aplicacién manual. 184 Impactos ambientales y sociales de la guerra quimica contra los cultivos ilicitos Por: Elsa Nivia RAPALMIRA Rapalmira es una ONG que por més de 15 afios ha pertenecido a la Red de Accién en Plaguicidas y Alternativas de América Latina 4%} | RAP-AL,adscrita a PAN Interna- cional (Pesticides Action cal Network). Su principal objetivo ha sido combatirel uso y el abuso de los plaguicidas y promover altemativas sanas, via- bles y sostenibles en el campo agricola. Por esto, dentro de sus inquietudes ha estado la estrategia de erradicacién de cultivos ilfcitos por medios quimi- cos, por lo cual la organizacién se ha dirigido a los ‘gobiemnos de los presidentes César Gaviria Trujillo y Emesto Samper Pizano solicitando la suspensidn de las aplicaciones aéreas de herbicidas de amplio es- pectro sobre cultivos licitos eilicitos. Rapalmira rati- fica su posicisn en este Congreso Nacional Ambien- {al pidiendo, nuevamente, la suspensi6n inmediata, la prohibicién de las fumigaciones con herbicidas y Ja implementaci6n de otras politicas sostenibles que estin siendo propuestas con mucha seriedad por los, participantes en este Congreso. Rapalmira considera importante combatir la produc- cin de cultivos ilfcitos porque de ellos se extraen sustancias t6xicas que producen efectos sobre la sa- lud a corto, mediano o largo plazo, y estén generan- do problemas ambientales. Pero no podemos tener doble criterio o doble moral, Por tanto también nos ‘oponemos al uso de herbicidas que pueden causar problemas de salud y graves impactos ambientales. Consideramos que todos los téxicos son perjudicia- les. No hay t6xicos buenos por el hecho de estar per- mitidos y t6xicos malos porestar prohibidos. Portan- to, no podemos tratar como criminales a los campe- sinos que siembran los cultivos ilieitos para obtener Jos ingresos que les permitan alimentar a sus fami- 185 lias. De ser asf, deberfamos juzgar de la misma ma- nera a la industria agroquimica que produce y nos vende agrotSxicos prohibidos en Estados Unidos y en Europa por motivos ambientales y de salud paibli- ca. Lo mismo podemos decir de quienes nos expor- tan las 200,000 toneladas de precursores quimicos necesarios para procesar la pasta de coca. Detrais de los mereados de t6xicos se esconde la doble moral Laestrategia de erradicacion se ha implementado sin éxito en América Latina por casi 30 afios (las prime- ras fumigaciones se hicieron en México a comien- 208 de la década de 1970). Se afirma que en los titi- mos aiios el érea dedicada a los cultivos ilfcitos en Colombia se ha inerementado en un 38%. Por tanto, es dudoso insistir en esta estrategia y valdria la pena analizar qué otros intereses econémicos mueven esta politica. Hist6ricamente encontramos que en 1978, durante el gobierno de Carter, el Congreso de los Estados Unidos prohibi6 apoyar programas de fumigacién en otros pafses en lo que se llamé la “Enmienda Percy”. En 1981, durante el gobierno de Reagan, el Congreso de Estados Unidos anulé la Enmienda Percy y aprobé 37.7 millones de délares para uso de herbicidas en cultivos ilfcitos durante 1982 y 1983. {Qué sectores se favorecen con estos millones en Estados Unidos y en Colombia, considerando que esta estrategia no disminuye las éreas de produccién sino que promueve su aumento? Los intereses econsmicos extemos en la estrategia de erradicacién quedaron claros en la politica de Reagan, que abolié la orden ejecutiva N° 12.264 firmada por Carteral final de su mandato para reinici el programa, que consideraba que el deber de los nor- teamericanos era evitar la exportacién a las naciones no advertidas de los productos gue ellos no autoriza- rian en su pais. Reagan consideré que imponer con- roles a sus propias exportaciones implicaba una re- glamentacién muy costosa. Asf, impusieron de nue- vo sus herbicidas para proteger sus intereses. Los objetivos centrales de esa guerra contra las dro- gas fueron la erradicacién de los cultivos, la interdiccidn (destruccién de laboratorios y pistas), la destruccién de los negocios de lavado de dinero den- tro de los Estados Unidos y el castigo, tanto a narcotraficantes como a consumidores. Lo més im- portante para el gobierno de los Estados Unidos era reducir la entrada de drogas para subir el precio in- temo al consumidor y desestimular su consumo, un andlisis muy superficial de las leyes de la oferta y la demanda, considerando que se trata de adicciones. El tiempo ha demostrado que el aumento en la de- manda en Estados Unidos conduce a una mayor pro- duccién. Es dificil creer que los analistas econémi- cos norteamericanos no supieran prever el resultado. Sino lo previeron, ya lo vieron. {Qué otros intereses mueven con tanta insistencia la estrategia de erradicacién con herbicidas, generando fuertes im- pactos ambientales sin controlar el problema de las drogas? Otros intereses econdmicos se le suman al problema de la estrategia de erradicacién de cultivos ilicitos, como por ejemplo el de la industria aérea. En 1988, los Estados Unidos habfan desarrollado ya una im- portantefuerza aérea antidrogas que contaba con 120 aviones en Colombia, México y Birmania. As{ mis- ‘mo, eran duefios de seis aviones de fumigacién, seis helicépteros de reconocimiento, seis de transporte de tropas y un avién de carga. Hoy esa industria debe ser muy prdspera. Tres cultivos ilfcitos en América Latina mueven el mercado de herbicidas, precurso- res quimicos, aviones y armas de guerra en el norte, aiiadiendo tanto problemas ambientales como de salud, Es urgente cambiar de estrategia. La falta de prop6sitos claros de los intereses econ6- micos en cuanto a la solucién de nuestros problemas, ambientales y sociales se evidencian en el presupuesto que especificé el Plan Bermeth en 1989: 45% para los programas de erradicacién, 35% para los de interdicci6n y 3.6% para los de sustitucién de culti- vos y desarrollo. Grandes recursos financieros se rientan al sostenimiento de las fuerzas armadas sin resolver con ello los problemas desde la base. 186 En enero de 1992, el Consejo Nacional de Estupefa- cientes expidié un comunicado a la opinién publica donde describié el problema de la amapola y afirmé que en su erradicaciGn se aplicarfan medidas que hubieran demostrado cientfficamente no poner en pe- ligro la vida humana y no causar dafios al ecosistema. Sin embargo, se siguié aplicando el Roundup (glifosato) para justificar los grandes recursos recibi- dos. Protesta del presidente Andrés Pastrana contra el glifosato | N del Partido Social Conservador, el M-19 y. ¥J la Nueva Fuerza Demoeritica, liderada por ‘Andrés Pastrana Arango. En febrero de 1992 se dio una auténtica re- belién contra el uso del glifosato por parte En febrero de 1992, el expresidente Misael Pastrana Borrero hizo uso del derecho de tutela para evitar que fuera usado el herbicida y Andrés Pastrana Arango propuso al gobierno, en una constancia, sus- pender la utilizaci6n del glifosato para eliminar cul- tivos de amapola. Estas noticias tuvieronun amplio despliegue periodistico. Ya que consideramos que el gobierno saliente no suspenderd las fumigaciones, esperamos que el nuevo gobierno sf lo haga. Sélo puede esperarse que suconciencia ambiental sea con- secuente con lo que planteaba hace seis afios. Resultados de la politica actual En febrero de 1995 el gobierno del presi- dente Emesto Samper Pizano anuncié en el Plan de Desarrollo Alternativo de la Presi- dencia de la Repiiblica su intencién de des- truir todos los cultivos ilicitos en dos afios. Ademas, contemplé inversiones de 300 millones de délares en obras de infraestructura, vias, fomento producti- vo y acciones tanto de conservacién como de defen- sa de los recursos naturales, No obstante, se ha incrementado la pobreza y la inseguridad. Hacen fal- tan vias de comunicacién y tanto la salud como la educacién son cada dia mas deficientes. Asi mismo, los cultivos ilicitos se han incrementado en un 38%, convirtiendo a Colombia en el primer productor de coca, a pesar de que las fumigaciones se han seguido realizando, Cultivo ilcitos y medio ambiente Alerta al Ministerio del Medio Ambiente Recientemente Rapalmira analiz6 los estudios del norteamericano Helling sobre el impacto ambiental de herbicidas aplicados a cultivos ilfcitos en zonas tropicales de Hawaii, Panamé y Peni. Con esto de- mostr6 que no es cierto que los herbicidas tengan bajo impacto ambiental como concluye Helling en su estudio. El autor s6lo comprobs mayor movilidad del tebuthiurén en zonas tropicales y no su degrada- cién Fl tebuthiurén, de acuerdo con la Agencia de Pro- teccién Ambiental EPA de los Estados Unidos, es un herbicida de amplio espectro usado para controlar toda la vegetacién de las reas no cultivables. Este producto es altamente soluble en agua y de baja adsorcién al suelo, por tanto muy mévil con ta hu- medad del mismo y con alto potencial de contaminar aguas superficiales y subterréneas. Ademés, es un plaguicida persistente y con una vida media en el suelo de ms de un aifo (la vida media se refiere a la desaparicién del 50% de los residuos iniciales). El tebuthiur6n, al igual que otros productos con ca- racteristicas similares como el imazapyr, nunca de- ben ser aplicados por via aérea sobre nuestras selvas, Y paramos en cumplimiento del articulo de preven- Cién consagrado por la Constitucién y porel Decreto 99 de 1993, Bajo este mismo principio, tampoco se deben permitir las pruebas experimentales, Las pruebas de laboratorio no son suficientes para medir la persistencia de los t6xicos en el suelo por- que algunos residuos no detectables por las muestras de laboratorio pueden ejercer accién sobre cultivos susceptibles. Esto lo demostré Helling en pruebas de campo realizadas en Panamé con siete cultivos sembrados en suelos tratados con diferentes dosis de tebuthiuron y otros herbicidas. Helling en su infor- ‘me concluy6 que el tebuthiuron mostré fitotoxicidad prolongada proporcional a las dosis y que la fitotoxicidad se manifest6 después de que no se de- tectaron residuos en el laboratorio. Los laboratorios més sensibles presentan ineficiencias para detectar residuos de sustancias muy solubles en agua y poco solubles en solventes orgénicos como el tebuthiuron, el imazapyr y el glifosato. Esto sucede porque en los ensayos se utilizan solventes ong cos. Por tanto deben rechazarse categéricamente las propuestas de pruebas experimentales. Estas no de- ben aceptarse nunca con sustancias de reconocida peligrosidad en cumplimiento del principio de pre- caucién, Conclusiones Las leyes de la oferta y la demanda se oponen a los programas de erradicacién de cultivos. Histéricamente los supuestos estudios de impacto ambiental han sido solamente pruebas de eficacia de los herbicidas sobre los cultivos ilicitos. Lacrradicacién aérea con herbicidas genera impac- tos sociales, ambientales, econémicos y politicos, pero no atenta contra el negocio de las drogas. Est demostrado que a mayores recursos para la cerradicacién, mayor produccién. Actualmente, lo tinico sensato es suspender y prohi- bir de inmediato las fumigaciones con herbicidas, y buscar e implementar otras medidas de manera participativa con estamentos nacionales ¢ internacio- nales a nivel multilateral. No pueden mirarse las fumigaciones como un mal menor que reemplaza a otro mayor. Los dos son pro- blemas que no se escluyen sino se suman. Si hay presiones politicas internacionales que quie- ren obligar al pais a fumigar con t6xicos nuestras, selvas y paramos, 0 a experimentar con ellos, debe- ‘mos oponer una fuerte presién ciudadana por la pro- teceién de las comunidades y la biodiversidad. Desarrollo alternativo en un contexto de paz en Colombia Por: Ricardo Vargas Meza Investigador - CINEP Marco de referencia * cia del narcotrfico en Colombia y de BS) modo particular de los cultivosilfeitos ie © P| es su creciente articulaci6n funcional con la guerra intema que vive el pa Den lado, el control territorial ejercido por las gu rrillas principalmente en las zonas de colonizacién de la orinoqufa-amazonia representa la obtencién de ingresos como resultado de los impuestos para la guerra tanto a la produccién de materia prima como al procesamiento y transporte de sustancias ilfcitas. Por otro lado, el paramilitarismo, en tanto respuesta contrainsurgente dirigida a golpear la poblacién vil de las zonas de influencia guerrillera, favorece ‘una estructura de tenencia de grandes extensiones de tierras adquiridas generalmente con dineros del nar- cotrifico y actiia buscando lesionar las finanzas de las guerillas, a la vez. que pretende el control de la economia ilegal como parte de su estrategia militar frente al conflicto, Las dos actuaciones armadas irregulares asf como Tas acciones de erradicacién forzosa de cultivos y las operaciones contrainsurgentes de las fuerzas arma- das en estas dreas estén dando como resultado un agudo desorden social que se reflejaen desplazamien- tos rural-urbanos obligados de los campesinos en condiciones infrahumanas. En otros casos, al optar or su permanencia en el sector rural, los campesi- nos deciden desplazarse a zonas inhéspitas con el fin de instalar nuevos cultivos de coca vincularse como jomaleros de cultives ilicitos comerciales. Uno y otro efecto esté representando para Colombia complejas situaciones de anomia y violencia con al- tos costos sociales, econémicos y ambientales que se suman a los costos en vidas y derechos humanos tipicos de una guerra crecientemente degradada. En efecto, el vaciamiento poblacional y violento de las zonas de frontera tiene repercusiones graves sobre la vida de los municipios, su economta, a funcionalidad 189 del espacio, la capacidad de retencién demogrfica y cen general sobre la paz y el desarrollo. Este es el re- sultado tangible en cl encuentro de los diferentes ac- tores armadlos tanto legales como ilegales. Sin embargo, a través de sus acciones de fuerza nin- guno de los sectores armados logra la hegemonta de Jos fines propuestos. Las guerrillas no logran conso- lidar relaciones legitimas de poder y su predominio esel resultado de las ganancias pragméticas ajenas a dinémicas sostenibles en el contexto socioeconémico 0 ético-cultural. El paramilitarismo opera como vio- leneia terrorista y desordenadora de los equilibrios existentes a nivel regional, como mecanismo de ex- propiacién violenta de los campesinos y como pro- tecci6n a circuitos ilegales. La policfa antinarcsticos, a pesar de su compromiso con las acciones de erradicacién forzosa, no logra por ello evitar el creci iento de las éreas de ilfcitos estimuladas por un mer- cado internacional en ascenso y que se mantiene con buenos precios, principalmente en Europa y la ex- Unién Soviética. Por su parte, las fuerzas armadas no hacen posible con sus operativos la legitimacién ni credibilidad del Estado en las zonas de conflicto, tanto por sus métodos como por el hecho de que esa tarea reclama complejos procesos integrates de or- den estatal. Como resultado, los actores no armados, autorida- des locales, comunidades, etc. estén recibiendo mail- tiples efectos de la totalidad de los intervinientes bajo. un esquema de fuerza: nifios y j6venes pierden su expectativa de futuro a través del reclutamiento for- 2080 de los distintos actores armados; autoridades locales pierden su autonomta de gobierno y termi nan articulados a las estrategias de la guerra; las co- munidades terminan siendo sobre representadas por Jos actores armados inregulates, sacrificando su au- tonomfa organizativa y su participacién en los pro- ccesos de decisién de orden local; as economfas son abruptamente interrumpidas 0 desordenadas con el consiguiente caos social y sentimientos de inseguri- dad y abandono. stas complejas circunstancias, agravadas sobre todo desde 1996, hacen no viables las acciones de De: rrollo Alternativo bajo el esquema de la politica exis. tente y limitan el papel de organismos como el Plan- te, ano ser que se redefina la politica sobre cultivos ilfcitos para el caso colombiano, proponiendo su ins- cripcién en un contexto de negociaciones y paz. Retos para la redefinicion de la politica sobre cultivos ilicitos A nivel internacional: la continuidad en Ia toma de decisiones sobre el paradigma dela reduccién dela oferta | wy A pesar del caréeter contradictorio y dis- ae perso de las instancias de decisién poli- “EES tica sobre las drogas ilegales en Estados Unidos, existe en la compleja red buro- /@e~/ crética un argumento comtin que le im- | Aa prime alguna coherencia a la polit ~@ terna sobre drogas: 1. Que la oferta de drogas ilicitas procedentes del exterior puede reducirse. 2. Que al disminuirla oferta tal situacién redun- dara en una baja del uso de drogas ilegales en cl interior de Estados Unidos. En efecto, en diferentes instancias de decisién sobre el tema de las drogas, se sigue manejando una pers- pectiva de reafirmacién inusitada del modelo de la reducci6n de la oferta. Es posible encontrar 4mbitos que recurren a Ja exaltaci6n de triunfos parciales y Jimitados en sus alcances, como muestra evidente de una oxigenacién de la estrategia de contencién del fenémeno de las drogas en su fuente. A modo de ejemplo, en el informe presentado por el ‘Subsecretario de Estado para asuntos de Naresticos Rand Beers, ante el comité de Relaciones Interna- cionales de la Camara el 31 de marzo de 1998, sefia- 16 que los programas antidroga dirigidos hacia el érea andina han aleanzado un punto de referencia tal que por primera vez tienen un serio impacto sobre la oferta de drogas ilegales hacia Estados Unidos. Entre los hechos presentados como evidencia por parte del fun- cionario y que tienen que ver con el caso colombia- no, cuatro hacen referencia a las acciones en la pro- uceién de materia prima, En su orden son: 1. El compromiso de Colombia para seguir Ne- vando adelante Ja erradicacion aérea. 190 2.E1 fortalecimiento de los programas de erradicacién en Colombia qite han crecido de {res a cuatro veces en tamafio y complejidad durante el aiio de 1997. 3. El papel desarrollado por la Policia Nacional de Colombia en su compromiso tanto en las acciones de erradicacién como en la inter- diccién, 4, Las posibilidades ofrecidas por las fuerzas armadas en operaciones antidroga, sobre todo en dreas de alta presencia guerrillera, tenien- do en cuenta los limitantes de la Poliefa para hacer frente a este fenémeno. A partir de estos hechos se exalta la presencia de una ‘oportunidad para profundizar los indicadores de éxi- to de toda la estrategia de reducci6n de la oferta, En ese sentido es claro que Colombia aparece como el principal teatro de todas las operaciones que enmarcan las actuales decisiones dirigidas hacia la oferta de drogas. Subsidiariamente, las medidas contempladas para Peri y Bolivia estarfan mds dirigidas a comple- mentar el bloqueo del circuito ilegal cuyo epicentro de produccién y trafico sigue siendo Colombia para Jos funcionarios estadounidenses. Este argumento se sustenta sobre todo en el renom- brado éxito del bloqueo de la conexién Perti- Co- Tombia. Por ello, los funcionarios norteamericanos sefialan que continuarén las acciones que han permi- to bloquear el flujo de materia prima hacia Colombia y que ademas ha creado las condiciones favorables para el colapso de la produccién peruana. De otro Jado y teniendo en cuenta la iniciativa del presidente Bainzer de comprometerse a fondo con la erradicacién de cultivos, Bolivia ofrecerfa garantias para neutrali- zar el efecto de desplazamiento de la economta ile- gal. Los efectos deseados para Peri y Bolivia de golpear estructuralmente su base productiva de coca se com- plementan a su vez con acciones envolventes en el interior de Colombia tanto por via aérea como te- rrestre y flu Para el perfodo inmediato, el fortalecimiento de la interdiccién junto con una erradicacién de mayores alcances constituyen el mecanismo de control del des- plazamiento del suministro de materia prima, del pro- ccesamiento y del control del comercio. Cultivos ilicitos y medio ombiente Lapresentacién de resultados de aplicacién de la es- trategia de reduccién de la oferta sustentados en la acumulacién de hechos que golpean los equilibrios necesarios para el funcionamiento del circuito ilegal resultan inocuos si no trascienden sobre la estructura de precios y la calidad de las sustancias ofrecidas dentro del comercio ilegal. En ese sentido, los pre- cios y el nivel de pureza de las sustancias ilegales en los sitios de comercializaciGn siguen constitu- -yendo puntos de referencia en la evaluacién de los niveles de ruptura o desorden det circuito ‘legal. Sin embargo la estructura de precios de la cocafna se mantiene con una tendencia a la baja y la pureza al por mayor se ha mantenido relativamente constante entre un 90% y un 84% entre 1988 y 1995, La venta al menudeo tiene tun comportamiento similar con un 70% y un 60% en et mismo lapso. En el caso de la herofina la situacién de los pre- cios es similar a la cocaina y la pureza en la venta al por menor pasé de 24% en 1988 a un 40% sosteniéndose alli desde 1994. Estos indicadores son los que llevaron ala Ofi- cina General de Contabilidad (GAO) a sefialar el fracaso en la relacién costo-beneficio de las accio- nes antidroga principalmente en lo que tiene que ver con las tareas de contencién del fenémenoen su fuen- te. A pesar de la permanencia de los esfuerzos y de ‘gastos que, para dar un s6lo ejemplo, durante 10 afios, tan slo en control intemacional ¢ interdiccién supe- ran los U.S. $20,000 millones de délares, las drogas ilegales continéan inundando los Estados Unidos. A pesar de algunos éxitos parciales, dice el informe, no ha sido posible materialmente reducir la disponi- bilidad de las drogas. Son evidentes las acciones exitosas de organizaciones relacionadas con el cir~ cuito ilegal através del cambio de técticas que inno- van los mecanismos de produccién, tafico y distri- bucidin de psicoactivos ilegales. Ademas de ese tipo de respuestas exitosas que se ge- neran en el interior del circuito ilegal y que final- mente logran demostrar Ia ineficacia de las tareas de represi6n, los funcionarios de la GAO constatan Ii- mitantes procedentes de las especificidades insti- tucionales, politicas, econémicas y culturales de los Iamados paises fuente 0 de trénsito. Se reconoce pues que la estrategia antidroga en su componente inter- 191 nacional no es una correa de transmisi6n capar. de incorporar dentro de ella al conjunto de instancias, gobiernos, etc. Esto se logra s6lo parcial y puntualmente. En el caso de Colombia tan s6lo la poliefa antinarcéticos puede ccaracterizarse como la instituciGn que se articula ple- namente con los prop6sitos de Ia estrategia antidrogas de Washington, en cuanto a su componente de re- duccién de la oferta y espectficamente en las tareas de erradicacién de cultivos. Observaciones criticas sobre la calidad de las leyes, legitimidad instituciona problemas de comupcién, manejo de cérceles, capa- Cidad de control de los dineros del narcotrifico, etc. en los pases llamados a jugar un papel dentro de la, estrategia de contencién del fenémeno de la oferta dejan un balance altamente negativo. El caso de la corrupcién, por ejemplo, se mantiene ‘como uno de los mds serios y extendidos problemas due limitardn estructuralmente el éxito de las accio- nes antidrogas principalmente en el caso de México y Colombia pero que puede hacerse extensivo a Bolivia o Peni, Recientemente, el ex-embajador de .UU. en Colombia, Myles Frechette seiial6 que “la corrupcisn es el impedimento més significativo para el éxito de los esfuerzos antidroga’” Finalmente, la GAO sefiala los intrincados proble- mas de coordinacién, garantfas de continuidad institucional de los programas, presupuesto, medi- ci6n de resultados, que caracterizan a las instancias norteamericanas comprometidas en los planes antidroga como otro obstéculo para que pueda llegar a proclamarse un éxito en la estrategia. Como puede verse, los tres niveles de problemas: movilidad en los diferentes niveles del circuito, inexistencia de una base institucional en los pafses involucrados en la oferta que le de sustento en el lar- g0 plazo ala estrategia y, finalmente, la incoherenci de las decisiones en el interior de EE.UU. contienen una alta complejidad de problemas con dificultades serias para su superacién, Sin embargo, el manejo virtual de los hechos como un impacto hacia la gene- racién de un estado de seguridad en el lector norte- americano o su utilizacién en la politica doméstica dirigida hacia una mayor radicalizacién de las accio- nes en la oferta continiian incidiendo en los procesos de toma de decisin en el interior de EE.UU. con fuertes repercusiones en el caso de Colombii A nivel interno: la redefinicién de la politica so- bre cultivosilicitos y el Desarrollo Alternativo. g Enel contexto del Plan Nacional Compro- x miso Colombiano Frente al Problema |BexS) Mundial de la Droga se define el rol del Plante como “...complemento a las cam- pafias de erradicacién forzosa de cultives ilicitos y tiene como finalidad contribuir al desarrollo integral de las zonas afectadas por la presencia de cultivos ilfcitos...”. En el mismo documento se hace explicito que “se ejecutard el Plan de Desarrollo Alternativo (Plante) como un programa presidencial, orientadoa brindar, a partir de la destruccién de los cultivos il citos, una alternativa econémica de vida dentro de la ley a los campesinos, colonos ¢ indigenas involu- crados en esa actividad”. La condicién de la destruccién forzosa de los culti- vos lleva implica la calificacién como delictiva de todas las actividades asociadas a la produccién de materia prima ilfcita y desde alli se sustenta el papel del Plante como subsidiario de la premisa de las ac- ciones de emergencia ante a situaci6n de desorden social y econmico en que se debaten las zonas, una vez.se interrumipen los ingresos provenientes del cir- cuito econémico ilegal 0 se desordenan los equili- brios de poder local. Scope sefiala una condicién es- tructural para explicar ese limitante: la situacién de ausencia de Estadoen gran parte dela geografia donde se instalan los cultivos ilfcitos; pero igualmente se- fiala aspectos operatives importantes como la 192 descoordinacién entre las acciones de erradicacin forzosa y la politica de Desarrollo Altemativo. Eneste sentido la redefinicién de la politica de Desa- rollo Alternativo debe contemplar presupestos dis- tintos a los esbozados en el Plan Nacional Contra las Drogas. Veamos los més importantes: En primer lugar, debe reconocerse que el problema de los cultivos ilfcitos no es generalizable bajo lacon- dici6n tinica de problema de criminalidad sino que centre sus causas esté la crisis en que se debatieron los procesos de colonizaci6n forzosa dirigidos hacia la regi6n orinocense-amaz6nica. Las limitaciones am- bientales del entomo amazénico, la reproduccién de los procesos de concentracién dela tierra en las éreas de piedemonte, la insostenibilidad de los cultivos co- Jonizadores y la precariedad del proceso de construc- cidn de Estado para estas zonas, entre otros fenéme- nos, dieron al traste con la resolucién del conflicto agrario. De este modo, el fracaso de estos procesos de media- dos de siglo y de la década de los 60, frustraron las expectativas de masas de colonos que buscan tierra y una seguridad econ6mica y de sus vidas. La econo- mia de la coca restablecié el equilibrio roto para los colonos, pero a la vez. gener6 nuevas dinémicas de colonizacién alrededor de esta economfa y junto a ellas se instalaron cultivos comerciales ilfcitos aso- ciados de manera més directa a los intereses de los narcotraficantes. Sin embargo, este tipo de cultivos se han constituido también en una solucién de corto plazo a la problematica del desempleo urbano y rural al demandar una importante cantidad de mano de obra no calificada vinculada como jomnalera en explota- ciones extensivas. De esta situacién se deriva la necesidad de una poli: tica que diferencie al crimen organizado con toda su intencionalidad delictiva y sus connotaciones inter- nacionales de una problemitica social vigente de ca- récternacional. De alguna maneraesta situacién debe plasmarse en procesos de regionalizacién e imple- mentaci6n diferenciada de la politica antidrogas y del Desarrollo Alternativo. Enalgdin momento se intent6 esta diferenciacién pero de una manera répida y simplistaal centrar el proble- ‘ma exclusivamente alrededor del tamafio de las fin- cas productoras de ilicitos. Hoy en dfa se trata de elaborar una regionalizacién integral seria y rigurosa proyectada para una politica de largo plazo e ins: ‘en una renovacién de los escenarios, dados los retos de su ubicacién en un proceso de paz. Elejercicio debe iniciarse partiendo de una contrat cidn técnica y actualizacién por parte de una comi sién de expertos en el tema de los cultivos ilfcitos quea su vez.consulten alas autoridades antinarcsticos sobre los denominados municipios con un problema de cultivos ilicitos. En algunos departamentos su de- finicién es evidente, mientras que en otros o no se ha esarrollado un proceso serio de calificacién o han entrado de manera reciente a la economia ilegal por el efecto de desplazamiento o finalmente, deberian ser objeto de una estrategia preventiva, la cual no se ha elaborado en Colombia. De cualquier manera, las zonas de colonizacién se caracterizan por un gran desorden en los procesos de ‘ocupacién de estos tertitorios, originado en las dind- micas esponténeas del desplazamiento, ocupacién y desarrollo de actividades productivas sin que se hu- biesen establecido previamente los limitantes ambien- tales y la real vocacién de los suelos, a fin de valorar su potencial agricola o forestal y por tanto la sosteni- bilidad econémica, ni contaron con una presencia de Estado que orientara estas actividades. Como resultado, las zonas de colonizacién termina- fon en una monodependencia de la economia de la coca, la cual de alguna manera resolvié los proble- ‘mas inmediatos de ingreso mas no los problemas del desarrollo de estas regiones. La funcionalidad del espacio, la dinémica de las vias y comunicaciones, la ampliacién de los escenarios urbanos, los poderes reales locales se desarrollaron alrededor de una eco- noma que se afirmé en la obtencién répida de exce- dentes individuales, negando abruptamente la cons- truccién de una ética de responsabilidad social, del espacio y sentido de lo ptblico, dinamicas que fue- ron sustitufdas por la generacién de arreglos locales através de normas coercitivas impuestas por las fuer- as irregulares para todas las actividades de la socie- dad en ciemes. De alli que no se trata de sustituir coca por inversio- nes del Estado manteniendo un transfondo de desor- den estructural sino de valorar Ios alcances y especificidades de las propuestas a desarrollarse en. diferentes reas. Como principio, conjuntamente con una caracterizacién de las condiciones espectticas en 193 Cultivs ilcitos y medio ambiente que se desenvuelve la economia ilegal para cada mu- nicipio, el tratamiento de regionalizacién y sobre- regionalizacién debe cefirse a los pardmetros de las indagaciones sobre ordenamiento territorial y ambien- tal. El caracter de Politica de Estado y el fortalecimiento institucional de las acciones de Desarrollo Alternativo | La dimension de las complejidades oe Ni 42> presentesen las dinsmicas de ocupa- én de los territorios denominados de colonizacién exige una responsabili- dad del conjunto del Estado a través del desarrollo de politicas que comprometan directamente a los entes del orden nacional y regional, En segundo lu- gar, la construccién de una politica que reivindique un perfil de autonomia en el diagnéstico de la pro- blematica y disefio de altemativas reclama un claro compromiiso institucional del poder central. Con ello se creardn mejores condiciones para asumir con éxi- to dindmicas de negociacién con paises o entidades multilaterales cooperantes. La existencia hoy de un ente como el Consejo Na- cional de Estupefaciemtes y su secretaria técnica a través de la Direccién de Estupefacientes muestra un perfil principalmente interdictivo y de fuerza que- dando marginados entes como el Plante que carecen de un escenario de concertacién de alto nivel que comprometa los esfuerzos en otra direccién. Sinem- bargo, la definicién de su carécter como complemen- tario de las tareas interdictivas explica de alguna manera el rol institucional asumido hasta ahora, Si se parte de una redefinicién de ta problemética de Jos cultivos ilicitos como asociada a los problemas del desarrollo, ello supone una redefinicion institucional del Plante. De alli que se requiera de ‘nuevas alternativas como considerar la constitucién del Consejo Nacional de Desarrollo Alternativo don- de haga presencia el Ministerio de Agricultura, Mi- nisterio del Ambiente, un equipo técnico de investi- gadores que adelantan tareas en relacién con el ordenamiento territorial y ambiental Tales iniciativas deberian ser el resultado de unaeva Iuacién y ajuste de las instancias comprometidas con el Desarrollo Alternativo o que hayan adelantado ac- ciones en esa direccién. La nueva estructura garanti- zarfa el desarrollo de una politica de Estado frente a la problematica. Igualmente, con base en la especia- lizacién y fortalezas institucionales, puede agrupar unidades técnicas que le den un soporte estratégico a laredefinici6n de la politica, todo lo cual crearfa las, condiciones para lograr un perfil internacional con capacidad de negociacién y de desarrollo de accio- nes de largo plazo. Lineas estratégicas para una nueva dinamica del Desarrollo Alternativo En primer lugar, se trataria de generar para las dreas, que se consideren con unas rafces sociales en la pro- blematica de los cultivos ilfcitos una inscripcién de politica dentro de una perspectiva de desarrollo y paz, «Por tal se entiende que el Estado, mas que el presu- puesto de la fuerza, creard las condiciones para la elaboracién de proyectos que generen las condicio- nes necesarias para el desarrollo humano sostenible sobre el principio de una valoracién del potencial in- tegral de las éreas con cultivos ilicitos, del fortaleci miento de las experiencias validas que puedan exis- tiro de biisqueda de alternativas espaciales para rea- lizar esos propésitos. En segundo lugar, se descriminalizardn los produc- tores que estén o sean adscritos a organizaciones c ‘munitarias de esas zonas sobre los cuales las organi- zaciones sociales, las parroquias y autoridades loc: les asumirén una responsabilidad y control en la medida en que se concerten acuerdos ditigidos acrear condiciones que servirdn de base para el proceso de erradicacién de cultivos ilicitos. En tercer lugar, el Estado desarrollard su capacidad interdictiva, de inteligencia y de aplicacién de la ley sobre los intermediarios de cultivos comerciales so- bre todas las actividades de procesamiento y trans- porte de sustancias ilicitas y sobre la corrupeién de funcionarios que ejercen las veces de autoridad en Jas zonas, dirigidas a disuadir y desestimular la monodependencia de las regiones de las actividades, ilfc Las acciones de erradicacién forzosa para las zonas con un problema social de cultivos ilicitos sélo se desarrollarén en Ia medida en que se creen las condi- 194 ciones para la generacién de altemativas productivas, Iicitas. Las comunidades a través de sus organizacio- nes se comprometerdn en primer lugar, a estabilizar las reas de cultivos ilfcitos y en segundo lugar, a desarrollar compromisos graduales de erradicacién, La conereci6n de una politica para las regiones con un problema social de cultivos ilfcitos inserita en la biisqueda de! desarrollo tiene que considerar entre otros elementos, un marco normativo y de accién lo- cal y regional que deberfa acompafiar a una estrate- gia que se interrelaciona bajo la conjuncién de va- rios instrumentos: 1. El plan de desarrollo municipal tiene como ob- jetivo formula las estrategias politicas de desarrollo ‘municipal y los proyectos de inversién para su mate- rializacién, Estd previsto en la ley 152/94, en la ley 9/89, la ley 60/93 y en la Constitucién Politica. En él se establecen las pautas generales y requiete de un ajuste dado por el ordenamiento territorial 2. Elplan de gestién ambiental regula y orienta el proceso de disefto y planificacién de uso del territo- rio y de los recursos naturales renovables para el de- sarrollo sostenible. En él se contemplan planes y pro- yectos ambientales; normas para control, preserva- cién y defensa del patrimonio ecol6gico; interactia con las corporaciones autGnomas y demas entidades, encargadas de velar por el patrimonio ambiental. Su marco normativo esta contemplado en la ley 99/93, Ja Constitucién Politica y los planes de desarrollo mt nicipal 3. El plan de ordenamiento territorial formula la politica de uso y ocupacién del territorio de confor- midad con el plan de desarrollo y los planes sectori les. Su prop6sito es lograr un manejo integra a nivel biofisico, econémico, sociocultural, espacial y polf- tico administrativo, Se funda en la ley 152/94 y la ley de ordenamiento territorial urbano que modifica laley 9/89. Da un soporte técnico alas decisiones de politica para el desarrollo municipal. 4. El reglamento de uso del suelo define un marco normativo para garantizar la sostenibilidad de las de- cisiones de uso y ocupacién del suclo por los otros planes teniendo en cuenta las potencialidades y res- tricciones. Esta contemplado en laley 8/89 y en acuer~ dos municipales. 5. La estrategia social de servicios complemen- tarios busca, mediante la identificacin de la oferta de servicios como insumos, materia prima, compor- tamiento de mercados, disponibilidad de tecnologia y eréditos, conformar un sistema que informe eficientemente a los productores y oriente el acceso adichos servicios con el propésito de lograr el apoyo integral a la produccién agropecuaria. Componentes del ordenamiento territorial El desarrollo metodol6gico del Ordenamiento Terti- torial podria contemplar el reconocimiento de cinco subsistemas: 1. EI conocimiento del subsistema biofisico tiene como finalidad el andlisis de los recursos fisicos y biosticos, y de modo particular caracterizar, descri- bir, clasificar, sintetizar y espacializar el paisaje me- diante una zonificacién ecol6gica que permita iden- ficar las potencialidades y restricciones de uso que puedan tener las diferentes unidades de paisaje re- sultante, 2. Para el caso del subsistema econémico la final dad es encontrar cémo la estructura econémica in- fluye en la configuracién territorial municipal y a la vez, c6mo la capacidad de soporte territorial local influye en la dinémica econémica, En este compo- nente se pretende una caracterizacién de la econo- mfa local en el contexto municipal, departamental, nacional e intemacional. Se busca definir los niveles de productividad y desarrollo tecnol6gico de las prin- cipales actividades o empresas; el encadenamiento de la economia local interna y externamente; Ja es- pecializacién (localizacién territorial) de la econo- ‘mia local y sus implicaciones derivadas del ciclo pro- duecién-distribucién-consumo. Finalmente se busca elaborar un mapa de zonificaci6n de los sistemas de produccién y extraccién, 3. Con el estudio del subsistema politico-adminis- trativo se pretenden identificar funciones, compe- tencias y recursos, grado de articulaciGn y relacién de diferentes entidades e instituciones con respect al municipio. También evaluar las formas de inter- venci6n estatal (normatividad, inversién, gestién) que inciden en Ia organizacién y funcionamiento tertito- rial municipal. Finalmente, se busca identificar los centros de poder de las diferentes ramas del ejerci- cio piblico y su forma de intervencién en los proce- sos de desarrollo y el ordenamiento territorial muni cipal. 195 Cultivo ilcitos y medio ambiente 4, Frente al subsistema social se quiere caracterizar Ja comunidad local, municipal, en aquellos aspectos basicos que desde el punto de vista de grupo social y de los comportamientos colectivos inciden en los pro- cesos de ordenamiento y planificacién territorial. Re- produciendo la perspectiva de un analista, se busca evaluar “la factibilidad de iniciar un proceso participativo y asociativo como primera condicién del desarrollo” dirigido estratégicamente a la cons- truccién de un territorio organizado. 5, Finalmente el andlisis del subsistema de funcio- namiento espacial busca analizar las relaciones mu- tuas entre el patron de asentamiento, el fncionamien- toy la onganizaciGn espacial que se define en el uso y ordenamiento del territorio. Conclusiones 1. ELEstado colombiano debe asumir las diferencias entre el carcter internacional del trfico, las organi- zaciones criminales creadas para ese claro fin y la presencia de una problemstica social de origen na- cional, como base para entender la dependencia de algunas regiones dedicadas a la produceién de ilfci- tos. Para el primer caso se imponen los acuerdos y com- promisos internacionales en materia de politica cri- minal frente al comercio ilegal, lavado de délares, contrabando de insumos. etc. Para el segundo caso, esto es frente a los cultivos ilfcitos, el Estado colom- iano debe asumir con autonomia una responsabili- dad politica construida sobre la base del reconoci- miento a esa compleja problematica socioeconémica, ambiental y cultural, que no puede ser resuclta desde medidas antidrogas sino desde transformaciones in- tegrales intemnas (reforma agraria, ordenamiento te- rritorial, politica ambiental, ete.) 2. A corto plazo, deben cesar las fumigaciones me- diante aspersidn aérea dado el alto impacto ambien- tal que generan al estimular el traslado de los culti- vos los cuales arrastran consigo todo el patron irracional de asentamiento poblacional tipico de esta economfa 3, Para la reformulacién de la politica se debe partir de una regionalizacién del problema de los cultivos ilfcitos de modo que se establezcan claras diferen- cias entre zonas procluctoras relacionadas con las cri- sis de la colonizacién y del sector agropecuario co- Jombiano, frente a aquellos cultivos comerciales uni- dos. las organizaciones del narcotréfico, Parael pri- ‘mer caso se debe diseftar una politica integral de Es- tado, que comprometa no solo a una entidad en par- ticular, sino que se disefien acciones de fortalecimien- to institucional a través de escenarios e instancias que permitan el concurso del conjunto de entidades y ministerios pertinentes con esta temitica. 4, Diferenciar el conflicto armado interno y la pro- blemitica de los cultivos ilfcitos. El aplazamiento de esta medida ha llevado aceleradamente a que hoy en dia las zonas cocaleras hayan entrado en una polarizacién agenciada por los organismos de segu- tidad del Estado, los grupos paramilitares y las orga- nizaciones insurgentes, borrando del escenario a la poblacién civil implicada en el problema. De hecho en este momento como en el caso del Medio y Bajo Cagtian, la viabilidad de propuestas altemativas en algunas zonas cocaleras pasa necesariamente porre- solver regionalmente ese contflicto © por 1o menos tear condiciones de paz que le abran un espacio al desarrollo altemnativo, 5, Proponer una solucién pacifica y auténoma ex- presada en acuerdos con los actores sociales del or- den regional y con el ejercicio de la soberanfa en el disefio de las acciones, sobre la base de la politica de ordenamiento territorial y ambiental que obliga a re- ‘conocer las potencialidades y limitaciones biofisicas y socioeconémicas de aquellos espacios conocidos ‘como zonas cocaleras. 196 Relatoria - mesa de trabajo: Impactos sociales y ambientales del narcotrafico y de la guerra quimica. Diagnéstico EL problema de os cultivos ilicitos incluye diversos sectores armados y grupos de poblacién desarmada no beligerante (habitantes de los territorios en donde se localizan dichos cultivos, indigenas y colonos). Como solucién a esta situacién, los gobiemnos colombianos de las iltimas décadas, bajo presién externa, en especial de los Estados Unidos, movidos por intereses econdmicos y politicos han priorizado acciones represi- vas indiscriminadas, tales como las fumigaciones con herbicidas potencialmente tOxicos. Bajo estas prcticas, la poblacién civil y especialmente los grupos més vulnerables, los indigenas y los colonos, son los principales afectados, sufriendo desplazamientos forzosos y violaciones de sus derechos elementales como el derecho al trabajo, a un ambiente sano y al respeto de Ia propiedad. Laestrategia de militatizacién de la lucha contra las drogas, en lo referente a los cultivos ilicitos, hace dificil a viabilidad de iniciativas y acciones de desarrollo alternativo, limiténdolas a organismos como el Plante cuyo porte a la solucién del problema es muy limitado. Esta situacién hace necesaria la redefinicién de la politica existente, proponiendo su inscripcién en un contexto de negociaciones y de paz. Bajo las politicas sefialadas, los cultivos ilfcitos se han incrementado y el conflicto armado en esas éreas se ha agudizado. Actualmente, ademés de los narcotraficantes, cultivadores, poblacién civil y autoridades militares también hay presencia de insurgencia y més recientemente de grupos paramilitares, Las fumigaciones han mostrado ser ineficaces, inconvenientes y contraproducentes. Incficact de la descarga de toneladas de herbicidas para erradicar los cultivos ilfcitos, éstos se han incrementado en un 38,8%; inconvenientes porque la fumigacién genera dinémicas de violencia y de violacién a los derechos colectivos ¢ individuales, y contraproducentes porque no se genera confianza para la inversi6n en proyectos econdmicos alternativos. porque a pesar 197 Propuestas Suspender las fumigaciones con Glifosato, autorizadas actualmente, para facilitar el proceso de negociacién y afianzar los programas de desarrollo alternativo. Por lo tanto, el Estado debe comprometerse a no usar ningiin otro herbicida, ni siquiera a escala experimental, aboliendo asf la opcién de guerra quimica, en concordancia con el principio de precaucién contemplado en la Ley 99/93 y con los compromisos del convenio de biodiversidad. Se requiere que el gobierno nacional, a través de organismos competentes, de cumplimiento a los acuerdos firmados con la marchas campesinas en 1996. Se propone crear mecanismos de concertacién, en el ambito regional y nacional, con participacién de los diferentes grupos en conflicto, con el fin de: + Conceptualizar, desde una posicién de soberanfa, las politicas generales sobre drogas y narcotrifico, y politicas especificas sobre desarrollo alternativo a los cultivos ilfcitos, diferenciando los grupos poblacionales que componen la estructura social de las miitiples regiones. * Diferenciar el conflicto armado interno de la problematica de los cultivos ilfcitos, * Disetiar politicas sobre desarrollo alternativo y considerar la posi paz, desarrollo altemativo y proteccién de ecosistemas. lidad de crear zonas especiales de + Implementar proyectos productivos dirigidos a mujeres cabeza de hogar, cuyo ntimero se ha incrementado en las dreas de cultivos ilicitos como consecuencia de los fenémenos de violencia que afectan mayoritariamente a la poblacién masculina. + Evaluarlos proyectos y las acciones que adelantan diferentes sectores y organismos sobre alternativas alos cultivos ilicitos, y que proponen un nuevo disefio institucional y un programa paral tratamiento de esta problematica con los grupos sociales y econémicos regionales, bajo la dindmica de la planeacién partcipativa. * Promover la erradicacién voluntaria, manual y progresiva de los cultivos de coca, amapola y marihuana, acompafiados por los programas de sustitucién y de desarrollo, * Destinar partidas provenientes de los recursos econémicos del fondo para la paz, de la cooperacién intemacional y de la extincién de dominio que se aplique a los narcotraficantes, para el desarrollo alternativo y mitigacién de dafios causados a la poblacién civil, y apoyar a Jos municipios que reciben poblaciones desplazadas por la violencia armada y por efecto de las fumigaciones. * Declarar los departamentos donde se cultiva la hoja de coca como departamentos de inversién social, a fin de obtener presupuesto para implementar proyectos que incorporen criterios econémicos de valora- cin de la oferta ambiental que poseen. 198

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