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LOS RESULTADOS A KRISHNA

Srila Virabahu Maharaja


Ciudad de Rosario, Argentina
Julio de 1994

tyaktva karma-phalasangam
nitya-trpto nirasrayah
karmany abhipravrtto ‘pi
naiva kiñcit karoti sah

“Abandonando todo apego a los resultados de sus


actividades, siempre satisfecho e independiente, él no
ejecuta ninguna acción fruitiva, aunque está dedicado a
toda clase de actividades”. [Bhagavad-gita 4.20]

Phala. Phala significa fruto. Toda actividad en este


mundo produce un fruto: karma-phala (estos textos están
en sánscrito). Karma (son actividades) phala-asangam
significa “apego al fruto de la actividad”. ¿Qué es lo que
ocurre? Que, por lo general, todos hacemos algo con un
objetivo, con una motivación, con el deseo de obtener algo
más. Toda actividad que realizamos, por lo general, la
hacemos con la idea de recibir un fruto. Por eso se
menciona tanto en nuestros libros este término —fruitivo,
actividad fruitiva. Actividad fruitiva pues, ya es fácil de
entender, es aquella mediante la cual estamos esperando un
fruto. Nadie hace nada por nada —ésa es la idea. Todo el
mundo realiza sus actividades esperando una recompensa.
Pero karmany abhipravrtto ‘pi. En este texto se está
mencionando indirectamente que una persona con
conciencia superior... Acabamos de describir la conciencia
general, la conciencia ordinaria: el estado de conciencia
general es que queremos recibir un fruto del trabajo. Y en
este texto la implicación indirecta es que ese deseo de
obtener un fruto nos ata a este mundo. En ese sentido,
incluso si la actividad que realizamos es lo que se conoce
como una “buena actividad”, el fruto va a ser “bueno” pero
va a ser bueno en términos de este mundo. Y para nosotros
recibir el fruto de eso que hacemos, tenemos que estar o
tenemos que venir a este mundo. Y en ese sentido, una
persona con conciencia superior —de ahí empato con esa
idea— entiende que no debe estar en este mundo porque no
pertenece a él. Y a esa persona no le interesa ni siquiera
recibir los “buenos resultados” de sus buenas actividades,
porque para recibir ese buen resultado tiene que venir a este
mundo, tiene que estar en este mundo.
Esta filosofía de conciencia de Krishna nos explica la
razón de la existencia, y todos estos textos hay que
entenderlos en función de esa explicación (de cuál es la
razón de nuestra presencia en este mundo, en primer lugar,
y, más importante que eso, cuál es la razón de nuestra
existencia en general). ¿Cuál es la razón de que existimos
en este mundo o en cualquier otro? ¿Cuál es la razón de
nuestra existencia? También, cuál es el origen nuestro?
Todas esas son preguntas muy importantes para un ser
humano —especialmente para un ser humano, que es a
quien le sirven estas respuestas. La Cultura Védica (toda
esta filosofía védica y este Movimiento Hare Krishna que
la está presentando) tiene por objeto que el ser humano
pueda utilizar esa información de la mejor manera. Es
decir, cuál es esa información? Cual es la razón de nuestra
existencia.
Este texto habla de actividades porque todo el mundo está
realizando actividades. Pero cuál es el valor de esas
actividades si no sabemos ni siquiera cuál es la razón de
nuestra existencia? En inglés tienen un refrán —debe haber
algo similar en español— que es “poner la carreta delante
del caballo”. La carreta debe estar detrás del caballo pero
tienen esta idea: poner la carreta delante del caballo.
Entonces, un poco vivimos todos así en este mundo. Y
cómo se aplica este ejemplo? Vivimos realizando
actividades. Nos sentimos impulsados a actuar y a realizar
actividades, cuando no sabemos todavía cuál es el
propósito de todo ello. Especialmente, cuál es el propósito
de nuestra vida —de dónde venimos, a dónde vamos. Sin
embargo, mientras tanto, estamos muy activos. La Cultura
Védica nos da una advertencia. Nos advierte, hace sonar
una alarma, nos llama la atención: mejor averigüe cuál es la
razón de su existencia antes de ocupar todo su tiempo en
actividades, porque al llegar a saber cuál es la razón de su
existencia quizás va a querer realizar unas actividades
totalmente diferentes. Pero si ocupa toda su vida en estar
muy activo, muy ocupado —sin investigar cuál es la razón
de la existencia— puede perder esta gran oportunidad que
constituye tener la vida humana.
En la Cultura Védica se dice que tener un cuerpo humano
es algo muy especial. Y al investigar un poco nos
enteramos por qué la Cultura Védica hace esta distinción.
En realidad, en todas las culturas está esa distinción. En la
Cultura Occidental se dice que el hombre es un “animal
racional”. Entonces, eso es lo que hace la diferencia —eso
de “racional”. En la Cultura Occidental se entiende eso.
Muy significativo que la Cultura Occidental también llama
al hombre “animal”. Dice que es un “animal” y eso es
importante. Pero dice: es un animal “racional”. Y eso se
supone que va a establecer una gran diferencia (el que sea
racional). Pero la Cultura Védica no acepta eso así nomás
(que el hombre —por el simple hecho de ser hombre— es
un animal racional y ya es diferente de los demás
animales). La Cultura Védica va un poco más allá y dice: el
hombre es diferente de los animales, cuando utiliza su
capacidad racional para hacer algo diferente de lo que
hacen los animales. Porque si el hombre utiliza su
capacidad racional para las mismas actividades que realizan
los animales, él es un animal —y se cae la palabra
“racional”, se queda nada más “animal”. No hay diferencia.
Si ese carácter racional lo utiliza para comer, dormir,
aparearse y protegerse, entonces, no hay diferencia entre su
capacidad racional y cualquier capacidad similar que tenga
el animal para conseguir satisfacer esas necesidades. El
animal también hace algo. También se las “ingenia”
podemos decir, utilizar esa palabra, la cual indica algún
tipo de raciocinio. “Instinto” se llama en el animal.
Entonces, en qué se diferencia el instinto animal mediante
el cual está buscando satisfacer estas necesidades y la
capacidad de raciocinio humano, si el hombre está
utilizando todo su poder de raciocinio en satisfacer las
mismas necesidades animales (es decir, igual que lo que
hace el animal)? Entonces, las Escrituras Védicas pues,
suenan la alarma. Nos advierten de esta situación: que si no
hacemos buen uso de este raciocinio, se nos considera —y
debemos darnos cuenta que es cierto— en el plano animal.
Ahora bien, qué hay de malo en estar en ese plano
animal? Que, al igual que el animal, quedamos en la misma
situación de no saber de dónde venimos y a dónde vamos.
Y simplemente nos interesa el momento, lo que llaman de
ordinario “vivir el presente” (la gente habla así “vivir el
presente”, “vivir el momento”). Pero eso no se respeta
como vida humana en la Cultura Védica debido a que hay
mucho más que eso: que un hombre se mantenga en el
nivel de un animal en relación con esto. Es decir, que no
sabe ni de dónde viene ni a dónde va, ni cuál es el sentido
de su vida; simplemente actuar, seguir la corriente,
ocuparse, pero con qué objeto final, no lo sabe. Y que un
hombre haga eso, viva de esa manera, lo coloca en una
situación muy lamentable de muchísimo sufrimiento, de
muchísimas angustias. Y en esa condición de angustia
(siendo la angustia principal el temor a la muerte) el
hombre se tiene que embriagar, enajenar. Vive de una
manera en que trata de olvidar el peligro inminente de la
muerte que lo acecha. Y todo el mundo vive sin querer
pensar en estas cosas. No es parte de la vida diaria analizar
la situación peligrosa en la que nos encontramos, en la que
todo el mundo se encuentra. No hay ningún espacio en la
vida diaria en que se pueda considerar eso porque para la
gente es una angustia innecesaria, ya que no pueden hacer
nada al respecto. ¿De qué sirve analizar cuán peligroso es
este mundo? Es algo así como enterarse de la enfermedad
sin tener el remedio. Como a veces, cuando el médico le
avisa a un familiar que el otro familiar tiene una
enfermedad fulminante; y, muchas veces, cuando dicen que
no hay nada que hacer, no le quieren informar a la persona
enferma. Porque de qué sirve? Nada más va a servir para
que se angustie y, de todos modos, no puede hacer nada.
Entonces, más o menos, vivimos así: como creemos que
no se puede hacer nada; como creemos que no es posible
saber de dónde venimos, a donde vamos; como creemos
que no podemos hacer nada en relación con la muerte,
entonces, preferimos no pensar en ello. Porque creemos que
es una angustia innecesaria. Pero las Escrituras Védicas nos
dicen que no es necesario engañarse de esa manera (como
si no fuéramos a morir). Todo el mundo vive como si la
vida en este mundo fuera eterna. Hay otro decir —hay tanta
sabiduría popular que podemos analizar desde distintos
puntos de vista. Hay un decir que dice: “vive cada día como
si fuera el último”. Pero, claro, nadie piensa
verdaderamente que así sea. Esa es nada más otra señal,
otra muestra de cómo la gente trata de olvidarse. No quiere
pensar en el futuro. Porque el futuro para todo el mundo —
dependiendo de cuál futuro; pero hay un futuro (que es el
futuro final) que es idéntico para todos— es, en un sentido,
bastante malo. Y ese futuro que es idéntico para todo el
mundo es la muerte: mrtyuh sarva-haras caham. Krishna
dice en el Bhagavad-gita (10.34) con palabras muy
tajantes: “Yo soy la muerte que todo lo devora”. Y lo dice
así para que entendamos que nadie, ninguno de nosotros,
puede salvarse de eso (de la muerte).
Recuerdo en este momento: nuestro maestro espiritual,
Srila Prabhupada, en los últimos días de su permanencia en
este mundo, se encontraba postrado por bastantes semanas.
Y uno de sus discípulos (que permanecía junto a su lecho)
nos contó que unos días antes, unas semanas antes quizás...
Un discípulo joven en comparación con Srila Prabhupada.
Este discípulo estaba mirando a su maestro, y lo había
estado atendiendo. Y en esa ocasión en particular Srila
Prabhupada, de repente, se quedó mirándolo fijamente a los
ojos —recuerda. Fue un momento muy impresionante para
él: Srila Prabhupada se quedó mirándolo a los ojos. Y,
claro, en todo el mundo, en todo el ambiente, el sentimiento
era que Srila Prabhupada se estaba por ir en cualquier
momento. Todo el mundo se estaba dando cuenta de eso y
Prabhupada mismo estaba hablando de eso. Por consi-
guiente, en ese momento Srila Prabhupada se quedó
mirándolo muy fijamente, y le dijo: “No creas que a ti no te
va a pasar esto”. “No creas que a ti no te va a pasar esto”.
Entonces, es así: a todos nos va a tocar enfrentarnos con la
muerte.
Y este Movimiento de conciencia de Krishna es un
programa para adiestrarnos: para entender de qué se trata la
vida y la muerte, qué hay antes de la vida y qué hay
después de la muerte. Toda esa información se puede
conseguir en estas Escrituras. Y todo comienza, todo ese
conocimiento empieza con el Bhagavad-gita. Y en ese
contexto, podemos entender mejor este verso. Porque el de-
voto de Krishna también realiza actividades, pero las
realiza con un estado de conciencia tal que esas actividades
no le producen reacción. Las actividades de alguien con un
estado de conciencia materialista le producen reacciones, y
esas reacciones lo atan a este mundo material; lo atan a la
conciencia mediante la cual se sufre en este mundo
material. Pero el devoto de Krishna, gracias a que dedica
todas sus actividades a Krishna y no trata de disfrutarlas de
un modo egoísta, no trata de disfrutar del fruto de sus
actividades de un modo egoísta, sino que le ofrece todo el
fruto de sus actividades a Krishna, entonces, esa persona se
mantiene muy libre de todo tipo de cautiverio material. Y
ése es el significado de este texto: “Abandonando todo
apego a los resultados de sus actividades, siempre
satisfecho e independiente, él no ejecuta ninguna acción
fruitiva, aunque está dedicado a toda clase de actividades”.
Los devotos de Krishna —aquellas personas que siguen
esta filosofía, que viven esta filosofía— son muy activos.
También realizan actividades, pero el propósito de ellos es
diferente del propósito de la persona materialista. Y ése es
el significado de este texto.

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