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los limita, en tanto inculcacin de un arbitrario cultural determinado (Bourdieu: 1993; pp.
93-95). Esta inculcacin del habitus supone una accin pedaggica llevada a cabo en
espacios institucionales (familia, escuela) por agentes especializados, que imponen normas
arbitrarias valindose de tcnicas disciplinarias. La incorporacin, en cambio, se da por
la interiorizacin de los agentes de regularidades inscritas en sus condiciones de
existencia (Guerra: 2010; p. 392). Aunque estas dos caras de la moneda van siempre en
conjunto, y forman parte de un proceso complejo de formacin y adquisicin de las
estructuras bsicas.
Pero el habitus por s solo es un concepto flotando en la nada. Para adquirir sentido,
requiere del concepto de campo.
El campo est constituido por una lucha entre ciertos agentes, y se define en la medida en
que define lo que est en juego (cierto tipo especfico de capital). De esta manera para que
el reconocimiento de un campo sea posible, es menester que exista algo en juego y agentes
dispuestos y capaces de competir; es esta ltima condicin la que brinda el habitus al
aportar con los conocimientos necesarios para las reglas del juego. Este espacio de lo
social, en la medida en que se vuelve un tipo de juego, adquiere relativa autonoma
(Bourdieu: 2002; p. 120). Bourdieu define con claridad la posibilidad de los agentes dentro
de cada campo:
Los jugadores pueden jugar para aumentar o conservar su capital, sus fichas, es decir, en
conformidad con las reglas tcitas del juego y con las necesidades de la reproduccin del juego
y de los intereses en juego; pero tambin pueden trabajar para transformar parcial o totalmente
las reglas inmanentes del juego (Bourdieu,
1992: 73).