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1 Cuaderno de un retorno a la tierra natal A Giltima hora de la madrugada. Vee, le decia yo, hocico de cuico, hocico de chivato, vete, detesto alos lacayos del orden y a los abejorros de la esperanza, Vete, amuleto de maldad, chinche de monaguillo. Luego yo me volvia hacia paratsos perdidos para él y para los suyos, més tran- guilo que el rostro de una mujer que miente, y all, adormeciclo por los efluvios de un pensamiento nunca cansado, alimentaba al viento, desataba los monstruos y escuchaba subir del otro lado del desastre la riolada de tortolas y tréboles de la sabana que llevo siempre en mis profundicades a una altura inversa a la del vigésimo piso de las casas mas insolentes y, por precaucidn con- irala putrescente fuerza de las atmésferas crepusculares, sabana a trancos recorrida, noche y dia, par un sagrado sol venéreo. Altima hora de la madrugada, cundidas de granos de fra giles cnsenadas las Antillas hambrientas, las Antillas picadas de viruelas, las Antillas dinamitadas de alcohol, varadas en el barro de esta bahia, en el polvo de esta ciudad siniestramente varadas. A tltima hora de la madrugada, la extrema, engatiosa y deso- Jada escara sobre la herida del agua; los martires que no atesti- guan; las flores de la sangre que se marchitan y deshojan en el ‘viento vano como gritos de loros lenguaraces: una vida vieja y falazmente risuena, los labios abiertos por desafectas angustias; 33, una vieja miseria pudriéndose bajo el sol, silencfosamente; un vigjo silencio reventado de puistulas tibias, la aterradora inanidad de nuestra razén de ser Antlkima hora de la madrugada, sobre esta més frégil capa de tierra que deja atras de modo hurnillante st porvenit gran- dioso ~ los volcanes estallardn, el agua desnuda errastrara las ‘manchas maduras del sol y no quedara mas que una tibia efer- vescencia picoteada por las aves marinas —l playa de los suetios y el insensato despertar. A tlhima hora de la madrugada, esta ciudad plana ~ tumbada alo largo, atropellada en Su cordura, inerte, acezando bajo su fardo geométrico de cruz que eternamente recomienza, indécil su suerte, muda, contrariada de todos modos, incapaz de crecer nutrida con la savia de esta tierra, impedida, amputada, sometida, con agotamiento de fauna y flora A titima hora de la tnadrugada, esta ciudad plana ~ rumbeda alo largo, En esta ciudad inerte, esta muchedumibre escandalosa que tan asombrosamente pasa al lado de su gtito como esta ciudad al lado de su movirniento, de su sentido, sin inquietarse, al lado de su grito verdadero, el tinico que se hubiera deseado oft por- que es el tinico que se le siente suyo; porque se le siente habitar en ella, en algiin profundo refugio de sombra y de orgullo; en esta ciudad inerte, esta muchedumbre al lado de su grito de hambre, de miseria, de rebeldia, de rencor, esta muchedumbre tan extraflamente vocinglera y tnutda Enesta ciudad inerte, esta extratia muchedumbre que no se junta, que no se inmiscuye: habil en descubrir el punto de des- 34 encuentro, de evasiva, de fuga. Esta muchedurnbre que no sabe ser muchedumbre, esta muchedumbre, uno se dla cuenta de eso, tan perfectamente sola bajo el sol, como una mujer que se hu- biese creido toda entregada al compas de su lirico andar, y que de pronto interpela a una lluvia hipotética y le conmina a no caer; © como tna rapida senial de la cruz sin mévil visible; o como la animalidad sobitamente seria de una campesina que orina de ple, con las piernas abiertas y righdas En esta ciudad inerte, esta muchedumbre desolada bajo el sol, sin tomar parte en nada de lo que se expresa, se afirma, se libera en la plena luz de esta tierra, la suya. Ni en la emperatriz Josefina de los franceses que softaba muy alto por encima de la canalla negra, Nien el libertador paralizado en su liberacion de piedra blanqueada, Nien el conquistador. Nien este desprecio, nien esta libertad, ni en esta audacia ‘A dltima hora de Ia madrugada, esta ciudad inerte y sus aparces de lepras, de consunciones, de hambres, sus miedos aga- zapados en los barrancos, sus miedos encaramados en los arbo- les, sus miedos excavaclos en la tierra, sus miedos al garete por el cielo, sus miedos agolpactos y sus fumarolas de angustia A tiltima hora de la madrugada, el morto olvidado olvidén- dose de saltar Auultima hora de la madrugada, el morro de cascos intran. quilos y décil — su sangre palidica desconcierta al sol con su acalorado pulso, A altima hora de la madrugada el incendio contenido del morro, como sollozo amordazado al horde de su explosion san- srienta en busca de una ignicion que se oculta y se desconoce. 35 Avtltima hora de la madrugada, el morro encuclillado ante lk bulimia en acecho de grandes cubas y molinos, vomitando Jentamente sus fatigas de hombre; el morro solo y su sangre de- rramada, el morro y sus apésitos de sombra, el morro y sus arroyuelos de miedo, el morro y sus grandes manos de viento. A tltima hora de la madrugada, el morro famélico, y nadie sabe mejor que este morro bastardo por qué el suicida en com- plicidad con su hipogloso se ahogé torciendo su lengua para tragarsela; por qué una mujer parece hacer Ta plancha en el rio Capot (su cuerpo dsc, luminosamente oscuro, se organiza ala vor de mando de su ombligo), peto no es mas que un bulto de agua sonora. ‘Yoni el maestro en su clase, ni el sacercote en el catecisino le arrancardn una palabra a este negrito sofioliento, no obstante la ‘energia con que taraborilean ambos su craneo tusado, porque es cen los pantanos del hambre donde su voz se ataseé de inanicion (una palabre-una-sola-palabra y os-ispeuse-de-lareiue Blanca de-Castilla, una-palabra-una-sola-palabra, ved-ese-salvaje-pe- ‘quetio-que-no-sabe-ni-siquiera-uno-de-los-diez-mandamnientos- de-Dios) porque su vor se orina en los pantanos del hamnbre, ‘y no se puede arrancar nada, verdaderamente nada, de ese vvaguito, salvo un hambre que no sabe ya trepar a las jacias de su voz un hambre torpe y sin volunted, un hambre enterrada en lo mas profundo del Hambre de este famélico mort. A wtima hora de la madrugada la extrana varadura, las pes- tilencias exacerbaclas de la corrupcion, las sodomias monstruo- sas de la hostia y del victimario, los infranqueables frontones de 36 oa del prejuicio y de la necedad, las prostituciones, las hipo- ctesias, las lubricidades, las traiciones, las mentiras, las false- dades, las concusiones — el sofoco de cobardias insuficientes, el entusiasmo sin jadeos de zalemas supernumerarias, las voraci- dads, las histeras, las perversiones, las arlequinadas dela mise ia, las lisiaduras, las comezones, las urticarias, las tibias hama- cas de la degeneracién. Aqui el desfile de risibles y escrofulosos bubones, el engorde de extranisimos microbios, los venenos sin. alexifarmaco conocido, as sanies de llagas muy antiguas, las im- previsibles fermentaciones de especies putrescibles. ‘Altima hora de la madrugada, la gran noche inmévil, las estrellas mas muertas que un balafon partido, el bulbo terético de la noche, germinando de nuestras bajezas y renunciaciones ‘Y nuestros gestos imbeciles y exagerados para reanimar Ia salpicadura de oro de los instantes privilegiados, el cordén um- bilical restituido a su fragil esplendor, el pan y el vino de la com- plicidad, el pan, el vino, la sangre de veridicos esponsales. Y esta antigua alegria que me trae la noticia de mi miseria presente, un camino con joroba que se arroja de cabeza en un barranco donde dispersa algunos bohtos; un camino infatigable que embiste tomando vuelo contra el morto en cuya cima se atasca brutalmente en una charea de casas patonas, un camino que sube a locas y desciende temerario, y el c6mico armatoste dde madera encaramado sobre unas patas mintisculas de cemento que yo llamo “nuestra casa”, con su peinado de lémina corru- gada al sol como una piel puesta a secar; el comedor, el piso tosco donde brillan las cabezas de los clavos, las vigas de pino y de sombra que recorren el techo, las fantasmeles sillas de 37 palma, la luz grisicea de la Kampara, aquella charolada y rauda de cucatachas que zumba insufriblemente A tltima hora de la madrugada, esta tierra mas esencial restituida a mi ansia, no de ternura difusa sino la atormentada concentracién sensual de la teta gorda de los morros con la ac- cidental palmera como germen endurecido, el brusco goce de los torrentes y, desde Trinité hasta Grand-Rivigre, la gran lame- dura histérica del mar. Yel tiempo pasaba de prisa, muy de prisa Se sucedieron agosto, cuando los mangos se engalanan con todas sus medias lunas, septiembre el partero dle los ciclones, octubre el incendiario de cafias, noviembre que ronronea en las destilerias; era la Navidad que comenzaba La Navidad se habia anunciado primero con una comezon de deseos, una sed de temuras nuevas, un retonat de suenos: imprecisos; y luego habia alzado repentinamente el vuelo con el suave fruird violeta de sus grandes alas de alegtta, y en se- ‘guida se daba en el pueblo la vertiginosa caida de su peso, que hhacta estallar la vida de los bohfos como una granada muy ‘madura, La Navidad no era como todas las fiestas. No le gustaba callejear, bailar en las plazas publicas, montarse en los caballi- tos de madera, aprovecharse del rebumbio para pellizcar a las, mujeres, lanzar fuegos artifciales frente a los tamarindos. Tenia agorafobia. Lo que necesitaba era un dia entero de ajetreo, preparativos, trajines de cocina y limpieza, inquietudes, miedos a-que-no-dleance, a-que-falte, a-que-vayamos-a aburrimos; después por la noche una iglesita nada intimidante, que se de~ 38 Jaba lenar indulgentemente de las risas, los cuchicheos, las confi- dencias, las declaraciones de amor, las maledicencias y la cacofo- nia gutural de un chantre bien inspirado y también por alegres compadres y juerguistas de rompe y rasga y en los bohios de centranas ticas en suculencias, y nada mezquinas, se encierran allt ‘unos veinte, yla calle esté desierta, yel pueblo es un ramillere de cantos, y se esta tan bien dentto, y se come bien, y se bebe de con- tento, y hay morclla, de esa estrecha de das dedos que se ensortija, como centinodla, y otra ancha y regordeta, y esa dulce que sabe a tomillo, o la picante de incandesceneia pimentada, y calé at- diente y anis azucarado y ponche con leche, y el sol liquido de Jos tones, y toda clase de cosas buenas que os imponen autori- tarlamente las mucosas, o bien os las destilan en arrobos, 0 tal vez. 8 las tejen de fragancias, y se rie y se canta, y los estrbillos se dilatan hasta perderse de vista como los cocoteros: Aleluya Kyrie eleison...leison... leison, Christe eleison... leisan..leisan YY no cantan las bocas solamente, cantan las manos, los pies, las nalgas, los sexos, y lacriatura entera que se funde en sonidos, ‘voz y ritmo. Llegada a la cima de su ascenso Is alegria estalla como una tube. Los cantos no se interrumpen, retumban ahora inquletos y pesados por los valles del miedo, los cineles de la angustia y Tas llamas del infierno. Y cada cual se pone a tirar de la cola al diablo mas cer- cano, hasta que el miedo se absorbe insensiblemente en las, fings arenas del sueno, y se vive como en un sueno verdadera- mente, y se bebe y se grta y se canta como en un suefio, y se dormita también como en un suento con los pérpados de peta los de rosa, y el dia llega aterciopelado como un chicozapote, y 39 clolora agua de estiétcol de los cacahuales, y los guajolotes que escascaran al sol sus rojas pustulillas y la obsesion de las cam- panas, y la lluvia, Jas campanas... la Hovia... que repican, repican, repican A titimna hora de la madrugada, esta ciudad plana ~ tumbada alo largo. Se arrastra sobre las manos sin la mas remota gana jamas de elevarse girando al cielo con una estatura de protesta. Las espal- das de les casas tienen miedo del cielo trufado de fuego, sus pies, de las inundaciones del suelo, y han preferido posarse superficialmente entre las sorpresas y las perfidias. No obstante Ia ciudad avanza, Aunque todos los dies se apacienta al otro lado de su marea de embaldosados pasillos de persianas pudibundas, patios pegajosos, pinturas que chorrean. Y mnezquinos escanda- los sofocados, mezquinas vergienzas cansadas, mezquinos ren- cores inmensos van amasando chichones y hoyancos en las calles angostas, alo largo de las cuales, haciendo uma mueca de asco, un cafio corre entre mojones. ‘Actkima hora de la madrugada, la vida postrada que no sabe adénde remesar sus suenios abortados, el ro de vida desespera- damente torpido en su cauce, sin turgencias ni depresién, flu- yendo vacilante, vacio lamentablemente, la tarda imparcialidad Gel tedio repartiendo por igual las sombras sobre todas las cosas; elaire estadizo sin la claridad de un pajaro que lo horede. Avditima hora de la madrugada, otra casita que huele muy ‘mal en una calle muy estrecha, mindscula casa que guarda en sus entrafias de madera podrida docenas de ratas y la turbulencia de ‘ais seis hermanos y hermanas, una casita cruel cuya intransi- 40 gencia enlequece nuestros fines de mes y mi temperamental padre recomido de una sola miseria, munca he sabido cui, a quien una imprevisible brujeria suaviza en melancdlica ternura o exalta en llamaradas de edleras y mi madre cuyas piernas por nuestra hambre incansable pedalean, pedslean de dia, de noche, yen la noche me despiertan esas piernas incansables que peda- lean en la noche y el terrible repiqueteo en la carne blanda de la noche de una Singer que mi madre pedalea, pedalea por nues- tra hamibre, de dia y de noche. A altima hora de la madrugada, al otro lado de mi padre y ‘mi madte, el bohfo excoriado de ampollas como un diuraznero atormentado por la roya, ¥el delgado techo remendado con ca- chos de bidén de petrélea, lo que acarrea el estanco de verdade- 12s cignagas de hermambre en la pasta gris srdida y apestosa de la paja, y cuando el viento silba, estos retazos hacen un ruido extrano, como de frituras al principio, luego como de un tizén que se sumerge en el agua, con el humo de las ramitas en fuga... yellecho de tablones, del que se ha levantado mi raza, toda mi asa de este leclw de tabloues, cous sus patus de Lotes Ue yas lina, como si el lecho tuviera elefantiasis, y su piel de cabrito, y sus hojas secas de platano, y sus harapos, una nostalgia de col- chon el lecho de mi abuela (encima del lecho, en un pote leno de aceite, un cabo de vela con su llama que baila como un gor- do moscarcion... y sobre el bote en letras doradas: GRacias), Una vergdenza, esta calle de la Paja, un apéndice repugnante como las partes vergonzosas del pueblo que extiende a diestra y siniestra, a todo lo largo de la carretera colonial, la gris oleada de sus techos de tejamanil, Aqui no hay rs que techos de paja que la salpicadura de las olas ha curtido yelviento depila al Todo el mundo desprecia ala calle de la Paja Alta juven- tud del pueblo se pervierte. Es alli sobre todo donde el mar vvuelca sus inmundicias, sus gatos muertos, sus perros despan- zurrados. Porque la calle desemboca en la playa, y ésta no basta ala rabia espumante del mar. Es tambien de una profunda miseria esta playa, con sus montones de basura pudriéndose, furtivas grupas satisfaciendo sus necesidades corporales, y Ia arena es negra, finebre, jamas se ha visto una arena tan negra, yen ella Ia espuma, aullando, se desliza; y el mar, boxeando, la castiga a purietazos, 0 més bien el mar es un perro inmenso que lame y muerde las corvas de la playa, y de puro morderla, acabaré por devoratla sin duda, por devorar la playa y con ella la calle de la Paja. A {tiltima hora de la madrugada, el viento de antafio que se levanta de las fidelidades traicionadas, del deber incierto que se esquiva, y ese otro amanecer de Europa. Parr, Igual que hay hombres-hienas y hombres-panteras, yo seré un hombre-judio un hombre-cafre un hombte-de-Harlem-que-no tiene derecho de voto elhombre-hambruna, el hombre-insulto, el hombre-tortura po- Arian en cualquier momento capturarlo, molerlo a golpes, matarlo ~ vaya que st: matarlo — sin tener que rendirle cuentas anadie sin tener que darle excusas a nadie sun hombre-judio un hombre-pogromo un cachorro un mendigo a2 tpero acaso se mata al Remordimiento, memorable como el ros- tro de estupor de una dama inglesa que encontrase en su sopera un crineo de Hotentote? Yo descubriria de nuevo el secreto del gran dilogo y de les grandes combustiones, Diria tempestad. Diriarfo. Diria tomado, Diria hoja. Diria arbol. Me empaparfan todas las lluvias, me escarcharfan todos os rocios. Circularia como sangre frenética en la cottiente lenta del ojo de las palabras, convertido en caballos locos en ritnos recientes en coAgulos en cubrefuego en vestigios de templo y en piedras preciosas lo bastante lejanas como para des- corazonar a los mineros. Quien no me entendiera, tampoco en- tenderia nunca el rugido del- tigre. Y vosotros fantasmas subid azules de alquimia de un bosque de bestias acorraladas de maquinas torcidas de un azufaifo de car- nes podiridas de un canasto de ostras de ojos de una redecilla de comreas recortadas al hermoso ixtle de una piel de hombre conta- 1 con, palabras bastante grandes para conteneros y tt tierra tendida tierra borracha tierra gran vulva oftendada al sol tierra gran delirio de la mentula de Dios tierra salvaje izada del panol de viveres de la mar con un manojo de cecropias en la boca tierra cuyo turbulento semblante sélo puedo comparar con la selva virgen y loca que si estuviese en mi poder me gustaria mostrar como el rostro propio a los ojos indescifrantes de los hombres me bastarfa un sorbo de tu leche jicult para descubrit en ti siempre en condicién distante de espejismo ~ mil veces ras nativa y dorada por un sol al que ningun prism labra in- cisiones —la tierra donde todo es libre y fraternal, mi tierra Partir. Mi corazén zumbaria de enlfiticas generosidades Pantir... yo llegaria terso y joven a esa tierra mia y le dirla a esa tierra de cuyo barro ha sido modelada mi came: “Lego de haber 43 cerrado durante mucho tiempo regreso al horror desertado de tus llagas.” Inia a esa tierra mfa y le ditia: "Abrézame sin temor... Y si s6lo sé habla, hablaté por ti.” Y le dita aun: “Mi boca sera la boca de las desdichas que no tienen boca, mi voz, la libertad de las voces que se clesploman en la mazmo- ra de la desesperacién.” Y regresando me diria a mi mismo: *Y sobre todo, mi cuerpo y también mi alma, cuidaos de cruzar los brazos en estéril actitud de espectador, pues la vida no es un especticulo, un mar de dolores no es un proscenio, un hombre que grita no es un oso que baila...” ‘Mira! jAqui estoy! Otra-vez esta vida que arrastra los pies ante mi, ;que digo: esta vida? jesta muerte!, esta muerte sin sentido ni piedad, esta muerte en que la grandeza queda varada Tastimosamente, la clamorosa mezquindad de esta muerte, esta muerte que arras- tra los pies de mezquindades en mezquindades; estas paleta- das de mezquinas codicias sobre e1 conquistador; estas pale- tadas de mezquinos siervos sobre el gran salvaje, paletadas de las almas mezquinas sobre el Caribe de tres aluas, y todas estas rmuertes fatiles, bsurdos bajo las salpicaduras de mi conciencia abierta tragicas, fuilezas iluminadas por esta sola noctiluca y yo solo, brusca escena de este amanecer cuando se contonea el Apocalipsis de los monstruos, y luego, conmocionado, enmudece célida eleccion de cenizas, ruinas y derrambamientos Una objecion més! Todavia una sola, por favor, una sola: jno tengo derecho a caleular la vida con el patton de mi palmo fuliginoso; a reducirme a esta pequefta nada elipsoidal que tiem- bla cuatro dedos por encima de la linea, yo hombre, y a sub- vertirasi la creacion que me comprende entre latitud y longitud! ‘Avtitima hora de la madrugada, la sed macho y el terco deseo, aqui estoy escindido de los frescos oasis de la fraternidad esta discreta nada se escarola de astllas duras este horizonte demasiado seguro se estremece como un carcelero. ‘Tu titimo triunfo, cuervo tenaz de la Traicién. Lo que es mfo, estos cuantos miles de moribundos, ganapa- nes de la muerte que giran en corro dentro de la calabaza de una isla, y lo que es mio también, el archipislago pandeado como un angustiado deseo de negarse, dirfase una maternal ansiedad de proteger la tenuidad més delicada que separa na América de otra; yy sus flancos que segregan para Europa el frerie lieor de wma Gulf Stream, y una de las dos vertientes de incandescencia entre las cuales el Ecuador va caminando por la cuetda tensa hacia el Africa. ¥ mi isla sin cercar, su clara audacia en pie deiras de esta polinesia, y ante ella, la Guadalupe, su espina dorsal hendida en dos, hecha de nuestra misma miseria, Haitt donde la negritud se puso de pie por primera vez y dijo que creia en su hummanidad yyla cémica colita de la Florida donde se acaba con un negro es- trangulandolo, y el Africa gigantescamente avanzando como una oruga hasta el pie hispénico de Europa, en su desmudez donde la Muerte siega a grandes trancos. iY yo me digo Burdeos y Nantes y Liverpool y Nueva York y San Francisco! no hay us trozo de este mundo que no lleve mi huella digital y mi caledneo en el espinazo de los rascacielos y mi mugre en et centelleo de las gemas! éQuien puede preciarse de ser mas pudiente que yo? Virginia. Tennessee. Georgia. Alabama. Putrefacciones monstruosas de revueltas inoperantes, pantanos de sangre potrida trompetas absurdamente taponadas ‘Tierras rojas, tierras sangutneas, tierras consanguineas. Y¥lo que es mio también: una celda pequefia en el Jura, una pequeftacelda, a nieve duplica sus barrotes blancos la nieve es un carceleto blanco de guardia ante una prisién Esmio ‘un hombre solo preso de blancura un hombre solo que desafia alos gritos blancos de la muerte blanca (TOUSSAINT, TOUSSAINT LOUVERTURE) ‘ur. hombre solo que fascina al gavilén blanco de la muerte blanca es un hombre solo en la mar infecunda de arena blanca es un viejecito negro que se levanta contra las aguas del cielo La muerte deseribe un circulo brillante encima de este hombre Ja muerte siembra estrellas lentamente encima de su cabeza Ja muerte sopla, loca, en las cafas maduras de sus brazos la muerte galopa en la prisi6n como un caballo blanco la muerte biille en la sombra como ojos de gato la muerte hipa como el agua bajo las cayos ta muerte es un péjero herido la muerte mengua la muerte vacila Ja muerte es un patyura espantadizo Ja muerte expira en una blanca rebalsa de silencio. 46 ‘Tumefacciones de noche en las cuatro esquinas de este amanecer sobresaltos de muerte coagulada destino tenaz gfitos en pie de tierra muda ‘no estallara jams el esplendor de esta sangre? A titima hora de la madrugada, estos paises sin estela, estos caminos'sin memoria, estos vientos sin tablillas. {Qué importa? Diriamos. Cantarfamos. Aullariamos. Plena voz, ancha voz, (0 serias nuestra fortuna, nuestra punta de lanza, Palabras? Ah, si, palabras! Razén, te consagro viento del anochecer. aor de mando tu nombre? Me es corola del fuete. Belleza yo te llamo pretension infundada de la piedra, Pero jal ml ronca risa de contrabando iAb mi tesoro de salitre! Porque os odiamos a vosotros y a vuestra razén, reivindicamos la demencia precoz la locura llameante del terco canibalismo ‘Tesoro, conternos: Ja locura que recuerda Ta locura que atilla Ta locura que ve Ta locura desatada Y sabéls lo demas 47 Que 2y 2son 5 que el bosque madilla que el arbol saca las castatias del fuego que el cielo se acaricia la barba et cwetera et caetera... {Quienes y qué somos? ;Admirable pregunta! De puro contemplar a los drboles pasé a ser uno de ellos y mis largos pies de arbol han vaciado en la tierra generosos sacos de vveneno altas ciudades de osamentas de puro pensar en el Congo me he convertido un Congo rumoroso de bosques y de rfos, donde el fuete restalla como un gran estandarte elestandarte del profeta donde el agua hace dkuala-likuala : donde el rayo de la e6lera lanza su hacha verdosa y acorrala alos jabalies de la putrefaccion en la hermosa linde violenta de las ventanas de la nariz, A iltima hora de la madrugada el sol tosiquea y escupe sus pulmones ‘A vitima hora de la madrugada vun pasito de arena un pasito de muselina tun pasito de granos de maiz Avtltima hora de la madrugada un gran galope de polen un gran galope de pasito de chiquillas un gran galope de chupamirtos tun gran galope de dagas para desfondar el pecho de la tierra 48 aduaneros angeles que monidis la guardia de las prohibiciones ante las puertas de la espuma ‘yo declaro mis crimenes y no hay nada que decir en mi defensa. Danzas. idolos. Relapso. Yo tambien He asesinaclo a Dios con mi pereza mis palabras mis gestos mis canciones obscenas He llevado plumas de-loro piel de gato almnizelero He agotado la paciencia de los misioneros insultado a los benefactores de la humanidad. Desafiado a Tito, Desafiado a Sidon. He adorado el Zambeze jLa magnitud de mi perversidad me avergbenzal Bexo por qué manigua impenetrable ocultar todavia el gran cero de mi mendicidad y por un prurito de aprendida nobleza no celebrar el horrible salto de mi fealdad pahuina? ‘yun rooh oh vara rool oh para encantar a las serpientes para conjurar a los muertos vvarn rooh oh para apremiar la lluvia para repeler las marejadas vara rooh oh ppara impedir que pase la sombra vyurn rooh oh que mis cielos se franqueen conmigo ~ yo en un camino, de nifio, masticando una rate de catia de azticat 49 ~ hombre arrastrado en un camino sangriento con una cuerda cenida al cuello ~ de pie en medio de un inmenso citco, mi frente negra coro- nada de estramonios vyurn rook volar més alto que el estremecimiento més alto que las brujas hacia otras estrellas exaltacion feroz de bosques y montatias desarvai- gados a la hora en que nadie lo piensa jlas islas amarradas por mil aos! ‘vam rooh oh para que vuelva el tiempo prometido y el pajaro que sabfa mi nombre yy la mujer que tenfa mil nombres de fuente de sol de lagrimas y sus cabellos de manjtia ¥ sus pasos mis climas ¥ 8u5 ojos mis estaciones y los dias sin mengua y las noches sin ofensa y las esttellas de confidencia yel viento de connivencia {Pero quién da vueltas a mi voz? .Quién desuella mi voz ensar- tandome en la garganta mil garfios de bambii? Mil ptias de erizo. Eres ti sucio cabo de mundo, Sucio cabo de madragada, Eres ti sucio odio, Eres to peso del insulto y de cien aos de golpes de latigo. Eres ta centenar de aftos de mi paciencia, cen aftos de los cuidados que me he tomado, lo justo para no morir, ooh oh ccantamos las lores venenosas resplandeciendo en praderas fu- ibundas; los cielos de amor tajados de emboli; las mananas epilépticas; el blanco ardor amoroso de las arenas abisales, el hundimiento de pecios en las noches fulminadas por olores salvajes. {Qué puedo hacer yo? Es preciso comenzar. iComenzar que? La tinica cosa en el mundo que valga la pena comenzar: ELFin del mundo, carajo. Pan de mineral coh pan de mineral del espantoso otonio cn que brotan el acero nuevo y el hosiyou vive pan de mineral oh pan de mineral fen que el aire se enmohece en grandes laminas de maldita alegria en que el agua saniosa hace un chitlo a las grandes rmejillas solares te odio atin puede verse el madras en las caderas de las mujeres arra- cadas en sus orejas sontisas en sus bocas nitios en. sus tetas y para que sigo: {RASTA DE ESTE ESCANDALO! iEntonces he aqui el gran desaffo y el impulso saténicos y el insolente desvio de rumbo nostélgico de lunas rojas, fuegos verdes y febres amarillas! En vano madurais en la tibieza de vuestras gargantas veinte veces el mismo pobre consuelo de que somos masculladores de palabras Palabras? Cuando manoseamos barriadas de mundo, cuando desposamos continentes en delirio, cuando forzamos puertas humeantes, palabras, ah si, ipalabras! pero palabras de sangre fresca, palabras que son maremotos y erisipelas y paludismos y lavas y fuego de manigua, y llamaradas de carne, y lamaradas de ciudades. Sabedlo bien: no juego nunca como no sea al atto mil ‘no juego nunca como no sea al Gran Miedo ‘Conformaos conmigo. ;Yo no me contormo con vosotros! Se me ve a veces, con gran alarde de ingenio, como atrapo una rnube demasiado roja co una caticia de lluvia,o el prehidio del viento, no os tranquilictis de mas: Yo fuerzo la membrana vitelina que me separa de mf mismo Yo fuerzo les grandes aguas que me cifien de sangre Soy nada menos que yo quien me asigna un lugar en el iltimo tren de la wltima oleada de la tltima marejada Soy yo nada menos que yo quien se pone en contacto con la tltima angustia Soy yo joh nada menos yo ‘quien me da en el caftuto la certeza de las primeras gotas de leche virginall Y¥ ahora un tiltimo carajo alsol (no basta con emborrachar mi cabeza demasiado vigorosa) ala noche de blanca harina con las incubaciones de oro de erraticos cocuyos a la cabellera que tiembla en to mas alto del acantilado onde el viento salta en inconstantes caballertas saladas bien leo en mi pulso que el exotismo no es fortaje para mi Al salir de Europa toda descompuesta en gritos las corrientes silenciosas de la desesperanza al salir de una Europa medrosa que se recobra y orgullosa se sobreestinna yo quiero este bello egofsmo que se aventura y mi labranza me recuerda un tajamar implacable. {Cuanta sangre en mi memoria! Hay lagunas en mi memoria Estan cubiertas de cabezas de muertos, No estén cubiertas de nendfares. En mi memoria hay lagunas. En sus orillas no se han tendido calembés de mujeres. ‘Mi memoria esta rodeada de sangre. {Mi memoria tiene un cin- turén de cadaveres! y metralla de barviles de ron rociando genialmente nuestras innobles rebeliones, desfallecimientos de ojos dulees por haber bbebido a grandes tragos la libertad feroz (los negros-son-todos-iguales, lo-digo-yo los vicios-todos-los-vicios, se-lo-estoy-diciendo-yo el olor-del-negro-hace-crecer-la-cafia no-olvide-el-viejo-refran: golpear-a-un-negto es alimentarlo) alrededor de las rocking-chairs meditando en la voluptuosidad de las cuartas de montat yo doy vueltas, potranca no calmada 10 bien sencillamente tal y como nos quieren! Alegremente obscenos, enteramente locos de jazz en sus excesos de tedio, Conozco el tracking, el Lindy-hop y las matracas, Para las buenas bocas la sordina de nuestras quejas envueltas en wah-wah, Esperad, Todo esta en orden, Mi angel bueno rumia el neén. ‘Me trago los palillos del tambor. Mi dignidad se revuelca en los vomites.. iSol, Angel Sol, Angel rizado del Sol para un brinco més alla del nadar verdoso y suave de las aguas de la abyeccion! Pero me dirigt al brujo malo. Sobre esta tierra exorcizada, suelta al garete de su preciosa intencién maléfica, esta voz grita entamente enronquecida, vana, vanamente enronquecida, y s6lo existe el estiércol acurmulado cle nuestras mentiras — que no responden. Qué locuta la pirueta maravillosa que por encima de la bajeza yo he sofiado! 54 {Claro! los Blancos son grandes guerreros jhosanna al amo y al capador de negtos! ‘Victoria! Victoria, os digo! {Los vencidos estan contents! jAlegres pestilencias y cantos de cieno! Por una inesperada y bienhechora revolucién interior, honro al presente mis repugnantes fealdades. Enla festa de San Juan Bautista, tan pronto como las prime 1as sombras caen sobre el pueblo de Gros-Morne, los chalanes se retinen por centenares en la calle De Profundis, cuyo nombre por lo menos tiene la franqueza de advertirnos con una brusca oleada las aguas bajas de la Muerte. ¥ es de la Muerte, verdaderamente, de sus mil formas mezquinas y locales (harubres insatisfechas de bierba de Para y ebria esclavitud de las destilerias) ce donde surge a la vida abierta y grande la sorpren- dente caballeria de rocines impetuosos. iY qué galopes! Qué relinchos! Qué francos orines! {Qué maravillosa bosta! *{Un hermoso caballo rebelde a la monta!” ~*{Una soberbia yegua sensible ala espuela!* —“|Un intrépido potro muy brioso y largo de cuazillas!” Y el compadre ladino, de chaleco cruzado por arrogante leontina, endilga;en vez de las tetas llenas, los ardores juveniles, las tungencias auténticas, ya las tumescencias regulates de com- placientes avispas, ya los mordiscos del jengibre, ya la bienhe- chora circulacion de wn decalitro de agua azucarada. Me niego a considerar mis hinchazones como glorias ver- daderas, Y me rio de mis antiguas imaginaciones pueriles. 55 No, jams hemos sido amazonas del rey de Dahomey, nl prin- cipes de Ghana con ochocientos camellos, ni doctores en Tombuctit cuando reinaba Askia el Grande, ni arquitectos en Djenné, ni "machi, ni guerreros. No sentimos en las axiles la picazn de los que antano portaban la lanza. ¥ ya que juré no ocultar nada de nuestra historia (yo que nada admiro tanto como el carnero que pace su sombra de la tatde), quiero convenir que fuimos siempre lavaplatos bastante chambones, limpiabotas sin nervio, yenel mejor caso, hechiceros bastante concienzudos, siendo la linica indiscutible marca que hemos batido la de aguantar pa- cientes el fuete... Y este pais grito durante siglos que somos bestias; que las pulsaciones de la humanidad se detienen en los umbrales del mercado de negros; que somos un estercolero ambulante que repugnantemente prometta cattas tiernas y algodn sedaso y se nos marcaba con hierro candente y dormiamos sobre nuestros exctementos y se nos vendia en las plazas y la vara de parto in- ales y la carne salada de Irlanda costaban menos que nasottos, yeeste pats vivia en calma, tranquil, dicienda que el espfritu de Dios estaba en sus actos, Nosotros vémito de negrero Nosotros monterfa de los calabares iqué? Tapamos los ofdos? iNosottos, borrachos de risotadas y de bruma inhalada, cabalgamos hasta reventar el balanceo de las olas! iPerdénanos compatiero torbellino! Della cala oigo subir las inaldiciones encadenadas, el estertor de los moribundos, el ruido de uno que arrojan por la borda. Jos aullides de una parturienta... el arafiar de las uftas que bus- can los cuellos... escamnios de litigo.... espulgos de piojos, pulgas y chinches entre cansancios. 56 | | Nada pudo jamas sublevarnos en alguna noble, desesperada aventura. Amén, Amén, Yo pertenezco a ninguna nacionalidad prevista por las cancilleias. Reto al craneometro, Homo sum, etc Y que sirvan, que traicionen y muetan. ‘Amén, Amén, Fstaba escrito en la forma de sus pelvis. Yyo. y yo, yo que cantaba con los puttos cerrados Hay que saber hasta dénde Ilevaba mi cobardia. Una tarde en un tranvia frente @ mi estaba un negro. Era un negro corpulento como un orangutin que trataba de achicarse en un banco del tranvia. Trataba de despojarse en ese bbanco mugriento del tranvia, de sus piernas gigantescas, de sus manos temblorosas dé boxeador hambriento. ¥ todo le habla abandonado, le abandonaba. Su nariz que patecta una penin- sula sacada de rada por las cornientes del fondeadero y hasta su rmisma negritid que se desenlaraha haje la aceién incansable de tun curtimiento en blanco. Y el curtidor era la Miseria. Un enor- ‘me murcilago orejudo, repentino: en ese rostro las heridas de sus garras habian cicatrizado en islotes escabiosos. © mas bien’ era un obrero incansable, la Miseria trabajando en alguna vineta horsipilante. Se vefa muy bien c6mo el pulgar industrioso y maléyolo habia modelado el bulto de la frente, horadado la naviz, en dos tiineles paralelos e inquietantes, alargado desmesurada- mente el belfo y, culminando una obra maestra de la caricatura, hhabta cepillado, pulido y bamizado la oreja mas minuscula y bonita de la creacién, Era un negro desgarbado, sin ritmo ni medida ‘Un negro en cuyos ojos circulaba una lasitud sanguinolenta, ‘Un negro sin pudor, los decos de sus pies roncancio hedion- dos en el fondo de la entreabierta cueva de sus zapatos. 37 La miseria, no cabe decir otra cosa, se las habfa visto muy negras para ponerlo fuera de combate. Habia ahondado la orbita de sus ojos, se los habia cubierto con colorete de polvo mezclado con leganas. Habia estirado el espacio vacio entre el solide empate de la mandibula y los pérmulos de la vieja mejila arrugada. Encima habia plantado las estaquitas brillantes de una barba de varios dias, Le habia perturbado el corazén y encorvado la espalda, Y el conjunto representaba perfectamente un negro tepug- nant, un negro grufién, un negro melancélico, un negro tumba- do que unia las manos en plegaria sobre un bast6n nudoso, Un negro sepultado en tna vieja chaqueta raida. Un negro cémico y feo, las mujeres a mi espalda refan al mirarlo Era comico y Feo, comico y FeO clertamente. Afloré una gran sonrisa cmplice {Mi cobardia que daba por perdida! Seludo los tres sigloa que costicnen mis derechos eivicos y mi sangre menospreciada iQue farsa, mi heroismo! Esta ciudad me queda a la medida. Ymialma dio de quilla, como esta ciudad en la mugre y en el lodo, Esta ciudad, mi cara de lodo. [Reclamo para mi rostro el ruidoso elogio del gargajo!.. Entonces, pues somos los que somos, gnuestros son acaso la acometida viril, 1a rodilla vencedora, las llanutas de grandes terrones del porvenir? ;Vaya! Prefiero confesar que delité genero- samente, mi coraz6n en el cerebro como uns rétula beoda Miestrella ahora, el fimebre guaraguao. ‘Y sobre este suetio antiguo mis crueldades de canibal: (Las balas en la boca son saliva espesa nuestro corazén explata de cotidianas bajezas los continentes rompen la frégil amarra ce los istmos, satan las tierras siguiendo la divisién fatal de los rios y el morro, que desde hace sighos reprime su grito, ¢s éla su vez quien descuar- tiza al silencio iyeste pueblo valentia que resurge! nuestros miembros vanamente descoyuntados por los més refinados suplicios yla vida brotando impetuosa de este estercolero = como el guanabano inesperado de los frutos ya descom- ppuestos del arbot del pan!) Sobre este suefio aftejo en inf, mis crueldades de canibal Me escondia tras una’vanidad estéipida, me llamaba el destino yyo me ocultaba y ve aqui al hombre por tierra derribado, su muy frdgil defensa ya dispersa, pisoteadas sus méximas sageadas, sus pedante retérica re7u. ‘mando viento por cada herida. ve aqui al hombre en tierra derribado y su alma esta como desnuda yel destino triunfa al contemplar fermentandose en la ciénaga atévica esta alma que lo desafiaba Digo que asi esté bien. Mi espalda hard estallar victoriosamente la calasia de las fibras. De gtatitud adoraré mi natural obsequiosidad. Aumentaré un tanto mi entusiasmo la perorata tachonada de plata del calesero de La Habana, zambo lirico, alcahuete de los esplendores de la servidumbre, Digo que ast esta bien. Vivo para lo mas ramplén de mi alma. iPara lo mas opaco de mi carne! ‘Tibia madrugada de calor y de temores atavicos ahora tiem- blo en el comin temblor que nuestra sangre décil canta en la madrépora iY estos renacuajos en mt incubados de mi ascendlencia prodi- giosal Los que no han inventado ni la polvora ni la brajula Jos que no han sabido domeftar ni el vapor ni la electricidad Jos que no han explorado ni los mares ni el cielo pero si saben de todos los rincones del territorio del dolor Tos que del viaje solo conocen los desarraiges los que se han ablandado de puro arrodillarse Jos que fueron domesticados y bautizados Jos que fueron inoculados de bastardia tam-tams de manos vactas tam-tams inanes de llagas sonoras tam-tams burlescos de traiciones tabidas Tibia madrugada de ardores y miedos atavicos por la borda mis riquezas peregrinas por la borda mis falsedades autenticas {Mas qué extrato orgullo de pronto me ilumina? que venga el colibri que venga el gavilin «que venga la fractura del horizonte que venga el cinocéfalo que venga el loto portadlor del mundo que venga de los delfines una insurreccién germinando su perla al romper la concha de la mar 60 que venga una zambullida de isles que venga la desaparicién de los dias de la carne muerta en la cal viva de los rapaces que vengan los ovarios del agua en que el futuro agita sus testiculos que vengan los lobos que pastan en los orificios salvajes del cuerpo a la hora en que en el albergue eliptico coinciden mi luna yt sol hay bajo el coto vedado de mi campanilla un bafiil de jabalies hhay tus ojos que son bajo la piedra gris del dia un vibrante con- glomerado de coccinelas hhay en la mirada del desorden esta golondrina de menta y de retama que se disuelve para renacer para siempre en el mare~ moto de tu luz (Calma y acuna, oh mi palabra al nino que no sabe que el mapa de la primavera siempre hay que rehacerlo) las ieaLs Lalauean du para el yanacde dulee bajel de laesperanea el largo ademén de alcchot de! mar de fondo las estrellas del engarce de su anillo munca visto cortardn los tubos del organo de vidrio del atardecer luego esparciran sobre el rico cabo de mat fatiga zinias coriantas ytd astro de tu luminoso fundamento arranca por favor lemi- tido del esperma insondable del hombre, la forma no atrevida ain ique el vientre tembloroso de la mujer carga como un mineral! ioh luz amiga! joh fresca fuente de la luz! los que no inventaron ni la pélvora ni la brijula el Jos que amas supleron domeftar ni el vapor ni la electricidad los que no exploraron ni los mares ni el cielo ‘mas sin ellos la tierra no seri Ia tierra Jotoba tanto mas benéfica cuanto que la terra reniega mas de la terra silo donde se preserva y madura lo que tiene de mas tiera la tierra mi negritud no es una piedra de soidera arrojada contra el clamor del dia ‘mi negritud noes mube de agua muerta en el oo muerto de la tierra ‘mi negtitud no es una torre ni una catedral se clava en la carne roja del suelo se clava en la carne ardiente del cielo perfora la postracién opaca con su recta paciencia, {Eid por el Kailcedrato real! Eid por los que jams inventaron nada pot los que jamnés han explorado nada por los que jatsds bran domenado nada ‘mas se abandonan, cautivados, a la esencia de todas las cosas ignorando la superficie, pero cautivados por el movimiento de todas las cosas despreocupados de dominar, pero jugando el juego del mundo verdaderamente son los primogenitos del mundo abiertos los poros a todas los vientos del mundo espacio fraternal de todos los soplos del mundo echo sin acequias de todas las aguas del mundo cchispa del fuego sagraco del mundo jcarne de la carne del mundo palpitando con el mismo palpitar del mundo! ‘Tibia madrugada de virtudes atévicas ‘Sangre! ‘Sangre! (Toda nuestra sangre conmovida por el corazén macho del sol! los que saben de la ferninidad de la luna, a del cuerpo de aceite Ia exaltacion reconciliada del antilope y la estrella {aquellos cuya supervivencia progresa en la germinacién de la verbal iia circulo perfecto del mundo y cerrada concordancia! Escuchad al mundo blanco horriblemente cansado de su inmenso esfuerzo sus articulaciones tebeldes crujir bajo las duras estrellas, su rigidez de acero azul traspasando la came mistica escuicha sus traicioneras victorias pregonar sus derrotas escucha en las coartadas grandiosas sus miseros ioplezos iPiedad para nuestros vencedores omniscientes e ingenuos! Eid por los que jamas inventaran nada por los que jamas exploraton nada pot los que jamas domenaron nada Eid por la alegria Ei por el amor Fi por el dolor y sus ubres de lagrimas reencarnadas y ve aqui, a hima hora de esta madrugada, mi plegaria viril que yo no escuche ni las risas ni los gritos, fjos los ojos en esta ciudad que profetizo, hermosa, dlacime la fe salvaje del hechicero dad a mis manos poder para modelar dada mi alma el temple de la espada no rhe echo atris. Haced de mi cabeza un mascarén de proa y de mf, corazén mfo, no hagais ni un padre ni un hermano, ni un hijo, sino el padre, el hermano, el hijo, no un marido, hacedme el amante de este pueblo tinico. jHacedme rebelde a toda vanidad, pero décil a su genio come el puto al brazo extendido! Hacedme comisario de su sangre hacedme depositario de sus resentimientos haced de mi un hombre de determinacion hhaced de mt un hombre de iniciacién, haced de mf un hombre de recogimiento pero haced también de mf un sembrador haced de mi el ejecutor de estas nobles obras haa llegado el tiempo de fajarme la cintura como un valiente — ‘Mas al hacerlo, preservadme, mi corazén, de todo odio no hagtis de m{ este hombre de odio para quien solo guardo odio pues por atrincherarme en esta tinica raza conceéis sin embargo mi amor tiranico sabéis que no es por el odio'a otras razas que me reclamo orgulloso de esta nica raza To que quiero por el hambre universal por la sed universal es conminarla para que libre al fin de su cerrada intimidad saque a la luz la suculencia de los frutos. ‘Ved el arbol de nuestras manos! da vueltas para todos, sajadas las heridas en su tronco para todos trabaja la tierra iembriaguez hacia las ramas de perfumada precipitacién! Mas antes de poner el pie en los futures huertos haced que los merezca en su cinturén de mar dadme mi corazén esperando la tierra dadme en el océano estéril ‘mas donde acaricia la mano la promesa de la amura dade en este océano diverso 1a obstinacién de la piragua intrépida y su vigor marino. Vedla avanzar escalando y descendiendo de nuevo en la corsiente pulverizada vedla danzar Ia danza sagrada ante el claroscuro del pueblo vedla resuplar en la vertiginosa trompa de caracol subir a galope la tompa de caracol hasta la indecisién de los ‘morros y ved el vigoroso esfuerzo del remo forzar veinte veces el agua encabritarse la piragua bajo la embestida de las olas, desviarse un instante, intentar hur, mas la ruda caricia del remo la vira, ‘yentonces acomete, un estremecimiento recorre el espinazo de lala, el mar babea y grafe ylla piragua como un trineo se desliza sobre la arena. ‘Artiltima hora de la madrugeda, mi plegaria virit idadme los misculos de esta barca sobre la mar picada y la alegria convincente de la trompa de caracol de las buenas nuevas! Mirad, no soy mas que un hombre, ninguna degradacién, ningun escupitajo lo conturba, no soy mas que un hombre que acepta, depuesta ya su célera (no tiene en el corazén mas que un amor inmenso, y que arde) ‘Acepto... acepto... enteramente, sin reserva. mi raza que ninguna ablucion de bisopo'y de lirio mezclados podria purificar ‘mi raza recomida de maculas mi raza uva madura para pies borrachos mi reina de salivazos y de lepras mi reina de fuetes y de eseréfulas mi reina de eseamas y cloasmnas (joh las reinas que yo antafio amé en los jardines primaverales y distantes, su fondo iluminado por todas las candelas de los castafos!) Yo acepto, acepto. y el negro fustigado que dice: “Percén mi amo.” y los veintinueve fuetazos legales y el calabozo de cuatro pies de alto y el collar del suplicio y la corva sajaca a mi audacia cimarrona y la Mlor de lis que fluye del hierro candente sobre el mollar de mi espalda y la perrera del sefior Vaultier Mayencourt donde seis meses ladré como perro de aguas y elsefior Brafin y elsefior de Fourniol y elsefior de la Mahaudiére yelpian 66 el moloso el suicidio la promiscuidad los borcegules elcepo el potto de tormento elcipo el frontal iMirad! Soy bastante humilde? Tengo bastantes callos en, las rodillas y miisculos en los lomos? Anrastrarse en el lodo. Afianzarse en lo resbaladizo del lodo. Carga. Suelo de lodo. Horizonte de lodo. Cielo de lodo. Muertos de lodo, joh nombres para reavivat en la palma de la mano con un aliento febril! ‘Siméon Piquine, que nunca haba conocido padre ni madre, y a quien ninguna alcaldia conoeié nunca y se pasé la vida. buscando su nombre Grandvorka ~de éste sdlo sé que ha snuerto, machacado en una tarde de cosecha; al parecer su trabajo consistia en echar azena bajo las ruedas de la locomotora en marcha para permi- tile, en los tramos en mal estado, avanzar Michel, que me escribta firmando con un nombre extrafio. Michel Deveine direccién Barrio Abandonado y vosotros sus hermanos vivos Exélie Vete Congolo Lemké Boussolongo iqué curandero chuparia con sus belfos del fondo de la llaga abierta el tenaz secreto del veneno? or I | i i qué prudente hechicero libraria vuestros tobillos de la tibieza viscosa de los mortales anillos? Presencias, no hare las paces con el mundo sobre vuestra espalda Islas cicatrices de las aguas Islas evidencias de heridas Islas migajas Islas informes Islas papel malo rasgado sobre las aguas Islas tocones uno junto al otro puestes sobre la espada lameante del Sol Razén reacia no me impedirés lanzar absurda sobre las aguas a merced de las cortientes de mi sed vuestra forma, islas deformes, ‘vuestro fin, mi reto. Islas anilladas, tnica carena hermosa Y te acaricio con mis manos de océano. ¥ te viro con mis vocablos alisios. ¥ te lamo con mis lenguas de algas. y te singlo a salvo de filibusteros. iOh muerte, tu ciénaga lodosa! iNauftagio, tu infierno de pecios! jacepto! A thtima hora de la madrugada, rezumaderos perdidos, errantes perfumes, huracanes encalladlos, cascos desarbolados, antiguas Ilagas, huesos podridos, hiimedos vapores, volcanes esposados, rmivertos mal enraizados, gritar con amangura. jAcepto! 68 Y mi original geografia también; el mapa del mundo trazedo para mi uso, iluminado, no con los colores arbitrarios de los sabios, s{ conforme con la geometria ce mi sangre derramada, acepto y la determinacién de mi biologia, sin ser la prisionera de un Angulo facial, de una forma de cabelio, de una nariz suficiente- mente chata, de un tinte suficientemente melinico, y la negritud, yano es indice cefico, o plasma, o soma, se mide con el compés del sufrimiento y el negro cada dia més bajo, mas cobarde, més estéril, menos profundo, mas mundano, més separado de si mismo, mas astuto consigo mismo, menos cerca de si mismo, yoacepto, acepto todo eso y Iejos del mar palaciego reventando su oleaje bajo la sicigia ssupurante de las ampollas, maravillosamente acostado, el cuerpo de mi tierra en la desesperacion de mis brazos, sacudidos sus huesos y su sangre titubeando en las venas como la gota de leche ‘vegetal en la punta herida del bulb... Ve aqui que de repenie fuerzas y vida me asaltan come un toro y la onda de vida todea la papila det morro, y todas las arterias y Jas venas se afanan en la sangre nueva y respira el enorme pulmén de los ciciones y el fuego atesorado de los voleanes y el gigantesco pulso sismico late ahora al compas de un cuerpo viviente en mi recio ardor amoroso. ‘Yahora estamos en pie, mi tierra y yo, al viento los cabellos, mis Pequefias manos en su pufho enorme y la fuerza no esté en nosotros, sino por encima de nosotros, en una voz que horada 0 Janoche y el ofdo con la agucleza de una avispa apocaliptica. Y Ja vor pregona que durante siglos Europa nos ha atestado de ‘mentiras ¢ hinchado de pestilencia, [pues no es cierto que la obra del hombre ha terminado que nada tenemos que hacer en el mundo que somos parisitos del mundo . que basta con que marchemos al mismo paso del mundo, mas Ja obra del hombre apenas ha comenzado yal hombre le queda por conquistar toda probibicion inmovi- lizada en los rincones de su fervor yninguna raza posee el monopolio de la belleza, de la inteligencia, de la fuerza y hay cabida para todos en el Lugar de reunion de la conquista y ahora sabemos que el sol gira alrededor de nuestra tierra ilu- minando la parcela que ha fijado nuestra sola voluntad y que toda estrella caida del cielo a la tierra queda sujeta a nuestro poder sin limites. Posey ahora el senido de Ia ordalie; mi derra es la “lanza de la noche" de mis antepasados bambaras. La lanza se encoge y su punta huye desesperadamente en direccién al astily sila rociamos con la sangre de un pollo dice que es sangre de hombre lo que su temperamento necesita, grasa, higado, corazon de hombre y no sangre de pollo, ‘Yando buscando, para mi tierra, en vez de corazones de datiles, corazones de hombre que, para entrar en las ciudades de plata por la gran puerta trapezoidal, palpiten con la sangre viel, y mis ojos barren los kilémetros cuadrados de mi tierra paterna y cenuumero las llagas con algo parecido a la alegriay las amontono ‘una sobre otra como especies raras, y la acufiacion imprevista de tantas bajezas aumenta sempre mi cuenta. 70 Y¥ ved aqui a los que no se consuelan de no haber sido hechos a imagen de Dios sino del diablo, los que consideran que set negro es lo mismo que ser oficinista de segunda clase: esperando lomejor y con posibilidades de ascender; los que capitulan ante s{ mismos, los que viven sumicos en el infierno de su propio calabozo; los que se envuelven en orgullosa pseudomorfosis; los quelle dicen a Europe: "Mirad como sé hacer zalemas al igual que vosotros, y saludatos con respeto, en suma, no soy diferente de vosotros; no hagais caso de mi piel oscura: el sol me ha requemado.” Yhay el chulo negro, el ascati negro, y todas las cebras se sacu- den a su manera para que caigan sus listas en un rocfo de leche fresca Yen medio de todo esto, yo grito jhurral mi abuelo se muere, grito jhurra! la vieja negritud progresivamente se torna cada- verica No hay que decir: eta un buen negro, les Blancos dicen que era un buen negro, un negro verdadera- mente bueno, el buen negro de su buen amo. Yo grito jhurral Era un negro muy bueno, la miseria le habia herido pecho y espalda; habian embutido en su pobre seso que sobre él pesaba una fatalidad y que no era posible acogotarla; que no tenia poder sobre su propio des- tino; que un Senior malvado habia escrito para la eternidad lkyes de prohibicion en la naturaleza de su pelvis; y que era un buen negro; y debfa creer honradamente en su indignidad, sin la curiosidad perversa de verificar jamAs los jeroglificos fatidicos, Era un negro muy bueno y munca se le ocutrié que podia azadonar, cavar, cortar todo, ‘cualquier otra cosa que no fuese verdaderarnente lacafa insipida Era un negro muy bueno. Yilelanzaban piedras, pedazos de hierto viejo, cascos de botella, pero ni las piedras, nf las hierros, ni las botellas Oh quietos aftos de Dios sobre este mogote terriqueo! y el fuete disputaba al zumbido de las moscas el rocio azucarado de muestras aga Grito jhurra! La vieja negritud progresivamente se tomna cadavérica el horizonte se desfigurs, retrocede y se ensancha y ve aqut entre rasgones de nubes el fulgor de un signo ‘el barco negrero revienta por todas partes... Su vientre se con- vulsiona y resuena... {La horrible tenia de su cargamento roe las {eétidas tripas de la extrafia criatura de los mares! Y ni el alborozo de las velas henchidas como un abultado saco repleto de doblones, ni las jugarretas con que se butla la idiotez peligrosa de las fragatas policiacas le impicen ofr la amenaza de ‘sus grufidos intestines En vano para distraerse de so el capitan cuelga del palo mayor al negto més gritén, 0 lo arroja al mar, o lo abandona al apetito de sus molasos La negrada que huele a cebolla frita reconoce en su sangre derrarpada el sabor amargo de la libertad Esta de pie la negrada lanegrada sentada ‘inesperadamente de pie de pie en la cala de pie en los camarotes de pie en el puente de pie en el viento de pie bajo el sol de pie en la sangre de pie y libre de pie y no pobre loce en su libertad y su desamparo maritimos dando vueltas al garete perfecto y vela aqui inesperadamente de pie de pie en las jarcias de pie en la barra de pie en la brijula de pie en el mapa de pie bajo las estrellas de pie y libre y el navio lustral surca impavido las aguas desplomadas i¥ ahora se pudren nuestras borlas de ignominial por el mar resonante del mediodia por el sol pululante de medianoche escucha gavilan to que tienes las Haves del oriente por el dia desarmado por el borboten de piedra de la luvia escucha escualo ta que velas sobre el occidente escucha perro blanco del norte, serpiente negra del sur que cinchas el cinturén del cielo Hay adn un mar que auravesar ch atin un mar que atravesar para que yo invente mis pulmones para que el principe se calle para que la reina me bese atin un viejo que asesinar un loco que liberar para que mai alma brill ladre brille ledre ladre ladre y que ulule la lechuaza mi bello angel curioso, Gl maestro de las risas? gEl maestro del silencio formidable? EEL maesizo de la esperanza y de la desesperacién? eElmaestzo de la peteza? jE] maestro de las danzas? ISoy yo! ¥ por éste, Sefior los hombres de cuello fragil recibe y percibe fatal calma triangular iA mf, mis danzas! mis danzas de negro malo ja mf, mis danzas! |e danza tompe-argolla la danza estalla-cérceles le danza es-bello-y-bueno-y-legitimo-ser-negro iA mi, mis danzasl y que salte el sol en la raqueta de mis manos ‘mas 10, el sol desigual ya no me basta ‘enrdscate, viento, @ mi nuevo crecimiento pésate en mis dedos mesurados te entrego mi conciencia y su ritmo de came te entrego la brasa sobre la cual se asa mi flaqueza te entrego la cuerda de presidiario teentrego el pantano te entrego el intourist del circuito triangular viento devora te entrego mis palabras abruptas devora y enréscate enroscéndote y abrazame con um estremecimiento mas vasto abrazame hasta el abrazarnos furiosos los dos abraza, abrézanos mas mordiéndonos igualmente ibasta la sangre de nuestra sangre mordidos! abraza, mi pureza no se enlaza mas que a tu pureza pero abraza pues como un campo de apretados filaos de noche nnuestea pureza multicolor y enlaza, enlézame sin remordimientos enlézame con tus inmensos brazos de barro luminoso enlaza mi negra vibracion al ombligo del mundo enlaza, enlizame, aspera fraternidad, yy luego, estrangulandome con ut boleadora de estrellas ssube, Paloma sube sube sube ‘Te sigo, impresa en mi atavica cornea blanca. sube lamedor de cielo y en la gran hoya negra donde hace una luna quise ahogarme ial quiero pescar ahora le lengua malefica de la noche en su in- movil balanzal 2 A modo de manifiesto literario A André Breton Inatil endurecer a nuestro paso, mas mantecoses que lunas, ‘wuestras caras de treponema palido Inuxil que compadezcais por nosotros la indecencia de vuestras sonrisas de quistes supurantes Caicos y tiras Multad a la gran taicién chiflada, al gran desafio macabro, al impulso satanico y al insolente desvio de rumbo nostélgico de hmas-rjas, fuegos verdes y Gebees amarillas Porque os odiamos a vosotros y a vuestra razén, reivindicamos la demencia precoz, la locura llameante, el canibalismo tenaz, Contemos: lalocura que recuerda talocura que alla la locura que ve lalocura que se desata. iBasta de este sabor a cadaver insipido! Ni maufragos. Ni limpiadores de zanjas. Ni hienas. Ni chacales Ya sabéis lo demas:

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