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En torno a El
último malón (1918) de Alcides Greca.
Miriam V Gárate
DTL/IEL-Unicamp
Consideraciones preliminares
El presente trabajo parte de algunas ideas de base enunciadas por Eduardo Romano en
Literatura/Cine Argentinos sobre la(s) frontera(s) 1, bien como de diversos estudios
abocados al examen de lo que la historiografía ha dado en llamar primer nacionalismo
o nacionalismo conservador, para referirse a la producción cultural de principios del
siglo XX responsable por una reconversión de la antinomia civilización/barbarie
formulada en el Facundo (Domingo Faustino Sarmiento, 1845) .
De acuerdo con Romano, “la historia de América comienza como una cuestión
de frontera” (p. XXXVII) que se desarrolla bajo el signo contradictorio de la empresa
evangelizadora y la extracción de metales o explotación de otros bienes económicos. A
lo largo de dicho proceso, la ocupación territorial se definirá por su carácter incompleto,
lacunar, ya que tanto los españoles primero como los sectores criollos más tarde se
abocarán a la ocupación de áreas estratégicas para sus intereses, dejando libres grandes
extensiones que permanecerán hasta avanzado el siglo XIX en manos de los indígenas.
Con respecto a este proceso específicamente en el Río de la Plata, Romano sostiene:
1
Buenos Aires, Catálogos, 1991.
1
archivo letrado constituido y archivo visual fílmico en proceso de formación), a lo largo
de las primeras décadas del siglo XX.. Prueba de ello es la temprana trasposición a la
pantalla de varios “clásicos” de la literatura nacional, bien como de numerosos
episodios históricos de la gesta independentista, entre los cuales cabe mencionar los
siguientes films: La revolución de mayo (1909), Nobleza gaucha, (1915), El
fusilamiento de Dorrego (1916), Güemes y sus gauchos (1916), Facundo Quiroga
(1916) y Amalia (1916).
2
Sobre el tema véase Montaldo, G. De pronto, el campo. Literatura argentina y tradición rural. Rosario:
Beatris Viterbo, 1993.
3
Desde luego el panorama es más variado y contradictorio que esta sumaria presentación. Basta pensar en
una manifestación importantísima de la cultura popular del período como es el sainete criollo, donde los
personajes del tano, el gallego o el turco evolucionan de lo típico-cómico-caricatural a lo complejo-
dramático- grotesco proponiendo una visión divergente y más matizada de la temática inmigratoria.
Sobre esta cuestión, véase Cazap S; Massa, C.;“El sainete criollo. Mímesis y caricatura”. In.Historia
Crítica de la Literatura Argentina. Vol. VI. (Jitrik, N dir.; Gramúglio T. org). Bs As, Emecé Editores,
2002 pp. 129-141.
2
lo constituye la película Nobleza gaucha, de 1915 4. No me detendré en este film
reiteradamente mencionado en las historias del cine argentino y analizado con argucia
por Andrea Cuarterolo en “Imágenes de la Argentina opulenta. Una lectura de Nobleza
Gaucha (1915) desde el proyecto fotográfico de la Sociedad Fotográfica Argentina de
aficionados” 5. Quisiera destacar tan sólo algunos aspectos que considero importantes
para reflexionar luego sobre El último malón.
3
obras ), secuencias campestres que reproducen un conjunto de faenas típicas de la vida
rural en las que prevalece el realismo7 e hilvanado de ambas esferas por medio de una
trama sentimental protagonizada por Juan, un peón de estancia “robusto, abuenado e
inocente” (33), sostiene Cuarterolo.
Así, tanto la reinterpretación (rehabilitación) de la gauchesca emprendida desde
el ámbito letrado, como su uso y relectura en los dominios de la fotografía y el cine,
poseen un rasgo en común:“domestican” al gaucho de la gauchesca decimonónica
transformándolo en un campesino servicial, leal, pulcro, diestro y con frecuencia (con
gran frecuencia en el caso del cine), romántico. Algo así como una “caricatura de lo que
fue Fierro”, afirma Cuarterolo, pues “aunque se valgan de sus palabras, ni el trabajo de
Ayerza”, responsable por un proyecto de edición fotográfica del Martín Fierro, ni
Nobleza Gaucha “poseen ya el carácter de alegato social del poema de Hernández. Son,
por el contrario, versiones de exportación, destinadas a vender al mundo una imagen
pintoresca y dulcificada del campo argentino” (33)
De hecho,. podría alegarse, no sin razón, que esa metamorfosis se inicia con La
vuelta de Martín Fierro, segunda parte del poema de José Hernández (1834-1886)
publicado en 1876 8 .. Pero lo que allí es esbozo, anuncio, adquiere algunas décadas más
tarde plena visibilidad. Los discursos culturales producidos a comienzos del siglo XX
reconfiguran un conjunto de motivos de la tradición gauchesca arquitectando una
imagen del pasado que busca encausar y ordenar las contradicciones del presente.
Es teniendo en mente en este orden de cuestiones que quisiera examinar El
último malón , película filmada en el interior de la Argentina , al noreste de la Provincia
de Santa Fe, en 1917 y estrenada en 1918. Su realizador, el joven periodista, legislador,
abogado cuentista y novelista Alcides Greca 9
Acerca de la película
7
Realismo dado, entre otras cosas, por el empleo de auténticos trabajadores rurales en dichas secuencias.
8
Recuérdese que la primera parte, conocida como La ida (1872), se cierra con Fierro y Cruz cabalgando
hacia las tolderías indígenas en la expectativa de encontrar más allá de la frontera una posibilidad de vida
y una justicia que el orden imperante, supuestamente civilizado, les niega. La vuelta traerá a Fierro otra
vez al orbe colonizado, luego de la muerte de su amigo Cruz, victimado por la viruela. En este retorno, la
visión positiva del indio que prevalece en la primera parte se transforma. El indio es nuevamente salvaje,
cruel, traicionero. La vuelta propone asimismo una asimilación del gaucho a la esfera de la legalidad y del
orden “civilizado” en la condición de trabajador rural.
9
Alcides Greca (1889, San Javier, Argentina; 1956, Rosario, Argentina). Hijo de inmigrantes (padre
italiano y madre francesa). En 1908 funda su primer periódico El mocoví. A lo largo de su trayectoria será
responsable por la fundación y dirección de varios otros periódicos: La pura verdad (1911), El paladín
del Norte (1914), La palabra (1915). Filma su única película em 1917, com 28 años, estrenada al año
siguiente: El último malón (1918). A lo largo de su vida ejerce diversos cargos legislativos y publica
crónicas, discursos políticos, piezas jurídicas, ensayos, novelas: (Viento norte, 1927; La pampa gringa,
1936) y narrativas breves (Cuentos de comité, 1934). Para una visión más amplia de su trayectoria y la de
algunos de sus contemporáneos (Mateo Booz , Fausto Burgos) véase en especial el primer capítulo del
libro de Romano (Alcides Greca director y novelista, op. cit. pp. 5-41).
4
mediados de la década del 10: el “cuento proyectado” 10 (quizá en este caso habría que
referirse al capítulo de historia, ensayo etnográfico y folletín proyectados, pero dejemos
por el momento esa cuestión). En efecto, si bien no puede afirmarse que el texto
prevalezca homogéneamente sobre la imagen es indudable que tanto el orden
dominante como las proporciones son significativos. En el noventa y nueve por ciento
de los casos los intertítulos anteceden a su “glosa” visual (a lo que por venir después
ilustra, duplica, pero también en principio ratifica la palabra); en el noventa por ciento
de los casos los intertítulos son poco o nada lacónicos, antieconómicos, vinculándose
ora al registro dramático-narrativo, a las peripecias, ora al registro de lo explicativo e
incluso de lo auto-explicativo. Desde este punto de vista, las primeras secuencias del
Prólogo (La civilización y el indio) 11 deben leerse/verse como explicitación
programática de un sujeto que (sería absurdo pensar en Greca como precursor de la
“política de autores” o algo semejante), es ante todo un hombre público movido por la
voluntad de pronunciarse, por otros medios (además de la legislatura y del periodismo)
en el espacio público. A partir de esas coordenadas deben ser aprendidos los planos
iniciales en los que se presenta:
Y para que la prensa se ocupara extensamente de los tristes sucesos que allí
ocurrieron
(primeros planos de noticias publicadas en los diarios La Prensa, Nación,
etc en cuyos títulares se alternan las palabras: rebelión, malón, sublevación)
c) en tercer lugar, el intertítulo por medio del cual se (auto)presenta Alcides Greca (El
Dr Alcides Greca, autor de esta reconstrucción histórica, hijo de S Javier, que fue su
diputado en la legislatura provincial) y que antecede a la proyección de su propia
imagen, sentado en su biblioteca, escribiendo.
El intertítulo siguiente cobra la forma de un close del manuscrito, que dice:
10
“La educación sentimental” (El Imparcial, 10/6/1916). In El cine que vio Fósforo. Alfonso Reyes y
Martín Luis Guzman. Gonzáles Casanova, M. Org. México, Fondo de Cultura Económica, 2003, pp. 159-
60.
11
La película consta de un Prólogo,.seis actos y un Epílogo, que llevan respectivamente los títulos de:
Prólogo. La civilización y el indio; I- El alzamiento; II- La conspiración; III-Amoríos, bailes y religión;
IV- La regresión; Quinto acto, VI-La caza del indio; Epílogo. Guión y Dirección: Alcides Greca;
producción: Greca Film, Empresa Cinematográfica Rosarina; duración: 60´. Film restaurado y reeditado
por el Museo del Cine Pablo Ducros Hicken/ INCCA/Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires. Primera Antología del Cine Mudo Argentino, volumen I, s/f
12
En adelante el uso de cursivas indica siempre la transcripción de intertítulos del film.
5
No será la poesía enfermiza del Boulevard, importada de París, ni el boletín
policial, ni el novelón por entregas, será la historia de una raza americana,
fuerte y heroica, que pobló de leyendas la selva chaqueña y el estero donde
el chajá lanza su agorero grito. Alcides
13
Mímesis. La representación de la realidad en la literatura occidental (1942). México, Fondo de
Cultura Económica, 1950. (segunda reimpresión, 1979)
14
Según consta en los estudios de Borón y Romano entre otros, lo cual por otra parte no es difícil de
constatar viendo la proyección del film, muchos de los “extras” que participaron de la película son
mocovíes sobrevivientes de la rebelión. En el caso de Jesús Salvador, específicamente, puede advertirse
6
inclusive una pintoresca referencia al Quijote (si bien la imagen corresponde más a un
Sancho). Este encadenamiento, que ablanda (sin borrar) lo más crudo de la realidad
circundante posibilita el pasaje hacia un conjunto de escenas en la que vemos al indio
mocoví, antiguo señor de la comarca, desposeido de sus tierras dedicándose a la pesca
del sábalo (sirviéndose de la “fija”, especie de arpón construido con caña tacuara y un
trozo de hierro o madera dura), cazando guacamayos y tuyangos (patos silvestres que
pululan en los esteros de la región) o boleando el avestruz, que rara vez escapa a sus
certeros tiros y le proporciona pingües ganancias y el excelente manjar de su picana, o
acometiendo la peligrosa caza del yacaré que anida en los arroyos y lagunas y que se
pesca con línea gruesa y una estaca recubierta con bofe que traga con avidez en las
horas de la noche. A lo largo de esta secuencia, la choza y los niños harapientos
desaparecen siendo sustituidos por horizontes amplios o ríos caudalosos (por una
naturaleza de la cual el mocoví se enseñorea y donde no hay conflictos de posesión), los
atuendos acriollados ceden lugar al “tapa rabo”, la “bincha”, la lanza, a un repertorio de
destrezas y competencias consustanciales a esa raza otrora heroica y que vuelve a
serlo en esta especie de tiempo suspendido, legendario, que torna no obstante a
enraizarse en la contingencia histórica, dado que lo que he denominado sin pretensiones
de rigor “friso etnográfico” continúa mostrándonos que el mocoví : sirve como peón en
los establecimientos de los ricos ganaderos san javerianos,:apartando, enlazando,
trancando, jineteando el novillo. En este segmento, que nos restituye a una coyuntura
temporal más cercana, resurge la constelación imágetica y textual cristalizada por la
gauchesca y el criollismo (me atrevería a decir que es imposible distinguir una de la
otra). Cabe, pues, hacerse una pregunta: ¿el indio mocovi (de Greca) es un par del
gaucho?; ¿y si lo es, de cuál?; del gaucho/campesino domesticado y servicial que está
forjando el nacionalismo conservador?, ¿del gaucho de la gauchesca primitiva cuyos
tonos son, según demostrara Josefina Ludmer, el lamento y el desafío por el tratamiento
desigual ante la ley (ante una ley desigual)?
Si bien los intertítulos y escenas que cierran este Prólogo no están a cargo del
indio (si bien no impostan su voz, lo cual sucederá en el capítulo siguiente), no hay
dudas de que discurso e imagen están bastante próximos a los tópicos de la gauchesca
primitiva:
Mientras sus indios hacían vida de parias, minados por el vicio y la miseria,
el viejo cacique de la tribu, Bernardo López, vivía como un pachá en los
vastos dominios que le regaló el Gobierno (imágenes de un rebaño y del
cacique cabalgando)
que en esta presentación inicial se trata de un sujeto adulto, con rasgos indígenas y no intermedia ningún
tipo de “actuación” En la trama sentimental el “personaje” será asumido por un actor profesional, asi
como también será una actriz, Rosa Volpe, quien represente a la mestiza Rosa Pequí
7
Endulzava su vejez la bella mestiza, Rosa Paiquí: (imagen de Rosa y
Bernardo tomando mate)
En cambio, Jesús Salvador, hermano bastardo del cacique, echaba de
menos la vida errante de los bosques (imagen virada en verde de Jesús
Salvador en la selva boscosa, con atuendos indígenas, cazando con arco y
flecha)
Y maldecía la hora en que junto con su tribu, conducido por un misionero
franciscano, llegó a las orillas de San Javier para fundar la antigua
reducción que dió nombre al pueblo
Y suspiraba por Rosa, la favorita de su hermano, a quien amaba
secretamente (magen de Jesús Salvador viendo - en alucionaciones- a Rosa)
La miseria de la tribu, el odio a su hermano y su amor a Rosa, lo llevaron a
soñar en el cacicazgo de los mocovíes (Jesús Salvador arengando a otros
indios)
Bajo la sugestión de estos sueños, Salvador llega a casa de Bernardo para
convencerlo de que es necesario que se ocupe de la suerte de su tribu
(Salvador llega, conversación con Bernardo en la puerta del rancho)
-Hermano Bernardo: vo dormiendo y indio teniendo hambre. Vo viendo
Gefe Polecia y pidiendo tierra jué nuestra
Los generosos sentimientos de Jesús Salvador dejaron honda huella en el
corazón de la mestiza
-Salvador
-Rosa
8
no ayuda su indio, San Javier nuestro pueblo. Gringo quitando tierra
nuestra. Indio muriendo de hambre. Nojotro hechando gringo.
......
--Gringo trayendo tropa liña Santa Jué y podiendo indio. Jefe Benito malo.
Pone preso indio toma iatagá. Probiendo baile. Comesario quitando hija,
hermana nojotro, pero nojotro no podiendo peliar gringo.
-Yamando todo hermano mocoví, yamando y entonce podiendo gringo...
9
Unidos en la defensa de la propiedad (¿de quién?) estancieros, colonos... y el
valiente gaucho Feliciano Luna. La vuelta al orden es intermediada por el desafío de
aquél que algunas décadas antes se lamentara (y desafiara a la autoridá) por ser tildado
de ladrón, borracho y asesino: el gaucho. Vinculándose a este desplazamiento de
signos, otro: el de la frontera interior
EPÍLOGO
Bibliografía
Ferreira, F. Luz, cámara... memoria. Uma historia social del cine argentino. Buenos
Aires, Corregidor, 2005.
15
Refiriéndose a esa región Romano afirma:“Después de 1870, las empresas privadas de colonización
conviven con la aparición de poderosos intereses foráneos en la zona: capitales franceses, alemanes y
sobre todo ingleses confluyen al formarse la Florestal Ltda. En 1906, que a su vez se fusiona en 1913 con
la Argentina Quebracho Company norteamericana. Llegó a constituir un verdadero poder independiente
en el país, que disponía de 400 kms propios de ferrocarriles, el monopolio del comercio en todas sus
poblaciones y hasta acuñaban moneda, además de contar con fuerzas policiales propias y rehuir con
facilidad alarmante sus obligaciones impositivas” (p. 7). La Florestal sólo dejaría de operar en 1966 en
función de la baja de precios internacionales. La película Quebracho (1974), de Ricardo Wullicher,
retrata las condiciones de vida e intentos fallidos de rebelión en los obrajes de la zona.
10
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