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ANALISIS DE LOS SISTEMAS MUNDIALES Immaniuel Wallerstein Bl candlisis de los sistemas mundiales» n0 ria sobre a mundo social, o sobre una parte de srt, ome provetrcomnes estructura que se impuso ala investigacién socioldpica desde su ori- gen, 2 medlados del siglo XIx. Este tipo de investigacion ha llepado 4 ser ua conjunto de supuestos aprioristicos que rara vez se cues. onan, lass de fy stems mines sane gue ete po le investigaciog socioldgica, praticada en todo el ma i glefeco € era, en ee importantes o interesantes. Como ain levamos pucstas las anteoje- 12 ge en‘ igi somos incapaer e ir s abo' s social que deseamos realizar y que el resto del mundo desea que ilevemos a término: presentar racionalmente las auténticas aterm vas hstévieas que tenemos ante nosotros. El andliss de los sistemas mmundiales surgié como protesta moral y, en el sentido mis amplio de esta palabra, como protesta politica. Sin embargo, dl andlisis de los sistemas mundiales erica el tipo de investigacion predominance partiendo de afirmaciones vientificas, es decir, slirmactones eleren. tes a las posibilidades del conocimiento sisteméuco de la realidad social. Por consiguiemts, estamos ante un debate sobre fundamentos tales debater Som Sempre dices, Ea priser aga ae duienes toman parte en estos debate estin muy comprometidos eon tsos fundamentos. En segundo lugar, rara vez ocurre que wna pre 398 Anise de los sistemas monciales 389 ba enpitin lara o al meno simple, puede fesonet 0 siquiera cla- rificar los problemas. El debate empfrico ha de abordarse desde una perspectiva compleja y holista: zde qué conjunto de premisas ha de Aerivar una teoria que integre de forma mas «satisfactoriar las des- cripciones conocidas de la realidad? Esta pregunta nos plantea toda laze de dilemas secundarios. Las , La invasin de dominios anos se ‘convirti6 en prictica habitual. Pero lo que se hacia era cambiar de sitio las demarcaciones entre campo y campo, sin acabar con ells. La cuestién que ahora se nos plantea es si existen criterios para afiemar-de forms relatvamente cars y somenble que hay Ieee y sostenible que hay limites ‘Ga polldts y socloogia: El andlsis de sstenes mendlales responds con un «no» inequivoco 4 esta pregunta. Todos Tos supuestos crite= Flos nivel de andliss,objero de estudio, métodon,sepaesios teS- Ficos— carecen de validez prictica o, si se mantienen, son obsticulos al progreso del conocimiento mas que estimulos para su creacion.— ~Fivteho de otra forma, las-diferencias entre Tos temas, méwdos, teorias o formas de actividad tedrica admisibles dentro de cualquiera de las llamadas «disciplinase son mucho mayores que las diferencias entre ellas. Esto significa en la préctica que existe un solapamicnto fustancial que, desde el panto de vista de ia evolucion historier de Andis de os sistemas mncinles 4 todos estos campos, sc incrementa continuamente. Ha llegado el “Joomento de acabar Con este laberinio intelectual afirmando que es- tas cuatro diseiplinas no son sino una sola. Esto no quiere decir que todos Tos cientlicos Soctales vayan a hacer el mismo tipo de trabajo. Es absolutamente necesaria »bable la especializacién en «campos ie invesugusins. Pero recoclemos el Gnivo jemplo Organiza “felevanee que tenemos. Enure 1945 y 1955 dos «disciplnas» hasta entonces organizativamente separadas, la botinica y la zoologia, se fundieron en una sola disciplina llamada biologia. Desde aquella épo- ca la biologia ha sido una disciplina floreciente que ha genet miltiples subcampos, aunque ninguno de ellos, hasta donde yo sé, tiene el nombre o coincide con los limites de la botanica o la zoologia. La tesis del andlisis de los sistemas mundiales es clara. Las tes supuesias sreas de acciOn humana colectiva —la econémica, la poli- tica y Ia social 0 socio-cultural— no son areas de accidn social. No tienen una =logicar independiente, Y, To que es mis importante, la imteraccion de imposicenes opciones, decsiones, normss 9 «tacio- nalidades es tal que ningGn modelo de investigaciOn stil puede ais lar factores de acuerdo con las categorias de lo econémico, lo poli- tico y lo social, y mancjar un solo tipo de variable manteniendo el resto de ellas implicitamente constantes. Sostenemos que hay una {ola sserie de rplase'o una nea serie de imposicione dentro de las que fancionan estas diversas estructuras. BI caso del solapamienco =virtuaimente total— de los supuestos dominios de la sociologia y Ia antropologia es aun ms evidente. :Qué esfuerzo de la imagina~ con se precisa para afirmar que el Tally Corner de Elliot Liebow y el Street-Corner Society de William F. Whyte —obras clisicas las dos, una escrita por un «antropélogo> y la otra por un «socidlo- gor— pertenecen a dos adisciplinas» diferentes? Como sabe cual- Quier lector, no seria dificil recopilar una larga lista de ejemplos Semejantes. 1a historia es el estudio y la explcaci6n de lo panieular tl come ba suce- dito realmente nel paso, La encia socal eI formulacion de eonjunto nies de regis que explican Is conducta humana y soci Esta es la célebre distincién entee el andlisis idiogréfico y nomo- tético, tipos de anilisis que se consideran antitéticos. La versiGn radical» de esta antitesis mantiene que solo uno de estos tipos (cual de ellos sea, depende de Ia opinién de cada uno) es legitimo o inte- resante 0 incluso «posible». E] Methodensstreit se referia a esta ver- 408 La teoria sos hoy si6n «radical» de Ja antitesis. La versién «moderada» considera que estos dos tipos de andlisis son dos formas de estudiar la realidad social. Aunque se emprendan separadamente, de diferente manera y para fines distintos (0 incluso opuestos), seria fructifero para la in- vestgacion el combinarlos. Esta version smoderadae es comparable ala defensa de los méricos del erabajo «interdisciplinar> en las cien cias sociales. Al afirmar las ventajas de combinar los dos enfoques se reafirma Ja legitimidad intelectual de considerarlos dos tipos de anilisis distintos. Los argumentos mis fuertes de ambas escuelas parecen igualmen- te plausibles. El argumento de la escuela idiografica es Ia antigua doctrina del «todo fluye>. Si todo cambia continuamente, ninguna generalizaciOn que pretenda aplicarse a dos 0 mas fendmenos pre- sumiblemente comparables es jamés verdadera. Todo lo que puede hhacerse es comprender enféticamente una secuencia de acontecimien- tos. A Ja inversa, la tesis de la escuela nomotética es que es que el mundo real (incluido el mundo social) no es un conj sucesos aleatorios. Si es as{ tiene que haber reglas que describan segultidadese, en euyo caso este un campo para atividad cen- tifica, Son igualmente plausibles las criticas més radicales que ambas cescuclas se dirigen. La eritica nomotética del punto de vista idiogr’- fico ef que todo resuento de ssuctsos pasadosy es por definition uuna selecci6n de la realidad (tal como acontecié realmente) y, por consiguiente, implica criterios selectivos y eategorias de: Estos eriterios y categorias se b: zac no por ello menos reales, gene cas. La critica del punto de vista nomotético es que éste descuida aquellos fenémenos transformativos (debidos en parte al cardcter re- Hlexivo de Ia realidad social) que imposibilitan la «repeticién» de situaciones estructurales. Existen diversas formas de tratar estas criticas mutuas. Una de ellas consiste en «combinar> la historia y las ciencias sociales. Se afirma que el historiador debe ayudar al cientifico social proporcio- indole conjuntos més extensos y profundos de datos a partir de Jos cuales pueda éste inducir generalizaciones de tipo legal. Y se afirma que el cientifico social ayuda al historiador ofreciéndole los, resultados de la investigaciGn, generalizaciones racionalmente demos- tradas que ayudan a Ia comprensién de una determinada secuencia de acontecimientos. El problema de esta nitida divisién del trabajo intelectual es que supone la posibilidad de aislar «secuencias» sujetas al andlisis «his- t6ricor y pequefios «universos» sujetos al analisis de la «ciencia so- cial». Sin embargo, la secuencia de unos es el universo de otros, y ‘Anilsis dels sitemat mundises 405 el observador neutral se veré en dificultades para distinguir entre ambos basindose en razones puramente logicas en tanto que opues- tas, digémoslo asi, a razones esilsticas 0 de forma, i‘ El problema, no obstante, es atin més profundo. ¢Existe una diferencia significativa entre secuencia y universo, entre historia y ciencia social? ;Se trata de dos actividades o de una sola? La sincro- hia es semejante a una dimensién geométrica. Esta puede describirse logicamente, pero no es posible representarla correctamente en el papel. En geometria solo puede trazarse un punto, una linea 0 un blano en tres (0 en cuatro) dimensiones. Asi ocurre en la «ciencia Socials. La sincronia es un limite conceptual, no una eavegoria so- Cialmente aplicable. El tiempo forma parte de toda descripcién, ¥ se trata Gnicamente de saber qué periodo es inmediatamente relevante. ‘De modo similar, una sccuencia tinica solo puede describirse con categoria no nica. Todo lenguajeconeepud supons comparcio- nes entre universos. Igual que es literalmente imposible «trazar> un punto, es literalmente imposible sdescribire un sacontecimiento> inico, El trazo tiene profundidad; la descripcin requiere una com- pleja generalizacion. a ‘Dado que estamos ante un dilemaa légico inextricable, debemos buscar Ja solucién desde un punto de vista heuristico. El analisis de Toe sisemar mondiale tiene el valor heursticn de coastiut la Viz ‘dt ence Ia genersliaciones wansTsrOrcas las narvacones pare Tealaisas Eat punto de vite sostene que ctanio'ms Se aproxmie -frteorn 4 cualquera de ambos exiremoss tanto Tienor ser au interés Jruulidad: Sostene que el metodo Sptino consiste en Tevat 4 cabo A TAITaS ce paradigunas siseematioos sulicientemente amplios, spa. Sal'y tompobltiente pe cottener tna s1GBiei Feet Ue TOE IScOnDEGa y Congdon Cuenta que sIo8 paradigmas rvtemficor Ge Teun priscipie yun fin } cue; por tanto, ho Ran de Concebin ammo Tehomenos veternose” Este tmpics, pues, Ue en UO O= ‘mento consdeaos tao él paradigm (os wttmos ciclicoe del sistema), paradigmas que describimos conceptualmente, como las pautas de transformacion interna (las «tendencias seculares» del fema) que eventualmente acabarén con él sistema, los cuales des. bimos secuencialmente. Por consiguiente, hay una sola tarea. No hay ni historiadores ni cientificos sociales, sino cientificos sociales ‘istrcos que analizan las leyes generales de sistemas particulares y ‘secuencias particulares mediante las que se han desarrollado estos sistemas (deliberadamente, no empleamos el tempo gramatical que “ge conoce como «presente etnogrifico»). Por consiguiente, nos en- frentamos al problema de determinar la «unidad de andlisis» con que debemos trabajar, cuestién ésta que nos Hleva a nuestra tercera premisa “6 1 teore sci hoy m Los seres humanos estén organizados en entdades que podemos denominar 5, entidades que constitayen los marcos sociales fundamentales de tro de los que se desenvuelve la vida humana No hay concepto més extendido en la ciencia social moderna que el de sociedad, y no hay concepto que se use de forma més auto- mitica ¢ irreflexiva que este, a pesar de las innumerables paginas dedicadas a su definiciOn. Las definiciones de los manuales giran en torno a la cuestion «{Qué es sociedad?s, mientras que las tess que hemos propuesto sobre la unidad de Ia ciencia social historica nos “haw Tlevado a plantearnos una pregunta diferente: «jCuando y dén- ~~ Tas «sociedades» son concretas. Ademis, seria recomendable re- chazar un término como el de sociedad, por razén de su historia conceptual y de las connotaciones que contiene, inerradicables y profundamente confundentes. Ei de sociedad es ‘un vérmino cuyo uuso actual en la historia y en las ciencias sociales es contemporineo de la aparici6n institucional de la moderna ciencia social en el lo x1X. La sociedad es uno de los dos miembros de un par ant 5 el otro es el estado. La Revolucién Francesa supuso una di soria cultural en la historia ideol6gica del sistema mundial moderno, pues es li responsable de la amplia acepacién dela wea de que To normal es el cambio social y no la estasis socal, tanto en el sentido normativo como en el scatido estadistico. Y planteé el problema intelectual de como regular, acelerar, ralentizar 0 influir de alguna otra forma este proceso normal de cambio y evoluciOn, __ El surgimiento de la ciencia social como actividad social institu- cionalizada fue una de le principales respuesta a ete problems Icelcrual La cenca cosil ha lepado representa la ideologa racionalista expresada en la nocién de que si se entiende un proceso (Gea idiogréficamente o, lo que es mas comtin, nomotéticamente) es pesbl influ en él de algun forma moralmentepositia,(nchso los econservadores» dedicados a contener el cambio podrfan asentir en un sentido amplio a este enfoque). Las implicaciones politicas de scmejante empresa no se le esca~ pparon (ni se le escapan) a nadie. Como es evidente, esta es la raz6n de que el concepto de ciencia social haya sido «controvertido» hasta hoy. Pero es ai mismo la razén por fa que en el silo XX el con- to de «sociedad» se opuso al de «estado». Los miltiples estados eranos que habian sido constituidos y estaban siendo constitui- dos eran, obviamente, los centros de interés de la act litica. Parecian el lugar de control social efectivo, y por Jo tanto ef Ambito Anise de os sistemas mundial «7 en que podia influirse y se influfa en el cambio social. El enfoque decimononico estindar de la cuesti6n politico-intelectual se ocupaba del problema de cémo «reconciiar» sociedad y estado. En esta for- ‘mulaciOn, el estado podia observarse y analizarse directamente. Ac- tuaba a través de instituciones formales por medio de normas cono- Gidas (normas consticucionales). Se suponia que «sociedad» signifi- faba aquel tejido de usos y costumbres que mantenia unido a un frupo de gente, sin, a pesar, o en contra de las normas formales. En Serio sentido, la wsociedad representaba algo més duradero y «pro- fundo», menos manipulable y sin duda més elusivo que el estado. Desde entonces se ba librado un enorme debate acerca de e6mo se relacionan la sociedad y el estado, cual estaba o deberfa estar Subordinedo al otro, - cudl encarnaba los valores morales mas ele~ vados. A lo largo de este proceso nos hemos acostumbrado a pensar iho nae ie une ssid 7 wr estado Son Coumctdentes que Sino lo son deberian hacerse (y eventualmente se eoincidir. at dar + ona idea una formulacion tebrica, Tos Kiswriadores y Tos entificos sociales Tran egado a considerar los estados soberanos “Zezuales(hipotétcamente proyectados al pasado) como las entidades “Gaater fates dentro’ de Tat-que se deseavuelve la vida socal. Fia ‘isi cea opoicinesporaica agra concepcin por pare de antropélogos, oposicién sostenida desde una supuesta entidad p tico-cultural anterior cuya importancia, segin afirmaban muchos de tllos, seguia siendo fundamental para grandes segmentos de la po- blaci6n tmundial i De este modo, como sustrato de la historia y de la ciencia social se introdujo subrepticiamente y sin que fuera sujeta a andlisis toda tuna bistoriografia y toda una teorfa del mundo moderno._Vivimos fen estados. Existe una sociedad subyacente a cada estado, Los esta “Gos denen Wistorias, y por tanto tradiciones. Y, robre todo, como ‘dl cambio es norma, Tos estados cambian o Ze desarrollan normal- “mente. Cambian su modo de produccion; urbanizan; tienen proble= ‘mas sociales; prosperan o declinan, Ellos constituyen los limites que “Taernan idund® for factores soc -rinteraobry Culndo extern ‘Sou anitdaae logeamente mdcpendientes que, efector ctadaticos, pueden . Esta imagen de la realidad social no era una fantasia, y por ello fue poate qu ls tericosidiogrficos y nomouédcosprocediean con razonable aplomo utilizando estos supuestos relativos a la so- edad y al estado, y que lograran ciertos descubrimientos plausibles. EI nico problema era que, segiin pasaba el tiempo, cada vez mas “gona pan aria oe ee Ugedas. 08 La tori social, boy El anilisis de los sistemas mundiales pone en cuestién Ja unidad de andl. (Dende y euindo etisten as enldades en que se desea “vuelve ls vida social? Ese ipo de ands sustuye el tering subraya la unidad de la ciencia histdrica. Esta entidad es a la ver sistematica © historica. No existe una respuesta simple ao custion de I unidad de analisis. Por mi parte, he propuesto la hipStesis tentativa de que han txistid “ter forts >-variedader Conoetdar de stems sorieos, variedades a Tas que he denominado minisistemas, imperios mundia- Tes y economias mundiales. Asi mismo, sostengo que no hay que -descanar br poaibiidad de Wentiiear outs former ¢ varielades He afirmado dos cosas respecto a las variedades de sistemas hi Anise de os sistemas mandiales © tenemos que limitarnos a las reconstrucciones arqueoldgicas, En U periodo imermedio, digamos entre l 8,000 a.4.C.y el 1,500 dd.C., Coexistieron en el mundo méliples sistemas historicos de cada una de estas tres vatiedades. El imperio mundial era la forma «fuerte» de aquella época, pues siempre que uno se expandia destruia y/o ‘Gvorbs minisateias 9 econbmiss wundiales, y sempre que uno se sous aria expacio a Tx resreaeiOn de mininstemas y seonowise mundiales, La mayor parte de To que denominamos shistoria> de “este periodo es la historia de tales imperios mundiales, cosa com- prensible, puesto que ellos engendraron los escribas culturales que jstraron lo que ocurrfa. Las economias mundiales eran una forma «débiby, y las economias muandiales individuales nunca sobrevivieron ‘mucho tiempo. Fsto se debia a que se desintegraban, eran absorbidas ‘Por un imperio mundial, o se transformaban en uno de estos (por azn de la expansion interna de una sola vnidad politica). ‘Alrededor del 1.500 una de estas economias mundiales consiguié. séricosr una se-Fefiere-al nexo entre eee Detitivos una deseripen exaces dela norma capiaisas y por gon gwen, han discutdo todas Is stuacones Reo ee ba wabsjo, productores,o mereaneay no bra comp Sones esta norma or tanto, como fenédmenos que ‘isan explica- ein, La norma ha reflejado ‘en buena medida ur “deakizads ‘defo que se pensaba que era cl eemplar quinesnronticlo te eka norma: Inglaterra después de la «Revolucion Industrial», donde los trabsjadores profetarios (fundamentalmente, tabajadores urbanos que carecian de tierras y de herramientas)’trabajaban en fibrieas pertenecientes a empresarios burgueses (fundamentalmente, propie- tarios privados del capital de estas fabricas). El propietario adquieia, la fuerza de trabajo (esto es, pagaba salarios) de los trabajadores en Jo fundamental, varones adultos— que no tenian mas alternativa que buscar trabajo asalariado si querfan sobrevivir. Nadie ha pretendido. nunca que todas las situaciones Iaborales se ajustaran a este modelo, Pero tanto liberales como 'narsista han sido proclives a considerar que cuanto més se apartara de él una situaci6n, menos capitalista era, ‘Si toda situacién laboral pudiera clasificarse en ana escale indi, cativa de lo que podriamos llamar su «grado de capitalismo», puede firmarse que todo estado, en tanto que lugar de dichas situ laborales, ocupa algdn lugar en esa cscala. La estructura econémica de un estado puede entonces considerarse «més» 0 «menos» capita- lista, y es posible considerarla razonablemente congruente con el grado de espitalsmo econémico ropia estructura del exado; 0 ine ‘consistente con él, en cuyo caso podemos esperar que a lo largo del tiempo cambie de algin modo hic una mayor congrecea ¢Cémo han de entenderse las situaciones Inborales que, segiin ‘esta definicién, no son plenamente capitalistas? Podemos considerar Alsi dels ssemas mndiaes a jue reflejan una situaci6n «todavia no capitalista» en_un estado en gue las estructuras capitalists se icin haciendo dominantes; 0 pueden interpretarse como pervivencias anémalas del pasado en un fstado en el que las estructuras capitalistas son dominantes. Nunca hha quedado del todo claro cémo puede detcrminarse la «predomi- nancia» de un modo concreto de estructuracién de las unidades la- borales en una entidad espacial (el estado). En una célebre sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, el juez Wiliam Bren- nnan definié. asi la pornografia: «sé que lo es cuando la veo». En cierto sentido, los liberales y los marxistas han definido Ia predomi- hancia del capitalismo de forma similar: saben que se da cuando la yen. Obviamente, en este enfoque hay implicito un criterio cuanti- fativo, Pero puestos a contar, es esencial saber qué estamos contan- do, Y sobre esto habria mucho que decir. Se ha establecido una di peptuatvo. Aunque las. defn in entre trabajo productive ¢ im- jones exactas de los fisiécratas, de int-Simon y de Marx eran bastante diferentes, todos ellos preten- dian definir certos tipos de «actividad econ6mica» como «no-traba- jo», es decit, como no productivas. Esto ha creado un subterfugio Sumamente dtil en la definicién de capitalismo. Si entre los diversos tipos de actividad que se eliminan en tanto que no productivos se cuenta un importante ntimero de actividades que no se ajustan al modelo de sittacion laboral capitalista—el ejemplo mas obvio, aun {que en modo alguno el tinico, es el trabajo doméstico— se hace Tucho mas ficl sostener que ela mayorfa» de las situaciones labo~ tales de algunos paises se ajustan a los tipos descritos en el modelo, ¥.de este modo sf que tenemos realmente paises «capitalistas» en Yirtad de esa definicion. Toda esta manipulacion no seria apenas necesaria si la enorma» deducida fuera de hecho la norma estadistica; ppero ni lo era ni lo es, La situacién de los obreros libres que trabajan Por un salario en las empresas de los productores libres es una si- tuacién minoritaria en el mundo moderno, Esto es sin duda cierto si nuestra unidad de andlisis es Ja economia mundial. Es probable- mente cierto, o en buena medida cierto, incluso si llevamos a cabo el analisis en el marco de los estados altamente industrializados del sigho Xx. ‘Cuando una «norma» deducida resulta no ser la norma estadis- tica, es decir, cuando en la situacién abundan las excepciones (ano- alias residuos), deberfamos preguntarnos sila definicin de la nor- ma tiene alguna utilidad. El andlisis de Jos sistemas mundiales sos- tiene que la economia mundial capitalista es un sistema bistérico -gonereto. Por tanto, si quetemos averiguar las nor eta 1 Tas normas, esto ¢s, 1a forma de funcionamiento de este sistema concreto, el mejor modo en fancion de estos dos sacontesimientore, _, No es dificil elucidar el nexo existente entre la centralidad se pe se aubuye a esos dos eacontecmintos y a defini redominante del captaismo. Ya hemos setalado que el cone fe cgrades de cipiedicioe descace ene ae cio implicito de cuantificacidn, de modo que podemos determninar cuando se hace «dominantes ef cepitalismo. Esta teoria supone que posts una dcordanc ene el prefominio exonsmicos Je Pe ler en la sociedad y en el estado, y que tal discordancia puede parece Anilisie de los sistemas mundiales 40 El interés de la Revoluci6n industrial y de la Revolucién francesa estriba en que se supone que representan la superacin de una dis~ cordancia. La Revolucién francesa manifesta el aspecto politico. Se- iin la «interpretacién social», hoy muy discutida pero durante mu~ tho tiempo predominante, la Revolucién francesa fue el momento fen que la burguesia desalojé a la aristocracia feudal del poder en el estado, transformando asi el ancien régime precapitalista en un es- {ado capitalista, La Revolucién industrial pone de manifiesto los fru- tos de semejante transformacin. Cuando los capitalistas acanzan el poder estatal (0, expresindolo en términos smithianos, cuando re- Gucen la interferencia del estado) es posible aumentar significativa- mente las posibilidades de triunfo de un sistema capitalista. ‘Dados estos supuestos, es posible cratar ambos fenémenos como acontecimientos» y concentrarse en los detalles de lo que ocurri6 yen por qué ocurrieron rales acontecimientos de esa forma conereta. Los libros sobre la Revolucién industrial suelen discutir qué factor (© qué factores) fueron decisivos para su ocurrencia, cuéles fueron (ooMechas precisa cual de fos Gstintos elementos que abarea el término fue el mas importante para las transformaciones futuras. Los 105 sobre la Revolucion francesa suelen discutir cudndo comenz6 y eundo acabé, qué factor o factores la desencadenaron, qué grupos participaron en los procesos esenciales, cbmo y cudndo se altero el Erupo de personajes que invervinicrun cit ella, y qué herencis legé. 'Naturalmente, un escrutinio de estos «acontecimientos» tan ri- gido y en dlkimo término idiogrifico invita de forma inevitable al scepticismo. Cada vez hay mas dudas acerca de cuan revoluciona- rias son las revoluciones. Sin embargo, practicamente todos estos anilisis (tanto los de los creyentes como los de los escépticos) dan ppor suptisto el marco de referencia analitico que motivé el zisla~ Iniento de estos dos acontecimientos: el supuesto de que el capita- lismo (o su surrogato, la libertad individual) tenfa en cierto sentido ‘que striunfar» en un determinado momento en ciertos estados con- eretos, ‘Ademés, a menos que pensemos que la historia s6lo es esencial pata los historiadores, deberamos darnos cuenta de que se convirtio Ge inmediato en un elemento esencial para los ejercicios analiticos de los cientificos sociales. La idea de la «Revolucién industrial» se hia transformado en el proceso de wna «revolucion industrial» 0 «in- dustrializacion», y ha originado toda una familia de subeategorias y ppor tanto de subcuestiones: la idea de «despeguer, las nociones de Sociedades «preindustriales» y (0 el acceso al poder de la clase media) pudo ocurrir u ocurriria, No estoy sugiriendo que estos de- a La tora sci hoy bates no tengan como objeto el mundo real. Evidentememte, es po- sible discutir el Brasil del siglo veinte desde el punto de vista de ls industrializacién, o del papel de la burguesia nacional, o de la rel gion dea clase mea con el erito, Pero, una vermis, ae estén sosteniendo presunciones esenciales que han de ser examninadas. Toque ef ands de los sistemas mundiles propose oyna eve iuacin de la cenralidad deers supucseos GbSotaee a ‘en funcion de Ta Targa diré del sistema historico en que Se dan. Si Ta unidad’ de andlisis del sistema mundial moderne tz tconomit ‘amundial eapitalista (y esto no deja de ser un «sin), debertamos pre- juntarnos entonees_si_la5_distinciones_categoriales_tradicionales EG gitutas © induset, tenatenone © ae ee Tepresentan 0 iistorieo. Solo ‘no un Leitmotiv en torno al cual gira el desarrollo histor tarios del poder estatal y los propietarios del poder econdmiee a ae estan ahora tan profune area a a en nuestro sub- siente que nos resulta muy dif hablat sobre el maundo a aplicarias. El analisis de los sistemas mundiales sostiene que las ex tegorfas que rigen nuestra historia sc configuraron histéricamente; gn su mayor parte hace tan solo un siglo. mis n menas. Es Gemnpe de que la revsemor No cabe duda de que la historia dominante esti ella misma cons- tituida por la metafisica dominante en el mundo moderno, El triunfo de esta metafisica moderna precis6 una larga lucha, Pero triunfo en Ja Tlustracién, lo que nos lleva a nuestra sexta premisa, VI La historia humana es inevitablemente progresiva No cabe duda de que la idea de reso ha tenido sus detrac- tores, pero durante Tos iltimos dos siglos han estado en clara tines rfa, No incluyo en exta minoria a todos aquelios que han criteado la concepcién ingenua del progreso y que han centrado sus esfuerzos en ee la denominada irracionalided, Estos individuos han tra- tado de hacer racional lo irracional. Tampoco incluyo en ella al ere- ciente ee. de los ree desengafados que se adhieren a una suerte de desesperanca en el progreso, Estos'son mis bien come catdlicos caidos de una novela de Graham Greene, buscando ince- santemente la fe que una vez tuvieron, Los verdaderos conservadores, aquellos que no creen que el cam- Anslcis dels sistemas mundiales as bio o la mejora sistemética del mundo sea una actividad colectiva fructifera, son en realidad bastante raros cn el mundo moderno. Pero ‘obsérvese que, una vez mis, tanto los escépticos como sus adversa- ios se basan en los supuestos dominantes. Ante la idea de que el PEs2 inevitable, parece quel ica reacei6n pare haber silo speracion: desesperacion porque esta tesis es incorrecta, © desesperacién porque es correcta, andlisis de los sistemas mundiales pretende eliminar la idea de progres como trayectora y pantearla como variable analtica, Poe fe faber natemas histricos mejores y-peores (j-podemos debatir Tos criterios con que juzgarlos), No es en abroluro clerto que se haya una tendencia lineal, sea hacia grribo, hacis abajo u paizonit) Puede que esta tendencia sea irregular, o puede que sea indetermi nada, ‘Sse admitiera esta pc iad, se abriria de inmediato al ané- lisis intelectual un Ambito enteramente nuevo. Si en el mundo han ‘existido milltiples casos y tipos de sistemas histéricos, y si todos los sistemas histéricos tienea un principio y un fin, deseariamos conocer algo sobre el proceso que produce una sucesidn (en el tiempo y en tt expacio) de lov sistemas historicos, ‘Punto ha sido discutido como problema de las

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