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Símbolos del Espíritu Santo

Autor: Paulo Arieu

Frecuentemente caemos en la confusión de identificar al Espíritu Santo con sus


símbolos, recordemos que no es una simple representación, es Dios mismo que se
manifiesta en diversas formas.

Agua:

El agua significa la acción del Espíritu Santo en el Bautismo; así, el agua bautismal
significa realmente que nuestro nacimiento a la vida divina se nos da en el Espíritu
Santo.

El Espíritu fecundaba las aguas propiciando la vida. La tierra caótica iba adquiriendo
figura por la acción fecundante del Espíritu. Donde hay caos, vacío, confusión y
muerte, el Espíritu vivifica.

La vida primera nace desde las aguas por obra del Espíritu.

Las torrenciales aguas del diluvio sumergen el pecado de la humanidad y salvan a


un hombre justo y su familia, la tierra es renovada para siempre.

El pecado y la maldad han sido sumergidos en el agua. La humanidad revive y se


recrea nuevamente.

Las aguas del Mar Rojo, por la acción del Espíritu, salvaron a Israel de la esclavitud.

La promesa de Dios es un agua purificadora y un Espíritu renovador. El agua es


condición para la vida, hace crecer y desarrollarse, refresca y purifica, es alegre y
transparente, el agua sirve de cuna al hombre nueve meses. No podríamos vivir sin
ella. Renueva la tierra. Alimenta las plantas, comunica la vida, nos sostiene y nos
limpia el alma.

El Espíritu es el agua que quita la sed para siempre. El Espíritu es el dador de la


vida.

Un día también por el Agua y el Espíritu renacimos para Dios. Llevamos el sello de
su paso por nosotros.

Unción:

El aceite derramado sobre una persona es un signo de elección. Es el ungido, el


llamado, el elegido y el consagrado.

Asume una misión, una tarea, una responsabilidad.

Su vida queda marcada para siempre por su Dios.

Así sucedió con los reyes de Israel. Eran ungidos como servidores de su pueblo.
David, por ejemplo, fue ungido por Samuel; Aarón fue ungido por Moisés, al igual
que el altar del Templo.
Los profetas eran ungidos por el Espíritu para proclamar con valor las palabras y la
voluntad de Dios.

El ungido es un servidor. El ungido está señalado para el testimonio. El ungido es el


protegido de Dios. Pertenece a El, a Él obedece, a Él sirve, para Él vive y en su
nombre habla o actúa.

"Cristo" quiere decir "Ungido". Jesús es el ungido por excelencia. El servidor de


Dios. El profeta de la verdad.

Jesús es el Ungido por el Espíritu "para proclamar el Evangelio a los pobres, y la


liberación a los oprimidos" (Luc 4:18).

La unción es un gesto que consagra a quien la recibe.

El ungido (cristiano), es un elegido por Dios. Él le confía una misión. Lo fortalece en


la dificultad. Lo sana de sus enfermedades. Lo llena del Espíritu Santo. El ungido
recibe el Espíritu para dar testimonio. Está marcado para siempre. Está sellado por
el mismo Dios. Camina con el perfume de la fe. El Espíritu nos consagra para
siempre. Nos hace testigos, discípulos, enviados, misioneros de Jesucristo en el
mundo.

Estamos marcados con su sello. Y por eso vivimos (Luc 7:36-50; Jn 19:38-42).

Fuego:

Mientras que el agua significaba el nacimiento y la fecundidad de la vida dada en el


Espíritu Santo, el fuego simboliza la energía transformadora de los actos del
Espíritu Santo.

El fuego calienta la casa, prepara la comida, funde los metales e ilumina la


oscuridad.

El fuego invita a reunión, a intimidad, a confidencia, a diálogo y a fiesta.

Hay también fuego que quema y que hiere. Hay fuegos de agresiones y
armamentos. Y hay fuegos destructivos como bombas.

Pero existe sobre todo el fuego intenso y sostenido del amor. Es el fuego que arde
en cada hombre que siente, que lucha y que ama. Es un fuego permanente. Activo
y en movimiento.

Es el fuego que no cansa, que no reposa, que no se apaga. Es el amor. Es el fuego


de la vida.

El Dios del amor por el dolor de sus hijos. Mientras caminaban por el desierto el
amor de Dios los protegía. El fuego y la nube: el Espíritu de Dios.

El Espíritu es un fuego que arde sin consumirse. Necesitamos el fuego de Dios.


Cada día es Pentecostés. Cada día nos levantamos valientemente y salimos a
proclamar nuestra fe por las calles.

La nube y la luz:
Estos dos símbolos son inseparables en las manifestaciones del Espíritu Santo. La
Nube, unas veces oscura, otras luminosa, revela al Dios vivo y salvador, tendiendo
así un velo sobre la trascendencia de su gloria.

Las nubes, por su situación etérea, su movilidad, por ser portadoras de la lluvia
benéfica o de la tempestad devastadora, han dado pie a muchos simbolismos;
acompañan las manifestaciones de Dios, lo enmarcan, son su trono, lo manifiestan.

"Entonces la nube cubrió la tienda de la reunión......" (Ex 40, 34-38).

Y en la transfiguración (Mat 17,5)

Sello:

El sello es un símbolo cercano al de la unción. En efecto, es Cristo a quien "Dios ha


marcado con su sello" (Jn 6, 27) y el Padre nos marca también en Él con su sello.

Para nosotros, hoy, el sello es un relieve en goma que, entintado, deja una marca
en un documento y lo legaliza, lo autentifica.

"También ustedes, al escuchar la Palabra de la Verdad, el Evangelio que los salva,


creyeron en él quedando sellados con el Espíritu Santo prometido" (Ef 1, 13), "No
entristezcan al Espíritu Santo de Dios; éste es el sello con el que ustedes fueron
marcadas y por el que serán reconocidos en el día de la salvación"

El dedo:

Para expresar la fuerza de Dios se usa referirse a su brazo (Dt 4, 34), a su mano
(Ez 20, 33) a los dedos: los cielos son su obra (Sal 8,4).

"Por el dedo de Dios expulso yo (Jesús) los demonios" (Lc 11,20). Si la Ley de Dios
ha sido escrita en tablas de piedra "por el dedo de Dios" (Ex 31,18), la "carta de
Cristo" entregada a los apóstoles "está escrita no con tinta, sino con el Espíritu de
Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en corazones humanos" (2 Co 3,3).

La mano:

Imponiendo las manos de Jesús cura a los enfermos y bendice a los niños.
Mediante la imposición de manos de los apóstoles el Espíritu Santo nos es dado. En
la Carta a los Hebreos, la imposición de las manos figura en el número de los
"artículos fundamentales", es decir, de las verdades importantes de su enseñanza.
Este signo de efusión todopoderosa del Espíritu Santo, la Iglesia lo ha conservado
en sus ritos sacramentales.

Viento:

Los antiguos tenían la experiencia del viento, brisa apacible o vendaval destructivo,
una realidad inmaterial, no se le veía. No se le puede agarrar, pero es acción
realísima, elemento misterioso, indispensable para la vida; el hombre no lo puede
domar.

"Entonces Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en sus narices aliento
de vida y fue el hombre ser viviente" (Gen 2,7). "Cuando llegó la noche de aquel
mismo día (el día de la Resurrección).....les dijo por segunda vez: La paz esté con
ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo. Y dicho esto sopló
y les dijo: Reciban el Espíritu Santo..." (Jn 20, 20-22).

La paloma:

Es la representación simbólica más gráfica y conocida del Espíritu Santo. Al final del
diluvio, la paloma soltada por Noé vuelve con una rama tierna de olivo en el pico,
signo de que la tierra es habitable de nuevo. Cuando Cristo sale del agua en su
bautismo, el Espíritu Santo, en forma de paloma, baja y se posa sobre él. El
Espíritu desciende y reposa en el corazón purificado de los bautizados. El símbolo
de la paloma para sugerir al Espíritu Santo es tradicional en la iconografía cristiana.

Respecto a la paloma relacionada con El Bautismo del Señor Jesús no dice que
fuese una paloma sino "como paloma" o "al igual que una paloma". Probablemente
Juan vio algo que bajaba sobre Jesús que le hizo asociar al descenso de una paloma
en vuelo. Nosotros también empleamos figuras de dicción como por ejemplo "esa
carta me cayó como una bomba" para expresar el tremendo impacto que tuvo
sobre nuestras emociones, pero de ninguna manera la imaginamos esa carta en
forma de explosivo o de una granada.

La paloma como un símbolo de Israel

El Rabí Shlomo Aviner comenta que:

Se acostumbra decir que la paloma es el símbolo de la paz. Se suele dibujar a la


paloma junto a la palabra ‘Shalom' (paz). Cual es el origen de esto ?

Noé envió una paloma, pero que tiene esto que ver con las guerras? La paloma
regreso con una rama de olivo en su pico (Gen. 8, 11). ¿Y que tiene que ver esto
con la paz?

Como es sabido, las ramas de olivo no son comida para los pájaros, sino como
dicen los sabios: "y dijo la paloma: ‘que sea mi alimento amargo como el olivo en
manos del Todopoderoso, y no dulce como la miel en manos del hombre'". (Iruvin
18:2). En el arca de Noé me dan de todo, pero yo amo la libertad y la
independencia, y por esto estoy dispuesta a vivir una vida difícil".

Y así es porque escribe el Rabí Shimshon Rafael Hirsch, en su comentario sobre la


Torah, de que la paloma no es un símbolo de paz sino de la libertad, un símbolo de
la voluntad de pagar el precio de la libertad "símbolo de la independencia y la
libertad, y el de conformarse con un poco jerut". (Comentario a la Torah allí).

La libertad tiene su precio, cada cosa tiene su precio, hay esclavos que no desean
salir en libertad. Les es cómodo ser esclavos. Su dueño se ocupa de todo "amo a mi
dueño y no saldré en libertad"...Esto no es así.

Hay que ser libre, "Mis esclavos son, (de D-s) y no esclavos de esclavos". Hay que
ser "esclavo" de Dios." El esclavo de Dios es el único libre" (Rab Yehuda HaLevi).
No se debe ser esclavo del prójimo.

La libertad tiene su precio, el cual se tiene que estar dispuesto a pagar. También la
esclavitud tiene su precio. El precio de la libertad es que a veces un pueblo que es
libre, debe enfrentar guerras. Un pueblo que no es libre no debe enfrentarse a
guerras. Pero en vez de esto tiene pogroms, como los decretos de las cruzadas en
las que murieron comunidades enteras; o los decretos de los cosacos que
asesinaron a ciento de miles de judíos, el Holocausto y mas. Estos son problemas
completamente diferentes.

En la Tierra de Israel, tenemos problemas. Claro que mientras tanto, nuestro


mundo no es un paraíso, y no hay realidad sin problemas, la pregunta es de cuales
de los problemas conviene que nos ocupemos? Hay problemas de un pueblo en la
diáspora, y hay problemas de un pueblo libre. No es el mismo tipo de problema.

Hay problemas cuando se es esclavo, y hay problemas cuando se es libre.

La paloma es el símbolo de la libertad, y no el símbolo de la paz. Sino definamos a


la paz de forma distinta, como dice Rashi (Rosh Hashana 18). La Guemara explica
que los ayunos se convertirán en el futuro en días festivos, cuando haya paz. ¿Que
es la paz? Explica Rashi, "nuestras manos fuertes". Cuando somos fuertes, nos
paramos en nuestros pies y nos defendemos; esa es la paz. Este es el símbolo del
Shalom, si es así, si la fuerza de la independencia es la paz, entonces la paloma si,
es el símbolo de la paz. ‘Dios le de fuerza a su pueblo, Dios bendiga a su pueblo
con paz." (Rab Aviner es Rosh Yeshivat Ateret Cohanim, en la Ciudad Vieja de
Jerusalén.)

Jesús también ve al Espíritu descendiendo sobre él como una paloma. El


simbolismo de la paloma es incierto. Tal vez tenga que ver con Génesis 1:2, donde
"el Espíritu de Dios se movía sobre la haz de las aguas." Sin embargo, "el elemento
clave en este texto es el descenso del Espíritu, no de la figura de la paloma"
(Donahue y Harrington, 65).

El Espíritu desciende en (griego = eis) Jesús, más que sobre (griego = epi) Jesús.
Aunque hay alguna justificación para traducir "sobre él" en lugar de "en él" (ver
Marcus, 160), "en él" parece apropiado tanto lingüística como teológicamente,
sugiriendo una completa unión entre Jesús y el Espíritu.

"Tú eres mi Hijo amado; en ti tomo contentamiento" (v. 11). Una imagen dice más
que mil palabras, así que la visión de los cielos rasgados y el descenso del Espíritu
nos dicen que esperemos algo grandioso. Las palabras, sin embargo, son más
específicas y explican con gran claridad, así que Marcos aquí usa palabras para
identificar a Jesús como el Hijo de Dios.

Como se apuntó más arriba, estas palabras son dirigidas específicamente a Jesús, y
presumiblemente él es el único que las escucha. Si esto es cierto, sin embargo, el
Espíritu que llenó a Jesús en su bautismo también revela estas palabras ocultas al
escritor del evangelio, Marcos, para que pueda compartirlas con nosotros.

El Misterio trinitario se revela claramente en el Nuevo Testamento.

¿De quien estamos hablando? ¿Quien es ese que nos enviaría Jesús? El Espíritu
Santo, la tercera Persona de la Trinidad ¿Porque "persona"? El Espíritu Santo no es
una figura poética: Juan, como Pablo, nos hablan de El como de un tercer Nombre,
o en nuestro lenguaje, una tercera persona en Dios y que no hace sino uno con el.
Vemos que el Espíritu Santo, se alegra, se entristece, se apena, a el le podemos
mentir, y El todo lo cree, etc. luego, tiene PERSONALIDAD, tiene las mismas
sensaciones y características que una persona, aunque sin esencia, es toda
presencia,..si, si ya se que no estoy escudriñando los tratados y traducciones y
estudios bíblicos y formas de verbo, artículos etc., etc., solo estoy creyendo lo que
Jesús me dice en los Evangelios, no podemos aun estar como los discípulos de Jn.
16:17-18. Precisamente porque aun "no entendemos lo que quiere decir" es que no
se cumple su pedido al Padre y no "somos uno", Jn 17:21, porque "habiéndonos
manifestado su Nombre", parece que no "reconocemos que todo aquello que el
Padre le dio a Jesús, su Hijo ( y sino ¿porque lo llama Padre?), viene realmente del
Padre, no reconocemos de verdad que el Hijo ha salido del Padre aunque decimos
creer que el Padre lo ha enviado...(Jn.17:6-8) "

a) En los evangelios:

"En la casa de mi Padre hay muchas moradas. De no ser asi, no les hubiera dicho
que voy a prepararles un lugar." (Jn 14:2)

"Yo Soy el camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mi" (Jn 14:6)

"Es mas, cuando El viniese, (y ya vino y está con nosotros) rebatiría al mundo en lo
que toca al pecado, al camino de justicia y al juicio, tal vez hoy lo esta haciendo,
pues hay un pecado "¿Que pecado? Que no creyeron en mí, ¿Que camino de
justicia? Mi partida hacia el Padre....." (Jn 16:9,19)

En la Anunciación:

"El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra;
por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios" (Luc. 1, 35).

En el Bautismo:

Bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo, y bajó sobre él el


Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: "Tú
eres mi Hijo amado; en ti me complazco" (Luc. 3:21-22).

En el sermón de la cena:

"Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo


enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho"(Jn. 14:26).

En la fórmula del Bautismo:

"Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo..." (Mat. 28:19).

En las cartas de los Apóstoles:

"La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu santo
sean con todos vosotros" (II Cor. 13:13).

"Llenaos más bien del Espíritu...dando gracias continuamente y por todo a Dios
Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo" (Ef. 5:18-20).

"¡Cuánto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu eterno se ofreció a si mismo
sin tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia para rendir
culto a Dios vivo! "(Heb. 9: 14).

"Pedro, apóstol de Jesucristo, a los que viven como extranjeros...según el previo


conocimiento de Dios Padre, con la acción santificadora del Espíritu, para obedecer
a Jesucristo y ser rociados con su sangre. A vosotros gracia y paz abundantes (I Pe.
1:1-2).
En los hechos de los Apóstoles:

"Y exaltado (Jesús) por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo
prometido y ha derramado lo que vosotros veis y oís " (Hch. 2, 33).

El tema es basto, tanto que ha llevado a algunos a sectarisarse, negando al Espíritu


Santo como la tercera persona de la Deidad, aun mas, negando la divinidad de
Jesús, en cuanto que es todo Dios y todo hombre al mismo tiempo, negando la
redención por su sangre derramada en la cruz, con lo que han pasado a ser parte
de las llamadas "religión sin sangre" »

Porque no basta con creer en un Dios personal, en un absoluto, en un gran


arquitecto, hay que creer que ese Dios absoluto además de ser infinito, eterno,
inconmensurable, todopoderoso, es además Trino y sin esa Trinidad de las Personas
en la sustancia divina no hay fe católica, no hay salvación, no hay vida eterna; de
ahí la importancia de este inefable misterio solamente conocido por revelación
divina. Por eso no es lo mismo un judío, budista, musulmán o lo que fuere, que
aunque crean en Dios, para tener la fe católica y salvarse, necesitan profesar y
creer con todo el corazón que Dios Uno es Trino. Ese es un misterio que la mente
humana no puede cobijar ni albergar ni comprender y de allí la necesidad de
conocer y reconocer que sin profesar este misterio no se pueda ser católico. Y
vemos cómo la Iglesia no lo coloca en primer lugar. Uno de los errores más graves,
actualmente, es no señalarlo categóricamente.

Este misterio fue conocido desde siempre, aunque de distinta manera y modo y no
como desgraciadamente muchos predicadores, aun personajes, dicen, pontificando
en el error por no seguir a Santo Tomás de Aquino, que la Santísima Trinidad es un
misterio revelado y conocido únicamente en el Nuevo Testamento; eso es una
barbaridad. Santo Tomás mismo nos dice que la Santísima Trinidad fue revelada a
Adán en la revelación primitiva, porque Dios no creó a la humanidad en el
paganismo ni en la infidelidad, sino que después cayó por su apostasía, por alejarse
del misterio de Dios, por alejarse de Dios y se perdió esa revelación primitiva
quedando de ella múltiples vestigios en todas las falsas religiones del paganismo,
vestigios que están latentes tanto en la China como en Egipto; en esa trilogía que
vemos en todas esas falsas religiones, que son mitología, pero que guardan un
vestigio de esa revelación primitiva, de esa Santísima Trinidad.

Por eso Santo Tomás dice que en el Antiguo Testamento los mayores, es decir
aquellos encargados de conducir al pueblo elegido, como los profetas y los
patriarcas, como Moisés, conocieron la Santísima Trinidad y por eso es que Nuestro
Señor dice que Moisés deseó ver su día, no solamente la Trinidad, sino la
Encarnación. Claro que no todo el pueblo conoció este misterio explícitamente, sino
implícitamente en la fe de los mayores y que la distinción está en que después, con
el Nuevo Testamento, se hace pública y manifiesta a todos esta revelación en la
plenitud de los tiempos, con la venida de Nuestro Señor, con la Encarnación del
Verbo y no porque no se conociera entonces anteriormente este misterio inefable,
aunque haya sido por unos pocos, como eran los Patriarcas y los Profetas.

Porque si Jacob, Abraham y Moisés no hubiesen creído este dogma fundamental


que especifica la fe cristiana no fuese entonces la misma fe. Es absurdo y en ese
absurdo se ha caído y se cae por seguir errores, por falta de estudio; por falta de
teología se cae en el error repitiéndose unos a otros; por no seguir a esa lumbrera
que es Santo Tomás de Aquino. Eso nos demuestra cómo los errores se van
difundiendo y no de hoy o de ayer sino desde hace años y siglos. Porque Santo
Tomás no es de hoy, es del siglo XIII; pero es que aun dentro del clero hay una
oposición a la verdad, a la luz, a la sabiduría y una propensión a la mediocridad, a
la repetición.

Fuentes:

• http://www.parroquialasalle.arquidiocesisdeleon.org/modules/news/article.p
hp?storyid=61
• http://www.ublaonline.org/pdfs/4%20Evangelios%2017.doc
• http://ar.geocities.com/misa_tridentina07/sermones/sermon36.htm

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