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PROYECTOS ra, MC. PORAUA ‘Medianoche en la historia ‘Comentarios ls esis de Walter Benjamin ‘Sobre el concepto de historian Reyes Mate BIBLIOTECA Inst de Fidel y Urea epics Amada Rees” Unerin eBusos Ae Riau TROTTA S93 632 EOLECCION ESTRUCTURAS Y PROCESOS ‘Serie Filosofia © Fol rat, A, 2008 Fer 5.26008 Mod “ono: 91543 03 61 Fo 91 543 14.88 rai edtoral@wetoe ime © Payee Mate Rte, 2008 (© Sucka Vt Fro om Mot, 1974y 198, ros tae do Vober Bonar SBN: 04.9164-644.2 eps apa 13 39-2008 Ineraeen Fernnder Cuda 5 INDICE Introd nee 10. a 2 Revisén de Ia erica moderna del eligi o el encuentro en tee cl smaterilismo histricosy la tologiae [Ea dimensi politica de la memoria o por qué aes profana de felicidad remite ala de redencin Que nada se petdao la nueva historia como ca de odo el po ‘do [lucha de clases ene interior dela tori oe Bidofo como trapero en busca de dsechos 0 [memoria como poubilidad de salvacén leer el pasado co- to si fea Un txt0 BORED EE ene [Ea diferencia entre historia y memoria 0 cémo conocer em mo- mentos de elgr0 wenn nen Ls historia, escrtura de los vencedores 0 por qué tod dct mento de clears lo es tambien de barbate ‘Complicidad ene progrsoy fscsmo 0 por qué los oprimidos vivemen permanente estado de exept tna El dngel de la hizoria 0 por qué lo ie pars nosotros rogre- oes para el ngelcatistofe. [tain del comaniamo o cémo liber sedes que la apisionan La capelain del soilismo 0 por qd el dominio del mando ‘oe liberai6n del hombre. {Quien sure sel sjeto de i historia o por qué ei fra nace Apéndie: Matrslespreparatocos del escrito Sobre el concepto de Titi nner Bibligraia ctl Indie de nombres ms BT 249 261 us 249 303 305 37 335 ‘A Johann Baptist Metz, maestro y amigo “Una vor me llega de Sei, en Edom: —Centinela, Zeudnto durara la noche? El centinela responde: La matiana a de veni, pero es de noche an; si queréis, preguntad; volved de nuevo. (sans 21, 12) INTRODUCCION 1 Las tesis «Sobre el concepto de historia» son la respuesta politica de tun filésofo cuando en Europa no habia ningin haga para la esperan~ za, Las anima ese gesto de resistencia que su autor, Walter Benjamin, hacia llegar al amigo Theodor Wiesengrund Adorno, en 1938, cuam ddo éte le instaba a abandonar Europa y sumarse a la cadena de cxiliados udios que habian dejado atris el Viejo Continente huyen- do del fascismo: *Todavis, le dijo, shay posiciones que defender en Europas. Queriafijar sus ojos en ia Gorgona, esa figura mitca sin rostro que mataba a quien osara mirasla de frente, para arrancar ala historia el secreto del mal que se cernfa sobre la humanidad. Unos afios antes habia descrito su posicién como la de un nfufrago que trepa hasta lo alto del méstil de un barco que se va a pique pars, desde ah, lanzar el SOS ms potente. «Era la posicién de un testigo ‘que escogia estar ah y no la de alguien que casualmente pasaba por aguel lugar» (Wohlfarth, 1999, 155). Precisamente porque sellé con su muerte el papel que se habia dado de savisador del fuego es por lo que los textos fragmentarios dde Benjamin se han revestido de una sutoridad singular. €No decfa caso Franz Rosenzweig —el autor de La estrella de la redencin, el libro que siempre acompanaba a su Angelus Novus, el cuadro de Paul Klee que tanto le inspiré en la particular cruzada contra la barba- rie que no hay mayor verdad que la que se defiende con la propia 1, Una exes crea pro propio Bean y que Mil Lowy resets a tinlar en ugerent eso brea Tess benjamin. Loy, 200 u vida? (Rosenzweig, 1937, 395) De entre todos sus escritos son estos fragmentos péstumos, que él mismo habia bautizado como Tesi, los que mas se han cargado de esa autoride. Si hoy siguen conmo- viendo y dando que pensar es porque ademis de hablar de aquel fascismo, desvelan una lgica historica que sigue en activo. El secreto de las Tesis es, en efecto, su atualidad acontempors- nea, Nos dicen algo muy pr6ximo, pero taido de lejos 0 de aris: de ‘alces profundas que nutren la sustancia de las cosas, De abt el seni- ‘miento de cercanfa que producen pese al tiempo transcutrido, Para tun tiempo como el nuesto que consume café sin cafeina, nata sin {grasa o cerveza sin alcohol; que se plantea guerras sin bajas(propias, claro); que despliega politicas sin politica, es decir, que nos ofrece tuna existencia desprovista de sustancia por lo que ésta tiene de confitiva y amarga, las tesis «Sobre el concepto de historia» resul- tan provocadoras porque argumentan con un descaro que no se lleva, A sus os, todos esos intentos de desustancalizacién pueden jocaltar pero no eliminar la dura realidad de un mundo desquiciado ‘que traumatiaa al que llega a él de primeras y del que no nos libramos Tego ignorandeo las ccatrices que dea. Puede que a primera vista este mundo, al que le han algodonado las esquinas para que no dafien al que lo habite, se parezca poco ala medianoche'del siglo que le toc6 vivir a Benjamin. Pero, si nos fijamos bien tienen algo nada accidental en comin, algo que explica recisamente la actualidad del andlsis benjaminiano. Ahora como Byer, en efecto, ex verdad que para los oprimidos l estado de excep- cin es una situacién permanente. Ni la mutiplicacin del Estado social de Derecho, ni el avance dela democracia eral, ni el prest- gio del discurso sobre los derechos humanos, ni el crecimiento de la fiqueza mundial por obra y gracia de la globalizacién econémica, hhan conseguido mandar al desvan de las pesadillas la contundente afirmacidn de la tess VIIL, a saber, que todos ess progresos se hacen Sobre las espaldas de una parte de la humanidad.Y sino hay derecho ‘para unos, aunque fueran pocos, que nolo son, la justcia de todo el derecho queda en entredicho, Lo certo es que el derecho se suspen de a voluntad de loe poderosos, las guerras producen muertos y la riqueza, miseria 2 Lenina eri sein lemon desu hermana Dora, ut os mec ‘ogi en una vist que ho 4s bermao en Fa Cr de Dea Benj = ‘Adorno (2 de mares de 1946) recoil en GS US, 1227 (En alae il GS {parecer siempre como abrenaurs dW. Benanio, Gammel Sein de it Tiedemann y H.Sebweppenticcr conf clabori eT, W. Adoro§ G Scholem, Sabramp, Hanan Ms 12 6) 2 El autor de las Tesis se enfrenta a esa situacién con un gesto filosfica radical. El filgsofo es wn paseante que sabe asombrarse ante situaciones que para el resto de los mortales forman parte del paissje. Le sorprende, por ejemplo, que a los demés se nos escape la profunda complicidad entre progres y fascismo; 0 que aceptemos ‘con tanta natualidad laracionaidad de un mundo construido con la lgica dela ciencia y de la éenieas o que demos por hecho que s6lo cl pasado de los vencedores tiene futuro; o que la politica es cosa exclusiva de los vivos; o que cuando hablamos del pasado s6lo ‘demos sgnifcacin al de los vencedores, El problema esentonces Ia costra de ideologla que nos impide ver Ia realidad. El pensar que desencadena ese asombro es radical porque es un pensar nuevo, a ‘ontracorriente de los discursos asentados en nuestro medio culeu- ‘al, y también porgue no pierde de vista al hombre y el hombre es, como dice Marx, la ratz. Comprenderemos bien el alcance de es radicalidad atenta al destino del hombre, sila comparamos con ota teflexign centeada en la cultura, como, por ejemplo, el multicultura- lism, Este puede buscarse excusas ala injusticiaoalsufrimiento del hombre real que la filoroffa no puede permitrse La Tesi vienen de may hondo y de muy lejos. Benjamin levaba nds de veinte afios rumiando su contenido, pero no las vefa ain lists para darlas ala imprenta, De momento no eran més que «tna sgavilla de florecillasrecogidas en paseos soitaris». Fra tan conscien- te de su desconcertante novedad que darlas a conocer en gs momento fra tanto como «abrir las puertas de par en par ala incompresion ‘entusiastae, Su suefio era escribir una historia ertica de la sociedad ‘moderna —a ello iban destinados los materiales que conocemos ‘como el Libro de los Pasajes—, y lo que con estos pensamientos pretendia era construit su armazén te6rico. Si se habia decidido a ‘erbalizarls en los dimos meses de 1939 y los primeros de 1940, fra porque la guerra y tada lo que la todeaba le obligaron a enfren tarse a unos pensamientos tan extremos de los que hasta él mismo habia querido protegerse durante aos” La guerra no le habia sorprendido, Estaban dadas todas las con- diciones para que esallara. No se referia lala desmesura geopolit- a del fascism, nial resentimiento que habia producido el Tratado de Versales, sino al desarollo de la técnica. Cuando la sociedad 2, At seo de a Grete Adar en crs de abi le 1940: ta gue ye conscacisn gu ode me ban eval sper por ext slgacsfeuietos int tb herr ee ile ve bn eo ns Ip mimos (G3 U3, 12261229, B produce més técnica que la que la sociedad puede asimila, se convo: xa Ja guerra para dale salida. Lo sorprendente de verdad no es el onflicto bélico, sino sfodo lo que rodea a la guerras. Eso que los ‘dems toman con toda naturalidad o que aceptan con espirtafata- lista es lo que en él desencadena la fora de una reflexion filosbfica, {A qué se refiere? A la claudicacion de las democracas occiden- tales y de la Union Sovictica ante el Tercet Reich, en virrud del Tratado de Mich de 1938 y del Pacto germano-sovitico de 1939, El abandono de la Repblica espafola a su suerte, mientras Hitler y ‘Mussolini apoyaban sin vacilaciones a los rebeldes, hacia presagiar la peory lo peor eran esos deseo ireprimibles de franceses ingleses ¥ sovieticos por pactar con los nazis a cualquier precio. El acuerdo entre Stalin y Hitler para no atacarse y repartise Polonia era la ‘ikima muesita de ceguera de una politica que no supo tomar las ‘medidas alas ambiciones nazis, Ese pact era el final de toda esperan- 1a. Tal y como luego contaia a Gershom Scholem el escritor Soma “Morgenstern, Benjamin se sinié profundamente descorazonado con ‘xe acuerdo, a primera vista contra naturam, entre comunistasy nazis (Scholem, 1987, 225). Mal que bien y pese «haber comparado un aio antes las prieticas de la policfa estalinista alas nazis de considerar el ‘etalinismo «una ditadira personal con todo su terror, seguia pen- Sando que por el momento habia que seguir confiando en la Unién Sovigvica como «agente de nuestros intereses en una guerra furura>. Es verdad que se tata de un agente muy caro pues vexig cl mayor precio Jimaginable en cuanto que hay que pagarle con scificios que socavan los intereses que nos son mas préximos en cuanto productores. Hay {que pagar, por consiguient, el enfrentamiento rojo al nazismo con et abandono, al menos provisional, de la causa proletaria El pacto ‘Molotov-Ribbentrop da al taste con esa tims confianza. El abat- ‘miento que produce en Benjamin no esti exento de un cierto avi al Sentitse por fin libre para ajustar la cuentas con el comunismo. Un alivio cereano ala rab. Para los lachadores antifsacists eve pacto sonaba a teacion. Por ‘80 se sorprendieron, Pero no habia ahi de qué sorprenderse, piensa ‘Benjamin, si tenemos en cuenta los valores de la inquierda conven- onal. 2No decian los socialistas que nadabamos a favor de la co- ftiente? €Y no habia dicho Lenin que el comunismo eran soviets mis clectrficaciGn? Bajo esas dos esteategias se ocultaba la misma con- fianza en el progreso. Lo letal era la lgia del progreso. Y lo nico de lo que habia que sorprenderse era de esa confianza ciega en el 44 Cara sHocteimer del 3 de agents de 193, cad en Lm, 2001 19 “4 progreso, Ese asombro era el dno que merecta la pena el nico con Valor flosofico. El pacio habia que entenderlo como Io que era: el ‘kim eslabén de una cadena que levaba a consumar la tration’. Ese acontecimiento histérco que sume ala historia en una no- che ciega es vivido por Benjamin en unas circunstancias generaciona~ les y personales muy extremas. Decia que estos fragmentos -n0 estaban insprados slo en la guerra sino también en la experiencia comprensiva de mi generacién, la més duramente probada de la historias. Le pareciateriblemente dudoso que su generacinhicie~ ra lo que el mundo esperaba de ella, a saber, detener el inveterado ciclo de sangre y horror que amenazaba a la humanidad. Era muy consciente de que su generaciGn no estuvo ala altura de las cicuns- tancias por eso se sumaba a la plegaria de Brecht que pedia a los descendientes que miraran sus facasos con condescendencia porque ‘uisieron y no pudieron ser amables. Si desesperante era la experien- cia politica, no menos negra era la personal. Exliado en Pars desde cl momento de la llegad de los nazis al poder, en 1933, acusa ripidamente la ocupacién de Polonia por el ejérito alemén: todos Jos judos alemanes exliados en Francia pasan a ser aptridas y para cllos decide el gobierno de Vichy el ingreso en un campo de inter- ‘namiento voluntarios. Benjamin tiene que encaminar sus pasos 2 "Nevers, de donde es liberado, gracias ala presién de amigos influ- yentes, a finales de noviembre, Entre ese momento y la primaver ‘del ao siguiente debié de poner por escrito los pensamientos de las ‘Tess. Sentfa que un caudal muy profundo afluia a su pluma, por eso cscrbird a Gretel que «l estudio de la memoria (y del olvido) [le] ‘ocupaté por mucho tiempos. Ni corto ni petezoso renueva el 11 de ‘enero de 1940 su caret de lector de I Bibliotheque Nationale, en Paris, que era su auténtico lugar de trabajo. Pero sus dias estén ace que Benjmin ee cna eeacin de spemar et Holoesue como i meer ‘acon nb interpreted elena rsa, wap quads serocedo por ta $n del Holoenst expiatorio como fis inden densa y eta cera {de Dioo (Der, 19%, 145180), 18 sicas o una meditacin judia con resonancias prféticas. Sin olvidar @ ‘quienes os consideran un easamiento flldo entre maexismo y mesia- nismo. Todas esas interpretaciones no deberian perder de vista lo csencial, a saber, que son el armazén terico con el que poder inter- pretar de una manera nueva la historia y, por tanto, si tempo y el Podemos arresgaenos a decir que el armazén te6rico se sustan- cia en una propuestafilosfica articulada en toeno a estos dos ejes que vertebran todo el texto: uno es de orden epistémicoy se conere- ‘a en una nueva teoria del conocimiento; el oto, de orden politico, se desarrollaa sobre la base del concurso del marxismo —0 mejor, dde esa modalidad de marxismo que Benjamin lama ematerialismo histérico»— y del mesianismo. En primer lugar, una teoria del conocimiento. Para Walter Ben- jamin las Tesis son algo més que materiales con vistas a una nueva teoria de la historia o a una neva visién de Ie politica, Son esritos filos6ficamente ambiciosos puesto que se fajan con asuntos tan cen trales y arduos como en qué consisten el conocimiento la realidad o laverdad, Quien ser una nueva tora del conacinieto. Cuando lecia Benjamin que queria un «armazén teérico» para Ia investiga: dn sobre las entretelas de su tiempo —investigacin que tenfa el titulo provisional de «Pars, capital del siglo x1%y ahora conocida com el titulo de Libro de las Pasaies—,en lo que estaba pensando era, ni mis nf menos, que en una teorfa del conacimiento?, Llama la atencién que la carpeta en la que el autor guardaba el material de las “Tesi tuviera por titulo «Conocimiento teico, Teoria del progreso>. Sobre la particular orientacién de su idea del conacimiento da tun par de pistas. Dice, en primer lugar, que sus trabajos sobre la historia y el progreso «no pueden no tener consecuencia en la teorfa del conocimientos". Hay una relaién entre tiempo y conocimiento. ‘Sitenemos en cuenta que la eitica que hace al progeeso es en nombre ‘de un tiempo pleno» en oposicién al «tiempo continuo»— que c= «plenos porque se toma en serio las ausencas, entenderemos que es0 afecte al modo y contenido del conocimiento, sobre todo all que se define en relacign exclusiva con los hechos o pesencis. A esto apanta ‘su otra pists, ls que él nos da cuando le dice al mismo Horkheimer, un aio después, que acaba de redactar un cierto nimero de tesis sobre el 13, Alto reconace Adorn condo xribe elt Tess ecogen ol flor nestbre lev det conocinicnta cay der be compas prope Se lnvestgnin arelon panne parkiow (adoro, 197, 26), "4 Carta de Hej Hostheiner (24 de enero de 1939) (GS 13,1229) 19 concepto de historia, que van a marcar Jos limites profundos que Separan «nuestro mado de ver del postvismo»", Con este breve apunte esti indicando que su teorfa del conocimiento ni se va a tener los hechos, ni tiene come modelo de conocimiento el de la Ciencia, ni va hacer ascos a cuestones metafsicas. Una teoria del conocimiento tiene que habérselas con asuntos tales como interrogarse sobre lo que significa la realidad, plancearse Ia cuestién de Ia posibilidad del conocimiento, su fundamentacién, te, Es decir, tiene que reflexionar sobre el sujeto que conoce, la ealidad que quiere conocer y la relacin enteesujeto y realidad. Eso ceslo que consttuye wel armazén te6rico» que Benjamin necesita para ‘nalizar poliicamente el tiempo que le ha tocado vivir. Cuando é! piensa en un sujeto capaz de comprender lo que debe ser comprendi- do no ests pensando en ese ser moderno que ha llegado a la edad ‘adulta al hacer uso pablico, ertico y autocrtico de la raxén'. A ese famoso suetoilustrado le ha pasado lo mismo que a los lotéfagos de Tos que habla Ulises se alimentaban con la flr de loto que producta amnesia y, consecuentemente, la ilusién de felicidad. Se olvidaban ‘entonces de regresar, condendndose al infelicidad porque oa fei {dad implica verdad» (Adorno y Horkheimer, 1994, 114), El sujeto fen el que él piensa no es un sujeto anestesiado, sino alguien que sume conscientemente su experiencia de sufrimiento y lacha contra sus causas, Aunque Benjamin revista a este sujeto del conocimiento ‘on la vitola del materalismo histrico, no eset pensando en el prole- tariado de Ia lucha de clases. De él tomaria su actitad beligerante ‘conta la opresin, pero de él se distancia en lo esencial. Si Marx hacia del proletariado el sueto de I historia es porque ya ocupaba, en el ‘sistema eapitalisea de produccién, el lugar entra del sistema. Era su poder lo que fascnaba a Marx, Pero el sujeto benjaminiano es central por su debilidad, Ese lampen, el que sufe, el oprimido, el ue estéen peligro, pero que lucha, protest, se indigna. Ese eel sujeto que puede ‘onocer lo que los demi (el que oprime o manda o pasa de largo) no pueden conocer, Su plas cognitivo es una mirada cargada de experien- a y proyectada sobre la realidad que habitamos todos. Esa mirada es la gue puede decir, dentro de un Estado social de Derecho, que alos ‘oprimidos viven en tn permanente estado de excepcién 6 que lo que ‘para la mayorfa es progreso es en el fondo un proceso de ruinas y 15, Cara de Besa Hortimer (22 de feeeo de 1940) (68 US, 1228 26), 18, Ese yt el estado del que habla Kae en famosa respest a regan Onder lini! 20 cadiveres, como dice el ngel de lahistosia dela tesis IX, Las imége- res se suceden para explicar esta capacidad cogntiva del sujeto que sufre, Conocer es disponer de una agudeza visual, capaz de ver en ‘objetos, situaciones 0 acontecimientos que todos miramos algo ins6- lito, Es una mirada que conmueve las seguridades establecidas que sirven de fundamento a la vida en comin, incluso en democracia “También queda profundamente alterado el concepto de reali dad. Identificamos habitualmente realidad con hechos, con lo que ha tenido lugar. En esa formulacin —=lo que ha tenido lugar—se ve la complicidad entre pasado y realidad, como si la realidad fuera algo que ha tenido lugar y sigue presente. Es inevitable referirse en ‘ste punto a una férmula de Hegel tan certera en su sobriedad: «el ser es lo que ha sido y sigue siendos («das Wesen ist das Ge-wese- nes)", Ahora bien, silo que es fue y sigue presente, no hay que cengafiase sobre el alcance de presente de ese pasado. Un aconteci- miento pasado ests presente, st, pero como lo estin las montafias 0 los ros: como hechos mudos que dicen lo que el visitante quiera. El historiador puede vista los hechos como los turists las pidmides de Egipto: siempre est ahi, a merced del vistane. «A merced del visitante> significa que dirén lo que queramos oft. A Benjamin no se Te ocurre otra imagen para desacreditar es idea de la realidad como un hecho incambiabley a disposicién que el de la prostizua. Quien tome asi la realidad se comporta como el cliente de un lupanar que visita a la prostcuta como el historiador el pasado: llega, se sirve, se larga y ella sigue ah, siempre ella misma, ala espera del siguiente. ‘Pues no la realidad se mueve; lo que tavo lugar, esti vivo. Esto ‘es muy ficil de entender si pensamos en el destino del pasado victo rioso: vive en la posteridad no s6lo porque lo recuerdan y celebran sino porque su triunfo fue una de esas piedras angulares sobre las {que ese construido el presente. El problema es con los perdedores. Estos al perder, quedaron fvera del desarrollo hstérico, Su pasado se ha convertido en algo inert, casi natural. La teoria del conoci mmiento de Benjamin saca el pasado frusteado de ese sopor al desea brir vida en esas muerts. Los proyectos fustrados de los que queda ron aplastados por la historia estin vivos en #4 fracaso como Posibilidad o como exigencia de jutcia. Quien se acerque a ellos no bird el eco de su propia vor sino que se seats convocado como jucz para que impartajustcia en una demanda de la que él no sabia nada Llegamos asf ala idea de que la realidad es facticidad y, ambien, 17, Wisenchaft dor Logik en Hegel, 1970, VE 1, 24 posibilidad. Tomemos el tiempo del franguismo. La realidad de Espafia no era sélo lo que ocursia con los protagonistas que la habitaban, sino también la sombra de la Repablica que acompafiaba 8 todo ese perfodo como el proyecto que pudo ser y que al ser frustrado se hacia presente como posbilidad alternativa a la dictadu~ ra del momento. Bsa sombra, en su impotencia, era una colosal cnftca aun régimen que gracias a ese pasado no podia recibir legii- ‘macin histrica, aunque durara medio siglo. La mera posbilidad da vida aun pasado que pareciafiniqutado porque su sausenciae cues- 1 la legitimidad de lo fctico al iempo que permite a a injutcia da hacerse presente como demanda de justcia Porque el pasado judo ser de otra manera, lo que ahora existe no debe ser visto como ‘ana fatalidad que no se pueda cambiar. Y si el presente tiene una posibilidad latente, que viene de un pasado que no pudo ser, enton- ‘es podemos imaginar un futuro que no sea proyeccién del presente ado, sino del presente posible. Si el sujeo del conocimiento es el oprimido que lucha el que sufre y se rebela, y el abjeto del conocimiento es el hueco 0 vacto dlisimulado tras la contundencia compacta de lo fictico, cabe sospe- char que est tipo de conocimiento va_a ser de dif acceso. La puesta fen juego dela posibildad no es mecSnica sino que exige la mediacion del testgo que pasa ase tesigo de la realidad integral y, por tanto, de la verdad, Es sorprendente ln nauralidad con la que se asocia en derecho testgo con verdad y lo reacias que son las teoriasflosficas de la verdad con ef testimonio, desechado por subjetivo. Aqui se ‘stariainsinuando una tearia de la verdad necestada de testimonio porgue sin él no habria noticia de lo que se ha perdido. Estarfamos ante un tipo de verdad que necesita ser verificada o reconocia. Para romper la contundencia de lo fitico el conocimiento beni miniano necesita armas nuevas, Dice Horkheimer a Paul Tillich, en una carta de agosto de 1942, que ela cencia es estadtica. Al conoci- miento le basta un campo-™, de concentracién, se entiende. Laciencia deriva su conocimiento de una consideracién de todos los hechos, mientras que para esta teora del conocimiento un solo hecho, ponga ‘mor la prisién de Guanténamo, basta para altar Ia foraleea de lo fctico y descubrir el secreto de una concepcin de la verdad que tenga en cuenta todo lo que se frustra en ese ugar. En segundo lugar, una visién mesiénica dela politic, Si impor- ‘ante es tener bien presente a ambicin epistemolégica de las Tess, 18. Cara cada eR Wight, 1989, 35.356. 2 no lo es menos reconocer su dimensién politica, aunque conviene entenderlo correctamente. La querencia personal de Benjamin hacia ‘un mareismo radical, incluso hacia un anarquismo con toques £0- ‘manticos®, nada tienen que ver con una proptesta de accin direct, Quiere hacerse cargo de las circunstancias del presente con el éni- smo de transformarlas, pero sin pretender hacerlo a través de un golpe de mano. Cuando dice que hay que declarar el «verdadero estado de excepcién sobre la exeepcionalidad reinante, 0 cuando Jnvoca la violencia wdivina» para acabar com la violencia mitia, no es para reproducir la suspension del derecho sobre nadie o Ia vio- lene existent sino para terminar con la excepcionalidad y a vio- lencia. Su estrateia es la agudeza dela critica; su arma, wel motin de la anéedota» (GS Vil, 677), detenerse ante un campo de concentea- cin y deconstrur todo el complejo cultura, politico o moral que lo envuelve. El no se hace ilusiones sobre la eficacia del mérodo. Llega a reconocer que los tiempos silo permiten «organiza el pesimismon, {que noes poco si tenemos en cuenta que lo que pretende es discernit tuna luz de esperanza cuando era medianoche en el siglo. El contenido de la dimensin politica de estos escritos sobre la historia se concentra en un término extrafio que lejos de clara las cosas lo que hace es avivar la polémica: mesianismo. Mesianismo, concepto originariamente judi, es el prisma através del cual Benja- ‘in traduce a pensamiento propio la culsurajudia™. De su amigo Gershom Scholem ha podido aprender lo que es el mesianismo judo, aunque dada st particular manera de quedarse con lo ofa 0 Teido, mas vale atenerse a su propia elaboraci. La tesis XVIla —la descubierta por Giorgio Agamben— anuncia el primer movimiento de este concepto, a saber, la politica emanci- ppadora coma secularzacin del mesianismo («Marx ha secularizado fa idea del tiempo mesiénico en la sociedad sin clases. Y ha hecho bien); luego el mesianismo como un plus que tensa esa conciencia secularizada (ral concepto de sociedad sin clases hay que devolverle 12M Loup cn de str dead Rin on Ro- 3th co soy doy enindo vivo come hombre consis, vio como jon, ice en an momento (GSI, 834) Seta daa jaamo haa heeoden9 co ‘ns prs aber pars qu aici connate crstananoy cf Aang, ‘Thlopes en Opty Wie}, 2000, 807 Forser een adam es onder de pena de Beit: insiaeni con a gos he ecoret ‘bla preenaldelofoo cn Benjamin ten como fondament x ies (Se ie] ser sore ese fon clin sles iradiacone de be el asc {Biles propo enamine ema cman de epoca en Fox, 999,138, oa Ie 2 su verdadero rostro messnico y eso en interés de la propia politica revolucionaria del proletaiados (GS 13, 1232). Tenemos pues que Ia politica la que aspra es, por um lado, una secularizacién, en el sentido de emancipacion 0 iberacién, del mesiaismo, peto, por foto, un mesiansmo secularizado, es dese, el mesinismo es ese Palimpsest sobre el ques escibela politica, peo qu siempre ets 5h’ como To oxginario que inspira y exge ala politica. NNotemos emo este pensadoristrado se rlacioa con la ths- sracén. La lustracinsuele presentarse en la socilogla politica omo secalarizacon dl erisiahisme (Mathes, 1971). sn embar- 80, presena su ideal politico (cla sociedad sin clases) como un ‘nesiansmoseeularizao. Hay alguna diferencia? Hay una, la que le permite decir que con la Tusracgn puede qu el mundo exé desen- Eantado, pero no redimido (Wohlfanh, 1939, 2). proyecto ia teado pretend liberal hombre del mitos. Pes bien, inclso. tlaso de que lo hubiera conseguid, habla consegudo,s, dese antarel mundo, pero no reimirlo. La intencionalidad prictica © politica de Benjamin se econde en esa disincion entre deseneanta Iniento y redenegn. No le interesaa6lo iberar al mundo de los tits, sino al hombre de las injusicas, po eso conterpla todas las ‘ona derdeel punto de visa de a edencién. El temino redencin tiene Sabor teodxico, pero no conviene precipiare. Lo que estd ‘ueriendo decir Benjamin es que si ante un evimen individual 0 ‘olectivo, 0 ante una stacin tan desesperada como la des tem o, se dea cave una fease como =No hay derechow o «Estamos tesesperados, se ext invocandolaredencion s dest, no se acepta él crimen, nie toaitariamo nazi, ila eaicién comunist, nf el onformismo socialist, como fatalidades, sno como facasos y, por tanta, como momentos de pivacdn del derecho ode a esperana. Sélo podemos hablar de desesperaion o de injusicia cuando cree ‘os en Ia esperanza 0 exigimos justi. Sena extaio escuchar de un Superviviete de Auschwitz qu saunca fe laesperatea mis grande» (Borowski, 2004, 46) que en el campo, pero era la forma de n0 Jnterpretar la ituacin como una fatalidad © un fact que se mpo- ia com la necesdad de ls leyes naturals. El punto de vista de la Tedencin abria la preoeupacion pois a campos considerados hasta ahora como exra 0 metapoiios porque se pensaba —y se pienta— que la politica cs cora slo de los vivon. Presisamente porgue Benjamin no se conforma con el estricto proyecto iistrado de seclarizacion —cifado ene rmino adesen- Cantamiento»—, sino que sambign quiere saber qué hay bsj la Mo- (Horkheimer, 2000, 172). La injusticia hecha a las vitimas de la historia no tiene reparaciGn posible. Este deberia ser el punto final filos6fico: podemos y debe- ‘mos mantener viva It injusticia pasada, incluso rlvindicar el dere- cho lareparaci6n, a sabiendas de que no hay justicia en este mundo ‘gue pueda reparar el dafio. Pero Benjamin no se queda abi. Le responde que la recordacin puede abrit expedientes que el derecho da por archivado, Solo la teologia puede permitirse Ia osadia de decir que para esos casos hay justica.#so él el filésofo Benjamin, no lo puede decir, pero afade algo desconcertant: la recordacién per- mite hacer una experiencia mundana de algo que hemos conocido ‘eQuiere decir que la recordacién repara de © consuma de alguna manera la justicia? En ‘qué consste esa experiencia mundana dela redencién? Sin duda en te encuentro entre un pasado declarado in-sgnificante y un sujeto necesitado, encuentra que salve el sentido del pasado al tiempo que proyecta tna nueva luz sobee el presente gracias a la cual entende- ‘mos mejor la realidad y descubrimos nuevas posibildades suyas. En tun escrito muy anterior a las Tess, en el »Fragmento teoldgico- politico, estin algunas claves de esta desconcertante experiencia fnamnétca, Ahi distingue un orden profano, que es el orden de la felicidad de los vives, y un orden mesinico, que también tiene en cuenta la felicidad de los muertos. Ambos érdenes estin representar {dos por flechas que se mueven en parallo pero en sentido opuesto: tuna tiende ala felicidad y la oera ala redencién. Lo que es importan- teen esta composicin es a idea de que el orden de laredencién (el destino de la felicidad de los fracasados) es fundamental para la felicidad de los vivos (orden profane). Si nada ruvieran que ver, 26 ‘entonces habefa que dar la razén a Hegel (que la historia avanza pisoreando las florecills al borde del camino) o a Darwin (que s6lo Sobreviven los mejores © mas fuerte). Silos muertos no importan, ‘entonces Ia felicidad no es cosa del hombre sino del supervivente. Si import la vida de todos, entonces relacionaremos la vida frutrada de los muertos con los intereses de los vivos, negindonos a seguir un proyecto que supusiera el desprecio de los cafdos. Cuando damos el paso de olvidar ia muerte perpetramos un erimen hermenéutico que fe sma al crimen isco, Nada impide entonces que apliquemos a la vida individual o colecva el principio darwinisea de que el sentido To encarnan y lo sefalan los mejores o ms fuerte. Por eso el orden de Ia redencién, que da importancia hermenéutica a las Alorecillas {el camino, es decsivo para el destino de los vivos. El orden de la redencidn, aunque sea radialmente diferente del ‘orden profano ya que est dotado de otra lic, fecunda, sin embar- igo, el deseo de felicidad de los vivos porque asi los protege de la Togica darwinista que anima el progreso. Dicho esto, hemos avanza- «do mucho respect ala idea de Horkheimer de que lo més que puede hhact la recordacién es reconocer la vigencia de las injusticas pasa- das? Y, también, énecesitamas la referencia ala redencién, el concur- ‘0 del mesianismo, para declarar que el crimen no prescribe y que, por tanto, no podemos archivar la injustcia pasada? EE innegable la situacién aporética en la que se encuentra el autor de las Tess. Por un lado, quiere ir ms alld de la réduecion de Ia recordacién a reconocimiento de las injusticias pasadas; pero, por ‘otro le esta vedada toda interpretacicn teoldgica. Para hacerse idea de a tens entre esos dos polos hay que tener en cuenta la fuerza de la Logica teoldgica tal y como la entiende alguien tan cercano a Benjamin como J.B. Metz. El tedlogo esti de acuerdo con Horkhei fer en que la felicidad de los nictos no repara el sufrimiento de los abuclos, ni hay progreso social que enjuague I injusica que se ‘cometid con los muertos, Eso le leva a pensar que as utopias acaban Sendo una gran broma si resulta que slo ofrecen felicidad alos que aleenzan, De ahi su conclusién: «La esperanza en la resurreccin de Tos muertos es Is expresién de una justcia universal que seréim- partida por el poder de Dios que, segin Ia vision apocaliptica, tampoco pierde de vista el pasador (Metz y Ratzinger, 2001, 43). Para no defraudar la experanza de las vitimas, hay que hablar de Dios. Benjamin no conocia, claro, a este tedlogo, pero sila opinién de un escritor francés, Charles Péguy, de quien se sent muy préxi> ‘mo en algunos aspector. Pues bien, este Péguy, empesado tambien en ahondar en el significado de la memoria, se cop6 con el proble a7 sna de si éta craduefa la redencidn en términos meramente herme- -néuticos o llegabaa a justia consumada. Péguy sentenci6 entonces: “Mas vale vencer en el lugar del desafioe (Tiedemann-Barels, 1986, 143) es decir, mis vale decir pronto que la espuesta ala demanda de justcia por las victimas del pasado es la virtud teologal de la ‘esperanza... Esta es una lecrra estrictamenteteogic, és que, como Benjamin confesaba a Horkheimer, le estaba vedada al fil6sofo que él era. Yas llegamos al punto de reconocer una situaci6n aporética en la ina, Si sigue a Péguy, pierde la razény pero si al mesianismo, pierde la vida. Sino apura las posbilidades ‘del mesianismo, recibirs los parabienes de los defensores de una razén ‘on los pies en la tierra, pero al precio de desperdiciar posibilidades, {que salvarfan al hombre. Si se pronuncia po la justia consumada, le hardn ver que no existe en este mundo. Pero si enunciaa esa exigen- ‘a, no habré justca. La recordacién permite salvar el pasado al dar Sento a la injusticia pasada, aunque nadie garantice que algin dia se le haga justcia. La redencién que él alcanza es la del sentido. (Queda por saber si era necesario convacar al mesianismo para animar la esperanza o para salvar lajusticia. Nosotros, hoy, écarece- ‘mos acaso del sentido de la justcia, nos negamos a luchar por la libertad, enunciamos 2 la aspiracién de un mundo otro? Muchos contempordneos responderin con un no, sin necesidad de invocar ‘mesianismo alguno. Claro, los tiempos de Benjamin eran distintos. Era efectivamente medianoche en la historia, Toda Europa era un campo sin mis eategorias que ls de deportado 0 carcelero. Benja- ‘min busc6 salida a ese tiempo reciclando el material que habia de ‘obra: la deseeperaci6n, la injusicia, las ruinas, Ine ealaveras. Hizo 4elfl6sofo un trapero. Pero, hoy, ées necesario llegar a esos extre- ‘mos? Todo depende de si aguel horror est defniivamente supera- doo sigue latente. Ahora sabemos que los peorespresagios de estas “Tess fueron desbordados por lo que ocurtié entre 1942 y 1945, Hasta para un cavisador del juegos, como Walter Benjamin, lo que ‘ocurrié fue impensable. de Kefla, El ponente desrolla Ia tess de que la hominizaion ha consisido ene olvido del pasado mito, Quien hace el informe es tins el eualreconoce ques se hubieraferrado ass rigenes 9 Iara alcanzao el nivel del Homo sapiens, caro que haciendo eam, sad, slo que he conseguido esque los recuerdos me resulten ince Shles En la medida en gue Benjamin coloca en un determinado pasado a postbihdad de un progresocuaitatvamente itn, en est ‘nism medida el progreso qe da a espa al pasado resulta sca 'No habria gue pasar por alo la novedad del progres en tiempo de globalizaci6n. Hoy, diferencia de lo que ocutia en el pasado, el progreso no necesita psa florecilas al borde del camino. Shue un Tiempo en el que el progreso se nuts, en el proceso de creacign de riquezas, dela explotacign de lo rabojadores, dela conversiOn de negros africanos en eels o de I¥opresin de los pobre, hoy ya zo necesita de ellos. Los pores estén de ms, no on aecesatos para progres. Antes, los pueblos easellanos, se deta de quien n0 tenia trabajo, que vestaba de més, dando a entender eno agar ea tina economia de misera de quien no aporara algo. Ahora coa supeflidad se eier a too aquel que no forme parte de la cadena dd produceién de rqueta. Exe es de mis x decir, en estorbo™ <4) Memoria versus historia Se suele considerar ls Tesis como reflexiones sobre la memoria, esto es, como reflexiones sobre el ‘pasado que nada tienen que ver, sin embargo, con las aproximacio- ‘ns al pasado que hace la historia. a ineuicion puede ser justaen el fondo pero hay que empezar por reconocer que Benjamin las presen ta bajo la eibrica de historia. No las titala =Sobre el concepto de ‘memoria, sino «Sobre el concepro de historia». Las ubica en la onda del ematerialisma histricos, es decir, de una consideracin maxis de a historia; y hace de quien transite por ellas un historiador ‘educado en laescucla de Mars. Podriamos considerar el estudio de ‘estos escritos como un mister intensiva en historia, [ahistora y la memoria tienen por campo de eseudio el pasado, La interpretacién que Benjamin vaa dar de ese pasado le aleja de ls. téenicas y métodos de los historiadores gracias precisamente a la sustancia conceptual que él inyecta en el término «memoriae. Pero no parece drpuesto a ceder el campo a la historia, ocupando él con sus contenidos innovadores el rincén de la memoria. Disputa alos 32, CEU Beck La rec dels supers, BY Pal, 27 de noviembre de a histoiadores convencionales, académicos 0 no, el terreno mismo de Is historia, ‘Asus rivales dizectos —esos que se han apropiado de la historia y del conocimiento del pasaclo— es llama historicistas,y a su modo de entender Ia historia, historicismo. Como H. Schnadelbach ha puesto de manifiesto, el semino historicsmo es un amplio paraguas en el que cabe rodo™, Podriamos distinguir tres varantes de esa forma de hacer histo- En primer lugar, la pretension de wx tratamiento cienifico de la Pistoria. El objetivo del historiadorserfa, como decfa Ranke contra Hegel, conocer el pasado como realmente ha sido. La historia es ciencia y, por es0, todo lo que no sea conocimiento riguroso de los hhechos, no seré historia. Construir a partir de los hechos explicacio- res sobre el sentido de los hechos humanos pod ser interesante para ese simulacro de ciencia que es la filosofta de la historia, pero no valdeé para la historia (tra modalidad de historicismo es aque para el que la verdad es bistrica. No hay oto camino para la verdad que ls historia. Ahora bien, sila verdad es histrica quiere decir que ha tenido lugar en el ‘espacio y en el iempo, con lo que se rechaza cualquier tipo de ‘verdad —metafisiea— que se presente trascendiendo el tiempo y el ‘espacio, La verdad es relativa, como Ia historia. Sila primers forma de historcismo se fijaen el conocimiento del hecho, el segundo lo hace en el concepto de verdad, pero pueden caminar juntos. No faltan, en efecto, ciemtifcos para quienes no hay mis verdad que la {que proporciona el aboratorioy ésta escambiante, progresiv, limi- tada, es decir, histérica, ‘La tercera modalidad laconstturian quienes entenden por his- tori la ertica de la historicidad ilusrada. Es la eitica romantica de Ia llustracin, La Tustracién tiene una idea de la historia que es rnegada por este historicismo, Cuando la Ilustracin se refiere a la historia To hace recurriendo a una figura tan poco «hist6rica» como, sla naturaleza humana permanente y universal. Lo shistéricos dela naturaleza le vendria del hecho de que la tl naturaleza se desplega cen el tiempo, es decir, no est dada de una ver por todas sino que supone un desarrollo de sus virwalidades, desarrollo que necesita la colaboracién del hombre. Pes bien, la erftca romantica apunta al coraz6n de esa primera Mustracin,basada en la comén creencia de una naruraleza bumana, dotada de’un nécleo permanente y de unas virtualidades que se 33. Soe storie y sus arane .Schntdlch 1974 “ despliegan en el tempo. No hay tal naturalezahistrica sino inivie ‘duos y pueblos que hacen historia, Esta forma de historicismo aplica fla lusracion la misma medicina que éstaaplicara ala metafisica premoderna, En efecto sila TlustaciOn opone ala naturaleza eras- ‘cendente premoderna (en el sentido de naturaleza humana ordenada por la graciaa un fin superior al de la propia natualeza) una natura [eza inmanente este historicismo opone a esa inmanencia natural el puro devenir hstérico de individuos y pueblos. “Aunque Benjamin no ba rehusado el cuerpo 2 cuerpo con cada smodalida del historieismo, en una de las Tesi, la XVI a las que él da tn valor metodoldgico especial, desafia al historicismo en el terreno de a chistoria universal, como si se fuera el campo prvilegiado para ‘alorar el concepto de historia. Sila historia es conta hechos, como Gguiete el historicsmo, que los cuente todos y que lo cuente todo. El problema del historiismo es ue no hace ni lo uno ni lo otro. Cue {a, sf lo més notable, pero seolvida de lo pequedo es que wes mas Gifcl honrar el recuerdo de los sin-nombre que el de los famosose {GSIU3, 1241) y una historia que se prece tiene que dedicarse a los sin-nombre, Una historia universal no s6lo tiene que contar todo, 10 grande y pequefo, sino también lo que no ha tenido lugar y'ha ‘guedado en el camino. La historia es no s6lo de hechos, cambién de hno-hechos. Al historicismo le falta watmazén tebrico» para hacer frente a todos estos problemas. Va, més bien, por lo faci. Estas formas de hacer historia se rigen por el principio de la empatia. Para ‘que podamos conocer hoy hechos ocurridos hace mucho tiempo, el pasado nos tiene que decir algo. El conocimiento presupone una ‘empatia 0 complicidad entre pasado y presente. Los historicstas ‘explicitan esa empatiadiciendo que el presente hace preguntas al ‘patado pata entender el presente. Benjamin lo expresa de otra mane- ra: la empatia no es un gesto generoso del presente que pide al pasado que le eche una mano, sino que es una operacién ealeulada ‘entre abuelosy nietos de una misma familia en vistas a conservar la herencia. «Los que en cada momento mandan son herederos de los «que alguna ver triunfaron en la historia, La empata con el vencedor fedunda en provecho de los que estin mandando» (GS 1/3, 1241). EL dominador actual ecoge la herencia de los dominadores del pasado. LL empatiahistérica es la forma de conservar la herencia y arecentat el patrimonio. Parte de ese pattimonio se debe ala produccién y al Patrimonio de los vencdos que figura ahora como borin de guerra. ‘Lo propio del historiador benjaminiano es poner fin 3 ese proce- s0, dentnciando la falsa universaidad de esa visin universal de a historia, La memoria, convertida en detective rojo del botin, es quien 45 puede desvelar el earécter mercantil de a historia al uso e intentar na lectura de os acontecimientos que tenga valor univers Benjamin era muy consciente de a novedad de su planteamien- to; hablaba incluso de un giro copernicano en laconsideracion de la historia Hana ahora se omabs el pando como pt fo ye pesab qe este tenia qu eoreae pata qu conocer we eran oe {Bhd pun de crencia,Alba neuro, nn lion debe can ‘arene sno de gue pando econo en ve deacon {conteciiemo dele sonsene epi pole ert pr. ‘Gren Lortesbow sign que nein rose es elntmemora (8 Vl, 099) ‘Aqui est dibujados, en filigrana, los momentos cruciales de su ‘dea de la historia. En primer lugar, la autonomia del pasado. El pasado no es un punto fio a disposi de un conocimiento riguro- 0 y sediento de hacerse con toda la realidad, incluyendo la que ha sido. El pasado tiene vida propia, orprende ala conciencia presente, toma la inciativa. No se capta ese pasida, en segundo lugar, por la ciencia, por la reconseruccién cientifica, sino mediante la recorda- dn, El pasado nos adviene, nos asalta, pero no de forma mecinics Tiene que haber un sujeto predispuesto, Se tata de leer el pasado como un texto que incluso nunca fue escrito. La memoria es, en el fondo, una hermenéutica del pasado que, sin ella, no merece aten- cidn alguna. Olvido es desprecio hermenéutico de los sin-nombre, Desprecio hermenéutico no significa que no se hable de ello. En el Chile de Pinochee se hablaba de Allende y cuando los historiadores hablen de ese Chile hablarin también de Allende. Pero lo harén desde el punto de vista de Pinochee que fue quien tiunf6. La memo- 1a, por el contrario, habla de Pinochet pero desde Allende, es dece, ‘cuestiona la factcidad desde lo que qued6 en mera posibilidad, Se entenderé ahora por qué Auschwitz estan importante para la memoria. Al ser, sobre todo, un proyecto de olvide, no podemos aproximarnos él sin poner en juego la sustancia anamnética. Con0- ‘cer Auschwitz ~sabiendo que comprenderlo es imposible es mo- vilizar todo el contenido epistémico de la recordacin. En Auschwitz se hacen realidad los valores dela hermenéutica occidental, es deci, ht se consuma la idea de que los perderdores,reducidos ala condi cin de sin-nombre, no tienen valor. Por eso conacer Auschwitz es ‘poner sobre la mesa, ala uz del da, la perversén de nuestra «noble» forma de pensar. Entre un tiempo en el que s6lo los eon-nombre tienen valor hermenéutico y otto en el que quien pose la significa 46 do, Sin los estudios de R. Konersmann, M. Lowy, G. Kaiser, R Forster, et, no hubiera osado ponerme en camino. Lo que puede haber de mucvo en estas piginas es el hecho de no perderme en vericuetos, sino de ir al rano, exponiendo claramente el sentido de las Tesisy reflexionando luego sobre algunos rasgos de su actual dad, La idea es que el lector pueda completar ese proceso con rasgos de su propia experiencia o de sus propios anlisis. Esta preocupacion explica la articulacién del libro. En primer lugar, propongo una traduccién nueva de las Tesis que se entienda. A cada una de las esis sigue un momento de explcitacin en el que tato de contar al lector ‘como se la puede comprender en su conjunto. A él sigue un tercer punto, stulado «Sentido y acrulidad> en el que explico la interpre- tacién de las ideas ms oscuraso discutidas, al sempo que erato de Identficar Ingares en los que esos planteamientos pueden ser de ayuda hoy. La traducci6n espafiola aparece acompafada del texto slemén y, en su caso, dela versiGn francesa realizada por el propio Benjamin”. El interés del texto alemaén es obvio, La versin frances, ‘an suelt, dice algo sobre la libertad del taductor y sobre la impor- tancia de la conexién con el lector. Me he permitido, finalmente, agregar en apéndice mi propia traduccién de los apuntes previos & las Tesis donde se pueden ver los tanteos de que fueron objeto. EL texto lemén de as Tess esté tomado de GS 11, 697-703, y el de la ‘esis XVila, de GS VIU2, 783-784; la version francesa de las Tess, cde GS U3, 1260-1266; los apuntes ptevios, de GS 13, 1229-1255, ‘Agradezco con conocimiento de causa ln ayuda y el esimulo que para toda esta reflexin ha supuesto el grupo de investigacin que trabaja sobre el proyecto «Filosofia después del Holocaustor. Este 54. Respect dela veri ace de Benue hay queen cena qu m0 hay widest dea es VX, XI, XIV, 201 y XV a7 colectivo,ubicado en el Instituto de Filosofia del CSIC, pero con la implicacin de notables investigadores de distintas universidades espafiolas, iberoamericanas y europeas, es un modelo de reflexién permanente y creativa sobre la memoria de Auschwitz. Esta introduccién, como casi todas, ha sido esrita al finaly, por tanto, tiene algo de epflogo. Puede introduc a las piginas que sguen, pero Se la entenderd mer al final del recortido. NOTA DEL EDITOR La edicién de est libro ha sido posible gracias al apoyo y a ayuda prestados por la Benjamin-Nachlageselshafty por la doctora Petra (Christina Hardt, responsable de derechos de a editorial Suhrkamp, Quede aguf constancia de nuestro agradecimiento a ambas. 48 prreeeveenremmainsiananonttahe 1 REVISION DE LA CRITICA MODERNA DE LA RELIGION (EL ENCUENTRO ENTRE EL -MATERIALISMO HISTORICO- YLA TEOLOGIA- Tesis 1 Sabido es que debe de haber exstido un autémata construido de tal suerte que era capaz de replica a cada movimiento de un ajedreista com una jugada contraia que le daba el triunfo en la parida. Un tmuctco, trajeado a la turca y com wna ipa de nargule en la boca, se entaba ante e tablero, colecado sobre ona mesa espacosa, Gracias wn Sistema de espejos se crea a ilusién de que la mesa era transparente por todos los costadas. La verdad era que dentro se esc, sentado, won ‘nano jorobado que era un maestro del ajedreey que guiaba com unos bios la mano del musico. Una réplica de ete atlugio cabe imaginarse en flosfia. Tendrd que ganar siempre el mufeco que lamamos «mate- rialsmo hstrico». Puede desafar sin problemas a cualquiera siempre 1 cuando tome a su sevicio a la teologia que, como hoy sabemos, es ‘nana y fe, 9 no etd, por lo dems, coma para dejrse ver por nadie, ‘Bekannlich soll es einen Antomaten gegeben haben, dr so konstruieet agvesen si, df er jeden Zug eines Schachpilers mit einem Gegenzage wider habe, der ihm den Gevinn der Partie scherte. Fine Poppe {lekicher Trach, cine Wasserpfeie im Mande, sl vor dem Bret, das auf ‘dem geriumigen Tach aufrutte, Durch en Sytem von Splgeln wurde delusion ermeck, dest Tisch ac von allen Setendutehsichtg In Wale- Ins ein bucklger Zwerg darn, der cin Mester im Schacspil war und die Hand der Puppe an Schatenlenkte. Zu dieser Apparat kann man Sich cin Gegenstick in der Philosophie vortellen. Gewinnen sll immer die Pupp, die man shistovschen Materilisms»nennt. Se kann ex ohe weite- ‘res mit jedem aufpehmen, wenn se die Theologe in ihren Dens imme, 49 die heute bekanndch Klein und MiBlch ist und sich obnehin niche dast thicken sen. ( racone qu’ auras exité un automate qu, consrit de fagon & parer nimporte quel coup d'un joueur d'checs, devait nécssitement get haqe pate. Le joueur automatique surat une poupé, affable fun habit cre, insalle dans un fauteu Is bouche garie dan narghilh, échiguiet ocupait une table dotée dune installation Intéveute qu'un ju sd miro svamment agenctsrendnitnvsle aux specateurs. Lieut de La abl, en vert ie oceupe par an nainbossd mania ls man dela poupée 3 Taide de fis. Ce main etait pase mare a jeu @échecs. Ren emptche diimaginer une sort d'spparel philosophique semblable. Le joueus devant infailblementgagnce sera cee autre poupée qui pore le om de smatraismehistorquen Fle aura aucun versie &cainde lle assure les services de la thelogi, cee ville ratstinge et mal famee ‘gui ofa sdrement rien de mieux faire que de we nicher ob persone ne la soupgonne 1 ExPLCITACION La primera de las Tesis comienza con una historia. Este recurso al relato para sefalar el contenido de algo tan conceptual como tna tesis esti lleno de intencién, Fl lector conoce la historia, de ah que Benjamin busque su complicidad con el «sabido es ques. Pero el lector no debe fiarse pues resulta que no hay manera de saber si fue cierto lo que dice saber, si exist 0 no el sujeto de la historia que cconocen tanto Benjamin como el lector: no dice esabido es que exisié un automata, sino wsabido es que debe de haber existidow Conocen el cuento pero no estén seguros de que lo que cuenta sea cierto, Lo que no parece preocupar al ator dela esis porque lo que le imeresa es cl sentido del relato y no la exstencia del protagonists. El texto se esté refirendo a un euento de Edgar Allan Poe, «El siedrecista de Maezels, que el pablico francés conocia bien —n0 olvidemos que Benjamin eté en Paris mientras eserbe esto gracias 4 una traducciGn de Baudelaire. Allan Poe habla de un arlugio Iecfnico que su propieario, el barén Wolfgang von Kempelen, paseaba por la corte de Viena en el siglo xvii desafiando a quien ‘uisiera enfrentarse al autémata. El interés del autor del cuento es ‘mostrar que la maquina nada lograra con su dotacin tecnol6giea si ‘no estuviers manipulada por una intligencia humana oculta a la mirada del espectador, pero presente yefiaz Benjamin se apica el cuento. Recoge del relato la idea de que es ganador la alianza dela mecénia y del esprit, como traduce Baude- so | Iaire Is intervencién del hombre, s6lo que dando a ese esprit un ‘contenido sorprendente. Resulta que dicho esprit viene la forma de tn enano, feo y jorobado, y representa ni mis ni menos que ala teologia. Y el artilugio mecinico, que se encarma en un muieco vestido ala cura y famando en pipa, noes oto que vel materialismo histérico», El autor estéproponiendo una alianza entre dos formas de cono- como de la «teologis. 1, Eun borrador de a tes (G5 V3, 1247; vt inf, p. 320) Rj xt in ce, Deva gues porn for dba pa el mee peronen sol ‘rena ach i get de Tihenpappe. Abra rnd conrandent ened ot Darel mutec. El temo de “ssonbiide somite» age orl In avy Magen, 208, 113145 2. Se trade Sn eomprnsin de rd qu simi logue apa el seontepo 32 | {Qu «lo que ve en el marsismo? Sefalemos de enrade wn ciel de apariencia modesta pero definitive en ant sg “scion: Benjamin esrbe matrix histrico, a, entre com lan Es un gui al lector para decir que no debe buscar su etido tno mantals al wo. Lon astores que recuenta (Karl Korsch 0 ‘Georg Lakes) no son los eandnicos: Lo qe le steresa dl marx: tno cn sentido pricic dela verdad, es decir, que la verdad ex Insica El marxiomo exablece wna elaion entre conocimieno © Imre, dejndo al descabier laf inocenca de todo conoc tment. Si eo esas slocabria hablar de conocimieno verdadero {Cuando estviers en foncin de interés general. Exit ese nt: ‘57 Exe sa negaion del nostic, Fores la peganta pot la ‘erdad es una prepunta por la justia, Ahora bens coloca al Inserimo histo bso viglanca ce a comix par reser ‘ar contenido que no hay modo de encontrar ene mars. Se ‘efit leapt ast de designe lst de Ia stora ex dei al frp human o panto de vita desde equ ela es va com> prensin dela resiad y poder ransornarla, Paes ben, ie sto Fico no el proetariao, sno el lumpen, Mare habia quedado Seducido por el proleariado, debido ax Rrra poten en luego de poeres sci. era el maven acendente dea historia, por tanto, habia que contar con lala horn de penal polica El Tlumpen como caectadetado poder, no encontrar un eco en ‘eon, Bean, pore contra, ve la fuera en la deilida, por x0 Tabla deoprmid y node proetarido, aunque exon sities dj dado Is ica de class. ae es an pono de xia heterodox 2Y la eologia? No es Dios lo que le preocups sino eémo ba edad grabada en ela a historia de bomb. En a religén extn ibs hela de toda las experencas humana as coiianasy lt excemas. Con todas ells eid que aja a tology seria wn fran empobrecimiento del conocer desentendrse de todor cos in {errantes Enel deenfado eon que Benjamin habla de asuntos teoloicos —mesanism, fio final redencion ete ay una vo: ima poldniea conta fa flowin hanrada, Esa, em efecioy por aguello' del rigor centfio, identifica experiencia con sconoct Imiento de I experiencia, de avert qoe aque experencas que to admiiran adnccdn sdentica eran expulsadas del campo de 1a ran y, portant, de Ia filosoffa. Con ext redvcion de ‘experiencia a experiment las experiencia eo srviran en el Iabortoio eran reexpeidss al negociado dl setimiento 0 de la literatia. Pero a Benjamin, quien le interesnflosdcamente cos desechos, nos Te exapa de han teido cobio en la rel Teas 33 palabras tan solemnes, como redencién, lo que hay es un hacerse cargo de las preguntas que plantean las ruinas humanas. Lo que descubre, por tanto, en la rligién es la atencién al conjuaro de la experiencia humana? y es0 es un material precioso para su reflexién, a tarea de Ia flosofia es descifrar en el lenguaje todo lo que en él hhan depositado la vida del hombre y del mando’. Las palabras son las ciatrces de una historia que solictan Ia atencién del filésofo porque le va la vida en ello. El filésofo se convierte en trapero que recoge desechos y sobras porque les reconoce un valor teérico; son los momentos fundantes de la reflexin te6rica, Lo que realmente le fascina a Benjamin de la teologia es la normalidad con la que trata aspectos dela vida que se hacen invisi bes en la filosofa moderna, Por ejemplo, los muertos. La muerte no supone un corte radical, forma parte de fa vids, por eso los muertos son interlocutores con todo derecho de las proposiciones dela reli Bidn, Claro que no es fo mismo la actualidad de los vivos que la de Tos muertos, de aht el concepto de redencin para salvar la distancia {que supone la muerte. Benjamin nos sorprende, en sus andliss de la redencin, con aides de que lo olvidado por larazénilustrada no es sélo la actualidad de los derechos de los muertos, sino que ese ‘olvida/muerte s un componente de la politica de los vivos conte los ‘oprimidos. La hermenéutica del pasado, sobre todo del pasado dado por muerto, es un componente fundamental de la politica de los vivos , por tanto, un inserumento de poder. Pues bie, el conoci= miento verdedero, en la medida en que quiera abarcar toda la zeali- ddad —la de los vivos y la de lot muertos la manifesta y la oculta— tiene que ser redentor, en el sentido de que reconoce también a las Vietimas el derecho a la felicidad que no lograron. Para poder avan~ ‘ar en esa direcci6n, el filésofo tiene que enfrentarse al pasado, «8 ‘decir, tiene que elaborar una teoria dela memoria capaz de mante~ ner vivo todo lo que hay de reivindicaciGn en las generaciones pasa- dls. Esta aproximacién de laredencién a los territorios de a politica, lleva consigo la revision de la relacién clisica del marxismo con la ‘eligin, esto es, de la crftica marxista de la eligi. El interés que sgufa a Benjamin en esta revisién de la critica marxsta no es el de «salvar» la rligién, sino la politics, habida cuenta de los supuestos {e6ricos que mane)ay la conclusiones politcas alas que lega. 3. tsa concetatotaidad dels experiencia Ia cli, dice Benin (os t,i70, 1. Lilac a experince gues denprede dl engi, le aj que com el sink el expen (08 VL 37, 54 2.2, Bn Marx, la critica de la religidn es una espiral de radica- lidad creciente que comienza dando por buena la critica ilustrada, habitual entre los intelectuales de su tiempo, hasta llegar a situar- la en el corazén de su critica econémica. Podemos distinguir tres fases. En la primera da por hecho que la filosofia europea ha puesto los puntos sobre las fesy que poco mis se puede aac. Lo express ast aa Alemania rica el relpn h sdolevad a buen puerto a etn dealin eno premise toda crica El fandameno de la {Sten ieligon eel hombre rissa lip no hace ombre Enos palabras, arg esa concen de yo et my det Sle quan mar nan ogo ata ‘Tperdese La miners rls por an lo, i exreion de Ia infers ely, por oo la prorat ores aie ra La eligon «+ iste de sear opti, el coat dean mando sn corey {Slee esl espn de unr susc caer ep. Ese op el pu Los filsofos han consumado la eetia de la religin,resumida ‘en esta tess el hombre crea la eigin, Esa era la conclusion a la que habia llegado Feuerbach en Alemania. Toda su generacién habia perseguido el fundamento mismo del hombre. Y lo habia encontrado fn la conciencia que cada hombre tiene de sf mismo. El hombre eset plantado, no en Dios, ni fuera de sf mismo, sino en él mismo. Los {gue creen en Dios son almas en pena que no han dado todavia con la lave de su propia existencia. Desde silos, la teologa y la filosofta han buseado la respacsta al destino del hombre. Y Marx afirma, en su texis doctoral, que I teologia nunca ha sabido del hombre més ‘que Ia Filosofia. Es més, lo que ha sabido lo ha expresado mal, poraue donde la filosafia ponta concepros racionales, la teologia se tba en imégenesy simbolos ambiguos, Hasta aqu nada original. Eran fas ideas que entonces se llevaban. Lo que ocurre es que Marx no se contenta con decir que el hombre echa mano de Dios porque es un infelize inorante en la tierra. Quire saber por qué el hombre, que no es capaz de realizarse solo tiene que inventarse un todopoderoso ‘ser extraio que le vaa dar lo que él es incapaz de conseguir por st cuenta, Esto empujard a Marx al anlisis politico de la religion, La Clave de la religién, pensaré ahora, no reside en el estado miserable, fi en Ia jgnorancia, sino en la existencia politica que le permite el Estado burgués 5. K.Man «Consus cide a lsat dl derecho de Heyes en Marty Bag 197398 ss Marx explica su punto de vista a propésito de Ia scuestién ju- dias, Para su entonces amigo Bruno Bauer es inacepeable la dist minacién a la que estin sometidos ls jus en un Estado confesio- : como son judios no pueden tener los derechos politicos de ‘cualquier ciudadano. Un Estado modemno tiene que ser un Estado Inico, sin dscriminaciones religiosas, Marx, que es judio aunque no jerza, no se siente halagado por el razonamiento de su colega por- que, seg él, i siquiera los eatdlicos pueden ser ciudadanos en un Estado confesional catdlico. El problema no reside en el Estado confesional, sno en el Estado burgués, que es siempre dieriminato- to, No hay que confundi lacidad con universalidad. Lo tipico del Estado laico, que es el propio de la burguesia itustrada, es que dice representa los interes de todos y cada no de los ciudadanos, E1 Estado burgués no tiene slegtimacin, como el Estado feudal, en una instancia exterior alos etudadanos, como es Dios, sino en la voluntad general que es la que da lgitimidad al Estado, Ahora bien, si ese Estado es la expresién de los intereses y voluntades de todos los ciudadanos, resulta que en el Estado coine’- den los intereses de toda la sociedad con lo intereses del Estado, En ‘ese caso la necesaria sumisién de todos los ciudadanos al Estado coincide con un acto de autoafirmacién, ya que el Estado es la cexpresin de I propia voluntad, En esa argumentacién hay algo con lo que Marx no esti de acuerdo: no se puede identifica los intereses del Estado con los de los ciudadanos, por mucho que el Estado se legtime en la voluntad general. Y es que en esa valienacién» o entrega de los intereses particulates al Estado se produce, en realidad, la creacién de un ‘monstruo superhumano, adornado con todos los predicados de Ia divinidad que se impone al ciudadano y le exige sometimiento, Los miembros de ese Estado viven en una escsion peligeost: por un lado, son ciudadanos, es decir, sujetos de derechos civiles y politicos, Pero, por otro, son individuos particulares,remitidos asf mismos, sin més medios que los que ellos se procuran incluso para realizar sus derechos ciudadanos. Esa escsién del miembro de tn Estado Iaico entre lo que es como ciudadano y lo que tiene como individwo cconcreto es la tampa en la que ha cafdo Bruno Bauer. La tnica realidad operatia es el Estado, creado en principio por el hombre, ‘pero que se convierte en unser Inalcanzable. La religin es la esencia el Estado burgués © laico porque es lo que explica el éxito de un Estado que no dando nada real al individuo la dnica que le da es el Manes cust jain em Maney Engels, 1973, 107-139. 56 papel» de ciudadano), consigue que todo el mundo se sienta parte Jnvegrante de , Eso s6lo es posible sielindividuo se representa al Estado como un ser superior. Por eso dice Marx a Bruno Bauer que los jdios no se van a emancipar polticamente accediendo a la categoria tie ciudadanos de un Estado no confesional, sino liberindose de la ‘sencia religisa del Estado burgués, La verdadera laiidad no puede fer una mera secularizaién del cristianismo, sino una liberacin de fu esencia religiosa, que subsiste incluso en una forma secularizada Como es la del Estado burgués. ‘Por qué lama Marx steligioso» a un Estado como el burgués {que se entiende a s{ mismo como el exponente maximo del Estado IHico? Al fin y al cabo el Esado burgués nace como negacion del Estado confesional. {Cémo lo explica Mars? Diciendo que el Estado burgnés reproduce el mecaniamo dela esenciareligiosa. Lo esencial dela religion es la dependencia del indviduo respecto a una instan tla, Dios, que se nos presenta como superior y universal, cuando, en calidad, no es més que el fruto de Ia ereacin humana y la ilusién particular de guien no es capaz de hacerse con su propio destino. Y {680s lo que pasa con el Estado burgués. Se nos presenta como wna Jnsancia superior y soberana, que no diserimina entres sus miem- bros porque todos son ciudadanos. Pero bajo ese manto emancipato- ro cobia la peor de ls discriminaciones puesto que divide al mismo hombre en dos: por un lado le agassja como ciudadano, reconocién- ‘dole en abstracto todos sus derechos; pero luego, en la vida rely le deja abandonado a sf mismo, Eso es, para Marx, expresin politica dde una esencia relgiosa: crea una entidad abstracta que presenta ‘como la easa de todos y lnego resulta que s6lo sive para mantener al individuo en su impotencia, El Estado no es eeligioso porque tenga restos crstianos sino porque consagra la divisién en el interior de cada uno de sts miembros: por un lado, dignos cindadanos; por ‘otro, seres abandonados a sus propias fuerza. La cvtica politica de la telgion se resuelve entonces en extica politica del Estado, Sabido es que Marx no se para ab. No le bastaba a critica politica del Exado porque descubre, gracias a su concepein materialist de la histori, que no se puede dsligar politica de economia, La extica econdmica o materialista de la politica que ahora emprende también va aafecar au rica de la religin. Mare escribe entonces: rfl religiun del undo tel slo puede desaarecer para sempre fond ay condone de vide dar, labonoes stv, repeesenton pr los hombres lactones ene ay respeco de [a murera La Form dl proves soil de vids Io que efi, de proceso tmateil de producion, slo se despa de halo mutica eaando et 37 proceso ss obea del hombre librementessociado y puto bio w ttando concent yracinal Mas paral a vcledad habe de conat ‘con ana tase maria 0 con tna seri de condiciones materele de ‘xineni gos son tru ver rato dena gay enon evalu Ahtse ve cémo la religién es, por un lado lo que todos entende- ‘mos por religién, el sistema de creencias (y del que Mare diré que no sobrevivid as condiciones materiales que la alimentan) y, por otto lado, el halo mistico, la parte tenebrosa y engafiadora —fetichista— de la mereancia capitalist. El balo mistico de la mercaneta tiene que ver con un tratamiento religioso de algo que s6lo es fruto de la Aecisin del hombre. Que el hombre tome por divino algo tan terre- nal como el valor de las mercancfa es la forma més refinada de religisidad del mundo capitalists ‘Lo que preocupa a Benjamin no es que la religién sea fruto dela ignorancia, o magia que oculta la eruda realidad del individuo bajo el sefiuelo de ser ciudadano, oilusién mercantil que confunde el precio del mercado con el valor real de Ia mercancta, Lo que le da que ‘pensar son las consecuencias que se han extraido, a saber, que con ‘una dosis mayor de lustracin, o con la dictadura del proletariado, © con la socializacién de los medios de producci6n,aleanzaremos ‘una sociedad justao la emancipacién de los eres humanos.Ignoran- cia, alienacin, fetchismo son términos-guta de las extcas marxianas de la religién que no agotan el tema de la religién. La religion ha podido ser todo eso, pero ahi no acaban sus posibilidades, Habrin ‘conseguido, y con razén, hacer de la teologia un ser enano, feo © ZK. Mar, Cop en Mas y Enel 1973, 262 & Hoya deeonersite mr ue Mr hc rien de la ‘cig. Dei impede go hy como pa ingress enc lg Mas ‘koraci a Haas, Pole barge y eon loan come I eligi, Pea note qe fon come a eigen ae gue on ‘igo Noe ea de amp sins de so seni Prt ence co tenders de Mar hay go ora cmo ncn fos Iseaos clas foro dels soc es, nunca de etlogt iia, slg Yes ge por osrsonacegtn no se ee icles Bl een de gn ws mec ern Yen sp royecincbetaco, mn 0 potas Pats ‘tan con a eli oy aoe decom reblog tio rovers condic: tes plies y econ conan low reo relieves tice SEeome uh calle de mp Qe Nar af Sef dee propio tds Se mann gi cr da el lpr Se te ‘Sc, Pol cracer seid operetta coi oe {ares de dence del poe Comsns po cade sign cohen ‘Sena: Claro gue es read Crieacign no sab com laren No hay eae ce i un ef sete ls ai ee paler 58 impresentabl, pero no han acabado con ella, No le alan aliados a enfomin par xa empress. Est, por un ado, Hegel a quien munca ontenid ea decision ostrada gue dsjaba todo el campo de la Sealdad eognosable en manos dela at, abandonando fo qu l Sshordabe al sentimiento. A Hegel no se fe excapaba que todo 30 Soe desbordaba ala avon ist ea so abso J lo aniver- Eh, gestona hat ahora por lareligién. Con sa divin de ples la Moderidad se privaba dl conociniemo de los graves ‘ates de los gus se habia ccapado la reign. No hay gue eas in Husuacén Lr yointad de un uidadso teabsj de purse tacoma de todo lo que fra conocmient exigent, pero hay que fecomocer que su efrecho concepio de racionldad Ia privé de ‘noc bugns parted a ealidad A exo se apanta Hegel y con ello to caaradsconforne Benjamin Su otro aad ee propio Mars, fhe que esribe gue sa miseriarelgios x, porn ldo, a expresion GE amisria teal, por oo, la protesta con a miseta real una protest qu, en cl cso de Bejamin x entendda como pregunta Joc eapesn espera, econo basta exe sentido xin del fstrado Banamn, Hay que tener encanta, aden senna roma tire la hora de vlocar La religion y, sobre todo, fa influncia dl eso ao conse mend gu By ne rome raete mundo le vas perme repentt el concept de ines Usd el de rolencon, es es le va permits no dar pot canclado el derecho sa fad de los vendo : 23. Si, como dice Mars, oa critica de la religin es el principio de toda ctiticar, se explca por qué en ese duclo se ventilan las ‘ategorias que extructurarin el mundo emancipado que se persigue. ‘Todo se venlaen esa partida de ajedrez. Benjamin abre el expedien- te del lugar de la religion en Ia razonabilidad que laeiticaustrada y ‘mardsta daban por clausurado. ¥ lo hace porque el mundo que se ha ‘erivado tanto de la Tustracién como del marxismo son ruinas que ‘poco tienen que ver con el mundo prometido. En la siguientes esis Ins explicando el papel del mesianismo en la formacidn del «materia- lista hist6ricos, Lo que dese ahora podemos advertic es la actuali- dad del expediente abierto por estos escrito. El primer aldabonazo en el sentido de que el programa ilustrado de construir el mundo racionalmente no funcionaba se debi6 a Max. ‘Weber. 2No debia la Mustracén acabar con los mitos?, Zacaso no era 9. Mang -Conribsin ala ric dela loi del derecho de Hegel en Maney Engel, 1973, 94 59 4a Mustracin un programa de desencantamiento? El diagnéstco de ‘Weber tras un deallado andlisis de laracionaidad moderna era st: Aguelosinnumerblesdises de la Amigheda, a quienes os dsm {Ul ge frrontnsforados eh pers pasos we evanan ‘hs amas dgpuestos a dominarnucstasexstencisy prose Inceane combate ene clos La Modernidad, en cuanto proyecto de racionalizacién del mun- do, debia expulsar los mitos de nuestra existencia, El mundo moder- no debia estar regido por Ia raxén en todos los terenos: en el de las ciencias, de la politica o de la ica. Tan iracional como convert a la Biblia en manual del médico es fundamentar la politica en la teligidn. Cada esfera tiene sus replas de juego y hay que atencrse a ellas: para curar hay que conocer bien el cuerpo y para domesticar el ‘mundo hay que conocer las leyes de la naturaleza. El médico debe acabar con el brujo y el cientfico, con el adivino, Pero las cosas n0 hhansalido como se pensaba: hemos conseguido algo de racionalidad fen algunos campos, pero nada en otros. El mito anida en el mismo logos. La racionalidad cientfica, por ejemplo, sabe cémo ganar una etapa pero no dénde colocat Ia meta, Colocamos la meta, es decir, decdimos lo que ese sentido de la vida echando mano de la voluntad. El gusto susttuyealarazén ala hora de decidir alg tan fundamental ‘como dénde situar la meta. Decidimos ser lo que nos gus o lo que ‘guetemos. Es el momento del poiteismo de los valores. Los dioses han vuelto y éc6mo estamos reaccionanda? Disin aguiendo entre mitos buenos y malos. Necesitamos mits €80 no (Faber 2003, 116) 1.” J Taubes, De dopnatche Mythos dr Gnas ot ase, 196,11 64 ores adivinarorias 0 proféricas...a no ser que entendamos el final ‘como promesa: el hombre actual tiene una promesa de redencin o realizacién y entonces se permite ver lo que acontece en este mundo bajo la luz de la redencign. Pata esto no hace falta ser advino, basa sequit a Kafka, Kafka miraba a sus contempordineos y los eta con vertidos en bichos o aplastados por el absurdo de la ley o el rigor del poder. No veia la animalizcin ola burocratizacién o la irracional ‘dad como datos objesivos, sino como una desgracia, porque tenia presente lo que podria ser un ser redimido, Pablo lo dej6 bien dicho: habia que mira al primer Adam —a exe hombre que nace la historia. desde la libertad y la culpa— desde el segundo Adam, es decir, desde el ‘Mesias que permite la realizacin del hombre, Esta mirada al presente desde el final no significa inyectar una dimensi6n utdpica al presente {avisando al hombre de que vamos hacia mejor), sino poner sobre la ‘mesa toda Ia miseria del presente al exponerla no como un fatiom 0 Este disereto ser, lamado Walter Benjamin, se negé a exiliarse cuan- ‘do lo hicieron sus amigos porque queria acurular experienciastni= ‘eas que luego le stvieran de material para sus trabajos tesrcos CGuando él respondia a su amigo Adorno en 1938, inguieto por su suerte en Pars, que habia atin «posiciones que defender en Europa? se estaba refirendo a las baallas poliias. Se sentia un luchador antifascist, Esta segunda tess deja bien claro que él no es un histo- ‘iador del pasado, ni un filésofo hermenéutico convencional que tiene que recuri al pasado paca entender su presente. Quiere pen- sary activa el presente. ‘Ala vista del presente que le tocé en suerte, el fascismo, no resulta diffe pensar que esa voluntad fuera la de su generacién. A favor o en contra, todos estaban atrapados por el fendmeno nazi y rng haba manera de desviar la atenci6n. Lo paradjico del asunto es {que las flosofis no coincidian con las mentalidades. La filosofia tendia a hui del presente o, si se detenia en él era s6lo para remit 2. TA. W. Adorno, lotinbeschen en Gesamte Schrier 207,186 70 cl sentido de toda aquellabarbarie aun futuro que nadie conocta 08 tun todo en el que nadie se reconocta. Por es0 este straperor, empesiado en busca joyas entre la basa- ra, se detiene cumplidamente —no hay més que ver Ia atencion que le’presta en el Libro de las Passes en el Mikrokosmos de Her- mann Lotz, que gira en torno a un par de ideas eon las que se sente perfectamente expresado: que la felicidad tiene que ver con el aqul ¥ hora; y que ese aqul y shora es la segunda oportunidad de un pasado malogrado por la violencia del hombre y por circunstancias sjenasa su voluntad. Aungue este autor habia muerto sesenta afios antes, expresaba bien a su generacion. Esa manera de ve las cosas suponta tn severoajuste de cuentas con las filosfias modernas de la historia, tan obsesionadas con el pporvenir o el bien general, que convertian al fururo 0 al todo en principios legiimadores de ls mayores desgracias presentes, El fa turo 0 el rodo era, como Dios, la explicacion misteriosa de todo lo {que a los ojos de los humanos rsultaba absuedo o injusto, La sma final de este tipo de reflexiones es que todo lo que ocurre tiene un sentido, y qué cambiaelo entonces. Ahora bien, cuando lo ocuttido 5 una barbaridad, reconocer que tiene sentido porque exo acabaré ‘edundando en beneficio de generaciones futuras 0 porque lo exige cl equiibrio del cosmos, equivale a condenar a quien ba padecido el dao a la esquizofrenia’. Por ese tipo de razonamiento ha pasado ‘asi todo el mundo menos este tal Lotze que denuncia le injust {que supone convertir la vida de uno en trampolin para que otros vivan mejor! ‘Como el futuro tiene el inconveniente de no exists, es dificil Ihacerse una idea de él, ano ser que lo concibamos como via prolon- {gaciGn del presente, que es lo habitual. El futuro, hay que reconocer- To, no se da en historias que lo narran o que Io elaboran (para exo tendria que exist ya), sino que lo preparan. El que no sepamos nada ‘ar Nenegucte ond Geshe der Meech Woche hcp, LSP Ors tomar nha por toe. Si Hep: La econ eee Side dor ous ocr: ogur esd ca nore oars spl de Bt Bee ESRC BF Voice se Plt re ap cy lx ag a at eect see ee Sige noice rem ect n del futuro no significa que no tengamos futuro cuando decimos que ro lo conocemos. La batalla por el futuro se decide en un presente {gue no sabe ain nada del porveni. Pero équé estamos diciendo cuando hablamos de presente? Si {entendemos el presente como el aqui y ahora; si tomamos lo presen te-como lo que ha ocurrido y se nos hace presente, entonces toda la lucha polities consistiefa en mantenerlo y que dure. Evidentemente, ‘sa no era la intencin de Benjamin, sino todo lo contraro: aabar 0 al menos cambiar ese presente dado. De ahi la pertinencia de la pregunta qué entendemos por presente? El utiliza tres expresiones ‘stints cargadas de dinamita o —dicho en su lenguaje— de mesia- nismo. Vesmoslas. El presente tiene dos manifestaciones aparentemente opuestas. Presente es, por un lado, lo dado, lo que ha llegado a ser y tenemos delante; por or, lo que quiso ser y se malogré. Sil primer presente ‘es historia real, e segundo es solo presente como posibilidad. Pense- ros, por ejemplo, en un proyecto como el de Salvador Allende, ‘Aquel experimento politico puesto en marcha con tants ilusiones ¥ posibildades quedé violentamente truncado. Lo que se fustr6 no es ‘objeto Iogicamente dela historia, pero forma parte de nuestra actu lidad, aunque no sea més que porque lo que ha llegado hasta noso- tros y nos conforma es a reaceién a ese experimento, Lo que tienen en comin Ia historia, el presente dado y la pos lidad, el presente ausente, es felicidad que en un caso estén actu y en el oro sélo in potentia. Pero si llamamos ala posibilidad presente fs porque reconocemos a esa historia frustrada tn derecho a ser, a Fogearse, a la felicidad, es decie, a ser redimida, El desmesurado término de redencién no es mis que el reconocimiento de un derecho ala felicidad de lo frustrado’. Un teélogo que sabia de qué hhablaba deta que el espirtualismo es el materalismo de los pobres, anc nen le de oj epmtar(resee) 9 J (emgo 7 Die el dominio francés M-D. Chen: . ¥ més claro ain en su ibro de Notas: «Tan slo mientras tiene poder de escuchar y percibir, mientras la realidad le da #2260, tiene la resistencia contra la realidad la verdad que constituye si sustancia (Horkheimer, 2000, 230) La resistencia puede, en la medi- dda'en que escucha los gritos de los oprimidos, apropiarse de un nicleo de verdad de la realidad. La atencin al sulrimento-de los ttros nos permite entender la verdad de lo que pas. ‘estén diciendo los dos lo mismo? No parece. Horkheimer se mantiene en un nivel de conocimiento, de conciencia: no podemos ‘comprender la verdad de las cosas mis que si somos guiados por los, arts de los que suten; slo podemos deshacer la injusticia cometi- ‘da en el plano de la conciencia,en tanto en euanto nos contamos y trasmitimos que aquello, ya olvidado por todo el mundo, fue una injusticia. ero no cabe una justiciasconsumada, es deci, una tepa~ racidn del dao causado; hay que conformarse con la presencia de la injusticia gracias a a conciencia que de ella pueden tener generacio- nes sucesivas. Benjamin quiere, sin embargo, decie algo mas. El habla de redenci6n, Else sitiaen un punto medio entre la wjusticia consu- mada», de la que habla Ia teologia y el mero conocimiento 0 con ciencia dela injusticia cometid, a la que se refere Horkheimer. Para Benjamin la memoria hace justicia, pero équé justicia es ésa?.. De ‘momento no dice més. ‘Benjamin constraye un proyecto de historia cuyos ingredientes no pueden set otros que presente y pasado pero entendidos no como puntos fijos sino como momentos interactivos. De alguna manera Benjamin tiene que enfrentase al problema clisico dela hermenéu- tica,a saber: e6mo es posible a comprensinhistrica cuando lo que hhay que comprender es algo tan dispar como el pasado y el presente. La respuesta clisica es que el presente puede comprender el pasado Porque hay algo comin, a saber, la propia historia que es al mismo tempo el objeto que hay que comprender y el medio para compren- derlo. El sujeto que conoce y el objeto conocido estin atravesados por una complicidad, a de necesiarse y remititse uno a otro, que tiende un puente entre el pasado y el presente. O, dicho de’ otra manera: podemos entender el pasado porque nuestro presente es su ‘rolongacién, Basta que el sujeto actual siga ese hilo ojo que le une al pasado para que un sujeto del siglo xx entienda lo que ocurrié en cl siglo Xv. Peto Benjamin no va por ahi. A él no le interesa conocer, 76 o transmit el pasado, ni siquiera el pasado de los oprimidos, Mas ‘que la transmisién de una tradiién lo que le interesa es crear otra nueva, Por eso su problema no es dae con los elementos de continui- dad, sino con los que han quedado interrumpids, los que nunca llegaron hasta nosotros. Ese pasado sin continuidad entra en conflic- ta con el horizonteinterpretatvo del historiador habitual Entre ese pasado y este presente no hay continuidad, no se da progreso, sino todo lo mis una cita secrera 0, como agut dice, una «débil fuerza residnicay, esto es, una responsabilidad de las generaciones actuals Fespecto alas pasadas; un derecho de las generaciones pasadas sobre la presente para que se haga cargo de sus demandas. Estamos lejos de las wéticas dela responsabilidad» que ponen el acento en la responsabilidad de las generaciones presentes ante las foruras. Estas éticas llevan al extremo, en nombre del «principio responsabilidad», el convencimientoilustrado de que somos respon sales de nuestros actos, El desarrollo de la tecnologia ha puesto en ‘manos del hombre un poder nuevo —el «poder teenol6gicos cualitatvamente diferente del hasta ahora conocido, que eleva el sentido de la responsabilidad hasta nveles desconocidos. Gracias & ee poder, en efecto el hombre entra en una dindmica de accién de fects irreversibles. Lo que se quiere decie con esto es que el poder tecnol6gico no sélo produce datos irreversibles sobre la naturaleza sino también que se independiza de la voluntad del hombre, impo- niendo el susodicho poder tecnoldgico las condiciones de su desa- rrollo. Ya no se investiga o se produce para satisfacer determina necesidades sino por investigat y por producir. Un fisico nuclear {eter Jones, ex director del Centra de Armas Atémicas de Inglate- 1a), $6 asombraba por el revuelo causado en el mundo con el anun- cio francés, en los aos noventa, de volver a los experimentos atémi- cos. Decia el cientifico que un sistema armamentistico que se precie ‘esti obligado a seguir experimentando por una razén: el arsenal texistente se deteriora, aunque no se use, con lo que hay que actuali- Zarlo, tanto mis cuanto que resulta mis econémico perfeccionar un ‘stema que cambiatlo 0 abandonarlo La téenica se ha convertido en ‘una necesidad, en una especie de segunda naturaleza, de suerte que ‘se podria distinguir entre el poder clisico que ejerce el hombre sobre la naturaleza, gracias ala técnica, y el desenfrenado impulso moder- ‘no de la técnica, verdadera fuerza de la naturaleza, sobre el hombre. ‘Cada vex mis, éste condiciona a aquél De ahé nace un nuevo concepto de responsabilidad que no se refiere ya, como el antiguo, a acciones realizadasy a efectos con dos, cuanto a aquello que posibilita mi accibn, a saber, la vida mis. 7 sma. El objetivo de esta responsabilidad es la perpetuacion indefinida de la humanidad, Puesto que el hombre tiene la posibildad de des- ‘ruir la humanidad, tiene entonces la obligacin de evitarlo. Este es cl punto de parida dela tsis de Hans Jonas en su libeo El principio responsabilidad". La responsabilidad no deriva del acto ya realizado (accin y sus conseeuencias) sino del poder hacer. ‘A igual que en Kant también aqut se expresa el deber mediante tun imperativo categorico que tiene diferentes formulaciones: «Ob de tal modo que los efectos de tu accién sean compatibles con la ppermanencia de una vida humana auténtica en la irae; 0 dicho por pasiva: «Obra de tal modo que lot efectos de tu accién no sean Aestructores para la futura posibilidad de esa vidaw; 0 también: «No ppongat en peligro las condiciones de la continuidad indefinida de la hhumanidad en la Tierra»; o aun: «Inclaye en tu eleceién presente, como objeto tambin de eu querer, la furura integridad del hombres Gnas, 1994, 40) Se poded discuir lo bien o mal fundado de dicho principio, lo ‘ques parece razonable es la exigencia subyacente: si hemos llegado 2 un punto del desarrollo tecnologico en el que la ace del hombre puede acabac con el planeta, hay que incluir en el capitulo de la responsabilidad los riesgos de cada accién que formen parte de la ‘cadena tecnol6gica. Lo mis opuesto a este tipo de discursos que, como digo, lleva hasta el final la teoria de que la responsabilidad se basa enlaibertad, 1 aguel otro tipo de teorfas que prima la responsabilidad sobre la libertad, legando a afirmar que también somos responsabes de lo {que no hemos hecho. El conocido representante de esta primacta de la responsabilidad es Emmanuel Lévinas. Uno no nace sujeto moral sino que se constituye alo largo de la vida gracias al otro. Antes de preguntarnos por lo que es bueno 0 malo, antes de define el campo ‘de mi responsabilidad, hay que hacer algo previo: aeceder ala cate- ‘gorfa de sujeto moral que es quien luego puede hacerse ese tipo de Preguntas. Fste momento constituyente de la subjeividad desde la alteridad es a lo que Lévinas se refiere cuando habla de slo ético ‘como filosofia primera. El camino lo mareé Hermann Cohen al Aafirmar que «solo mediante el Ts puede produciese el Yoo. Levinas, por su pare, recurre ala figura del rosro que me habla para expre 1, Ho ba mtg Stony a Me me so lab eae ea i (Sigchache ater wale elle sae SOE 78 sec eta reac origina con lotro que conse ca indi dio enserhumano Pes Bena primer expresion de ea relcin x Ia esse «No mata. No dice: «Rexpetaris I via humana, a ‘tates como fn y no como meds, ino: «No maar. El hombre tiene el poder de matar y de hecho mata, El escandalo de la muerte ctv a reac del tro, con la exgenci: «Defers de mata El Toso ue me habla iene na historia, ene la experiencia de qu a ‘elacin oxginaia del hombre con el hombre es eit, Pores la Primer plea del rostro end restencia ante la querenci canis {I hombre no redcins mt denidad diferente at mismidad, no slimentards cu vora concienia con mi dstalida desuder, no me onverréen objeto det conacimiento l rosie del or aparece dorado de wna imensa sutoridad, hasta el pent de qe slo ex Pondiendo ala palabra que acompata ae mirada posemos lograt erasjetor morales. Ese roo que se ns revel, por un ldo, exe mamente vnerabl,y, por otf, dado con oma inmensa tor dad, resume en s mismo dos Firs fandamentales del adiion ‘bles: ala vida, harfano, sl pergrinos, porn lad, ¥a Dow tor otro, Simi susanca moral me viene del oto, mi responsable {id para con lex inf No slo soy reponsabe dean conte ‘oencas frre de mi accone, sino de todo lo que Te oer a prt 0 i, ens aie ver in mi oes 0m. NE Estos no son, sin embargo, los derroteros en los que encontrare- mos a Benjamin, Cuando dice que a la generacién presente le sha Sido dada tna debi fuera mestnica sobre la que el pasado ene derechos, pareceia qu = acre a esis que prima la responsi lidad sobre a Uibertal ya que lo qe ests diciendo ex que mss seneracin tiene una responsbilidad sobre la eneraion de muey tor sbislon Si nostro no fuvimos que ver con el dao ie les hicieron, slo se nos puede exit esponsablidad respect alloy, s ellos fueran ese Ti 0 ese Otro sin los que no nos podriamos consti- tur ensueton morales, Peo no cx exo lo que prtende Benjamin Si Somos esponsables con las generaciones pasadases por dor razon orgie macro presente ets construig sobre scapes Hay na onindad ence los gus lucharonen el pando pra democracay in democracin ail, Muchos tuvieron que morir yer cOmo ss ideale ern derotads para qe wn da nosotros padiramos vive n democtaca. Pes bien, lo que nos quiere decir Benjamin es que Sin la memoria ye econocimento de ess mutes naneaentende- ‘aor fo gue ars dnfutamos, La rexonsabidd wo cede una ‘eflexgn metic, como en Lévnay, ino dela conciencia iti 7” , es decir, podemos imos de esa casa, conocer otras lenguas y otros valores que rnos sacan del provincianismo que tanto teme, justficadamente, la razén ilustrada del hombre moderno?. “Tampoco se sitia Benjamin en la linea de los que, como Spinoza © el propio Lessing, asignan a lo spiritual o religioro el papel de prepara el camino real de a 326, Como si hubiera dos sendas para [a felicidad: lade los simbols, para el bajo pueblos la del conocimien- ‘0, para lo mas granado de la sociedad, La felicidad a a que apunta lo «fino y espiritual- de Benjamin e indisociabe de lo «rudo y materiale, es deci, no tiene que ver con a felicidad que proporcionaria el cono «imiento o contemplacién del tltimo secrto de la exsencia. Que es entonces lo sfino y spiritual»? Para el historiador mate- rialista educado en la escuela benjaminiana lo esptital se revela en 2, Cima no pear age n Leng (atin sbi) yen da pdm gue andor 8 Rin, Nin as SAV, 23, ES . 99 sx ann pits en en de aac cli, Pr mach lordo marta qe tenga ext expen, hay queentendela aul Shen eo ice Pca Mar cleo can on and tnentaliente a betsy la capital yeaa dela licha ese tudo derelacone que conse, por ay fez rode fas ys por om as relacones de producin. La defn ex por tino, stem econémico Lo epsilon deat fcr economics dominantes Renji esa eno lines, prec Somente en la de quienes despazan el je dela cha de clase Teor donde se egal poder acl el destino fatwro de una ‘Sctedad La clare algo nis que un bon l servic dl veneador. ‘Rangue ct secuestada thee vor propa ys express com confines fava ire como stn police como mentajes ene Ines, ex ici sun forma de aca con Is oprein, cuando apt © ins armas son impocentesbasada en mova ideas y sentiments ara saber a gue se cath refiendo cl autor de as Tesi, nada com repasar eas propa biblgraia case de ea ica de dass ioe quel eprtual parece como el momento devo de ell. EL primer episodio lo tenemos en in breve texto eactito muchos aos fines de ls Tesi tulad El eaptationo como reign (GS Vi 10), sown aed ue mo ge pain ge insplacion religion, como daca Weber, sino que e xencalmente Telos porgie ejete las mismastaess gue otros hicea la rel fon. Es ona fligion gue, «diferencia de a antiga, no ene dog. fia slo gestoro meto cao, Pero eos geston son profundamente Felson, y no slo etticos, porgue so clpabilizadores Exams hablando de pests como el ahora y el conaumo. Uno Y ott 50 fanconansininterses El objetive de os iterees x coca quien lov ecibe en stucin de Sehul, palaben que significa al tempo deuday cp: deudaporgue debe lo que eb en réstao Yeulpa porque pose To ue no say, La eps alana no alo 4 quien Teel samo ioe gn hace, po apa itvere lo ganado, en verde dso: para aeallar st mala con- ‘ent, El copalsne eos de sistaces a ncesiades dl hombre © de contribute a expires cules, mediante une tepartin eq: Gra de las guar que ener universal indeinidaments las necesidades las culpas. Que Benjamin decubea en la culpa Ia SSencadela iin, por tanto, dl cpitalismo-—es del mayor 4, Una iden my aliuserans ta de a Klestenap i der Theorie ct 1 Altius, La plfophie coma me ela toto ex Porton, Ba BIBLIOTECA Instat Fico y Letns "egdae"De Ana Aes ened de Buenos Aes : Jmportanca filos6fica Lo que para él caracteriza al mito es la culpa, Ja transmision de la culpa: los hjos heredan las culpa de los padtes por el hecho de nacer y tendrin que pagar por ello. Esa universaliza- ‘in de la culpa que propicia el mito es en el fondo una forma de exculpabilizacin general porque si todos somos culpable por naci- miento resulta entonces que no hay manera de hablar de culpa individual y de responsabilidad colectva. Por eso Benjamin, siguien- ddo en esto a Hermann Cohen (GS I/1, 174), celebra el dia que se instaura la idea de que la culpa es individual e instransferible: es el final de mito. La denuncia del earictr religioso del capitalism es, or tanto, la denuncia de una cultura mia, subyacente al capitals ‘mo, y que slo desde una ctica «fina y espirtual se puede poner de ‘manifest, La aportacin de lo fino y espiritual ala lucha de clases consistees desenmascaar el carder religiga del capital desde una ‘spiritulidad critica o desde una critica espritual, A levar la lucha de clases alos bienes culturales Benjamin declaraba una batalla her- menéutica en el campo de las ideas y de los simbolos, La lucha de clases ya no era una lucha contra la explotacién econémica, sino ‘contra lo que deshumaniza al hombre (el mito), predisponiendole ppara toda forma de opresién 0 dominacién. Sila lucha de clases fuera s6lo 0 fundamentalmente contra la expiotacin econémica, la cultura seria vista como un derivado de esa explotacin, de suerte {que los escasos bienes de los explotadas serian tratados como el botin que normalmente se lleva consigo el vencedor. Pero los bienes culturales son algo més que antiguas propiedades de los vencidos convertidas ahora en bienes de consumo o dsfrute de los dominado- res. Los bienes de ese botin tienen vida, dsponen de un capital eritco que puede ser utlizado contra el dominador si se da un paso al frente y se decara la lucha contra el dominador. Benjamin ha dedicado mucha atencién al discernimiento de lo ‘que sigifigue ese capital crtico de los bienes que conforman lo ‘spiritual. En un relato muy temprano, tiulado «Los tres buscadores de religion», escrito en 1910 (GS IV3, 892-894), cuenta la histor de tres j6venes que quieren salir en busca ade la nica y verdad religidne y acuerdan encontrarseereinta afios después". El primero

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